Autora
Cécile Pivot es periodista. Comme d'habitude es su primer relato, seguido de Lire!, un ensayo a cuatro manos. Battements de coeur, su primera novela publicada por Calmann-Lévy en 2010, obtuvo el aplauso de la crítica.
Las cartas de Esther ha sido todo un éxito en Francia.
Sinopsis
Una novela sobre el poder de las cartas para transformar vidas «El taller era su bote salvavidas. Iba a salvarlos de la incomprensión, de un duelo no resuelto, de una vida en punto muerto, de un amor en peligro. Cuando me di cuenta, era demasiado tarde, ya estaba inmersa en la intimidad y la historia de cada uno de ellos.» En memoria de su padre, Esther, una librera del norte de Francia, abre un taller de escritura epistolar. Sus cinco alumnos forman un grupo heterogéneo: una anciana aislada, una pareja que se enfrenta a una severa depresión posparto, un hombre de negocios que busca dar sentido a su vida y un adolescente perdido. A través de sus cartas se tejen lazos, se abren los corazones. El ejercicio literario se transforma poco a poco en una lección de vida de la que todos los participantes saldrán transformados. Novela iniciática, impregnada de ternura y humanidad, "Las cartas de Esther" es una oda al poder de las palabras.
[Información tomada directamente de la web de la editorial]
Me gusta el género epistolar. Creo que en eso coincidimos muchos de los pasáis por aquí habitualmente. Las cartas tienen ese encanto especial, con olor a tiempos pasados. Esperadas con ansia y expectación, la llegada de cada una de ellas, desde el lugar que fuera, generaba siempre mucha ilusión. Las cartas siempre han sido el vehículo a través del cual contar esos secretos que no se pueden decir cara a cara, un medio para la confesión, para el desahogo, y un instrumento para poner en orden un interior arrebolado. He leído grandes novelas epistolares y todas me han dejado una sensación cálida y confortable. ¿Cómo olvidar las sensaciones producidas por 84, Charing Cross Road de Helene Hanff? Por eso, no me he resistido a leer Las cartas de Esther de Cécile Pivot, de la que hoy vengo a hablaros.
Esther Urbain es una librera de cuarenta y dos años que vive en París. Tras la muerte de su padre, y a modo de homenaje, organiza un taller de escritura epistolar. La idea primitiva es atraer a personas interesadas en mejorar la escritura, la expresión escrita. Sin embargo, el intercambio de cartas se convierte en otra cosa bien distinta.
«Aprenda a dar forma a sus pensamientos, a contar una historia y a hablar de sus emociones inscribiéndose en un taller de escritura dedicado al género epistolar. Posibilidad de participar sea cual sea su lugar de residencia. Del 4 de febrero al 13 de mayo de 2019». [pág. 12]
Al anuncio que Esther coloca en la web de su librería y en algunos periódicos responden una veintena de posibles alumnos. «Los candidatos eran de todas las edades y había más hombres que mujeres». Definitivamente el grupo quedará formado por cinco alumnos: Jean Beaumont, Samuel Dijan, Juliette y Nicolas Esthover, Jeanne Dupuis.
Tras una primera reunión inicial, comienzan a intercambiarse cartas. Cada uno puede contar lo que le apetezca, sin limitaciones de ningún tipo. Esther les aclara a los participantes que «no estoy aquí para juzgar sus sentimientos y sus opiniones, sino para hacerles avanzar en la escritura». Eso sí, la mecánica del taller obliga a los participantes a cartearse con otros dos miembros, y enviar una copia de las misivas a Esther, que irá controlando el avance y el progreso de sus alumnos. De este modo, iremos conociendo a los personajes de esta novela, al mismo tiempo que ellos se van conociendo entre sí. Incluso me atrevería a decir que las cartas sirven para que, el que las redacta, también se conozca un poco más. Y semana a semana, carta a carta, llegará el final del taller. Este libro es la recopilación de todos esos escritos que Jean, Samuel, Juliette, Nicolas y Jeanne se han intercambiado. Como nos explica la propia Esther en las páginas introductorias, ella se encargó de corregir y pulir las cartas, respetando siempre el estilo propio de los autores. Salvo en el caso de Samuel, el nombre de los restantes miembros del taller ha sido convenientemente cambiado por otro ficticio.
