Hace unas semanas pude conversar con Rafa Melero Rojo, autor al que nunca había leído. Mosso d'Esquadra de profesión, lleva publicando novelas desde que en 2013 lanzara La ira del Fénix. Autor de la saga protagonizada por Xavi Masip, Melero firma ahora lo que es la cuarta entrega de la saga, titulada Dragones de papel. Barcelona y Cadaqués serán los lugares en los que se desarrolle esta trama que aborda temas tan de actualidad como el mundo trans, la prostitución, o el cibersexo.
Marisa G.- Rafa, a pesar de que llevas unas cuantas novelas publicadas, no te conocía y tampoco he tenido el gusto de leerte hasta ahora. Pero buscando información sobre ti me he sonreído al saber que eres Mosso d'Esquadra. No sé si en activo o no...
Rafa M.- En activo, sí.
M.G.- Pero me he sonreído porque no eres el primer Mosso d'Esquadra que se adentra en la literatura y que, además, escribe novela negra. Ya sea como en tu caso, mosso, o bien policía o guardia civil, parece que vuestro trabajo es como una gran escuela para los que os gusta escribir. Especialmente, novela negra.
R.M.- Por supuesto, claro. La ventaja que tenemos los que nos dedicamos a este oficio es que no hay que recabar información, no hay que buscar cómo están organizadas las unidades, cómo es el contacto con los jueces, cómo se levanta un cadáver, cómo se hace la inspección ocular,... Todo eso es nuestro día a día. Yo he sido líder de un grupo de homicidios, con asesinos de verdad, con lo cual sólo tengo que trasladar mi experiencia profesional, con un poco de gracia, digámoslo así, a mis personajes.
M.G.- En este sentido, digamos que jugáis un poco con ventaja. Otros escritores que ejercen otro tipo de profesión se tienen que documentar. Vosotros ya tenéis la lección aprendida.
M.G.- Exactamente. Bueno, Dragones de papel, la cuarta entrega de la serie protagonizada por el sargento Xavi Masip. Yo te voy a preguntar lo que se suele preguntar en estos casos, porque, al ser ya la cuarta entrega, me gustaría saber si tanto ésta como las anteriores son novelas autoconclusivas, de lectura independiente, ¿o tú como autor consideras que es mejor que el lector empiece desde cero?
R.M.- No, todas mis novelas son autoconclusivas. Cuando escribí la primera novela no tenía ni idea de si iba a escribir más libros. Yo escribí la primera novela y la acabé. Lo que hice luego fue continuar con el personaje. Pero en mis novelas siempre hay personajes, digamos, invitados. Es decir, personajes que no están en las otras como en este caso, por ejemplo, Cristina. Ella será un personaje que se incorpora, como en su día lo fue Alejandro en La penitencia del alfil, un policía nacional jubilado. Así que, son novelas que no tienen nada que ver unas con otras. Evidentemente, si conoces el personaje, siempre ganas algo y le puedes tener algo más de empatía, pero se pueden leer de manera independiente todas.
M.G.- Para que una novela negra funcione, a mi juicio, tiene que tener unos elementos muy concretos. Por ejemplo, una trama sin fisura, porque eso es algo en lo que los lectores nos fijamos mucho, que no queden flecos sueltos; tiene que tener un buen ritmo a lo largo de toda la historia; y unos personajes creíbles. ¿Se me escapa algún elemento más, Rafa?
R.M.- Creo que lo has dicho todo. Lo básico debe ser una trama que enganche y que entretenga. Creo que también hay que aportar un poco de conocimiento y hacer reflexionar al lector.
En mi novela hay un mensaje oculto, un mensaje que advierte a las chicas sobre Internet. Hay que tener cuidado porque a veces no sabemos quién está al otro lado de ese ordenador al que nos conectamos. Internet es una ventana al mundo a la que hay que tenerle respeto. Así que, aparte de entretenernos y hacer pasar un buen rato al lector, que es lo básico, creo que es importante que la novela cuente con algún mensaje.
M.G.- Estoy empezado a conocer a Xavi Masip y habrá otros lectores que no lo conozcan. Me gustaría saber qué tipo de agente de la autoridad has perfilado. Tengo entendido que esta novela se inicia con su reincorporación al trabajo. Estaba expedientado, ¿no?
