Reparto: Javier Gutiérrez, Patricia López Arnaiz, Irene Virgüez, Sofian El Benaissati, Juan Carlos Villanueva, María Morales
Género: Thriller
Sinopsis: Irene tiene quince años y vive en un centro para menores infractores. Se acaba de quedar embarazada y está decidida a cambiar de vida gracias a Javier, uno de los educadores del centro. Javier le ofrece vivir con él y su mujer Adela en la casa que tienen en un paraje aislado y agreste de la sierra para que pueda llevar a buen término su embarazo. La única condición a cambio es que acepte entregarles al bebé que lleva en sus entrañas. Este débil pacto puede verse comprometido cuando Irene empiece a sentir como suya esa vida que lleva en su interior.
[Fuente: Filmaffinity]
Casi a punto de que la retiraran de la cartelera, me acerqué una tarde al cine para ver La hija. Acostumbro a llevar una pequeña libreta en el bolso y, si la película me ha parecido interesante, allá que anoto todo lo que se me ocurre una vez finalizada la proyección. Esas cuatro anotaciones me sirven luego de base para exponeros mi opinión. Y elijo hoy La hija porque próximamente la emitirán en Movistar+. Así podréis saber qué esperar de ella.
La acción se inicia en media res.Veremos a una joven, Irene(Irene Virgüez),cruzando un prado a cierta velocidad. Viste como las jóvenes de hoy en día, sudadera, pantalones vaqueros rotos y zapatillas de deporte. Porta una pequeña mochila. Llegará a un camino donde le espera un hombre junto a un vehículo. Se trata de Javier (Javier Gutiérrez). Las primeras palabras que cruzan ya nos hacen pensar en que algo ocultan.
- ¿Hiciste todo lo que te dije? ¿Tiraste el móvil?
- Sí, maestro.
Ambos se montan en el coche para emprender camino. A lo largo de un sendero, que transita en paralelo a un desfiladero, Javier e Irene llegarán a una casa en medio de la nada. Tras la verja de entrada, les espera una mujer, Adela (Patricia López Arnaiz), y un par de pastores alemanes con muy mala leche. A la joven le dan miedo los animales. ¿Quiénes son estos personajes?
Javier es profesor en un centro de menores. Es lo que toda la vida de Dios se ha conocido como un reformatorio. Allí dan a parar con sus huesos los jóvenes más conflictivos de la sociedad, esos que no hacen más que meterse en problemas, que son violentos, que tienen deudas con la justicia, o que mantienen relaciones complicadas con sus familias. Javier lleva veinte años trabajando en ese centro y ha visto de todo.
Y es precisamente en dicho centro donde residía Irene.La joven se ha escapado con la ayuda de Javier.Obviamente, su desaparición no pasa desapercibida para la dirección del centro. En cuanto Javier pone un pie en su trabajo, Silvia, una compañera, lo pone al tanto de la situación. La joven tenía que haber regresado la noche previa pero aún no lo ha hecho. La familia no sabe nada de ella. Hay que poner una denuncia en la policía por fuga y quebrantamiento de condena. Ante Silvia, Javier trata de dibujar la desaparición de Irene como una travesura más. Le dirá a su compañera que seguramente la joven se ha ido de fiesta con otras amigas o ha ido a buscar a Osman, su novio. Lo que pasa es que Osman está en la cárcel por un robo menor. Tratando de mantener el tipo, Javier se persona en la policía. Allí le recibe su amigo Miguel, al que pone en conocimiento de la desaparición de Irene. Inmediatamente se activa el protocolo de búsqueda y tratan de localizar a la joven.
Pero, ¿por qué Javier se ha llevado a Irene a su casa? ¿Qué es lo que ocurre para que la joven se haya fugado? La respuesta la iremos sabiendo a través de los diálogos entre los personajes y, sobre todo, a través de la incipiente tripa de Irene que crece cada día más. Irene está embarazada. ¿Y qué tiene que ver eso con Javier y Adela? Pues que el matrimonio lleva años queriendo ser padres y no lo han conseguido. Adela se siente frustrada y vive en constante amargura. El embarazo no deseado de Irene puede ser su última oportunidad. Imagino que sabéis por dónde voy. ¿Conseguirán sus propósitos? Bueno, tendrás que ver la película para saberlo. Te adelanto que la cosa se complicará muchísimo cuando Osman salga de la cárcel y quiera localizar a Irene.
¿Qué me ha gustado de la película?
Si no me paro a pensar demasiado en los detalles, diría que La hija tiene un argumento interesante. Otra cosa es que resulte creíble, teniendo en cuenta cómo se desarrollan los hechos. Pero tengo que admitir que a mí me tuvo pendiente de la historia en todo momento. Aborda una temática que no está exenta de polémica en según qué círculos, como es cierto tipo de maternidad. Y además, entra en juego la moral de cada uno.
Como digo, la acción empieza in media res por lo que no habrá una introducción previa ni vamos a conocer mucho del pasado de los personajes. De Irene únicamente sabremos cuatro cosas sobre su entorno familiar. En ningún momento se muestra cómo es el día a día de los jóvenes en Campillo. Tampoco es que resulte necesario.
El suspense es comedido. Tan solo a la hora de metraje, el espectador sentirá que se masca la tragedia. En ese momento, me quedé sin aliento, y casi pude leer lo que a Javier se le pasaba por la mente. Nada bueno. De ahí al desenlace todo ese precipita.
¿Qué no me ha gustado?
En algún momento he sentido que me ha faltado información. Especialmente de Adela que, sin que se dé mucha explicación, resulta que tiene unos conocimientos muy necesarios para lo que se trae entre manos.
Por otro lado, hay alguna reacción que queda muy en el aire. Sin destripar mucho la historia os pondría de ejemplo el momento en el que Adela le corta, de malos modos, la larga melena a Irene. ¿Por qué lo hace? Puedo entender que es fruto de la frustración de Adela, pero no sé, mostrar esa escena de repente, sin una acción previa, me pareció insustancial.
Personajes e interpretaciones
Irene tiene catorce años. Y está embarazada de otro joven de edad similar. Es el típico traspié que una adolescente comete sin pararse a pensar en las consecuencias. En su inocencia, la criatura que crece en su interior no le parece un gran problema. A otros mucho mayores ha tenido que enfrentarse a su joven edad. Hija de una madre adicta y psicótica, su vida no ha sido fácil. Ha recibido maltrato hasta que ella dijo basta y devolvió la violencia con violencia. Por eso está en el centro de menores. Aunque todo esto lo sabremos a grandes rasgos, por algún comentario que escucharemos en boca de Javier y es que, como digo, poco o casi nada se explica del pasado de los personajes.
