Autora
Carmen Posadas es autora de doce novelas, más de quince libros infantiles, dos biografías y varios ensayos, relatos y guiones de cine y televisión. En 1998 ganó el Premio Planeta con Pequeñas infamias. También ha sido galardonada con el premio Apel·les Mestres de literatura infantil y el Premio de Cultura que otorga la Comunidad de Madrid.
Entre sus títulos más destacados se encuentran La cinta roja, La hija de Cayetana, La maestra de títeres, La leyenda de la Peregrina y Licencia para espiar. Traducidas a treinta idiomas, todas sus obras han sido recibidas con gran éxito de crítica y público. En 2003 la revista Newsweek la señaló como «una de las autoras más destacadas de su generación».
Sinopsis
Carmen Posadas se embarca con Doña Emilia Pardo Bazán en una aventura detectivesca
En abril de 1912, la adinerada viuda de Peñasco tuvo un mal presentimiento mientras almorzaba en su palacete de Madrid. Algo les había pasado a su único hijo y su nuera, a quienes en ese momento creía en París, disfrutando de su luna de miel. La dama no se equivocaba: a pesar de las advertencias que les había hecho, los recién casados se habían embarcado en el que se creía el barco más seguro del mundo y sin duda era el más lujoso: El Titanic. Pocos días después las funestas nuevas llegaron a la mansión de la viuda: su hijo había perecido y su nuera estaba sana y salva, pero rota de dolor en Nueva York.
Se pone en marcha así una intriga al más puro estilo Carmen Posadas, ambientada en el Madrid de principios de siglo y entre cuyo elenco destacan Emilia Pardo Bazán y uno de sus personajes ¿de ficción?, el dandy reconvertido en detective Ignacio Selva.
Años después del hundimiento del Titanic, entra en contacto con Selva una dama adinerada de Avilés con una noticia insólita: su hermano, un indiano millonario que había sido dado por muerto en el naufragio, aparece en su mansión de La Habana para susto primero y alegría después de su viuda. Tras la sorpresa inicial, se despierta la sospecha en la familia. ¿Ha vuelto ese hombre de entre los muertos o no es más que un impostor?
[Información tomada de la web de la editorial]
En este mundillo de lectores, escritores, editoriales y reseñadores se suele decir que, si vas a opinar sobre un libro que no te ha gustado, mejor mantener el silencio. Entiendo perfectamente que una reseña de color gris empaña un libro y la labor de su autor, pero la vida está compuesta de luces y sombras. Las lecturas, también. Y bajo mi punto de vista se puede hablar absolutamente de todo si fundamentas tu opinión y la manifiestas desde el respeto. Eso es lo que pretendo hacer en este post, hablar de mis impresiones sobre El misterioso caso del impostor del Titanic de Carmen Posadas, argumentando mis palabras y mostrando el absoluto respeto que tengo por la autora porque, vaya por delante que Carmen Posadas es una autora que me gusta. No es que haya leído toda su producción literaria pero lo que he leído me ha gustado. Admito, además, que cada vez que la autora lanza nueva novela, me intereso por ella y, en la medida de lo posible, acudo a la presentación de sus publicaciones en Sevilla. Pero vayamos al grano.
El misterioso caso del impostor del Titanic tenía todas las papeletas para que la lectura de esta novela se colara y adelantara a otras pendientes. Para empezar, han hecho una fantástica labor de edición. No me negaréis que, tanto título como cubierta, resultan sumamente atractivos. Tanto una cosa como la otra es lo primero que nos entra por los ojos y el primer reclamo que consigue que nos acerquemos a un libro o no. Por otra parte, la novela me prometía un misterio, un enigma a resolver que, además de estar vinculado con el hundimiento del Titanic, resulta que, para mayor abundamiento, va a ser investigado y resuelto por, nada más y nada menos, doña Emilia Pardo Bazán. Ahí es nada. Así que, si sumaba dos más dos, el resultado no podía ser otro más que lanzarme de cabeza a la lectura de este libro. Lamento decir que la experiencia no ha sido como esperaba. En honor a la verdad, siento decir que la novela me ha resultado ocasionalmente tediosa hasta el punto de que he tardado una eternidad en finalizar la lectura. Os cuento en detalles y que quede claro que esta es una opinión más.
