En el mes de mayo se falló el Premio de Novela Fernando Lara 2023, recayendo en la novela Ahora sé por qué lloráis de Marcelino Havertz (pseudónimo). Tras abrir la plica se desveló que el novelista ganador era el autor Roberto Santiago, por su novela La rebelión de los buenos.
Meses después de ese momento, tocaba hacer ronda por las distintas ciudades para promocionar el libro. Y, por supuesto, no podía faltar Sevilla, la ciudad donde le dieron tan buena noticia.
La rebelión de los buenos gira alrededor de los turbios negocios de las farmacéuticas. Fátima Montero, co-propietaria de uno de estos monstruos que, supuestamente, velan por nuestra salud, acaba de saber que su marido le es infiel y decide emprender acciones para divorciarse. Para ello, y siendo una mujer de holgados recursos, paradójicamente contrata a un bufete de abogados de poca monta, que se mantiene difícilmente en el sector. ¿Por qué decide contratar a Jeremías Abi en vez de a un abogado de mayor prestigio? ¿Qué papel jugarán las farmacéuticas en toda esta historia? No te queda otra más que leer la novela pero, como aperitivo, ahí va la conversación que mantuve con Roberto Santiago.
Marisa G.- Roberto Santiago, un placer tenerte en Sevilla. Es la primera vez que nos vemos.
Roberto S.- Sí, es la primera vez que nos vemos cara a cara.
M.G.- Bueno, por empezar a preguntarte antes de meternos de lleno en la novela. Te conocimos con literatura infantil y juvenil, y el hecho de que estemos ante una segunda novela para adultos, ¿implica que a partir de ahora dejas esa otra parte al margen y te vas a centrar en lo adulto?
R.S.- No, rotundamente no. Voy a seguir alternando distintos géneros, distintos formatos, porque es lo que llevo haciendo siempre, en realidad. A la novela negra le tengo tanto respeto que por eso me ha costado más atreverme como escritor a hacer mis propias novelas negras. He leído tanta novela negra y me ha cambiado tanto mi vida que me ha costado llegar. Pienso seguir escribiendo este género y tengo ya un germen de otra posible novela negra. Pero eso no significa que abandone la literatura infantil y juvenil, en absoluto. De hecho, acabo de terminar mi siguiente novela infantil y pienso seguir escribiendo para los chavales. Me encanta y lo disfruto mucho. Es muy emocionante tener lectores para los que son sus primeras lecturas. Eso les marca para toda la vida. Y eso no lo pienso abandonar en absoluto.
M.G.- ¿Pero es más difícil escribir para el público joven que para los adultos?
R.S.- No lo sé. No sé si es más difícil. En cualquier caso, creo que es un reto que tiene otras connotaciones. Los niños tienen una exigencia muy alta. Ellos no son como nosotros, que intentamos quedar bien. Te lo dicen todo. Lo bueno, lo malo, lo absolutamente malo. Si algo les gusta son más apasionados que nadie y quieren más, más, más. Pero si algo no les interesa abandonan el libro a la segunda página y te lo dicen. Me encanta que sean tan directos.
M.G.- La sinceridad ante todo. Bueno, La rebelión de los buenos gana el premio Fernando Lara 2023. No es tu primer premio. Sabemos que has recibido otros premios, también en lo teatral. Pero, aparte de lo económico, que es un gran alivio, ¿qué te ha supuesto este galardón?
R.S.- Pues muchas cosas. Es una de las cosas más emocionantes y mejores que me ha pasado en mi vida, y desde luego en mi carrera como escritor.
Decido presentarme al premio Fernando Lara, en gran medida, por esa lista de escritores que ya han ganado este premio. En mi época de universidad, estaba obsesionado con Francisco Umbral. Leía sus columnas y sus novelas. También están en esa lista Terenci Moix o Zoé Valdés. Y ya el año pasado me gustó mucho la novela de Máximo Huerta. Es decir, me presento porque creo en el prestigio del premio, que lo dan todas esas personas que lo han ganado. Formar parte de esa lista era un sueño que ya se ha cumplido. Soy el último de la lista pero ahí estoy, muy orgulloso.
