jueves, 30 de diciembre de 2021

INÉS PLANA: ❝'Lo que no cuentan los muertos' es mi novela más ambiciosa❞

Da gusto hablar con Inés Plana, aunque sea por teléfono. Cuando publicó su anterior novela, Antes mueren los que no aman, la autora de Barbastro visitó Sevilla y tuve la oportunidad de conversar con ella sobre Julián Tresser, ese personaje, guardia civil de profesión, que se ha convertido en el protagonista de unas novelas llenas de crímenes, con las que los lectores disfrutamos tanto.

Plana acaba de publicar su tercera entrega, Lo que no cuentan los muertos, una novela en la volveremos a encontrarnos con Julián Tresser, ahora ascendido a capitán de la UCO y padre adoptivo de la joven Luba. En esta ocasión, Tresser tendrá que investigar la desaparición de dos personas, dos supervivientes de un accidente aéreo, Rita Martí y Eduardo Molaro.

M.G.- Hola, Inés. Buenas tardes.

Inés P.- Buenas tardes, Marisa.

M.G.- Inés, imagino que muy contenta con la nueva aventura de Julián Tresser.

I.P.- Sí, muy contenta y muy ilusionada. Lo que no cuentan los muertos es mi novela más ambiciosa. Para mí ha sido un reto. He aplicado todo lo que he aprendido gracias a las otras dos novelas, me he arriesgado más con una novela más coral. La segunda ya empezaba a serlo pero en esta interactúan muchísimos personajes, cada uno con sus vidas.

M.G.- Morir no es lo que más duele se publicó en 2018, Antes mueren los que no aman en 2019. Esta ha visto la luz en 2021. Me lo han comentado algunos autores, que la situación que hemos vivido y estamos viviendo, los bloqueó por completo. ¿Cómo has vivido tú el confinamiento y la pandemia en relación con el proceso creativo?

I.P.- Lo he vivido con mucha angustia, como todo el mundo. Estoy muy habituada a los confinamientos voluntarios que me impongo por la escritura. Pero el que hemos vivido, motivado por la pandemia, ha sido realmente angustioso. Esta novela comencé a escribirla unos meses antes de la Covid-19. Al principio tuve ciertos bloqueos, cuando se decretó el estado de alarma, porque la situación era muy terrible y muy incierta. Nadie se puede abstraer a esa situación en la que veías tantos muertos diarios. Es que teníamos la muerte al otro lado de la puerta. Además, aunque en mi familia no había problemas de Covid, sí había otro tipo de problemas que se unieron al virus. Llegó un momento en el que había que relajar la mente y no obligarla porque eso generaba muchas más resistencias. Sin embargo, después de esos momentos de bloqueo, volví con más fuerza porque la escritura es un refugio para mí, me permite aislarme totalmente del mundo y centrarme en la historia. Al final, pude escribir la novela, pero no fue fácil. 

Entiendo que haya escritores que se hayan encontrado bien durante el confinamiento, de la misma manera que entiendo que otros, no solo no podían escribir, sino que tampoco podían leer por el miedo paralizante que sufrimos durante los primeros meses de esta pandemia y que todavía no ha terminado.

M.G.- Inés, me fijo en los títulos de tus novelas y en todos aparece la palabra morir, muerte, muerto... ¿Hay intencionalidad?

I.P.- No, no la hay. Yo escribo muchos títulos antes de decidirme por uno y es casual que eligiera esos tres. Lo que sí te digo es que cada uno de los títulos refleja el espíritu de cada historia. Mis libros son novelas negras, y en todas ellas hay crímenes, hay muerte, y hay sordidez. La muerte tiene un papel importante. En esta novela hay muertes de todo tipo. 

M.G.- Tercera entrega de Julián Tresser, este guardia civil literario que tú has construido. ¿Ha cambiado mucho la vida de este personaje desde la última novela?

I.P.- Sí, sí, ha cambiado mucho. En la segunda novela él se centró en la búsqueda de Luba, esa niña que Tresser quiere rescatar del mundo atroz de la prostitución. Eso lo va a colocar en una situación familiar distinta porque se va a convertir en padre siendo un hombre joven, pero muy solitario. Tresser ha tenido una biografía personal complicada y eso lo obliga a una evolución que, en esta tercera novela va a ser clamorosa. Tresser irá descubriendo sentimientos como la ternura y la protección hacia esta hija que ha adoptado. Eso va a marcar un antes y un después en la vida del personaje.