La acción de esta historia se inicia con un primer capítulo introductorio que dará pie al grueso de la trama. En ese primer capítulo conoceremos a doña Purificación Castellana de Peñasco, una dama de alta alcurnia y muy supersticiosa, compañera de doña Emilia Pardo Bazán en sus partidas de bridge. Doña Pura está muy afligida. Su hijo Víctor viajaba en el Titanic y ha desaparecido. Pero como digo, este puñado de páginas será solo un aperitivo porque la verdadera trama de la novela comienza diez años después, en febrero de 1921, cuando doña Emilia, que ya tiene unos setenta años, pretende escribir varios artículos sobre los pasajeros españoles que sobrevivieron al hundimiento del Titanic. La Bazán quiere contactar con ellos, indagar en las secuelas que tuvo la traumática experiencia y contar qué ha sido de estos hombres y mujeres.
«Podía ser muy interesante desde el punto de vista humano responder, por ejemplo, a este tipo de preguntas: ¿cómo se sobrevive a una tragedia tan terrible, y a la vez tan notoria? ¿Cambia la personalidad de un hombre o de una mujer después de -y como decía Fermina- "asomarse a la puerta del infierno"?». [pág. 36]
Siete fueron los supervivientes españoles que esquivaron la muerte aquel fatídico 14 de abril de 1912 en el Titanic. Por circunstancias que mejor dejo en el aire, Emilia Pardo Bazán conoce a dos de ellos. Para localizar a los cinco restantes contará con la ayuda de Ignacio Selva y con un amigo de este, el ex inspector Corralero. Hechas las pesquisas oportunas, resulta que la autora no encuentra un hilo jugoso del que tirar, así que abandona la idea de escribir la serie de artículos. No obstante, y tras otras cuestiones que ocurren en la novela, Ignacio Selva recibirá una carta desde Asturias, concretamente desde Avilés. La firma Amalia Olmedo, cuyo hermano Armando falleció en el Titanic. O eso parece porque ahora le llegan noticias de que su hermano vive. ¿Será cierto? Han pasado muchos años sin tener noticias del que ahora parece resucitar de los muertos y como Amalia anda recelosa, encarga a Emilia Pardo Bazán y a Ignacio Selva que acudan a Avilés, para esclarecer si Armando es realmente quién dice ser o bien se trata de un impostor. Y ahí comienza realmente esta novela, con el desplazamiento de la autora y su mano derecha la Casa de los dos Torreones, propiedad de los Olmedo. Allí pasarán una temporada, poniendo a prueba al supuesto heredero de la fortuna familiar. La indagación sobre la auténtica identidad de este personaje dará pie a otra serie de cuestiones que adentrarán al lector en el pasado de la familia, descubriendo que la desdicha se ha cebado con ellos, y sacando a la luz una serie de secretos que desvelarán la realidad que se esconde tras este entramado, un hecho que tiene que ver con un episodio trágico del pasado. De este modo, El misterioso caso del impostor del Titanic nos llevará por el camino de la verdad, no sin dejar atrás un reguero de muertes. ¿Accidentes? ¿Suicidios? ¿Asesinatos? Pasen y vean, lectores.
¿Por qué digo que esta novela no me ha convencido?
Para gustos colores. Cuando me topo con una novela que no me termina de convencer, me gusta leer otras opiniones. He leído varias sobre este libro y creo que soy la nota, si no discordante, al menos, sí la más discordante.
Al inicio de la lectura me sentí atraída. Ese capítulo introductorio despertó mi curiosidad, con esa doña Pura que tiene una terrible premonición, y teme por la vida de su hijo Victorito. A partir de este punto, Posadas va encaminándonos a lo que realmente es el núcleo de la novela, la suplantación o no de la identidad de Armando Olmedo, los secretos familiares, las relaciones que se tejen entre todos los miembros de la familia, los avatares del pasado,... Todo pintaba bien pero temo que me he encontrado varios escollos por el camino. Por ejemplo, algún capítulo me ha parecido que sirve como relleno. Me refiero a esas páginas en las que Emilia Pardo Bazán e Ignacio Selva llegan a Avilés y mantienen una conversación sobre la historia de la ciudad, ahondando en la necesidad que han tenido muchos de sus habitantes de emigrar fuera de España para buscar un futuro mejor. O bien la transcripción de un diario en el que, además de lo importante, también se cuenta lo que no es relevante. A mi juicio, da demasiada información que tampoco resulta necesaria.
A eso se une que algunos diálogos me han sobrado y otros me han parecido demasiado extensos. Los interlocutores se enredan en una conversación que da muchas vueltas alrededor de lo que se quiere decir. De este modo, el arranque de la investigación, lo jugoso del misterio, tarda mucho en llegar. He sentido que, en algunos momentos, se frena la acción, demorándose los momentos más interesantes de la trama, lo que impide que la historia avance. En su lugar, los personajes se enredan en otras cuestiones accesorias, como la descripción del caso de unas esmeraldas robadas, que han conseguido disminuir mi interés.
