Nacionalidad: España
Director: Arantxa Echevarria
Reparto: Daniela Shiman Yang, Xinyi Ye, Ella Qiu, Pablo Molinero, Leonor Watling, Carolina Yuste,...
Género: Drama
Sinopsis: En un colegio coinciden al comienzo de curso dos niñas chinas de 9 años. Todo el mundo da por hecho que se harán amigas, pero absolutamente nada las une. Lucía es segunda generación de inmigrantes. Se siente absolutamente española y solo piensa en integrarse con el resto de sus amigas del colegio. Desearía tener unos padres “normales” como el resto de sus amigas, pero los suyos le avergüenzan constantemente porque no hablan español, trabajan más de 14 horas en el bazar y ni siquiera le permiten celebrar su cumpleaños en el Burger King. La otra niña es Xiang. Es adoptada y con su rostro delata allá donde va que no es hija de sus padres. Donde va con sus padres españoles, llama la atención. Xiang se pregunta por su familia biológica; ni se siente china ni se siente aceptada ante los demás niños en el colegio. Las dos niñas se cruzarán, separarán y acabarán siendo vitales la una para la otra en la búsqueda de su identidad.
Hoy día, en España, es más que habitual ver a personas de otros países. Y no me refiero a aquellos que vienen de viaje, a hacer turismo, sino a comunidades de otras etnias que se han asentado aquí, que viven y trabajan aquí. He leído que el movimiento migratorio de origen chino se inicia a principios del siglo XX, más concretamente a partir de los años 60, alcanzando un nivel más notorio en la década de los 80, que trajo consigo la proliferación de restaurantes y, más tarde, las famosas tiendas de «Todo a Cien», o lo que hoy conocemos como bazares, donde se vende absolutamente de todo. Atrás quedaron esos primeros establecimientos en los que se vendían curiosos artículos de origen asiático, objetos decorativos que denotaban su procedencia. Hoy es muy difícil no encontrar lo que buscas o necesitas en un bazar chino. Y mucho más difícil si nos adentramos en los macro-almacenes que se sitúan en los polígonos industriales. Así que, estamos más que acostumbrados a convivir con gente asiática pero, ¿qué sabemos de ellos? Seguro que cerca de tu casa hay uno o dos bazares chinos, regentados por familias. Abren un montón de horas al día, todos los días de la semana, y rara vez cogen vacaciones. Que cierre un chino es mal síntoma para la economía. Sabemos que están ahí por si, en algún momento, necesitas algo con urgencia, y todos acudimos a ellos con frecuencia. Lo de «voy al chino» se ha convertido en una frase común entre nosotros. Pero párate un momento a pensar. ¿Tú has visto el bazar chino de tu casa cerrado alguna vez un domingo? ¿Has visto a alguna familia china, que viva y trabaje en España, tomando una cerveza en una terraza? ¿Los has visto en el cine? ¿En el teatro? Ya te digo, no me refiero a la población asiática que viene de turismo, sino a los que viven aquí. Yo, desde luego, a María (así la llamamos) que trabaja en mi tienda china, no la he visto nunca más allá de ese mostrador en el que cobra lo que vende. Siempre está allí, al pie del cañón. Ella, su marido, y sus hijos. Es más, tiene contratada a una chica española.
Pues bien, movida por la curiosidad de saber más sobre mis vecinos chinos y también por la reseña que leí en Cine y críticas marcianas, me senté estos días atrás a ver Chinas. ¿Qué nos cuenta este largometraje?
La cineasta Arantxa Echevarría, ganadora de dos Goya por Carmen y Lola, vuelve a poner la mirada en esos colectivos marginales y nos trae una película que nos va a permitir acercarnos a dos realidades distintas, que afectan a la comunidad china. Por un lado, conoceremos al matrimonio formado por Sol y Julián. Ellos, como otras muchas parejas españolas, han adoptado a una niña china de nombre Xiang. No sabremos cuándo se produjo la adopción, ni en qué condiciones. A la vida de esta familia llegaremos cuando la pareja decide cambiar a la niña de centro escolar, por problemas de integración.