R.M.- Sí. Ese es otro de los temas que trato en la novela. Con Internet y los medios de comunicación lanzo una reflexión. Piensa que una persona graba una escena que dura treinta segundos. Pero esa grabación forma parte de una actuación policial que, a veces, puede durar una media hora. Pero claro, la gente se queda con lo que ve en esos treinta segundos. Es lo que le pasa a Xavi. De esos treinta segundos, la gente ha sacado unas conclusiones que nada tienen que ver con la realidad y eso le acarrea consecuencias, porque, a veces, la clase política que tenemos, en algunos casos, es bastante mediocre. Es mi opinión personal. Por supuesto, hay gente muy válida, pero otros no lo son. Hay gente que se guía mucho por lo que se dice en Internet, Twitter o redes sociales. Eso hace que Xavi pague el pato porque se han sacado de contexto algunas imágenes y, a raíz de eso, le han abierto un expediente disciplinario y lo han apartado del servicio. Es ahí donde empieza la novela.
M.G.- Y ese hecho, a la hora de reincorporarse, ¿le genera algún tipo de conflicto con sus compañeros?
R.M.- No. Lo explico en la novela. Xavi es un líder en su grupo y todos quieren trabajar con él. Eso pasa desde la primera novela. No hace falta leer las demás para saber que Xavi lidera su grupo. Lo que opinan los policías en este caso es algo muy diferente a lo que opina la gente que está en su casa, viendo un telediario y unas imágenes. Esa gente podrá juzgar o no, pero su opinión no tiene nada que ver con lo que opinan los policías que se encuentran cada día con situaciones que han de resolver en décimas de segundo. Hay que reflejar la realidad. Creo que los que somos policías tampoco podemos mostrar un mundo idílico porque no existe. La profesión de policía tiene sus más y sus menos, y eso hay que mostrarlo. En mi caso, creo que siempre tenemos más. Quiero mucho a mi profesión y al cuerpo de mossos. Es algo que reflejo. Pero también tengo muchos lectores que son guardias civiles o policías nacionales, cuerpos a los que les tengo mucho aprecio, al igual que al mío. La gente que nos dedicamos a la seguridad de las personas, conocemos muchas cosas y aprendemos a apreciar lo que hacen los demás.
M.G.- En esta novela, Xavi tiene que enfrentarse a un asesino en serie. En principio, aparecen fragmentos de un cadáver en Barcelona. Luego, aparecerá otro segundo cuerpo en Cadaqués. ¿Cuáles son las claves de estos crímenes? ¿Cómo se perpetran?
R.M.- Bueno, el asesino deja el cuerpo de una chica en un contenedor. Ahí se inicia la trama. Y junto al cuerpo también deja un dragón de origami. Hablo de las primeras páginas, por lo tanto el spoiler es muy pequeñito. De hecho, el título de la novela, Dragones de papel, viene de esos origamis. A partir de ese momento, el grupo policial, los Mossos d'Esquadra entienden que este es un caso para Xavi Masip.
En esta novela incluyo a dos personas reales, al Mayor Trapero y al Comisario Estela. Además han sido los encargados de presentar la novela en Barcelona y en Lleida. No aparecen como personajes en sí, pero sí están nombrados.
M.G.- Bueno, un bonito guiño a los compañeros.
R.M.- Sí, claro. Al final, creo que los que escribimos novelas policíacas o, al menos, en mi caso, como lo tengo de primera mano, he conocido muy de cerca cómo se vive el investigar un homicidio, el trato con las víctimas o con las familias. Y, sobre todo, hemos de tener presente el cuidado y el cariño con el que debemos de tratar a las víctimas.
M.G.- Clarice será la primera víctima. Es una joven que ejerce la prostitución. Ese será uno de los temas que trates en la novela. También tocarás el cibersexo. ¿Cómo es ese mundo? ¿Qué avances ha habido en cuanto a su regulación si la hay?
R.M.- Pues mira, abordo el cibersexo precisamente porque es un mundo bastante turbio. He leído bastante sobre este tema, he visto documentales,... Incluso me hice una página. Me la llegué a hacer para ver cómo funcionaba por dentro y así poder explicarlo bien.
Una de las páginas más potentes del mundo -Pornohub- tiene contenido de menores. Son los propios menores los que han denunciado reiteradamente que se quiten esos contenidos. Pero la empresa prefiere pagar multas porque le sale más rentable que quitar esos contenidos. Y si al final tienen que quitar esos contenidos por orden judicial, a las horas aparecen esos mismos contenidos en otra plataforma, afín a esta página web. O sea, es un mundo en el que se gana muchísimo dinero, muy turbio, y del que quería hablar. Creo que hay que contar cómo es ese mundo de las chicas explotadas.
M.G.- ¿Y tú, Rafa, has hablado, con chicas que ejercen este tipo de actividad o con personas que consumen este tipo de servicio?
