(c) Juan Carlos Vázquez |
lunes, 31 de julio de 2023
ANTONIO FUENTES: ❝La democracia tiene que conocer su historia❞
martes, 25 de julio de 2023
ROBERTO SANTIAGO: ❝La rebelión de los buenos es 100% ficción, pero tiene una base muy sólida de realidad❞
En el mes de mayo se falló el Premio de Novela Fernando Lara 2023, recayendo en la novela Ahora sé por qué lloráis de Marcelino Havertz (pseudónimo). Tras abrir la plica se desveló que el novelista ganador era el autor Roberto Santiago, por su novela La rebelión de los buenos.
Meses después de ese momento, tocaba hacer ronda por las distintas ciudades para promocionar el libro. Y, por supuesto, no podía faltar Sevilla, la ciudad donde le dieron tan buena noticia.
La rebelión de los buenos gira alrededor de los turbios negocios de las farmacéuticas. Fátima Montero, co-propietaria de uno de estos monstruos que, supuestamente, velan por nuestra salud, acaba de saber que su marido le es infiel y decide emprender acciones para divorciarse. Para ello, y siendo una mujer de holgados recursos, paradójicamente contrata a un bufete de abogados de poca monta, que se mantiene difícilmente en el sector. ¿Por qué decide contratar a Jeremías Abi en vez de a un abogado de mayor prestigio? ¿Qué papel jugarán las farmacéuticas en toda esta historia? No te queda otra más que leer la novela pero, como aperitivo, ahí va la conversación que mantuve con Roberto Santiago.
Marisa G.- Roberto Santiago, un placer tenerte en Sevilla. Es la primera vez que nos vemos.
Roberto S.- Sí, es la primera vez que nos vemos cara a cara.
M.G.- Bueno, por empezar a preguntarte antes de meternos de lleno en la novela. Te conocimos con literatura infantil y juvenil, y el hecho de que estemos ante una segunda novela para adultos, ¿implica que a partir de ahora dejas esa otra parte al margen y te vas a centrar en lo adulto?
R.S.- No, rotundamente no. Voy a seguir alternando distintos géneros, distintos formatos, porque es lo que llevo haciendo siempre, en realidad. A la novela negra le tengo tanto respeto que por eso me ha costado más atreverme como escritor a hacer mis propias novelas negras. He leído tanta novela negra y me ha cambiado tanto mi vida que me ha costado llegar. Pienso seguir escribiendo este género y tengo ya un germen de otra posible novela negra. Pero eso no significa que abandone la literatura infantil y juvenil, en absoluto. De hecho, acabo de terminar mi siguiente novela infantil y pienso seguir escribiendo para los chavales. Me encanta y lo disfruto mucho. Es muy emocionante tener lectores para los que son sus primeras lecturas. Eso les marca para toda la vida. Y eso no lo pienso abandonar en absoluto.
M.G.- ¿Pero es más difícil escribir para el público joven que para los adultos?
R.S.- No lo sé. No sé si es más difícil. En cualquier caso, creo que es un reto que tiene otras connotaciones. Los niños tienen una exigencia muy alta. Ellos no son como nosotros, que intentamos quedar bien. Te lo dicen todo. Lo bueno, lo malo, lo absolutamente malo. Si algo les gusta son más apasionados que nadie y quieren más, más, más. Pero si algo no les interesa abandonan el libro a la segunda página y te lo dicen. Me encanta que sean tan directos.
M.G.- La sinceridad ante todo. Bueno, La rebelión de los buenos gana el premio Fernando Lara 2023. No es tu primer premio. Sabemos que has recibido otros premios, también en lo teatral. Pero, aparte de lo económico, que es un gran alivio, ¿qué te ha supuesto este galardón?
R.S.- Pues muchas cosas. Es una de las cosas más emocionantes y mejores que me ha pasado en mi vida, y desde luego en mi carrera como escritor.
Decido presentarme al premio Fernando Lara, en gran medida, por esa lista de escritores que ya han ganado este premio. En mi época de universidad, estaba obsesionado con Francisco Umbral. Leía sus columnas y sus novelas. También están en esa lista Terenci Moix o Zoé Valdés. Y ya el año pasado me gustó mucho la novela de Máximo Huerta. Es decir, me presento porque creo en el prestigio del premio, que lo dan todas esas personas que lo han ganado. Formar parte de esa lista era un sueño que ya se ha cumplido. Soy el último de la lista pero ahí estoy, muy orgulloso.
Y además de eso, tengo la ambición, lo digo claramente, de llegar a muchos lectores. Este premio es un escaparate para llegar a más lectores. Así que, muy feliz con este premio.
M.G.- En esta novela tenemos a ese bufete de abogados y a Fátima Montero, una mujer muy poderosa que contrata a Jeremías Abi, para que le lleve el divorcio. Pasarán un montón de cosas a partir de ese punto pero hay un contraste muy potente entre dos mundos, entre ese bufete situado en Carabanchel Bajo, muy humilde, y Fátima Montero, propietaria de la segunda fortuna más importante. ¿Estamos frente a David contra Goliat?
R.S.- Claro, las historias de David contra Goliat son un clásico en la literatura. También en el cine y en el teatro, pero en literatura han conformado grandes epopeyas desde siempre. Creo que eso propicia que el lector se pueda identificar. Cuando hay una lucha tan desigual nos ponemos de parte del débil. Y este bufete de abogados y detectives es muy humilde. Es un negocio pequeñito, ubicado en un barrio como Carabanchel, un barrio obrero, humilde, dentro de Madrid. Es mi barrio, donde nací, y lo conozco bien. Ellos terminan enfrentándose a una corporación multinacional tan grande, tan grande, tan grande, que ni siquiera se sabe cuánto poder y cuánto dinero tienen. Y sí, hay una enorme y desigual lucha de David contra Goliat, en la que ninguno va a ganar del todo, porque cuando hay una lucha tan encarnizada, siempre hay heridas, y todos salen perdiendo de alguna forma.
