viernes, 26 de febrero de 2021

ALBA DESCUBRE ANDALUCÍA de Elisabeth Muñoz Sánchez y Orquídea Roldán.

El próximo domingo, la comunidad autónoma de Andalucía celebra su fiesta grande. Para algunos andaluces, esta festividad tendría que conmemorarse el día 4 de diciembre, pues ese día, en el año 1977, toda Andalucía se echó a la calle para reivindicar su autonomía. Grandes manifestaciones recorrieron las arterias principales de las ocho provincias, e incluso un joven malagueño murió abatido por la Policía. En cualquier caso, y a nivel institucional, se acordó señalar el día 28 de febrero, día en el que se se celebró el referéndum sobre la iniciativa del proceso autonómico, como Día de Andalucía.

Y con motivo de esta festividad, llevo un par de años mostrando libros que tengan que ver con la historia de Andalucía. El año pasado os hablé de Mi amiga Andalucía, de Francisco Carmona Álvarez (puedes ver la reseña aquí), una historia ilustrada, dirigida a los lectores más pequeños de casa, donde se hace un repaso a los muchos siglos de historia de esta tierra. Tartessos, fenicios, griegos, cartaginenses y romanos recorren las páginas de esta publicación que, además, es descargable. Si tienes interés, basta con que visites aquella reseña para acceder al enlace de descarga legal.

Pues bien, este año he encontrado otro libro similar que me parece una preciosidad. Titulado Alba descubre Andalucía, de Elisabeth Muñoz Sánchez y con ilustraciones de Orquídea Roldán, el libro está dirigido a lectores de más de seis años. Y, al igual que ocurría con el anterior, esta publicación también es descargable. Tan solo tienes que entrar en la web de Weeblebooks, concretamente en este enlace, dejar tu dirección de correo electrónico, señalar el país desde el que accedes, y darle a descargar. Inmediatamente, tienes en tu pc un precioso libro ilustrado del que paso a hablaros, aunque lo puedes leer igualmente en la web, sin necesidad de descargar nada.


Editorial: Weeblebooks
Fecha publicación: enero, 2016
Precio: Gratuito en versión digital
Género: Cuento ilustrado
Nº Páginas: 31
Encuadernación: --



Autoras

Elisabeth Muñoz Sánchez, alias “Miss Eli” es licenciada en Psicopedagogía y diplomada en Magisterio. Actualmente trabaja como profesora de español de infantil y primaria en un colegio internacional en Marbella.

Eli comenzó a escribir cuentos infantiles en 2013, varios de los cuales son bilingües en inglés y castellano. Colabora mensualmente escribiendo cuentos en el periódico cultural Granada Costa, del que es directora adjunta en la provincia de Málaga. Actualmente continúa con varios proyectos, todos relacionados con el mundo infantil y juvenil.

El libro que os presentamos ha sido ganador exaequo del Certamen Literario del Liceo Blas Infante de Torremolinos y la asociación, Yo ¿producto andaluz? en diciembre de 2014.

Eli también ha sido finalista en el certamen de cuentos infantiles organizado por la fundación Granada Costa con su cuento: “Hadirena, mitad hada, mitad sirena” en diciembre de 2015.

Blog: http://misselibooks.wix.com/author

Email de contacto: fairydreamsediciones@gmail.com


Orquídea Roldán nació en la Ciudad de México en donde estudió la licenciatura de Diseño y Comunicación Visual, especializándose en Ilustración. Ahora, asentada desde hace varios años en la ciudad de Querétaro, vive en primera persona la aventura de ser mamá de dos preciosos niños que son su inspiración para seguir con su verdadera pasión, que es la ilustración infantil.

Ha trabajado con diversas compañías y lleva cuatro años colaborando con Editorial Santillana entre otras.

Este es el primer libro que Orquídea ilustra para nuestra editorial y ya está trabajando ilustrando el siguiente libro donde Alba vivirá nuevas aventuras.

A Orquídea la encanta crear mundos nuevos donde jugar e imaginar. Gracias por colaborar con nosotros.

Email de contacto: roldanorks@gmail.com


Sinopsis

En el libro Alba descubre Andalucía, la pequeña Alba tiene que hacer un trabajo sobre Andalucía para presentarlo en clase a todos sus compañeros. Pero claro, ella solo conoce su propia provincia, Málaga. ¿Y las demás? ¿Cómo hará para poder hacer el trabajo completo y presentarlo a sus compañeros?

Quizá el Duende andaluz le ayude a lograrlo. ¿Quieres conocer cómo termina la historia? Solo tienes que descargar el libro.

Escrito por Elisabeth Sánchez, el libro fue el ganador exaequo del Certamen Literario del Liceo Blas Infante de Torremolinos y la asociación, Yo ¿producto andaluz? en diciembre de 2014.

[Información tomada directamente de la web]



Alba es una niña de seis o siete años que reside y estudia en Marbella (Málaga). Estando un día en clase, su profesora le pregunta a ella y al resto de alumnos qué saben sobre Andalucía. Aunque Alba es andaluza, ella no conoce mucho sobre su tierra. Así que la profesora propone realizar un trabajo para clase. Como pronto será el Día de Andalucía, Alba y sus compañeros Diego, Adriana, Pablo y los demás, tienen que recopilar información sobre esta comunidad autónoma y luego tendrán que realizar una exposición oral en clase. Alba se quedará un poco preocupada pues no sabe cómo hacer lo que le ha pedido la profesora. Sin embargo, contará con una ayuda muy especial, y gracias a esa mano misteriosa, podrá visitar las ocho provincias andaluzas, emprenderá un viaje en el tiempo para conocer la historia de Andalucía, los pueblos que pisaron esta tierra y el legado que dejaron aquí. De este modo, recorre Huelva, Sevilla, Córdoba, Jaén, Granada, Almería, Málaga y Cádiz. Conocerá a importantes pintores y poetas, también a músicos y cantantes, aprenderá un oficio milenario, podrá esquiar con nuevos amigos y asistir al rodaje de una película de vaqueros. Y casi siempre, tendrá al omnipresente río Guadalquivir, acompañándola en su aventura.

Estamos ante un cuento infantil lleno de magia, muy sencillo, con un lenguaje muy accesible, que muestra a grandes pinceladas un poquito de la mucha cultura e historia que tienen las ocho provincias andaluzas. Considero que es una publicación interesante, de esas que permiten a padres y a hijos pasar un rato juntos, ya que su lectura no lleva más de media hora, o una hora, si optáis por fijaros bien en las ilustraciones, de las que paso hablar en el siguiente párrafo. Alba descubre Andalucía supone un punto de partida para atraer la atención de los pequeños por su tierra. A partir de esta lectura, sería conveniente que el adulto que acompañe al pequeño, amplíe la información mostrando más lugares emblemáticos de las distintas provincias andaluzas.

En cuanto a las ilustraciones, no puedo decir más que son preciosas. Realizadas por la mejicana Orquidea Roldán, están llenas de color y alegría, mostrando un trabajo muy cuidado, y un significativo interés por los detalles. 