Interpretada por Irene Virgüez, la mayor parte de su trabajo no me dijo gran cosa. En cambio, tengo que reconocer que, cuando nace su insisto de supervivencia, hacia el final de la película, la sentí como una loba herida que prefiere morir antes que rendirse. Ahí sí me llegó a gustar la interpretación de la joven actriz, pero todo lo previo me ha parecido muy insulso y descafeinado.
Javier desarrolla una acción social que no tiene precio, encarrilar a los jóvenes. Lo más característico del personaje es su mano izquierda con los alumnos. Sabe perfectamente cómo manejar la situación para llevárselos a su terreno. Concretamente se ha ganado la confianza de Irene y la joven vuelca en él todas sus dudas y reflexiones. Por otro lado, la relación que mantiene con Adela se basa en el profundo amor que siente por ella. No vamos a ver a la pareja en situación idílica pero, por el desarrollo de los hechos, sabremos que a él le compensa saltarse las normas con tal de que Adela consiga un sueño.
Me temo que empiezo a tener un problema con Javier Gutiérrez. Es un actor que me gusta muchísimo pero, mientras veía la película, sentí que su interpretación era muy similar a todas las anteriores. ¿Qué implica interpretar un papel?A mi juicio, lo primero es hacerlo verosímil y lo segundo es hacerlo único. Pero últimamente estoy sintiendo que Gutiérrez le da el mismo barniz a todos su papeles. La entonación al declamar, el deje en sus frases, los gestos y la mirada. ¿Debe un actor construir todo un repertorio de matices para una personaje concreto? No lo sé. No he estudiado interpretación. Lo que sí sé es que, como os digo, viendo la película me dije que aquel Javier era el mismo que Martín, de Bajo cero, o el mismo que Javier, de Hogar. Tan solo, hacia el final de la película advertí un brillo distinto en su mirada, una segunda piel que no recordaba haber visto antes.
En cuanto a Adela, para mí es el personaje más oscuro de la trama. Aunque parece estar un paso más atrás que Javier e Irene, su presencia, sus silencios, su mirada producen inquietud. No parece que le guste mucho la relación que Javier entabla con Irene. Hay complicidad entre ellos y Adela se siente excluida de ese juego. Para ella, Irene no es más que un recipiente, un objeto al que mantener cuidado hasta que cumpla su cometido. Mientras ese momento llega, casi le incomoda la presencia de la joven en la casa, a la que como una enemiga, un problema.
Me ha gustado mucho la interpretación de Patricia López Arnáiz. Su hieratismo, su frialdad, su desdén me ha dejado huella. Su personaje está tan profundamente herido que no se permite mostrar ni un ápice de bondad. Cuando Adela se junta con Irene, saltan chispas.
Otras cuestiones
La película está rodada en Jaén. Los parajes de la sierra jiennense son absolutamente espectaculares. Días de sol en los que se ve la plenitud de la montaña y casi se puede respirar el aire limpio a través de la pantalla del cine. Y otros días, en los que la niebla se convertirá en un manto, cubriendo las escenas con un velo fantasmagórico que aporta mucho más suspense al relato. La nieve, en un momento dado, también hará acto de presencia. Toda una metáfora que muestra el paso del tiempo, de la luz a la oscuridad. Así es esta historia.
Y unido a unos escenarios, tendremos una hermosísima fotografía que juega con las luces y sombras. Destaco algún plano cenital (me encanta ese ángulo) que muestra el paisaje en todo su magnitud.
Con un ritmo pausado, incluso en los momentos más álgidos, alguna situación que se veía venir, y banda sonora a cargo de Vetusta Morla, La hija habla de amor. Concretamente, del amor por la sangre de tu sangre y por la carne de tu carne. Pero también del amor conyugal e incondicional. ¿Hasta dónde es capaz de llegar un hombre por amor? ¿Hasta dónde una mujer por cumplir su sueño?
Recomendable.
[La tendréis en Movistar+ el próximo día 2 de abril]
Me siento como el conejo de Alicia en el País de las Maravillas. ¿Tiene nombre? Creo que no. Nunca leí ese libro. Pero seguro que sabéis a quién me refiero, a ese personaje que va corriendo a todos lados, mirando constantemente un enorme reloj que lleva siempre encima. ¿Qué se sentirá cuando uno se levanta y no tiene absolutamente nada que hacer, sin preocupaciones, sin prisas? Me gustaría experimentar un día esa sensación. La cuestión es que la falta de tiempo me hace llegar tarde a todos los aspectos de mi vida. Y a esta sección, ni os cuento. Vamos con el repaso mensual
[Para conocer la sinopsis de los libros expuestos
solo tienes que clicar en cada título o en los enlaces a las reseñas]
Los comprados
Este mes he comprado dos libros. Creo que fue a finales de enero cuando me propusieron acompañar a María Montesinos en la presentación de su última novela, Una decisión inevitable. Me gustó muchísimo ese libro. A ver si lo reseño la próxima semana. Una decisión inevitable cierra la trilogía que Montesinos dedica a las mujeres del siglo XX. En casa tenía el segundo ejemplar pero me faltaba el primero. ¿Dejar coja la trilogía? No. Me compré Un destino propio(Ediciones B). Ahora solo falta leerlo.
Por otro lado, a finales de febrero pasé unos días en Granada. No podía dejar de volver a visitar la Alhambra. La última vez, y la primera, que estuve allí era una adolescente que leía pero no como ahora. No me acordaba de esa habitación en la que Washington Irving escribió Cuentos de la Alhambra. Me lo imaginé allí encerrado, escribiendo, y me entraron unas ganas locas de hacerme con el libro. En la tienda de la Alhambra me hice con un ejemplar ilustrado que ya os enseñé por Instagram (aquí). Me dijo el dependiente que esta edición era muy similar a la primera que se hizo de la obra.
Los recibidos
Editoriales, autores y agencias de comunicación saben que ando inmersa en oposiciones y que el blog va a medio gas. Pero siguen llegando libros. Yo feliz porque sueño con poder sentarme a leer todas esas historias fabulosas.
