viernes, 12 de julio de 2024

EL HAMBRE DEL PELÍCANO de Blanca Cabañas

Editorial: Suma
Fecha publicación: mayo, 2024
Precio: 22,90 €
Género: thriller
Nº Páginas: 360
Encuadernación: Tapa blanda con solapas
ISBN:  9788419835819
[Disponible en eBook]

Autora

Blanca Cabañas (Chiclana, Cádiz, 1991) es maestra de Educación Especial y pedagoga, completó su formación con un máster en Necesidades Educativas Especiales y Atención Temprana. Cuenta con distintos reconocimientos. En 2018, su obra Katchi es premiada como Mejor Relato Corto en el III Certamen Literario Dos Hermanas Divertida. En 2019 consigue el accésit a Mejor Novela Corta en el XXIX Certamen Calamonte Joven con Un buen vecino. En 2020 su relato Vivir se convierte en ganador del VIII Concurso Relato Breve Projecte LOC de Cornellà de Llobregat. En 2021 su relato La línea se hace con el primer premio en prosa en el Certamen Literario Ciudad de Chiclana. En 2022, publica su primera novela, Perro que no ladra, que cautiva a los acérrimos del género. Vuelve con El hambre del pelícano, un thriller crudo y ambicioso que se vale de la Chiclana más oscura como escenario.

Sinopsis

A pesar de comenzar de cero en una nueva casa en Chiclana, Luz no logra dejar atrás sus sospechas. Rodrigo lleva un tiempo comportándose de un modo extraño. Ella conoce esa mirada esquiva, por eso teme que le esté siendo infiel otra vez. Desesperada, decide contratar a una joven detective privada que se convertirá en su sombra. Todo se complica cuando el cuerpo de la chica aparece sin vida en los acantilados de Sancti Petri. Y solo Alfredo, el camarero que la vio por última vez, parece interesado en encontrar respuestas. En esa búsqueda de la verdad, el hallazgo de una estatuilla fenicia detonará las vidas de aquellos que jueguen con su poder y se crean con el derecho de atesorarla.

Después de la publicación de Perro que no ladra, la escritora Blanca Cabañas regresa con un thriller envolvente que atrapa al lector en una espiral voraz que nos lleva a adentrarnos en un mundo de intereses y a disfrutar de los episodios desconocidos de la historia fenicia de Cádiz. Deseos oscuros, avaricia, mitología, investigación y secretos en una novela que hará las delicias de los lectores del género.

[Información tomada directamente del ejemplar]

Blanca Cabañas publicó su primera novela,  Perro que no ladra, en 2022. Con ella tuve el placer de conversar al filo de las navidades de aquel año (puedes leer nuestra conversación aquí) y posteriormente compartí con vosotros mis impresiones en la correspondiente reseña. Leer aquella novela me gustó. Disfruté de su trama y, de paso, aprendí algo de neurociencia. Cabañas regresa ahora con nuevo libro bajo el brazo. El hambre del pelícano es de esas novelas que gustosamente te llevas a la playa, para disfrutar de una lectura entretenida, con una trama a la que no le faltan sorpresas y giros. Y si esa playa baña la costa de Cádiz, mejor que mejor, porque la autora vuelve a su tierra, a Cádiz, para hablarnos de su pasado. Os cuento un poco.

«Voy a morir». De este modo empieza El hambre del pelícano. Las páginas que componen el prólogo de la novela están narradas en una primera persona. La acción se sitúa al borde un acantilado. Al fondo de ese abismo, el mar ruge con fuerza, golpeando incansable las rocas. Pero esta escena será únicamente un adelanto de lo que vamos a encontrar en el interior de este libro, un aperitivo que pone al lector en guardia porque, realmente, la novela se inicia en casa de Adolfo, un anciano que parece sufrir el síndrome de Diógenes. 