M.G.- Los negocios farmacéuticos son el eje alrededor del cual gira la trama. Te leí decir en una entrevista que tú llegas a la idea para esta novela a través de un informe que te hicieron llegar.
R.S.- Sí, a través de un amigo periodista, que me dejó leer un informe.
[Si prefieres oír nuestra conversación, dale al play]
M.G.- ¿Y qué se decía en ese informe?
R.S.- Bueno, básicamente era un informe sobre las demandas y querellas, la cantidad enorme y creciente de demandas y querellas, que hay contra la industria farmacéutica en Europa. A todos nos suena que Estados Unidos es el país de las demandas pero yo desconocía que aquí, en Europa, fuera algo tan creciente. Lo que más me llamaba la atención de ese informe era que se decía que la mayoría, la inmensa, pero inmensísima mayoría de estas demandas y querellas, no llegaban a sentencia firme por dos razones. Una, por acuerdos extrajudiciales. Dos, porque cuando llegaba a haber una sentencia, incluso ya firmada por el juez, había tal cantidad de recursos y contrarrecursos que durante años enterraban el proceso en distintas instancias, distintos tribunales, para desesperación de los demandantes. Y dices bueno, cuando ocurre una vez u ocurre diez veces, pues vale, pero cuando ocurre cientos de veces, ahí me dije que, como escritor, había algo de lo que me interesaba saber más. Hace diez años jamás me hubiera imaginado que iba a escribir sobre el mundo de las farmacias. Pero, claro, después de un trabajo de documentación e investigación tan largo, en el que hay que leer mucho, y tener entrevistas personales con gente que trabaja dentro de la industria, o con personas que han demandado a farmacéuticas,... Bueno, se te ponen los pelos de punta cuando vas viendo más cosas. Así que, La rebelión de los buenos es 100% ficción, pero tiene una base muy sólida de realidad.
M.G.- Esas personas afectadas por los negocios farmacéuticos te habrán dado una visión negativa pero ¿y las farmacéuticas? ¿Qué te han dicho?
R.S.- El asunto no es tanto las farmacéuticas porque con ellos no he hablado de manera oficial, pero sí he hablado con personas que trabajan o han trabajado, una de dos, dentro de la industria de la farmacéutica.
No soy periodista. Mis fuentes, no es que sean anónimas, es que son totalmente anónimas porque yo no voy a escribir un reportaje periodístico, ni voy a escribir un ensayo. Lo que yo voy a escribir es una obra de ficción. Estas personas, en muchos de los casos, y para mi sorpresa, se han abierto, y me han contado muchas de las prácticas que tenían dentro de la farmacéutica.
Al final, sin llegar a investigar mucho, todos podemos entender que, si un negocio multinacional consiste en que cuanto peor está nuestra salud, cuanto más enfermos estamos, y cuanto más medicación tomamos, más negocio hacen ellos, pues algo hay ahí que no va a salir bien seguro. El problema no son las farmacéuticas. El problema es el sistema que permite que eso ocurra.
M.G.- Pero no solamente cuanto más enfermos estemos, sino cuanto más enfermos nos hacen creer que estamos. Hace muy poco leí un reportaje en el que se decía que, hace muchos años, el límite del colesterol estaba en 290 pero ahora, como te pases un poco de 220, ya te están dando una pastilla. Es algo para pensarlo.
R.S.- He leído sobre ese asunto del colesterol y también es muy significativo. ¿Quién pone la línea aquí o allí? Parece que el poder que tienen estas farmacéuticas es tan grande que pueden influir en las decisiones de los organismos de salud nacionales e internacionales, en los baremos del colesterol y de otras muchas enfermedades. Y claro que la medicación es necesaria en muchas enfermedades. Claro que las farmacéuticas han hecho cosas estupendas por la sociedad. Pero hay prácticas ahí que son muy poco éticas.
M.G.- Hay mucho dinero de por medio.
R.S.- Mucho. Muchísimo.
M.G.- Bueno, por empezar a hablar de los personajes, tenemos a Fátima Montero. Ella es co-propietaria de la farmacéutica, junto con el marido del que pretende divorciarse. ¿No hay nada peor que una mujer despechada? Esta es la mala, malísima de esta historia.
R.S.- Podríamos decir que es la villana de La rebelión de los buenos. De todas maneras, y creo que es lo interesante en toda novela, en La rebelión de los buenos vamos a ir descubriendo que Fátima también tiene dolor, heridas y un hijo al que quiere mucho. Es decir, es una persona humana. No es una malvada caricaturizada, en absoluto. Es un personaje al que he intentado entender, comprender qué le pasa. Lo que ocurre también es que, por mucho que la he intentado entender, tiene una parte muy poco moral a veces. Con tal de salirse con la suya es capaz de... Bueno, esto de que el fin justifica los medios. A ella se le podría aplicar esa frase. Y, además, tiene otra cosa, y es que es una persona que, de nacimiento, está acostumbrada a moverse entre los privilegios, en una familia de muchísimo, muchísimo dinero. Eso conforma un carácter en el que estás acostumbrado a salirte con la tuya.
M.G.- En esa intención de que sean creíbles y lo más verosímiles posibles, todos tienen sus luces y sombras. Por ejemplo, Jeremías es un personaje peculiar. Es un buen abogado pero no tiene escrúpulos. Es muy controvertido.
