Autora
Carmen Amoraga (Picanya, Valencia, 1969) es licenciada en Ciencias de la Información y ha trabajado para radio y televisión. Ha sido columnista en diversos medios como Levante-EMV, Cadena Ser, Cartelera Turia, Mujer hoy o Harper's Bazaar España. Ha sido asesora en relaciones con los medios de comunicación de la Universitat de València y ha sido Directora General de Cultura y Patrimonio de la Generalitat Valenciana durante dos legislaturas (2015/2023).
Es autora de Para que nada se pierda (1997, II Premio de Novela Ateneo Joven de Sevilla), La larga noche (2003, Premio de la Crítica Valenciana), Algo tan parecido al amor (finalista del Premio Nadal 2007), El tiempo mientras tanto (finalista del Premio Planeta 2010), El rayo dormido (Destino, 2012) y La vida era eso (Premio Nadal 2014), entre otros.
¿Qué ocurre cuando, decidas lo que decidas, sabes que estás cometiendo un error?
Carmen Amoraga, finalista del Premio Planeta y ganadora del Premio Nadal, ha escrito una novela de amor y desamor, fidelidad y desgaste, miedo y valentía.
Tina es una mujer al borde de los sesenta, con todo hecho y una vida razonablemente feliz.
José Manuel es un médico a quien se le han pasado de largo demasiadas cosas, encasquillado en un matrimonio incómodo en el que el amor solo ha sido un simulacro.
Ambos se conocen de una manera casual e, inevitablemente, caen en un espejismo amoroso que pondrá patas arriba lo que creían saber de sí mismos. Una historia que tendremos tan presente como si fuera la nuestra.
[Información tomada directamente del ejemplar]
¿No os gusta la cubierta de esta novela? A mí me parece una preciosidad, tan llena de color, una ilustración que parece encerrar una historia amable, tierna y llena de emotividad. El artífice de esta portada es el ilustrador Paco Roca. La escena que refleja retrata, según nos contó Carmen Amoraga en la entrevista (puedes leerla aquí) el momento en el que Tina y José Manuel se encuentran por tercera vez. Pero me estoy adelantando demasiado y, como todo en la vida, hay que empezar por el principio.
Y el principio de El corazón imprudente surge tras diversas llamadas de teléfono que ocurren en la realidad. Al igual que le pasa a Tina en la novela, Carmen Amoraga solía hablar por teléfono con el médico de su madre al que le facilitaba los índices de glucosa de esta. Eran llamadas escuetas, que se limitaban a un par de cifras y a las recomendaciones médicas. Hasta que un día, ese médico no solo se interesó por la madre, sino que también quiso saber cómo estaba la hija.
«...el médico me preguntó: ¿Y tú, cómo estás? Y como no estaba bien, me puse a llorar»
Aquella reacción hizo pensar a Carmen Amoraga en la necesidad que tenemos de abrirnos, aunque sea a un desconocido. Y esa escena de la vida real es la que dio pie a la idea para esta novela. Será así como dos de los personajes de El corazón imprudente se conozcan. José Manuel es el médico de la madre de Tina. Y Tina, la hija que habla con el médico todas las semanas para comunicarle los valores de glucosa de la madre. Esas primeras llamadas son «rápidas, asépticas, frías», pero, poco a poco, se van tornando en conversaciones más largas, más cercanas, más personales. Una llamada, tras otra llamada, tras otra llamada. José Manuel también hará la pregunta pertinente:
«— ¿Y usted cómo está, Tina?Como respuesta, ella empezó a sollozar. A él le pasó lo que solía pasarle, que no supo qué decir, pero pensó que tenía que llenar el silencio, hablar, hacer que se sintiera mejor. Recurrió a banalidades, a lugares comunes. Todo pasará, llore y desahóguese, nada es tan grave como nos parece, cosas por el estilo que ella creyó y agradeció cuando se calmó y dejó de llorar». [pág. 15]
La relación médico-paciente pasa a otro nivel. Tanto José Manuel como Tina creen ver en el otro lo que siempre han buscado, lo que no tienen. Aunque ambos están casados, e incluso uno de los dos tiene hijos, la rutina, el desánimo, la inercia, las prisas, la desgana,... se han instalado en sus vidas. Ellos dos actúan casi como autómatas, viendo pasar los días, uno tras otro, haciendo siempre las mismas cosas, sin ilusión por nada, y siendo conscientes de que a sus edades, -él 63 y ella 57-, el camino está ya andado y apenas les queda un trecho para llegar al final. ¿Qué pueden hacer ahora si ya no tienen edad para cambios? ¿Si solo les queda la opción de apechugar con las decisiones que tomaron? Ya es tarde para ellos. O eso pensaban porque, esas llamadas inocentes lograron acercar dos almas que anhelan sentirse vivos de nuevo, dos corazones que aún tienen ganas de latir con fuerza, dos personas que necesitan recuperar la ilusión de vivir. De esto trata El corazón imprudente, exponiendo sobre la mesa que nunca es tarde para dar un paso adelante, para cambiar aquello que no te gusta, para seguir buscando la felicidad. Y, como dice su autora, no estamos ante una novela de segundas oportunidades ni tampoco de últimos trenes porque, ¿acaso no existen terceras, cuartas o quintas oportunidades? ¿Acaso alguien sabe cuál será el último tren de nuestra vida y a qué edad pasa? Carmen Amoraga rinde homenaje en esta historia a esos hombres y mujeres que, a pesar de haber vivido más de lo que les queda por vivir, no deben ser arrinconados, ni por la sociedad ni por ellos mismos, porque mientras hay vida, todo puede ocurrir.
