Vuelvo a la actividad literaria. Lo hago después de casi dos semanas en las que he estado apartada de este espacio y de los libros por motivos laborales, que me han tenido enredada incluso los fines de semana. Y reinicio la actividad con una novela que tiene mucho que ver con el día que celebramos hoy. Y es que hoy, 9 de noviembre, es el Día Mundial de la Adopción.
Seguro que en vuestro entorno encontráis familias que decidieron un buen día adoptar un niño. O quizá, vosotros mismos sois padres adoptivos. En nuestros tiempos y en nuestro país, no es infrecuente ver a parejas europeas de la mano de un hijo de otra etnia, de otro país. ¿Cómo es el trámite? ¿Cómo se adapta el niño adoptado? ¿Qué consecuencias puede tener una decisión de esa envergadura? Sobre todo ello escribe María García-Lliberós en su nueva novela, Más allá de la tristeza (Editorial Sargantana). Para conocer un poco más la historia que contiene la que es la doceava novela de la escritora valenciana, García-Lliberós ha tenido la amabilidad de responder a unas preguntas que encontráis a continuación.
[Foto cedida por la autora] |
María GL.- Yo me defino como lectora antes que como escritora. Soy una lectora voraz desde pequeña y pienso que un lector voraz en algún momento se plantea el desafío de escribir. Empecé en la adolescencia, a través de un diario que aún conservo, una joya para mí, porque me permite descubrir cómo era en aquella época: irreconocible! Luego tuve la suerte de ganar un premio de novela corta, el Gabriel Sijé, que me animó mucho. Fue en 1992 y, desde entonces, no he dejado de escribir y publicar.
M.G.- Incluso, una de tus novelas se adaptó a la televisión. ¿Cómo fue la experiencia?
M.GL.- Se trata de “Equívocos”, una de mis novelas que más me gusta y que fue finalista del Premio Ateneo de Sevilla (que luego gané con “Como ángeles en un burdel”) y Premio de la Crítica Valenciana. La experiencia fue agridulce. Me limité a vender los derechos de adaptación al cine y decidí no intervenir en el guion. Se realizaron cambios que me disgustaron, se omitieron hechos que para mí eran importantes. Pero el resultado fue bastante digno. La presencia de Imanol Arias y Juli Mira, dos actorazos, garantizaron un nivel más que aceptable.
M.G.- Más allá de la tristeza, editada por Sargantana, es tu última novela, que se publicó en 2021. ¿Qué recorrido ha hecho la novela hasta ahora?
M.GL.- La novela sigue viva, que ya es mucho, teniendo en cuanta que la ha publicado Sargantana, una editorial independiente ajena al oligopolio del sector en España, y va por su tercera edición. Ha tenido buenas críticas y está funcionando el boca-oído. No me quejo.
M.G.- ¿Qué historia va a encontrar el lector en estas páginas?
M.GL.- La historia de Diego, un niño de cinco años, indígena peruano, que es adoptado por un matrimonio español que no puede tener hijos, con el fin de construir una familia, hasta que alcanza la edad adulta.
M.G.- ¿Cuál fue la chispa que te empuja a escribir esta historia, con un tema tan interesante como son las adopciones internacionales?
M.GL.- Está inspirada en un caso que conocí casi por casualidad. Una pareja que adoptó un niño sudamericano y a los pocos años se divorció, quedando el niño con la madre adoptiva. Me pregunté si pudiera haber sido esa adopción la causa de su divorcio, y empecé a documentarme sobre el tema. Leí mucho, consulté a especialistas. Enseguida percibí que, echando mano de la imaginación, daba para una novela.
M.G.- Desconozco cómo se tramitan las adopciones en general, y las internacionales, en particular. Me llama la atención las parejas que viajan a otros países para adoptar a niños. ¿No se adoptan a niños españoles? ¿Es que es más fácil adoptar un niño de otro país?
M.GL.- El proceso de adopción en España está muy reglado, es muy garantista, y es largo. Eso tiene sus cosas buenas y malas. La gente se impacienta y aparece la opción de recurrir a niños de otros países que lo ponen más fácil. España llegó a ser el segundo país de Europa con más adopciones internacionales. Esto ha empezado a decaer.
