Año 2001. Me independicé tras cumplir treinta y uno. Salí de casa de mis padres para pasar por la iglesia e irme a vivir con el que se convirtió en mi marido. Visto desde la distancia, casi siento que me escuece. Si volviera a nacer, haría las cosas de otro modo. Lo hubiera podido hacer perfectamente. Por suerte, empecé a trabajar joven y no he dejado de hacerlo desde entonces. Antes de convertirme en una «señora seria», tendría que haberme ido a vivir sola o, a lo sumo, a compartir piso. Hoy creo que es muy necesario volar del nido a edad temprana. Uno se espabila, tiene que buscarse la vida y resolver los inconvenientes del día a día por sí mismo, sin estar bajo el amparo de mamá y papa. Pero todos sabemos que es muy cómodo vivir con los padres porque, si no te ponen muchas pegas, en realidad es un chollo. Te lo dan todo hecho, te pagan la luz, el agua, la comida,... Pero no, la vida es un aprendizaje continuo, dice Kikillo. No le falta razón. Y qué mejor manera de aprender que echar a volar.
¿Pero quién es Kikillo? Kikillo es, en realidad, Francisco García. A los dieciocho años dejó su Almería natal para irse a Madrid. Quería estudiar Comunicación Audiovisual. Y allí sigue desde entonces. Mientras estudiaba, abrió redes sociales, y posteriormente ha compaginado la creación de contenidos con la dirección de Keeper Experience, una empresa de marketing que fundó junto a su socio. En estos años, la vida ha girado deprisa. Sigue con su canal de YouTube, abandona unos proyectos pero aborda otros. Entre ellos, el libro que acaba de publicar bajo el sello editorial Oberon. Hablamos sobre 50 consejos para independizarse y no morir en el intento.
Kikillo.- Kikillo es un joven andaluz, que lleva en Madrid unos diez años. Me vine aquí para estudiar Comunicación Audiovisual. Hace unos cuatro años abrí una agencia de marketing con un socio y ahora he decidido publicar un libro. Ese sería el resumen básico. Como persona, siempre digo que soy un cuadro, pero en plan El jardín de las delicias, con un montón de representaciones distintas. Tengo redes sociales desde hace diez años y medio. Soy de los primeros youtubers que salieron y sigo manteniendo mi canal desde entonces.
M.G.- La agencia de marketing es Keeper Experience, de la que ya no formas parte. Te has despedido.
K.- Cierto. Keeper es una agencia que abrí con mi socio Sergio. Durante cuatro años y medio he estado trabajando como director de equipo. Hace algo más de un mes me planteé un cambio en mi vida, porque el ritmo que llevaba no me gustaba, y preferí buscarme otro caminito.
M.G.- El caminito es la creación de contenidos para tus redes sociales y todo lo que haces a nivel mediático.
K.- Sí, entre otras cosas porque ahora estoy desarrollando otro proyecto, pero me lo estoy tomando con calma porque, después de esos años en la agencia, necesito tomarme un descanso este verano.
M.G.- Bueno, tienes un proyecto recién inaugurado. 50 consejos para independizarse y no morir en el intento. La idea del libro cómo y cuándo surge.
K.- La idea la llevaba arrastrando desde hace varios años. Siempre he querido escribir algo así porque, cuando me vine a estudiar a Madrid, mi madre me dio algunos consejos pero tampoco fue gran cosa. Aprendí mucho a base de golpes. Quería escribir algo sobre mi experiencia, para ayudar a los que estuvieran en mi situación. Me imaginaba a mi madre regalándome este libro en ese momento tan especial, en el que abandonas el nido para independizarte. Me hubiera gustado tener este libro cuando me independicé, porque contiene información que le puede venir muy bien a quien esté en esa situación.
M.G.- Bueno, tú dejaste tu Almería con dieciocho años y te marchaste a Madrid para estudiar Comunicación Audiovisual. ¿Te fuiste sin tener idea de nada, ni de cocina, ni de lavadora, ni de plancha o ya tenías experiencia en estas tareas?
K.- Mi madre siempre nos inculcó el hecho de hacer. Barrer, lavar los platos y cosas así, sí que lo dominaba, pero la lavadora o la plancha eran temas que desconocía totalmente. Pero no me quedó más remedio que aprender.
M.G.- El libro está enfocado para gente muy joven pero claro, tal y como está la cosa hoy en día, que la gente no sale de casa de sus padres hasta que peinan canas, puede servir perfectamente para los treintañeros también.
K.- Claro. Además, si unos padres le regalan este libro a su hijo de treinta años sirve como indirecta. Lo que no sabemos es si el hijo lo pillará. (Risas)
M.G.- ¿Y a ti qué consejos te hubiera gustado escuchar cuando te fuiste a Madrid?