Además, en esta novela él ha cambiado de trabajo. Ha ascendido y ahora es capitán. Ya no trabaja en la policía judicial, sino en Unidad Central Operativa de la Guardia Civil. Tiene que aprender a trabajar en equipo, como una piña. En la UCO se trabaja así. Tienen una unidad muy potente y un vínculo de pertenencia al grupo muy grande. Las relaciones jerárquicas están más relajadas en favor de la investigación.

En este caso, se va a enfrentar a lo que él considera la investigación más compleja y enigmática de su carrera.

M.G.- ¿Exactamente, a qué investigación se enfrentará?

I.P.- Tresser tiene que investigar una desaparición, con todo lo que tiene de perturbador. Hay un personaje del que se ignora su paradero, de la que la familia no sabe nada, y eso genera muchísima inquietud y muchísimas preguntas. En este caso, los desaparecidos son dos. Por un lado, Rita Marí, una mujer adinerada y heredera de una gran fortuna. Tiene 56 años, está casada, con dos hijos y desaparece en Valencia. Por otro lado, un joven militar, capitán del Ejército de Tierra, de 54 años. Lo que los une a los dos es haber sobrevivido a una tragedia aérea. Esto sucede en el primer capítulo del libro. Son dos personajes que pertenecen a mundos muy distintos que no se hubieran conocido si no hubiera sido por esta terrible tragedia, el accidente de un vuelo interior en Tailandia. De los ochenta pasajeros solo sobreviven cinco personas, tres australianos y dos españoles -Rita Marí y Eduardo Molaro-. Esta circunstancia le hace buscarse entre ellos. El síndrome del superviviente se ceba en los dos. Sienten culpa por haber sobrevivido a un accidente aéreo en el que también falleció la mujer de Eduardo, porque viajaban en luna de miel, y tres amigas de Rita, a las que ella había convencido para viajar. 

Un año después de la catástrofe, Rita se ha alejado de su familia, -de su marido y de sus dos hijos treintañeros que viven en Madrid-, y se ha mudado a la mansión de sus padres en un pueblo costero cercano a Valencia, donde están sus raíces. Allí se aislará, en su soledad, su angustia y su culpa. Recibirá la visita de Eduardo Molaro y cuando los dos se disponen a cenar en el jardín, desaparecen sin dejar rastro. Ni siquiera han probado la comida. Está toda la mesa como estaba dispuesta cuando empezaron a cenar. No hay violencia ni signos de forcejeo. En las cámaras de la urbanización de lujo no se recoge nada.

Al principio, la policía judicial de la Comandancia de la Guardia Civil de Valencia empieza a investigar el caso pero, sin indicios, piden ayuda a la UCO. En ese momento, agosto de 2012, Tresser está pasando sus vacaciones con Luba, su hija adoptada, es reclamado para ir a investigar la desaparición a Valencia, un caso muy enigmático, y lleno de incógnitas.

M.G.- Centrándonos en los desaparecidos. Me gusta el perfil psicológico de Rita. Es una mujer muy rica pero con un profundo lado humano. Ella ha creado un centro social para atender a familias con problemas pero también es muy esquiva, es muy discreta, con muchos secretos. Es un personaje que da mucho juego.

I.P.- Rita es un personaje con mucha ambigüedad moral. Al sentirse tan culpable por haber sobrevivido al accidente, crea este centro social para ayudar a los más desfavorecidos. Los hechos se desarrollan en 2012, y ese fue uno de los años más duros de la crisis económica. A las colas del hambre se incorporó la clase media española. De la noche a la mañana se vieron sin trabajo, sin ingresos, con desahucios,... Tuvieron que empezar a acudir a comedores sociales para comer caliente. Y aunque Rita monta este comedor social y tiene un lado solidario, a lo largo de la novela no puede evitar tener actitudes muy cercanas a lo que siempre ha sido su vida, muy privilegiada. Dejo a los lectores que sean ellos los que juzguen a Rita, uno de los personajes más ambiguos que he creado.