Desde Algaida Editores me llegaron dos libros muy apetecibles. Por un lado, lo nuevo de José Luis Ordóñez. El sintonizador es una novela a la que le vengo haciendo ojitos desde que entró en casa. Para mí, Ordóñez es un grandísimo escritor. Si no habéis leído algo suyo -como Los desertores de Oxford Street (puedes leer mi reseña aquí)-, ya estáis tardando. Tiene una mente prodigiosa a la hora de construir historias.
En cuanto a Antonio Rodríguez Almodóvar, ¿qué se puede decir? Su larga trayectoria como escritor y el éxito de su literatura para adultos y niños le precede. Os confieso que el título de su última novela, Variaciones para un saxo, me sorprendió, pero basta con leer la sinopsis para hacerte una idea de lo que podemos encontrar en este libro.
La Fundación José Manuel Lara, en su colección Vandalia, publicó La luz más quieta de Antonio Cáceres. Se trata de un poemario, un género al que acostumbro poco. Sin embargo, lo abrí al azar, leí un poema y me quedé enganchada. Describía una escena campestre y no pude evitar recordar Las cosas del campo de José Antonio Muñoz Rojas, uno de los poemarios que más me han gustado en mi vida.
Desde Planeta, llegaron dos libros. Hasta que nos quedemos sin estrellas de Inma Rubiales es una novela de corte romántico. Diría que dirigida más a un público juvenil. Sin embargo, esta novela tiene algo que me atrae. No sé si será esta cubierta tan preciosa, o el título tan sugerente. La cosa es que me tienta muchísimo. Ya veré si me animo a leerla.
Y sugerente e intrigante también parece Romperás la noche con un grito de David Orange. Desconozco por completo al autor pero, al leer la sinopsis, esta novela promete horas de entretenimiento.
¿Y qué me decís de esta cubierta tan llamativa? Donde los perros ladran con la cola de Estelle-Sarah Bulle llegó a casa sin esperarlo, gracias a la editorial Tiempo de papel. Esta novela nos lleva al Caribe y entre sus páginas encontraremos la historia familiar de su autor. Pulsa en el título si quieres saber más sobre este libro.
El Premio Nadal recayó este año en Inés Martín Rodrigo, con Las formas del querer (Destino). Admito que a mí el título me recuerda a la letra de una copla pero, en realidad, esta novela nos habla de una familia y sus recuerdos, a raíz de la muerte de unos abuelos. Suena a historia intimista, de esas que remueven por dentro.
Por su parte, he leído muy buenas opiniones sobre Si te digo que lo hice de Jaime de los Santos (Espasa). Se trata del debut del autor que apuesta por hablar de amor pero desde el ángulo menos favorecedor.
Eduardo Sacheri es de esos autores a los que les tengo muchas ganas pero al que todavía no he podido catar. Por casa anda su anterior novela, Lo mucho que te amé, que tanto gustó a los lectores. Y ahora llega con El funcionamiento general del mundo(Alfaguara). Así, a bote pronto, el título no me parece muy seductor pero hay que reconocer que la sinopsis es atractiva.
A principios de febrero llegó también La vida secreta de Sarah Brooks de Santiago Vera (Ediciones B). Antes de poner fin a las entrevistas, me dio tiempo a hablar con el autor. Me gustó mucho esta novela, aunque también tengo que decir que, hacia el final, sentí que perdía algo de intensidad. De cualquier modo, me gustó. Me pareció un debut magnifico. En cuanto pueda os comento mi conversación con Santiago y os doy detalles de la novela.
Y me quedé con las ganas de hablar con Daniel Fopiani. Cuando el autor gaditano llegó a Sevilla yo andaba inmersa en un curso y demasiado atareada como para concentrarme en una lectura y una entrevista. Pero me prometí a mí misma que, en cuanto pudiera, me sentaría a leer El corazón de los ahogados (Espasa). Ese día ha llegado. Hoy he iniciado esta lectura. Llevo pocas páginas pero de momento me gusta. Espero poder conversar con Fopiani más adelante.
Y tampoco pude hablar con Agustín Sánchez Vidal. No me digáis que su novela - La vida secreta de los cuadros(Espasa)-, no tiene pintaza. Cuántos y cuántos mensajes no habrán dejado los pintores escondidos en sus obras. Habrá que leer este libro para averiguarlo.
Y, al margen de la narrativa, y desde la propia editorial Espasa, dos títulos más. Por un lado, lo último de Curro Cañete, No tengas miedo a nada. En los tiempos que corren, seguro que el contenido de estas páginas nos ayuda a gestionar nuestros miedos.
Y por otro, la nutricionista Ángela Quintas nos da las claves para aprender a conocer nuestro cuerpo y el complicado proceso de la digestión. Todo ello en ¿Por qué me duele la tripa? (Espasa).
Por último, Oberon Libros nos propone un libro de cocinas con recetas fáciles y muy apetecibles. Se trata deCocina rico todos los días de Rosa Ardá. Hablé en su día con la autora y pronto tendréis la entrevista.
A pesar de la escasez de tiempo y de las horas que me roban los estudios, no quiero dejar de ir sacando a la luz las entrevistas que siguen mudas en mi grabadora. No podía dejar atrás el encuentro y la conversación que mantuve con Lorenzo Silva y Noemí Trujillo a finales de enero. Los autores pasaron por Sevilla para promocionar su última novela, la última aventura de Manuela Mauri, esa inspectora de policía a la que conocimos hace unos años en Si esto es una mujer (puedes leer mi opinión aquí).
Admito que adoro a Manuela. Me parece un personaje de piel, con una vida que perfectamente podría encajar en la de cualquier mujer trabajadora con hijos y pareja. Se añade además que ella tiene que hacer frente al crimen y moverse por unos rincones oscuros. En esta nueva novela, La forja de una rebelde, Manuela tiene que investigar un doble homicidio en unas circunstancias que, lamentablemente, conocemos bien. Mientras algunos jóvenes se enfrentan a sus mayores, Mauri tendrá que encontrar al asesino de unos padres, en un Madrid sitiado por el coronavirus. Os dejo con la entrevista.
Marisa G.- Un placer volver a teneros en Sevilla. Recuerdo que la última vez, con la primera novela de Manuela Mauri, os pregunté si se iba a convertir en saga. No lo teníais muy claro. Decíais que teníais que comprobar cómo respiraba la novela. Imagino que habrá respirado perfectamente.