Por otra parte, hay ocasiones en los que se debería recurrir a la elipsis narrativa porque en algún capítulo se vuelve a referir con detalle información que el lector ya conoce. Es decir, si ya se ha descrito previamente alguna peculiaridad de la fisonomía de un personaje, no hay necesidad de volver a contar con minuciosidad qué clase de peculiaridad es esa. El lector ya lo conoce. A eso añadimos que hay explicaciones e hipótesis que se repiten, relacionadas con el origen de otro personaje.
Y ya llegando al final, la resolución del enigma es muy predecible. Tiene mucho que ver en el asunto una técnica novedosa, empleada por la policía para elaborar la ficha policial de un detenido. Sobre este asunto se incide mucho a lo largo de la novela y se dan mucha clase de detalles que, bajo mi punto de vista, podrían haberse reducido. Y es que hay mucha descripción, lo que consigue que la lectura se torne lenta y tediosa.
Esto es lo que os puedo contar sobre la trama. En cuanto a los personajes, también tengo mis más y mis menos.
Personajes
El misterioso caso del impostor del Titanic es una novela bastante coral. Para empezar, entre las páginas de este libro aparecerán los distintos miembros que componen la familia Olmedo y su servidumbre, es decir, Amalia y su hermano Armando; Eva, la mujer de Armando; Laura, una supuesta sobrina; Piedad, el ama de llaves; Plácido, el jardinero e hijo de esta última; o Covadonga, la doncella. Pero, en la primera línea de protagonismo estarán Emilia Pardo Bazán e Ignacio Selva.
El hecho de que Carmen Posadas haya optado por convertir en detective a una escritora de renombre como la Pardo Bazán no es muy original. Ya hemos leído novelas en las que escritores reales se convierten en investigadores, pasando de la realidad a la ficción. Por ejemplo, están las novelas de Luis García Jambrina, en las que vamos a ver a Fernando de Rojas como pesquisidor. Es un recurso curioso, que puede despertar la curiosidad y el interés del lector, pero que ya no sorprende.
La imagen que Carmen Posadas nos da sobre Emilia Pardo Bazán me ha desconcertado. A mí me ha parecido un dibujo un tanto caricaturesco. Desconozco si es lo que la autora pretendía pero tengo que decir que me ha roto los esquemas. De Pardo Bazán tenemos mucha información. Sabemos que fue una mujer avanzada a su tiempo, comprometida políticamente, ferviente defensora de los derechos de las mujeres,... La novela hace un despliegue de lo que fue su faceta literaria y muestra su ideario en cuanto al papel de la mujer en la sociedad (para mí, las páginas más valiosas del libro). Muy interesante la explicación de cómo evoluciona el largo de las faldas, acortándose a medida que la mujer se integraba cada vez más en la vida laboral.
«Inauguramos el siglo XX con ellas [se refiere a las faldas] barriendo inmundicias del suelo, como ha ocurrido desde tiempos inmemoriales; luego, cuando el Titanic se fue a pique, tímidamente empezamos a enseñar el tobillo; con la llegada de la Gran Guerra, se recortaron aún más y, desde entonces, trepando, trepando no han hecho más que menguar hasta incluso más arriba de la rodilla». [pág. 117-118]
Pero también vamos a ver a una mujer que recuerda con un gran cariño a Benito Pérez Galdós, fallecido un año antes de desarrollo de los hechos de esta novela, con quien mantuvo una relación sobre la que han corrido ríos de tinta y sobre la que tampoco se hace un gran despliegue en el libro, una mujer a la que se le atribuye una buena colección de amantes, una mujer de costumbres inflexibles.
«A doña Emilia le faltaba poco para cumplir los setenta y su cintura no era la duna Friné (tampoco sus brazos, ni sus caderas, ni siquiera lo eran sus clavículas de las que en otros tiempos estuvo tan orgullosa), pero la fama es la fama, y la suya, modestia aparte, era la de una coleccionista de romances. Con hombres guapísimos, dicho sea de paso, y bastante más jóvenes que ella». [pág. 33]
El lector se va encontrar con una Pardo Bazán intuitiva y sagaz pero a la que percibo con frivolidad. Es una apreciación muy personal pero es lo que he sentido.