R.M.- Sí, claro. Aunque ahora tengo otras atribuciones, por mi trabajo estuve durante años haciendo inspecciones y pude hablar con muchísimas chicas. Y hay de todo. He encontrado a menores, a gente engañada, a gente que ha venido de países del tercer mundo, buscando una vida mejor y han encontrado más miseria.
Tengo otra novela de Xavi Masip, El secreto está en Sasha, en la que trato la prostitución en sí. Sin embargo, en esta lo que trato es el ciberporno, el consumo por Internet. Si escribí esta novela fue porque, en una de esas inspecciones que hicimos, me di cuenta de que el perfil del consumidor empezaba a ser muy joven. A mí aquello me sorprendió porque a los veinti y pocos años, lo que yo hacía era salir de fiesta con los amigos. Jamás entré en un sitio así. Me sorprendió la precocidad con la que la gente empieza a consumir prostitución. Creo que es un tema preocupante pero bueno, cuando hay oferta y hay negocio, siempre va a haber oferta y demanda, como decimos.
M.G.- Fíjate la de cosas que están ocurriendo ahora. Lo de vender sexo online lleva entre nosotros mucho tiempo pero es que últimamente estamos viendo que se vende absolutamente de todo. Y cuando digo todo, me refiero a todo. Hay gente que gana dinero vendiendo fotos de sus pies o de sus labios. Todo esto es el reflejo de una sociedad enferma. A mí me produce terror porque, vas por la calle, y no sabes con quién te estás cruzando.
R.M.- Bueno, ese es uno de los mensajes de la novela. Ten cuidado con lo que cuelgas en redes sociales. Tengo amigos que suben fotos de sus hijos y lo respeto, pero yo jamás colgaría una foto de mis hijos y si subo una foto, te aseguro que no se les ve la cara. Eso te lo garantizo. Respeto a los amigos que lo hacen pero yo he visto los peligros que hay y las barbaridades que se pueden hacer con la foto de un niño. No creo que sea lo más idóneo pero bueno, hay que respetar la opinión de todo el mundo, desde luego.
M.G.- Pues sí. ¿Y qué me cuentas del colectivo trans? Este es otro tema que tocas en el libro.
R.M.- Hablando con compañeros, me llegó información de una mossa trans. Bueno, ella me corrigió en su día y me dijo que era reasignada, y así lo puse en la novela. Se trata de Marta Reina, que ahora mismo está de excedencia. Hablé con ella y me explicó su historia. Ella escribió también un libro que se llama Viviendo sin ti, en el que habla de su proceso. Me lo leí y quedé impactado. Me parecía bien normalizar algo que la sociedad tiene que aceptar porque es así. Hay gente trans. Hay gente gay. Hay gente hetero. Y hay gente de todo. Y en los cuerpos policiales tenemos también de todo. Creo que ha salido un buen personaje. Estoy contento.
M.G.- A Marta la mencionas en los agradecimientos. Imagino que ella te habrá ayudado mucho a la hora de construir a Cristina. ¿Qué te ha aportado Marta para la construcción de ese personaje?
R.M.- Marta me ha resuelto todas las dudas a la hora de escribir el personaje. Reconozco que era un ignorante en este mundo porque nunca me había preocupado de estos temas. Y bueno, todo esto me ha hecho reflexionar sobre las vivencias que tienen otras personas que no tienen nada que ver conmigo.
Marta tiene una vida dura y bueno, creo que vale la pena conocer también las opiniones de otras personas. Ya te digo, entre su libro y todas las veces que ella ha estado siempre al teléfono para responder las preguntas que tenía, pues ha salido un personaje que a ella le ha gustado mucho. Con eso, yo ya tengo más que suficiente.
M.G.- Es un tema de mucha actualidad. A raíz de distintas decisiones políticas se ha generado mucha polémica. Es un asunto con luces y sombras, ¿no, Rafa?
R.M.- Sí, sí, por supuesto.
M.G.- Hay personas que están en su derecho a decidir pero también hay otras circunstancias en las que cuesta trabajo admitir ciertas cosas. Por ejemplo, me refiero a esa polémica que surgió hace un tiempo sobre aquella persona que estaba opositando, precisamente a la policía, y para las pruebas físicas se cambió de género porque las pruebas físicas de las chicas no eran tan duras como la de los chicos.