Por otro lado, Echevarría nos acerca al día a día de una familia china que regenta un bazar en un barrio muy humilde de Madrid. Feng y Shui tienen dos hijas: Rou, es una adolescente que reniega de su nombre y desea llamarse Claudia; y Yun, a la que conocemos como Lucía, una niña pizpireta y simpática, muy integrada en su colegio, que pasa la mayor parte del tiempo con su amiga Susana, una niña española rubia de cara angelical; y que, si vive en España, no entiende por qué no puede adoptar las costumbres de este país.
Xiang es hija única y tiene la suerte de tener unos padres con una economía holgada. Viven en una casa grande, bonita y luminosa. Sus padres la están criando según el estilo de vida occidental y, aunque a la pequeña no le falta de nada, parece que no es feliz. Xiang se siente diferente al resto. Incluso su nombre le parece un lastre. Sus padres son españoles pero ¿ella qué es? Hay una secuencia tensa en la que la misma niña volverá la espalda a su origen, como si no se sintiera identificada con lo que tiene delante. Radica ahí un problema de desorientación, de falta de identidad personal, que provoca un oscuro pozo en el interior de la pequeña.
Lucía será la otra gran protagonista. Al contrario que Xiang, ella vive en una casa pequeña y oscura. Comparte habitación con su hermana Claudia, y pasa muchas horas en la tienda de sus padres, donde ayuda y hace los deberes, al mismo tiempo. Feng y Shui no conocen otra vida que no sea el trabajo. La familia mantiene las costumbres chinas, están muy apegados a su cultura y tradiciones, y pretenden inculcar su forma de vivir a unas hijas que están creciendo en un entorno muy distinto al que tendrían si vivieran en China. ¿Cómo se gestiona eso?
De manera colateral, Claudia, la hermana mayor de Lucía, también tendrá su parcela de protagonismo. A los problemas de su hermana pequeña (eso de ser chino en España), se unen también los propios de la adolescencia. Claudia es joven y quiere divertirse con sus amigos pero lo tiene complicado. Por eso recurrirá a lo que recurren o recurrimos todos los que tuvimos su edad, a buscar la manera de salirnos con la nuestra sin que los padres se enteren. El problema está en que los padres, y los abuelos de Claudia, tienen unos planes para la joven que, obviamente a día de hoy, no encajan en la tradición occidental.
Chinas irá explorando la realidad de estas dos familias que, a pesar de venir de un estrato social muy distinto, casi comparten los mismos problemas -el choque cultural de sus hijos-. A todo esto, el racismo mostrará también su peor cara y también el entorno en el que se mueven cierto segmento de la población juvenil.
Qué me ha gustado de esta película y qué no me convenció
Al margen de que Chinas nos deja ver un trocito de vidas de unos vecinos a los que conocemos poco, a mí me han gustado mucho los contrastes que nos presenta su directora. Y no me refiero solamente a las diferencias entre asiáticos y españoles, sino a lo distinto que puede ser tu vida, dependiendo de dónde te coloque la suerte y el destino. Xiang y Lucía son dos niñas asiáticas, proceden del mismo lugar y, sin embargo, sus vidas no pueden ser más diferentes. Eso no quiere decir que una sea más feliz que la otra porque, más allá de problemas puntuales, y por paradójico que parezca, Lucía, la que tiene menos, es la que parecer ser más feliz que Xiang.