Y nada más. Aquí tenéis un libro precioso y gratuito para dar a conocer esta tierra a todos los niños, y no solo a los andaluces, porque como dice Álvaro y Claudia en Alba descubre Andalucía: «Tenemos de todo, playa para el verano y nieve para esquiar en invierno». No les falta razón. Sin menospreciar otras comunidades autónomas, porque toda España es rica en historia y cultura, Andalucía es una tierra que, la mires por donde la mires, ofrece un montón de posibilidades, con su historia, cultura, gastronomía, folclore, turismo, industria,... Y somos nosotros los que tenemos que darla a conocer a las generaciones futuras y a todo el mundo. Lástima que siempre haya estado tan castigada.

De este modo, he querido contribuir a festejar el día de mi comunidad. Y por cierto, nuestra pequeña protagonista tiene otro libro másAlba descubre las culturas, de las mismas autoras, y que también podéis descargar en WeebleBooks. Ah, ¿que no sabes los que es WeebleBooks? Te lo cuento. 

WeebleBooks es un proyecto educativo abierto a la colaboración de todos para fomentar la educación ofreciéndola de una forma atractiva y moderna.  Creamos y editamos libros educativos infantiles y juveniles divertidos, modernos, sencillos e imaginativos para los niños y jóvenes del siglo XXI.

¡Y lo mejor es que son gratuitos en formato electrónico! Queremos hacer accesible esta nueva forma de aprender. Apostamos por el desarrollo de la imaginación y la creatividad como pilares fundamentales para el desarrollo de los más jóvenes. Con nuestros libros queremos rediseñar la forma de aprender y de leer.

Si quieres saber más de nosotros y conocer otros libros que puedes descargarte, visítanos en: www.weeblebooks.com

jueves, 25 de febrero de 2021

LAURA FERRERO: ❝La literatura nos sirve para no sentirnos tan solos❞

A Laura Ferrero la conocí en 2017, cuando publicó Qué vas a hacer con el resto de tu vida, una novela de la que dije: « Hay un momento en nuestras vidas, en el que hay que enfrentarse al pasado, especialmente si es pasado de nuestra infancia, época en la que vivimos en un estado de semiinconsciencia, en nuestro mundo particular, cuando los hechos ocurren sin que consigamos entender su total significado; años en los que todos intentan alejarnos del dolor o somos nosotros mismos los que huimos de él. Pero todo lo que ocurre a nuestro alrededor, cuando somos niños, va dejando un poso en nuestro interior. Ese tejido inmaculado que conformamos cuando somos pequeños se va deshilachando poco a poco y al final, para evitar convertirnos en un trapo, toca recomponerse, cortar nuestras hebras desmadejadas o zurcir los rotos. De este modo es como entiendo la novela de la que quiero hablaros hoy, Qué vas a hacer con el resto de tu vida de Laura Ferrero». (puedes leer la reseña completa aquí). La familia era el tema central de aquella novela, y vuelve a serlo ahora, junto a otros tantos, en este volumen de relatos que acaba de publicar bajo el título La gente no existe. En ellos, la autora explora temas sombríos, demostrando una extraordinaria capacidad a la hora de construir historias breves. Hablamos con Laura Ferrero.

©Jordi Bernadó

Marisa G.- Laura, regresas a los relatos después de aquellas Piscinas vacías, de 2016. ¿Echabas de menos el género?

Laura F.- Escribo relatos constantemente. De hecho estaba escribiendo una novela, cuando empezaron a colarse todas estas pequeñas historias. Al ver que tenía como cinco o seis que compartían el mismo tono, me di cuenta que estaba escribiendo un libro de relatos, y dejé aparcada la novela. A veces, empiezas un proyecto y se te cuela otro. Pero nunca dejo de escribir relatos. Es un género con el que me siento muy cómoda.

M.G.-  Este volumen tiene diecisiete relatos en total. Corrígeme si pienso que algunos tienen tintes autobiográficos.

L.F.- Hay tres que son autobiográficos: Una trenza, Aquellos ojos verdes y Mi padre en Atocha. Están relacionados con mi vida personal. En ningún momento lo enmascaro porque son experiencias que están ahí. En cualquier caso, en el resto también estoy, porque no dejan de ser un trasunto mío. 

M.G.- De hecho, das las gracias a tu familia porque, según dices, son una fuente inagotable de temas.

L.F.- Totalmente. Es así muy a su pesar. Ando siempre con la curiosidad, atenta a lo que ocurre, pero tampoco cuento cosas que no se puedan contar. A mí me interesa mucho el ambiente en las familias, quienes son realmente las personas que se esconden detrás de tu padre, de tu madre,... Me interesa mucho fijarme en cosas que, igual por la cotidianeidad, no nos detenemos a mirar con detalle.

M.G.- Te gusta fijarte en los detalles y a mí también. Has mencionado que esos tres relatos son autobiográficos pero yo te he estado buscando también en los demás. Mira, la acción de Muchas posibilidades transcurre en el año 93 y la protagonista es una niña de 9 años. Tú, en el 93 también tenías 9 años. Y otro ejemplo, en Verano 2017, la protagonista tiene 33 años, exactamente la misma edad que tú tenías en ese año.

L.F.- Sabes qué pasa, que con las cosas que están vinculadas con la actualidad, si no me pongo yo como protagonista, si no calculo bien los años, me da miedo cometer una inexactitud. Me imaginaba como una niña que acompañaba a su madre a ver casas. Pero claro, si la pongo en los años 70, se me podían escapar ciertos detalles de la época. Por eso lo hago así, para dominar un poco el contexto. 

Por otro lado, la película Verano 1993 me marcó muchísimo, y quise hacer una una narración a partir de ahí. Yo la vi en el verano de 2017, y por eso ambiento el relato en ese año. Lo hago así porque para mí es más fácil imaginarme las circunstancias que rodean la narración.

M.G.- Precisamente, en Verano 2017 hay un guiño precioso a la novela con la que yo te conocí, Qué vas a hacer con el resto de tu vida. Mencionas un diálogo de esa novela. He regresado a aquella historia, para buscar la situación exacta de la que hablas.

L.F.- Sí, sí... Tengo la sensación de que, en el proceso de escribir una novela, lo que quieres es responder a preguntas. Para mí, en ese momento, lo que estaba haciendo era tratar de resolver un tema personal, más allá de la novela. He hecho un poco de metaliteratura, metiendo una historia que no era del todo cierta, relacionándola con una película. 

M.G.- Oye, sí que detecto que casi todas las historias vienen narradas con una voz femenina. No sé si te cuesta mucho meterte en la piel de un hombre.

L.F.- Para nada. Me gusta meterme en vidas que nunca serán las mías. En Piscinas vacías, mi primer libro, creo que había bastantes hombres. En esta es verdad que me han salido más mujeres que hombres, pero no hay una razón especial. A ver, es evidente que me siento más cercana a determinadas historias contadas desde el punto de vista de una mujer, porque es lo que me ha tocado a mí. Pero, en realidad, la literatura genera todos esos vínculos de cercanía y de empatía, que permite meterte incluso en la piel de un hombre de ochenta años. Es algo que me atrae.