R.M.- Claro, aquí es cuando la gente tira de la ley para beneficiarse por un fin personal que nada tiene que ver con el objetivo de la ley y del legislador. Eso es un problema. No entiendo ni apruebo que alguien se cambie de género para tener pruebas físicas más fáciles. Faltaría más. No he escrito sobre eso porque ni soy político ni tengo ningún interés. Yo lo que quiero es llegar a la persona, a lo que es Marta y, en mi caso, a lo que es Cristina, lo que ha sido su proceso y sus vivencias. Luego sí, hay gente que legisla y, a veces, legislan muy mal, la verdad. Consiguen que la gente se aproveche del sistema. Esto es algo que ha pasado siempre. Contra eso, lo que hay que hacer es corregir y ya está porque claro, no puede ser que una persona se cambie de sexo para tener un beneficio en unas pruebas físicas. Ese no es el mensaje que yo quiero transmitir en esta novela. Ni muchísimo menos.
M.G.- Y comentábamos que ese segundo cadáver aparece en Cadaqués. ¿Por qué Cadaqués? Es un pueblo precioso, por cierto.
R.M.- Pues precisamente por eso. Es un pueblo precioso, un sitio idílico que tiene su peculiaridad. Cadaqués no es un sitio de paso para nadie. Has de llegar a Cadaqués, con una carretera de entrada y de salida. Me pareció un sitio idílico para montar un crimen. Con Internet, desde cualquier parte del mundo te pueden ver, y tú puedes estar también en cualquier parte del mundo. Hay una chica que ejerce desde allí. Me pareció una localización, como te digo, idílica.
M.G.- Y por la aparición de ese segundo cadáver, entrará en juego ese otro personaje del que hablamos antes, Cristina Espegel. Ella será otro de los miembros que se va a unir a la investigación de los crímenes. Me surge una nueva duda ya que Cristina es trans. Antes has dicho que en tu colectivo, y ocurrirá igual en la Guardia Civil o en la Policía, hay de todo, incluso personas trans. Pero estos son ámbitos en los que, aunque la incorporación de la mujer es un hecho, las mujeres siempre han tenido que demostrar que son igual de válidas que los hombres. Partiendo de esa perspectiva, y teniendo en cuenta el cambio de género, ¿cómo se vive eso de manera interna, entre los compañeros?
R.M.- Bueno, en el caso de las dos mossas trans que yo conozco, ellas se han reasignados una vez que ya eran policías. Entraron como hombres y han hecho su proceso de reasignación, siendo ya policías. No sé cómo será cuando alguien entre en el cuerpo, estando ya reasignado. Me imagino que se le harán las pruebas físicas en la condición del sexo que sienta. Me imagino que se hará así, pero ahora mismo yo no te puedo responder porque lo desconozco. Creo que los policías, independientemente de que sean hombres o mujeres, han de demostrar la capacidad para hacerlo. Y hay hombres muy buenos y muy malos, y hay mujeres muy buenas y mujeres muy malas, como en todas las profesiones.
M.G.- Pero me vengo a referir, Rafa, a si hay algún tipo de recelo entre los compañeros.
R.M.- Bueno, sí, en la novela sale. Y sale porque a mí Marta me lo explicó. Ella tuvo problemas, por ejemplo, en el vestuario. Las mujeres mossas no querían que ella se cambiara con ellas. Sí, esto sale en la novela porque es una realidad y no hay que esconderla. Hay que afrontarla. Las novelas tienen que mostrar la realidad y la sociedad que tenemos. Hay gente que lo acepta y gente que no. De hecho, Cristina tiene un único compañero con el que se lleva bien, de una unidad con treinta miembros. Pero bueno, es así. A veces, cuesta asimilar cambios y ya está. Es un tema de apertura de mente.
M.G.- ¿Y cómo vamos a ver la relación entre Xavi y Cristina? ¿Cómo se van a coordinar a la hora de investigar estos crímenes?
R.M.- Bueno, Cristina es cabo, traducido a la Guardia Civil, y es una oficial, traducido a la Policía Nacional. Xavi es sargento. Está por encima. Él se encarga de la investigación porque el primer cadáver aparece en Barcelona. Cuando son diferentes partidos judiciales, siempre se le da la investigación al que la ha iniciado. Ellos tendrán una relación profesional, aunque iremos viendo que tienen mucha afinidad. Xavi la va a tratar de forma profesional porque no le importa lo que ha sido o lo que es. Él es un personaje muy seco pero lo que le pide a Cristina es lealtad y profesionalidad. Es lo mismo que le pido yo a los míos. A veces, también transmites tus propias necesidades profesionales a los personajes.
M.G.- Hablando del resto de temas que tratas en la novela, ¿cómo te llegan? ¿Y cómo haces para ir introduciéndolos en la trama?