R.S.- Eso es lo interesante, que sean personajes complejos e incluso contradictorios. Es que los seres humanos somos todos contradictorios. Hacemos una cosa y al día siguiente podemos hacer casi la contraria. Creo que todos tenemos una parte que, depende de qué circunstancia, podría ser un poquito oscura. Y un héroe como Jeremías, o más bien un antihéroe como Jeremías, por supuesto que tiene partes de las que dirías madre mía, madre mía. Al final, eso es lo que lo hace humano. Cuando yo veo un personaje con esas dificultades y esos defectos, los entiendo todavía más.
M.G.- Jeremías se meterá en un buen jardín porque, no solamente va a tener el entramado del divorcio de Fátima y la farmacéutica, sino que cuando tú metes a alguien en la cárcel es muy normal que ese alguien desarrolle un deseo de venganza.
R.S.- Y tanto, claro. Jeremías, como abogado y detective, ha pasado por muchos casos a lo largo de su vida y hay uno que reaparece. Los fantasmas del pasado vuelven a aparecer. En este caso, reaparece Fajardo, un traficante de armas que vuelve del pasado y vuelve para reclamar, de alguna manera, venganza. Vuelve para pedir un cierto ajuste de cuentas. Curiosamente, Fajardo es un personaje pequeño dentro de la novela pero, cuando aparece, que son muy poquitas veces, detona cosas muy importantes en la historia.
M.G.- Hay muchos más personajes como Trinidad Bardo, que forma parte del equipo de Jeremías. Se dice de ella que es como la Lisbeth Salander española. Además, tiene un pasado bastante peculiar porque es expresidiaria. En fin, que es una mujer que tiene que tener un trasfondo interesante.
R.S.- Es una mujer hecha a sí misma, sin duda. Es una persona que viene de una familia muy desestructurada. En su adolescencia y juventud pasó tiempo entre rejas. Ella dice que se ha sacado el título de Derecho en defensa propia. Es una mujer muy luchadora y una guerrera incansable. Pero también, a veces, es tan cabezota que es capaz de llevarse por delante a quien haga falta, con tal de que se haga justicia. Es una mujer de situaciones límites. Demasiado visceral, a veces.
M.G.- Te voy a hacer una pregunta que a veces hago a los escritores. Sobre todo, si estamos hablando de novelas en las que hay muchos personajes complejos, complicados,... ¿Tú estás de acuerdo con esa teoría de muchos autores que dicen que los personajes tiran del autor? A mí me cuesta un poco creer que los personajes sean los que vayan dictaminando por dónde va su camino.
R.S.- De esto te podría estar hablando hora y media porque me encanta.
M.G.- Expláyate.
R.S.- Cada escritor tiene su manera de escribir, y no hay mejores ni peores maneras. Cada uno tiene la suya. Yo puedo hablar de la mía. Y, en mi caso, nunca sé lo que va a ocurrir en la historia hasta que lo escribo. Sin embargo, sí tengo mucho trabajo previo antes de ponerme a escribir sobre los personajes. ¿Y qué significa trabajo previo? Pues que voy descubriéndoles. Voy poniendo cada personaje en mi pizarra, y a cada uno le voy asignando algo que se me ocurre, algo que veo, o incluso una noticia. Me voy diciendo lo que tiene que ver con cada personaje, esto con esto, y esto otro con este otro. Voy poniéndoles capas. Así, los personajes van creciendo, van convirtiéndose en personajes contradictorios o complejos, como decíamos antes.
Yo no sé si los personajes tiran del autor, de la historia, o cómo es. Lo que sí sé es que, durante el proceso de escritura, para mí son como si fueran personas reales. Convivo con ellos, con Trinidad, con Jeremías, con Ana María, con Dolores. Para mí, durante mucho tiempo han sido personas reales. Y no te hablo de algo metafísico, no, no, te hablo de que de verdad yo estaba convencido de que Trinidad estaba ahí, y cuando le pasa algo que estoy escribiendo y descubro que le pasa algo malo, yo sufro y me sorprendo. Lo vivo así, absolutamente. Te lo prometo. Entonces, esos giros que hay en la novela no salen de la trama, salen de los personajes, sin duda. Para mí es así. No tengo ninguna otra manera de entender la escritura.
Al final, como autor, tomas tus decisiones, pero es que para que funcione, por lo menos en mi caso, tengo que sentir que esos personajes son de verdad, absolutamente. Y de hecho, por eso cuando acabo, hay como un duelo. ¿Y ahora dónde está mi Trinidad? Sí, sí, vamos, sin duda para mí es lo más importante de la novela, los personajes.
M.G.- Es una novela con muchos giros, con ritmo frenético. ¿Qué claves debe tener una novela para mantener el interés del lector? ¿Cómo se consigue que ese ritmo no decaiga?
R.S.- Bueno, lo primero es tomar la decisión de que no quieres que decaiga. Sobre esto hay muchas teorías. La mía es que, en una buena novela, da igual que sea novela negra como La rebelión de los buenos, la acción interna no debe parar nunca. Siempre debe avanzar. Da igual que sea un capítulo de una conversación, da igual que sea una persecución de un coche, da igual que sea... No hay momentos de transición, siempre la acción interna debe avanzar. Esa es mi propia teoría. Esto ya te digo que hablo de mi manera de escribir. Y luego, claro, ¿cómo hacer que avance todo el tiempo? Pues es que, como yo no sé lo que va a ocurrir porque no tengo un mapa, ni tengo una escaleta, ni tengo nada, sino que voy a pecho descubierto, pues voy encontrándome la historia y yo mismo me voy sorprendiendo. Y si yo me sorprendo, pues luego también se sorprende el lector con esos giros que para mí son reales porque son de verdad, porque los he vivido como reales.
M.G.- Antes has comentado que has hablado con personas que han trabajado en farmacéuticas para documentarte, con personas afectadas por los negocios de las farmacéuticas. Pero también ésta es una novela en la que hay un entramado judicial, y por eso también te has visto obligado a hablar con mucha gente.
