jueves, 9 de enero de 2025

CELIA SANTOS. Una novela sobre las mujeres que viajaron a Australia en la Operación Marta.

La última conversación de 2024 la mantuve con Celia Santos. Era la primera vez que hablaba con la autora pero no la primera vez que la leía. En 2018 disfruté mucho de la lectura de La maleta de Ana (puedes leer la reseña aquí), una historia que nos hablaba de mujeres y de emigración, el viaje que emprendieron algunas de esas mujeres hacia Alemania, entre los años 60 y 70, en busca de una vida mejor. La autora vuelve a posar la mirada en las mujeres, y nuevamente nos habla de emigración en El país del atardecer dorado, donde recoge el viaje que muchas otras mujeres hicieron a Australia, con el mismo propósito que aquellas que viajaron a Alemania, solo que su llegada al país de los atardeceres dorados escondía luces y sombras.

Recién estrenado este 2025, os dejo con nuestra conversación.

Marisa G.- Celia, un placer saludarte y conversar contigo por teléfono. Y para empezar esta entrevista quería comentarte que yo me leí La maleta de Ana y me encantó, me gustó muchísimo, muchísimo.

Celia S.- Me alegro.

M.G.- Esta última novela la estoy empezando a leer pero llevo muy poquitas páginas. Lo que sí he visto es que está gustando a muchos lectores. Creo que la has presentado en Barcelona, ¿no?

C.S.- Sí, la presenté el miércoles día 20 [se refiere al 20 de noviembre], en Barcelona. Fue la primera presentación y la verdad que muy bien. Para ser un mes de noviembre y entre semana fue muy bien. La sala en la que estuvimos se llenó y bueno, recibí felicitaciones. Por ese lado, muy bien. 

M.G.- Esta novela se llama El país del atardecer dorado. Ese país es Australia. Vuelves a poner la mirada en las mujeres, como ya pasó en La maleta de Ana, y en esas mujeres que tienen que abandonar su país, España, en busca de un futuro. Pero, ¿qué cuentas exactamente en esta novela?

C.S.- Pues, en esta novela, aparte del hecho importante y que ya traté en La maleta de Ana, de hablar sobre mujeres que tienen que dejar su país, su familia y todo lo que tienen, para irse a una tierra desconocida, con otro idioma, con otras costumbres, y en este caso, al otro lado del mundo, para poder mantener a sus familias, como digo, aparte de ese hecho, quería dar a conocer la Operación Marta o el Plan Marta, que se urdió a finales de los 50 y principios de los 60. En esa época, la iglesia católica española, junto con la iglesia católica irlandesa asentada en Australia, reclamaba mujeres con la promesa de una oportunidad de trabajo, aunque su verdadera intención era conseguir mujeres que mandaban a Australia para casarlas con hombres solteros y así repoblar el país. Pero claro, esto último ellas no lo sabían. La iglesia aprovechó el desarraigo, la tristeza y la soledad que se crea en una situación de exilio o migración para, por medio de una selección natural, por así decirlo, conseguir que ellas mismas fueran buscando un poco de afecto. De este modo, se conseguía que se casaran, tuvieran hijos, y se formaran familias en Australia. Ojo, familias blancas.

M.G.- Es decir, ellas iban con una idea en la cabeza, una idea que les habían vendido, pero al final se encontraban otra cosa distinta.

C.S.- Claro, claro. Ellas iban con la idea ganar dinero. Ten en cuenta que estas mujeres iban allí con una promesa de trabajo. En Australia iban a cobrar cuatro veces más de lo que cobraban en España. Allí iban a cobrar unas cinco mil pesetas que para los años 60 era un buen sueldo, mientras que España se cobraba unas mil cien pesetas. Eran sueldos ridículos. Y recordemos que en los años 50 hubo una crisis económica brutal, con dificultades extremas y gente que pasaba hambre. En España había mucha hambruna y la gente decidía irse fuera para poder sobrevivir, tanto ellos como sus familias. Lo mismo que se cuenta en La maleta de Ana, que tuvieron que marcharse a Alemania, pues en este caso se fueron a Australia. Y allí se aprovecharon de la necesidad que ellas tenían para llevar a cabo ciertos planes.

