Editorial: Destino
Fecha publicación: agosto, 2024
Precio: 21,90 €
Género: novela negra
Nº Páginas:464
Encuadernación: Rústica con solapas
ISBN: 978-84-233-6564-7
[Disponible en eBook y Audiolibro;
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Víctor del Árbol (Barcelona, 1968) es escritor. Suyas son las novelas El peso de los muertos (Premio Tiflos de Novela 2006), La tristeza del samurái (Prix Le Point du polar européen 2012), Respirar por la herida (finalista en el Festival de Beaune 2014 a la mejor novela extranjera), Un millón de gotas (ganadora en 2015 del Grand Prix de Littérature Policière y uno de los libros más destacados de 2021 en Estados Unidos según Publishers Weekly), La víspera de casi todo (Premio Nadal de Novela 2016), Por encima de la lluvia (2017), Antes de los años terribles (2019), El hijo del padre (2021) y Nadie en esta tierra (2023), que vio nacer a una serie de personajes que ahora regresan en El tiempo de las fieras (2024). Sus libros se han traducido a numerosos idiomas y gozan de un éxito extraordinario en Francia, donde en 2018 fue nombrado caballero de la Orden de las Artes y las Letras.
Sinopsis
Un policía a las puertas de la jubilación es desterrado por los suyos hasta la tranquila Lanzarote, donde deberá pasar los últimos años de su carrera. Lo que no puede imaginar, ni él ni nadie, es que la investigación del caso del atropello de una joven de diecinueve años originaria del Este va a desenmascarar una trama de crimen y poder en varias ciudades europeas.
En una espiral de intriga que no da tregua al lector, conoceremos desde las razones íntimas de unos personajes inolvidables hasta los altos intereses económicos que mueven las insospechadas piezas del juego. Una novela magistral que nos acerca al corazón de la gente corriente y nos muestra cómo el ansia de poder puede transformar a las personas en esta era que vivimos: el tiempo de las fieras.
Un thriller épico y voraz.
[Información tomada directamente del ejemplar]
Poco a poco voy publicando todas las reseñas de aquellas lecturas que hice tiempo atrás. Suerte que, a medida que voy leyendo, también voy tomando notas sobre la lectura, -las emociones que me despierta el relato, los sentimientos que me genera un determinado personaje-, de tal modo que ahora, al releerlas, me permiten regresar a la trama con bastante nitidez. Y como no quería dejar en un cajón mi opinión sobre El tiempo de las fieras de Víctor del Árbol, con quien tuve el placer de conversar el pasado mes de octubre (puedes leer la entrevista aquí), vengo a contaros qué me pareció esta novela.
El tiempo de las fieras es la secuela de Nadie en esta tierra, novela que yo no leí en su día pero que tampoco me impidió disfrutar de este tiempo de fieras, aunque sobre este asunto haré alguna puntualización después. Víctor del Árbol vuelve a retomar a algunos personajes de la novela previa, algo que es la primera vez que hace, para seguir dándoles vida. Así, el lector, que ya leyó la anterior, va a poder descubrir cómo han ido evolucionando. De tal modo que, por estas páginas, asomará de nuevo el Gordo Soria, un subinspector de policía que ha terminado recalando en Lanzarote a modo de castigo. Algo hizo en el pasado que lo ha condenado a vivir en esta especie de destierro, alejado de su mujer Pura. A Soria, para que no moleste mucho ni se meta en muchos problemas, le encargan asuntos de poca enjundia, algún robo o algún atropello con fuga. Y es que una joven que circulaba en bicicleta por una «carretera desierta que cruzaba una llanura sin relieves» ha sido atropellada. El conductor se ha dado a la fuga y la joven queda varada y malherida en una ladera. Este accidente de tráfico, camuflado en apariencia como un simple siniestro y un abandono provocado por el miedo, esconderá mucho más. De entrada, la intención.
La víctima del atropello, de nombre Vesna, consigue sobrevivir. Es de origen moldavo y lo primero que sabremos de ella es que ha tenido una vida algo nómada. Con la sensación de no encajar en ningún sitio, se ha movido de un lugar a otro hasta terminar residiendo en Lanzarote.