M.G.- Tres personajes importantes. Diego, el niño adoptado, y el matrimonio formado por Alicia y Bernardo. Diego procede de Perú. Es víctima de un holocausto, una palabra que siempre relacionamos con los nazis y con la II GM. Sin embargo, tu novela habla de otro holocausto distinto. Cuéntanos un poco sobre ese episodio histórico y sobre cómo te has documentado.
M.GL.- Diego es un superviviente del holocausto que diezmó la etnia asháninka. Lo llevó a cabo Sendero Luminoso, entre 1989 y 1992. Sendero Luminoso era una guerrilla de inspiración maoísta que pretendía hacerse con el poder absoluto en Perú, mediante la violencia y el terror, y que casi lo consigue. Llegó a controlar gran parte del territorio meridional del Perú hasta que el gobierno envió al ejército a luchar contra ella. La historia de Sendero Luminoso es bastante desconocida en España, nos suena el nombre por los telediarios de la época y poco más. Sin embargo, tuvo una importancia enorme y lo que se cuenta en “Más allá de la tristeza” son hechos ciertos, por los que transitan personajes de ficción. Leí el informe que encargó el presidente Toledo a una especie de comisión de la verdad, para propiciar la reconciliación entre los peruanos y ahí se describe, con cifras, el holocausto asháninka, una aldea situada en la Amazonía. Yo soy de los que piensan que la literatura, y en concreto la novela, es un instrumento fantástico para hacer conocer la Historia. Además, aproveché estos sucesos para dar una dimensión épica al pequeño Diego quien, ya más mayor, se interesa por sus orígenes, naturalmente, como ocurre con los adoptados en general, necesitan saber los elementos que definen la identidad y la pertenencia a un territorio.
M.G.- ¿Cómo construyes el personaje de Diego, un niño que ya tiene 5 años cuando es adoptado, que viene de otro país, y que tiene que integrarse en un mundo nuevo para él? ¿Cómo se siente Diego al saberse adoptado?
M.GL.- Diego, con cinco años, tiene memoria, y eso es importante. No es un bebé. Todos los expertos en adopciones coinciden que lo ideal es adoptar un bebé. En fin, cuanto más pequeño, mejor será su adaptación. La novela se detiene en el proceso de integración en una sociedad, la española, que culturalmente le es ajena por completo y que, por sus rasgos físicos de indígena, siempre va a ser el diferente. Ser el diferente no es cómodo, ni hace la vida más fácil, al contrario. Sus primeros problemas aparecerán en el colegio, un colegio de alto standing en este caso.
M.G.- ¿De qué manera trata la sociedad a los niños adoptados de otros países?
M.GL.- Depende. Si son de nuestra misma raza, no tiene por qué haber problemas. Pero si son de razas diferentes puede que sí. Aunque lo neguemos, estamos llenos de prejuicios y no somos racistas hasta que se nos pone a prueba. La novela, en este sentido, aflora problemas de la sociedad española que están ocultos, pero que están ahí y cuestionan en cierto modo la tolerancia de la que hacemos gala.
M.G.- En cuanto al matrimonio, a Alicia y Bernardo, ¿de qué modo repercute la adopción en la relación de pareja? ¿Es frecuente que unos padres adoptivos se arrepientan del paso que han dado? ¿Qué se hace en esos casos?
M.G.- Alicia y Bernardo son protagonistas de una hermosa historia de amor. Alicia quiere ser madre por encima de todo, algo que Bernardo no echa de menos. Cuando, tras probar todo tipo de métodos acaban descubriendo la infertilidad de Bernardo, optan por la adopción porque es la manera en que ”ninguno de los dos será su padre o madre biológico, pero juntos seremos padres”. La infertilidad del marido va a afectar su relación de pareja, y es este otro tema colateral de la novela que estimo de interés, porque ha sido muy poco tratado literariamente.
Bernardo en algún momento se arrepiente de haber adoptado a Diego, pero en él prevalecerá siempre un alto sentido de la responsabilidad.
M.G.- Hay otros temas que tocas en la novela, como el abuso a menores, el bullying, e incluso la infertilidad pero la masculina, algo que me ha parecido novedoso. ¿Qué nos puedes contar?
El acoso escolar es otro tema central. Cuando en una clase hay un acosador, todos sus compañeros pueden llegar a ser sus víctimas. El acosador necesita exhibir su poder y qué fácil es para él escoger a uno “que no es de los nuestros”. Diego tiene unos rasgos físicos distintos, es el diferente, y lo convierte en el objetivo a batir. Ahí empezará su infierno. No encontrará solidaridad entre sus compañeros porque, mientras él sea la víctima ellos se sienten seguros.
