A Daniel Bernabé lo pillé en Canarias por motivos de trabajo. Hace unos días, y salvando la diferencia horaria, pudimos conversar telefónicamente sobre su primera novela a la que ha puesto por título Todo empieza en septiembre (Planeta).
Daniel Bernabé es periodista, siendo su especialidad la actualidad política. Acabó en esta profesión casi por circunstancias de la vida. A él lo que siempre le había interesado especialmente era la literatura y los libros. En estas últimas décadas ha publicado ensayo y relato pero, hasta la fecha, no se había atrevido con una historia de largo recorrido. Todo empieza en septiembre es un thriller político, en el que vamos a encontrar muchos de los elementos que nos rodean hoy día. Círculos de poder, conspiraciones, conspiranoias, tejemanejes en la sombra,... son cuestiones que no nos son ajenas en nuestros tiempos. Pero también es una novela generacional que pretende, a través de su personaje protagonista, Jaime Peña, representar a todas esas personas que hoy tienen cuarenta años y que se sienten algo desorientados, después de descubrir que, lo que ellos pensaban que sería la vida, no es más que un espejismo.
Como dice la editorial, en Todo empieza en septiembre vamos a encontrar «intriga, misterio, suspense, sentido del humor mordaz e inteligente… Además, el lector entenderá cómo funcionan algunos círculos de poder. La visión crítica de Jaime Peña sobre la política, la sociedad y los valores del mundo que le rodea hace que nos sintamos interpelados por sus inquietudes y opiniones y que nos haga reflexionar y plantearnos muchas preguntas. Y con referencias musicales de la época».
Ahí va nuestra conversación.
[Fuente: web editorial / archivo autor] |
Daniel B.- En mi caso, he seguido el camino inverso. Al principio de la década pasada publiqué un par de libros de relatos. Siempre me he sentido más cerca del mundo de la narrativa, de la ficción, que del periodismo. Pero, supongo que por las circunstancias que vivíamos en aquel entonces, de crisis económica y mi cercanía a la política como parte importante de mi vida, me fui acercando al mundo del análisis político y, al final, he acabado también desarrollando mi labor profesional ahí, escribiendo en El País, en Infolibre, para la Cadena Ser,... Ahora que tengo asentada la parte del tema informativo político, con mis ensayos, me surgió la oportunidad de volver a la ficción y la cogí con mucho gusto.
M.G.- De todos modos, tu relación con los libros viene de atrás porque también estuviste una época trabajando como librero.
D.B.- Eso es. La historia es relativamente sencilla y, a la vez, larga. Trabajaba en el mundo social pero quise acercarme al mundo de las letras. Sin contactos, me pareció que la forma más fácil era metiéndome a trabajar de librero. Ahí estuve unos poquitos años, vendiendo los libros de los demás hasta que decidí que era el momento de que se vendieran los míos.
M.G.- Y vendiste relatos, vendiste ensayos, pero esta es tu primera novela. Todo empieza en septiembre es un thriller político. ¿Qué le contarías a los lectores cuando se pongan delante de tu libro?
D.B.- Resumiendo lo que es el inicio de la historia, está protagonizado por un periodista de alrededor de unos cuarenta años. Jaime Peña es un periodista precario, freelance que, a pesar de haber conseguido vivir de su profesión, vive de ella pero llegando a fin de mes con muchas dificultades. Además, tiene una vida personal entre andamios, en plena crisis de los 40, decidiendo a donde va, en un momento de mucha indeterminación, porque va a la deriva. En estas, le llega un correo electrónico anónimo, con una fotografía donde se ve a cinco personajes muy poderosos. Y el correo electrónico le advierte que están tramando algo de importancia que se debe investigar y, a partir de ahí, pues se empieza a desarrollar la trama del libro.
M.G.- Una novela que habla de conspiración contra la democracia, de la manipulación de los resultados electorales, hay personajes oscuros y poderosos... Una se para a pensar en estos elementos y mira también los periódicos, las noticias y bueno, tampoco es que nada de lo que se narra en el libro resulta descabellado.
