Editorial: Fundación José Manuel Lara
XL Premio de Novela Felipe Trigo
Fecha publicación: noviembre 2021
Precio: 15,00 €
Género: Narrativa
Nº Páginas:176
Encuadernación: Tapa blanda con solapas
ISBN: 9788417453824
[Disponible en eBook;
puedes empezar a leer aquí] Autora
Ana Muela Pareja es máster en Estudios literarios por la Universidad Complutense de Madrid, licenciada en Teoría de la literatura y literatura comparada, y en Geografía e Historia por esa misma universidad. Ha publicado las novelas El falso cuerno del rinoceronte (2016, XLI Premio literario Kutxa Ciudad de Irún) y Alma mater (2018, I Premio de Novela Policía Nacional), pertenecientes ambas a la serie protagonizada por el inspector de policía Federico Gajanejos. Ha ganado el I Concurso Alfaguara de Relatos Mínimos, categoría de veteranos, y el XXII Concurso de Relato Corto Elena Soriano (2018). Ha sido finalista del XXXIII Concurso de Cuentos “Hucha de Oro” (2005), convocado por la Fundación de las Cajas de Ahorros (FUNCAS), y del III Concurso de relatos para leer en tres minutos “Luis del Val” (2006), convocado por el Ayuntamiento de Sallent de Gállego.
Sinopsis
Una novela ambigua y reflexiva, que aborda una historia dura atendiendo a la complejidad psicológica de los personajes
Leona Anaya malvive sin trabajo ni dinero, con su hogar desmantelado después de que su marido la abandonara, cuando recibe la llamada de un hospital de Cambridge: su padre, al que hace más de dieciocho años que no ve, ha sufrido un ictus y su muerte es inminente. Leona no duda un instante y coge el primer vuelo a Londres; quiere ver morir a ese hombre que tanto sufrimiento le ha causado. La situación del padre, sin embargo, se va estabilizando con el paso de los días, y Leona ve ante sí una oportunidad aún mejor: ahora que no puede defenderse, es el momento de su venganza. Instalada en su casa para cuidarlo, se dedica a atormentar al padre con mil detalles, evocando los recuerdos de una infancia llena de violencia y crueldad, el dolor de su madre, la trágica muerte de su hermano. Tal es la situación de partida de esta novela en la que Ana Muela Pareja combina la intriga, el impecable retrato psicológico y una trama absorbente, marcada por los vuelcos insospechados, en la que participan otros personajes de la nueva vida de Leona con los que la protagonista mantiene encuentros y desencuentros. La lluvia inglesa habla de antiguas heridas, nunca superadas, que se suman a las de un presente que no da tregua: engaños y pérdidas, pero también hallazgos, ganancias imprevistas y un final donde crece la semilla de la esperanza.
[Información tomada directamente de la web de la editorial]
La lluvia inglesa será uno de los títulos que los participantes que han superado el Reto Autores de la A a la Z, en su edición 2021, podrán llevarse a casa. Así que, si tú eres uno de ellos, estate atento a esta reseña porque en ella encontrarás las claves de una novela que te garantizo no te va a dejar indiferente.