«De una manera u otra, siempre terminaba volviendo a ella la sensación de que no encajaba en ninguna parte. Fingía tratando de ser una más, de hacer lo que hacía la gente normal, interpretar un papel, pero al cabo de poco tiempo los demás la señalaban como la rara, la introvertida y elusiva, esa chica un poco fuera de la realidad de la que no se sabía exactamente qué esperar». [pág. 13]
Allí trabaja como camarera y no tiene más conocido que el cocinero de su lugar de trabajo, un tal Román con el que entabla una cierta amistad, sin excesiva profundidad.
Al Gordo Soria le tocará investigar este atropello, pero la chica se lo pondrá difícil al desaparecer sin más. Así que, como primer hilo de la trama, tendremos a una joven extranjera, ejerciendo de camarera en Lanzarote, pero Vesna tiene muchas capas que el lector irá descubriendo con el avance de la lectura y a través de la investigación policial.
Por otra parte, un segundo hilo se centrará en otro personaje misterioso, que viene de la novela anterior. En las primeras páginas y capítulos conoceremos a un hombre que nos habla desde el anonimato y en primera persona. Poco a poco él se irá encargando, en una especie de monólogo interior, de ir desvelando piezas de su pasado: dónde vive, con quién se relaciona, por qué está en aquel lugar, que ocurrió en su pasado o cuáles son sus mayores enemigos. Este personaje despierta una gran curiosidad en el lector pues, si bien, no parece tener conexión con lo que iremos leyendo después, lo cierto es que su protagonismo será muy importante. Y muy vinculado a este personaje, tendremos al Oso Dávila, «el hijo de puta más grande que ha pisado la faz de la tierra», pero del que mejor no cuento nada más.
Pero a estas dos subtramas se sumarán las vidas de otros viejos conocidos, como la de Virginia Ortiz, una ejecutiva que acude a Lanzarote a investigar el incendio de una de las fábricas de su emporio familiar y el fallecimiento de ocho trabajadores, más un suicidio. Y, por último, más en segundo plano, la vida actual de Julián Leal, con un pie más en el otro mundo que en este, y que también procede de la novela anterior.
Esto sería, simplificando mucho, lo que vas a encontrar en El tiempo de las fieras. ¿Qué conexión habrá entre la joven atropellada, el subinspector venido a menos, el tipo misterio, la ejecutiva y o el moribundo? Bueno, esa es la labor de Víctor del Árbol, construir una historia en la que todas las piezas encajen.
Qué me ha gustado de esta novela
Y encajan. No puedo más que aplaudir la urdimbre de esta historia. Víctor del Árbol consigue levantar una estructura sólida y, a mi modo de ver, de muy difícil ejecución. La historia avanza y retrocede, porque resulta necesario conocer el pasado de los personajes para entender su presente. Al margen de que, también hay que poner al nuevo lector -aquel que no leyó Nadie en esta tierra- en contexto. Además, y teniendo en cuenta que la novela cuenta con un amplio abanico de personajes, la trama se focaliza en uno u otro para que podamos conocerlos con mayor profundidad. Y a todo esto se une el viaje geográfico que el autor nos propone pues, casi sin despeinarnos, nos moveremos de Lanzarote a Nueva York, pasando por Barcelona, Bosnia, México o Venezuela. ¿Entendéis por qué os digo que la urdimbre es para aplaudir? Y esos escenarios no van a ser meras localizaciones. A Víctor del Árbol le gusta ubicar exactamente al lector, y sus descripciones de los espacios consiguen que nos integremos en el entorno. Podremos ver la aridez y el carácter desértico de Lanzarote o los cangrejos de la Isla de Cubagua.
