El pasado día 16 de mayo se falló en Sevilla el XXIX Premio de Novela Fernando Lara. Este galardón literario se celebra en el marco del acuerdo de colaboración entre Grupo Planeta y la Fundación AXA, para el desarrollo y fomento de la cultura en Andalucía, y cuenta con una dotación de ciento veinte mil euros para la obra ganadora, que será publicada por Editorial Planeta.
A esta nueva edición del premio se presentaron un total de 565 novelas originales e inéditas, alcanzando esta cifra un nuevo récord de participación. La procedencia de estos manuscritos ha sido muy diversa aunque, como cabía esperar, la mayoría (un total de 308) procedían de España.
De la totalidad de manuscritos recibidos, el jurado formado por Ana María Ruiz-Tagle, Clara Sánchez, Nativel Preciado, Pere Gimferrer y Emili Rosales, en calidad de secretario con voto, seleccionó un total de diez obras finalistas, que son:
- Memorias del aire, de Sofía Marés (seudónimo)
- La chica que parecía un recuerdo, de Javier Memba
- Sangre y vodka, de Yevgueni Alexeievich Baratynski (seudónimo)
- Los cisnes de la guerra, de Jesús López Pérez
- Los senderos de un dios oscuro, de Matías Martín (seudónimo)
- El viento de la locura, de Adriana Laucirica
- La flor de la guayaba, de Francisco Onieva Zafra
- A fuerza de utopía, de Rubén Don
- Cuando Horacio tiende a cero, de Chirfredi Zenchesti (seudónimo)
- Lo que enreda el oleaje, de Loida (seudónimo)
Pues bien, en la noche del 16 de mayo, Sevilla acogió la entrega de este premio, para lo cual se congregaron en el Patio de la Montería del Real Alcázar de Sevilla numerosos asistentes, entre los que destacaron autoridades como Jesús Aguirre Muñoz, presidente del Parlamento de Andalucía, Patricia del Pozo, consejera de Desarrollo Educativo y Formación Profesional, José Luis Sanz, alcalde de Sevilla, Olga Sánchez, presidenta de la Fundación AXA y José Creuheras, presidente del Grupo Planeta.
El acto fue conducido por el periodista Jesús Vigorra que, antes de dar pie al inicio de la noche, requirió la atención de los asistentes para rendir un emotivo homenaje al escritor y periodista, Fernando Delgado, que falleció el pasado mes de febrero y que, desde el año 2003 había formado parte del jurado de este premio. A su memoria se dedicó un sentido aplauso.
Tras el mismo, y durante el transcurso de una cena, Vigorra y el secretario del jurado fueron informando a los asistentes del proceso de descarte de las obras finalistas. Tras varias deliberaciones, las dos últimas novelas seleccionadas fueron: Los senderos de un dios oscuro, de Matías Martín (seudónimo) y A fuerza de utopía, de Rubén Don; y sobre las once y media de la noche, se comunicó que el premio recaía en el primer título de las dos últimas obras seleccionadas. Pero, ¿quién era Matías Martín? Pues, tras la apertura de la plica se comunicó que, tras ese seudónimo, se escondía el autor gallego Manel Loureiro y la novela Cuando la tormenta pase. Acto seguido, el autor subió al escenario a recoger su premio y manifestó que esta noche jamás la olvidaría, que se sentía emocionado pero también «un poco cagado de miedo», bromeó.
Sobre la novela, pidió a los presentes que se imaginaran un lugar, la isla de Ons, a pocos kilómetros de la costa gallega. «En esa isla, Roberto Lobeira, protagonista de esta novela, se queda aislado por culpa de una tormenta en pleno invierno». En la isla solo residen un puñado de habitantes, que pasan el invierno en soledad, tal y como ocurre en la realidad, «pero Lobeira pronto descubre que estos habitantes guardan secretos». Además, el protagonista encontrará mensajes sangrientos en la puerta de su casa y una mañana descubrirá también la presencia de un fardo que la marea ha arrastrado a la orilla. «Cuando abre ese fardo y ve su contenido, Roberto Lobeira no es consciente de que está dando salida a un montón de tensiones acumuladas que van a provocar que, durante los siguientes días, tenga que esforzarse por sobrevivir». ¿Qué contiene ese fardo? ¿Qué secretos guardan celosamente los vecinos de Ons? Con todas estas incógnitas nos dejó Manel Loureiro.