M.G.- Yo desconocía por completo esta Operación Marta o este Plan Marta.

C.S.- Yo también, hasta que tropecé con ellos.

M.G.- ¿Y cómo te tropezaste con esta historia?

C.S.- De la forma más sencilla, fue a través de un artículo en un periódico. Leí que hablaban del avión de las novias y la entrevista que le hicieron a una de las martas. Esa mujer se había ido a Australia siendo muy joven y ahora había vuelto, tras jubilarse. Quería pasar su jubilación en España. Fue entonces cuando empecé a investigar y a buscar información, archivos y demás. Al principio, me pareció como algo distópico, como El cuento de la criada, pero no, fue real. Me dije que aquello había que contarlo, aunque me daba algo de miedo porque ya había hablado de mujeres emigrantes. Pero creo que no hay que dejar de hablar de ellas porque tuvieron un papel muy importante en la economía y en la sociedad española.

M.G.- Celia, ¿tú has conseguido hablar con una de estas martas, como se las llama?

C.S.- No. He conseguido hablar con familiares de ellas, con hijos y nietos. Ha sido difícil porque claro, con La maleta de Ana, podía coger un vuelo low cost y plantarme en Colonia pero en este caso, ir a Australia era otra cosa. Pero bueno, he podido hablar con algunos descendientes de vascos que emigraron a finales del siglo XIX o principios del XX. 

[Si prefieres leer nuestra conversación, dale al play]

M.G.- ¿Y de dónde viene el nombre Operación Marta? ¿Por qué se las llama las marta?

C.S.- Bueno, hace referencia a un pasaje de la Biblia, cuando Jesús va a casa de Lázaro que vive con sus hermanas Marta y María. Jesucristo habla con Lázaro y con el resto de los hombres, mientras que a Marta y a María las mandan a hacer la comida, a lavarles la ropa, y a preparar las habitaciones. Marta se queja y dice que por qué tiene que hacer eso y no se puede quedar a escuchar a Jesús, a aprender, a formarse y entonces Jesucristo le dice que tiene que dar gracias por lo que el Señor les ha encomendado. Y de ahí viene lo de la operación Marta.

M.G.- Como comentas, es verdad que es muy complicado y caro viajar a Australia. Entiendo que entonces, el viaje de estas mujeres tampoco tuvo que ser fácil. ¿En qué condiciones viajaban?

C.S.- Las mujeres de la Operación Marta viajaron en condiciones bastante buenas. Viajaron en avión, aunque tardaban en llegar unos tres días, con nueve o diez escalas. Los vuelos salían de Londres, aterrizaban en España, recogían a las mujeres españolas; luego hacían escala en Roma, recogían a las mujeres italianas; también hacían escala en Atenas, y allí recogían a las mujeres griegas. Iban haciendo diferentes escalas pero viajaban en bastante buenas condiciones. En cambio, los hombres hacían el viaje en barco y tardaban unos tres meses en llegar allí. Para las mujeres el calvario empezó cuando llegaron allí, con la pena, el desarraigo, la tristeza de no conocer a nadie, ni las costumbres, ni el idioma,... Pero el viaje fue bastante amable.

M.G.- Sé que las mujeres que deseaban viajar a Australia tenían que responder a un anuncio en el periódico. ¿Qué requisitos tenían que cumplir estas mujeres para embarcarse en esta aventura?

C.S.- En el anuncio del periódico se pedían tres requisitos. Por un lado, tenían que ser solteras, tener entre 21 y 30 años, y ser católicas. Esos eran los tres requisitos. ¿Qué ocurrió? Pues que se produjo un vacío. Tenían que ser solteras pero en ningún caso se especificó que no debían tener hijos. Y claro, eso es lo que le pasa a Elisa, la protagonista de mi novela. Aproveché esa circunstancia. En una entrevista que publicaron en el periódico, la entrevistada era una madre soltera. Ser madre soltera en España, en los años 50 o 60, era un estigma. No podías salir sola, no tenías oportunidad, ni futuro de nada. Muchas madres solteras se fueron a Australia, pero dejando atrás a sus hijos, con los abuelos. Ellas se establecieron allí y luego los reclamaron. Era una vía de escape para ellas.  Pero sí, los requisitos eran tener entre 21 y 30 años, ser soltera y católica.