Y además de eso, tengo la ambición, lo digo claramente, de llegar a muchos lectores. Este premio es un escaparate para llegar a más lectores. Así que, muy feliz con este premio.
M.G.- En esta novela tenemos a ese bufete de abogados y a Fátima Montero, una mujer muy poderosa que contrata a Jeremías Abi, para que le lleve el divorcio. Pasarán un montón de cosas a partir de ese punto pero hay un contraste muy potente entre dos mundos, entre ese bufete situado en Carabanchel Bajo, muy humilde, y Fátima Montero, propietaria de la segunda fortuna más importante. ¿Estamos frente a David contra Goliat?
R.S.- Claro, las historias de David contra Goliat son un clásico en la literatura. También en el cine y en el teatro, pero en literatura han conformado grandes epopeyas desde siempre. Creo que eso propicia que el lector se pueda identificar. Cuando hay una lucha tan desigual nos ponemos de parte del débil. Y este bufete de abogados y detectives es muy humilde. Es un negocio pequeñito, ubicado en un barrio como Carabanchel, un barrio obrero, humilde, dentro de Madrid. Es mi barrio, donde nací, y lo conozco bien. Ellos terminan enfrentándose a una corporación multinacional tan grande, tan grande, tan grande, que ni siquiera se sabe cuánto poder y cuánto dinero tienen. Y sí, hay una enorme y desigual lucha de David contra Goliat, en la que ninguno va a ganar del todo, porque cuando hay una lucha tan encarnizada, siempre hay heridas, y todos salen perdiendo de alguna forma.
M.G.- Los negocios farmacéuticos son el eje alrededor del cual gira la trama. Te leí decir en una entrevista que tú llegas a la idea para esta novela a través de un informe que te hicieron llegar.
R.S.- Sí, a través de un amigo periodista, que me dejó leer un informe.
[Si prefieres oír nuestra conversación, dale al play]
M.G.- ¿Y qué se decía en ese informe?
R.S.- Bueno, básicamente era un informe sobre las demandas y querellas, la cantidad enorme y creciente de demandas y querellas, que hay contra la industria farmacéutica en Europa. A todos nos suena que Estados Unidos es el país de las demandas pero yo desconocía que aquí, en Europa, fuera algo tan creciente. Lo que más me llamaba la atención de ese informe era que se decía que la mayoría, la inmensa, pero inmensísima mayoría de estas demandas y querellas, no llegaban a sentencia firme por dos razones. Una, por acuerdos extrajudiciales. Dos, porque cuando llegaba a haber una sentencia, incluso ya firmada por el juez, había tal cantidad de recursos y contrarrecursos que durante años enterraban el proceso en distintas instancias, distintos tribunales, para desesperación de los demandantes. Y dices bueno, cuando ocurre una vez u ocurre diez veces, pues vale, pero cuando ocurre cientos de veces, ahí me dije que, como escritor, había algo de lo que me interesaba saber más. Hace diez años jamás me hubiera imaginado que iba a escribir sobre el mundo de las farmacias. Pero, claro, después de un trabajo de documentación e investigación tan largo, en el que hay que leer mucho, y tener entrevistas personales con gente que trabaja dentro de la industria, o con personas que han demandado a farmacéuticas,... Bueno, se te ponen los pelos de punta cuando vas viendo más cosas. Así que, La rebelión de los buenos es 100% ficción, pero tiene una base muy sólida de realidad.
M.G.- Esas personas afectadas por los negocios farmacéuticos te habrán dado una visión negativa pero ¿y las farmacéuticas? ¿Qué te han dicho?
R.S.- El asunto no es tanto las farmacéuticas porque con ellos no he hablado de manera oficial, pero sí he hablado con personas que trabajan o han trabajado, una de dos, dentro de la industria de la farmacéutica.
No soy periodista. Mis fuentes, no es que sean anónimas, es que son totalmente anónimas porque yo no voy a escribir un reportaje periodístico, ni voy a escribir un ensayo. Lo que yo voy a escribir es una obra de ficción. Estas personas, en muchos de los casos, y para mi sorpresa, se han abierto, y me han contado muchas de las prácticas que tenían dentro de la farmacéutica.