«Hacía semanas que no dormía. Puede que meses. A decir verdad, el tiempo se había vuelto confuso. Era incapaz de conciliar un sueño profundo. Cada poco se desvelaba y volvía a estar vigilante un par de horas. Hasta la siguiente sacudida. Esa que lo mantenía alerta, inseguro, expectante. En su cara se dibujaba el miedo; en sus ojos, la tristeza». [pág. 14]

 

En esas primeras líneas del primer capítulo conoceremos a Adolfo, un hombre mayor que no siente orgulloso de lo que hizo en el pasado. Habla de decisiones erróneas, de pagar un precio demasiado alto, de merecer un severo castigo. Tiene miedo. El anciano vive recluido en su casa, no sabemos si por sentir pánico a salir al exterior o por otro motivo. Lo cierto es que, en su casa, siente una presencia amenazante, una figura oscura que lo paraliza cada vez que surge de la nada, o quizá sean sólo imaginaciones de un pobre viejo. Pero el protagonismo de Adolfo se evaporará rápido para pasar el testigo a otros personajes que sí van a desempeñar un papel más predominante. Por un lado, tenemos a Alfredo, un joven camarero, cuya vida cambiará de un día para otro. También acompañaremos a Sofía, una joven fotógrafa que trata de reconducir su vida. Y, entre otros tantos, a Rodrigo, un padre de familia que no pasa por un buen momento. 

La aparición de un cadáver en la playa de la Barrosa pone en marcha el motor de la investigación criminal que se desarrollará en la novela. Nadie ha denunciado ninguna desaparición. Tampoco es posible identificar el cadáver, ya que entre las pertenencias del mismo no se encuentra ningún documento personal. Lo único llamativo son las quemaduras que el cuerpo presenta en las yemas de los dedos, así como una marca alrededor del cuello. Nada más. ¿Quién es la persona que ha sido hallada sin vida? 

Pero este hallazgo no será el único importante de la novela. El hambre del pelícano conecta con el pasado de Cádiz, con su Historia en mayúsculas, con las diversas culturas que poblaron antaño estas tierras, y con la aparición de un objeto de arte, una estatuilla de bronce, que dará pie a un relato en el que no faltarán las mentiras, las medias verdades, la traición, la codicia y la venganza, elementos que ayudarán a mantener la tensión narrativa.

Qué me ha gustado de la novela

Un buen inicio de novela es fundamental para despertar la curiosidad del lector y, en este caso, hay que reconocer que El hambre del pelícano tiene un buen arranque. Como comenté antes, el prólogo nos sitúa al borde de un acantilado, junto a uno de los personajes de la novela. Intuimos lo que la autora pretende que intuyamos, que dicho personaje tiene pensamientos suicidas. ¿Es realmente así? Y en tal caso, ¿por qué? Así que, con esa curiosidad rondándome, me adentro en una trama que gira alrededor de dos cuestiones. Por un lado, la investigación criminal que, si bien está en manos de la Guardia Civil, liderará uno de los personajes civiles el que, por la cuenta que le trae, llevará a cabo sus propias pesquisas. Y por otro, el segundo pilar de la trama será el que tiene que ver con ese repaso que Cabañas hace a aquellos tiempos en los que tierras gaditanas estaban ocupadas por los fenicios y a las que apodaron Gadir.


«La datación histórica no es precisa, pero mucho historiadores coinciden en que solo ochenta años después de la caída de Troya, allá por el año 1104 a.C., se funda Gadir. Entonces era un archipiélago formado por tres islas, las Gadeiras: Erytheia, Kotinoussa y Antípolis». [pág. 101]

 

 




¿Y qué tiene que ver el cadáver de la playa de la Barrosa con la historia de los fenicios en el sur de España? Bueno, pues, por daros algunas pistas os diré que se cree que en Gadir se erigió un templo a Melkart«el rey de la ciudad, del comercio y de la navegación», al que en el mundo griego llamaba Hércules. Melkart, del que yo lo desconocía todo, a pesar de que actualmente puedes encontrarte alguna estatua en su nombre, paseando por algún municipio gaditano, es parte importantísima de la historia de Cádiz y, aunque fue un dios fenicio, todavía hoy ha protagonizado alguna noticia de actualidad. La novela nos habla de estatuillas en honor de Melkart que se han hallado en el fondo marino, en el entorno de Sancti Petri. ¿Podría ser que esas estatuillas estén malditas y sólo traigan muerte y desgracia?