D.B.- Nos resulta cercano leerlo, ¿verdad?
M.G.- Claro
D.B.- Claro, bueno creo que es una novela muy apegada a la actualidad. Es verdad que cuando empecé a pensar la idea de escribirla fue hace ya casi dos años. En ese sentido, supongo que determinados acontecimientos y circunstancias del país me pusieron en alerta. Si esta novela hubiera aparecido hace cinco o diez años, hubiera sido completamente ficción y nos hubiera parecido algo descabellado. Ahora, por desgracia, lo tenemos como muy patente, muy presente en nuestra sociedad, como amenaza. Hemos visto hace relativamente poco tiempo el asalto al parlamento de Brasil, vimos el asalto al parlamento de Estados Unidos y bueno, yo quería reflejar en este libro una idea fundamental, que es que la democracia no está garantizada. No nos podemos echar a dormir y pensar que las libertades se protegen y se defienden solas. Hay fuerzas poderosas que operan fuera del escrutinio público, de los focos públicos, y que pretenden desactivar, retrotraer, involucionar nuestra democracia. Con lo cual el libro se puede entender como una alerta. Es una forma que tengo de decirles a los lectores y las lectoras que hay que impedir que determinadas historias de ficción se acaben llevando a la realidad.
M.G.- Claro, porque tú pones el foco de atención en la ultraderecha. Has comentado algunos acontecimientos que han ocurrido en el mundo y nos sorprendió también muchísimo los resultados electorales en Italia. ¿Qué futuro le espera a España? Pensarlo, da un poco de miedo.
D.B.- Este es un libro que trata acontecimientos históricos del pasado. No voy a desvelar cuáles porque desvelaría partes importantes de la trama pero te diré que trata acontecimientos que ocurrieron en España hace cuarenta años y que, de una manera u otra, tienen conexión con lo que oodría suceder hoy. Está bien conocer parte de nuestro pasado para evitar que se vuelvan a repetir en nuestro presente.
Fundamentalmente es un libro que nos habla de esa parte del país, que piensa que el país es suyo, que es como su cortijo, como su campo de juego. Ellos tienen la capacidad de alterar los resultados electores. Esto que, hace muy poco tiempo podría parecer una posibilidad absolutamente descabellada, hoy toma posibilidad. Sin embargo, en el libro lo que también planteo es precisamente cómo una persona que está atravesando un momento vital difícil, que parece que es efectivamente un don nadie, un periodista de cuarta fila, decide que tiene que enfrentarse a esto, y decide mirar el peligro de frente.
M.G.- Estamos hablando de temas serios, de unas cuestiones un poquito delicadas, pero no podemos olvidar de que el humor está ahí, en este libro. No podemos decirles a los lectores que va a encontrar algo excesivamente serio, sino a pesar de la seriedad, sí que está narrado con un cierto humor.
D.B.- Efectivamente. Este no es un libro grave, no es un libro dramático, ni pesado ni con unas características, digamos, de tragedia. Es un libro que pretendía acercarse a este peligro con una sonrisa torcida, con el ánimo de que, incluso en los momentos más complicados, no nos pueden quitar la sonrisa. Y creo que tenemos también el derecho a reírnos un poco de ellos, a reírnos de la situación, porque una de las peores cosas que nos puede suceder es precisamente caer en esta especie de atmósfera sobrecargada, que todo se convierta en un momento en que no podamos ni bromear entre nosotros. Creo que España es un país que tiene muchas características y algunos problemas, pero tiene algo que a mí me gusta mucho, y es que, en general, sabemos reírnos de nosotros mismos. Y yo quería que eso estuviera presente en el libro.
M.G.- El personaje principal es Jaime Peña, ese periodista que comentas, un periodista, como decimos aquí, de medio pelo, al que le cae encima una bomba de relojería con ese email. Algo que lo puede catapultar a la fama del periodismo y dar el gran campanazo. Lo que no tengo muy claro es hasta qué punto ese email que él recibe, advirtiéndole de una conspiración, es también un regalo envenenado, porque se mete en un jardín que a lo mejor le queda un poco grande.