Al final, sin llegar a investigar mucho, todos podemos entender que, si un negocio multinacional consiste en que cuanto peor está nuestra salud, cuanto más enfermos estamos, y cuanto más medicación tomamos, más negocio hacen ellos, pues algo hay ahí que no va a salir bien seguro. El problema no son las farmacéuticas. El problema es el sistema que permite que eso ocurra.
M.G.- Pero no solamente cuanto más enfermos estemos, sino cuanto más enfermos nos hacen creer que estamos. Hace muy poco leí un reportaje en el que se decía que, hace muchos años, el límite del colesterol estaba en 290 pero ahora, como te pases un poco de 220, ya te están dando una pastilla. Es algo para pensarlo.
R.S.- He leído sobre ese asunto del colesterol y también es muy significativo. ¿Quién pone la línea aquí o allí? Parece que el poder que tienen estas farmacéuticas es tan grande que pueden influir en las decisiones de los organismos de salud nacionales e internacionales, en los baremos del colesterol y de otras muchas enfermedades. Y claro que la medicación es necesaria en muchas enfermedades. Claro que las farmacéuticas han hecho cosas estupendas por la sociedad. Pero hay prácticas ahí que son muy poco éticas.
M.G.- Hay mucho dinero de por medio.
R.S.- Mucho. Muchísimo.
M.G.- Bueno, por empezar a hablar de los personajes, tenemos a Fátima Montero. Ella es co-propietaria de la farmacéutica, junto con el marido del que pretende divorciarse. ¿No hay nada peor que una mujer despechada? Esta es la mala, malísima de esta historia.
R.S.- Podríamos decir que es la villana de La rebelión de los buenos. De todas maneras, y creo que es lo interesante en toda novela, en La rebelión de los buenos vamos a ir descubriendo que Fátima también tiene dolor, heridas y un hijo al que quiere mucho. Es decir, es una persona humana. No es una malvada caricaturizada, en absoluto. Es un personaje al que he intentado entender, comprender qué le pasa. Lo que ocurre también es que, por mucho que la he intentado entender, tiene una parte muy poco moral a veces. Con tal de salirse con la suya es capaz de... Bueno, esto de que el fin justifica los medios. A ella se le podría aplicar esa frase. Y, además, tiene otra cosa, y es que es una persona que, de nacimiento, está acostumbrada a moverse entre los privilegios, en una familia de muchísimo, muchísimo dinero. Eso conforma un carácter en el que estás acostumbrado a salirte con la tuya.
M.G.- En esa intención de que sean creíbles y lo más verosímiles posibles, todos tienen sus luces y sombras. Por ejemplo, Jeremías es un personaje peculiar. Es un buen abogado pero no tiene escrúpulos. Es muy controvertido.
R.S.- Eso es lo interesante, que sean personajes complejos e incluso contradictorios. Es que los seres humanos somos todos contradictorios. Hacemos una cosa y al día siguiente podemos hacer casi la contraria. Creo que todos tenemos una parte que, depende de qué circunstancia, podría ser un poquito oscura. Y un héroe como Jeremías, o más bien un antihéroe como Jeremías, por supuesto que tiene partes de las que dirías madre mía, madre mía. Al final, eso es lo que lo hace humano. Cuando yo veo un personaje con esas dificultades y esos defectos, los entiendo todavía más.
M.G.- Jeremías se meterá en un buen jardín porque, no solamente va a tener el entramado del divorcio de Fátima y la farmacéutica, sino que cuando tú metes a alguien en la cárcel es muy normal que ese alguien desarrolle un deseo de venganza.
R.S.- Y tanto, claro. Jeremías, como abogado y detective, ha pasado por muchos casos a lo largo de su vida y hay uno que reaparece. Los fantasmas del pasado vuelven a aparecer. En este caso, reaparece Fajardo, un traficante de armas que vuelve del pasado y vuelve para reclamar, de alguna manera, venganza. Vuelve para pedir un cierto ajuste de cuentas. Curiosamente, Fajardo es un personaje pequeño dentro de la novela pero, cuando aparece, que son muy poquitas veces, detona cosas muy importantes en la historia.
