Ponte en mi piel fue el título que me hizo conocer a Emma Lira. Aunque la autora ya había publicado con anterioridad, fue aquella novela la que cosechó muy buenas opiniones, tantas y tan buenas, que el nombre de Emma Lira llegó a los oídos de muchísimos lectores.
La autora madrileña regresa ahora con una novela de los más aventurera. El último árbol del Paraíso nos hace viajar, desde Extremadura a las islas Filipinas y a Ternate, en busca de una especia, el clavo. Hoy día existe en cualquier cocina, sin embargo, hubo un tiempo en que era difícil de conseguir y a su alrededor se configuró todo un sistema de mercadeo.
Hace unos días hablamos con Emma Lira de esta última publicación.
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Emma L.- Y publicaría más, lo que pasa es que en la editorial no me dejan. (Risas)
M.G.- (Risas) ¿Pero tanta facilidad tienes para idear historias?
E.L.- Marisa, es que me apasiona. Mi editora dice que soy como Groucho Marx, que decía: "Tengo estos ideales y si no le gustan, tengo otros". Pues yo igual. Tengo estas ideas y si no gustan, tengo otras. Así que ideas tengo pero claro, hay que mirar si son originales o publicables.
M.G.- Con Ponte en mi piel tuviste una respuesta muy positiva por parte de los lectores. Entiendo que, más allá de todas esas ideas que tienes, es la reacción de los lectores la que te empuja a seguir en este barco.
E.L.- Evidentemente. Cuando te pones a leer las críticas o ver las valoraciones en Goodreads, no puedo más que sentir orgullo. Es lo que me impulsa a comenzar nuevas historias, aunque es inevitable preguntarse si tus ideas van a seguir gustando o no. Pero bueno, yo me lanzo.
M.G.- ¿Y qué te impulsa a escribir El último árbol del Paraíso? ¿De qué manera surge la historia?
E.L.- Es muy curioso porque esta historia nace a raíz de una reunión de trabajo. El año pasado por estas fechas, la revista National Geographic me encargó dos artículos sobre Magallanes y Elcano, sobre la expedición que circunnavegó la Tierra, por primera vez. Para rememorar ese hito, me encargaron estos dos artículos con un enfoque didáctico. Preparando aquel reportaje, leyendo documentación y entrevistando a historiadores y a expertos navales, me surgió la idea. Aquel viaje no fue ninguna expedición científica, sino que solo salieron a comprar especias y fíjate todo lo que ocurrió. Se llevaron años en aquel viaje, perdieron barcos, algunos tripulantes perdieron la vida, y solo para comprar una carga de clavo. ¿Es que el clavo valía tanto? ¿No se podía cultivar en ningún otro sitio del mundo? La respuesta era no, Marisa. El clavo solo crecía en unas islas minúsculas y quien quería clavo, tenía que ir hasta allí. Así fue como encontré la inspiración para esta novela.
M.G.- Por lo que he leído, tu profesión está muy vinculada a los viajes y a los lugares exóticos. Sin duda, una labor que seguro que te ayuda para que se te ocurran historias.
E.L.- Efectivamente. Mi trabajo me ayuda a inspirarme y me facilita la labor de recrear algún paisaje, algún escenario. Es una fuente de inspiración constante.
M.G.- ¿Y conoces los escenarios en los que transcurre la trama de tu novela?
E.L.- Conozco Extremadura, que es el lugar de donde parte la historia. Y luego conozco las islas Filipinas, y otros lugares similares a Ternate. Pero el lugar exacto en el que ocurre esta trama, no. Con la problemática que estamos viviendo, los viajes los he dejado aplazados. Me he tenido que conformar con crónicas de viajeros y con Google Earth.
M.G.- Estamos ante una novela con tintes históricos, seguro que tiene mucha aventura pero en la nota de prensa también se habla de saga familiar. ¿De qué géneros exactamente bebe esta historia?
E.L.- Esta novela es un compendio de varios géneros, pero si tuviera que encuadrarla en uno solo, diría que es una novela de aventuras. Tiene un fondo histórico importante, pero no la calificaría exactamente de novela histórica. Esta novela es una ficción histórica. Algunos hechos son reales y algunos personajes muy secundarios también.