D.B.- Claro. Jaime es alguien que tiene una vida que, como te decía, ha caído en la deriva. Es decir, que no se dirige hacia ninguna parte. Y creo que es una de las peores cosas que le puede ocurrir a alguien. Porque tú puedes tener en un momento determinado problemas, pero te puedes enfrentar a ellos. Y Jaime está en ese punto donde ha llegado un momento de su vida en que parece que no anda hacia ningún sitio. Lo digo en un momento del libro, que él anda más por perderse que por encontrarse.
Cuando le llega esta información, que él detecta como muy importante desde un primer momento, su vida se activa y él empieza a caminar hacia alguna parte. Creo que es muy bonito el hecho de que el lector o la lectora, cuando coja a Jaime en la página uno, se encontrará luego, en la última página, con un personaje muy diferente.
Este es un libro de finales y de inicios. Es un libro que comienza con un final, con el final de la anterior vida de Jaime, en la que él se ha separado y regresa a Madrid, y finaliza con el inicio de su nueva vida.
M.G.- Al margen de la personalidad y de la situación personal de Jaime Peña, lo que a él le ocurre quizá sea el sueño de cualquier periodista, que le llegue un bombazo de estas características y que pueda dar una gran exclusiva.
D.B.- Sin duda. Me gusta mucho el cine de intriga política de los 70. Son películas que cito en el libro, como Todos los hombres del presidente o Último testigo, donde nos encontramos a actores como Robert Redford o Warren Beatty. Son actores que encarnan a periodistas que se tienen que enfrentar a grandes noticias, que tienen que desentrañarlas. Jaime ni es Warren Beatty ni es Robert Redford, sino es un tipo mucho más normal. Él se da cuenta de que todo esto le viene grande. Por suerte, en ese momento tiene aliados. Su principal aliada es Irene, una compañera de profesión de la que él está terriblemente enamorado, aunque no lo quiera reconocer. Es ahí donde se abre una nueva línea en el libro, la línea de las relaciones personales, del amor, en un momento en el que Jaime tampoco entiende muy bien cómo funcionan estas cosas, estas relaciones líquidas en las que no sabes muy bien dónde estás, si eres pareja o no, si eso va a seguir para delante o no.
M.G.- Cuando un autor escribe una novela y su personaje comparte con el propio autor edad y profesión, es muy típico preguntar en qué os parecéis o qué le has prestado al personaje.
D.B.- Al escribir mi primera novela, quería sentirme cómodo. Si hubiera elegido a un personaje, época o contexto distantes a los míos, seguramente me hubiera podido enfrentar a esa tarea pero con grandes dosis de documentación e imaginación. Pero, al ser mi primera novela, quería centrarme en la construcción de la historia y en el estilo, antes que tener que construir un mundo que yo desconocía. Por eso, me parecía muy sencillo crear en base a lo que yo conocía. En ese sentido, Jaime tiene mucho de mí, eso está claro, pero sobre todo tiene mucho de una generación. Esto es algo muy importante y me gustaría resaltarlo. Con este libro he querido dar voz a esa generación que ahora mismo tiene alrededor de cuarenta años, año arriba, año abajo. Creo que toda persona entre los treinta y los cincuenta puede sentirse identificado con este libro porque somos ese tipo de personas a los que, de repente, nos pilló el cambio de siglo. Y ese cambio no ha sido solo el del año 2000 al 2001, sino un proceso mucho más grande, mucho más largo, y mucho más definitivo.
Ahora que el siglo XXI ha empezado a andar definitivamente, los que nacimos en el siglo XX empezamos a notar cómo muchas de las cosas en las que nos educamos, que eran valores muy fuertes y situaciones muy estables, de repente todo eso se ha evaporado muy rápido y se ha convertido en algo muy fugaz. Lo digital y los acontecimientos que últimamente han tenido lugar, ha hecho que, de repente, todo en lo que creíamos, todo lo que teníamos seguro, haya pasado a un segundo plano muy rápido. Eso nos ha dejado fuera de juego.