«Esta tierra pertenece a la lava y al océano, a sus volcanes y a sus profundidades. Si quieres vivir aquí, tienes que dejar que la isla te reconozca; con el tiempo se acostumbrará a tu presencia y te cederá un sitio». [pág. 13]
Más allá de las tramas y de los personajes, el punto fuerte de las novelas de Víctor del Árbol es la intencionalidad. ¿Qué desea mostrarnos este autor? ¿Sobre qué quiere que reflexionemos? Admito que no he leído todo lo que ha publicado pero en las novelas que han pasado por mis manos, siempre me he encontrado una historia dura, con hombres y mujeres que no son meros paseantes de este mundo, sino supervivientes. A unos no les queda más remedio que jugar con las cartas que la vida les ha dado. Y otros, sólo quieren huir y encontrar una vida mejor. Víctor del Árbol refleja como pocos la complejidad de la naturaleza humana, la dualidad del hombre, porque ni los buenos son siempre buenos, ni los malos lo son a todas horas. En sus novelas, como en el mundo, hay gente sin escrúpulos. Todos sabemos que en el entramado financiero y empresarial hay individuos a los que no les importa pisar al prójimo con tal de conseguir dinero y éxito. Ahí fuera hay fieras, las que dan título a esta novela, gente que mueve los hilos del mundo, cuyas decisiones, aunque creamos que no, terminan por afectarnos. Pero también hay gente que se ve obligada a una vida que no ha elegido, que le ha venido impuesta. Porque eso de que todos tenemos la opción de decidir qué camino coger es sólo verdad hasta cierto punto.
«Cuando se nos obliga a elegir, lo hacemos, aunque no quieras, aunque duela». [pág. 39]
¿Es necesario leer Nadie en esta tierra?
Como te dije antes, yo no he leído esa novela y he podido leer esta sin problemas. Pero aquí entramos en el eterno debate. ¿Realmente no es necesario? Yo respondería lo de siempre, no es necesario pero sí recomendable. De todos modos, si te metes en esta historia sin un conocimiento previo, no te preocupes. Víctor te va a dar las claves necesarias para que comprendas quién es quién y por qué ocurre lo que ocurre. Lo que pasa es que, para rellenar esas pequeñas lagunas que irán surgiendo con la lectura, tendrás que ser paciente y , poco a poco, irás respondiendo a las preguntas que te irán surgiendo a medida que vayas leyendo, si bien es cierto que serían muchísimas menos si hubieras leído la novela anterior. En fin, eso ya es decisión de cada uno. Yo sólo me limito a contarte mi experiencia e insistirte en que la he leído sin problema alguno, que la he entendido, y que, si en algún momento me falto información, esperé a que Víctor me la facilitara.
Personajes
El tiempo de las fieras es una novela muy coral. Hablar de todos los personajes sería pesado y largo, así que me limito a unos cuantos.
* Vesna es un personaje que arrastra su pasado como si fuera esa bola de hierro que a los presos le ataban antaño al tobillo. De entrada, sabremos cómo es su vida actual pero toda la información de ese pasado terrible nos llegará en su momento justo. Entonces, sabremos por qué la han atropellado, por qué ella trata de desaparecer, o por qué necesita hacer justicia. A mí me ha gustado mucho este personaje. Siento que es de esas personas que no sólo se quejan sino que actúan, aunque eso suponga enfrentarse a terribles monstruos. Y gente así nos hace mucha falta.
* Gordo Soria, el subinspector deslenguado e irónico que me cae bien. Es un tipo de métodos cuestionables pero es que el camino recto es el más directo. Me gusta verlo en esos momentos de soledad, cuando está entretenido con sus dioramas. A veces me he sonreído pensando en él porque lo veo así, algo brutote, pero entregado a la complejidad de algo tan delicado como son los dioramas. También me gusta verlo cuando se debate con sus propios monstruos, cuando piensa en su mujer Pura, cuando lo vemos vulnerable y débil.
* El hombre misterioso. Percibo a este personaje como un apátrida, un lobo solitario que debe cuidar de sus espaldas. No crea vínculos con cualquiera. No le interesa porque una sombra le pisa los talones. Pero este hombre tiene familia, aunque las cosas se hayan deteriorado tanto. Y también fue niño un día, y tuvo un padre, al que ha llegado a entender y a mí eso me produce cierta ternura porque, a pesar de su destino, le veo un ápice de humanidad. Un hombre que habla así de su padre tiene que tener algo de luz en su interior.