R.S.- Sí, es verdad. En los agradecimientos menciono a algunas de las personas que más me han ayudado, pero hay muchas otras. Hay personas que me han abierto su corazón y que me han contado muchas cosas, que me han permitido por ejemplo, asistir a muchos juicios, especialmente a la Audiencia Provincial de Madrid y la Audiencia Nacional. He visto juicios, los he grabado, aunque a veces no está permitido, pero como no soy periodista y no voy a usar esos datos exactos,... Esa parte ha sido esencial.
Es verdad que yo venía de Ana. En Ana ya había un proceso judicial, había una abogada, y ahora he vuelto a los abogados pero claro, este juicio es muy distinto. Ahí hay otra temática y otro planteamiento distinto. He vuelto a hacer ese viaje que me apasiona, que me encanta. Lo he dicho algunas veces pero es que me encanta ir a un juicio. Ya no solo para documentarme, sino como espectador.
M.G.- No he ido nunca a un juicio pero me encantaría. Siento curiosidad
R.S.- Debes ir porque la mayoría de los juicios son en audiencia pública y se puede entrar. La gente no lo sabe. Y ya si es un juicio con jurado, te digo que no te lo pierdas. No te pierdas la posibilidad, porque es que es más interesante en mi opinión, que ir al cine o al teatro. Es algo apasionante. No hay muchos juicios con jurados, pero los hay. Tú vas a la Audiencia Provincial, a donde sea, allí preguntas por los juicios con jurados y vas porque puedes entrar. Hay una parte del juicio en la que el juez te obliga a salir pero la mayor parte del tiempo puedes ver el juicio en directo.
M.G.- Tengo que ir.
Bueno, la novela se abre con una cita de Edmund Burke. Te han preguntado mucho por ella pero es que es muy buena. Esa cita hace preguntarme cuándo los buenos nos vamos a revelar porque vivimos en una sociedad en la que siempre estamos callados.
R.S.- La cita de Edmund Burke alude justamente a eso, algo que recorre toda la novela. ¿Por qué no presentamos batalla? ¿Por qué no nos rebelamos? ¿Por qué nos conformamos con todo? Bueno, yo no tengo la respuesta pero sí intuyo que tiene que ver con esta cosa de ir resolviendo lo urgente. Llegar a final de mes, ayudar a nuestra familia, pagar la luz,... Vamos poniendo parches, sobreviviendo de alguna manera, cada uno con lo suyo. No nos paramos. No tenemos tiempo. Ni fuerza para dedicarnos, precisamente, a eso, a rebelarnos, a mejorar el sistema, a mejorar la sociedad. Pero es necesario que paremos porque el sistema no es un ente que está allí en el fondo. No. El sistema somos tú y yo, somos nosotros. Y si no hacemos nada, pues no va a mejorar. Es imposible que mejore.
Fíjate ahora que estamos en campaña, o en precampaña, o en lo que sea, ¿qué decimos de esta clase política que tenemos, en general? [la entrevista tuvo lugar antes de las elecciones del 23J] Bueno pues, a lo mejor, es que es un reflejo de una sociedad que no está muy movilizada y que no tiene ganas de... Oye, vamos a mirarnos al espejo. Cada uno en su sitio. Yo hago ficción, hago novela, y desde ahí intento lanzar estas preguntas e invito a revelarnos.
M.G.- Es que solo nos quejamos pero después no nos movemos.
Bueno, última pregunta, Roberto. Futbolísimos fue llevado a la televisión y Ana también. ¿Qué sensación tiene uno cuando, después de escribir una novela, se asienta delante de la tele y ve su historia en formato audiovisual?
R.S.- Una sensación contradictoria. Siempre, siempre hay algunas cosas que dices esto no es lo que había escrito. Y es imposible que lo sea porque el lenguaje es muy distinto. He hecho mucho cine pero perdóname que te diga que, donde llega una buena novela, jamás va a llegar el cine ni la televisión. Es imposible porque la novela pide al lector una implicación, que tú pongas de tu parte, que te imagines a los personajes, el sitio,... En televisión y en el cine, eso ya te lo han dado hecho.
Más allá de eso, yo estoy contento con mis adaptaciones. Por ejemplo, con Ana, a mí me encanta el trabajo que hace Maribel Verdú. Me la imagino como Ana Tramel perfectísimamente y me encanta. Pero es normal que sean dos lenguajes tan distintos que siempre, cuando tú has vivido como yo vivo mis novelas de manera muy personal e intensa, pues siempre se te queda una cosa por decir. Pero creo que eso le ocurre a cualquier autor que escriba desde algo personal. Y no estoy protestando con mis adaptaciones, porque ya te digo que, en general, creo que han sido bastante buenas, pero es que es otra cosa.
M.G.- Es que es muy difícil compactar una novela, en la que ocurren tantísimas cosas, en un producto de hora y media, o en una serie de x capítulos.
R.S.- Efectivamente. Sé que mucha gente no estará de acuerdo conmigo pero una buena novela siempre va a ser mejor que la adaptación audiovisual. Me da igual que sea de García Márquez, que sea de Arturo Pérez- Reverte, de quien sea. Una buena novela siempre va a ser mejor que la adaptación. Siempre.
M.G.- En cualquier caso, si te dicen vamos a llevar La rebelión de los buenos a la tele, al cine, ¿la respuesta sería sí?
R.S.- Sería sí, depende cómo. Sería sí, pero vamos a ver cómo. A veces veo a algunos autores diciendo que lo mejor que le ha pasado en su vida es que le hayan comprado la novela para hacer... Oye, pues no, perdona. A mí, lo mejor que me ha pasado en la vida es escribir una novela que llega a los lectores, que ha emocionado a los lectores. Si luego tengo una adaptación audiovisual, esa es otra parte del viaje que puede ser muy bueno pero no es lo mejor que le puede pasar a una novela. En eso, no estoy de acuerdo. Te lo digo de verdad.
