M.G.- Como comentas, es verdad que es muy complicado y caro viajar a Australia. Entiendo que entonces, el viaje de estas mujeres tampoco tuvo que ser fácil. ¿En qué condiciones viajaban?
C.S.- Las mujeres de la Operación Marta viajaron en condiciones bastante buenas. Viajaron en avión, aunque tardaban en llegar unos tres días, con nueve o diez escalas. Los vuelos salían de Londres, aterrizaban en España, recogían a las mujeres españolas; luego hacían escala en Roma, recogían a las mujeres italianas; también hacían escala en Atenas, y allí recogían a las mujeres griegas. Iban haciendo diferentes escalas pero viajaban en bastante buenas condiciones. En cambio, los hombres hacían el viaje en barco y tardaban unos tres meses en llegar allí. Para las mujeres el calvario empezó cuando llegaron allí, con la pena, el desarraigo, la tristeza de no conocer a nadie, ni las costumbres, ni el idioma,... Pero el viaje fue bastante amable.
M.G.- Sé que las mujeres que deseaban viajar a Australia tenían que responder a un anuncio en el periódico. ¿Qué requisitos tenían que cumplir estas mujeres para embarcarse en esta aventura?
C.S.- En el anuncio del periódico se pedían tres requisitos. Por un lado, tenían que ser solteras, tener entre 21 y 30 años, y ser católicas. Esos eran los tres requisitos. ¿Qué ocurrió? Pues que se produjo un vacío. Tenían que ser solteras pero en ningún caso se especificó que no debían tener hijos. Y claro, eso es lo que le pasa a Elisa, la protagonista de mi novela. Aproveché esa circunstancia. En una entrevista que publicaron en el periódico, la entrevistada era una madre soltera. Ser madre soltera en España, en los años 50 o 60, era un estigma. No podías salir sola, no tenías oportunidad, ni futuro de nada. Muchas madres solteras se fueron a Australia, pero dejando atrás a sus hijos, con los abuelos. Ellas se establecieron allí y luego los reclamaron. Era una vía de escape para ellas. Pero sí, los requisitos eran tener entre 21 y 30 años, ser soltera y católica.
M.G.- ¿Y no tenían que pagar ninguna cantidad de dinero?
C.S.- No, no tenían que pagar nada. Ellas salían de Barajas y llegaban directamente a Melbourne. Allí se quedaban unos días, o bien en un convento o bien en una residencia habilitada para ellas. Luego las distribuían por el país.
M.G.- Elisa, la protagonista de tu novela es madre soltera. Ella decide marcharse a Australia y digamos que en España tiene un entorno familiar algo complicado. Por eso decide marcharse, ¿verdad?
C.S.- Sí, pero no hagamos mucho spoiler. Ella se marcha a Australia porque su novio de toda la vida, José Ramón, se ha marchado allí también. En España, él era minero sindicalista y no puede seguir en España porque se puede meter en un lío a nivel sindical. No están en un momento como para andar significándose. Su idea es irse a Australia y luego mandar a buscarla para que se vaya con él. ¿Qué pasa? Pues que Elisa se da cuenta de que está embarazada. Y ahí lo dejamos.
M.G.- Lo dejamos ahí, sí.
Bueno, todos sabemos, más o menos, cómo era España en los años 60 pero ¿cómo era Australia? ¿Con qué país se va a encontrar Elisa a su llegada?
C.S.- En aquella época era un país con muchos contrastes. Lo sigue siendo. Es tan fascinante como aterrador. En los años 60, Australia estaba en plena adolescencia, como país. Te podía dar lo mejor y lo peor. Era un país salvaje que había que domar. Te podías encontrar un coche alemán o americano de último modelo, junto con un coche de caballos, con un canguro que pasaba por allí. Los hombres iban armados por las calles. Era un país que estaba creciendo y, justo después de la Segunda Guerra Mundial, con más motivo necesitaban hacer crecer su población. Además, tenían que ser blancos porque los aborígenes estaban en reservas y prácticamente no los dejaban ni respirar, ni pensar por sí mismos. Los aborígenes también serán protagonistas en la novela porque he querido que así fuera.
M.G.- ¿Y cómo era la relación que mantenían, tanto los hombres como las mujeres, con la población aborigen de allí?
C.S.- Prácticamente no había ningún tipo de relación porque los aborígenes estaban escondidos, estaban en reservas. Prácticamente estaban condenados o relegados a los peores trabajos, los más desagradables, los más sucios. Especialmente en las zonas rurales porque en las ciudades no había tantos. Pero si ya en las zonas rurales, los trabajadores europeos tenían poco contacto con nadie, mucho menos lo tenían con los aborígenes. Lo que pasa es que, en mi novela, sí hay un personaje aborigen, Gulara, que tiene una relación muy bonita con la protagonista. Es un personaje que sí tendrá bastante relevancia en la historia.
M.G.- Imagino que, en principio, la vida de estas mujeres se reducía a cuidar del marido, la casa, los hijos. ¿O cuándo llegaban a Australia hacían otro tipo de labores?
