jueves, 20 de febrero de 2020

MARÍA SIRVENT: 'En ningún momento me he parado a pensar de qué va esta novela'.

Hace unos días tuve la ocasión de conversar con María Sirvent. La joven jiennense, que ya publicó en 2010, Si supieras que nunca he estado en Londres, volverías de Tokio (El Aleph), vuelve a la actualidad literaria con una nueva novela. Los años impares es un recorrido generacional, a lo largo y ancho de una familia, a la que se van incorporando otros personajes. María ha querido hablarnos de gente sencilla, como Manolo, un hombre de pueblo que se marchó a Mallorca en busca de un futuro. Nos habla de Nieves, sobrina de Manolo, que busca el éxito. Y en esta novela también encontraremos a Paca, una mujer que padece Alzheimer y que, sin filtro, dice lo primero que le pasa por la cabeza. Los años impares es un novela cercana, con un curioso estilo narrativo, pero de todo ello os hablaré en la reseña. Ahora, os dejo con la entrevista.

La imagen puede contener: 2 personas, incluido Marisa González, personas sonriendoMarisa G.- Tu novela anterior fue apadrinada por Ray Loriga y Bryce Echenique. Para ser la primera, contar con esos padrinos tuvo que ser un lujo.

María S.- Sí, fue algo que me impresionó. De hecho, Ray Loriga me acompañó en una presentación y, hasta en aquel acto, le pregunté si realmente se la había leído, porque no me lo creía. Lo viví como algo increíble. Fue un honor.

M.G.- María, a los autores que lleváis pocas novelas publicadas, me gusta preguntarle si sienten una evolución, si encuentran muchas diferencias entre su primer trabajo y el segundo.

M.S.- Son muy diferentes. La primera era una novela muy intimista, narrada en primera persona, por lo que el mundo se ve a través de un personaje concreto. Y esta es una novela coral, con muchos personajes, desarrollada en diferentes épocas, que trata diferentes temas. Quería que fuera diferente. Me gusta mucho más la segunda. A la primera le veo muchísimos fallos y, aunque he intentado volver a leerla, me ha costado. Soy muy perfeccionista y hoy no me gusta cómo quedó.

En cambio, esta, en la que he trabajado durante diez años, ha resistido mi criba. No es una novela que haya estado durmiendo en el cajón durante años, sino que he estado todo este tiempo trabajando el texto. Estoy satisfecha con el resultado.

M.G.- ¿Pero esta novela nace antes que la anterior?

M.S.- No, la anterior la publiqué en 2010 pero sí te diré que el primer párrafo de esta novela, el inicio, lo escribí en 2008, antes incluso de ponerme a escribir la primera. Lo tenía guardado y lo rescaté.

M.G.- Entiendo. Bueno, Los años impares, es una novela original y singular, como reza la sinopsis, lo es incluso desde la dedicatoria y desde la cita.

M.S.- Anda, qué bien. Eres la primera persona que me habla de la cita. 

M.G.- (Risas) Pero si esa cita es maravillosa.



M.S.- Pues nadie me ha preguntado por ella, ni por la dedicatoria. Y son detalles que he cuidado mucho.

M.G.- Para mí los libros empiezan con las dedicatorias, así que me fijo mucho en eso.

M.S.- Efectivamente. Bueno, son detalles que adelantan el tipo de lectura con la que el lector se va a encontrar.

M.G.- Pero no deja de ser curioso que dediques el libro a tus personas queridas pero también a la Autovía del Sur.

M.S.- Mi familia es de Andújar, aunque yo no vivo allí. Muchas veces he hecho el trayecto en autobús desde Madrid a Andújar. Atravesar la Mancha en autobús y sin whatsapp, es algo que me ha marcado. Es un paisaje que me gusta mucho. Si no hubiera recorrido tantas veces ese paisaje, creo que nunca hubiera ubicado la novela en este escenario. 

M.G.- Pero es un paisaje llano, plano,...

M.S.- Sí, y muy soso. Pero a mí me gusta.

M.G.- ¿Y tú cómo definirías la novela, María?

M.S.- ¡Ni idea! No sé de qué va. ¿Tú sabes decirme de qué va?

M.G.- No. Es complicado. 