K.- Me hubiera gustado que alguien me diera algún consejo sobre la búsqueda de piso. Es un tema que trato mucho en el libro porque es algo complicado, y es muy fácil que metas la pata. También hubiera agradecido mucho algún consejo sobre la convivencia. Por ejemplo, en el libro hablo de los mandamientos de la convivencia y uno de ellos, muy importante, es saber empatizar. Yo me rayaba mucho cuando mi compañera de piso me contestaba mal, pero es que no entendía que lo mismo había tenido un mal día. Eso por no hablar de las fiestas y el amor que, cuando te independizas, se te abren nuevas puertas en esos aspectos. Son cosas que te pueden ayudar en ese camino que emprendes en solitario, lejos de tu casa.
M.G.- El libro es divertido pero hay algunos capítulos que me han hecho especial gracia. Por ejemplo, los tipos de compañeros de pisos: el desordenado, la fiestera, la silenciosa,... Imagino que son tipos de personas que te has ido encontrando.
K.- Sí, hay gente muy rara. Aunque la experiencia ha sido, en su mayor parte, muy positiva, también he tenido alguna experiencia negativa al compartir casa. Tuve una compañera muy asustadiza, de esas que, cuando te la encuentras en el pasillo, da un respingo y a la vez te asusta a ti mismo. También tuve una compañera fiestera, que siempre estaba montando fiestas en el piso e invitando a amigos.
M.G.- O ese compañero de piso al que nunca veías y que parecía que no vivía en el piso, ¿no?
K.- Sí, sí. Es que yo me acostaba y él llegaba como a las doce y cuarto todos los días. Y luego, cuando me levantaba por la mañana, ya no estaba. Si lo veía era algún sábado, pero muy rara vez. Fue un compañero de piso al que, en realidad, no llegué a conocer.
M.G.- Bueno, eso tiene una ventaja. Así te dejaba más espacio para ti.
K.- Es que hay que verle el lado positivo a las cosas.
M.G.- Sí, porque tú eres una persona muy optimista, ¿verdad? Dices en el libro que hay que saber sacarle el lado bueno a todo, aunque sean situaciones complicadas.
K.- Es verdad. Siento que me ha ido todo muy bien porque, en los malos momentos, siempre intento verle el lado bueno a las cosas. Para mí es algo muy importante. Días malos los tenemos todos, incluso los optimistas, pero si eres una persona positiva, los malos tragos se pasan mejor.
M.G.- Precisamente, hablando de los malos momentos, hablas en el libro de que hay días que puedes sucumbir. Días en los que deseas abandonarlo todo y volver a casa.
K.- Por supuesto. Había semanas en las que me apetecía dejarlo todo y regresar a casa de mis padres. Es normal que al principio cueste adaptarse pero hay que verlo como una nueva experiencia. Al final, terminas por acostumbrarte y entiendes que es importante aprender porque la vida es un aprendizaje continuo. A día de hoy creo que dejar el nido y venirme a Madrid me ha merecido mucho la pena.
M.G.- Lo volverías hacer de nuevo.
K.- Por supuesto que sí.
M.G.- El libro está ilustrado. Háblame un poco de las ilustraciones.
K.- Las ilustraciones las ha hecho Marina Serna, también de Almería, pero que vive ahora en Barcelona. Es mi amiga de toda la vida y me parece una ilustradora increíble. Ha tenido que hacer los dibujos para el libro en tiempo récord y con una calidad extraordinaria. Ha sido un placer trabajar con ella.
M.G.- Otro capítulo que me ha gustado, en el que cuentas trucos muy ingeniosos que desconocía, como por ejemplo, sacarle el máximo rendimiento a un móvil con una lata o con un vaso.
K.- Sí. (Risas) Es muy útil. Tienes que encender el flash del móvil y poner delante un vaso de cristal. Se genera una luz de ambiente estupenda para tomar unas copas. Tú pruébalo, ya verás. Lo he usado muchas veces y me ha venido genial. Eso sí, la batería se consume más rápido, claro
M.G.- ¿Y lo de meter el móvil dentro de una lata para aumentar el volumen?
K.- ¡Funciona! En aquellos años, yo estaba pelado de dinero y tenía que ingeniármelas de alguna manera. Como no tenía dinero para comprarme un altavoz chulo, metía el móvil en la típica lata de Pringles. Le hacía una raja, metía el móvil y sonaba a tope. Te lo digo, de verdad.
M.G.- Y por probar, has probado de todo. El libro cuenta con un anexo donde figuran webs y apps de todo tipo, que tú habrás trillado y de las que has sacado el máximo partido.
K.- Con las aplicaciones para encontrar piso he pedido ayuda a algunos amigos porque yo solo me he mudado tres veces, pero tengo amigos que se han mudado en cinco o seis ocasiones. Hice barrido para que ellos me facilitaran información sobre aplicaciones que yo no había usado, pero que funcionaban bien.
