Autores
Juan Ramón Jiménez (1881- 1958), autor de algunos de los libros más renovadores e influyentes de las literaturas hispánicas del siglo XX y Premio Nobel en 1956, continúa siendo en la actualidad una figura de referencia indiscutible en la poesía española contemporánea. Desde sus inicios en el modernismo hasta la particular trascendencia de sus últimos libros, su capacidad de evolución constante lo sitúa entre los más altos creadores de su tiempo. Al igual que Historias -publicado por Vandalia al cuidado de Rocío Fernández Berrocal-, Poemas impersonales se inscribe en la serie de libros de primera época que quedaron inéditos tras su muerte. Se anuncian en él parte de los tonos que caracterizan la renovación que ya se percibe en Estío (1915) y queda consolidada definitivamente con la publicación del célebre Diario de un poeta recién casado (1916).
Soledad González Ródenas se doctoró en 1999 con la tesis titulada Juan Ramón Jiménez a través de su biblioteca. Lecturas y traducciones en lengua francesa e inglesa (1881 -1936) (2005). Desde entonces, además de numerosos artículos, ha realizado diversas ediciones de la obra de este autor: Platero y yo y Josefito Figuraciones (2004) -en colaboración con Howard T. Young-, Música de otros. Traducciones y paráfrasis (2006), Antolojía poética (2007), Guerra en España (2009), Por obra del instante. Entrevistas (2013), Isla destinada (2016), Segunda antolojía poética (2017) y el volumen de ensayos Cien años de Platero y yo (2017) -en colaboración con Eloy Navarro. En 2018 la Fundación Zenobia-Juan Ramón Jiménez le concedió el Perejil de Plata como reconocimiento a su labor investigadora.
Sinopsis
A finales de 1912 Juan Ramón Jiménez regresa a Madrid después de seis años de retiro en Moguer, acarreando en su equipaje un buen número de libros inéditos, de los que sólo dará a conocer una breve muestra en sus selectas Poesías escojidas (1917) y en la posterior y muy difundida Segunda antolojía poética (1922). Soledad González Ródenas reúne en la presente edición los textos pertenecientes a Poemas impersonales, uno de los títulos más singulares que, tras su muerte, quedaron sin publicar en su totalidad. Compuesto en su mayor parte en 1911 y revisado varias veces a lo largo de la trayectoria del poeta, se conservan aún en sus archivos más de una treintena de composiciones hasta ahora desconocidas. El poemario inicia la estética sobria y concisa que más tarde denominará "poesía desnuda", y se distingue netamente del resto de los suyos. JRJ recoge en él un corpus que aúna la expresión personal con acentos no estrictamente propios: "lo menos mío que es posible". Constata así un peculiar desdoblamiento de identidad, capaz de desarrollar tonos de inspiración diversa y variaciones de personalidad con las que el poeta configura difusos heterónimos de sí mismo.
En el año 2014 se conmemoró el centenario de la primera publicación de Platero y yo, obra insigne del escritor moguereño Juan Ramón Jiménez. Para celebrar tal efeméride, el Ayuntamiento de Moguer organizó una serie de actividades en dicha localidad onubense. Consistían en conferencias y rutas que permitían al visitante conocer un poco más al poeta. Haciendo uso de lo que denominaron Pasaporte Platero, todo aquel que se acercara a este municipio tenía acceso a la Casa Museo Zenobia-Juan Ramón, así como también a la casa natal, sita en la calle Ribera. En la fachada del inmueble puede verse este azulejo.
Y sí, se ve el mar. Hay que subir a la azotea del edificio y, allá a lo lejos, muy lejos, una franja azul saluda al oteador. Viendo su biblioteca, su máquina de escribir, las fotos, los documentos de su puño y letra,... quise imaginarme al poeta envuelto en versos, componiendo aquel:
Estaban en la azotea
¡qué coronadas de estrellas!
Se veían sus ideas
como guirnaldas perfectas
plateando sus frentes bellas
orgullo y luz de la tierra.
Fue en Moguer, de donde se marchó en 1900 para recorrer las calles de Madrid y a donde regresó en 1906, donde Juan Ramón Jiménez escribió buena parte de los poemas que ahora, la Fundación José Manuel Lara, en su colección Vandalia, y de la mano de Soledad González Ródenas, publica bajo el título de Poemas impersonales. Dice la nota de prensa que el «poemario inicia la estética sobria y concisa que más tarde denominará 'poesía desnuda', y se distingue netamente del resto» de su composición.
El libro recoge numerosos poemas que ven ahora la luz por primera vez, más seis textos que han sido corregidos, con motivo de la presente edición. Según nos explica González Ródenas, la mayoría de los poemas fueron compuestos entre 1911 y 1923. Posteriormente, algunos fueron modificados, entre 1953 y 1954, en un intento por parte del poeta, de organizar su obra completa.
