Autora
Nuria Pérez nació en Galicia e inició su vida laboral entre Milán y Londres, donde trabajó como directora creativa en agencias de publicidad. Actualmente crea y dirige proyectos sonoros como Gabinete de Curiosidades (Premio Ondas 2022), uno de los pódcast narrativos en español con más audiencia y mejor valorados en los últimos años. Autora de varios ensayos, No tocarás es su primera novela.
Sinopsis
Verano de 1873. El Alexandra Palace acaba de inaugurarse a las afueras de Londres y la vida tranquila de la joven Mary Hessler, que trabaja muy cerca de allí, está a punto de cambiar. Una noche cometerá un acto inconfesable que, muchos años después, será decisivo también para Adela Ferri y Marta Soler.
Verano de 1998. Marta, una celadora en el Museo Sorolla, lleva meses intercambiándose mensajes secretos con un desconocido y sus días transcurren entre hipótesis sobre quién estará detrás de ese juego y paseos por las calles de Madrid. Mientras, en Londres, Adela afronta como puede la crisis de su matrimonio y se siente protagonista de una extraña realidad que ella, pese a dedicarse a la escritura, no consigue definir.
Separadas en el tiempo y el espacio, pero unidas por un recorrido marcado por la culpa, los condicionamientos sociales, la obsesión y la búsqueda del amor, las historias de Mary, Adela y Marta nos demuestran que, a veces, basta cortar un hilo para que todo se desmorone a nuestro alrededor, y que cada decisión que tomamos es una pieza de dominó que se vuelva sobre las demás.
[Información tomada directamente del ejemplar]
El año 2024 terminó con la lectura de No tocarás, la primera novela de la gallega Nuria Pérez, a la que muchos han conocido por estar al frente del podcast, Gabinete de curiosidades. No es mi caso. No conocía a la autora. Tampoco he escuchado nunca el podcast en cuestión. Ahora siento una inmensa curiosidad, aunque he leído que ya no se puede escuchar. En cualquier caso, indagaré.
La lectura de No tocarás ha sido más que gratificante. Requiere su tiempo. Quiero decir que, de entrada, el lector puede sentirse algo perdido pero no hay cuidado, poco a poco, las piezas van encajando en su lugar. Admito que, traspasados los primeros capítulos y sintiendo cierta desorientación, opté por leer la sinopsis, por aquello de tratar de dilucidar por dónde iban los tiros. Y vosotros diréis: ¿pero no lo haces antes? Pues no. Más bien me dejo llevar por mis impulsos y me lanzo a una lectura sin leer la contraportada. Eso tiene grandes ventajas y grandes inconvenientes. Por un lado, me enfrento a la historia sin saber un ápice de la trama, lo que me permite disfrutar de las sorpresas. Por otro, me ha ocurrido que, de haber leído previamente la sinopsis, me hubiera ahorrado un disgusto. No ha sido el caso. Pero entro en materia.
No tocarás se articula a través de la historia de tres mujeres: Mary, Adela y Marta. Unas comparten escenario con otras y las otras compartirán año con las unas. ¿Quiénes son estas mujeres?
Mary (Londres, 1873)
Adentrarme en la historia de Mary me dejó bastante desconcertada. Me encontré con un personaje en una situación extraña, algo turbia. Mary es un joven británica a la que vamos a conocer en circunstancias poco halagüeñas. Está en un barco que no navega ni tiene intención de hacerlo porque no se trata de una travesía de ocio. Más bien es todo lo contrario. Hay gritos a su alrededor y comparte espacio con hombres, mujeres y niños. Cada día, todos ellos tienen que formar fila en cubierta, donde se decidirá la suerte de unos y otros. Si eres afortunado, regresarás al interior del barco, que funciona como una especie de presidiario. En cambio, si tu día ha llegado, serás arrojado por la borda.