Con esta novela he querido reivindicar el género de aventuras porque creo que está un poco denostado. Sin embargo, todos los amantes de la lectura hemos bebido de las novelas de aventuras, y hemos pasado unas tardes apasionantes con Verne, con Salgari, con Dumas,... Con Ponte en mi piel me sentí Alejandro Dumas y en esta novela, me he sentido Emilio Salgari.
Por otra parte, también me he fijado en la mujer. A pesar de su rol, de lo que se esperaba de ella, había mujeres que sentían muchísima curiosidad por el mundo en el que vivían y tenían un cierto afán de superación, eludiendo lo que la familia y el destino les tenía guardado. No he querido colocar un personaje en un lugar distinto al que le correspondía por su tiempo, pero sí quería mostrar que había algunas mujeres en estas islas de carácter fuerte, con las que algunos lectores se pueden sentir identificados.
M.G.- Hablando de mujeres, uno de los personajes es Cintia, una mujer como dices fuerte. Y luego está Gabriel de Velasco, un joven que se deja seducir por el mundo de las especias, por los aromas. Háblame un poco de ellos.
E.L.- Al principio de la novela, las vidas de Cintia y Gabriel transcurren en paralelo, con dos escenarios que suponen un contraste brutal. Por un lado, tenemos una Extremadura rural, que en el siglo XVIII es muy conservadora, siempre bajo el yugo de la Iglesia. Por otro lado, un lugar en la otra punta del globo, con una serie de islas que son minúsculas, pero que son ricas en especias y donde recalan maleantes europeos y de todo el mundo.
En el mundo extremeño se cría Gabriel de Velasco. Es el tercer hijo de una familia, y por tanto está destinado a la Iglesia, quiera o no quiera. Ingresará en un colegio jesuita, sin vocación, pero eso le lleva a descubrir el mundo de la farmacología. En aquella época, la botánica comenzaba a bullir. Ese mundo de plantas, de aromas y colores alcanza un significado muy importante para él.
En el otro lado, está Cintia. Es una joven mestiza de Ternate. Se trata de una hija bastarda que cree que su camino está trazado. Su familia está empareda, en cierto modo, con los dueños de la isla, la compañía Neerlandesa de las Indias Orientales.
M.G.- De todos modos, aunque ellos dos son los principales, también hay una buena y amplia galería de personajes más secundarios. ¿Quisieras resaltar alguno?
E.L.- Todos los personajes están tratados con mucho mimo y mucho cariño. Por muy secundarios que sean tienen un papel fundamental. Por ejemplo, la nodriza de Cintia es una mujer indonesia, que tiene un papel muy relevante como guarda de la joven. Ismail, es el hijo de la nodriza, es un niño musulmán que crece con las herederas de la casa grande. Andrés, el profesor de Humanidades de Gabriel en el colegio, ejerce una influencia enorme sobre el joven. De alguna manera, toda su vida se va a ver condicionada por su relación con este profesor. Y luego está Jalil, es un personaje al que le tengo muchísimo cariño, un comerciante árabe, socio de la compañía de las Indias Orientales, que ha hecho de la isla casi su cortijo. Él explota el clavo de una manera brutal, incluso para los cánones de la época. Jalil tiene un pasado, un secreto guardado. El lector no sabrá muy bien hacia dónde se dirige este personaje.
M.G.- Los árboles y los aromas tienen su protagonismo en la novela. La narración está impregnada de olores.
E.L.- Quería que la novela fuera muy sensorial. El clavo es el gran protagonista, es el coltán o el petróleo de la época. Se compraba por un precio y se vendía cuatro veces por encima de su precio de compra en los muelles de Ámsterdam. Para explotar este mercado se creó el primer gran monopolio de la historia, la compañía Neerlandesa de las Indias Orientales y fue la primera que creó una bolsa. Todas las bolsas actuales beben de esta bolsa inicial para que las especias cotizaran en ese mercado de valores. Ahora nos cuesta entenderlo, pensar que una especia tan humilde tuviera tanto valor.