Ganadora del XL Premio de Novela Felipe Trigo, La lluvia inglesa cuenta la historia de Leona Anaya. Nada más abrir el libro recibimos un punch directo con la siguiente frase:
«Vine a Cambridge para ver morir a mi padre»
Leona vive en España. Hace muchos años que no ve a su padre. Concretamente hace dieciocho años, desde aquel día en el que enterraron a su hermano Mateo. Tras aquel triste suceso, el padre hizo las maletas y se marchó a Inglaterra. Lo dejó todo atrás. Casa, trabajo, e hija. Y Leona tampoco puso de su parte por mantener el contacto con él. Ella se quedó en España y no volvieron a saber el uno del otro. Sin embargo, Leona recibe una llamada de teléfono desde un hospital inglés. Su padre ha sufrido un ictus, «su vida pendía de un hilo y en cuestión de horas podía dejar de respirar». Leona ni se lo piensa. Como cualquier hija, organiza el viaje a Inglaterra de manera precipitada con la intención de estar al lado de su padre en estos momentos tan complicados. A su llegada a Cambridge, una ciudad con un ambiente húmedo, gris y apagada, se encuentra a un hombre consciente pero incapaz de moverse. Tan solo sus pupilas se expanden y contraen en función de lo que escucha o lo que ve. Por otro lado, a Leona le horrorizará comprobar la pocilga en la que su padre ha estado viviendo, un lugar sucio y maloliente en el que es imposible parar. Así que, mientras la muerte decide si se lleva al padre o no, ella se encargará de adecentar y limpiar esa casa de arriba a abajo. Las largas jornadas en el hospital estarán llenas de recuerdos de aquella vida en común. Iremos sabiendo poco a poco qué tipo de familia era la de Leona, cómo se relacionaban los unos con los otros, cómo fue su infancia, qué le ocurrió a la madre y al hermano. Historias familiares con las que ella pretende refrescar la memoria a su padre. Y las horas de limpieza en la casa le servirán a Leona para reflexionar sobre su vida y comprender todo lo que le ha ocurrido para convertirse en lo que es hoy.
Y aunque la llegada de la muerte parecía inmediata, la delicada situación del padre tiene a estabilizarse. Leona alargará su estancia en Inglaterra, se encargará de cuidar a su padre durante días, semanas e incluso meses, y, con el paso del tiempo, todo cobrará un sentido distinto.
Ahí me planto. No quiero desvelaros más del argumento de esta novela. Os puede parecer que La lluvia inglesa es una historia dura. Especialmente cuando uno se topa con esa frase inicial que os he mencionado, y que supone una puerta abierta hacia una situación dolorosa. Yo me temí lo peor. Pensé que estaba ante un relato de muerte, desolación y miedo, de sentimiento de orfandad, de frío, de hueco. Sin embargo, Ana Pareja juega al despiste. A medida que vamos avanzando en la trama encontramos otro tipo de frases como «en ese estado no podía hacerme daño» (refiriéndose a la paralización que sufre el padre tras el ictus) o «Padre soy yo, he venido a verte morir». Son sentencias que encontramos en las dos o tres primeras páginas de la novela y que harán añicos la primerísima idea que nos hayamos podido hacer. ¿Por qué habla de daño? ¿Por qué parece que la hija disfruta con esta situación? ¿Qué le ocurre a Leona con su padre? ¿Con qué verdadera intención viaja a Inglaterra? Las respuestas a estas y a otras muchas preguntas que nos irán surgiendo, se irán desvelando muy lentamente. La autora mantiene en todo momento la intriga y el suspense alrededor de una historia que ahonda en las relaciones familiares. Se valdrá de una serie de personajes, a los que irá presentando con calma, desvelando unas cualidades primero, otras características después. Cada dato descubierto aportará algo nuevo, una nueva perspectiva, un nuevo enfoque, de tal modo que ese puzle que vamos conformando en nuestra cabeza irá cambiando hasta que todas las piezas terminen por encajar.
Tal y como reza la sinopsis, La lluvia inglesa es una novela llena de venganza, de ajustes de cuentas, de reproches, pero también de engaños, de sorpresas, de giros inesperados que nos conducirán a un final esperanzador, lleno de luz y futuro. Como le dije a Ana en la entrevista que le hice hace unos meses (puedes leerla aquí), ese final es lo mejor que le podía ocurrir a Leona, esa segunda oportunidad que le ofrece la vida para, por fin, alcanzar la felicidad que hasta ahora se le ha estado escurriendo entre los dedos.
Personajes
Aunque inicialmente se pueda pensar que los dos únicos personajes de esta historia son Leona y su padre, lo cierto es que se irán incorporando otros tantos que también tendrán un papel fundamental en el desarrollo de los hechos. Aun así, Leona será la que brille por encima de todos, un personaje con el que he tenido mis más y mis menos, pues durante buena parte de la novela me costó muchísimo empatizar con ella. Desde mi posición de hija me producía bastante rechazo escucharla decir ciertas cosas al padre, verla comportarse tal y como lo hace. A veces, no daba crédito a lo que leía. Pero claro, el lector estará en desventaja la mayor parte de la historia pues, como dije antes, la autora irá desvelando muy poco a poco todo lo que ocurrió en el pasado, la verdadera naturaleza de la relación entre padre e hija, el ambiente familiar que se respiraba en aquel hogar, cuando el matrimonio y los hijos vivían bajo el mismo techo. Así que, esa idea inicial de pensar que Leona es una hija desnaturalizada es de lo más normal, es precisamente lo que Ana pretendía, según me contó en la entrevista.