Lorenzo S.- La verdad es que sí. Funcionó muy bien, según salió. En estos dos años, el libro ha seguido teniendo mucho movimiento y mucha vida. Ha salido en bolsillo y luego se ha hecho una edición especial, que también ha funcionado muy bien. Y sobre todo, hemos tenido muy buena respuesta de los lectores, respecto del personaje. Nosotros mismos también nos sentimos muy cómodos con ella y la mirada que podemos proyectar a través de Manuela.
Noemí T.- Le queremos agradecer a los lectores la confianza y sobre todo que supieran vencer el prejuicio de las cuatro manos en ese primer libro, que no dejó de ser un experimento. Para nosotros, eso ha sido un gran estímulo a la hora de escribir la segunda juntos. En este tiempo, hemos reflexionado sobre lo que podíamos aportar en este ejercicio de escritura colaborativa. Estamos muy contentos de la continuidad del proyecto porque, al escribir juntos, creemos que podemos llegar a otros lugares, a los que no llegaríamos en la escritura individual.
M.G.- Si con la anterior novela ya os inspirasteis en un caso real, en esta segunda repetís fórmula, y os inspiráis en otro caso real que ocurrió, si no me equivoco, en Villarejo.
L.S.- Sí, pero al igual que en aquella ocasión, lo hemos tomado como punto de partida. Nos gusta que este tipo de novelas tenga un fondo de verdad. Es decir, no trivializar el crimen, ni buscar el espectáculo o el morbo. Nos gustan las historias reales que acaban en un desenlace criminal. Pero luego, somos muy respetuosos con las historias reales. Sobre todo con aquellas que están pendientes de resolver todavía por la justicia. Hemos construido una ficción, partiendo de ese crimen, pero, a partir de ahí, cambiamos muchísimas cosas.
M.G.- De todos modos, Noemí, os hacéis eco de la realidad. No solo utilizáis un caso real como punto de partida sino que, en la narración, también vais haciendo referencias a otros tantos.
N.T.- Efectivamente. La realidad nos sirve siempre como un anclaje. Es verdad que se han producido casos de prostitutas que han sido asesinadas a manos de sus clientes y eso nos sirve para empezar a contar esa historia. Y es verdad que también se han producido dobles homicidios durante el confinamiento y el estado de alarma. No podemos olvidarnos que la ficción es un espejo deformante de la realidad. Nos sirve como inspiración, pero luego vamos incorporando otros elementos.
M.G.- La acción transcurre durante la época más dura de la pandemia, durante el confinamiento. Las calles se quedaron prácticamente vacías pero el crimen no descansó.
L.S.- En el confinamiento más duro bajó mucho la criminalidad pero un amigo policía nos contó que, en el momento en el que se rebajaron las medidas, volvió a subir porque el delincuente necesita confundirse entre la multitud. Y luego hay una serie de conflictos que no dependen tanto de la interacción social, ni buscan el amparo de la multitud. Esos casos siguieron existiendo e incluso llegaron a agravarse. Además, la ciberdelincuencia siguió estando ahí y con todo el mundo encerrado y pasando tantas horas en internet, hizo su agosto durante los primeros dos meses. Es decir, al final, lamentablemente la historia de las malas ideas es muy antigua y siempre hay gente que se aprovecha de las circunstancias más adversas.
N.T.- La pandemia estaba casi virgen en la novela negra, cosa que no había pasado en otros géneros. Todos los temas que abarcaron la situación pandémica llegaron muy rápido a la poesía, por su carácter dinámico, y la facilidad de compartirla en redes. Sin embargo, en la novela negra todavía estaba muy virgen. Nosotros nos planteamos el desafío de intentar contar una investigación durante la pandemia. Ahora podemos hacer muchas reflexiones. Podemos preguntarnos quién se beneficia de la quiebra de las sociedades y el que se beneficia es el crimen organizado. Como comenta Lorenzo, la ciberdelincuencia ha aumentado muchísimo pero también lo ha hecho otro tipo de delitos en Internet.
La pandemia va a empezar a estar muy presente en la novela negra. Nosotros hemos elegido esta historia pero hay más de cien historias que contar. Se han seguido cometiendo homicidios que se han tenido que investigar, pero también ha sucedido otras muchas cosas. Ha aumentado los fraudes, el tráfico de personas, la venta de drogas, porque han aumentado las adicciones. El aislamiento ha tenido muchas consecuencias, así que van a llegar más novelas negras con motivo de la pandemia, segurísimo.
M.G.- Hay muchas reflexiones interesantes en la novela. Centrándonos en la violencia de género, hay un pasaje en el que Mauri habla con una jueza y esta última le comenta que, con la desescalada se iba a producir un repunte de la violencia de género.
L.S.- Y se produjo, y tiene su explicación. Durante el confinamiento, las personas que tienen ese afán de dominación y de apoderarse de la vida de otra persona estaban bien porque tenían a sus parejas a su merced. Pero es en el momento en el que se rompe el confinamiento y esa situación de prisión, donde muchos conflictos estallan.
Obviamente, durante el confinamiento hubo mucha violencia de género pero de otro tipo, no tanto de la que acaba en el resultado de muerte. Esta violencia se produce cuando el maltratador siente que su víctima escapa de su control. Mientras está bajo su control, no tiene ese impulso tan perentorio de llegar al homicidio.
M.G.- Creo que empezasteis a escribir la novela un 14 de marzo de 2020, una fecha muy complicada para ti, Noemí.
N.T.- Bueno, el 14 de marzo es una fecha emocional. No quiere decir que me pusiera a escribir ese día.
El 14 de marzo de 2020 es el día que me anuncian que mi madre ha fallecido, es el día que se anuncia el estado de alarma y es el día que comienza un proceso de duelo muy difícil para mí, como para tantos hijos que han perdido a sus padres durante la pandemia. El proceso de duelo me llevó un tiempo, por las circunstancias tan difíciles que teníamos que vivir. Me costó mucho procesarlo. Empecé a escribir después, pero quise mantener esa fecha por ser la fecha de la muerte de mi madre.
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M.G.- Entiendo que escribir una novela, en estas circunstancias, en las que nosotros nos hemos tenido que habituar a nuevas costumbres, también os habrá obligado a ser especialmente cuidadosos a la hora de que los personajes interactúen. Ellos también han tenido que adquirir nuevos hábitos.