En estas islas, el clavo se comercializaba desde tiempo inmemorial, durante cientos de años. Se había vendido a indios, a chinos, a árabes pero cuando llegaron los europeos, los españoles y los portugueses, y sobre todo los neerlandeses, las políticas fueron de monopolio absoluto. Los árboles que no podían explotar por el motivo que fuera, los destruían porque no podían consentir perder el monopolio. Se prohibió la tenencia de semillas, no permitían que salieran de la isla, y para asegurarse de que eso fuera así, se empezaron a quemar y a desenraizar los árboles.
M.G.- Entonces, ese último árbol del paraíso, realmente existió, ¿o no?
E.L.- Eso cuenta una leyenda. Según dicen, hubo un árbol que escapó a esa política de extirpatio. Por lo que se cuenta, los holandeses jamás encontraron su ubicación porque estaba muy escondido y los pocos nativos que conocían donde estaba, jamás lo revelaron. Y fue de ese árbol de donde salieron las semillas para que el clavo pudiera crecer en otras partes. La única manera de romper el monopolio de Holanda no era la violencia, sino conseguir que el clavo creciese libre.
M.G.- Mucho se ha hablado del paso de los hombres blancos por los lugares exóticos y lejanos. Es verdad que llevamos a esas tierras muchos avances, pero también hicimos mucho destrozo.
E.L.- En cualquier choque de culturas y civilizaciones, los intereses de uno se superponen a los del otro. A nivel personal, hubo gente que hizo cosas maravillosas y otras se dedicaron a sembrar la destrucción.
Aprovecho para mencionar el papel de los jesuitas. Ellos, junto con la evangelización, llevaron la posibilidad de estudios a muchos lugares.
M.G.- ¿Y cómo te has documentado para saber tanto sobre las especias, las que se utilizaban para curar afecciones?
E.L.- La mayor parte del conocimiento que tengo sobre las especias se lo debo a mis viajes a Marruecos. Suelo viajar mucho a ese país. Allí el tema de la herboristería está a la orden del día. La gente acude más a la tienda de especias que a la farmacia, y te cuentan todo tipo de remedios caseros y naturales.
M.G.- ¿Pero esos remedios funcionan realmente?
E.L.- Algunos sí los uso, sí. Cada vez que voy a Marruecos me traigo especias que uso contra los catarros.
M.G.- Para ir terminando, Emma. Hemos hablado de la expedición de Magallanes y Elcano. No sé si te llegaste a leer el diario de Antonio Pigafetta.
E.L.- Sí, sí,... Lo pasaron muy mal porque se adentraron en tierras muy desconocidas. Esta gente cruzó por lo que luego fue el Estrecho de Magallanes, sin saber lo que se iban a encontrar. Ni siquiera andaban preparados para aquellas bajas temperaturas. Y luego llegan al Pacífico, sin saber que aquel mar era tres veces más grande de lo que ellos imaginaban, para luego llegar a las islas, y vagar rebotando de una a otra, como pelotas. Llegaron a Tindore, junto a Ternate, el escenario de mi novela. Eran dos sultanatos enfrentados. Elcano llega a Tidore, compra clavo, llena los barcos, y esos barcos ponen rumbo a España cada uno por un lado. El barco de Elcano llega a puerto español, y es cuando consigue demostrar que la tierra era redonda. Y él no quería demostrar nada sino que andaba huyendo de los portugueses.
M.G.- Emma, qué pena que no se haya podido presentar la novela de manera presencial. Me imagino ahora una sala oliendo a clavo, que se hubieran proyectado diapositivas de esos lugares,... Hubiera estado bien.
E.L.- Soñaba con presentar la novela en el Jardín Botánico de Madrid, al aire libre. Ahora solo nos quedan las presentaciones virtuales. Por cierto, tendremos una presentación online el día de octubre, a las 19 horas, a través de mi cuenta de Instagram y también de la Espasa. Por si alguien quiere participar. Aunque no olerá a clavo.