M.G.- Dices que en esta novela hay intriga y secretos familiares, ¿hasta qué punto?
M.GL.- Bueno, Diego tiene un pasado oscuro en el orfanato de Lima donde vivió hasta que fue adoptado y que Bernardo descubrirá. Entre Diego y Alicia se producirá un incidente que los distanciará durante años. Pero no quiero adelantar nada para que sea el lector quien lo descubra. Todas las familias tienen sus secretos y esta, en construcción, no iba a ser menos.
M.G.- La trama de la novela llega hasta nuestra actualidad. Incluso asoma el coronavirus, ¿cierto?
M.GL.- Sí. Llega hasta que Diego alcanza la treintena, es un hombre adulto con una profesión y una esposa y se plantea volver a Perú. Ahí entra el coronavirus, porque Perú estuvo muy afectado y los transportes suspendidos durante un tiempo. El coronavirus es un elemento para contextualizar la acción y que el lector se sitúe en 2021.
M.G.- En cuanto a la estructura de la novela, cada capítulo está narrado en primera persona por los distintos personajes, ¿por qué elegir esta técnica narrativa?
M.GL.- Porque enriquece mucho el relato. Hay cuatro voces narrativas, cuatro puntos de vista distintos. Todas ellas testimoniales y nos hablan en primera persona. Permite penetrar en el interior de cada uno, conocer sus contradicciones internas, sus conflictos, entender mejor sus conductas. Al final, será el lector el que irá componiendo el puzle con estas piezas y acercándose a la verdad, porque esta no es única y tiene múltiples caras.
M.G.- Además de las tres voces de Diego, Bernardo y Alicia, aparece momentáneamente la voz de Candela. ¿Quién es?
M.GL.- Candela es su novia, y luego su mujer. Candela conoce a Diego cuando este tiene 30 años y está atrapado en un conflicto interno causado por el incidente con su madre y su pasado en el orfanato. Ella le ayudará a superarlos.
M.G.- ¿El título de la novela invita a pensar que hay esperanza?
M.GL.- ¡Claro! Más allá de la tristeza hay vida, alegría. Me atrevo a decir que se trata de una novela de superación.
Sinopsis: Diego, superviviente del holocausto que diezmó la etnia asháninka, en la Amazonía peruana, llevado a cabo por Sendero Luminoso entre 1989 y 1992, es adoptado, a la edad de cinco años, por Bernardo y Alicia, matrimonio de clase alta residente en España. A partir de ahí, Más allá de la tristeza cuenta, a través de los testimonios en primera persona de cada uno de ellos, los intentos de construcción de una familia y de integración de Diego en una sociedad poco dispuesta hacia el diferente. La novela penetra en el interior de sus conciencias y muestra el dolor que la infertilidad causa a una pareja, la cara menos vistosa de las adopciones internacionales de niños de otras razas, las relaciones entre estos y sus padres, los estragos que el abuso infantil y el acoso escolar producen en la personalidad de un adolescente, sus consecuencias en la edad adulta y, también, la redención a través del perdón y el amor. En Más allá de la tristeza, con una prosa ágil y hondura psicológica, la autora diseña un abanico de sentimientos en los que el amor, la lealtad, el desengaño, la inocencia, la malicia, la soledad, la culpa y la nostalgia condicionan las vidas de sus personajes y los hace evolucionar, aspecto este que define el núcleo central de la materia literaria.
Me parece una lectura super interesante y emotiva, muchas gracias por la recomendación y la entrevista.
ResponderEliminar¡Hola, Marisa! Este libro toca varios temas interesantes. El grupo terrorista SL, causó grandes heridas en la población peruana, pero felizmente se logró controlar. Como resultado, muchos niños quedaron desamparados y la adopción se vislumbraba como una luz de esperanza para muchos de ellos. Lamentablemente, a veces el remedio es peor que la enfermedad, ya que los niños adoptados, tuvieron que lidiar con el racismo, los prejuicios, el acoso escolar y el dolor de no saber a donde realmente perteneces, si eres de aquí o de allá. Me gusta que también se toque todos los problemas que acarrea la adopción y el sufrimiento de una pareja. Sin duda, un lectura muy interesante y emotiva. Gracias por la reseña. ¡Besos!
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