L.S.- Sí. Tener la posibilidad de hablar con gente que se dedica a esto y que ha tenido que seguir haciéndolo durante la pandemia te aporta muchos detalles, que son interesantes, no solo para contextulizar la historia sino también para darle un sentido especial. Por ejemplo, parte del equipo de Mauri está contagiado. Los interrogatorios suelen hacerse en salas pequeñas, pues ahora hay que hacerlos en otros sitios, con las ventanas abiertas, con distancia de punta a punta de la mesa, o hacer las entrevistas de los testigos en la calle. Por otro lado, en un interrogatorio es muy importante la expresión facial, pero con la mascarilla todo se complica. Se han añadido nuevas complicaciones. Por ejemplo, nos contaron que un juez, como ser humano que era, no iba tan libremente a todos los lugares. Casa en la que te metías, casa en la que te podías contagiar. Estamos hablando de un momento en el que la enfermedad estaba totalmente descontrolada, muy mortal. Algún policía, en tono humorístico, me comentó que había forenses que estaban certificando la muerte desde un portal, en vez de subir al cuarto piso donde estaba el cadáver. Todo esto, tan enrarecido, nos parecía interesante que estuviera en el texto, para que se vea en qué medida estas circunstancias condicionan la investigación y la relación entre los personajes. Lo condiciona todo.
N.T.- La pandemia ha cambiado radicalmente nuestros hábitos. A día de hoy, todavía no sé cómo debo saludar. Todo esto queríamos que estuviera presente en la novela.
M.G.- Manuela Mauri venía, en la novela anterior, de una situación complicada. Sigue siendo un personaje muy humano. Me gusta porque tiene sus debilidades, sus problemas personales pero, ¿ha cambiado algo psicológicamente desde la última novela? ¿Creéis que ha evolucionado?
N.T.- Sí, sí. He hecho el ejercicio de releer el primer libro. Me he dado cuenta que, en la primera novela, y por las circunstancias que vive, -de baja, cuestionada, asimilando el suicido de una persona muy cercana-, ella tiene una coraza. En los dos años que pasan entre el primer libro y el segundo, a ella le pasan muchas cosas. Cambia de domicilio, asienta su relación con Alberto, los problemas de relación, apuntados ya en la novela previa, se hacen mayores por el efecto pandémico, y por esa convivencia forzosa. Iremos viendo que todo lo que le ha pasado, sumado a la investigación criminal, le permitirá ir rompiendo esa coraza que tenía. Vemos que ella misma plantea que algunas cosas que antes, o no hubiera dicho o no hubiera hecho. Sin embargo, ahora van aflorando. Es decir, iremos viendo a una Manuela más humana.
M.G.- ¿Y se ha vuelto más sensible con las relaciones familiares? Quizá le haya afectado esos hijos que han perdido a sus padres en la pandemia, o que haya familias que vivan separados sin poderse ver... No sé. Me ha dado la sensación de que valora más a la familia.
L.S.- Sí. Ella ha tenido una relación problemática con sus padres, a los que ya había perdido en la primera novela. Quizá toda la situación pandémica le ha hecho reflexionar en sus conflictos anteriores con sus padres, con los que ya no puede arreglar nada. La situación que todos hemos vivido supone un desgaste y una erosión, pero también nos ha permitido tomar distancia, observarnos, ver nuestros propios fallos, y eso te invita a comprender los de los demás. A lo mejor la vida no consiste en culpar tanto a los demás sino en comprendernos, y en comprender que no siempre estamos a la altura.
N.S.- En la escena en la que ella se va a someter a una operación se ve muy bien esa transformación. Se mira, se contempla y se hace muchas preguntas.
M.G.- Habláis mucho de las relaciones padres-hijos. En un momento dado, hay un personaje que se pregunta cómo es posible que haya hijos que tengan relaciones tan complicadas con los padres, hasta llegar a extremos violentos. ¿Es un tema que os preocupa especialmente?
L.S.- Sí. Desde antes de la pandemia, España tiene claramente un problema de brecha generacional. Generaciones jóvenes se quejan de que no tienen el lugar que tuvieron sus mayores o que, fundada o infundadamente, no tienen el lugar que deberían tener. Ese es el discurso de muchos jóvenes. Y esto genera una tensión que va en las dos direcciones. Por un lado, los jóvenes culpan a sus mayores y por otro lado, los mayores se han dirigido a los jóvenes para culparlos de ciertas conductas y de ciertos comportamientos.
En la novela hay varios personajes que tienen estas relaciones problemáticas, centradas, además, en la figura de la madre. Hay un caldo de cultivo que viene desde antes de la pandemia, pero la pandemia probablemente ha contribuido a que se agrave o, por lo menos, a que se desequilibre todo mucho más. Nos parece que esta es una cuestión interesante, en términos individuales y en términos comunitarios. Si no acertamos a coser esa grieta que se está abriendo, generamos un espacio de conflicto y disfunción muy grave en la sociedad.
N.T.- El conflicto generacional está muy presente en la literatura desde siempre. Sin embargo, de alguna manera, terminó por explotar en el siglo XX, con el expresionismo alemán, con la literatura de Kafka, al que hacemos un guiño en el capítulo doce. Esto ha sido un tema recurrente en la literatura, desde el mito de Prometeo. Si a este choque que se produce en el expresionismo alemán, al principio del siglo XX, le añadimos el contexto de la pandemia, esos conflictos dan pie a otras situaciones nuevas que también tenemos que aprender a gestionar.
M.G.- Literatura hay mucha en esta novela. Os tengo que preguntar por el título. La anterior, Si esto es una mujer. Ahora, La forja de una rebelde. ¿Será la seña de identidad de esta saga?
L.S.- Esa es la idea. Queremos que las novelas de Manuela no solo dialoguen con la realidad, sino también con la literatura. Manuela es una policía que lee. Esto, a lo mejor, hace treinta años podía sorprender más pero ahora ya no. Hay una jugosa nómina de policías escritores, como Víctor del Árbol, Rafa Melero, Pere Cervantes,.. Y podría añadir quince nombres más. Si hay policías que escriben es porque hay policías que leen. Eso no debe resultar ya tan extraño. Y si nosotros hemos llegado a la novela negra, es también a través de la literatura. Entendemos que la novela negra es una expresión literaria, que tiene que reivindicar su dimensión de literatura y su vocación de trascender lo que es la anécdota criminal o la anécdota policial, para conectar con todas esas condiciones de la naturaleza humana que explora la literatura. Y ahí, poder hacer este tipo de homenajes, como a Primo Levi en el libro anterior, o a Arturo Barea con esta. Además es un autor muy sugerente, que tiene muchos ecos en la novela. Esta es la historia de muchos personajes que sienten un impulso de rebeldía, que les lleva a chocar con el mundo en el que viven. En cierto modo, les lleva a hacerse daño a sí mismos. Algo de esto hay en la novela de Barea, la historia de alguien que, desde muy pequeño, siente un impulso de rebeldía y tiene que buscar la manera de encauzarlo para evitar hacerse más daño.