M.S.- Pues eso. He estado enfangada durante mucho tiempo, tratando de construir unos personajes. En ningún momento, me he parado a pensar de qué va esta novela. No he parado de escribir, para sacar la cabeza del texto y para pensar en los temas que estaba tratando, qué crítica estaba haciendo, de qué va esto. No lo he hecho. Necesitaba que el texto tuviera su lógica interna y que para mí tuviera sentido, y ya está.

Puede ir de una familia, en distintas épocas, aunque luego hay personajes que no forman parte de esa familia,...

M.G.- Y que son igualmente importantes.

M.S.- Quizá no tanto... ¿A ti qué te ha parecido?

M.G.- Te lo digo a las claras. A mí me ha descolocado.

M.S.- ¿Por qué?

M.G.- Porque el lector debe adaptarse a tu manera de narrar. Esta novela implica un ejercicio de adaptación por parte del lector. La novela tiene tintes surrealistas que no podemos obviar, y que pueden desubicar al lector.

M.S.- Sí, hay mucho surrealismo.

M.G.- ¿Y no crees que es una apuesta arriesgada?

M.S.- Pues ya me lo han dicho varias veces, pero es que no la podría haber escrito de otra forma. En ningún momento he pensado que estuviera arriesgando.

M.G.- Lectores hay de todo tipo. Y hay lectores que son muy comodones, que lo quieren todo hecho.

M.S.- No escribo pensando en los lectores. No me he parado a pensar en el criterio de una persona que no conozco de nada. Para mí es imposible escribir pensando en los lectores. Sigo mi criterio. Además, he publicado una novela antes y tampoco sabía si iba a publicar esta. No vivo de esto económicamente. No pienso en el criterio de nadie. Escribo lo que me da la gana.

M.G.- Me parece fantástico. La novela la has escrito tú, y la escribes como quieras. Eso es indiscutible.

M.S.- Pero sí he intentado ponerlo fácil. Cada vez que empiezo un capítulo, sitúo al lector para que sepa en qué año estamos y de quién hablamos.

M.G.- Eso se entiende perfectamente. Pero a parte de ese surrealismo que apuntamos, hay presencia de humor, algo que me siempre me gusta y que, imagino ha sido intencionado.

M.S.- Sí, sí. El humor es necesario para mí. Sirve para alejarte y poder contar algo concreto, o para acercarte a algunos temas y hacerlos más digeribles, y no solo para el que lo lee, sino también para el que lo escribe.

M.G.- Hablemos de los personajes. El que más me ha gustado es Manolo. Es una persona entrañable, con un mundo sencillo pero, a la vez, enriquecedor. No hay demasiada ambición, es buena persona. Un personaje amable.

M.S.- Para mí también es mi personaje favorito. El germen de la novela es Manolo. Conocí a un Manolo de verdad, cuando vivía en Mallorca, en el año 2008.  Trabajaba en el bar de un hotel cutre de la isla, en el paseo marítimo. Era el típico hombre con bigote, barriga, chaleco de camarero, sesenta años,... Lo vi cómo se alejaba, cómo servía sus mesas, un poco cansado. Hay gente que te deja huella. Por entonces, yo escribía un montón y esa noche escribí el primer párrafo del capítulo uno. Es lo que te comentaba antes, que el inicio de esta novela lo escribí antes de ponerme con la primera. 

M.G.- Pero tú no conociste a esta persona más allá de ese café, ¿no?

M.S.- No, no. El Manolo de Mallorca no tiene ni idea. Si Manolo supiera.... Ya estará jubilado, imagino.

M.G.- (Risas) Quién sabe si acabó comiendo un bocadillo de jamón en soledad. 

M.S.- (Risas) Jamón del bueno. Pero ¿de verdad te ha gustado la novela?

M.G.- Me gustan aspectos del libro pero, como te digo, a veces me ha descolocado.

M.S.- A mí no me parece una novela rara ni diferente.


M.G.- No creo que rara sea la palabra. No es mejor ni peor, es diferente. En realidad, lo diferente se agradece. Pero sí te digo, y lo hago con total sinceridad, que, en ocasiones, me he sentido algo perdida. Luego te enseño una página en concreto para que tú me digas lo que has querido contar. 


M.S.- ¡Ah, vale! (Risas)

M.G.- Aparte de Manolo, el otro personaje es Nieves. Es una chica de nuestro tiempo. Digamos que la novela ofrece un contraste generacional.