M.G.- ¿Y no tenían que pagar ninguna cantidad de dinero?

C.S.- No, no tenían que pagar nada. Ellas salían de Barajas y llegaban directamente a Melbourne. Allí se quedaban unos días, o bien en un convento o bien en una residencia habilitada para ellas. Luego las distribuían por el país.

M.G.- Elisa, la protagonista de tu novela es madre soltera. Ella decide marcharse a Australia y digamos que en España tiene un entorno familiar algo complicado. Por eso decide marcharse, ¿verdad?

C.S.- Sí, pero no hagamos mucho spoiler. Ella se marcha a Australia porque su novio de toda la vida, José Ramón, se ha marchado allí también. En España, él era minero sindicalista y no puede seguir en España porque se puede meter en un lío a nivel sindical. No están en un momento como para andar significándose. Su idea es irse a Australia y luego mandar a buscarla para que se vaya con él. ¿Qué pasa? Pues que Elisa se da cuenta de que está embarazada. Y ahí lo dejamos.

M.G.- Lo dejamos ahí, sí. 

Bueno, todos sabemos, más o menos, cómo era España en los años 60 pero ¿cómo era Australia? ¿Con qué país se va a encontrar Elisa a su llegada?

C.S.- En aquella época era un país con muchos contrastes. Lo sigue siendo. Es tan fascinante como aterrador. En los años 60, Australia estaba en plena adolescencia, como país. Te podía dar lo mejor y lo peor. Era un país salvaje que había que domar. Te podías encontrar un coche alemán o americano de último modelo, junto con un coche de caballos, con un canguro que pasaba por allí. Los hombres iban armados por las calles. Era un país que estaba creciendo y, justo después de la Segunda Guerra Mundial, con más motivo necesitaban hacer crecer su población. Además, tenían que ser blancos porque los aborígenes estaban en reservas y prácticamente no los dejaban ni respirar, ni pensar por sí mismos. Los aborígenes también serán protagonistas en la novela porque he querido que así fuera.

M.G.- ¿Y cómo era la relación que mantenían, tanto los hombres como las mujeres, con la población aborigen de allí?

C.S.- Prácticamente no había ningún tipo de relación porque los aborígenes estaban escondidos, estaban en reservas. Prácticamente estaban condenados o relegados a los peores trabajos, los más desagradables, los más sucios. Especialmente en las zonas rurales porque en las ciudades no había tantos. Pero si ya en las zonas rurales, los trabajadores europeos tenían poco contacto con nadie, mucho menos lo tenían con los aborígenes. Lo que pasa es que, en mi novela, sí hay un personaje aborigen, Gulara, que tiene una relación muy bonita con la protagonista. Es un personaje que sí tendrá bastante relevancia en la historia.

M.G.- Imagino que, en principio, la vida de estas mujeres se reducía a cuidar del marido, la casa, los hijos. ¿O cuándo llegaban a Australia hacían otro tipo de labores?

C.S.- Como hemos comentado, al principio, ellas iban con la idea de trabajar en casas particulares, como empleadas del hogar. Eran trabajos durísimos y, al poco tiempo, solían pedir el traslado para trabajar en cualquier otro sector. Muchas de ellas terminaban trabajando en fábricas, hospitales, como limpiadoras o en cocinas. Pero claro, al casarse, tenían que cuidar de la familia. Pero había un problema añadido y es que Australia era el país con más mujeres abandonadas del mundo. Muchas veces, los maridos se enganchaban a la rutina del trabajo y estaban fuera de su casa todo el año, ganando mucho dinero, pero llevando una vida un poco de pirata, por así decirlo. Así que las familias quedaban abandonadas y ellas solas tenían que sacar adelante la casa y los hijos.

M.G.- ¿Hay mucha documentación sobre esta operación, Celia? A la hora de escribir esta novela, y partiendo de ese artículo en el periódico, ¿has encontrado mucha documentación?