Qué me ha gustado de la novela. Qué no me ha gustado.
Como dije antes, la idea de Esther, «documentalista y correctora editorial», además de librera, es enseñar a los alumnos a mejorar la expresión escrita, «ayudándolos, sobre todo, a encontrar la palabra adecuada y a dar ritmo a sus frases». Pero el taller termina convirtiéndose prácticamente en el diván de un psicólogo, a través del cual los alumnos cuentan su vida. El intercambio de cartas se convierte en el salvavidas de todos ellos. Incluso es la tabla de salvación de la propia Esther, a la que se aferra para superar la muerte de su padre.
«Iba a salvarlos de la incomprensión, de un duelo no resuelto, de una vida en punto muerto, de un amor en peligro». [pág. 9]
Estructura y estilo
Dos partes bien diferenciadas. Los dos primeros capítulos, narrados por Esther, suponen una especie de introducción en la que se nos cuenta cómo surge la idea del taller. A partir de ahí, las cartas, que se irán distribuyendo a lo largo de diversas secciones, muestran una grafía distinta, que permite distinguirlas del resto de la narración. Para no perdernos, cada carta muestra en su parte superior el nombre del destinatario y del remitente.
Tratándose de género epistolar no puede faltar la primera persona pues, a través de las cartas, son los propios protagonistas los que nos van contando sus cuitas. No obstante, entre carta y carta, asomará un narrador omnisciente que hace las veces de analista, pues desmigaja las emociones y las sensaciones que van invadiendo paulatinamente a todos los personajes. De este modo, la novela ofrece una visión muy global, ajena al punto de vista tan subjetivo que suele arrojar el género epistolar.
Por otra parte, la narración está muy cuidada. Tratándose de cartas escritas por personas de diversa edad y condición, la escritura de cada una de ellas encaja con la naturaleza de su remitente. Es decir, sería absurdo que Samuel se expresara como Jeanne, o que Jean empleara un vocablo que no encaja con su vida cosmopolita. En ese sentido, todo cuadra.
En definitiva, y salvando los aspectos menos favorecedores que os he comentado, Las cartas de Esther suponen una lectura intimista que nos permite comprender el poder de curación que pueden llegar a tener las cartas. Cierro la reseña con un párrafo que me ha hecho recordar aquellos años de juventud en los que, la llegada de una misiva cambiaba el color del día.
«Escribir una carta, echarla al buzón y esperar una respuesta a vuelta de correo da otro valor a los días, un peso mayor, en mi opinión, al mensaje que va en el sobre, que se toma su tiempo y traza su camino». [pág. 37-38]
[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]
Puedes adquirirlo aquí
Hola. Me gusta la idea del taller y lo que hacen pero no sé por qué no me gusta leer novelas epistolares en general, aunque sí cuando aparece una carta en un momento concreto en una novela. El de Charong Cross no me gustó tanto pero reconozco que alguno como La sociedad literaria del pastel de piel de patata me gustó mucho. De momento este no me llama especialmente la atención. Lo dejo pasar.
ResponderEliminarBesos
Hola! No conocía el libro pero aunque parece interesante no sé si me terminaría de gustar así que no sé si me animaré con él. Gracias por tu reseña.
ResponderEliminarUn saludo!
¡Hola, Marisa!
ResponderEliminarEste libro me llama bastante la atención, por lo que cuentas, una novela interesante y sin duda original.
En esta época que todas las comunicaciones son digitales, viene bien hablar de las cartas escritas de nuestro puño y letra. Me llevo tu sugerencia y tomo nota de tu consejo para no perderme entre tantos personajes :)
Un beso y feliz fin de semana ;)
Recientemente he leído una novela epistolar en forma de correos electrónicos que no me ha terminado de convencer, así que de momento este género lo tengo un poco aparcado.
ResponderEliminarUna reseña bien argumentada y en la que coincido cuando dices "Hasta que no invocamos a nuestros fantasmas, no desaparecen".
Un saludo.