M.S.- Sí. Manolo es un hombre que cuando llegó el tractor a los pueblos, emigró. Hizo lo que tenía que hacer en su época, irse a trabajar a los hoteles, sin cuestionarse nada, sin penar si tenía sueños o no. Solo quería trabajar para mandar dinero a su familia.


Nieves es otra generación, en la que los sueños cobran otra dimensión. La realización personal tiene una importancia enorme en su época. Como sociedad hemos subido un escalón. Tenemos objetivos. Además está la televisión...


M.G.- Precisamente quería preguntarte sobre la televisión. En esta novela, hay personajes que quieren o han participado en concursos de talentos. Son pasajes en los que veo mucha crítica. 


M.S.- La culturilla del éxito está presente en la novela todo el tiempo. Conceptos como fracaso, éxito, triunfo, ganador, perdedor, talento,... sobrevuelan sobre los personajes. Y el arte se presenta en sus vidas como una salvación.


M.G.- En relación a los conceptos fracaso y éxito, hay un pasaje que me ha gustado mucho. Cuando José Antonio, ganador de un talent show, se hunde al darse cuenta de que, pasado un tiempo, nadie lo reconoce. Su frustración es absoluta.


M.S.- A él no se le ha olvidado que ha ganado un concurso, pero a la gente sí. Son programas en los que uno gana y el resto fracasa, pero incluso el que gana también fracasa, porque no hay sitio para tanta gente.


M.G.- Es un éxito de un día.


Sigamos con los personajes, ¿Y qué tal Paca y su diario?


M.S.- Hay abuelos que cuando abren la boca sueltan cosas impactantes. Paca es una mujer con demencia senil a la que le dan unas gotas de Haloperidol todas las noches, como a muchos ancianos. Ella va anotando en su diario todo lo que ocurre a lo largo del día, pero lo hace a su modo, y siempre con alguna mención a la climatología. Su enfermedad es algo muy triste, pero también algo muy literario. He querido tratarla con humor porque, ante este tipo de situaciones, o te lo tomas con humor o ¿qué haces? Es mejor reírse.


M.G.- Pero María, tus personajes están muy solos. La soledad es un tema que subyace, es como una segunda piel de los personajes.


M.S.- Ah, qué bueno. Tienes razón. Sí, la soledad convive con todos nosotros y claro, también tenía que convivir con mis personajes.


M.G.- Centrémonos en la estructura. Creo que es lo que más me ha descolocado. La historia está desordenada, hay saltos en el tiempo. Esta mañana, para no perderme, he dibujado un árbol genealógico y he escrito la trama, a pinceladas, de manera lineal. 


M.S.- ¿En serio? Bueno, yo tuve que hacer un Excel pero para no perderme con las edades de los personajes.

M.G.- ¿Pero la escribiste de forma lineal y luego la desestructuraste?

M.S.- No. La escribí tal y como la ves. 


M.G.- ¿Y cómo te la has apañado para no perderte?


M.S.- En realidad, no me perdía. Como te digo, al final me hice mi Excel de personajes pero para controlar las edades. Nunca pensé que tardaría diez años en escribirla. Casi se puede decir que los personajes me crecieron (risas). Al final, tuve que poner en el primer capítulo que el presente era 2011, el año en el que la escribí. De otra manera se me hubieran jubilado todos (risas). Tenía que controlar muy bien el tema de las edades. 


M.G.- ¿Y por qué no escribirla de manera lineal?


M.S.- Porque no sabía hacia dónde iba a derivar. Yo empecé con dos personajes, alternando uno y otro, pero fueron apareciendo un montón de personajes más. Simplemente los fui siguiendo. No tenía pensando nada. 


M.G.- Vale, pues vamos a ir ahora a la página que te comentaba antes. Página 114 y 115, cuando te digo que me descoloca es ...





M.S.- Esto es una canción, en la que se van colando cosas que pasan y cosas que el personaje piensa. 


M.G.- Entiendo. Ahora me queda claro. Pero el lector tiene que darse cuenta de esto. Lo mismo, ese día estaba yo un poco espesa y no me percaté.

M.S.-¡Ah!, ¿pero te refieres a este tipo de cosas?

M.G.- Pues sí. No a la trama, no a los personajes. A esto. 


M.S.- Entiendo que no a todo el mundo le va a gustar estas cosas, claro, pero bueno, yo he disfrutado mucho.