M.G.- Bueno, Roberto, muchas gracias por atenderme. Ha sido un placer tenerte y charlar contigo, conocerte. Y esperemos que nos veamos en los próximos encuentros.
R.S.- Espero que sí. Además, Sevilla para mí..., después del Fernando Lara, ya lo es todo. (Ríe)
M.G.- Tienes que volver. Muchas gracias.
R.S.- Gracias a ti.
Sinopsis: Roberto Santiago reinventa la novela negra con una trama absorbente que desafía el poder de los amos del mundo.
La rebelión de los buenos, Premio de Novela Fernando Lara 2023.
Fátima Montero, propietaria de uno de los imperios farmacéuticos más poderosos del mundo, contrata al irreverente abogado Jeremías Abi para que se encargue de su multimillonario divorcio. Herida en su orgullo después de saber que su marido y socio tiene una relación amorosa con una menor, solo desea destruirle, pero algo muy turbio se esconde bajo ese encargo.
Abi, que también ha sido engañado por su exmujer y vive entre amenazas, descubre terribles ilegalidades en los métodos de la farmacéutica: ensayos con cobayas humanas, extorsiones, chantajes y estafas.
Él y su bufete rozan la quiebra, pero su afán de justicia sobrepasa cualquier límite: se disponen a enfrentarse a una multinacional con largos tentáculos, aunque eso exija mirar directamente a los ojos del mal.
martes, 18 de julio de 2023
RAQUEL PERERA: ❝Este libro va dirigido a las personas que quieran crecer internamente❞
Raquel Perera, a la que conocimos en 2007 cuando inició una relación con Alejandro Sanz, es mujer, madre, divulgadora y psicóloga. Pero la que fue pareja del cantante durante trece años, y de cuya relación nacieron Dylan y Alma, es también una mujer emprendedora. Al margen de sus estudios en psicología, se especializó en Marketing y Comunicación. Con o sin Alejandro a su lado, no ha parado de idear proyectos. Uno de ellos nació en 2020 cuando, en plena pandemia, funda Terapia a un clic, una plataforma online donde se ofrece ayuda psicológica. Y recientemente la hemos vuelto a ver en activo, ya que acaba de publicar su primer libro, Para que no te olvides (Espasa).
Con la publicación de este libro, fruto de su interés por el autoconocimiento, Perera pretende ayudarnos a conocernos más profundamente. Escrito como si se tratara de una carta abierta a sus hijos, la autora expone, a lo largo de algo más de doscientas páginas, diversas claves y aprendizajes que ha ido adquiriendo a raíz de su propia experiencia, para permitirnos mejorar en ámbitos como la familia, la pareja, el amor o los hijos.
Dirigido para todo tipo de lectores, Raquel pasó por Sevilla y pudimos conversar con ella.
Marisa G.- En 2020, en plena pandemia, fundaste Terapia a un Clic. ¿Qué secuelas nos ha dejado lo que vivimos?
M.G.- ¿Y ese proyecto Terapia a un clic sigue en pie?
R.P.- Sí, sigue en pie. Lo que pasa es que es una plataforma que fundamentalmente funciona en Latinoamérica. La montamos Efrén Martínez y yo. Él es un gran psicoterapeuta, escritor y divulgador maravilloso, amigo mío desde hace mucho tiempo. Además ha sido mi propio terapeuta también durante un tiempo. Él vive entre Colombia, México y Miami. La fundamos cuando yo estaba viviendo en Miami.
Obviamente, como es una plataforma online, puede acceder cualquier persona en cualquier parte del mundo. Es cierto que, al ser con un horario de Latinoamérica, resulta más difícil para los pacientes de Europa o que estén en otro continente, con seis, siete, diez o doce horas de diferencia. Pero funciona muy bien y sigue funcionando. Tiene muchas visitas de todo el mundo, visitas de personas que entran para tener acceso a ciertas herramientas técnicas de relajación o de meditación guiada; o acceso a libros donde pueden informarse de ciertas cosas.
M.G.- Raquel, Para que no te olvides es tu primer libro. ¿En qué momento nace la idea de este libro?
R.P.- Ha sido toda una sorpresa y muy accidental. Es cierto que escribo desde que soy pequeña. Me encanta escribir. Creo que es la vertiente más creativa o artística que puedo tener y lo he hecho siempre, pero de una forma muy íntima, y muy para los míos. De vez en cuando he sacado las palabras a bailar pero en alguna celebración, bautizo, boda, comunión, cumpleaños, donde daba algún discursito. Tengo escritas muchísimas cosas, muchas reflexiones,... Si en algún momento, más jovencita, he fantaseado con la idea de publicar un libro, se quedó en eso, en una fantasía que nunca perseguí. Y fíjate la vida. De repente me llaman y me dicen que quieren publicarme un libro porque les gusta mi perfil en redes sociales y creen que inspiro a la gente, por mi positividad, mi optimismo, porque cuento ciertas cosas que me han pasado a nivel personal,... A mí me encantó la idea pero no sabía muy bien qué es lo que quería escribir. Ellos me dieron libertad total. No me dijeron que tenía que ser una novela, ni ensayo, ni un cuento para niños. Estuve debatiéndome entre si escribir un cuento para niños o, lo que más peso tuvo, escribir sobre el autoconocimiento y el crecimiento personal. Lo decidí así porque, primero, he adquirido mucho conocimiento a lo largo de todos estos años. No solamente por haber estudiado psicología sino que, después de eso, la psicología ha caminado conmigo de la mano y he intentado siempre estar muy, muy cerca de todo el conocimiento que tiene que ver con el desarrollo personal y el potencial humano. Así que me propuse compartir todo lo que sé, lo que he vivido y lo que he sentido, pero sin que fuera un libro de autoayuda como tal. Para eso ya hay muchísima gente, y mucho más cualificada que yo.