Pero, ¿por qué parte de estos poemas no llegaron a publicarse en su momento? La especialista aclara que, durante los años que Juan Ramón Jiménez decidió retirarse en su pueblo (entre 1906 y 1912), buena parte de su producción poética la distribuyó entre varios libros. Sin embargo, «las dificultades económicas de su familia -que hasta entonces le había facilitado la publicación de su obra- y un nivel de autoexigencia cada vez más acusado hicieron que el poeta fuera postergando la publicación de una serie de libros más experimentales -entre los que se encuentra 'Poemas impersonales' - que suponían una transición hacia nuevas formas creativas».
[Imágenes de la casa natal] |
El volumen está dividido en cinco secciones -Preludios, Versos a, por, para, Iconlojojías, Al encausto y Dejos-, que abordan temas dispares. A lo largo de las mismas se pueden encontrar desde un homenaje a Azorín hasta versos que nacen tras la contemplación de una anónima joven ahogada. Sin una métrica fija, estos poemas son reflejo de la vasta producción poética de Juan Ramón Jiménez que aún queda por descubrir. «Más de sesenta años después de su muerte sigue siendo posible encontrar muchos textos, anotaciones y reflexiones inéditas que no han sido incluidas en su obra conocida», aclara Soledad González Ródenas. Defiende también que la obra del poeta moguereño debe transcender más allá de su Platero y yo, dándose a conocer más profundamente entre los jóvenes estudiantes porque este autor andaluz, ganador del Premio Nobel, «tiene lo fundamental que ha de tener todo verdadero poeta».
Poemas impersonales cuenta además con un estudio introductorio, en el que Soledad lleva a cabo un exhaustivo análisis de la obra, con multitud de anotaciones y explicaciones sobre el corpus productivo del poeta.
«En el presente volumen hemos procurado, por primera vez, recuperar el conjunto total de los originales custodiados en ambos archivos, así como sus múltiples variantes. Ciento diecinueve poemas entre los que contamos cincuenta y cuatro inéditos, aunque diecinueve de ellos son borradores en distintos estadios de redacción que hemos agrupado en una sección aparte. También se han incluido aquí siete de los poemas con lagunas que Francisco Garfias publicó como textos acabados. En el apartado final 'Notas' damos cuenta de las incidencias particulares que afectan a cada caso». [pág. 35]
Se incluyen además, fotografías del álbum familiar, así como de los facsímiles de los manuscritos.
Para los amantes de la poesía, para los enamorados de la obra de Juan Ramón Jiménez, este volumen supone una oportunidad única, que permite al lector adentrarse en una serie de composiciones inéditas. Estamos ante un tesoro de la literatura, un libro póstumo, el más completo editado hasta la fecha, que no puede faltar en la biblioteca de los lectores.
La obra se presentó la semana pasada en la Biblioteca Infanta Elena (Sevilla), con la presencia de la consejera de Cultura y Patrimonio Histórico, Patricia del Pozo, y la directora de la Cátedra Juan Ramón Jiménez de la Universidad de Huelva, Rosa García Gutiérrez. Ambas estuvieron acompañadas por el director general de la Fundación José Manuel Lara, Pablo Morillo, y el editor de la fundación, Ignacio F. Garmendia.
[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]
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Lo quiero!!!! Me gusta muchísimo este poeta. Hace unos años fui a la casa y fue una visita maravillosa. La guía lo explicaba todo muy bien y la casa está muy bien conservada. La Casa Museo que más me ha gustado de las que he visitado.
ResponderEliminarBesotes!!!
Hola. Me encanta visitar casas de escritores. Tienen un algo especial. Me parece un libro muy atractivo para quien guste de su poesía, aunque reconozco que no es mi caso. Es que no me entero.
ResponderEliminarMe lo apunto porque me parece buena idea para regalar.
Besotes
Muy interesante. Yo leí hace ya muchos año Platero y yo y la verdad es que me gustó bastante. Guardo un buen recuerdo de este autor, sobre todo del final de la obra. Muchas gracias por tu post y un beso!
ResponderEliminarA mí la poesía me cuesta muchísimo.
ResponderEliminarBesos
Qué guay estar en ese lugar, en su casa natal, y ver la máquina de escribir e imaginar; y subir a esa azotea y seguir imaginando, como bien dices.
ResponderEliminarGracias por compartirlo.
El librito lo tendré en cuenta.
Besos.
¡Hola!
ResponderEliminarNo es lo que suelo leer, pero le daré una oportunidad.
Me gusta ir a museos :)
Besos♥
Lo leí hace muchos años, y no ha sido una lectura que haya releído con el tiempo, tal vez porque me gustó la primera vez que lo leí de adolescente y prefiero conservar esa sensación 😉
ResponderEliminarYo visito a menudo la casa de Blasco Ibáñez, me encanta.
Besos.
Hoy no me tientas, la poesía y yo no terminamos de llevarnos bien
ResponderEliminarBesos
La poesía no me atrae mucho, salvo algún que otro clásico. De Juan Ramón Jiménez me quedo con su imprescindible obra que es Platero y yo. Besos.
ResponderEliminarYa sabes que no soy nada de poesía. Casi siempre me quedo con la sensación de no haber entendido nada
ResponderEliminarBesos