N.T.- Queremos que la intertextualidad sea una constante de la serie. El momento que más me gusta es cuando tenemos que elegir a qué escritor o escritora del siglo XX vamos a hacer un homenaje. Ese homenaje es muy importante, y no solo en la paráfrasis del título, no solo en la cita inicial, sino también porque introducimos muchos ecos de esta novela que tomamos como referencia y de la que proponemos una relectura.
Cuando estuvimos promocionando el primer libro, no había nada que me hiciera más feliz que algunos lectores nos dijeran que, después de leer nuestra novela, habían vuelto a leer a Levi. O que lo habían leído por primera vez. Me gustaría que esta novela también sirviera para hacer relecturas del testimonio de Barea, el testimonio sobre una generación entera que tuvo que partir al exilio tras la guerra civil.
Insisto en que, uno de los momentos que más me gustan es la elección de ese homenaje. Había muchos motivos para elegir a Barea. Es representante de toda esa generación que tuvo que partir al exilio, que lo perdió todo. En un momento como la pandemia, en el que se ha perdido tanto, nos pareció que era adecuado recordar a Barea. Además es un escritor muy poco reivindicado, pero cuyo testimonio es muy importante.
M.G.- Hay muchas más referencias literarias. Por ejemplo, la novela Diez negritos de Agatha Christie juega un papel muy importante. También se mencionan a otros tantos autores, algunos de nombre impronunciable, que también escriben de manera conjunta. En un pasaje se explica en la novela cómo dos autores concretos escriben sus novelas a cuatro manos. Me gustaría saber si vosotros habéis cambiado en algo vuestra mecánica o habéis mantenido el mismo procedimiento.
L.S.- Partimos de la misma premisa pero cada vez encontramos más alicientes y encontramos más posibilidades a la escritura compartida. Lo consensuamos todo porque de otro modo sería un lío. Y luego vamos trabajando partes del texto que nos vamos intercambiando o reescribiendo. Así la huella de los dos está repartida por todo el texto. Pero creo que quizás hemos aprendido a dejar también que el uno y el otro hagan sus apuestas, para sorprendernos. Si a uno le sorprende la propuesta del otro, también puede sorprender e interesar al lector.
N.T.- En la novela hay muchos guiños literarios pero también los hay a la escritura como colaboración. Es verdad que, entre la primera y la segunda, el método no ha cambiado pero yo sí he reflexionado mucho sobre el tema.
Los escritores suecos que mencionamos en la novela, Sjöwall y Wahlöö, son un referente importantísimo porque fueron una pareja vital y literaria durante diez años, en los cuales compartieron su creación y el proceso literario. Y también hay referencias a los franceses Boileau y Narcejac, que juntos rompieron muchas convenciones de género.
En nuestro caso, el método es el mismo pero quizá tengo más conciencia de lo que estoy haciendo, de cómo lo estoy haciendo y de por qué quiero hacerlo. Hay mucho prejuicio contra las cuatro manos, pero para mí ha sido absolutamente enriquecedor, porque cuando escribo con Lorenzo, llego a lugares a los que yo no llegaría sola. Y creo que el Lorenzo que vemos en la serie de Mauri también es un Lorenzo diferente al de la serie de Bevilacqua. Él podría contarte qué le supone escribir una novela u otra.
L.S.- Bueno, cambian muchas cosas deliberadamente. Para hacer lo que ya estaba haciendo no tendría mucho sentido este viaje. El personaje de Mauri lo creé originariamente yo, en un relato que escribí hace cinco años. Cuando surgió la idea de hacer una novela sobre Manuel Mauri, le pedí a Noemí colaborar porque no quería hacer un clon femenino de Bevilacqua. Quería que fuera una mujer que tuviera mucha verdad. Es decir, que no fuera una investigadora policial que compite con los detectives masculinos. El tiempo me ha demostrado que fue una apuesta correcta porque lo que Noemí va poniendo encima de la mesa me acerca al deseo de lo que yo quería que fuera Manuela, una mujer que yo me pueda creer. Por ejemplo, una idea brillante que ella tuvo para esta novela y que hemos trabajado los dos es que, en medio de una investigación, y en medio de una pandemia, Manuela tenga un problema ginecólogo. Este plomo que ella lleva en las alas durante toda la investigación, no solo le da mucha verdad, sino también mucho más interés.
M.G.- Como última pregunta. No puedo dejar atrás a Tucídides, ese historiador que tú, Lorenzo, acostumbras a mencionar en tus novelas.
L.S.- Lo reivindico cada vez más.
M.G.- Pues, en un momento de la novela te haces eco de sus palabras. Y dices: «...en cuanto se perdiera el miedo todo el mundo regresaría, con más brío, a los vicios de antes, sin mejora moral perceptible». Una frase que viene muy al hilo de lo que estamos viviendo porque pensábamos que de esto íbamos a salir siendo mejores personas.
L.S.- No. Cada uno verá lo que hace con su experiencia. Para algunas personas, esta experiencia les ayudará a mejorar y otras empeorarán. El sufrimiento, la angustia y el caos no producen una mejora del conjunto de la condición humana. Los procesos de mejora nos individuales, y requieren esfuerzo y actitud.
M.G.- No os robo más tiempo porque os están esperando. Me alegra volver a veros, y volver a leeros. Espero también volver a ver a Manuela en la tercera entrega.
L.S.- Creo que sí, salvo que pase algo inesperado.
M.G.- Gracias.
N.T.- Gracias a ti.
Sinopsis: Desde el inicio de la alerta sanitaria, Manuela Mauri no ha tenido un respiro y por primera vez en su vida se siente desbordada por los acontecimientos. En medio del caos, un doble crimen ocurrido en Alcalá de Henares le quitará el sueño: Carlota, una joven de diecinueve años, avisa a la policía al encontrar a su padre y a su madrastra muertos a tiros en su casa. Una fiesta ilegal y el testimonio de diez jóvenes en guerra con la sociedad serán claves en la resolución del caso.