Este es un libro para la gente que entendió el siglo XX como el siglo de las revoluciones, los astronautas y el rock and roll y que, de repente, se levanta una mañana en el año 2021, mira a su alrededor y ve muchas cosas que le han dejado de sonar y que no entiende. Es un libro para la gente que nos prestábamos libros, que decíamos a nuestros amigos qué películas ver porque le iban a cambiar la vida, o que nos grabábamos cintas,... Teníamos confianza en que la cultura iba a decir algo muy fuerte de nosotros. Sin embargo, ahora nos damos la vuelta para pasar el testigo y detrás nuestra no hay nadie. Es como si todo lo que nos importara a nosotros, haya dejado de importar por completo. Todo esto, Jaime lo tiene muy arraigado, el sentirse muy desplazado, injustamente muy fuera de lugar. Mucha gente de mi generación no cuenta esta sensación por el miedo a que le llamen antiguos. Con el libro quería borrar todo eso. Así que, Jaime no es solo un trasunto de quien escribe, sino de toda una generación.
M.G.- Hay otros muchos personajes. En esta novela, creas un cóctel muy potente. Tenemos ministros, hay jueces, hay gente poderosa en televisión, hay empresarios. Es decir, encontramos casi lo mejor de cada casa.
D.B.- Eso es. Hay una película que me marcó muchísimo la primera vez que la vi. Saló o los 120 días de Gomorra, de Pasolini, es una película durísima, donde hay unos personajes que, al fin y al cabo, representan los antagonistas, representan el poder. Para mi novela quería coger esta idea, coger a cinco individuos que representen lo que podemos considerar como el poder. Ahora, ¿quién aparece? Pues aparece, como bien decías, un ex ministro, un empresario de la construcción o un especulador. No hay día que no nos levantemos con una noticia sobre la vivienda, lo caros que están los pisos y tal. Aparece también un juez del Tribunal Supremo, encargado de juzgar los casos de corrupción; o una empresaria televisiva, una productora, para mí uno de los personajes más interesantes del libro porque, aunque aparece poco, cada vez que lo hace su presencia es esencial. Es alguien que transforma la política del susurro en sentido común, porque sus programas, que no son netamente políticos sino de entretenimiento, vienen cargados fuertemente de ideología. Con estos programas, ella transforma esas necesidades ocultas de ciertas personas en consensos, que poco a poco se van introduciendo en la sociedad sin que la gente se dé cuenta.
Y luego, por último, hay un personaje que quizás muchos lectores y lectoras les suene, un tipo con gorra de cazador que, de tanto reptar por las cloacas se ha adueñado de ellas. Es un personaje que tiene cogido por los cojones a cualquiera que tuviera cierto grado de poder en este país.
M.G.- Sí, es un personaje que, a poco que rasques, nos puede recordar a alguien de carne y hueso.
D.B.- Eso es, eso es.
M.G.- Pero, por suerte, en la novela no solamente tenemos a Jaime y a estos personajes oscuros. También vamos a encontrar a algunos que son personas honestas, porque el mundo también está lleno de personas honestas. Has mencionado a Irene, pero hay otros más que van a ayudar a Jaime.
D.B.- Sí, me gusta mucho que lo destaques. Este es un libro donde Jaime no es el único protagonista. Es verdad que las novelas con un solo protagonista fuerte son más queridas por los lectores, pero yo he leído novelas con protagonistas múltiples que me han gustado mucho y quería representar también que Jaime no está solo, que por el camino le van apareciendo aliados. Por ejemplo, aparece un abogado asturiano de Gijón, Martín Prendes, que es un tipo que va a ayudar a Jaime. Y le ayuda porque cree que la misión que él ha emprendido es una misión digna y tiene que estar ahí. Es en ese momento cuando cito el término «conciencia de clase», un término que parece absolutamente olvidado, pero que muchos deberíamos poner en práctica, porque es lo que en el pasado nos salvó precisamente de que este país cayera en manos equivocadas.
M.G.- Madrid es el escenario, pero no va a ser el único. Es decir, vas a mover a los personajes por diferentes ubicaciones.