M.G.- Hay muchos más personajes como Trinidad Bardo, que forma parte del equipo de Jeremías. Se dice de ella que es como la Lisbeth Salander española. Además, tiene un pasado bastante peculiar porque es expresidiaria. En fin, que es una mujer que tiene que tener un trasfondo interesante.
R.S.- Es una mujer hecha a sí misma, sin duda. Es una persona que viene de una familia muy desestructurada. En su adolescencia y juventud pasó tiempo entre rejas. Ella dice que se ha sacado el título de Derecho en defensa propia. Es una mujer muy luchadora y una guerrera incansable. Pero también, a veces, es tan cabezota que es capaz de llevarse por delante a quien haga falta, con tal de que se haga justicia. Es una mujer de situaciones límites. Demasiado visceral, a veces.
M.G.- Te voy a hacer una pregunta que a veces hago a los escritores. Sobre todo, si estamos hablando de novelas en las que hay muchos personajes complejos, complicados,... ¿Tú estás de acuerdo con esa teoría de muchos autores que dicen que los personajes tiran del autor? A mí me cuesta un poco creer que los personajes sean los que vayan dictaminando por dónde va su camino.
R.S.- De esto te podría estar hablando hora y media porque me encanta.
M.G.- Expláyate.
R.S.- Cada escritor tiene su manera de escribir, y no hay mejores ni peores maneras. Cada uno tiene la suya. Yo puedo hablar de la mía. Y, en mi caso, nunca sé lo que va a ocurrir en la historia hasta que lo escribo. Sin embargo, sí tengo mucho trabajo previo antes de ponerme a escribir sobre los personajes. ¿Y qué significa trabajo previo? Pues que voy descubriéndoles. Voy poniendo cada personaje en mi pizarra, y a cada uno le voy asignando algo que se me ocurre, algo que veo, o incluso una noticia. Me voy diciendo lo que tiene que ver con cada personaje, esto con esto, y esto otro con este otro. Voy poniéndoles capas. Así, los personajes van creciendo, van convirtiéndose en personajes contradictorios o complejos, como decíamos antes.
Yo no sé si los personajes tiran del autor, de la historia, o cómo es. Lo que sí sé es que, durante el proceso de escritura, para mí son como si fueran personas reales. Convivo con ellos, con Trinidad, con Jeremías, con Ana María, con Dolores. Para mí, durante mucho tiempo han sido personas reales. Y no te hablo de algo metafísico, no, no, te hablo de que de verdad yo estaba convencido de que Trinidad estaba ahí, y cuando le pasa algo que estoy escribiendo y descubro que le pasa algo malo, yo sufro y me sorprendo. Lo vivo así, absolutamente. Te lo prometo. Entonces, esos giros que hay en la novela no salen de la trama, salen de los personajes, sin duda. Para mí es así. No tengo ninguna otra manera de entender la escritura.
Al final, como autor, tomas tus decisiones, pero es que para que funcione, por lo menos en mi caso, tengo que sentir que esos personajes son de verdad, absolutamente. Y de hecho, por eso cuando acabo, hay como un duelo. ¿Y ahora dónde está mi Trinidad? Sí, sí, vamos, sin duda para mí es lo más importante de la novela, los personajes.
M.G.- Es una novela con muchos giros, con ritmo frenético. ¿Qué claves debe tener una novela para mantener el interés del lector? ¿Cómo se consigue que ese ritmo no decaiga?
R.S.- Bueno, lo primero es tomar la decisión de que no quieres que decaiga. Sobre esto hay muchas teorías. La mía es que, en una buena novela, da igual que sea novela negra como La rebelión de los buenos, la acción interna no debe parar nunca. Siempre debe avanzar. Da igual que sea un capítulo de una conversación, da igual que sea una persecución de un coche, da igual que sea... No hay momentos de transición, siempre la acción interna debe avanzar. Esa es mi propia teoría. Esto ya te digo que hablo de mi manera de escribir. Y luego, claro, ¿cómo hacer que avance todo el tiempo? Pues es que, como yo no sé lo que va a ocurrir porque no tengo un mapa, ni tengo una escaleta, ni tengo nada, sino que voy a pecho descubierto, pues voy encontrándome la historia y yo mismo me voy sorprendiendo. Y si yo me sorprendo, pues luego también se sorprende el lector con esos giros que para mí son reales porque son de verdad, porque los he vivido como reales.