«El tripulante cumple el breve ritual. Posa una mano en su frente, realiza el signo de la cruz y luego le dice que siga caminando. Hoy tampoco será el Día del Juicio para esta mujer. Se le ha concedido más tiempo para hacer penitencia, tendrá que esperar al próximo amanecer». [pág. 15]
Mientras ella espera y teme lo peor, el lector la irá conociendo a través de sus recuerdos. La joven es una buena hija. Como las chicas de su edad y de su época trabaja para ayudar a la economía familiar y por eso se dedica a cuidar del pequeño Thomas, el hijo de la señora Walcott. Los Walcott están muy contentos con el trabajo de la muchacha pero siempre hay alguien que te desea el mal y Mary no estará libre de esa amenaza. No obstante, en la vida no todo es trabajo y sacrificio, también hay que darle vida al corazón y de eso se encargará el joven Oliver McGraw, que jugará un papel muy importante en la historia de Mary. Lo que parece una vida tranquila se tornará en un calvario, y es que Mary tiene un pequeño tropiezo, un desliz que, a simple vista, y dadas las circunstancias en las que produce, podría resultar algo inocente. Sin embargo,... (puntos suspensivos). Ahí lo dejo.
Adela (Londres, 1998)
Estamos en la misma ciudad pero han transcurrido más de cien años. Adela es una mujer de origen español, aunque desciende de alemanes e ingleses. Casada con Michele, italiano de nacimiento, desde hace veintidós años, es madre de dos hijos, siendo uno de ellos la adolescente Lulu. Adela tiene una buena vida. Reside en Highgate «perla de los suburbios londinenses» y es escritora de profesión. Tiene mucho éxito y cuenta con una legión de lectores, pero el lanzamiento de su nueva novela se verá enturbiado por un descubrimiento que pondrá en jaque su relación conyugal. A partir de ese momento, Adela pone en marcha un plan con el objeto de resarcirse del daño sufrido. La veremos haciendo cosas algo disparatas y locas que pueden despertar tanto la simpatía como la ternura en el lector. Ahora bien, con lo que este personaje no cuenta es con una serie de hechos algo inquietantes y que la harán sentir bastante inestable mentalmente. Su vida se convertirá en un aluvión de emociones difíciles de digerir. Sumida en la frustración, el desencanto, la decepción y la humillación, dará paso a los recuerdos del pasado, que nos permitirá conocer a otro personaje más y que, con el avance de la trama, resultará de suma importancia.
Marta (Madrid, 1998)
La vida de Marta, de veintiocho años de edad, se reduce a su trabajo en la Casa Museo de Sorolla, a su perro, y a un peculiar grupo de conocidos con los que comparte alguna tarde en el parque. El grupo es variopinto y a todos los une un gran amor por los animales. No son grandes amigos pero Marta les tiene cariño y unos se preocupan de los otros. En fin que, aparentemente podríamos pensar que su vida es tremendamente aburrida, pero ha encontrado algo que la mantiene en vilo. Desde hace un tiempo intercambia mensajes cifrados con alguien que firma con la letra V. Todo empezó en el Museo Geominero, un espacio que ella visita con frecuencia y donde se encuentra en paz.
«4. Al entrar, Marta se relaja y nota cómo se expande su interior. Es una sensación similar a la que algunos advierten al entrar en un templo, o en una bañera caliente, una comunión con un entorno en el que se siente en paz». [pág. 26]
Marta es una mujer maniática que sufre de discalculia o aritmomanía. Es decir, lo enumera todo, pero cuando digo todo, es todo, como el número de semáforos que se encuentra desde su casa hasta su lugar de trabajo. Para ello posee una gran capacidad de observación. Y mirando, mirando, en una de sus visitas al museo Geominero encontró un pequeño papel que contenía un mensaje:
«La primera vez que Marta descubrió un papel entre las grietas de la manguera se preguntó cuánto tiempo llevaría allí. Ella tiene un especial radar para las cosas fuera de lugar, pero sabe que es un don peculiar. Las personas, por lo general, van por la vida sin apenas fijarse en nada y se maravillan de todo lo que ella puede notar». [pág. 29]
A partir de ese primer hallazgo, Marta se embarca en una especie juego de acertijos y adivinanzas que tendrán a la joven en danza de aquí para allá. No es un entretenimiento frenético porque también tendrá que atender a otras cuestiones que atañen a ese singular grupo de amigos con mascota, que ella frecuenta.