M.G.- Antes has mencionado que casi todos estos textos tienen el mismo tono. En ellos tratas temas relacionados con las familias en ruinas, los matrimonios rotos, el maltrato,... Son todas cuestiones un tanto grises.

L.F.- Para mí el tema de la familia es muy interesante porque, casi nadie se acerca a su familia como objeto de investigación. Por regla general, nuestro padre o nuestra madre son figuras que cuesta mucho atravesar. En todas las familias hay fracasos, más grandes o más pequeños, pero los hay. Y en ellas se cuelan las frustraciones, y las proyecciones de padres a hijos y de hijos a padres. Me interesaba poner el foco en ese tipo de vínculos, que son tan cotidianos y en los que reparamos tan poco.

M.G.- Por mencionar algunos de ellos, Gangrena es un relato que me ha demostrado lo fácil que resulta ser víctima del maltrato psicológico sin darnos cuenta.

L.F.- Claro porque hay abusos que son menos visibles que otros. Un golpe o una herida dejan marca. Pero si estás sufriendo abuso psicológico, no solemos ser conscientes de ello, y mucho menos lo son los demás. Además, uno no quiere reconocer que está en ese punto. Me resultaba un reto acercarme al abuso desde esa otra vertiente, desde lo psicológico, para mostrar cómo te va comiendo como la misma gangrena. Es que te mueres en vida porque ya no eres tú, sino una versión muy disminuida de lo que tú eres. Es un relato del que me siento orgullosa porque era un tema pendiente, como muy necesario.




M.G.- Hay relatos conectados. Una trenza y Aquellos ojos verdes, además de autobiográficos, tienen un personaje común, esa abuela encantadora y preciosa. Son textos muy bonitos, y a la vez, muy duros.

L.F.- Cuando murió mi abuelo escribí Aquellos ojos verdes. Luego llegó la pandemia, se murió mi abuela, y no me quedó otra que escribir Una trenza. Es un relato que no hubiera querido escribir nunca, como puedes imaginar. Porque además es que no tienes a tu alcance ni los medios para despedirte. He intentado llegar con las palabras a donde no podía llegar de otra manera.

M.G.- Aquellos ojos verdes me ha tocado el alma. Es un relato muy cercano porque he vivido algo muy similar hace muy poquito. Me pregunto si, cuando os ponéis a escribir, o cuando tú te pones a escribir, eres consciente de que hay historias que van a doler mucho a los lectores.

L.F.- Siempre sabes que hay un lector, pero los relatos los escribes para ti. En el momento en que empiezas a plantearte qué va a pensar el lector, o la crítica, entonces empiezas a escribir la historia para los demás. Bajo mi punto de vista, es mejor no tener tan presente a la otra persona. No puedes controlar lo que va  a generar esa pieza en los demás. Solo puedes controlar lo que escribes, y tratar de hacerlo lo mejor posible. Después, lo que ocurra con otra persona, hasta ahí no puedes llegar. La literatura nos sirve para no sentirnos tan solos. Mis relatos pueden acompañar a alguien que haya pasado por lo mismo que cuento.

M.G.- Y Laura, ¿tú buscas el tema o el tema te busca a ti?

L.F.- Se puede buscar pero la literatura va por su propio camino. Es que te puede gustar mucho un tema y no saber contarlo. O incluso al revés. Puedes ser brillante exponiendo un tema, pero no querer hacerlo. Pasa lo mismo cuando te enamoras. Es algo que no está únicamente en nuestra mano. Hay personas a las que no podemos conquistar, se nos resisten.

M.G.- Por mencionar otro relato. Candy Crush habla de esas mujeres que tienen parejas con hijos. Se analiza esa especie de maternidad prestada.

L.F.- Habla de la mujer que se adapta a la vida de otro y tiene que encajar en un molde que ya existe. De todos modos, es un relato que también se centra en el hecho de contar historias. Cuando alguien cuenta la historia de otra persona, deja de contar la suya propia. Por otra parte, la persona que controla el lenguaje, es la que tiene la oportunidad de manipular.

M.G.- Te tengo que admitir que Don't cry madam me ha desconcertado un poco. Me gustaría que me hablaras un poco de este relato.

L.F.- Hace tiempo leí en un periódico que había hospitales en los que se utilizaban caballos para acompañar a enfermos terminales. Me pareció algo alucinante porque además, el caballo era capaz de detectar dónde estaba el mal. Por ejemplo, si tenías un problema en el hombro, el caballo ponía el hocico en el hombro. El animal captaba el mal, lo leía. Me pareció algo de realismo mágico. A partir de esa noticia desarrollé un relato para hablar sobre lo que era realmente estar a punto de morir. Hay muchas clases de muerte. Lo que le pasa al protagonista en este relato es que está en este mundo pero, a la vez, ha dejado de estar. Y sí, es un relato extraño. 

M.G.- ¿Y qué me cuentas sobre Cómo borrar a tu expareja? A mí me ha parecido como un manual para sobrevivir a una ruptura sentimental.

L.F.- Sí, un manual o unas instrucciones como las del Ikea. Es algo que nos da cierta seguridad. Si sigues estos pasos podrás montar una cama. Imagínate que, ante las cosas malas de la vida, te puedan dar instrucciones paso a paso, día a día, para superar ese trance. Eso nos daría una seguridad que luego en la vida nunca tenemos. Me gusta mucho aplicar todo ese lenguaje de las instrucciones.

M.G.- ¿Y hay algún motivo en especial por el que este volumen lleve por título el nombre del último relato?

L.F.- Me parece que la reflexión que contiene el último relato está repartida a lo largo de los restantes. Es esa pregunta sobre la vida, ¿cuándo estamos realmente aquí?, ¿y por qué?, ¿y cuándo nos marchamos? Es el único motivo.

M.G.- De acuerdo, Laura. Pues acabamos aquí. Me alegra mucho volver a hablar contigo. Me alegra también haberte leído de nuevo. Ojalá podamos vernos pronto.

L.F.- Me encantaría. Gracias a ti.

Sinopsis: Una mujer se enamora de un vecino por cómo cuida las plantas de su terraza. Un hombre organiza una fiesta con todos sus seres queridos para celebrar el final de una larga enfermedad. Una niña acompaña a su madre a ver pisos que nunca podrán permitirse y un padre lleva a su hija adoptada a conocer a su madre biológica...

En estos relatos hay amor y desamor. Hay ausencia y culpa. Hay esperanza. Están los que celebran el hoy y lo que está por venir, y otros que prefieren vivir en las expectativas, donde se sienten protegidos. Los que pueden, olvidan. O no del todo. O no siempre. Algunos no creen saber qué es existir ni desear, ni qué hace que una vida sea una vida. Pero ¿alguien lo sabe?