Eso sí, hay que ser valiente. La búsqueda de la felicidad conlleva un precio y ahí veremos a José Manuel y a Tina, evaluando si dar el paso adelante o no, si están dispuestos a dar un cambio radical a su vida, si todo esto les merece realmente la pena. Por eso, José Manuel y Tina tienen que verse, para comprobar que lo que sienten no es un espejismo.
Así que, El corazón imprudente trata sobre el amor maduro y la sexualidad a partir de una determinada edad, pero también tocará otros temas que os comentaré más abajo. No penséis que estamos ante una historia ñoña, en la que dos personas de cierta edad se enamoran. La nueva novela de Carmen Amoraga es una novela de personajes, a los que define y perfila con la suficiente solvencia para que el lector los conozca en profundidad. Además, El corazón imprudente cuenta con otros elementos que consiguen atraer la atención del lector, despertando su curiosidad. Y es que, a lo largo de la narración, se harán frecuentes alusiones a un supuesto accidente en el que otro personaje perdió la vida. Un suceso que tiene que ver con un día de caza y con una escopeta que se dispara. Pero, ¿es accidente o es asesinato? Eso, lo descubres mejor con la lectura.
Personajes
* José Manuel. Es el marido de Victoria y ejerce como médico de familia en un centro de salud. A sus 63 años se ha reincorporado no hace mucho al trabajo, después de pasar dos años de baja, «atontado por la medicación, yendo a terapia para salvar su salud mental». ¿Por qué? ¿Qué le ocurrió? Lo tendrás que averiguar a tú. Para mí, José Manuel es un náufrago que ha estado flotando a la deriva demasiado tiempo. Se sentía loco y sigue sintiéndose loco, solo que su locura ha cambiado. Ahora, tras conocer a Tina, cree haberse salvado. Sin embargo, y aunque está deseando ver en persona a Tina, le asusta ese primer encuentro. ¿A quién no? Hasta ese momento, entre ambos se levantaba la muralla de la distancia que se acortaba ligeramente con las llamadas de teléfono pero, ¿qué pasará cuando tenga a Tina delante? ¿Y si todo se precipita? José Manuel se siente un cobarde, le asusta lo que su corazón pueda sentir.
«...es un estúpido, un inmaduro, un tarado que al borde de la jubilación se ha enamorado como un crío nada más que de una voz, del efecto que esa voz tiene sobre él, de lo que él es gracias a esa voz». [pág. 14]
José Manuel anticipa en la voz de Tina «dulce, risueña, amable» a una mujer que puede convertirse «en el eje de su vida». Hablar con Tina es lo único que le ayuda a atender a tantos y tantos pacientes cada día, lo único que le ayuda a enfrentarse a la cercanía de la vejez, la única mano que puede salvarlo del desamor y de la soledad. Tina le ofrece tanto que es inevitable que él se enamore como un chiquillo, aunque ya haya cumplido más de sesenta porque es que, además, ¿qué es lo que encuentra en casa? Él cree que su mujer no lo ama. Se siente ignorado, como si fuera un mueble dentro de su hogar. Pero ojo, es que José Manuel convive con una mujer que también tiene lo suyo.
* Tina está casada con Ángel. Es madre y abuela. Trabaja como funcionaria en el Museo de Bellas Artes. Su vida puede ser la de cualquier mujer trabajadora que, además de acudir al trabajo cada día, también lleva la logística del hogar y cuida de los suyos. Todo es muy rutinario. A Tina no parece que las cosas le vayan mal. Siente el amor de su marido y de sus hijos pero, ¿es suficiente? Le falta esa pizca de ilusión. Conocer a José Manuel despertará todo aquello que ella ya creía muerto y olvidado.