Qué me ha gustado de esta novela
Pues ya os he hablado a grandes rasgos de las tres mujeres protagonistas de esta novela pero queda la pregunta más importante, ¿qué nexo une a Mary, Adela y Marta? ¿Cuál es el hilo conductor de esta novela? No puedo responder a estas preguntas de una manera clara y directa. Sería romper la magia de la novela. Sí os diré que todo tiene que ver con un objeto hermoso y bello, cargado de historia. Ese objeto, con el paso del tiempo, terminará por unir la vida de las tres mujeres. Pero también habría que añadir que la historia de las tres protagonistas tiene mucho que ver con un lugar, con el hotel Alexandra Palace, y con las relaciones personales, con esa idea, un tanto loca pero real, de que el mundo es demasiado pequeño. Ahí lo dejo.
Precisamente, y al margen de las vidas de las tres mujeres, lo que más me ha gustado de esta novela es la urdimbre. Nuria Pérez hace una labor exquisita y brillante a la hora de conectar tres vidas, desvelando a pequeños sorbos los hechos y las conexiones. Ese despliegue lento lo vamos a observar más concretamente en la vida de Mary, sobre la que planea con mayor presencia el peso de la duda y la curiosidad. ¿Por qué está Mary en ese barco? Se hablará de pecado, de un acto punible y, poco a poco el lector irá descubriendo lo que esta jovencita «decente y trabajadora» ha hecho, a la vez que la veremos vivir una insólita y desagradable situación que le generará muchas dudas y un gran sentimiento de culpabilidad.
«No, Mary no volvió. Prefirió vivir con su pecado, al que tuvo que añadirle la culpa de algo que nunca entendió. Esa tarde se le pegó, pesada y maloliente, como una chaqueta de lana tras un largo aguacero» [pág. 40]
Nuria Pérez retrata muy bien lo que era la vida en esos pequeños barrios humildes y de gente trabajadora en la sociedad británica de la época. Reductos cerrados, donde los cotilleos y los chismes correrán como la pólvora, y donde será fácil encontrar a los vecinos metiendo las narices en las casas colindantes. Tampoco es que hayamos cambiado tanto.
En cuanto a Adela, me ha gustado muchísimo todo lo que esa mujer, despechada y dolida por su descubrimiento, va a poner en práctica. Es una parte de la novela con la que es muy fácil conectar, por su proximidad a nuestros tiempos. Hay muchas referencias a canciones, películas y libros que nos resultan conocidos. A su vez, me ha resultado divertidísimo el tira y afloja que se genera entre ella y su marido, la ironía de Adela que a Michele se le escapa porque no tiene en su mano toda la información que maneja su mujer y el propio lector. Pero, al tiempo, la vida de esta mujer nos conmueve. Las exigencias de su trabajo, la editorial, las expectativas de los lectores, la erosiva relación con su hija Lulu la ponen en una situación en la que se va sentir totalmente desubicada, desbordada, al borde del colapso. Ni siquiera será capaz de creer lo que ven sus propios ojos.
Y luego está Marta, a la que vemos en una especie de soledad elegida pero que, a la vez, se siente viva en ese juego que le propone V. El misterio que rodea la identidad de esa persona, con la que intercambia mensajes cifrados, le genera ilusión y miedo a la vez. A Marta la entiendo cómo esa persona fiel a sus costumbres sencillas, temerosa de que cualquier cambio se produzca.