Las historias de La gente no existe narran lo íntimo, aquello que solo somos capaces de contar en voz baja, lo que nos ocurre cada día. Y nos deslizamos por ellas comprobando que «el camino de la emoción sin impostura que ha transitado Ferrero es uno de los que lleva a la gran literatura».

miércoles, 24 de febrero de 2021

EL VERANO QUE VIVIMOS (ROMANCE - 2020)

Año: 2020

Nacionalidad: España

Director: Carlos Sedes

Reparto: Javier Rey, Blanca Suárez, Pablo Molinero, Guiomar Puerta, Carlos Cuevas, Adelfa Calvo, Manuel Morón, María Pedraza, Moreno Borja, Mercedes Sampietro, Joaquín Núñez, Pedro Rudolphi, Paloma Reynaud, Antonio Durán, Alfonso Agra

Género: Romance. Drama.

Sinopsis: Año 1998. Isabel, estudiante de periodismo, se ve obligada a realizar sus prácticas en el diario de un pequeño pueblo costero gallego para terminar la carrera. Al llegar, quiere empezar cuanto antes a investigar, a demostrar todo lo que ha aprendido para convertirse en una auténtica periodista. Pero el puesto que le asignan es el último que ella esperaba: la escritura y gestión de las esquelas que llegan a la redacción. Pero esto, que podría parecer en principio algo aburrido, se convierte en la puerta a una investigación que la llevará por diferentes puntos de la geografía española en busca de una historia de amor imposible.

[Fuente: Filmaffinity]


Un poco de dulce de vez en cuando no viene mal. Eso es lo primero que pienso cuando termino de ver El verano que vivimos, del director Carlos Cedes, un nombre que está detrás de series televisivas, tan conocidas como Alta mar (2019), Fariña (2018), Las chicas del cable (2017) o Velvet (2013), por mencionar algunas. 

El verano que vivimos es otro de los largometrajes nominados para los Goya. De dieciocho candidaturas solo ha pasado a dos nominaciones, ambas relaciones con el apartado musical: Mejor Música Original y Mejor Canción Original. Hablaremos luego de esto. 

Estamos ante una película que narra la historia de amor entre Lucía y Gonzalo. La trama se divide en dos hilos temporales. En el presente (año 1998), una joven periodista de nombre Isabel Guirao es enviada a Galicia, concretamente a Cantaloa, localidad ficticia, y a su periódico El Faro de Cantaloa, para realizar las prácticas. La redacción es un lugar mustio y desangelado, donde difícilmente se podrá encontrar el frenético ritmo de un periódico. Nada más llegar le encargan hacerse cargo de los obituarios, de la redacción de esquelas. Al principio, la tarea le resulta tediosa, poco provechosa para justificar con las prácticas la obtención del título. Sin embargo, a la redacción llegará una carta sin remite, una esquela en forma de diario, dirigida a una tal Lucía. Por lo que la joven puede averiguar del redactor jefe, esas cartas llevan llegando desde hace diez años, siempre sin remite, siempre con palabras dulces dirigidas a Lucía y firmadas con las iniciales G.M. El personal del periódico piensa que se trata de un chiflado y, hasta ahora, únicamente se han limitado a publicar esas palabras cada quince de septiembre. Sin embargo, Isabel se siente intrigada. Cree que esa historia merece la pena ser investigada, y averiguar quién es G.M. y quién es Lucía. Así, empezará estudiando minuciosamente cada carta, los detalles, las referencias. Conseguirá descubrir dónde podía vivir el emisor de aquellas palabras tan románticas y, por un golpe de suerte, consigue localizar a Carlos. ¿Quién es este personaje? ¿Y qué aventura vivirá con él? Ahí lo dejo. 

Por otro lado, el segundo hilo temporal lo proporciona la lectura de las propias cartas que llegan a la redacción. A modo de flashbacks y a través de esas palabras anónimas, el espectador viajará en el tiempo y en el espacio. Concretamente, la trama se traslada al año 1958 y se sitúa en Jerez de la Frontera (Cádiz). Hasta allí llega Gonzalo Medina (Javier Rey), un joven arquitecto que ha sido reclamado por su amigo Hernán Ibáñez (Pablo Molinero) para la construcción de una bodega. Los Ibañez son una familia viticultora muy importante de la zona. Llevan elaborando vinos desde hace varias décadas y sus caldos tienen mucha fama. Hernán es la tercera generación de bodegueros, que sueña con llevar su producto a cualquier lugar del planeta. En su empeño por prosperar, el amor se cruza en su camino. Las dos grandes familias viticultoras de Jerez deciden unir sus lazos, a través del enlace matrimonial entre Hernán Ibáñez y Lucía Vega (Blanca Suárez), una bellísima muchacha de la que Gonzalo queda absolutamente enamorado, a la vez que Lucía siente un deseo irrefrenable por un hombre que ha vivido y viajado tanto. Pero se trata de un amor que solo traerá desgracias. ¿Qué pasará entre ellos? ¿Romperá Lucía su compromiso con Hernán?

Los dos hilos temporales se van alternando en una narración que, por un lado, nos descubre la tórrida relación amorosa que vivieron Gonzalo y Lucía. Por otro, el viaje que emprende Isabel junto a Carlos, tras la pista del tal G.M. y su amada Lucía. El verano que vivimos es una historia amable, en la que el amor lo invade todo. Si te quedas únicamente con la parte romántica, la película es bonita, entrañable, emotiva, muy al estilo de El diario de Noa de Nicholas Spark. Pero, si te paras a pensar un poco, enseguida descubres que el guion tiene lagunas. Por ejemplo, toda publicación en un periódico implica una contraprestación. En el caso de esas cartas que llevan diez años llegando a El Faro de Cantaloa, ¿quién paga las publicaciones? Es muy difícil que se realice un pago sin conocer el nombre del emisor del mismo, por lo tanto, el supuesto anonimato queda al descubierto. 

A eso hay que añadir que, en el pasado ocurre un par de tragedias y muertes. A ver cómo lo explico para no hacer mucho spoiler. Cuando alguien muere de manera trágica, lo normal es encontrar el cadáver o restos del mismo, y hacer un funeral. Bueno pues, en la película se da por hecho que alguien muere y ya está. No hay cadáver, ni funeral ni entierro, no hay nada de nada. Siempre lo digo cuando critico cuestiones como estas en películas o novelas, llamadme puntillosa pero este punto del guion no me cuadra. 

Por otro lado, el hilo que se desarrolla en el presente tiene poco sustento. Isabel es una periodista en prácticas pero, no ha puesto un pie en la redacción, cuando de repente decide emprender un viaje en busca de la noticia. Y no viajará sola, sino que la acompañará Carlos, un joven que tiene mucha vinculación con los sucesos del pasado. No se conocen absolutamente de nada y Carlos lo deja todo, de la noche a la mañana, para irse de viaje con Isabel. No sé, esta parte no me ha convencido mucho. Especialmente en su desenlace, que se me queda muy descafeinado. En cuanto al cierre de la historia amorosa, sí me ha parecido bonito, con la pega que comentaba antes, el hecho de que alguien muera sin consecuencias posteriores.