Una novela policial que va mucho más allá de la investigación de un homicidio. En un Madrid sitiado por un virus, las diferencias generacionales de nuestra sociedad explotarán en este caso para recordarnos, a cada uno de nosotros, el peso de nuestra conciencia.
Una reflexión literaria sobre las experiencias y los deseos que forjan nuestro carácter y que combina los argumentos y recursos del género policial clásico con la mirada sobre asuntos candentes a los que no podemos dar la espalda.
Atrasadísima con las entrevistas por falta de tiempo, pero no quiero dejar ninguna atrás. Así que hoy vengo a contaros cómo fue mi encuentro con Virginia Feito. Autora de La señora March (Lumen), esta novela fue una de mis primeras lecturas de este año 2022 y tengo que admitir que me gustó muchísimo. Del libro os hablaré más adelante. De la autora os adelanto que dejó el mundo de la publicidad para volcarse en la escritura, por la que ha sentido siempre pasión. La señora March es su primera novela y no ha podido aterrizar en el panorama literario con mayor éxito. De hecho, la crítica le ha colgado la etiqueta de la Patricia Highsmith española, con la que ella no está muy de acuerdo, y hay en proyecto una película. Escrita primero en inglés, publicada en el mercado anglosajón antes que en el español, esta novela narra la historia de la señora March. Su marido, George, es un reconocido escritor con mucho éxito. Su última novela altera la vida de esta protagonista. La desaparición de una joven despierta las alertas en su interior y, atando sus propios cabos, comenzará a sospechar de su marido. ¿Tiene algo que ver George en la desaparición de la joven? Si quieres saber más sobre esta novela y su autora, te invito a leer la entrevista o darle al play, para oír nuestra conversación.
Marisa G.- Virginia, me he leído tu novela en dos sentadas. Me ha gustado muchísimo.
Virginia F.- ¡Qué ilusión me hace oír eso! ¡Cuánto me alegro!
M.G.- Para mí ha sido como un soplo de aire fresco con respecto a lo que he leído en los últimos meses.
V.F.- ¡Cómo me gusta oír eso!
M.G.- Te lo habrán preguntado mil veces. Generalmente el autor español es traducido al inglés sin embargo, en tu caso, ha sido al revés. Del inglés al castellano. Incluso lo dejaste todo para escribir esta novela.
V.F.- Efectivamente. Me lo puse todo lo más difícil posible.
M.G.- ¿Y qué te empuja a dejarlo todo por esta novela? ¿Y a escribirla en inglés en vez de en castellano?
V.F.- Aprendí inglés desde muy pequeña y llevo desde siempre leyendo y escribiendo en inglés. He tenido la suerte de acceder a toda la cultura, a las películas y libros infantiles, en inglés. Mis padres vivieron en Estados Unidos, y de hecho me llamo Virginia por el estado, pero yo no. Sin embargo, ellos se trajeron toda esa cultura con ellos. Así que estoy muy acostumbrada y muy entrenada, porque todo lo que leo está en inglés. Por tanto, todo lo que escribo también es en inglés.
Y si dejé el trabajo fue por pura locura. Prepotencia y locura. En realidad, se puede decir que había dejado la escritura para hacer publicidad. Siempre he querido escribir, pero no era un trabajo muy realista. Así que hice un máster en publicidad para tener un trabajo con una nómina. Pero, en realidad, lo que a mí siempre me había apasionado era la escritura. Si me metí en publicidad fue porque, de algún modo, también implicaba tener que escribir, de una forma más realista y adulta, pero no coló. Me encanta la publicidad pero lo que yo siempre he querido es escribir un libro. Por eso, cuando en el trabajo me comentan los jefes que están pensando en ascenderme a directora creativa no me hizo mucha ilusión porque no era lo que yo quería hacer. Sin hijos, con ahorros, y una pareja con trabajo estable pude permitirme el lujo de dejarlo todo para ponerme a escribir. Bueno, me hice autónoma y mis ingresos se redujeron muchísimo al hacerme freelance, y ponerme a hacer traducciones y doblaje.
M.G.- Y, sin embargo, la traducción de este libro no es tuya.
V.F.- No, no es mía. Al no escribirla primero en castellano se me hacía raro hacer la traducción yo misma. Como todo lo que leo está en inglés y, a día de hoy, sigo sin entender perfectamente el complemento indirecto (ríe), no me veía con la confianza de ponerme a traducir cuando hay traductores tan brillantes como Gemma Rovira.
M.G.- Y desde esa humildad, otros te catalogan como la Patricia Highsmith española. ¿Cómo te sienta ese título?
V.F.- Pues nada, llámame Patricia a partir de ahora y pídeme un whisky. (Risas). Es un honor que lo digan profesionales de la industria pero no me lo creo. Es un hecho que ella ha inspirado mi manera de escribir y puede ser que la recuerde pero no acepto el cumplido. Me niego porque, para ser honesta, mi trabajo es mucho peor que el suyo.
[Si prefieres oír nuestra conversación, dale al play]
M.G.- La novela tiene mucho suspense. La protagonista es la señora March, la esposa de George, un autor con mucho éxito, que ha publicado una nueva novela, cuyo argumento es delicado, y esa nueva novela revoluciona la vida de la señora March. ¿Cómo se te ocurre escribir sobre ella?
V.F.- Primero me surgió una visión, la imagen de una mujer, vestida de pieles, con un bolsito y andando por la calle. Todavía trabajaba en publicidad. Se me ocurrió esta imagen, acercándonos a las navidades, porque estaba escuchando el Cascanueces, que empieza con una música muy optimista, esperanzadora, y algo mágica. Así apareció esta mujer en mi mente y luego pensé en destruirla de alguna manera. Pero no fue hasta que volví a ver la películas Las horas, con Meryl Streep, en la que una escena del largometraje hizo que se me encendiera la bombilla.
M.G.- Cuando me senté a leer la novela, pensé que la historia me iba a conducir en una dirección pero me llevó por otra muy distinta. Siento que, quizá, la propia escritura ha sido así, ¿te ha ido empujando?
V.F.- Puede ser. Pero también tenía muy claro, desde primer momento, que quería confundir un poquito al lector. De una manera o de otra, pretendía que esta novela pareciera el típico thriller, con sus sospechosos y asesinatos, y luego manipular al lector y mostrarle que realmente no es un thriller sino el estudio de un personaje y el análisis de una psique. Como lectora, los libros que más me gustan son los que no se atienen a las típicas normas de siempre. Me alegro que te confundiera y te sorprendiera.