Por añadir algo más, me ha parecido interesantísima la historia del hotel Alexandra Palace, coloquialmente conocido como Ally Pally. Uno entiende que lugares que un día fueron sinónimo de alegría, bienestar y lujo pueden tener también un pasado negro y dramático, pero no añado nada más.
Qué no me ha terminado de convencer
Bueno, hay hechos que ocurren en la vida de una de las protagonistas y que van a repercutir directamente en la vida de otra. Digamos que la magia existe y, aunque es fácil entrar en ese juego que nos propone Nuria Pérez, admito que este tipo de hechos no son atractivos para mí. Recurrir a una especie de bucle espacio-temporal me genera descrédito. No obstante, en No tocarás también resultarán esenciales esos giros del destino, las casualidades de la vida que, por insólitas que nos parezcan, se producen y, en este sentido, la novela no me ha defraudado.
Temas
Si rememoro la historia de Mary, Adela y Marta, me vienen a la cabeza varios temas que toca la autora en esta novela. Podría hablaros del abismo que supone para una joven el mundo de los adultos. Mary se ve sumida en una situación que no sabe manejar muy bien, asaltada por múltiples dudas, especialmente porque resulta totalmente sorprendente la actitud de alguien de su entorno. El amor adolescente, tan limpio y puro, tan lleno de entrega, también le tocará de cerca.
La salud mental se aborda desde la óptica de Adela, que ya duda hasta de su sombra. Este personaje nos hace entender la dualidad que podemos experimentar en nuestra vida, teniendo un gran éxito en una esfera pero sintiéndonos fracasados en otra. A través de este personaje también se ahonda en las relaciones materno-filiales, y en emociones como la decepción, la humillación o la traición.
En cuanto a Marta, la autora explora el mundo de las manías, los miedos y las inseguridades. Para este personaje, la numerología llega a convertirse en un remedio milagroso para todo.
«No recuerda cuándo empezó la obsesión por esos números. El caso es que le basta encontrarlos para cambiar la actitud con la que afronta el día. Es una sencilla superstición que la acompaña desde siempre y que la ayuda a regalarse momentos en los que cree que todos es posible». [pág. 69-70]
Pero para mí, hay dos temas estrellas. Por un lado, la culpa. Las tres, a su manera, se sienten responsables de lo que ocurre en sus vidas. Por otro lado, la venganza que, en el caso de Adela y como comenté antes, seguro que despierta la sonrisa cómplice del lector.
Estructura y estilo
Escrito en tercera persona, Nuria Pérez emplea tanto el tiempo verbal pasado como presente. El primero es usado al abordar la historia de Mary, mientras que los hechos que componen la vida de Adela y de Marta se escriben en presente, quizá en un intento de otorgar contemporaneidad a la novela.
La historia de cada una de estas mujeres se va intercalando, dedicando un capítulo completo a una u otra, pero sin seguir un patrón fijo, sino que la narración nos va acercando a lo que ocurre en sus vidas según las exigencias de la trama.
No tocarás cuenta con una estructura capitular, más o menos homogénea, que se rompe en un momento dado, al introducir un capítulo titulado 5.12, hora crucial en la vida de Mary, Adela y Marta. Y es curioso también observar cómo los párrafos que corresponden a los capítulos de esta última están enumerados, como un guiño cómplice a la manía que ella posee.
Con una prosa elegante, la lectura de esta novela discurre con calma, incluso en momentos en los que se produce cierta emergencia, con lo que No tocarás deja una sensación de relax muy agradable.
En definitiva, No tocarás me ha resultado una lectura muy placentera, una novela que viene a mostrar cómo el pasado y el presente se pueden llegar a dar la mano. Admito que la historia que más me ha gustado ha sido la de Adela, una mujer que a pesar de tener una vida profesional exitosa, vive zarandeada por un cúmulo de emociones que la llevan desde la rabia y la vergüenza hasta la soledad y la venganza. Bajo mi punto de vista, una lectura muy recomendable.
[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]
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