En cuanto a Ignacio Selva, este nombre debería resonar a los lectores de las obras de la gallega pues estamos ante un personaje de novela que traspasa los límites de la ficción y se transforma en persona de carne y hueso. Digamos que Carmen Posadas le da una vuelta de tuerca al asunto porque Ignacio Selva, o Selvita como cariñosamente lo llama la Bazán, fue el personaje de su novela La gota de sangre. Fabula Posadas con que Selva fuera un personaje real, coetáneo de Emilia Pardo Bazán, al que pidió prestado su nombre para uno de sus personajes.
«Selvita debía de andar por los veintisiete o veintiocho cuando ella decidió convertirlo en protagonista de su primera novela policiaca. Le había gustado su nombre, Ignacio Selva, y se lo pidió prestado para bautizar con él al protagonista de La gota de sangre». [pág. 31]
Entre otros personajes, aparece Laura, la sobrina ciega de doña Amalia, cuya ceguera también cobrará cierta relevancia en los hechos. Y el resto, también tendrán su importancia. Muchos de ellos serán personajes acosados por la culpa y otros andarán con mucha sed de venganza.
Estructura y estilo
Narrado principalmente en tercera persona, y con un importante toque humorístico, la novela se estructura en nueve bloques, cada uno de ellos lleva el nombre de uno de los personajes. A lo largo de dichas partes se distribuyen un total de cuarenta y nueve capítulos, generalmente de corta extensión, que culmina con un epílogo que aclararía todas las dudas.
La narración estará salpicada allí y allá por algunos términos gallegos como meu ruliño, que Posadas pone en boca de la escritora gallega para dar más empaque al personaje y que no suponen ningún escollo para el lector. Ahora bien, hay dos expresiones que me han descolocado. Me refiero a «dar el cante» y «hacerse el longuis», ambas pronunciadas por Pardo Bazán. Debo decir que he hecho una incursión profunda en Internet, buscando el origen de estas dos expresiones y cuándo empezaron a usarse. No he encontrado nada definitivo. Lo mismo son expresiones de la época pero me ha chocado escucharlas/leerlas en boca de la autora.
En definitiva, El misterioso caso del impostor del Titanic es una novela con secretos familiares, venganzas, traiciones y amor, con el hundimiento del Titanic y con doña Emilia Pardo Bazán como principal protagonista. A mi juicio es una novela que se deja leer, con un claro propósito de entretener y divertir al lector pero que, en mi caso concreto, no me ha terminado de convencer por todo lo expuesto. E insisto, es mi opinión personal. Quizá a ti te convenza más que a mí. Todo es probar.
[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]
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¡Hola! No he leído nada de la autora, y la verdad es que este libro a primera vista me ha llamado la atención, pero no creo que esté hecho para mi por algunas cosas que cuentas. Besos :)
ResponderEliminar¡Hola, Marisa!
ResponderEliminarNo he leído aún a la autora. Entiendo perfectamente que un libro que no encandile a una persona no significa que tenga el mismo efecto sobre otra, definitivamente no todos los libros de un autor son para uno, unos lo son y otros a lo mejor no, y no pasa nada, por lo que agradezco tu sincera opinión sobre "El misterioso caso del impostor del Titanic" ;)
Un beso.
Pues tengo que reconocerte que a mí me gustó mucho, tal vez porque no me fijé en los detalles que de forma tan magnifica describes
ResponderEliminarDe Carmen Posadas he leído varios libros. Algunos me han gustado y otros, no tanto. Lo que cuentas de este me disuade. Sé a lo que te refieres cuando hablas de esas repeticiones, de esos diálogos en los que se da vueltas a lo mismo, de esos párrafos que parece que son una estrategia para escribir más páginas. Y si encima, por momentos te ha resultado tediosa y con un final previsible... Es un alivio no apuntarlo.
ResponderEliminarUn beso.
Vaya, es que la portada y el título son muy atractivos. Si a ello le unes que forma parte de los personajes nada menos que doña Emilia, incita a leerla. Pese a tus apreciaciones, no la descarto, porque ne gusta mucho su narrativa y la personalidad que atedora. Besos.
ResponderEliminarJuraría que ayer te dejé un comentario, pero o ha ido a spam o me olvidé dar a publicar.
ResponderEliminarHace tiempo leí bastantes libros de esta autora y algunos me gustaron mucho y otros, no tanto. Entiendo las objeciones que le pones a este libro y como a mí también son cosas que me molestan, creo que no lo apunto. Y eso q
Se me escapó sin terminar el comentario anterior. Ahora te mando uno en condiciones para que lo publiques. Qué movida, ja, ja.
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