                  [Si prefieres escuchar nuestra conversación dale al play]

M.G.- Has comentado antes que es una de tus novelas más coral. Has construido una red de personajes en los que los secundarios también tienen bastante peso.

I.P.- Los personajes secundarios son tan importantes como los principales en una novela. Unos irán dando soporte a los otros. Todos ellos juntos serán los que irán generando la trama, con sus propios vidas y sus propias interactuaciones. La construcción de los personajes es uno de los trabajos que más me gusta y en lo que mayor esfuerzo invierto. Intento que todos los personajes tengan vida propia, ya sean protagonistas o secundarios. Creo que es lo que enriquece la historia que estoy contando. No quiero dejar a ningún personaje sin su vida, sin su carne y su hueso. No me gustan los arquetipos, que los personajes protagonistas tengan mucha luz y los secundarios queden oscurecidos. Todos son importantes para mí y la vida de uno explica la de otros.

M.G.- Hay un personaje, Nicolás Escorza, un sacerdote «altivo e impertinente» que a mí me da muy mala espina.

I.P.- Nicolás es uno de los hijos de Rita. El otro se llama Lorenzo y es periodista. Trabaja elaborando discursos y argumentarios para los perfiles políticos. Son muy diferentes. Nicolás quiso ser sacerdote desde la juventud y es un chico joven muy ambicioso. No es el típico cura de parroquia humilde que se va a entregar a los fieles. Aunque no lo dice, aspira a llegar al Vaticano. Es altivo, es arrogante y  piensa que está por encima del bien y del mal. Nicolás es un personaje que saca de quicio a Tresser. Lo pone muy nervioso y eso que él no pierde nunca el control. Es un personaje muy insidioso, impertinente, altivo. Por otro lado, Tresser tiene el problema de que la familia de Rita no es demasiado colaboradora en la investigación e incluso, la ponen en peligro con sus actitudes.

M.G.- La trama de la novela se sustenta en las desapariciones. Me parece un tema muy interesante, con una cifras brutales. Se habla de que desaparecen entre 20.000 y 30.000 personas al año.

I.P.- Por suerte, no todos acaban en el cajón de los casos sin resolver. Entre estas desapariciones, las hay de muchos tipos. Tenemos la fugas de juventud, los mayores desorientados,... La mayoría acaban resolviéndose pero siempre quedan unas 1.500 o 2.000, según los datos que he ido recabando, que no se resuelven o han sido muy complejas. Muchas veces, detrás de la desaparición hay violencia y crimen. Es uno de los hechos más inquietantes que le puede ocurrir a una familia, que un ser querido desaparezca, y no se sepa nunca más de él. Esa familia está condenada de por vida a un duelo permanente y eterno. 

M.G.- Inés, una pregunta inevitable. ¿Leer esta tercera entrega implica tener que leer las anteriores? ¿Hay referencias a los casos anteriores?

I.P.- Referencias que puedan confundir al lector, no. De todos modos, Lo que no cuentan los muertos es la novela donde más se maneja el presente. Hay muy pocas referencias al pasado. Simplemente se sitúa la realidad del ahora capitán de la UCO y se explica quién es Luba. El resto  transcurre prácticamente en presente. Las tres novelas se pueden leer en el orden que el lector quiera, porque los casos son muy distintos.

M.G.- Lo comentamos cuando nos vimos la última vez. Este tipo de novelas requiere una documentación. Tu personaje es guardia civil y tienes que conocer los protocolos del cuerpo. Pero cada novela te obliga a documentarte además sobre un tema en concreto. Imagino que en este caso habrás tenido que indagar sobre desapariciones o sobre los accidentes aéreos.

I.P.- Sobre el accidente aéreo me ha asesorado un comandante de vuelo, con el que estuve charlando largamente y me inspiró sobre lo que puede ser el antes, durante y después de un accidente de avión. Quería conocer qué causas pueden provocar un accidente, cómo se puede vivir una situación así en cabina, cómo se comporta la máquina en un caso así de extremo.