M.G.- ¿Y te han quedado muchas cosas por contar?
K.- En cuanto a experiencias se han quedado muchísimas fuera, pero es que tenía que cortar. Creo que, con los cincuenta consejos que incluye el libro, está bastante bien. Como guía básica para independizarse, la información que contiene el libro es suficiente. Estoy muy orgulloso de cómo ha quedado.
M.G.- Y la propia experiencia de escribir un libro y publicar, ¿cómo ha sido?
K.- Muy buena. Yo no tenía ningún contacto con el mundo editorial pero, cuando se me ocurrió el libro, hablamos con Oberon y fueron bastante receptivos. Les gustó mucho la idea y me asignaron a una editora, que ha sido la persona que me ha ido ayudando en todo el proceso. Ha sido muy guay y muy gratificante. Se me hace raro ver el libro en librerías, pero es muy emocionante.
M.G.- ¿Y te has planteado hacer algo similar? Por ejemplo, en el libro lo mencionas, 50 recetas para independizarte y no morir en el intento. U otro ejemplo, escribir un libro sobre la experiencia de irse a vivir solo. Ahora ya no compartes piso.
K.- Pues sí. Estoy muy abierto a este tipo de proyectos. Soy muy emprendedor y me podría plantear un segundo libro. Pero eso será, si acaso, dentro de un tiempo. Ahora quiero disfrutar de este.
M.G.- Pues un placer conocerte y hablar contigo Kikillo. Seguiré pendiente de tus movimientos por redes sociales.
K.- Muchas gracias a ti. Un placer, de verdad.
Sinopsis: Irse a vivir fuera de casa no es nada fácil, pero gracias a estos 50 consejos espero poder ayudarte un poco, porque tras 10 años fuera, 4 mudanzas de casa, 12 compañeros de piso distintos, 4 años de universidad, 2 trabajos, ¿cuántas fiestas? y muchos, muchos amigos... sé muy bien de lo que hablo y de lo necesaria que es esta guía, o al menos, lo necesaria que hubiese sido para mí hace 10 años, el primer día que me fui fuera de casa. Aquí encontrarás consejos para cómo buscar un buen piso, para saber organizarte los dineros, para comer más o menos bien, para mantener una buena convivencia en casa y no matarse, para el amor (muy chungo este tema en esta etapa), para la lavadora (esto es más chungo que el amor), para no morirte de un resfriado... en definitiva, todo lo que he aprendido en estos años. No sé si lees esto para ti, o para alguien al que tienes en mente regalárselo, pero de verdad, que es el regalo perfecto para alguien que pronto se va fuera. Prometo que además de aprender, se echara unas risas y se acordará mucho de la persona que se lo haya regalado.
Buenos días, Marisa:
ResponderEliminarYo fui de las que me independicé nada más encontrar trabajo. No es fácil al principio, especialmente si vives en una ciudad como Madrid, pero compensa. En cuanto al autor y su libro, le deseo que tenga mucha suerte y su experiencia ayude a los lectores que lo lean.
Un abrazo y gracias por tu excelente trabajo!!
Yo estudié fuera de mi ciudad. Se lo recomiendo a todo el mundo, es una forma muy buena de hacer una transición a la independencia real. Te ayuda a madurar. Tiene momentos duros, pero es bueno también aprender a gestionarlos. Ha pasado el tiempo y ¡qué diferencia! Sin teléfono, no hablo de teléfono móvil, tampoco teníamos teléfono fijo, sin app para buscar piso, ¿o sí? El boca a boca, sin internet donde puedes consultar cualquier cosa... y, sin embargo, no lo recuerdo como algo difícil. Llegábamos con mucho aprendido y el resto se aprendía sobre la marcha o se contaba con otros que estaban como tú y entre todos encontrabas una solución. La independencia una vez que empiezas a trabajar tiene otros matices. Un abrazo.
ResponderEliminarHola.
ResponderEliminarEn esta vida hay que tener decisión para todo e independizarse no es menos. Yo fui de las que se marchó de Erasmus y se quedó durante bastantes años, así que el tema de los compañeros de piso me suena mucho.
Un saludo.
Sí creo que es importante independizarse cuanto antes. Yo lo hice en cuanto saqué las oposiciones de Instituto. Primero porque los destinos estaban lejos de casa y luego, porque al año de sacarlas me fui a vivir con mi pareja (cuando no estaba en el instituto correspondiente, claro). Salí de casa un día 26 de diciembre, justo al día siguiente de Navidad, para mudarme al piso en el que él vivía. Fue un poco traumático porque en 1985 irse a vivir con la pareja sin casarse era un palo para la familia.
ResponderEliminarCreo que este libro me pilla un poco mayor ya para ese tipo de consejos, pero me parece muy interesante para muchos jóvenes que por no poder o por no querer, siguen viviendo con los padres.
Un beso.