M.G.- Antes has comentado que has hablado con personas que han trabajado en farmacéuticas para documentarte, con personas afectadas por los negocios de las farmacéuticas. Pero también ésta es una novela en la que hay un entramado judicial, y por eso también te has visto obligado a hablar con mucha gente.
R.S.- Sí, es verdad. En los agradecimientos menciono a algunas de las personas que más me han ayudado, pero hay muchas otras. Hay personas que me han abierto su corazón y que me han contado muchas cosas, que me han permitido por ejemplo, asistir a muchos juicios, especialmente a la Audiencia Provincial de Madrid y la Audiencia Nacional. He visto juicios, los he grabado, aunque a veces no está permitido, pero como no soy periodista y no voy a usar esos datos exactos,... Esa parte ha sido esencial.
Es verdad que yo venía de Ana. En Ana ya había un proceso judicial, había una abogada, y ahora he vuelto a los abogados pero claro, este juicio es muy distinto. Ahí hay otra temática y otro planteamiento distinto. He vuelto a hacer ese viaje que me apasiona, que me encanta. Lo he dicho algunas veces pero es que me encanta ir a un juicio. Ya no solo para documentarme, sino como espectador.
M.G.- No he ido nunca a un juicio pero me encantaría. Siento curiosidad
R.S.- Debes ir porque la mayoría de los juicios son en audiencia pública y se puede entrar. La gente no lo sabe. Y ya si es un juicio con jurado, te digo que no te lo pierdas. No te pierdas la posibilidad, porque es que es más interesante en mi opinión, que ir al cine o al teatro. Es algo apasionante. No hay muchos juicios con jurados, pero los hay. Tú vas a la Audiencia Provincial, a donde sea, allí preguntas por los juicios con jurados y vas porque puedes entrar. Hay una parte del juicio en la que el juez te obliga a salir pero la mayor parte del tiempo puedes ver el juicio en directo.
M.G.- Tengo que ir.
Bueno, la novela se abre con una cita de Edmund Burke. Te han preguntado mucho por ella pero es que es muy buena. Esa cita hace preguntarme cuándo los buenos nos vamos a revelar porque vivimos en una sociedad en la que siempre estamos callados.
R.S.- La cita de Edmund Burke alude justamente a eso, algo que recorre toda la novela. ¿Por qué no presentamos batalla? ¿Por qué no nos rebelamos? ¿Por qué nos conformamos con todo? Bueno, yo no tengo la respuesta pero sí intuyo que tiene que ver con esta cosa de ir resolviendo lo urgente. Llegar a final de mes, ayudar a nuestra familia, pagar la luz,... Vamos poniendo parches, sobreviviendo de alguna manera, cada uno con lo suyo. No nos paramos. No tenemos tiempo. Ni fuerza para dedicarnos, precisamente, a eso, a rebelarnos, a mejorar el sistema, a mejorar la sociedad. Pero es necesario que paremos porque el sistema no es un ente que está allí en el fondo. No. El sistema somos tú y yo, somos nosotros. Y si no hacemos nada, pues no va a mejorar. Es imposible que mejore.
Fíjate ahora que estamos en campaña, o en precampaña, o en lo que sea, ¿qué decimos de esta clase política que tenemos, en general? [la entrevista tuvo lugar antes de las elecciones del 23J] Bueno pues, a lo mejor, es que es un reflejo de una sociedad que no está muy movilizada y que no tiene ganas de... Oye, vamos a mirarnos al espejo. Cada uno en su sitio. Yo hago ficción, hago novela, y desde ahí intento lanzar estas preguntas e invito a revelarnos.
M.G.- Es que solo nos quejamos pero después no nos movemos.
Bueno, última pregunta, Roberto. Futbolísimos fue llevado a la televisión y Ana también. ¿Qué sensación tiene uno cuando, después de escribir una novela, se asienta delante de la tele y ve su historia en formato audiovisual?