El otro contraste pivota sobre el problema generacional. No es lo mismo ser un chino, nacido en China, y residente en España, que ser un chino que ha nacido y reside aquí. Los puntos de vista son totalmente opuestos. Mientras que Feng y Shui se dedican únicamente a trabajar, recluidos en su pequeña burbuja, sin relacionarse prácticamente con nadie, más allá de los clientes de la tienda, y sin haberse molestado en aprender español, sus hijos -Claudia y Lucía-, dominan el idioma perfectamente, conocen las costumbres españolas, las aceptan (o eso quieren) como suyas y se relacionan sin ningún tipo de problemas con otros españoles, o con personas de otros países. Es cierto que, el hecho de ser de otra etnia acarrea alguna broma de mal gusto, pero saben convivir con ello, quieren integrarse, formar parte de la misma sociedad que el resto de las personas que los rodean. ¿Cómo van a mantener unas costumbres que, aunque son respetables, no dejan de ser ya obsoletas y fuera de lugar en el país que viven? Eso provoca una brecha entre padres e hijos y, si lo piensas, ambos tienen razón. Los padres de Lucia dejaron su país atrás para labrarse un futuro y trabajan duro para darles a sus hijas educación y alimento. Pero sus raíces no están en España, sino en China. Llegaron a este país cargados con una mochila llena hasta arriba de las particularidades de su propia cultura. Ellos quieren transmitir su legado, que sus hijas no olviden de dónde vienen. Sin embargo, también tienen razón las niñas, que han nacido en este país y forman parte de él. Para ellas, China queda muy lejos. En fin, es algo complicado.
También me ha gustado el retrato multicultural que muestra la película. Cómo, en un espacio pequeño, conviven jóvenes de diferente raza. Se relacionan y salen de copas. No hay ningún problema en sus relaciones. Eso sí, en ese entorno, veremos a la mujer ejerciendo un papel denigrante, y más si eres de otro país. La integración y el ser aceptada puede acarrear un elevado coste. Al mismo tiempo, señalo el dibujo que se hace de la vida en los barrios más periféricos de las grandes ciudades, un reducto que para muchos queda muy lejos, casi como si no existiera.
Chinas es una película que me ha producido mucha ternura. Tiene momentos complicados, porque los hijos y los padres vivirán situaciones que no son agradables y sentirán en su propia piel lo que es la decepción, el rechazo, o la frustración, pero también hay otros divertidos. Los ojitos con los que Susana ve todo lo que es habitual en Lucía y su mundo te arranca una dulce sonrisa. Las conversaciones entre ellas están llenas de inocencia. Y los sueños de Lucía son tan pequeñitos que es inevitable que te robe el corazón.
Ahora bien, desconozco la labor de documentación que habrá hecho Echevarría, para encarar esta película. Hablo desde la más absoluta de las ignorancias, pero debo decir que, en algún momento, el desarrollo de los hechos me ha parecido algo exagerado. Alguna secuencia nos muestra el desprecio y el racismo llevado a un cierto extremo. Lamentablemente, gente que odia a los que no tienen su color de piel hay muchísimas, pero me parece que ese racismo está más dirigido a otras culturas. Me refiero, principalmente a árabes y africanos. No percibo tanto racismo contra los asiáticos como contra las personas de piel más oscura. Lo mismo estoy equivocada pero es la percepción que tengo y por eso, algunas escenas me han parecido algo exageradas.
Por anotar otra cuestión que no me ha convencido, debo mencionar el desenlace. Me ha resultado abrupto, precipitado, y demasiado abierto. Máxime teniendo en cuenta que el metraje alcanza casi las dos horas.
Interpretación y reparto
Estamos ante una película en la que se pone el centro de atención sobre los niños. Y en Chinas brilla una sonrisa por encima de todas las demás. Lucía te va a conquistar con su luz. Es una niña que vive donde le ha tocado vivir y que sueña con ser igual que el resto de sus compañeros de clase. Por eso tratará de llevar a cabo un plan, lleno de inocencia e ingenuidad, movida únicamente por el deseo de sentirse otra niña más. Interpretado por Shiman Yang, su trabajo está lleno de naturalidad y espontaneidad. Diría lo mismo de su amiga Susana (Valeria Fernández). Las niñas no interpretan. Ellas simplemente juegan.
Hay que nombrar también el papel de Shui, la madre de Lucía, a la que el guion le tiene reservadas unas cuantas escenas importantes. A mí me ha gustado mucho cómo la actriz Yeju Ji refleja la tristeza, la impotencia, o el desconcierto, a la hora de cuidar a sus hijas y tratar de retenerlas dentro de la cultura asiática.