D.B.- Sin desvelar mucho de la trama, Jaime acaba en lugares tan distantes como Ávila, como Salamanca, como Gijón, como la zona de la Mancha o como el desierto de los Monegros, en Aragón. Este libro tiene muchos trenes. No quiero desvelar mucho más, pero es un libro donde Jaime, como no tiene carné de conducir porque no sabe, tiene que coger muchos trenes. Es un libro de trenes, un libro de vías y de raíles. Para mí los trenes representan algo muy bonito. No sé si a los demás les pasa. Por ejemplo, hoy que he hecho un viaje en avión, me monto en el avión en un aeropuerto y me bajo en otro distinto, y tengo una sensación rara de que no me he movido. Es como que te metes en una caja y no te enteras muy bien. Sin embargo, el tren tiene algo, no sé, quizás sea esa carga romántica del desplazamiento, sobre todo en esos trenes de media distancia, a través de cuyas ventanas puedes ir viendo el paisaje.
Este es un libro que habla también sobre viajes, viajes físicos, viajes terrestres, pero también viajes personales, viajes emocionales, viajes que hacemos para encontrar precisamente ese rumbo que hemos perdido.
M.G.-Cuando yo tengo en las manos un libro como este, como Todo empieza en septiembre, donde podemos encontrar intrigas políticas, no puedo evitar hacerme la misma pregunta, ¿hasta qué punto vivimos más engañados de lo que creemos? O dicho de otro modo, ¿vivimos totalmente engañados?
D.B.- Creo que nos enteramos de casi todo. Eso es algo que cuando yo lo digo la gente se sorprende, pero vivimos en un mundo en que nos enteramos de casi todo lo que sucede. Yo trabajo en información y te puedo asegurar que gran parte de lo que pasa, de cosas importantes, nos enteramos. Hay cosas, evidentemente, que no, pero son las menos. Lo que quiero decir con esto es que casi todo está a nuestro alcance y que casi todo está a nuestra vista, pero tenemos que aprender a mirar. Y creo que eso es precisamente lo que se nos ha olvidado, aprender a mirar. Es decir, que en España, por ejemplo, los pisos valgan carísimos, no es ninguna conspiración rara. Es fundamentalmente porque los fondos de especulación norteamericanos entraron hace diez años en nuestro mercado inmobiliario y han comprado, y ahora están especulando con ello, agravando aún más la situación del problema de la vivienda. El problema es que la mayoría de la gente no lo sabe. Por tanto, saben que las cosas suceden pero no encuentran ni a los protagonistas ni las razones. Todo nos parece oscuro y difuso, pero no hay ningún secreto. Es un hecho que está ahí. Con lo cual, hay que saber mirar, hay que saber informarse.
Ahora, lo que sí digo es que hay conspiraciones y son conspiraciones bien ciertas. Una conspiración es fundamentalmente que un grupo de poder opera fuera del escrutinio público, fuera de los focos de la información, para lograr unos fines provechosos en su beneficio, manipulando probablemente el sistema político y económico de una forma a menudo ilegal. Las conspiraciones existen. Lo que pasa es que en el libro yo también hablo de las conspiranoias, que son estas amenazas de carácter absolutamente fantasioso, desaforado y absurdo, que de repente mucha gente conoce y que le preocupan muchísimo, y surgen precisamente a la par que las conspiraciones. En el libro planteo que, entre el fenómeno de la conspiración y la conspiranoia, hay una unión. Da la sensación de que, cuando precisamente estos grupos de poder aprietan, surgen amenazas totalmente fantasiosas, que solo pretenden desviar el foco de atención. Es raro que en este país, hace muy poquito tiempo, hubiera ciudadanos que pensaran que, con las vacunas, nos estaban metiendo chips. Hay que preguntarse qué es lo que está pasando ahí.
M.G.- Es cierto, tienes toda la razón. Es curioso que siempre que hay que ocultar algo, surge otra cosa que tapa aquello que se quiere ocultar. Pero, para ir terminando. Me gustaría preguntarte por el título de la novela. Todo empieza en septiembre me parece un título muy nostálgico. No sé si puedes contar exactamente qué relación tiene el título con lo que encontramos dentro.