C.S.- Como hemos comentado, al principio, ellas iban con la idea de trabajar en casas particulares, como empleadas del hogar. Eran trabajos durísimos y, al poco tiempo, solían pedir el traslado para trabajar en cualquier otro sector. Muchas de ellas terminaban trabajando en fábricas, hospitales, como limpiadoras o en cocinas. Pero claro, al casarse, tenían que cuidar de la familia. Pero había un problema añadido y es que Australia era el país con más mujeres abandonadas del mundo. Muchas veces, los maridos se enganchaban a la rutina del trabajo y estaban fuera de su casa todo el año, ganando mucho dinero, pero llevando una vida un poco de pirata, por así decirlo. Así que las familias quedaban abandonadas y ellas solas tenían que sacar adelante la casa y los hijos.
M.G.- ¿Hay mucha documentación sobre esta operación, Celia? A la hora de escribir esta novela, y partiendo de ese artículo en el periódico, ¿has encontrado mucha documentación?
C.S.- No mucha, la verdad. Me ha costado. Hay archivos, publicaciones, artículos, pero no te tropiezas con cincuenta mil fuentes de información. Hay que buscar, hay que adivinar y averiguar dónde buscar. Espero que cada vez lo pongan más fácil para que la gente sepa lo que ocurrió.
M.G.- Bueno, a raíz de tu novela, yo he empezado a buscar información sobre la Operación Marta. De hecho, encontré una noticia en la que se narraba que se rindió como un homenaje a estas mujeres en Guernica. ¿Tienes constancia de esto?
C.S.- Sí. La mayoría de las mujeres eran vascas. Una población importante de vascos emigró a Australia a finales del siglo XIX y principios del XX. Fueron operaciones de los años 50, a las que se llamó Operación Emú, Operación Eucalipto y Operación Canguro, en las que participaron muchísimos vascos.
Hay una anécdota que siempre me gusta contar. El actor Jacob Elordi, que está tan de moda ahora, es un chico australiano que triunfa en Hollywood pero es nieto de un inmigrante vasco. Ese abuelo se marchó a Australia y luego reclamó a su mujer y a su hijo, el padre del actor. El apellido Elordi es vasco.
Y luego, hay otra anécdota muy curiosa relacionada con los escoceses y con el grupo AC/DC.
M.G.- Sí, lo he visto en tu Instagram.
C.S.- Sí, pues ellos llegaron a Australia con sus padres. Eran nada menos que nueve hermanos y fue allí donde montaron la banda.
M.G.- Es curioso, la verdad.
Celia, y ya para terminar, ¿has descubierto algún pasaje más de la historia en la que poner la mirada y en el que las mujeres sean protagonistas?
C.S.- Siempre, siempre están ahí, Marisa. Creo que me persiguen y están esperando a que termine una novela para tocarme el hombro y decir ahora me toca a mí. Pero bueno, ahí hay dos o tres historias que me están rondando, pero todavía no lo tengo muy claro. Seguro que la protagonista será una mujer.
M.G.- Y espero poder hablar contigo sobre esa nueva novela. Te agradezco muchísimo que me hayas atendido.
C.S.- Gracias a ti, Marisa. Ha sido un placer.
M.G.- Un saludo, Celia.
Sinopsis: Octubre, 1961. Un avión repleto de mujeres despega de Madrid con destino a Australia. Ciento catorce almas, equipadas con sus sueños y temores, se dirigen al fin del mundo.
UN VIAJE AL PAÍS DEL ATARDECER DORADO
UN AMOR IMPOSIBLE DE OLVIDAR
UN SECRETO A PUNTO DE ESTALLAR
Entre los verdes campos de caña de azúcar de Queensland y el dorado del cielo australiano, se alza la plantación Santa Ana. Elisa, una joven asturiana integrante de una iniciativa del franquismo y la iglesia católica para poblar Australia llamada Operación Marta, consigue trabajo en la hacienda aunque ella tiene otro objetivo: encontrar al padre de su hijo, desaparecido tiempo atrás.
Sin embargo, cuanto más investiga, más misterios descubre alrededor de la plantación, de sus patronos y de los duros trabajos de los jornaleros. Bajo la amenazante mirada del sacerdote y el guardián de Santa Ana, Elisa buscará la verdad y hallará la sabia y valiente compañía de los aborígenes del lugar y de aquellos que, como ella, han perdido demasiado para temerle a nada.
Celia Santos escribe sobre la Operación Marta o "el avión de las novias", un viaje histórico en el que cientos de mujeres fueron enviadas a Australia con la esperanza de un futuro mejor. El país del atardecer dorado nos desvela el oscuro enigma oculto tras esa promesa en una historia repleta de amor, esfuerzo y esperanza de la mano de unos personajes inolvidables.
Desconocía la llamada 'Operación Marta' -con buenas referencias bíblicas- y esa curiosa forma de repoblar de mujeres Australia con el señuelo de una vida mejor. Estupenda entrevista para comenzar el año y novela muy interesante.
ResponderEliminarFeliz 2025, Marisa!