M.G.- A la señora March la vemos en todo momento tratando de proyectar una imagen de sí misma, pero su interior...
V.F.- La señora March vive única y exclusivamente para las apariencias. No tiene personalidad propia, por eso no tiene ni nombre. Bueno, no sacará su identidad hasta la última escena. Ella solo refleja lo que opinan los demás, en vez de crear su personalidad propia. En parte es por su infancia y educación pero bueno, ella tampoco busca ser de otro modo. Se niega a mirarse, a analizarse y no hace ningún tipo de introspección. Al final, se irá rompiendo, poco a poco.
M.G.- Se va rompiendo y la vemos en situaciones, a ver cómo lo digo, muy en el limbo. No quiero utilizar ciertas palabras para no desvelar parte de la trama.
V.F.- Sí, situaciones reales o que solo están en su cabeza.
M.G.- Efectivamente. De hecho la ilustración de la cubierta nos permite entender que son dos personalidades en una sola.
V.F.- Ella tiene una oscuridad dentro que no se ha permitido nunca ver ni analizar. Todo eso lo ha ido reprimiendo y le ha ido creciendo de una manera monstruosa en su interior, hasta que llega un momento en que es demasiado tarde para hacer algo. Que tampoco es que ella lo intente. Lo que hace es tragar y tragar hasta que explota.
M.G.- Por cierto, que la cubierta de la edición americana es preciosa.
V.F.- Sí. Y la británica muestra a una señora. Pero esta es la que más me gusta de todas. Es muy sencilla pero explica tanto en solo una imagen. Tiene algo de Hitchcock con el peinado y las perlas.
M.G.- Es verdad. Y hablábamos antes de Patricia Highsmith porque tiene mucho suspense. En esta novela hay un crimen del que no voy a decir nada pero es un suspense que únicamente flota.
V.F.- Eso es. El misterio que yo quería resolver es el de la identidad de esta mujer y no el otro. No me quería centrarme en averiguar si George ha tenido algo que ver en la desaparición de una joven. He pretendido ir lanzando pistas al lector para advertirle de que lo que realmente se pretendía era analizar y desvelar cómo es la señora March y no el asesinato.
M.G.- Eso es porque ella inicia una investigación pero es...
V.F.- Un poco absurda y ridícula, sí.
M.G.- Te he leído decir en una entrevista que le pones el apellido March a este personaje por Jo March. Sin embargo, mi cabeza ha hecho una conexión extraña. Yo vi a la señora March, mujer protagonista, y con un marido que se llama George. No me preguntes por qué pero yo pensé en George Elliot y Middlemarch.
V.F.- Ah, pues mira. ¡Qué curioso! Pero en realidad fue un guiño a Mujercitas. Buscando nombres que fueran realistas y sonaran bien, caí en March porque Jo March es de mis personajes favoritos desde que soy pequeña. Hoy me parece terriblemente pedante decirlo pero Jo, una niña a la que le gustaba escribir, subirse a un árbol, ir a la guerra como los chicos,... Siempre me gustó.
M.G.- A esta novela no le falta el humor. Es verdad que la señora March lo va pasando mal pero, al mismo tiempo, todo lo que le ocurre coloca una sonrisa en los labios del lector.
V.F.- Me alegra mucho que lo pienses porque todo era aposta. La novela es muy satírica y humilla un poco a la pobre mujer. La narración hace que a veces te rías un poco de ella. Sí, sí, en esta novela hay sarcasmo, ironía y mucha mala leche.
M.G.- La acción transcurre en Nueva York, en un tiempo indefinido pero creo que lo podemos reconocer.
V.F.- La novela no está ambientada en un año específico, al revés. La intención era confundir y provocar también algo de nostalgia. Yo quería hacer como un cuento, de esos de Érase una vez..., sin que se sepa en qué momento transcurre la acción. Quería hacer pensar al lector si el comportamiento de la señora March también encajaría en estos tiempos actuales.
M.G.- La historia termina en un punto suspendido en el aire pero no importa.
V.F.- Todo debería resolverse de forma muy bonita, con un lacito, pero, como ocurre en la vida real, quizá, no. De todos modos, lo que sí pasa al final es que se desvela la verdadera identidad de esa mujer. Se desvela por lo tanto su nombre de pila, y llega a su punto de explosión máxima.
M.G.- Hay un pasaje en la novela que dice: Brindemos por el próximo libro de George porque ese sí lo tiene negro. Teniendo en cuenta el éxito de La señora March, ¿tú segundo libro también lo tendrá negro? Te has puesto el listón muy alto.
V.F.- (Ríe) La autora está estresada y perdida con el siguiente libro. ¿Qué escribo ahora? Estoy entre el optimismo de esta y la desesperación y el pánico absoluto. Ahora entiendo por qué, a veces, las segundas partes no son buenas.
Ahora estoy escribiendo una que no tiene nada que ver con esta, salvo porque es muy oscuro y tiene humor negro. Y siento presión. No tengo las mismas circunstancias de cuando escribí el primero. Ahora no puedo evitar ver las caras de mis editores y de mis agentes, caras de una decepción profunda mientras tecleo.
M.G.- Pues te queda todavía más presión porque de La señora March habrá película, protagonizada por Elisabeth Moss (actriz de El cuento de la criada). ¿En qué fase está el proyecto de esta película?
V.F.- Nada, muy lento. Falta determinar el director y estudio para poder juntarnos todos y que me digan lo que hacemos con el guion.
M.G.- El guion creo que lo escribes tú.
V.F.- Sí. Lo voy a intentar, pero si no puedo con ello, no pasa nada. Somos un equipo y las cosas se hablan.
M.G.- Virginia, no te entretengo más. A mí me ha gustado mucho. Mucha suerte con todo, con la siguiente novela y la película.
V.F.- Muchas gracias.
Sinopsis:La última novela de George March es un gran éxito, y nadie se enorgullece tanto de ello como su devota esposa, la señora March, que lleva una vida exquisitamente ordenada en el Upper East Side. Una mañana cualquiera, mientras se dispone a comprar el pan de aceitunas en su pastelería favorita, la dependienta insinúa que la protagonista del nuevo libro de George parece inspirada en ella. Este comentario casual le arrebata la certeza de saberlo todo sobre su marido —y sobre ella misma—. Así empieza un viaje alucinado y alucinante que puede desvelar un asesinato y secretos sepultados durante demasiado tiempo.