R.S.- Una sensación contradictoria. Siempre, siempre hay algunas cosas que dices esto no es lo que había escrito. Y es imposible que lo sea porque el lenguaje es muy distinto. He hecho mucho cine pero perdóname que te diga que, donde llega una buena novela, jamás va a llegar el cine ni la televisión. Es imposible porque la novela pide al lector una implicación, que tú pongas de tu parte, que te imagines a los personajes, el sitio,... En televisión y en el cine, eso ya te lo han dado hecho.
Más allá de eso, yo estoy contento con mis adaptaciones. Por ejemplo, con Ana, a mí me encanta el trabajo que hace Maribel Verdú. Me la imagino como Ana Tramel perfectísimamente y me encanta. Pero es normal que sean dos lenguajes tan distintos que siempre, cuando tú has vivido como yo vivo mis novelas de manera muy personal e intensa, pues siempre se te queda una cosa por decir. Pero creo que eso le ocurre a cualquier autor que escriba desde algo personal. Y no estoy protestando con mis adaptaciones, porque ya te digo que, en general, creo que han sido bastante buenas, pero es que es otra cosa.
M.G.- Es que es muy difícil compactar una novela, en la que ocurren tantísimas cosas, en un producto de hora y media, o en una serie de x capítulos.
R.S.- Efectivamente. Sé que mucha gente no estará de acuerdo conmigo pero una buena novela siempre va a ser mejor que la adaptación audiovisual. Me da igual que sea de García Márquez, que sea de Arturo Pérez- Reverte, de quien sea. Una buena novela siempre va a ser mejor que la adaptación. Siempre.
M.G.- En cualquier caso, si te dicen vamos a llevar La rebelión de los buenos a la tele, al cine, ¿la respuesta sería sí?
R.S.- Sería sí, depende cómo. Sería sí, pero vamos a ver cómo. A veces veo a algunos autores diciendo que lo mejor que le ha pasado en su vida es que le hayan comprado la novela para hacer... Oye, pues no, perdona. A mí, lo mejor que me ha pasado en la vida es escribir una novela que llega a los lectores, que ha emocionado a los lectores. Si luego tengo una adaptación audiovisual, esa es otra parte del viaje que puede ser muy bueno pero no es lo mejor que le puede pasar a una novela. En eso, no estoy de acuerdo. Te lo digo de verdad.
M.G.- Bueno, Roberto, muchas gracias por atenderme. Ha sido un placer tenerte y charlar contigo, conocerte. Y esperemos que nos veamos en los próximos encuentros.
R.S.- Espero que sí. Además, Sevilla para mí..., después del Fernando Lara, ya lo es todo. (Ríe)
M.G.- Tienes que volver. Muchas gracias.
R.S.- Gracias a ti.
Sinopsis: Roberto Santiago reinventa la novela negra con una trama absorbente que desafía el poder de los amos del mundo.
La rebelión de los buenos, Premio de Novela Fernando Lara 2023.
Fátima Montero, propietaria de uno de los imperios farmacéuticos más poderosos del mundo, contrata al irreverente abogado Jeremías Abi para que se encargue de su multimillonario divorcio. Herida en su orgullo después de saber que su marido y socio tiene una relación amorosa con una menor, solo desea destruirle, pero algo muy turbio se esconde bajo ese encargo.
Abi, que también ha sido engañado por su exmujer y vive entre amenazas, descubre terribles ilegalidades en los métodos de la farmacéutica: ensayos con cobayas humanas, extorsiones, chantajes y estafas.
Él y su bufete rozan la quiebra, pero su afán de justicia sobrepasa cualquier límite: se disponen a enfrentarse a una multinacional con largos tentáculos, aunque eso exija mirar directamente a los ojos del mal.
Muy buena entrevista. Esta última novela la tenía ya apuntada, que Ana fue una lectura que disfruté muchísimo. Y la adaptación que hicieron me pareció bastante buena.
ResponderEliminarBesotes!!!
No he leído nada del autor, pero por lo que contáis entre los dos me habéis convencido. Esos giros y ese ritmo, esa farmacéutica (o copropietaria de farmacia) mala malísima, así como el tema de las denuncias a las farmacéuticas, etc., me han enganchado totalmente.
ResponderEliminarUn beso.