Y un detalle curioso. La película está basada en hechos reales. En un principio, pensé que se trataba de un filme inspirado en una novela. Tenía toda la pinta. Sin embargo, leo que la historia surge cuando el director encuentra unas esquelas en un periódico. En sensacine dicen: «Durante más de 20 años y cada 21 de marzo, José Luis Casaus enviaba a El País una esquela. Estas estaban dirigidas a su mujer Elena Lupiañez Salanova, quien falleció en 1994 de un cáncer de pulmón. En ellas, Casaus contaba a “Elenita” cómo le iba la vida y la de sus hijos. En 2019, como publicó Verne, decidió dejar de hacerlo». Puedes leer el artículo completo aquí.

¿Cómo son los personajes? Gonzalo es un hombre de mundo. Arquitecto de profesión, dejó su casa siendo muy joven para viajar a los lugares donde la arquitectura muestra su grandiosidad. Su deseo es dejar su impronta en este mundo, dejar su huella a través de sus edificaciones, que estarán en pie durante siglos. Ha visto cosas maravillosas en sus estancias en París y Roma, pero nada es comparable a lo que ve, vive y siente en Jerez. Esa tierra, ese estilo de vida, el aire, los aromas, y los sabores junto a Lucía, terminan por seducirlo. 

En cuanto a Lucía, es una joven andaluza, hija única de la familia Vega. Pero no es la típica señorita andaluza de familia bien. Hernán tampoco lo es. Ambos son hijos de la tierra, saben que lo que hoy tienen es fruto del esfuerzo y del trabajo, y son los primeros en arremangarse para echar una mano. Por eso, veremos siempre a Lucía en ropa de trabajo, con el pelo recogido y las manos manchadas. Y cuando se case con Hernán, su vida seguirá siendo la misma, trabajo y esfuerzo, por lo menos hasta que lleguen los hijos. Aunque parece muy enamorada y feliz con Hernán, terminará entendiendo que su matrimonio no es más que una transacción comercial, en lugar de un amor nacido de forma natural entre los jóvenes.

En el reparto, nombres andaluces como Adelfa Calvo, Joaquín Núñez, María Espejo y Manuel Morón. Pero lo difícil es que una madrileña como Blanca Suárez, o un valenciano como Pablo Molinero suenen a gaditanos. Me temía lo peor. Es muy habitual que cuando un actor que no es andaluz tiene que imitar nuestro acento, el resultado sea un auténtico desastre lleno de exageraciones y expresiones que no calzan. Y no sé cómo lo habrán hecho pero me ha gustado Blanca Suárez. Le aplaudo la suavidad con la que se desliza por nuestro sibilante acento. Sin embargo, resulta paradójico que otros actores de esta tierra sobrecarguen su acento cuando no habría necesidad de ello. 

No me extraña que, entre sus nominaciones figure el apartado musical. Su banda sonora recuerda a la de las grandes producciones, nostálgica y melódica. El responsable de estas melodías llenas de emoción es Federico Jusid. Me parecen un complemento perfecto para ver a los personajes paseando entre viñedos, o sumergidos en su amor, sobre las arenas de Trafalgar.  Cierra la película en créditos el tema El verano que vivimos, cantado por el mismísimo Alejandro Sanz, nominada a Mejor Canción Original. 




Las localizaciones nos llevan a Ferrol y a algunas ciudades más, aunque la parte principal, la historia de amor entre Gonzalo y Lucía, se sitúa principalmente en Jerez de la Frontera, con esas amplias extensiones de viñedos, sus casas señoriales, sus bodegas y esas playas gaditanas en las que cada año tienen lugar las famosas carreras de caballo. Impresiona las secuencias rodadas en el Faro de Trafalgar, hierático y solitario. Ahora bien, no todo en esta película es Cádiz, con esa luz tan maravillosa que queda atrapada en cada fotograma. El verano que vivimos también traslada la historia de amor de los jóvenes a un entorno de marismas que, si conoces bien Andalucía, adivinarás que corresponde a la zona de Huelva. En cualquier caso, la fotografía de esta película es preciosa, espectacular. He comentado la luz tan bella que tienen algunas secuencias, esos atardeceres infinitos en el los que todo se tiñe de una pátina dorada, como el mejor fino de Jerez. Incluso podemos llegar a percibir el olor a mar o de la uva Palomino, o el sabor del palo cortao.

En definitiva, El verano que vivimos es una preciosa historia de amor y venganza, un amor desbordado, incontrolable y eterno, que se mantiene vivo a lo largo de 40 años, a través de unos obituarios en forma de cartas de amor. Si te gusta el género romántico, vas a disfrutar mucho la historia. A mí me hizo pasar un par de horas muy entretenida, y disfruté no solo de la trama, sino también de los escenarios, la fotografía y la música. Ah, y me reí mucho con un guiño que se le hace a las rencillas entre los residentes de El cuervo y Trebujena, dos localidades de Cádiz. Cosillas que solo los de aquí vamos a llegar a entender. 

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martes, 23 de febrero de 2021

JOSÉ ANTONIO LUCERO: ❝La vida en un minuto es la historia de varios viajes❞

Cuánto juego da la guerra civil española y la posguerra en literatura. Qué entrañable e interesante es leer sobre familias, secretos y amores. Un poquito de todo esto es lo que tiene La vida en un minuto de José Antonio Lucero, primera novela del autor roteño, bajo sello editorial, una novela que parte de un suceso trágico, ocurrido el 4 de enero de 1944. En tierras leonesas, a la altura de Torre del Bierzo, aquel día tuvo lugar un accidente ferroviario que involucró a tres máquinas, y donde fallecieron más de cincuenta personas. Partiendo de este suceso, Lucero se adentra en una época de la historia de España, llena de hambre y miseria. A través de estas páginas, conoceremos a una familia sefardí afincada en León, nos asomaremos a los tiempos de guerrilla en los montes, viviremos en el Parque Oeste de Madrid, donde la gente se refugia en antiguas construcciones de guerra, y conoceremos a una joven de familia bien y con inquietudes que, bajo ningún concepto, quiere convertirse únicamente en esposa y madre.

La vida en un minuto ha sido una lectura bonita y emotiva, pero antes de hablaros con detalle de esta historia, os dejo con la entrevista a su autor. 

Marisa G.- José Antonio, La vida en un minuto supone tu debut literario pero, según cuentas en las páginas finales, llevas escribiendo desde bien pequeño.

José A. L.- Sí, soy gran aficionado a la escritura desde niño. La gran pretensión de mi vida siempre ha sido publicar con un gran grupo, tener una novela en el mercado literario, verla en las estanterías de las librerías. Es cierto que auto-publiqué una novela en 2012, que se vendió a nivel local y que no traspasó fronteras. Pero con esta novela es con la que he conseguido mi sueño.