R.M.- Bueno, un poco como me pasó con la mossa trans. Leí sobre unas estafas que habían tenido unas chicas por Internet. Me imaginé que en vez de un estafador, lo que hay detrás de Internet es un asesino. A veces me llegan los temas así, leyendo novedades diarias, viendo lo que le pasa a la gente en Cataluña. Más que nada por mi ámbito y competencia profesional. Pero también se puede extrapolar perfectamente a lo que pasa en cualquier sitio de España. De hecho, se investiga de la misma manera aquí, que en Madrid, que en Sevilla.
M.G.- Y antes has hablado de Marta Reina, o del gesto bonito que has tenido con dos compañeros de profesión. Pero, teniendo en cuenta que también nos dejaron Domingo Villar y Alexis Ravelo, has tenido un recuerdo para ellos.
R.M.- Creo que es de agradecer el que te hayas cruzado con gente maravillosa como lo eran Domingo, con quien tuve menos relación pero la poca que tuve fue muy intensa, y con Alexis Ravelo, con el que coincidí en muchos festivales. Los he escuchado hablar en presentaciones, en cenas que hacemos los escritores, en cafés,... No sé, hay que valorar. Y ojalá el público, con este pequeño gesto, si no lo conocen, los lleve a interesarse por sus vidas y por sus novelas. Van a descubrir a dos escritores como la copa de un pino que, desgraciadamente, ya no van a escribir más. Nos queda su legado y sus novelas.
M.G.- No sé si eres mucho de homenajes. Lo digo porque he leído que si Xavi Masip se llama así es por un motivo concreto.
R.M.- Sí, Xavi Masip se llama así porque perdí a un hermano en el año 91, en un accidente de moto. Tenía 17 años y se llamaba Javi. Y Masip fue mi primer sargento en el grupo de investigación, en Figueras, en el año 98. También falleció desgraciadamente. Cuando creé el personaje, hace diez años, pensé que tenía que tener un nombre que fuera significativo para mí, que no fuera un nombre al azar y, entonces, en homenaje a mi hermano y a mi primer sargento, le puse ese nombre. Y, de momento, estoy muy contento con la acogida que tiene Xavi Masip.
M.G.- Estamos en la cuarta novela, ¿habrá una quinta con este personaje?
R.M.- Bueno, creo que sí. Es muy pronto todavía. Dejo descansar a los personajes, como mínimo, una novela. Ahora estoy escribiendo otra cosa diferente. Pero estoy convencido de que volveré con Xavi Masip. No tengo dudas. Aunque sea solo para mí.
M.G.- Bueno, Rafa, no tengo más preguntas que hacerte. Sí espero poder verte en Sevilla con la siguiente.
R.M.- Pues mira, hoy he hecho una entrevista con una locutora de Toledo que me ha dicho lo mismo.
M.G.- Vas a tener que hacer un tour.
R.M.- Estuve en Sevilla hace muchos años, en una competición de atletismo. Me encantó Sevilla, así que estaría encantado de ir. Y si voy, no te preocupes, que seguro que tengo un rato para ti.
M.G.- Ya toca entonces que vengas. Te doy las gracias por haberme atendido y nada, que sigas con mucho éxito.
R.M.- Muchas gracias a ti por el interés.
M.G.- A ti, Rafa. Un abrazo.
R.M.- Adiós, hasta luego.
Sinopsis: Avenida de Pedralbes, Barcelona, una de la madrugada. La mano de un cadáver, envuelta en plásticos, asoma junto a unos contenedores. Es el cuerpo sin vida de Clarise, una conocida modelo sexual de internet. En el interior de uno de los contenedores, en un sobre transparente, encuentran un trozo de piel de la víctima y la figura amenazante de un dragón de origami.
En la sede de los Mossos d'Esquadra todos tienen claro que es un caso perfecto para el sargento Masip, pero este está fuera de servicio. Después de una polémica intervención policial, Xavi Masip fue apartado de sus obligaciones y todavía sigue pendiente de investigación interna.
Sin embargo, cuando un segundo cadáver aparece en Cadaqués y se confirma que están ante un asesino en serie, el grupo de homicidios liderado por Masip y el de Cadaqués, encabezado por la compleja y enigmática Cristina Espejel, unirán fuerzas para atrapar al culpable.
Mientras tanto, el asesino continúa enviando mensajes a través de esos dragones de origami que parecen esconder un oscuro secreto ligado a una de las tradiciones más inquietantes de la Ciudad Condal.