El nombre de María Montesinos lleva sonando un tiempo. Sin embargo, ese nombre, con que ha firmado novelas como La estúpida idea de dejarte marchar o El mapa de piel, no es más que un seudónimo. La autora madrileña decidió emplear el nombre y apellido de su abuela, lo que no deja de ser un bonito homenaje. Lo explica en su propia página web: «...porque entonces no tenía claro si seguiría escribiendo en ese género y porque hay otra persona que se llama exactamente igual que yo, también trabaja en comunicación, y nos conocemos… así que cogí a mi abuela, culpable de mi iniciación en el género romántico (¡gracias abuela, por esas autoras de los años 40!) y adopté su nombre, María Montesinos. Es bonito, como lo fue siempre ella, aunque en los últimos años me mirara sin verme o me escuchara sin entender, perdida en algún lugar de su mente».
María Montesinos acaba de publicar Una pasión escrita, segunda parte de una trilogía dedicada a las primeras mujeres que lucharon por ejercer su profesión a finales del siglo XIX. Inició esta andadura histórica con Un destino propio, centrada en el mundo de la educación, y ahora sigue la senda de las mujeres literatas en esta segunda entrega. Hablamos con la autora.
María M.- Bueno, en realidad, ninguna es para público juvenil. La estúpida idea de dejarte marchar era una novela más romántica, dentro de que no soy una escritora muy romántica, una historia contemporánea. En cualquier caso, era una novela de amor, con final feliz. Y El mapa de mi piel es una novela intimista y femenina. Aunque hay una historia de amor, ese no es el eje central. Es simplemente la historia de una mujer que ha superado un cáncer, que tiene que reinventarse cuando regresa a la vida normal. En esa reinvención es cuando cambia realmente su vida. Cambiará de trabajo, de pareja, de situación vital. Pero todo, desde un punto de vista muy optimista. Y luego llegó el género histórico. Jamás me planteé escribir novelas de corte histórico, pero aquí estoy.
M.G.- Y la idea de poner en marcha este proyecto, ¿cómo surge? Y hablo de proyecto porque, por lo que vamos viendo, parece una trilogía.
M.M.- La idea de la trilogía surgió después, porque no arranqué con ese propósito en mente. Todo surgió cuando hice un viaje familiar a Comillas. Allí visité el Capricho de Gaudí, una residencia que, aunque no es indiana, es muy bonita. Me encantó y me sorprendió que aquella casa comenzara a construirse en 1883. El propietario era un abogado solterón, que llevaba los temas de los indianos. Mientras la casa estaba en construcción, el abogado se fue a Cuba dos años. A su regreso, se instaló y resulta que a la semana se murió. A mí esa historia me suscitó mucha curiosidad, así que empecé a buscar información sobre aquel señor, sobre quiénes eran los indianos. Me fui metiendo en aquella época y encontré toda una novela. No pude dejar de escribir, fui investigando y documentándome para conocer esa época de la Restauración española, que es un verdadero pozo sin fondo de historia. Hay muchísimos temas que resuenan mucho porque, en cierto modo, no deja de ser el pasado que vuelve al presente. Gran parte de lo que somos ahora, para bien y para mal, ya estaba entonces. Hay muchos paralelismos entre esa época y esta.
M.G.- Hablando de temas, si en Un destino propio te centrabas en el tema de la educación, en esta última abordas dos áreas en las que la escritura tiene mucha repercusión: la literatura y el periodismo.
M.M.- Sí, porque la literatura y el periodismo están muy relacionados. Cuando empecé a investigar el mundo de las mujeres literatas de aquella época, lo hice porque en Un destino propio, en el primer capítulo, ya aparece Victoria, la protagonista de Una pasión escrita, y en ese capítulo, el personaje ya dice que quiere ser periodista. Al documentarme para ella, me encontré con todo un mundo de mujeres literatas, muy desconocido y muy invisible. En esta novela las mujeres que aparecen existieron realmente. Eran mujeres con vocación, con inquietudes intelectuales, que escribían apasionadamente poesías, novelas, artículos o hacían traducciones. Algunas incluso fueron directoras de revistas femeninas. Eran mujeres que querían ejercer su papel como literatas, un término mucho más amplio que escritoras o periodistas. Sin embargo, tenían muy difícil ejercer esa vocación porque las insultaban o las despreciaban desde los ámbitos masculinos. Me pareció que esas mujeres tenían muchísimo mérito porque, incluso con tantas dificultades, consiguieron publicar y dedicarse a lo que más les gustaba hacer.
Luego, ese mundo de la escritura te lleva enseguida al mundo de la prensa, un contexto muy masculino, tanto en Madrid como en el resto de España. Ambos sectores están muy relacionados, con esas mujeres que escriben pero que también dirigían revistas. Era un mundo que empezaba a despuntar en aquellos años.
M.G.- A despuntar, totalmente. Me ha sorprendido la cantidad de periódicos que había por entonces.
M.M.- Había muchísimos. Además, es que se abrían periódicos que casi cerraban al día siguiente. Bueno, es exagerar mucho, pero era algo así. Normalmente eran periódicos que dependían de una única persona, algún empresario que impulsaba la apertura. Cogía a amigos, a los que les gustaba escribir aunque no lo hicieran profesionalmente, que ya tenían la vida resuelta, y con eso ponían un periódico en la calle. Bueno, en la calle tampoco porque muchos funcionaban a través de suscripciones o eran enviados a simpatizantes, a amigos, a partidos políticos sobre todo. E, igual que se abrían, se cerraban porque se quedaban sin dinero en cuanto veían que tampoco tenían mayor repercusión. Lo que muestro en la novela es justo el momento en el que ese panorama empieza a cambiar. El periodismo comenzó a profesionalizarse y se crearon sociedades, como es el caso de El Liberal, con la que se pretendía ganar dinero. Surgen los primeros profesionales, se empiezan a incluir anuncios por palabras como medio de financiación de los periódicos, comienzan a pugnar unos contra otros, para ganar lectores, ampliar la tirada,... Es decir, empezamos a ver los primeros pasos del periodismo como un sector de masas.
M.G.- Centrándonos en los personajes, has mencionado a Victoria Velarde. Es una joven de buena familia que siente pasión por la escritura. Viene de Viena, una ciudad muy cosmopolita para lo que luego se encontrará en Madrid.
M.M.- Victoria pertenece a la nobleza porque su padre es duque. Han pasado muchos años fuera de España y, concretamente, en Viena. Y efectivamente, Viena era el corazón del imperio austro-húngaro, el centro cultural de Europa en aquel momento, con una sociedad muy refinada y culta. En Viena había una oferta cultural enorme con la ópera, la música, el teatro, los círculos literarios,... Era una ciudad que estaba muy por delante de lo que había en España, en aquellos años. Y cuando Victoria llega a Madrid, se encontró un país muy retrasado, una ciudad más provinciana y sombría. Sin embargo, enseguida descubrirá que Madrid tiene una vida que no tiene Viena, que es muy diferente, con una vida más de la calle, más bulliciosa, llena de cafés y tertulias,... Victoria se da cuenta que todo el mundo vive en la calle y eso también tiene su lado bonito, en contraposición a Viena, que es una sociedad más encorsertada. Será en esa sociedad madrileña en la que Victoria va a empezar a relacionarse con algunos círculos de mujeres literatas.
M.G.- Me ha gustado mucho el personaje de la tía Clotilde. Una mujer viuda que, por serlo, goza de mucha más libertad que las mujeres casadas.
M.M.- Era realmente así. Las mujeres viudas podían ser muy tradicionales, muy beatas o no, podían hacer lo que quisieran. Pero sí que tenían mucha más libertad que el resto de las mujeres porque no tenían que rendir cuentas a nadie. Las casadas no podían apenas moverse porque enseguida las criticaban, por dejar de lado a la familia o al esposo, si querían dedicarse a otra cosa. Y las solteras estaban constantemente vigiladas, no podían salir solas, no podían ir a ciertos lugares.
Clotilde es una mujer que siempre ha tenido inquietudes literarias y en este momento, al estar viuda, hace lo quiere. Se podría decir que Clotilde es la mentora de su sobrina Victoria. Es la que la acoge, la introduce en los círculos literarios y la alecciona. Es un personaje muy bonito y que me parece muy real.
M.G.- Pero en esta novela también vamos a encontrar personajes reales, como Concepción Arenal.
M.M.- Sí porque esas mujeres estaban ahí, en ese mundillo madrileño que yo he querido contar. Me duele comprobar que hubo mujeres literatas de las que no se sabe nada, como Sofía Tartilán, Carolina Coronado, Matilde Cherner, Faustina Sáez, Concepción Jimeno de Flaquer,... La primera vez que vi estos nombres me pregunté quiénes serían. He querido rendir homenaje a todas estas mujeres que, además forman parte de nuestra historia, al menos aquí en Madrid.
Y luego están los nombres de las calles. Vas paseando por algunas que llevan el nombre de personas del siglo XIX, de las que no sabemos nada. Me ha hecho ilusión indagar en todos esos nombres para reflejar sus vidas en esta novela, explicar quiénes eran y por qué han pasado a nuestra historia.
M.G.- No quiero dejar atrás a otro personaje importante, a Diego Lebrija, un chico que siente pasión por el periodismo. Procede de una familia de impresores. Él será protagonista de una historia de amor, algo que todavía no hemos comentado.
M.M.- Sí, es una historia de amor entre Victoria y Diego, pero luego hay otros muchos elementos alrededor.
Diego Lebrija es el hijo mayor de una familia pequeño burguesa de Madrid, que regenta una imprenta familiar pequeñita en uno de los barrios más populares del Madrid de la época, como es Lavapiés. Al pertenecer a esta familia, puede estudiar Derecho en la universidad, y allí empieza a relacionarse con los hijos de la élite, de los jueces, de los periodistas, con la gente instruida, que ocupaba los puestos de poder de aquel Madrid. Diego empieza a entrar en los ambientes de la prensa y le pica el gusanillo del periodismo. De este modo comenzará su trayectoria periodística en pequeños diarios y luego, irá pasando de uno a otro. Su aspiración es convertirse en un periodista importante, con principios muy elevados y una ética profesional sólida.
M.G.- Hemos mencionado el amor, pero he detectado en la novela que el contexto político, económico y social es muy potente. No es un mero trasfondo de la historia de amor de los personajes.
M.M.- Efectivamente no quería que fuera un telón. Es lo que te decía antes. La historia de amor está ahí porque es algo que me gusta. En Un destino propio, el amor sí era más central pero, en esta novela, el contexto histórico me parecía tan importante que no quería que quedara relegado por la historia de amor. Es más, si aparecen ciertos personajes es porque pretendo dar una visión lo más amplia posible de aquel Madrid, de distintas clases sociales. No quería quedarme solo con la burguesía y la aristocracia, las clases de los protagonistas. En aquel Madrid había conflictos de todo tipo: políticos, sociales, económicos, culturales... En ese sentido, la época me ha dado mucho juego.
M.G.- Por ejemplo vamos a presenciar el nacimiento de lo que hoy es el PSOE, ese movimiento obrero emergente.
M.M.- Sí, sí,... En Cataluña fueron los obreros de la industria textil pero, en Madrid, al no tener apenas industria, fueron los tipógrafos los que empezaron a movilizarse.
Me coincidió un poco todo porque, la fecha en la que arranca la parte de Diego, en mayo de 1879, no solo ocurre lo de El Imparcial y El Liberal, la escisión de uno de los periódicos en el otro, sino que además, ocurrió la fundación del PSOE. Lo he intentado reflejar tal y como ocurrió, más o menos.
M.G.- Creo que te he escuchado decir que, para escribir esta novela, te ha sido de mucha ayuda toda la documentación que ya recopilaste para Un destino propio. Pero, entiendo que para esta, también habrás tenido que documentarte mucho.
M.M.- Sí, es verdad que tenía mucho de la novela anterior, pero principalmente del contexto político. Sin embargo, para todo lo relacionado con la prensa, las mujeres literatas, el movimiento obrero sí que he tenido que documentarme, mucho más allá de lo que ya sabía. Lo he comentado en otras entrevistas, que lo que no estudié en Historia del Periodismo, durante la carrera, me lo he estudiado ahora para escribir esta novela. He leído todo lo que he podido encontrar en la biblioteca de la facultad.
M.G.- Y muy curioso todo ese retrato del mundo de las imprentas, cómo organizaban el trabajo, cómo funcionaban.... Un trabajo muy manual.
M.M.- Muy manual, sí. Ese mundo ha cambiado tantísimo, que ya no recordamos cómo había que componer las páginas, tipo a tipo. Pero esa forma de trabajar llegó hasta el siglo XX. Recuerdo que cuando conseguí mi primer trabajo, en una revista semanal, se estaba produciendo el cambio entre la composición manual, con el tipómetro, a empezar a hacerlo a través de los ordenadores. No hace tanto que hemos cambiado de un modelo a otro.
M.G.- Para finalizar, no sé si te atreves a adelantarme algo de lo que leeremos en la tercera entrega, María.
M.M.- Bueno, estoy ahora con ello. Pero no te puedo adelantar mucho porque ni siquiera yo sé muy bien cómo lo voy a hacer. Sí te puedo contar que se ubica en la misma década de 1880, y puede que aparezcan de nuevo algunos personajes conocidos. ¡Ah! y la sitúo en el ámbito rural andaluz.
M.G.- ¡Anda! ¡Qué bien, mi tierra! Te lo agradezco.
M.M.- Bueno, también es la mía porque mi familia es de Jaén.
M.G.- Estupendo. No te robo más tiempo, María. Te agradezco que me hayas atendido y te felicito por una novela tan bonita.
M.M.- Muchas gracias a ti.
Sinopsis:
Una mujer poco convencional
Cuando la joven Victoria regresa a Madrid después de unos años en Viena, se enfrenta a la encorsetada vida social de las mujeres de la alta burguesía española. La época en que frecuentaba los salones literarios vieneses y cultivaba su afición por la escritura parece haberse quedado atrás, pero ella no está dispuesta a resignarse.
Una pasión por la que alzar la voz
Mientras tanto, en la zona más popular de la capital, Diego trabaja en la imprenta familiar al tiempo que lucha por abrirse un hueco como reportero. Son años efervescentes para el periodismo, en los que los artículos de El Imparcial, El Liberal y La Correspondencia son comentados por todos los madrileños. Será precisamente en uno de estos diarios donde los destinos de Victoria y Diego se crucen por primera vez.
Un homenaje a las primeras periodistas
Tras el éxito de Un destino propio, María Montesinos continúa en Una pasión escrita su trilogía sobre las primeras mujeres que, en los albores del siglo XX, se atrevieron a luchar para poder ejercer su profesión. Inspirada en las historias reales de tantas periodistas obligadas a ocultarse bajo un pseudónimo masculino para conseguir publicar, esta novela recrea una época histórica fascinante y nos invita a vivir una emocionante historia de amor.
Pues resulta atractiva esta trilogía ambientada a finales del siglo XIX. También es interesante la mezcla de personajes reales y ficticios.
ResponderEliminarEl periodismo vivió una época dorada con la letra impresa y parece que con la prensa digital está a punto de morir. Creo que sencillamente cambiará y será de otra forma, pero seguirá habiendo prensa como seguirá habiendo libros. Pero aquellos periódicos compuestos tipo a tipo como dice la autora, tienen mucho encanto literario.
Un beso.
Una muy buena entrevista. No he leído aún nada de la autora, pero me apunto bien su nombre y buscaré el anterior libro, que me ha dejado con muchas ganas.
ResponderEliminarBesotes!!!
Hola.
ResponderEliminarGracias por esta interesante entrevista.
Un saludo.
Una entrevista muy interesante lo que más curioso me ha parecido es lo de que haya cogido el nombre de su abuela sin duda es un gesto muy bonito y respecto al tipo de libro que escribe es totalmente de mi estilo así que toma nota
ResponderEliminarEl libro no es mi género pero la entrevista me ha parecido muy interesante!
ResponderEliminarUn beso!
Muy interesante la entrevista. Gracias por compartirla. Un beso.
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