M.G.- Bueno, nos podemos poner cada uno un poquito de clavo junto al ordenador o el móvil.
E.L.- Eso sí (Risas)
M.G.- Emma muchas gracias por esta conversación, mucha suerte con un libro tan bello como este, y seguimos en contacto.
E.L.- Encantada. Gracias a ti.
Sinopsis: Una novela de aventuras, vertiginosa y arrebatadora, con la que viajar a lugares de ensueño de la mano de personajes inolvidables.
Gabriel de Velasco tiene los ojos del color del océano que sueña con navegar, pero, cuando a los once años se ve forzado a ingresar en el Colegio de los Jesuitas, asume que, en ese nuevo mundo, a principios de siglo XVIII, ya no queda nada por descubrir.
Sin embargo, el estudio de hierbas y especias le atrapa y a través de sus embriagadores aromas es capaz de entusiasmarse, de intuir otro universo prohibido. Un mundo de hombres feroces y nativas de ojos rasgados, de rutas comerciales y puertos clandestinos. Un mundo de plantaciones regadas con sangre, sultanes esclavos de los intereses europeos y piratas capaces de apropiarse por igual de bellas mujeres y ricos cargamentos. Un mundo en que los árboles tienen más alma que los hombres que desean acabar con ellos.
Un mundo de sabores y pasiones que le está vedado. O eso es lo que él piensa.
Gracias por esta estupenda entrevista! Me ha gustado mucho conocer a la autora. Su libro lo tengo más que apuntado, que no paro de leer buenísimas reseñas de él.
ResponderEliminarBesotes!!!
¡Hola Marisa!
ResponderEliminarExcelente entrevista. No conocía el libro pero me a picado la curiosidad, tiene una portada muy bonita, gracias por compartirlo.
Un beso ♥
Últimamente veo muchas reseñas de este libro a cuya autora no conocía.
ResponderEliminarEs curioso lo que dice porque yo también me hice lectora con novelas de aventuras, Verne, Dumas, Salgari, Stevenson, y sin embargo ahora no es un género que me atraiga demasiado.
Tomo nota del libro. Me encanta el clavo, sobre todo en el arroz con leche.
Un beso.
Un libro que es un puro viaje.
ResponderEliminarGracias por la entrevista, es uno de esos libros que aún sin leer la sinopsis (no me gusta) tengo atracción y todos los lectores que veo que escriben sobre él no hacen más que confirmar mi pálpito. Besos
ResponderEliminarHola.
ResponderEliminarGracias por la entrevista y también por darme a conocer a esta autora de la que no sabía nada. El libro tiene muy buena pinta.
Un saludo.
Hola Marisa!! Una entrevista estupenda, me ha encantado conocer a esta autora y su obra. Estoy de acuerdo que el género de aventuras es un género más a tener en cuenta. ¡Fantástica entrevista y gracias por el descubrimiento! Besos!!
ResponderEliminar¡Hola, Marisa!
ResponderEliminarMuy interesante esta entrevista con Emma Lira, deduzco por todo lo que la escritora nos cuenta que la historia de esta novela debe ser fascinante tal como el mundo de las especies ;)
Pues también la cubierta del libro me ha encantado :)
Un abrazo y feliz fin de semana.
¡Me encanta Marisa! Maravillosa entrevista y con ganas de leer esta aventura. Besos :D
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Marisa (y por supuesto, a la autora), por esta entrevista. Hasta hoy no me había fijado en esta novela pero el saber detalles de ella ha hecho que me pique el gustanillo mucho. Me encantan los libros de sagas familiares, las novelas que nos transportan a otro siglo y lugar y en especial, las que nos ayudan a conocer el origen de construcciones, profesiones o, como en este caso, el mundo de las especias.
ResponderEliminarBesos!
Con su novela ando. Gracias por la entrevista.
ResponderEliminarBesos.
Como siempre, una entrevista completísima. Me ha parecido especialmente interesante porque me gusta mucho la autora. He leído dos de sus novelas y tengo esta última en la lista de despegue
ResponderEliminarBesos