Mi idea era hilar todo eso del autoconocimiento con algo de mi vida. Llevo toda mi vida diciéndoles a mis hijos desde que nacieron que hay cosas que no se pueden olvidar, que hay cosas muy importantes, que lo esencial de la vida, a veces, se nos olvida, porque estamos metidos en otra vorágine. Ellos son las dos personas que más me importan en el mundo. Quiero que estén preparados, que se soporten a ellos mismos frente a la vida, que por mucho que ésta les dé, por mucho que ésta les quite, por muy mala o muy buena que sea a veces la vida, que, por lo menos, ellos se soporten siempre con determinación y compromiso.
M.G.- Y, a la hora de escribir este libro, ¿en ningún momento te surgió la duda esa que invade a veces a los escritores, eso de por qué me he metido en este jardín?
R.P.- Desde el primer momento, desde la primera página en blanco. De repente me pongo delante del ordenador y me empiezan las preguntas: ¿cómo empiezo?, ¿qué hago?, ¿qué digo? Creo que esta habilidad que tengo con el tema de la escritura es algo innato pero tampoco me he preparado para ello. Sé que hay cursos excelentes para escritores pero yo me lancé porque me encanta escribir. Algunos amigos escritores me aconsejaron escribir, escribir y escribir, y que ya iría viendo cómo colocarlo todo.
En la combinación de mi conocimiento sobre el tema del crecimiento personal con el testamento emocional que quiero dejar a mis hijos creo que radica el éxito del libro. No es un manual de psicología con los que, a veces, te pierdes. Es un libro en el que voy entrando y saliendo, hablando directamente a mis hijos, pero también al lector. Una vez que tenía claro lo que quería escribir y cómo quería hacerlo, el libro empezó a fluir. Hubo un momento en el que no quería parar de escribir. Me dio pena entregar al bebé.
M.G.- Este libro es una carta abierta a tus hijos pero también está dirigido a los lectores en general. Y tengo una duda, ¿también es un libro para gente que no tiene hijos? Porque está muy vinculado con la maternidad.
R.P.- Pero para nada es un libro de maternidad, en el sentido de que no doy ninguna instrucción ni hablo sobre cómo criar a un hijo o lo que supone educar a un hijo específicamente. Es un libro dirigido a las personas que quieran crecer internamente, que se quieran conocer, que quieran utilizar las herramientas que tenemos, que son muchas y muy válidas, para bailar con la vida de una forma lo más feliz posible, conocer cómo funciona el mundo, conocer cómo funciona la mente, y conocer cómo funciona la mente con el mundo, esa interacción de nosotros con el mundo. Y quiero que mis hijos sepan que la vida muchas veces es fascinante, pero otras muchas veces no va a ser como ellos piensan, sino que la vida a veces es cruel, es peligrosa, pero siempre es maestra. Quiero que estén seguros.
Muchas veces flaqueamos a la hora de tomar decisiones en la vida, porque no nos sentimos seguros de nosotros mismos y no nos conocemos. No es una cuestión de que seamos menos o que merezcamos menos, es que nosotros no nos conocemos, no sabemos el potencial que tenemos. Es muy importante conocerte para así poder defenderte en la vida. Y como las dos personas que más quiero son mis hijos, quiero armarlos para que tengan todo ese conocimiento. Pero este libro va dirigido a cualquier persona que quiera crecer como ser humano.
M.G.- A mí me llama mucho la atención el tema de los hijos. No soy madre por decisión propia. Tú eres madre de Dylan y de Alma. Yo veo a los padres y madres, y a los hijos desde fuera. ¿Cómo los estamos educando? ¿Les estamos dando las herramientas necesarias para que se valgan por sí mismos o les estamos facilitando demasiado el camino?
R.P.- Creo que les facilitamos mucho la vida, que les protegemos en exceso, pero sin tener intención de hacerlo mal. A los niños les hacemos un flaco favor porque, antes de que se caigan, ya hemos puesto la red. Siempre digo que los niños tienen que sufrir lo que pueden llegar a sufrir con su edad. No tienen por qué sufrir cosas diferentes. De hecho, me parece una crueldad cuando veo niños pequeños que tienen que pasar por situaciones que no están a la par ni de su edad, ni de su comprensión, ni de su entendimiento. Hay niños que pasan por cosas que realmente son muy crueles. Pero sí creo que los niños tienen que saber lo que es el dolor y la incomodidad desde muy chiquititos. Cuando algo es un no, tienen que patalear y llorar.
En el libro cuento una anécdota con mi hijo. Una vez me hizo pasar un día horrible, con una pataleta que me montó saliendo de un teatro. En ese momento, yo estaba estudiando mucho sobre el comportamiento de los niños de los 0 a los 5 años y lo que lleva a esas programaciones en su cerebro, eso de que, si yo pataleo, mi madre me da lo que quiero. En su cerebro se hacen asociaciones de este tipo que llevan al extremo. De niño, si yo pataleo, mi madre me da lo que quiero. Cuando soy un poco más mayor, si insulto, consigo lo que quiero. Cuando soy un poco más mayor todavía, si pego, consigo lo que quiero. Y cuando soy un adulto, no pataleamos ni lloramos como los niños, pero sí tiramos del rencor, de la envidia y del odio. Este tipo de comportamientos es muy importante que se vayan frenando a medida que van creciendo pero, al mismo tiempo, tienen que sentir el dolor y la incomodidad que les corresponde con la edad.