M.G.- De todos modos, lo intentaste al presentar la novela al Premio Ateneo Joven de Sevilla, en 2018, bajo el título La llave de Navit. Te quedaste muy cerquita porque la quedó entre los tres finalistas.

J.A.L.- Eso es. La novela fue finalista y eso me ayudó a la alcanzar las metas que tenía en mente. Fue entonces cuando firmé un contrato de representación con Sandra Bruna y luego, el contrato con Ediciones B llegó a los pocos meses. Después de haber dado muchas vueltas, lo que aceleró todo el proceso fue quedar finalista en aquel premio.

M.G.- ¿Y hay mucha diferencia entre aquella novela que presentaste al premio y la que vemos hoy publicada bajo el sello de Ediciones B?

J.A.L.- Bueno, el manuscrito se revisó pero, en esencia, no ha cambiado prácticamente nada. Sí hay escenas que han ganado más peso o personajes a los que se le ha dado otro toque, pero poco más. Es verdad que, cuando la presenté al Premio Ateneo de Sevilla, ya tenía un bagaje previo importante, porque incluso la había trabajado con un corrector editorial, Daniel Heredia. Él hizo un trabajo exquisito.

M.G.- La vida en un minuto arranca con la noticia de un accidente ferroviario en la línea Madrid-La Coruña, en enero de 1944. Se trata de un accidente real.

J.A.L.- Exacto. He jugado con la historia de este accidente de tren, un hecho que es la primera vez que se cuenta en literatura. Cuando conocí la historia de este accidente, descubrí que se había publicado muy poco sobre este suceso. Me propuse hacer un exhaustivo desarrollo, casi periodístico, centrándome en lo que sucedió realmente, y en los personajes que intervinieron. Esto lo he combinado con la historia de amor entre los personajes principales, Daniel y Julita.

M.G.- Es verdad que retratas el accidente con muchísimo detalle y enseguida nos damos cuenta que te has tenido que empapar, no solo de lo que ocurrió, sino también de cómo funcionaban los trenes de la época, los trayectos, los requisitos para trabajar, por ejemplo, como fogonero,... Es decir, que te has aprendido el Reglamento de la Compañía Ferroviaria.

J.A.L.- Soy historiador y siempre me ha parecido precioso el proceso de documentación de una novela histórica. Hay que leer mucho, hablar con muchas personas, consultar documentos en hemerotecas,... Lo normal en estos casos.

M.G.- ¿Y cómo te enteras de la noticia de este accidente?

J.A.L.- Fue pura casualidad. En el año 2013, estaba estudiando el último año de la carrera en la Complutense de Madrid. Recuerdo que estaba estudiando sobre la posguerra en España, cuando leí sobre este accidente. Como me llamó tanto la atención, empecé a indagar algo más y pensé que estaría bien construir una historia de ficción, alrededor de este accidente. Empecé a escribir y el primer borrador lo tuve terminado en 2017.

M.G.- La trama se construye sobre dos o tres líneas argumentales, que luego confluyen y se entremezclan. Para los que no la hayan leído, cuéntanos un poco qué vamos a encontrar.

J.A.L.- La vida en un minuto es la historia de varios viajes. Primero ese viaje del correo-expreso que parte de Madrid el día 2 de enero de 1944 y que termina accidentado en los montes del Bierzo, en León. Como he dicho antes, intento contar ese suceso histórico no tratado en literatura, hasta ahora. Pero en esta novela, he intentado reflejar también el viaje de dos personajes anónimos -Daniel y Julia-, que viven en una España compleja, llena de aristas, de posguerra con mucha hambre y represión. Estos dos personajes son muy distintos entre sí. Ambos tomarán ese tren para iniciar un viaje de transformación en sus propias vidas. Daniel hace un viaje de vuelta a su pasado, mientras que Julita hace un viaje de trasgresión. Ellos serán los dos grandes personajes con los que intento articular esta historia y contar cómo la vida puede cambiar en cuestión de segundos. De ahí el guiño del título.

M.G.- Es una novela histórica pero con un componente amoroso importante. Para los que les guste lo romántico, también van a disfrutar con esta lectura.

J.A.L.- Sí, porque aquí tienen cabida muchos géneros. Incluso hay un poco de thriller con el misterio del pasado de Daniel. Pero sí, hay una historia romántica, pero muy sutil, porque el amor se va construyendo a medida que ese tren se va acercando al desastre.  He tratado de escribir una historia muy emocional.

M.G.- Centrándonos en los personajes principales, tenemos a Daniel, un joven sefardí cuya familia huyó de Grecia y se asentó en León. Allí se hicieron pastores. ¿Por qué sefardíes y pastores?

J.A.L.- Debido a un edicto que se firmó en la dictadura de Primo de Rivera, muchos serfardíes volvieron a España, así que no era tan raro que en los años 20 del siglo XX, hubiera muchas familias serfardíes en nuestro país, que compraron tierras, propiedades y se dedicaron al pastoreo. Este es un tema que a mí siempre me llamó la atención, y por eso decidí que la familia de Daniel fuera una de aquellas que regresaron a nuestro país. Mi pretensión ha sido hacer ver que, tanto Daniel como su familia, se sentían extraños en una España que, de pronto, se parte en dos con la guerra civil, y ellos se quedan en medio. 

M.G.- Julita es el personaje femenino por excelencia. Es una mujer que no está hecha para ese tiempo, es decir, ella no se quiere amoldar a lo que se espera de ella. De hecho, estudia en la universidad, cosa que no está muy bien vista, ni siquiera por su familia.

J.A.L.- Con Julita he querido retratar aquellas mujeres con personalidad, que en los años 40 quieren romper los grilletes de la sociedad. Lo que se esperaba de las mujeres era que desempeñaran el papel de esposa, de madre, pero Julita tiene otros planes. He querido que este personaje sea sincero, heroico, que rompiera el corsé que la tiene aprisionada. Para ella, la universidad es el único camino de escapar de su destino, es su gran punto de inflexión. En la universidad empieza a leer poesía, que tanta presencia tiene en la novela.

M.G.- Ahora que mencionas la poesía, es cierto que el amor por la literatura está muy presente en esta historia, a través de Julita, pero también a través de Daniel porque él es un gran lector.

J.A.L.- Yo también soy amante de la literatura y por eso quería que los dos personajes tuvieran ese alma literaria. De hecho, más allá del encuentro casual, lo que hace que los dos personajes conecten es la literatura, a través de esas conversaciones donde hablan de poesía, de libros. Daniel se sorprende mucho porque no espera que ella le hable de María Zambrano o de Lorca. 

La poesía también es una manera de romper grilletes porque estaba vista como una cuestión opositora al régimen. Hay que entender que, en aquellos pasillos universitarios y de forma clandestina, se leía a los autores prohibidos, como Machado o Lorca.

M.G.- Casi toda la acción transcurre en Madrid, en los años de posguerra. Es un Madrid que está despertando de la pesadilla de la guerra. He leído mucha novela que transcurre en esta época, pero nunca me habían enseñado el Madrid de los parques, donde vivían gente en bunkers, en casamatas,...