Rueda de prensa
Tras la cena, el autor y su premio se pusieron a disposición de los medios de comunicación. De entrada, nos comentó que él concibe las novelas como puro entretenimiento, aunque también le gusta hacer pensar a los lectores y para ello, nada mejor que un thriller. «Es como una carrera, entre el autor, que está planteando desafíos, y los lectores, que quieren descubrir lo que pasa cien páginas antes».
Para escribir la novela, el autor se desplazó hasta la isla de Ons en pleno invierno. Sobre la isla afirmó que es «un sitio muy particular» porque, en verano es un espacio al que llegan miles de turistas, pero en invierno el turismo se retira y, a partir de septiembre, la isla queda desierta. «Apenas quedan unas treinta personas viviendo en la isla durante el invierno», que en ocasiones quedan aisladas de tierra firme. Continuó explicándonos que «en la isla, perdura uno de los pocos faros de España que todavía tienen farero», y fue en ese lugar donde pernoctó, para lo que tuvo que pedir un permiso especial. «Estuve viviendo en la isla durante varios días, en plena soledad. De vez en cuando te tropezabas con algún vecino que viven allí todo el año». Aseguró que él veía las luces de la ciudad, al otro lado del mar, pero la sensación de aislamiento le producía una sensación curiosa, sabiendo que, debido a una tormenta, no podía salir de la isla. «Así empezó a surgir la novela, que tiene esos elementos que atrapan al lector, que juegan con sus emociones, que van a sentir cómo las lluvia les moja o el frío les cala», quiso aclarar.
Sobre Roberto Lobeira nos comentó que el personaje es un escritor y periodista, «con un pasado trágico, pero que ha encontrado en la literatura un refugio». Añadió que podríamos pensar que el personaje es una proyección de sí mismo, aunque él no era periodista, sino abogado, profesión de la que quiso escapar. Nos adelantó que «Lobeira descubrirá que los ecos del pasado son muy complicados de dejar atrás, incluso en una isla desierta».
Asegura que, al igual que ocurre en todos sus libros anteriores, el espacio es un protagonista más. «Me gusta ambientar las historias en Galicia porque le dan un plus, a través del paisaje, del clima con la niebla, y ese verdor gallego, que acaba impregnándolo todo y envolviendo al lector».
Manel Loureiro nos habló de su metodología de trabajo, de sus manías a la hora de encarar un nuevo proyecto y también hizo mención a la adaptación del primer libro de la saga Apocalipsis Z. Afirma que, de volver atrás, a su yo del pasado le diría que se prepare.
Para finalizar, el autor señaló que Cuando la tormenta pase es una novela dirigida a todo tipo de lectores, que saldrá publicada el próximo 19 de junio.
Si quieres vivir lo que ocurrió en los Reales Alcázares de Sevilla, durante el acto de entrega de este premio, te invito a ver el siguiente vídeo.
De este autor tengo La puerta en mi lista de pendiente hace años. Aún no me he animado y no sé por qué porque la sinopsis es de las que enganchan. A ver si con esto del premio me animo con esa novela y luego con la que ha ganado el Fernando Lara.
ResponderEliminarMenudo escenario los Reales Alcázares para cualquier acto. Es un lugar precioso.
Un beso.
Muchísimas gracias por esta crónica. Del autor sólo he leído una novela, que no me entusiasmó mucho. Es hora de volver a darle otra oportunidad.
ResponderEliminarBesotes!!!