A mis hijos les digo muchas veces «no, esto no es así». En mi caso, como madre, soy la primera que lo sufro y lo paso mal. Con tal de no aguantar la pataleta del niño soy capaz de darle el Ipad y que me deje tranquila pero en esto hay que ser fuerte. Muchas veces vas a estar tentada de darle lo que sea a tu hijo con tal de que te deje en paz y eso lo puedes hacer una vez, dos veces, pero como se vuelva una rutina y una dinámica del día a día con tus hijos, al final lo que estás haciendo es crearle una programación en su cerebro. Si él quiere algo, se va a poner a patalear porque sabe que, con esas reacciones, lo ha conseguido otras veces.
M.G.- En el libro incluyes muchos pasajes, fragmentos en los que hablas con tus hijos directamente, en el que cuentas experiencias que has vivido con ellos. Son pequeños todavía pero algún día leerán este libro. ¿Qué crees que te dirán o qué pensarán?
R.P.- Creo que les va a encantar. De hecho, hay fragmentitos que ya leen y entienden perfectamente. Les encanta cuando hablo de ellos, de su nacimiento, o cuando cuento anécdotas con ellos pequeños que, a lo mejor, no recuerdan. O cuando les hablo de la familia donde han nacido. En fin, ese tipo de cosas.
Hay una cosa que me encanta. El otro día, Dylan me dijo que cuando lee algo del libro, escucha mi voz. Es una cosa que me parece increíble. Es lo que soñaba que pasara con este libro. Que si algún día lo leen y yo no estoy cerca, sobre todo en esa época de la adolescencia, donde los padres pasamos de ser amigos a los oponentes, escuchen mi voz. Creo que es algo muy potente. Aunque yo creo que en el fondo dirán que soy una controladora (ríe).
M.G.- El libro tiene ocho capítulos en los que tratas temas diferentes. Cuéntame un poco qué temas abordas.
R.P.- Pues mira, hago un recorrido por lo que es la causa y efecto, una de las leyes de las que nadie escapa. Es decir, todo lo que ocurre, todo lo que hacemos, todo lo que decimos, y todo lo que pensamos viene por algo, y tiene un efecto en algo.
Luego hablo del término «estar en causa», algo que me ha valido mucho para hacerme responsable de lo que siento, de lo que hago, y de lo que digo. Cuando tú estás en causa, significa que te haces responsable de ti. En el momento en el que te haces responsable de lo que dices, de lo que piensas, y de lo que haces, es muy difícil que le eches la culpa a nadie. Estar en causa significa también que eres capaz de gestionar tu propio estado emocional. Yo puedo tener un enfrentamiento contigo en este momento y eso me va a causar cierta irritabilidad, me voy a poner nerviosa o me voy a poner triste. Pero estar en causa significa que, de alguna manera, yo también he participado para que esto me ocurra, porque yo permito que eso llegue a mí. Estar en causa significa que conoces todo ese recorrido que hace la emoción hasta que tú reaccionas y también significa que, como eres el responsable de tu propio estado emocional, lo puedes cambiar. Aunque el mundo exterior siga girando de la misma manera, tienes la posibilidad de cambiar tu estado emocional si quieres. Lo que ocurre es que, a veces, no queremos porque es incómodo, pero se puede hacer.
Luego también hablo del amor propio y de la autoestima, que también es un concepto fundamental para mí. Es algo que se tiene que desarrollar en los primeros años de vida. Hablo de las emociones, de la tristeza, del dolor, del sufrimiento. Y hablo de otros temas que a mí me apasionan, base del comportamiento, como son los principios, los valores, la ética, la moral, las creencias,... Muchas veces nos agarramos a creencias que creemos que son nuestras pero son heredadas, adquiridas como una norma. Y también hay principios que no lo son, sino que son puras reglas, que seguimos por miedo a un castigo o a una consecuencia.
Por supuestísimo, hablo de la amistad, del amor, y de la familia, que para mí son tres pilares también fundamentales para el desarrollo. Y luego termino con la felicidad.
M.G.- Me voy a fijar en tres palabras del libro. Acabas de pronunciar la palabra felicidad y la palabra autoestima. ¿Van de la mano?
R.P.- ¿Sabes qué pasa? Que la autoestima no es algo absoluto y ni siquiera es una sola cosa. Creo que la autoestima es la creencia que tú tienes en ti mismo. Es decir, son las posibilidades que tú tienes en un contexto determinado. Tú puedes tener mucha autoestima en un sector y muy poca en otro. Es decir, no porque tengas una buena autoestima en el terreno profesional, lo vas a tener en el terreno personal. O a lo mejor uno tiene muy buena autoestima con su aspecto físico, porque se siente fuerte, se siente que está definido, que está guapo y, de repente, tiene muy poca autoestima en otros temas.
La autoestima es muy importante trabajarla en todos los aspectos, porque no es que te dé felicidad, es que te da equilibrio, te hace sentir segura ante la vida. Cuando tú tienes autoestima, normalmente no tienes miedo, porque conoces. Y para mí el miedo es la ausencia de información. La falta de datos es lo que te hace tener miedo. Si tú supieras realmente todo lo que te va a pasar en la vida, pues el miedo bajaría a un nivel casi por el suelo, porque realmente conoces lo que te va a suceder. Creo que la autoestima va muy de la mano con el no-miedo. Si tienes mucha autoestima, bajan tus niveles de miedo, y estás más en equilibrio y más feliz.
M.G.- Y la tercera palabra es amor. En uno de los capítulos hablas extensamente del amor. Dices, haciéndote eco de las palabras de Borja Vilaseca, que el amor, a pesar de ser uno de los conceptos de los que más se habla y uno de los más estudiado, sigue siendo el menos entendido y el causante de muchos desequilibrios en la vida. ¿Por qué crees que es así?