D.B.- Todo empieza en septiembre es el título del correo que recibe Jaime.
Jaime, a principios de septiembre del año 2019, recibe un correo electrónico en el que el motivo del mensaje es Todo empieza en septiembre. Él había vuelto a Madrid un año antes, en septiembre del 2018. Y la novela termina en un final, en un septiembre pero del año 2021. Para mí, septiembre es un mes muy particular, porque es donde creo que realmente comienzan las cosas.
M.G.- El año empieza en septiembre.
D.B.- El calendario republicano revolucionario de Francia, que los republicanos remozaron por completo, empezaba en septiembre. Tiene mucho sentido porque en septiembre empezaban muchas cosas. Y como te comentaba antes, este es un libro de finales pero también de inicios. Quería dar a entender que, por mucho que pensemos que nuestra vida está detenida, por mucho que pensemos que nuestra vida está acabada y que ya no tenemos nada más que pintar, siempre podemos encontrar un motivo para elegir la aventura, para comenzar a andar. Este libro es esperanzador. Creo que, cuando la gente lo lea, se va a encontrar con ganas de andar, ganas de coger trenes, y ganas de caminar.
M.G.- Muy bien. Daniel, no te quiero robar más tiempo, te agradezco mucho que me hayas atendido y nada, pues mucha suerte con este libro.
D.B.- A ti. Chao, Marisa. Un saludo.
Sinopsis: Una novela generacional, sin nostalgias, sin lloriqueos; narrada desde la impiedad con uno mismo.
Jaime Peña es un escritor que, para sobrevivir, hace de todo: artículos, entrevistas e incluso inventa guiones para un programa de sucesos paranormales. Pero, cada día, al comprobar su cuenta bancaria, ve que, lejos de la libertad que prometía el trabajo freelance, lo que está es un paso más cerca de la precariedad. Además, el mundo ha cambiado, y todo aquello que le parecía digno y excitante ya no le interesa a nadie. Para colmo, los del banco no le dejan en paz.
Sin embargo, un e-mail advirtiéndole de que un grupo de gente poderosa está dispuesto a llegar muy lejos para alterar el resultado de las próximas elecciones hará que su vida de un vuelco y se vea envuelto en un complot que claramente le supera.
¿Por qué justo a él le han metido en semejante lío si es un periodista del montón? ¿Es posible que esté ante el escándalo que podría cambiar no solo su carrera sino su propia vida?
Buenos días, Marisa.
ResponderEliminarMe ha hecho gracia lo que comentas sobre lo raro que es encontrar a un periodista que no escriba...Como quiera que sea, parece que tu protagonista de la entrevista de hoy tiene mucho que decir. Por ello, aunque el género de su novela no es el que suelo leer, anoto al autor y su obra.
Un abrazo y gracias por presentarnos a este escritor!!
Buena entrevista, Marisa. Pero saco la idea de que es una novela muy muy periodística. A mí las ficciones tan pegadas a la realidad, en las que hasta aparecen personajes con gorra que se mueven por las cloacas del Estado y que, a poco que me descuide, han salido en el telediario que acabo de ver, como que me dejan un poco fuera de juego. Quiero decir que las veo más como reportajes o crónicas periodísticas que como novelas. Y no son muy de mi agrado porque pienso que no sobrevivirán mucho tiempo, que pasado el momento que denuncian pasarán literariamente al olvido, a no ser, claro, que sean excelentes literariamente hablando. Esto último es lo que hace que anote en mi libreta autor y título porque me gusta corroborar mis ideas y/o sensaciones.
ResponderEliminarUn beso grande
Pues sí, septiembre es el mes en el que comienzan las cosas, totalmente de acuerdo. Será cosa del colegio, pero es algo que tenemos ahí ya metido en nuestra mente y cuesta quitarlo. Muy buena entrevista y muy interesante este libro, muy cercano a la realidad en la que vivimos.
ResponderEliminarBesotes!!!