El reparto cuenta con dos nombres muy conocidos. Por un lado, el de Leonor Watling, que se meterá en el papel de Sol, la madre de Xiang. Vamos a ver a una mujer que lo pasa mal. A las dificultades propias de ser madre y velar por la vida de un niño, se une que ese niño, además, no es biológico. Y por rizar más el rizo, ni siquiera es occidental. Sol naufraga en un mar de dudas. Quiere hacer lo mejor para su hija pero, a veces, se encuentra con un muro frío y desangelado. ¿Cómo ve Xiang a Sol? El trabajo de Watling, como me suele ocurrir cuando la veo en pantalla, no me llena.
El otro nombre conocido es el de Carolina Yuste, una cara que cada vez vemos más en la gran pantalla. Yuste se mete en el papel de Amaya, una vecina que tiene una estrecha vinculación con Lucía. Amaya trata de mediar en favor de la niña, pero los padres de Lucía son muy estrictos. Su papel es meramente anecdótico.
En definitiva, poco más os puedo contar. Si me preguntáis si merece la pena ver Chinas, mi respuesta será sí. Es una aproximación interesante a una cultura distinta a la nuestra, y a una problemática que, aunque nos queda cerca porque todos conocemos a personas chinas, a la vez nos queda lejísimo. Siempre es interesante saber más, y conocer mejor a las personas con las que tratamos con frecuencia.
La he visto en Orange TV
Tráiler:
La vi hace sólo dos o tres días en Movistar y me gustó mucho, más de lo que me esperaba. Creo que presenta bien el asunto de la integración por parte de esa comunidad. Creo que la solución de la pareja de jóvenes (integrados pero sin renunciar a sus tradiciones y cultura) es la mejor. Los padres ya son otro cantar, aunque la actitud de la madre considero que muestra una cierta evolución que no sabemos donde irá a parar. La actitud más cuestionable es la de la niña adoptada y sus padres adoptivos. Pero incluso este asunto está muy bien tratado: los padres intentando lo mejor para la niña, ésta renunciando a su procedencia, la equivocación o no de los primeros, la evolución o no de la niña... En fin, como verás, Marisa, a mí me ha gustado bastante.
ResponderEliminarSólo un pequeño pero: sé que voy a parecerme a Boyero, pero es que pienso como él: ¿Es preciso que el personaje de Carolina Yuste sea lesbiana? Creo que ese beso en los labios con su amiga que la acompaña al año nuevo chino está poco motivado, sólo las cuotas de lo políticamente correcto vienen a justificarlo. ¿O no?
Un beso
Juan Carlos, a mi no me chocó esa escena final que comentas. La verdad es que, hasta ese momento, no se sabe que Amaya es lesbiana. Pero después de leerte, estuve pensando, y quizá sea un guiño que Echevarría hace a su otra película, a Carmen y Lola. Sobre todo, porque en esa película también salía Yuste. No sé, es una idea que me vino después de leerte. Besos
EliminarInspira ternura, es cierto y cuenta muy bien las distintas situaciones en que se encuentran las niñas, los prejuicios, la condescendencia... A mí me gustó muchísimo. Me pareció una historia preciosa. Y cómo está la niña protagonista, ¿verdad? Estupenda tu reseña, Marisa. Un beso.
ResponderEliminarMe quedo con ese merece la pena verla. Le tengo muchas ganas :)
ResponderEliminarEl otro día por casualidad volví a ver Carmen y Lola y me gustó incluso más que la primera vez. Pienso que está directora tiene algo muy especial y si la dan cancha puede desarrollar muchísimo más el tipo de cine social que realiza. Chinas fue una de las sorpresas del cine español el año pasado. Comenzó con unas cifras tibias de recaudación y el boca a boca hizo que fuera una de las pelis españolas con mayor evolución en espectadores. Al leer tu reseña me han entrado ganas de verla otra vez jeje.