«Sí, mi padre era un borracho, y un pusilánime -casi un cobarde-, pero era algo más que eso; todo el mundo es algo más que sus virtudes o sus defectos. Él nos amaba, por muy banal que suene ahora, por más que su amor no tuviera consecuencias duraderas. Amaba a mi hermana Elisa, y sé que me amaba a mí, pero sobre todo amaba a nuestra madre, y lo hacía sólidamente, si contrapartidas ni preámbulos, sin acuerdos previos. La amaba con desesperación -cuando se frotaba la cara con ambas manos escuchando sus reproches-, como una derrota inevitable. Siempre con aquel maletín y sus catálogos inútiles a cuestas, con la eterna promesa hecha a sí mismo de que en alguna parte estaba su destino bordado con letras de oro... Quien se atreva a juzgar a un hombre por eso no conoce sus propias debilidades». [pág. 48]
Para mí este es ese personaje del que os hablaba antes, el que juega con los naipes que le han dado, porque no le queda otra.
* Virginia Ortiz es madre, hija de ejecutivo y ejecutiva a su vez. Por cuestiones que ya descubriréis, renuncia a su verdadera vocación. Es ese personaje que sufre un dilema interno. ¿Ha hecho bien vendiendo su alma al diablo? Virginia tiene la oportunidad de mirar el mundo desde dos perspectivas distintas - la justa y la injusta, la que le tiende la mano al otro y la que lo pisotea-, así que será un personaje que nos dejará importantes reflexiones.
«Quizá su hija mayor tenía razón, tal vez era una auténtica hija de puta, manipuladora, iracunda, una cuarentona amargada y odiosa. Una olla a presión a punto de reventar. Sin nadie con quien hablar de las heridas del pasado, de matrimonios fallidos, de horrores vistos durante sus años en la policía, de la culpa por haber dejado tirado a su mejor amigo cuando este más la necesitaba». [pág. 104]
Todos ellos, y otros tantos -Jorge Migrén, Norman Hill, los hermanos Driss, Mario, Lejla o Román-, que irán surgiendo, consiguen que las dispersas piezas del puzle que compone el autor terminen por encajar. Algo que me gusta mucho en las novelas del Víctor del Árbol es que todos sus personajes son protagonistas. Si inicialmente pensabas que alguno era un mero figurante, de repente, ocurre algo que lo coloca en el centro del escenario, eclipsando a todos los demás. Y es que dice Víctor del Árbol que no le gustan las historias secundarias porque no hay personajes secundarios, sino que todos somos importantes en un momento dado, que todos son necesarios para el otro, en una determinada circunstancia.
Estructura y estilo
La novela está estructurada en seis partes, a las que anteceden un prólogo y quedan cerradas con un epílogo. A lo largo de esos seis bloques se distribuyen un total de cincuenta y cuatro capítulos de corta extensión, y encabezados por la ubicación en la que se desarrollarán los hechos, y que incitan al lector a continuar leyendo.
Dos voces narrativas nos esperan entre estas páginas. Diría que el grueso de la trama viene narrado por una voz en tercera persona mientras que el hombre misterioso se dirigirá a nosotros en primera. Creo que elegir esta opción para ese personaje ha sido muy acertado. Yo decía antes que era un lobo solitario y, por tanto, nadie mejor que él para hablarnos de sí mismo.
No le falta ritmo a esta historia. Constantemente estamos cambiando de localización, y continuamente cambiando de un personaje a otro, de tal modo que, en esta lectura no cabe el aburrimiento. Y como los capítulos son tan breves, lo que te decía antes, te vas a exigir leer uno más, uno más, uno más.
En definitiva, El tiempo de las fieras es una novela más negra que el carbón, de compleja estructura y personajes definidos en lo profesional y en lo personal. La novela hace un retrato del lado más oscuro de la sociedad del siglo XX y XXI. Entre estas páginas no faltan los homenajes y tampoco los giros inesperados, que conducen a los personajes por los vericuetos de la venganza, la traición, el chantaje, y los silencios comprados. Estamos ante una novela muy recomendable, con un final a la altura, que pone fin a la vida de Vesna, el Gordo Soria y el resto del elenco.
[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]
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