A mis hijos siempre les digo que, cuando tengan dudas y tengan que elegir entre A, B o C, tienen que elegir siempre la opción que más amor contenga. De este modo, seguro van a estar más cerca de lo correcto.
Cuando uno prueba el amor por primera vez, pero no el amor romántico, sino el amor en todos los sentidos -el amor romántico pero también el amor propio, el amor a la familia, el amor a los amigos,... -, es algo que buscarás toda la vida. Pero lo maltratamos porque no sabemos utilizarlo. El enemigo principal del amor y de todo es el ego. Cuando el ego se mete en una relación, olvídate porque el amor se evapora.
M.G.- ¿En ese capítulo es en el que más te expones? Porque hablas de los amores que has tenido en el pasado. No solo de Alejandro Sanz sino de otros que han pasado por tu vida.
R.P.- Sí, posiblemente sí. Es el capítulo donde más me abro. Bueno, ahí no hablo técnicamente del concepto del amor, sino que hablo de mis amistades, de mis amores, de mi familia... Es, quizá, el más personal de todos.
M.G.- Te están preguntando mucho por Alejandro Sanz estos días porque la publicación de tu libro ha coincidido con esas declaraciones del cantante, en las que dice que está pasando por mal momento. Por un lado me gustaría preguntarte qué consejos le has dado. Por otro lado, y hablando de los hijos de nuevo, ellos han tenido que vivir una separación. Creo que hay que educar a los hijos para que vivan ese trance sin que sea algo traumático. ¿Cómo lo has hecho?
R.P.- Bueno, en cuanto a lo que he aconsejado a Alejandro, soy de dar muy pocos consejos porque a mí no me gustan que me los den. No le he dado ningún consejo pero sí todo mi apoyo, claro. Cualquier cosa que necesite, y en la que yo le pueda ayudar, sabe que cuenta conmigo.
Y luego, con respecto al tema de la separación, como te decía antes, tiene mucho que ver con las edades de los niños. No es lo mismo una separación cuando los niños son pequeños, que una separación cuando son adolescentes o, cuando ya son adultos. No tienen la misma capacidad de entendimiento.
A mis hijos no les he querido contar cosas que no eran capaces de entender en ese momento, pero tampoco los he engañado. Lo primero que les dijimos, la gran verdad, es que ellos no iban a sufrir y que íbamos a intentar que la separación les afectara lo menos posible; que íbamos a ser los mejores padres para ellos porque eso no iba a cambiar; que el amor muchas veces es para siempre y otras veces, pues no; pero que el amor no se acaba sino que se transforma; que el afecto que su padre y yo nos tenemos iba a perdurar porque la familia es un pilar inamovible. Aunque cambie el contenido, el continente iba a ser el mismo. Sobre todo, hemos procurado no hacerles responsable de lo que pasara entre su padre y yo.
Hay una cosa que siempre digo y es que, independientemente de lo que pasara entre su padre y yo, él nunca dejó de ser un excelente padre, que es lo que realmente tiene que afectar a mis hijos. En una separación, a veces, hay momentos incómodos pero hay que hacer un esfuerzo y hay que poner en una balanza qué es lo más importante, no en ese momento, sino a largo plazo. Y, efectivamente, a largo plazo, siempre es mejor poner la voluntad de llevarte bien.
M.G.- Pues sí.
Bueno, el libro te ha llevado por primera vez a una feria del libro, a la de Madrid. ¿Cómo has vivido la experiencia?
R.P.- Pues como una niña pequeña, como si estuviera en un parque de atracciones. Disfruté muchísimo y vino muchísima gente a verme. De hecho, en un momento en el que estaba firmando, pasó un amigo y le dije que se acercara pero el de seguridad me dijo que había una cola. Yo no sabía que había una fila de gente, esperando para que yo le firmara. Me pareció toda una fantasía. Me lo pasé muy bien y disfruté muchísimo.
Ahora entiendo los dos procesos que se producen cuando alguien crea algo. Uno es muy íntimo, cuando tú estás ahí sola, escribiendo. Y el otro, cuando lo lanzas al mundo y la gente se hace eco de las cosas que dices. Ver la cara de la gente, la felicidad que le has podido trasmitir, que le has tocado el corazón o has ayudado para que se enfrenten a ciertas cosas, es muy gratificante y muy satisfactorio, la verdad. Estoy muy contenta y agradecida.
M.G.- Y como última pregunta, Raquel, y refiriéndome al título del libro, ¿de qué no te quieres olvidar? Cuando te levantas cada día, ¿qué es eso importante que te dices y que quieres tener presente?
R.P.- No me quiero olvidar de dónde vengo. Creo que para adivinar hacia dónde vas, tienes que tener muy claro de dónde vienes. No hablo solamente de dónde he nacido, sino de mis huellas. No quiero borrar las huellas de mi camino porque es lo único que me hace ver por qué estoy aquí. No me quiero olvidar de nada de lo que he caminado.
M.G.- Muy bien. No tengo más preguntas que hacerte. Te agradezco mucho que me hayas atendido.
R.P.- A ti. Me ha encantado. Muchas gracias.
Sinopsis: Un testimonio emocional para aquellos a los que amamos y que tanto nos aman.
Raquel Perera comparte en este libro todo lo que ha ido aprendiendo de la vida con el propósito de que sirva como guía para que podamos disfrutar más de los momentos felices y enfrentarnos mejor a las dificultades.
A través de su propia experiencia y de manera didáctica nos muestra las herramientas y los valores fundamentales para entendernos a nosotros mismos, ganar autoestima y poder ser la persona que queremos ser, nuestra mejor versión.
Para que no te olvides quiere ser un faro que alumbra nuestro camino cuando más lo necesitamos, ayudándonos a reconectar con nosotros mismos.