«Vicente hacía alusión a las diez estatuas contemporáneas que,  colocadas en diversos puntos de Chiclana, recordaban la huella imborrable que los antepasados dejaron en aquella franja de tierra. De más de tres metros de altura y simulando el bronce, reencarnaban al dios del comercio Melkart, dando protagonismo a una ruta que los fenicios hicieron hace tres mil años». [pág. 76]


Darle un meneo al libro de Historia y ahondar en el pasado de nuestra vecina Cádiz me ha resultado una experiencia interesantísima. Leyendo esta novela aprenderemos sobre la llegada de los fenicios, sobre cómo se fundó Gadir, quién era Melkart, la existencia de navíos hundidos bajo el mar, y sabremos de reliquias que esperan ser rescatadas de la corrosión del salitre. Todo ello está bien integrado en el relato aunque, sí admito que, quizá en algún momento, Cabañas profundiza algo más de lo esperado o necesario, poniendo a nuestro alcance abundantes datos que, como puedo imaginar, suponen el fruto de la documentación que la autora ha tenido que emprender para poner en pie esta trama.

Por otra parte, y vinculado con el hallazgo de obras de arte, El hambre del pelícano también pone sobre el tapete las consecuencias que acarrea encontrar una pieza arqueológica, desde el punto de vista de Patrimonio Histórico. 


«En España, a partir de la ley de Protección Histórico Español de 1985, cualquier hallazgo, casual o no, debe ser notificado. Todo lo que hay de valor bajo tierra o en el mar pertenece al Estado». [pág. 173]


¿Pensarán así los personajes de esta novela? Creo que puedes responder tú mismo a esta pregunta.

Personajes

La galería de personajes de El hambre del pelícano es, más o menos, amplia, pero sólo me voy a limitar a destacar tres.

* Alfredo es un joven de veinticinco años con una vida bastante anodina. Trabaja los fines de semana en el restaurante Los Pescadores, con el propósito de sacarse un dinero con el que ayudar a la economía familiar. Le encanta la tele y los videojuegos. Sin apenas vida social, su único amigo es Fabio, un guardia civil al que conoció en la infancia.


«Habían jugado de críos en la plazoleta de la barriada, compartido las primeras quedadas con chicas y se habían fumado los primeros pitillos juntos. Si pensaba en aquella época, se recordaba delgaducho y con pelusilla facial en el bigote. Sin embargo, Fabio siempre tuvo un cuerpo fibroso que, desde hacía unos años, lucía bajo el uniforme verde de la Guardia Civil. Lo miraba con admiración, con orgullo. Mientras él sentía haberse estancado, Fabio había cumplido todos sus objetivos: tenía un trabajo estable, se había casado y criaba un bebé de pocos meses». [pág. 18-19]


La relación entre Alfredo y Fabio será crucial en el desarrollo de los hechos. En cierto sentido, la amistad entre el joven camarero y el guardia civil es uno de los puntos interesante de la novela, especialmente, porque esa relación que siempre ha sido sólida podrá terminar pendiendo de un hilo. 

* Sofía es una joven fotógrafa que un buen día abandonó el domicilio familiar para perseguir sus sueños. Sus padres querían imponerle un futuro, que estudiara Derecho y se convirtiera en abogada, pero aquel plan no la seducía. Cuando en su vida apareció Tony, no se lo pensó y se marchó con él. Tony es un tipo guapo, un buscavidas que Sofía conoció por Instagram.


«Hacía de todo, desde arreglar electrodomésticos, promocionar subastas deportivas de dudosa fiabilidad hasta subir fotos de todos los lugares de la provincia que visitaba». [pág. 35]


Sofía tiene que aportar también su grano de arena a la relación así que, aprovechando que es buena fotógrafa y tiene buen equipo, y a pesar de no contar con acreditación oficial, se anuncia como detective privado para casos menores de infidelidad y cuernos. Su relación con Tony empezará a hacer aguas más pronto que tarde.