Pero a Leona le irá ocurriendo lo que le ocurre a la misma historia, lo que le ocurrirá al lector, que irá cambiando, evolucionando. El paso de los días junto al padre la transformarán, no de manera radical (eso sería ficción en su estado puro) sino muy poco a poco. De vez en cuando emergerá de su interior emociones con las que no contábamos al principio.
Del padre solo sabremos lo que la propia Leona nos cuenta. Las primeras aproximaciones que haremos al personaje nos desvelarán a un hombre áspero y violento, un padre y un esposo de malos modos, al que le gustaba humillar a su esposa y tratar con despotismo a sus hijos. Un auténtico monstruo. Pero los monstruos también tienen un punto débil, y saberse al borde de la muerte le arrebata la valentía a cualquiera. No os cuento más.
Y alrededor de padre e hija, otros personajes:
- John, el médico que atiende al padre durante su hospitalización. Es un hombre amable, servicial, apuesto. Leona entablará con él una relación que va más allá de la típica médico-familiar de paciente.
- Mary Kate y Sally, enfermeras que supervisan la salud del padre de Leona y comprueban que está siendo bien atendido. La relación con Mary Kate no se estancará en lo meramente profesional. Intimarán y se contarán cosas de su vida.
- Christopher, empleado de una ferretera en la que Leona compra todos los artículos necesarios para arreglar la casa del padre. Es un personaje inquietante. Cuesta trabajo discernir cómo es realmente, si tiene muchos dobleces o simplemente es así de bobalicón. Pero esa sensación de inquietud que invade al lector también invadirá a Leona.
¿Son todos ellos lo que parecen ser? Bueno, lo sabréis al leer la novela.
Cambridge
No puedo pasar por alto el retrato que Ana Pareja hace de la sociedad y la cultura británica, más concretamente de la vida en Cambridge. Me contaba la autora que pasó una larga temporada en esa ciudad. Por boca de Leona conoceremos un poco más a sus vecinos, la forma en la que ellos tienen de encarar la vida, un país en el que las cosas son convenientes o no lo son, o donde todo lo hacen al revés:
«...conducen al revés, comen al revés, hablan al revés, y entierran a sus muertos al revés. En Inglaterra primero se hacen los trámites burocráticos y después se entierra al fallecido. En este país lo primero son las formalidades de todo tipo. Nosotros tenemos otras prioridades». [pág. 148]
Leona pasea por Cambridge, donde las bicicletas parecen adueñarse del espacio, invadiendo los carriles peatonales y sobresaltando a los viandantes. La protagonista visita parques, contempla establecimientos, ve monumentos y transita por calles. Son escenarios reales, lugares que formaron parte de la vida de Ana Pareja, durante el tiempo que vivió en la ciudad, y que ahora ha decidido volcar en la novela. Y esa lluvia, fina, que todo lo impregna, otorgando al entorno un aire de irrealidad.
Estructura y estilo
Contada en presente, la historia adquiere ese toque de inmediatez, que nos permite ir acompañando a Leona minuto a minuto. En algún momento, he tenido la sensación de ir leyendo un diario, aunque os aclaro que la novela no tiene ese formato.
Compuesta por un total de ocho capítulos, estructurados a su vez en subcapítulos de cortísima duración, la novela carece de diálogos directos, pero la narración fluye. El lector se siente invitado a continuar con la lectura, animado por esa sensación de suspense e intriga que flota a lo largo de todo el relato.
Y es que, La lluvia inglesa es una novela de reflexión más que de acción, una novela viva, que se va transformando desde un inicio oscuro a un final luminoso, con unos personajes psicológicamente bien definidos, que nos tiene reservada más de una sorpresa.
[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]
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