Me gustan las novelas epistolares. He escrito y esperado bastantes cartas en la primera parte de mi vida. Luego el teléfono (cuando se abarató y una conferencia dejó de costar un riñón) sustituyó parcialmente a las cartas y, finalmente, con los mails y demás ya han terminado para siempre. Es mucho más práctico y rápido, por supuesto, pero las cartas suponían todo un reto a la forma de escribir que no se cuida tanto en los métodos actuales. Por no hablar de lo que suponía eso que de dice en la última cita que pones: escribir la carta, llevarla al buzón, esperar la respuesta... todo ello le daba otro sabor a los días. Los días que se esperaba carta eran más luminosos.
ResponderEliminarUn beso.
Me gusta lo que plantea este libro creo que sería una lectura que podría disfrutar así que tomo nota =)
ResponderEliminar¡Hola!
ResponderEliminarPues la verdad es que tiene muy buena pinta y encaja dentro de lo que suelo disfrutar, así que puede que me anime a darle una oportunidad.
Un abrazo
No conocía esta novela y teniendo en cuenta lo mucho que me gusta el género epistolar sin dudarlo me animaría con ella a pesar de lo reiterativo de algunas cartas, sabiéndolo seguro que lo llevo más o menos bien.
ResponderEliminarBesos.
Lo de anotar los nombres lo hago siempre que leo algo de Fantasía, pues siempre acabo olvidándolos o confundiéndolos.
ResponderEliminarMe encanta la historia, es de las que acaban emocionándome.
Besos 💋💋💋
A mí también me gusta el género epistolar pero creo que nunca he leído ningún libro de este tipo en el que haya más de dos personajes. No sé, me dejas con dudas: hay cosas que me llaman y cosas que no sé si me convencerían. Le doy una vuelta
ResponderEliminarBesos
Hola Marisa!! Tiene muy buena pinta esta novela, me llevo bien anotada tu recomendación. ¡Gran reseña y gracias por el descubrimiento! Besos!!
ResponderEliminarHola Marisa
ResponderEliminarNo había visto este libro antes pero ya con tu reseña me ha ganado por completo. La ambientación en París y que esté relacionado con los libros, son unos puntos muy muy a favor. Estoy intrigadisima por leer esas cartas y los sentimientos de cada participante, creo que la trama que se plantea es bonita y original. Espero leerlo pronto.
Besos
¡Hola Marisa!
ResponderEliminarPues a mí también me encanta el género epistolar, como dices, tiene un algo melancólico, de pasado, que me encanta ^^
Este libro me lo llevo anotadísimo, me encantará descubrir a estos personajes a través de sus cartas, aunque tendré cuidado con no confundir los nombres jajaaj y bueno, ya sólo la premisa, un taller de literatura epistolar, me parece super romántica ^^
¡besotes!
Hola.
ResponderEliminarTambién disfruto con el género epistolar y no me importaría leer esta novela si me cruzo con ella, eso sí, tendré el consejo de anotar los nombres porque sí que tiene que ser un poco lioso con tanto receptor y emisor de las cartas.
Un saludo.
Buenas tardes:
ResponderEliminarQué novela tan diferente nos traes hoy. El planteamiento argumental es muy interesante y el estilo epistolar me gusta también. Echaré un vistazo al libro, prometido.
Un abrazo y gracias por darme a conocer este título!!
No lo conocía, gracias por la reseña.
ResponderEliminarUn beso y feliz día.
Hola!
ResponderEliminarLo he visto en multitud de ocasiones por las redes, confieso que me llama la atención. Tras leerte siento que, por lo que mencionas, se puede hacer algo caótico, y sinceramente no me lo esperaba tal que así, más al contrario. Pero además tampoco esperaba ese lado de "terapia psicológica" en la que parecen estar todos inmersos jeje No sé, puede que le dé la oportunidad en algún momento, porque verdaderamente me llama la atención. Si lo hago, me anoto tu idea de anotar los nombres y alguna característica identificativa de cada personaje relevante, a ver si así no me pierdo demasiado... Un abrazo.
Me gusta lo epistolar pero la novela tampoco me hace correr a la librería a buscarla. Si se me cruza en el camino la leería, pero no me hace vibrar tampoco.
ResponderEliminarBesos.