«...desde que él había entrado en su vida no le encontraba sentido a nada que no fuera pensar en lo que le diría a José Manuel la próxima vez que hablara con él, o en lo que haría o lo que se pondría si algún día conseguían quedar, o en cómo disimularía con su marido si tenía la suerte de que él sintiera lo mismo y se hicieran amantes». [pág. 53]
Tina me parece una mujer más valiente que José Manuel. Creo que no se cuestiona tanto si lo que siente y desea está mal o está bien. Ella, bajo mi punto de vista, se deja llevar, quiere saber hacia dónde la conducirá la vida y acepta las cosas como vienen. Será un personaje que también nos permita ver la posición que ocupa una madre, y esa estúpida creencia que nos hace pensar que, cuando una mujer es madre, su maternidad lo ocupa todo y parece que pierde su primigenia identidad, el ser mujer. Esa terrible entrega a los demás, a los que has parido, sin pensar un solo segundo en ti misma porque hacerlo te hace sentir culpable y mala madre.
«Lo ha pensado mucho. Así lo ha pensado, toda la vida: que lo ha dado todo por sus hijos y que ellos son unos egoístas». [pág. 169]
* Victoria es la mujer de José Manuel. La pareja no ha tenido hijos. Victoria se dedica también a la rama sanitaria pero a un nivel diferente que el que ocupa su marido. Ella es la jefa de la unidad de cardiología en el hospital, una profesión que le quita todo el tiempo libre del que dispone. Carmen Amoraga establece una especie de comparación entre Victoria y José Manuel, en relación al trabajo que ejerce cada uno. Victoria lidia cada día con la muerte, en primera línea de batalla. Sin embargo, José Manuel prefirió quedarse en un centro de salud, tratando enfermedades menos graves o derivando a los pacientes a especialistas en caso de mayor complicación. Y eso me parece que dice mucho del carácter de ambos personajes. ¿Y tiene razón él cuando piensa que su mujer no lo ama? Bueno, ya dije que antes que Victoria es un personaje que tiene lo suyo. Me refiero a que arrastra una losa que, cada vez, se vuelve más pesada.
Creo que el amor de Victoria por su marido queda eclipsado por otro amor, o por la ausencia de amor, o por las mentiras que ha escuchado a lo largo de su vida. Victoria tiene una relación llena de aristas con su madre. A su edad descubre la verdad de su familia, una verdad que la va a atormentar y que la empujará a buscar explicaciones, dejando de lado profesión y marido. Ese es el drama personal de Victoria, una mujer que ha crecido con una imagen paterna que no se corresponde con la realidad. Cuando se siente en un callejón sin salida, alguien se cruzará en su camino y le tenderá una mano.
«Quizá debió abrazarla más, darle más besos, hacer más preguntas, diseccionar esa pena hasta hacerla minúscula y desintegrarla; preguntarle qué había soñado, cómo se mató su padre, dónde está enterrado, cómo había sido su vida cuando pensaba que era un representante de hilos, si había sido mejor o peor que después de saber la verdad, hasta hacerle entender por qué su madre había inventado una historia tan distinta a la auténtica». [pág. 74]
* Ángel es el marido de Tina. Es un hombre que se reinventa. Después de que lo despidieran del banco en el que trabajó durante muchos años, se hizo cargo de un bar. Parece que es un hombre que se amolda a las circunstancias y que no le pide grandes cosas a la vida. Ángel parece feliz con lo que tiene. Lo que ocurre es que le espera una sorpresa mayúscula, algo que jamás se hubiera imaginado. Es entonces cuando ve que todo se tambalea, que esa vida que ha construido puede venirse abajo. ¿Qué haría entonces?
Pues estos son los cuatro personajes más importantes de la novela. Bueno, habrá dos más. Por un lado, Roberto, un personaje fantasma, la víctima de ese accidente del que hablaba antes y sobre el que tendremos que averiguar si murió fruto de algo fortuito o de un asesinato. Y en este último caso, ¿por qué alguien querría matarlo? Roberto está pero no. Su sombra va a planear a lo largo de todo el relato.
Por otro lado, tenemos a Conchi, un personaje que funciona como nexo entre todos los demás. Y es que, la vida de todos ellos se va a trenzar. Cuando pensamos que son unidades independientes, unos conocerán a otros, y juntos recorrerán un camino para curar heridas. Porque todos estos personajes, en mayor o menor medida, antes o después, están decepcionados. Confieso que prácticamente todos me han conmovido. Es muy fácil empatizar con ellos porque resultan humanos, hombres y mujeres que conviven con sus debilidades, con sus alegrías y sus penas, y por tanto, son muy creíbles.
Temas
Carmen Amoraga explora diversos temas en esta novela. Obviamente, el amor será uno de los pilares fundamentales pero en El corazón imprudente también se aborda el sentimiento de culpa, la muerte, el perdón, la maternidad,... todas ellas cuestiones que son el pan nuestro de cada día, emociones que nos invaden constantemente. Incluso, también hay hueco en estas páginas para hablar de la memoria democrática.