Por otro lado, mis amigos guardias civiles me han estado asesorando desde el principio con una generosidad enorme. En esta novela en concreto me ha asesorado una analista de perfiles, la comandante Luisa, a la que conocí siendo capitán. Ella me ha ayudado a componer el personaje de Amanda, la pareja profesional que le ha adjudicado a Tresser en Lo que no cuentan los muertos. Estos analistas de perfiles son los que pueden percibir en la escena de un crimen, los rasgos de conducta del autor material o del agresor, más allá de las pruebas físicas, del ADN. Ellos son capaces de dibujar qué tipo de persona es el agresor y eso orienta a los investigadores en sus pesquisas. Los analistas no resuelven casos pero sí orientan muy bien a los investigadores para que puedan descartar sospechosos y centrarse en otros. Hacen un trabajo fantástico y muy importante.

M.G.- Imagino que también habrás aprendido mucho sobre anatomía forense. Para los forenses, los muertos sí cuentan cosas.

I.P.- Para los forenses, los muertos hablan. Pero en esta novela, los lectores van a descubrir muertos diferentes. No todos son iguales y no todos se llevan  secretos a la tumba. A veces, los investigadores descubren qué les ha ocurrido y otras veces el sentido último de sus muertes queda muy difuso.

Lo que no cuentan los muertos es un título muy bien hilado para esta historia porque todos los descubrimientos que va a hacer Tresser y su equipo de investigación son realmente sorprendentes.

M.G.- ¿Seguiremos viendo a Tresser?

I.P.- Sí, le quiero dar larga vida. Ahora cierro una etapa de su vida. Habrá un antes y un después porque en esta tercera novela se producen muchos cambios en su vida y se cierra un círculo. Tresser tiene mucho recorrido y quiero darle muchos casos para que nos demuestre su valía. 

M.G.- Pues estaremos encantados de seguir leyendo tus novelas, tan entretenidas. Inés te agradezco mucho que me hayas atendido. Espero poder verte en Sevilla con la próxima.

I.P.-  Pues sí, imagino que para entonces el mundo ya será distinto. Estaré encantada de verte, poder darnos un abrazo, y de estar en Sevilla, que es una ciudad preciosa. 

M.G.- Espero que sí. Un placer hablar contigo, Inés.

I.P.- Un placer. 

Sinopsis: A veces, sobrevivir es lo más parecido a estar muerto.

Rita Marí, la heredera de una gran fortuna, sobrevivió a un accidente aéreo en el que murieron tres amigas suyas. Desde entonces, alejada de su marido e hijos, hundida en la culpa, vive recluida en su mansión al borde del mar, en Valencia. Un año después de la catástrofe, Rita desaparece sin dejar rastro y Julián Tresser, antes teniente y ahora capitán de la Guardia Civil de la UCO, protagonista de las dos novelas anteriores de Inés Plana, se traslada desde Madrid con su equipo para investigar el caso.

Ante él se alza un muro de incógnitas. ¿Quién era en realidad la esquiva Rita Marí? ¿Su desaparición ha sido voluntaria? ¿Quiénes

eran los enemigos de esa mujer solitaria y depresiva? Pero, sobre todo, ¿será capaz Julián, también un superviviente de su propio pasado, de descifrar las claves ocultas de la desaparición y afrontar los retos de su presente?

4 comentarios:

  1. Hola.
    Gracias por la entrevista y el libro del que habláis no tiene mala pinta, echaré un vistazo a éste y a los anteriores.
    Un saludo y que tengas un feliz año nuevo.

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  2. he leído el primero de la serie y tengo esperando el segundo. Añado ahora este tercero que parece ser el más completo y complejo.
    Un beso.

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  3. A mí también me llama la atención que los títulos de sus tres libros utilicen tanto la palabra muerte o muertos.Hay una pega, y es que al final los tres se funden en uno solo en el imaginario (portadas muy parecidas, títulos muy parecidos...). Yo solo leí el primero y no me convenció, así que ya no he seguido. De todas formas, buena entrevista. :)
    Besotes.

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  4. He leído el libro hace poco (casualmente, lo reseño mañana) así que la entrevista me ha resultado especialmente interesante. ¡Gracias!

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