M.G.- Al fin y al cabo, ese era tu objetivo. Escribir lo que te da la gana y pasarlo bien.


M.S.- Pues sí, me lo he pasado muy bien. Me he reído mucho.


M.G.- En cualquier caso, si te confieso que hay más cosas que me han gustado de la novela. Por ejemplo, la forma de hablar de los personajes. Me parece muy fresca y real.


M.S.- Lo he trabajado mucho. Anda que no he consultado veces el diccionario Tomellosero, la localidad que está pegando con Argamasilla de Alba.


M.G.- ¿Pero ese diccionario existe?


M.S.- Sí, claro. Existe ese diccionario en Internet y recoge las expresiones que se suele usar en la zona. También he consultado muchísimas veces webs donde escriben los de Argamasilla, para ver qué expresiones usan. De hecho , visité el pueblo pero no me sirvió de nada porque no hablé con nadie. Eso sí, llamé por teléfono y me hice pasar por una estudiante de un máster para preguntar cosas del pueblo. Sé muchas cosas de Argamasilla que luego no han salido en la novela Pero, con los personajes, he 
querido que cada uno tuviera su propia voz y que cada capítulo estuviera impregnado de la época en la que vive ese personaje. He intentado que los capítulos de Paca estén contados con un tipo de narración, con un tipo de vocabulario, una cadencia o un ritmo que, a lo mejor, no son los mismos de Nieves o Manolo. Ahí sí que me he esforzado.

M.G.- En cuanto a los escenarios, has contado que pasaste un tiempo en Mallorca pero ¿por qué elegir Argamasilla?


M.S.- Porque tenía que ser un pueblo pequeño. La Mancha me gustaba. No iba a ubicar la historia en Jaén porque entonces mi familia se me hubiera echado encima. Me tenía que alejar de mi vida. Argamasilla me parecía bien por un montón de razones. El paisaje me gusta, es un pueblo pequeñito, podía controlar el acento,...


M.G.- ¿Y no la vas a presentar allí?


M.S.- Bueno, he hablado con el Concejal de Cultura. El alcalde también tiene us ejemplar y puede que hagamos algo allí. Ya veremos.


M.G.- Espero que sí, y que vaya todo el pueblo a la presentación. María no te robo más tiempo. Muchas gracias por esta conversación que hemos mantenido.

M.S.- Muchas gracias a ti.




Sinopsis: Mi madre es ese tipo de mujer a la que siempre le sobra día. Para ella, el mundo empieza alrededor de las tres de la tarde, cuando ya está fregada la cocina. Luego se sienta en el sillón y ve la telenovela de la uno y entonces es feliz, blanda y feliz. No es cariñosa, no tiene aficiones y apenas sale de la casa. Lo que más le gusta es irse a dormir, se pasa la mitad del día esperando que llegue la noche para irse a dormir. Si alguna mujer se separa, se lleva las manos a la cabeza, como si no se diera cuenta de que ella también está separada. Es curioso que eso no le pase con los personajes de las telenovelas, cuyas pasiones, miedos, alegrías y desengaños entiende como nadie. Mi padre, estoy segura de eso, nos abandonó porque en esta casa estamos siempre a oscuras. Seguro que se largó a Manchester por la manía que tiene mi madre de no encender las luces hasta que no es de noche. Se puede amar a un asesino en serie y a un cangrejo de río, pero es muy difícil amar a alguien que te tiene a oscuras todas las tardes porque sí, durante veintitantos años.

Los años impares es una original y singular novela que mezcla con acidez e ironía situaciones absolutamente divertidas con otras absolutamente melancólicas. María Sirvent nos ofrece un relato en el que personajes de carne y hueso, entrañables todos y perfilados maravillosamente, nos acercan a un mundo casi perdido y un fresco sobre la España contemporánea, con una crítica que va desde la sociedad al arte actual, pasando por los concursos televisivos y la música.


3 comentarios:

  1. Interesante libro; de la entrevista ya no te digo nada porque como de costumbre, estás que te sales.

    Besitos 💋💋💋

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  2. Fíjate que a mí la novela no me había llamado la atención, pero leyendo la entrevista ha empezado a picarme el gusanillo.
    Besos

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  3. Con estas entrevistas consigues que nos interese la novela jejeje
    Besos

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