Estructura y estilo
El corazón imprudente se estructura en siete bloques, en cuyo título siempre figura la palabra amor, y a lo largo de los cuales se distribuyen los capítulos de media extensión. Escrita en presente, otorgando inmediatez a los hechos, la acción se narra en tercera persona. Será un narrador omnisciente el que nos cuente la historia, permitiendo al lector conocer la globalidad de los sucesos y, sobre de todo, de los sentimientos. Pero, a pesar de contar con una tercera persona, los capítulos nos van ofreciendo el punto de vista de cada personaje, de tal modo que parecerá que son los propios personajes los que nos hablen directamente.
Prevaleciendo la narración sobre el diálogo, el estilo de Amoraga resulta cercano. En todo momento, he tenido la sensación de estar mirando por un agujero cómo transcurren las vidas de los personajes, pero las vidas auténticas, las de verdad, y no las que acostumbramos a proyectar, o la que pretendemos hacer creer a los demás. Porque a estos personajes, les ocurre lo mismo que todos nosotros, que, a veces, ocultamos cosas debajo del felpudo de casa.
Poco más os voy a contar de esta novela, cuyos hechos transcurren de nuevo en Miraval, ese territorio imaginario que Carmen Amoraga construyó en El rayo dormido y que casi se ha vuelto su seña de identidad. El corazón imprudente habla de emociones y de humanidad, así que habla de ti, de mí y de todos nosotros.
«—Lo que pasa a este corazón es que se abomba y parece una vasija con el cuello estrecho. Takotsubo es como se llama a esas vasijas en Japón. Y, lo más importante: los pacientes casi siempre tienen en común que antes del ataque han sufrido un revés de la vida, un disgusto, una desgracia, una muerte, y ese gran estrés emocional hace que se libere una cantidad excesiva de adrenalina que daña el corazón. Por eso, a esta miocardiopatía se la llama también el síndrome del corazón roto». [pág. 141]
[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]
Puedes adquirirlo aquí:
Como te dije en la entrevista a la autora, he leído cuatro libros suyos y los cuatro me gustaron. Apunto también éste porque me gusta mucho lo que cuentas. Veo que sigue el estilo que recuerdo de Carmen Amoraga: historias sencillas sobre gente corriente, con algún toque de intriga; sentimientos, de todo tipo; en fin, lo que es la vida misma.
ResponderEliminarUn beso.
Me gusta lo que nos cuentas sobre esta novela, Marisa. La trama me parece original, por la relación que se fragua entre el médico y y la mujer que le facilita los datos asépticos de la madre. No leí nada de Carmen Amoraga, aunque El corazón imprudente incita a ello, por todo lo que significa el amor maduro y la sexualidad a estas edades. Tomo buena nota de este título. Besos.
ResponderEliminarBuenos días, Marisa.
ResponderEliminarLa temática de la novela me interesa, cómo no. Y pese a que no suelo leer contemporánea, que a ti y a Rosa os agrade esta autora me motiva a leerla. Eso sí, no sé cuándo le tocará el turno. Ya te comentaré.
Un abrazo, y feliz domingo!!
No conocía a la autora y me ha parecido una pasada lo que cuentas de la novela.
ResponderEliminarB7s
Leo la lluvia caer
Sí, totalmente de acuerdo en que la portada es una preciosidad, como todo lo que dibuja Roca, que según la vi pensé que igual era una novela gráfica con el texto de ella.
ResponderEliminarMe encantan este tipo de historias. No sé si lo leí o se lo escuché a alguien pero yo pienso eso de solo será tarde para algo cuando te hayas muerto.
Y me parece genial que haya historias de este tipo y no tantísimas de gente que soluciona todo con treinta años.
Estos libros son vida metido en páginas. Nunca he leído nada de la autora y me parece una buena ocasión.
Besos
De la autora leí hace tiempo La vida era eso y me encantó. Historias sencillas, como la vida misma, tan bien contada que te atrapa y no puedes soltar. Me llevo este libro bien apuntado, que promete.
ResponderEliminarBesotes!!!
Me gusta muchísimo la autora y esta novela no la voy a dejar pasar.
ResponderEliminarBesos.
¡Hola, Marisa!
ResponderEliminarNo he leído a la autora, siempre me fijo en las cubiertas de los libros y la verdad es que esta de "El corazón imprudente" me encanta.
Me gusta lo que nos cuentas de la novela, así que me la llevo apuntada para conocer a la autora, creo que es un buen comienzo para acercarme a su prosa.
Gracias por sugerirla ;)
Un abrazo.
Tengo pendiente estrenarme con la autora, a ver si este año toca!
ResponderEliminarBesotes