* Rodrigo se crió en el antiguo poblado de Sancti Petri, «una lengua de tierra que fue un enclave estratégico tres mil años atrás. Saqueado por piratas, erosionado por la acción del mar, bombardeado por los franceses y explotado como cantera de piedra ostionera», que vivía del paso de los atunes por el Mediterráneo, hasta que otros intereses económicos terminaron por obligar al desalojo forzoso del poblado. De madre estibadora y padre pescador, Rodrigo ha formado su propia familia con Luz, con la que tiene dos hijos, pero las cosas no van bien en el matrimonio. Por un lado, ha dado un traspiés que sólo ha sembrado la desconfianza en su mujer. Por otro, su suegra lo atosiga a la menor oportunidad, ninguneándolo y poniéndolo en evidencia. Rodrigo desea con anhelo demostrar a los demás que no es un don nadie para recuperar así a su familia. El destino le abre una puerta para intentarlo, solo que, a veces, lo que vemos más allá de un umbral no es más que un puro espejismo.

Escenarios

Chiclana, Sancti Petri, la playa de la Barrosa... Blanca Cabañas pone su entorno conocido al servicio de la trama de esta novela y se nota que la joven escritora es oriunda de la zona. Lugares, como el restaurante Los Pescadores, en Chiclana, o las fortificaciones de de Urrutia o la de Sangenís existen y contribuyen a crear atmósfera. 

Estructura y estilo

Blanca Cabañas opta por abrir nuestro apetito antes de meternos de lleno en el grueso de la novela, con el prólogo que mencioné anteriormente. A partir de ese punto, la estructura de la novela se compone de cuatro partes, a lo largo de las cuales se distribuyen un total de cincuenta y cuatro capítulos de breve extensión, encabezados por el nombre del personaje sobre el que se va a poner el foco de atención en cada uno de ellos.

Narrado prácticamente en tercera persona, el tiempo se pliega sobre sí mismo,  permitiendo que conozcamos presente y pasado, por qué esa persona del prólogo parece a punto de lanzarse al vacío y qué consecuencias tendrá ese hecho en el presente de los personajes. La autora nos adentra en un thriller de buen ritmo, con un estilo actual, ágil y dinámico, que impide que el lector se aburra.


En definitiva, El hambre del pelícano es un thriller al que no le faltan sorpresas y giros, especialmente en los últimos compases, donde la trama tiene que quedar limpia de duda y aclarada en todas sus incógnitas. Como dije al principio, una novela para disfrutar de los días de verano.

[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]

Puedes adquirirlo aquí en tapa blanda y aquí en Kindle



8 comentarios:

  1. ¡Hola, Marisa!
    No he leído a la autora, tu propuesta pinta genial para ser incluida en nuestro plan de verano. Nada como descansar leyendo un buen libro en la playa, disfrutando del sol y de la brisa marina. El género me gusta así que me llevo este thriller apuntado para conocer un poco Cádiz y su pasado histórico.
    Un abrazo y feliz fin de semana ;)

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  2. Sobre todo me llama la atención que esté ambientada aquí en Andalucía.

    Le tengo el ojo echado, a ver qué tal :)

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  3. Tengo en mi lista Perro que no ladra desde que le hiciste la reseña, pero creo que voy a estrenarme con esta novela que nos traes hoy porque me ha llamado muchísimo la atención esa historia de muerte e intriga mezclada con la historia remota de Cádiz. Tiene una pinta estupenda.
    Un beso.

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  4. Me gusta mucho cuando los autores se centran en lo que conocen, aman y han bebido desde que eran bien pequeños. Quiero decir que me gustan más las novelas apegadas a la tierra de los autores que por ejemplo las de un gallego escribiendo sobre sucesos ficcionados en Alabama je, je. Ese buen comienzo del que hablas es clave para engancharnos en lo que parece un thriller de lo más especial.
    Besos, Marisa.

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  5. Qué buena pinta! Me tientas muchísimo y más sabiendo que se desarrolla cerquita de donde vivo.
    Besotes!!!

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  6. Hola Marisa!! ¡Gracias por esta reseña tan detallada! Me ha dado una perspectiva clara sobre el libro y definitivamente lo añadiré a mi lista de lecturas. Besos!!

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  7. Super reseña Marisa, completísima. Pues es un libro veraniego, por lo que cuentas, y para disfrutarlo pese a los calores. Apuntado queda. Gracias y besos

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