ResponderEliminarMuchas gracias por la mención a Cine y críticas marcianas.
Besos, Marisa.
Buenos días, Marisa.
ResponderEliminarNo sé si veré o no la peli, ya sabes que no me llama el cine español. Sin embargo, la pregunta que nos lanzas me parece fantástica. En Madrid la comunidad china es enorme, está por todas partes. Sin embargo, se sabe muy poco de sus componentes. Ni siquiera en los colegios se llegan a integrar con normalidad entre el resto de alumnos. Es un tema que debería estudiarse en profundidad.
Un abrazo, y feliz jueves!!
Tengo ganas de verla. Se me pasó en el cine y espero poder verla en alguna plataforma, pero por ahora no está en ninguna de las que tengo. También puedo esperar a que la saquen en DVD.
ResponderEliminarUn beso.
He leído muy buenas críticas, incluyendo esta y la tengo pendiente de ver.
ResponderEliminarBesitos.
La tengo pendiente de ver. Ya te contaré si exageran o no en el tema del racismo. Sí que te doy la razón en que parece más acusado hacia otras razas. Pero se dan casos. Mi hija, en poquitas ocasiones, menos mal, pero los ha sufrido, incluso en el colegio.
ResponderEliminarBesotes!!!
Margari, es verdad. Ya me dirás porque me interesa un montón tu opinión. Besos
EliminarNo la conocía pero me han dado ganas de verla, así que aputada queda! Un besote!
ResponderEliminarLa tengo añadida a mi lista.
ResponderEliminarBesos.
Hola.
ResponderEliminarConozco las dos. Una mujer muy cercana a mi familia tiene adoptada una niña china que vino cuando era un bebé y ahora es una adolescente. No ha tenido ningún problema de adaptación ni le han hecho acoso escolar ni nada de eso, aunque lógicamente se hará preguntas, como todo el mundo.
Los del Bazar cerca de casa solo te dicen hola y adiós pero mi madre que hace hablar a las piedras, sabe algo más de ellos. Aun así, la integración es nula pero ¡cierran los domingos! Los del bazar donde compro material de manualidades no te dicen ni hola.
A ver, es un tema que da para mucho y me parece interesante que haya hecho una peli, ha estado lista la directora. También te digo, dos horas para acabar así, ya veremos. Justo la pasaron esta tarde por movistar, igual un día la veo pero no entra a los primeros puestos.
Besos
Fui al estreno, y estuve presente en el posterior coloquio que hizo la directora (conectada por videoconferencia con una docena de salas de cine de distintas ciudades). En mi caso, al ser entradas que nos tocaron en un sorteo, no me esperaba nada, fui un poco a ciegas, y me encantó. Creo que a mí me gustó más que a ti. Pero al margen de gustos, es muy interesante la aproximación que nos hace de esta comunidad, con una cultura tan distinta a la nuestra, la problemática generacional, sus conflictos... Luego vi las otras dos pelis de la directora y no me gustaron nada, jajaja.
ResponderEliminarUn beso ;)
La he visto Mayo, 2024, y les digo entre las películas mas entrañables, tiernas y sensibles que he visto en mi vida, literal me ha quedado en el Corazón, y como es normal cuando eso pasa, te cambia, a mi, me ha cambiado totalmente la mirada a los desafios culturales y lo que tiene que atrevesar las personas cuando migran a otros paises, y pensar no solo en tu futuro inmediato si no en los de tus hijos y asi, en lo mas superficial puede decir que ahora siempre siempre, los llamare tienda o bazar. Por otra parte madre mia, esa actuacion de Daniela Shiman Yang (Lucia) es una luz, solo queremos darle un abrazo y decirle que todo estara bien, y que nos contagie en cada momento con su alegria y su imaginacion, definitivamente necesitamos eso un nuestra vida, necesitamos hacer las paces con esa Lucia que tenemos dentro, mirar los asuntos desde su felicidad, sencillez y amor, bravo por la pelicula, y recomiendo verla al 100%
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