J.A.L.- Cuando termina la guerra, mucha gente va a Madrid a buscar nuevas oportunidades, y muchos han perdido sus viviendas. En esos primeros años de posguerra, se hacinaron muchísimas personas en lugares insospechados, como los túneles de metro, o las construcciones de guerra tales como los bunkers, las casamatas, las trincheras, o los blocaos. Aquellas estructuras se convirtieron en viviendas alquiladas, con direcciones postales. Y en tiempos navideños, hasta se decoraban.

M.G.- Otro tema curioso. Daniel es sefardí y habla ladino. En la novela vamos a ver algunas frases en esa lengua.  A lo mejor te parece increíble que esto me sorprenda pero, no me podía imaginar que el ladino fuera tan entendible para los que hablamos castellano.

J.A.L.- Sí. Es como si el castellano antiguo se hubiera parado en el tiempo. El castellano que nosotros hablamos hoy es una derivación de aquel castellano que se hablaba en la Edad media. El ladino es un idioma muy apegado a aquel castellano. Es cierto que se parece muchísimo al castellano y se puede leer.

M.G.- Sobre tu manera de escribir, creo que eres muy proclive a los detalles, que te gusta contar  los hechos y las escenas de manera muy minuciosa.

J.A.L.- Me gusta contar historias pequeñas, de personajes anónimos, llenas de emociones humanas, y el quid para esto es contar los detalles de los ambientes, de las escenas, de los personajes,... Me gusta darle verosimilitud a todo lo que narro, a través de esos pequeños detalles que hacen un poco especial la escena o el momento que se está narrando. 

M.G.- Para ir finalizando, en las páginas finales mencionas dos nombres grandes de la literatura, que todo el mundo conoce. Me refiero a Felipe Benítez Reyes y a Almudena Grandes. ¿Qué conexión tienen contigo?

J.A.L.- Vivo en Rota. Felipe es del pueblo y Almudena tiene una casa de veraneo aquí. Con Felipe, he coincidido en varios encuentros y me viene ayudando desde hace unos cuantos años, a la hora de perfilar mi carrera como escritor. La primera novela que auto-publiqué la leyó, le gustó, y desde entonces, quedo con él varias veces al año. Ha sido la persona que me ha enseñado a ser paciente, a esperar el momento adecuado. Yo quería publicar mucho antes pero él me decía que esperara a la buena oportunidad. De hecho, esta novela la  podía haber publicado con editoriales más modestas, sin desmerecer ninguna, pero claro no hubiera tenido ni la distribución ni la visibilidad que tengo ahora. 

Y, a través de Felipe, también conocí a Almudena Grandes, a Luis García Montero, a Benjamín Prado, a esa camarilla que se junta en Rota. Disfruto mucho conversando con ellos. Con Almudena tengo encuentros en verano y para mí es como hacer un máster en literatura. Es uno de mis referentes. Ella me ha ayudado a encontrar alguna documentación histórica que necesitaba, sobre todo en lo referente a las guerrillas en los montes de León. 

M.G.- Ahora que ya te has estrenado y has conseguido tu sueño. Imagino que seguirás escribiendo.

J.A.L.- Tengo la suerte de que Ediciones B sigue apostando por mi carrera y, de hecho, hemos firmado para la siguiente. Me encuentro trabajando ya en su documentación, pero no es una segunda parte de esta. La vida en un minuto termina donde termina, aunque hay lectores que me han preguntado que qué pasa con los dos personajes protagonistas. Esa historia posterior la tiene que componer cada lector en su cabeza.

M.G.- José Antonio, gracias por atenderme. La novela es preciosa, me ha gustado muchísimo. Y nada, te seguiremos leyendo.

J.A.L.- Muchas gracias.


Sinopsis: 

Cualquier vida puede cambiar en un minuto

En el invierno de 1943, Madrid se despereza entre las ruinas de la guerra. En los suburbios de la ciudad, Daniel esconde su verdadera identidad y, con ella, su pasado en el conflicto. En el otro Madrid, el de los cafés de tertulia y los escaparates de la calle Serrano, Julita empieza estudiar letras en la universidad y siente la necesidad de separarse del futuro que su familia siempre había prefijado para ella.

El minuto que tardan dos trenes en chocar

Unidos por la fuerza del destino, los dos jóvenes coincidirán en un largo viaje en el expreso desde Madrid hasta La Coruña, huyendo de lo que otros han planeado para ellos. Allí se conocerán y verán nacer su complicidad, sin saber que el tren está abocado a una catástrofe que cambiará sus vidas para siempre.

El minuto que tardan dos miradas en cruzarse

La vida en un minuto rescata un episodio tristemente desconocido de la posguerra, la tragedia de un choque ferroviario que se saldó con cientos de víctimas y que fue silenciado por la prensa del régimen franquista. Lo hace para mostrarnos que el amor y la vida, a veces, pueden nacer entre los escombros.

lunes, 22 de febrero de 2021

CALIENTE de Luna Miguel

Editorial: Lumen
Fecha publicación: enero, 2021
Precio: 17,90 €
Género: ensayo
Nº Páginas: 192
Encuadernación: Tapa blanda con solapas
ISBN: 9788426408358
[Disponible en eBook;
puedes leer aquí]


Autora

Luna Miguel (Alcalá de Henares, 1990) vive en Barcelona, donde trabaja como periodista y editora. Desde los dieciocho años ha publicado los libros de poesía Estar enfermo, Poetry is not dead, Pensamientos estériles, La tumba del marinero, Los estómagos, El arrecife de las sirenas y Poesía masculina, y sus poemas se han traducido a una docena de lenguas. Es autora de los ensayos feministas El coloquio de las perras (2019) y Caliente (Lumen, 2021). Tras su primera novela, El funeral de Lolita (Lumen, 2018), que se ha traducido al italiano, Lumen publicará próximamente Conejitos.

Sinopsis

Luna Miguel brinda en Caliente su narración más íntima sobre el deseo, el amor plural y la creación literaria; iluminadoras entrevistas en torno al placer y el autoplacer, y una lúcida lectura de una larga estirpe de escritoras que lo arriesgaron todo en su literatura, como Louise Glück, Cristina Morales, Annie Ernaux, Marina Tsvietáieva, H. D., Renée Vivien o Chris Kraus. Con «inteligencia y provocación» (Zenda), la autora «se impone "decir con rabia todo lo que no debo"» (El Cultural de El Mundo), y así, por medio de confesiones, reflexiones y citas, sin respiro, audaz y reveladora, vuelve a tocarnos con su mejor obra hasta la fecha.

[Información tomada directamente del ejemplar]



Buscando en Internet, la cubierta de este libro y la información sobre la publicación para ponerla en este post, me topo con la siguiente declaración de Luisgé Martín, en la web de la editorial:

«Pues me he leído este libro casi del tirón, a pesar de que mi cishomosexualidad no me convertía en target predilecto. Me ha encantado la frialdad distante de la autora. He aprendido mucho. Y he sacado un par de conclusiones importantes que no voy a desvelar aquí.»