C.S.- No mucha, la verdad. Me ha costado. Hay archivos, publicaciones, artículos, pero no te tropiezas con cincuenta mil fuentes de información. Hay que buscar, hay que adivinar y averiguar dónde buscar. Espero que cada vez lo pongan más fácil para que la gente sepa lo que ocurrió. 

M.G.- Bueno, a raíz de tu novela, yo he empezado a buscar información sobre la Operación Marta. De hecho, encontré una noticia en la que se narraba que se rindió como un homenaje a estas mujeres en Guernica. ¿Tienes constancia de esto?

C.S.- Sí. La mayoría de las mujeres eran vascas. Una población importante de vascos emigró a Australia a finales del siglo XIX y principios del XX. Fueron operaciones de los años 50, a las que se llamó Operación Emú, Operación Eucalipto y Operación Canguro, en las que participaron muchísimos vascos.  

Hay una anécdota que siempre me gusta contar. El actor Jacob Elordi, que está tan de moda ahora, es un chico australiano que triunfa en Hollywood pero es nieto de un inmigrante vasco. Ese abuelo se marchó a Australia y luego reclamó a su mujer y a su hijo, el padre del actor. El apellido Elordi es vasco.

Y luego, hay otra anécdota muy curiosa relacionada con los escoceses y con el grupo AC/DC.

M.G.- Sí, lo he visto en tu Instagram.

C.S.- Sí, pues ellos llegaron a Australia con sus padres. Eran nada menos que nueve hermanos y fue allí donde montaron la banda.

M.G.- Es curioso, la verdad.

Celia, y ya para terminar, ¿has descubierto algún pasaje más de la historia en la que poner la mirada y en  el que las mujeres sean protagonistas?

C.S.- Siempre, siempre están ahí, Marisa. Creo que me persiguen y están esperando a que termine una novela para tocarme el hombro y decir ahora me toca a mí. Pero bueno, ahí hay dos o tres historias que me están rondando, pero todavía no lo tengo muy claro. Seguro que la protagonista será una mujer.

M.G.- Y espero poder hablar contigo sobre esa nueva novela. Te agradezco muchísimo que me hayas atendido.

C.S.- Gracias a ti, Marisa. Ha sido un placer.

M.G.- Un saludo, Celia.

Sinopsis: Octubre, 1961. Un avión repleto de mujeres despega de Madrid con destino a Australia. Ciento catorce almas, equipadas con sus sueños y temores, se dirigen al fin del mundo.

UN VIAJE AL PAÍS DEL ATARDECER DORADO

UN AMOR IMPOSIBLE DE OLVIDAR

UN SECRETO A PUNTO DE ESTALLAR

Entre los verdes campos de caña de azúcar de Queensland y el dorado del cielo australiano, se alza la plantación Santa Ana. Elisa, una joven asturiana integrante de una iniciativa del franquismo y la iglesia católica para poblar Australia llamada Operación Marta, consigue trabajo en la hacienda aunque ella tiene otro objetivo: encontrar al padre de su hijo, desaparecido tiempo atrás.

Sin embargo, cuanto más investiga, más misterios descubre alrededor de la plantación, de sus patronos y de los duros trabajos de los jornaleros. Bajo la amenazante mirada del sacerdote y el guardián de Santa Ana, Elisa buscará la verdad y hallará la sabia y valiente compañía de los aborígenes del lugar y de aquellos que, como ella, han perdido demasiado para temerle a nada.

Celia Santos escribe sobre la Operación Marta o "el avión de las novias", un viaje histórico en el que cientos de mujeres fueron enviadas a Australia con la esperanza de un futuro mejor. El país del atardecer dorado nos desvela el oscuro enigma oculto tras esa promesa en una historia repleta de amor, esfuerzo y esperanza de la mano de unos personajes inolvidables.




1 comentario:

  1. Desconocía la llamada 'Operación Marta' -con buenas referencias bíblicas- y esa curiosa forma de repoblar de mujeres Australia con el señuelo de una vida mejor. Estupenda entrevista para comenzar el año y novela muy interesante.
    Feliz 2025, Marisa!

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