No puedo estar más de acuerdo. En mi caso, no me leí Caliente del tirón, más por falta de tiempo que por interés porque, lo cierto es que la lectura de este libro me ha conducido por derroteros inesperados y sorprendentes. Y como Martín, yo tampoco pensaba que podía ser un objetivo predilecto, pues el ensayo es un género en el que me prodigo poco. Sin embargo, Caliente no es un ensayo al uso, no es de esas lecturas soporíferas, sesudas, académicas, llenas de densas reflexiones y datos empíricos, que terminan por embotarnos la cabeza. Caliente es una suerte de memoria. De este modo la definió la propia Luna Miguel, en la entrevista que le hicimos hace un par de semanas (puedes leerla aquí).

Caliente habla de la mujer y por ende, de lo femenino. No quiero emplear el término feminismo. En su lugar, y espero que con el beneplácito de Luna Miguel, preferiría utilizar la palabra feminidad, que engloba todo lo que a la mujer se refiere. Y en ese todo, figura su placer, su deseo, su sexo, o sus genitales.


Partiendo de su experiencia personal, Luna Miguel hace un recorrido memorístico a lo largo de su deseo.  El punto de inicio de este trayecto tiene lugar cuando su pareja le confiesa que se ha enamorado de otra persona. A partir de ahí, la autora emprende un ejercicio reflexivo sobre sí misma, sobre su forma de encarar el placer, las relaciones sexuales o la masturbación. Para ello, se sustenta en un gigantesco compendio de lecturas, documentales y entrevistas, para llegar a unas conclusiones alucinantes. Porque, ¿qué ocurre con la sexualidad femenina? ¿Qué valor se le da / le damos a nuestro deseo? ¿De qué forma la sociedad, o nosotras mismas, abordamos el sexo? ¿Qué opinión nos merece nuestros genitales?

En Caliente, un título tan sugerente como acertado, Luna Miguel se desnuda casi de manera literal y nos habla con suma naturalidad y entrega de todo lo que supone, conlleva e implica su placer. Se pretende exponer a la luz lo que siempre ha estado oculto o en semipenumbra. Y como decía Betty Dodson, educadora sexual estadounidense, hay que liberar el cuerpo femenino de su silencio porque, «si no conocemos nuestro cuerpo, si tenemos miedo a tocarlo  y si no sabemos cómo funciona, nunca podremos decidir cómo, ni con quién ni para qué queremos utilizarlo». Explica Luna Miguel que las declaraciones de esta educadora, no solo resultaron polémicas en los años 82, sino que hoy día, en determinados círculos, siguen levantando ampollas. ¿Por qué? 

Alega Miguel que «es igualmente urgente derribar la vergüenza que todavía nos produce la libre exposición de nuestro cuerpo». ¿A qué tantos remilgos? Rompamos esa idea preconcebida de que el relato del deseo femenino, el deseo en sí, es un ejercicio de exhibición. Hay que derrocar la vergüenza porque «la vergüenza es la enemiga del placer».

Caliente habla de cuestiones tan importantes como la ablación, la cirugía íntima o labioplastia, como resultado de una idea mal entendida de nuestros genitales, la masturbación (por cierto, increíble la explicación etimológica de la palabra «masturbar»), el onanismo, el coitocentrismo, el orgasmo, el amor plural,....   Y para exponer todos estos temas, Luna Miguel no solo recurre a su experiencia personal, o a sus lecturas, sino que también lanzó por redes un cuestionario básico, al que respondió un aluvión de mujeres de todas las edades, y que arrojó mucha más luz de la que la autora esperaba.




Me resulta complicado ser más concreta a la hora de hablar de este libro. Hay mucho donde detener la mirada. Caliente vale tanto por las reflexiones que contiene como por lo mucho que te va a permitir explorar.  Admito que, en algún momento, me perdí con ciertas teorías pero, el grueso de la exposición me ha parecido muy enriquecedora e ilustrativa. Este no es un libro para leer de manera pasiva, pasando nuestra vista por las líneas que componen sus páginas. Con Caliente hay que adoptar una actitud activa, leerlo mientras tenemos a nuestro alcance cualquier dispositivo que nos abra una ventana al mundo porque, estoy convencida de que, una vez que te pongas a leer este libro, vas a sentir la necesidad de indagar más, de buscar más información. Y así descubrirás la historia de Hans Bellmer y Unica Zürn, con esas muñecas de trapo que Bellmer fabricaba, las Poupée, con «cuerpos hipersexualizados, troceados, horrendos, siendo los genitales de ella y las formas de la carne de ella su mayor inspiración» (puedes ver una muestra aquí aquí). Me ha sorprendido muchísimo que ya se hablara de la masturbación femenina en el siglo XVIII, aunque la consideraran un pecado atroz o una autocontaminación. Y me ha resultado interesante el enfoque desde el que, como sociedad, analizamos la infidelidad femenina frente a la masculina. 

El libro se construye sobre una estructura de párrafos independientes, que sustentan las reflexiones de la autora. No hay capítulos. No son necesarios. En cambio, se hacen imprescindibles las inmensa cantidad de referencias literarias, tantísimas que, lo que muestro en el recuadro inferior es solo una pequeña muestra. A través de este libro he descubierto miradas diferentes, hacia películas o series de televisión, y he descubierto libros que me gustaría leer. 

Siento que Caliente es un libro para regalar. Es un obsequio, una ofrenda que debemos hacernos las unas a las otras, una puerta abierta a nuestra naturaleza, a través de la cual deberían asomarse nuestras hijas, nuestras sobrinas, nuestras nietas, nuestras amigas. He aprendido mucho en este libro. He aprendido mucho de este libro. Sinceramente, lo he disfrutado mucho más de lo que esperaba. Así que, si te gusta el tema, estoy convencida de que no te decepcionará.


Algunos libros mencionados en Caliente:

- El corazón de la fiesta de Gonzalo Torné
- Primavera sombría de Unica Zürn
- Testo yonqui de Paul B. Preciado
- El libro de Monelle de Marcel Schwob
- Amo a Dick de Chris Kraus
- Expuesta de Olivia Sudjic
- Voy a hablar de Sarah de Pauline Delabroy-Allard  
- Cambiar de idea de Aixa de la Cruz
- Somos luces abismales de Carolina Sanín
- Sexo para uno de Betty Dodson
- El libro de la vagina de Nina Brochmann y Ellen Stokken
- El placer de María Hesse
- Buscando Mercy Street de Linda Gray Sexton
- La belleza del marido de Anne Carson
- Pura pasión de Annie Ernaux 
- Putita golosa de Luciana Peker
- Ser mujer de Anaïs Nin
- Delta de Venus de Anaïs Nin
- Diarios amorosos de Anaïs Nin


[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]

Puedes adquirirlo aquí: