viernes, 28 de febrero de 2020

MI AMIGA ANDALUCÍA de Francisco Carmona Álvarez

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Editorial: Weeble Books

Fecha publicación: Mayo, 2016 
Precio Ejemplar Impreso: 9,95 €
Género: Cuento ilustrado. 
Nº Páginas: 22 
Encuadernación: Tapa blanda. 



Autor

El amor por los libros de Francisco comenzó siendo apenas un niño. Leía todo lo que había en su casa. Con 12 años comenzó a hacer las fichas de los libros para la biblioteca de su colegio. Ese contacto con todos y cada uno de los libros que había en aquella biblioteca lo animó a querer aportar algún día uno a la colección.

En 1995 cumplió su sueño y publicó su primer cuento "Daniel el deportista". Después le seguirían otros más.

En 2014 fue finalista del concurso de microrrelatos "Julio Verne", organizado por el periódico El País, de España.

Como fuentes de inspiración ha bebido de las abundantes aguas de El Chorrillo (periódico local de Cazalla de la Sierra) en el que colaboró como redactor, maquetador, revisor e impresor desde 1993 hasta 2007. También ha colaborado con la Revista de Verano de Cazalla, además de contar historias de la Sierra Morena de Sevilla en el periódico El Correo de Andalucía.


Sinopsis


¿Queréis conocer la historia de Andalucía desde la prehistoria hasta nuestros días? Para contárnoslo, las distintas civilizaciones se transformarán en personajes que hablan con Andalucía, juegan con ella y hasta a veces, se enamoran de ella.

Aparece un chico llamado Tartessos, una chica llamada Fenicia, Roma, Visigodo, Musulmán, y otros personajes que irás descubriendo en el libro.

Una historia escrita e imaginada por Francisco Carmona. No podrás dejar de leer el libro una vez lo empieces, e imaginarte cómo se divierte Andalucía con sus nuevos amigos y amigas.


[Información tomada directamente del ejemplar]


No podía ser de otra manera. Hoy, 28 de febrero, día de Andalucía, tenía que hacer un pequeño homenaje a mi tierra. Estas últimas semanas estuve buscando una lectura que hablara del sur de España, de esta Comunidad Autónoma tan rica en historia, cultura, gastronomía, folclore y belleza. Son varios los libros que he encontrado pero me he decantado por uno, muy sencillo, muy básico, y muy bonito, dirigido a los niños mayores de ocho años. Hoy os quiero hablar de Mi amiga Andalucía, de Francisco Carmona Álvarez. 

Lo bueno de este libro es que está alcance de todos, pues forma parte de un proyecto que el CEIP Virgen del Monte de Cazalla de la Sierra encargó al autor (él mismo lo cuenta en su blog) para festejar el día de Andalucía, y que posteriormente publicó la editorial Weeble, encargada de distribuir libros de carácter educativo y de forma gratuita. Así que se puede descargar legalmente, sin ningún tipo de problemas, en este enlace.

Las ilustraciones corren a cargo de Domingo Montaño y el propio autor. Pero como nos cuenta Francisco Carmona, fueron los niños del colegio los que realizaron los dibujos, de ahí esta estética tan infantil pero, a la vez, tan divertida, aunque posteriormente fueron tratados digitalmente. 

Mi amiga Andalucía hace un recorrido por los muchos siglos de historia de esta comunidad. Por estas páginas, algo más de veinte, asomarán otros pueblos y civilizaciones que, durante un tiempo, se asentaron en estas tierras. Es el caso de los tartessos, los fenicios, los griegos, los cartagineses, los romanos, etc. 


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El autor opta por personalizar la tierra y las diversas civilizaciones que llegaron hasta este punto geográfico. Así, Andalucía está representada por una niña pequeña que vive en una casa con un gran patio donde abundan las plantas y las fuentes. A su casa irán llegando otros personajes como Fenicia, Roma o Musulmán. De cada uno de estos personajes se irán detallando sus características peculiares, así como la huella que dejaron en Andalucía. Por ejemplo, Fenicia es la encargada de enseñar a leer y a escribir a Andalucía, Roma instaura la escolarización de los niños, Musulmán conquistó el corazón de Andalucía. Pero también se hablará de Colón y el descubrimiento de América, haciendo hincapié en que la expedición partió de Sanlúcar de Barrameda, en Cádiz, o de los insignes pintores y escritores que parió esta tierra, como Zurbarán, Murillo, Velázquez o Gustavo Adolfo Bécquer. A grandes saltos llegaremos a la Constitución de 1812 y al proceso de autonomía, sin olvidarnos, por supuesto, de la figura de Blas Infante.

En definitiva, y como dice el autor en su blog, este cuento hace un recorrido, "sin excesivas pretensiones", para difundir entre los más jóvenes parte de la historia de nuestra comunidad, dejando constancia de la mezcla de culturas que anida en nuestra forma de ser y de sentir. "Mezcla de mezclas que nos han enseñado a vivir y a convivir, a hacer de la mezcla de lo diferente nuestra seña de identidad que compartimos con todo el que viene y que mostramos allá donde vamos".

Así que, si eres andaluz o andaluza, y tienes hijos pequeños, asómate a este cuento y deja que lo lean. No podemos dejar de inculcar en nuestros niños el amor a nuestra tierra, tan rica en todo y tan denostada, a veces. 

Basta con entrar en el enlace que aparece arriba para descargar el cuento.







 

[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]

jueves, 27 de febrero de 2020

ANA MERINO: 'Creo mucho en la literatura porque la literatura siempre me ha salvado'.

El pasado 6 de enero, Ana Merino se alzó con el Premio Nadal, por su novela El mapa de los afectos, que recientemente ha publicado la editorial Destino. Siendo la dieciseisava mujer que gana este galardón, y considerada como "la autora que hace literatura de la bondad", Merino construye una historia ambientada en el Medio Oeste americano, en un entorno rural, desgranando una pequeña sociedad formada por personajes dispares que otorgan a la obra un toque coral. 

Poeta, experta en cómics y rodeada de buena literatura, -es pareja de Manuel Vilas e hija de José María Merino-, la autora estuvo recientemente de paso por Sevilla, en una ruta de promoción con la que está repartiendo afectos por toda España. Bajo el cielo azul de un día cálido, tuve la oportunidad de conversar con ella.

Marisa G.- Ana, eres pionera en la formación académica del cómic, un género que me encanta, así que no estaría mal abrir esta entrevista contándome algo sobre esa pasión tuya.

Ana M.- Yo te cuento. Mi afición por el cómic me viene de pequeña. Mi padre, aparte de ser un hombre encantador y un gran escritor, es un gran lector de cómic y tuve la suerte de crecer leyendo mucha historieta. Mi ídolo era la Pequeña Lulú de Ediciones Novaro. Con los años, me marché a Estados Unidos a estudiar una maestría que luego se alargó, hasta hoy. Cuando llegué a Pittsburgh, Pennsylvania, decidí meterme en el campo de lo que se llama los Estudios Culturales. Allí, a finales de los 90, me di cuenta que había un campo de estudio importantísimo en el mundo hispánico, había que recuperar la historia de nuestros cómics e investigar estos espacios. Así que, empecé a tirar del hilo y a construir un ámbito teórico. Incluso decidí hacer la tesis sobre cómic, porque había que traerlo al espacio académico, había que preservarlo.

Soy muy defensora de las bibliotecas y precisamente en la de Michigan State, encontré mucho material, gracias a un bibliotecario que es amante de los cómics. Estados Unidos lo ha hecho muy bien, y ha salvado mucha memoria no solo de su propio país, sino de otros. Y aquí, en España, tuvimos la suerte te contar con Luis Alberto de Cuenca como director de la Biblioteca Nacional en los años 90. Él es un gran coleccionista de cómics y consiguió revitalizar la historieta. Con Luis Alberto de Cuenca tengo un gran deuda y creo que le debemos de reconocer, no solo su poesía, sino también esa labor que ha tenido como promotor intelectual.

Me he involucrado mucho en organizaciones sin ánimo de lucro como el International Journal of Comic Art, en el International Comic Art Forum, y alguna otra. Todo ello por puro amor al arte, por ayudar a empresas de la comunidad intelectual a generar sinergias. Luego di el salto a la Universidad de Iowa con el MFA de Escritura Creativa. En definitiva, sigo escribiendo mucho sobre cómic, reflexionando, debatiendo, difundiendo y ayudando a preservarlo. 

M.G.- Pero eres un poco de llegar y besar el santo. Fíjate que, con tu primer poemario, ganas el Premio Adonáis. Y ahora, con tu primera novela para adultos, te llevas el Nadal. 

A.M.- Estoy muy emocionada. Quizá sea porque tengo una voz muy peculiar. Muchas personas se presentan a premios con unas propuestas estupendísimas, pero es el azar el que permite que una determinada voz llegue más al jurado. En este caso, ha habido una serendipia maravillosa, en la que ambos primeros libros contaron algo a ese jurado y consiguieron ser la apuesta elegida.

M.G.- ¿Y cómo se te ocurre escribir esta novela para adultos?

A.M.- El mapa de los afectos surge desde la madurez. Al igual que la poesía me vino con la efervescencia juvenil, con la intensidad de la palabra, con la necesidad de ordenar mi mundo interior y proyectarlo, con esta novela me doy cuenta que he interiorizado el exterior, la aventura americana, que son veinte años de gestualidades, donde el mundo que me rodeaba solo se podía ordenar desde la pulsión narrativa. Ya había tenido una primera gestualidad con El hombre de los dos corazones, con esa novela juvenil de una madre y su hija, que además contaba con unas ilustraciones formidables. ¿Y qué pasó? Pues que me fui a Iowa y todo lo que ocurrió para poner en pie el MFA de Escritura Creativa da casi para otra novela. 

Como dicen los americanos, por entonces yo estaba en Work in progress, es decir, arrancaba la idea de una novela y la tenía que parar porque no podía dedicarle tiempo. Una novela necesita muchas horas y por entonces no podía dedicarle ninguna. No fue hasta que me invitaron a la Universidad de Zurich, cuando el MFA funcionaba y estaba en marcha, cuando lo aparqué un poco todo y me senté a escribir esta novela. En Zurich encontré el espacio para respirar y esta novela se construyó prácticamente entera allí.

M.G.- Decía esta mañana en redes, comentando que íbamos a conversar, que una novela que abre con un poema de Idea Vilariño siempre es un buen presagio. Pero justo debajo de este poema, hay un fragmento de Stan Lee. Me parece un contraste muy llamativo pero que, en realidad, tiene sentido.

A.M.- Efectivamente. En la novela mezclo muchos mundos que conviven. Idea Vilariño, en su poema Una vez, nos conecta con el instante, con la plenitud del instante que se va. Es un poema maravilloso. Pero, Stan Lee nos ofrece la mirada americana de un adolescente que lee tebeos, que cree en el bien y en el mal, y que construye un imaginario desde esa adolescencia. Tenía que situar al lector en esa multiplicidad de mundos. 

M.G.- Es una novela coral que comienza efectivamente con un niño, con un chico que lee cómics pero, a partir de ahí, el hilo conductor nos va llevando a un montón de personajes distintos.

A.M.- Así es. En primer lugar, me interesaba mucho la idea de comunidad de personajes, y de todo lo que cada uno de ellos puede aportar a una misma historia, a una misma trama. Hasta que no llegas a la última página y cierras el libro, no te das cuenta de todo, no tienes esa visión completa.

Me gustaba el arranque de un niño que se sube a un árbol, y desde allí mira al mundo. Luego, en esos primeros capítulos, aparecen Tom, David, Greg, Valeria,.. Todos ellos desentrañan una complejidad vital e importante que, además podemos asociar con nuestras propias vidas porque el amor, la búsqueda del amor, la confusión en el amor, la ingenuidad del amor, están muy presente. Puedes no saber lo que quieres, hacer daño pero, con el tiempo, descubres que existen otras formas de amor. 

M.G.- ¿Existe algún puente entre esta novela y el cómic? Te lo comento porque, al ir leyéndola, me venían imágenes. Si pienso en esta novela veo un caleidoscopio. La siento muy visual.

A.M.- Exacto. Es una novela muy plástica. En poesía y en cómic hay una cosa que me encanta. Si lees un poema y te emocionas, vuelves al inicio y lo lees de nuevo. En el cómic pasa lo mismo. Si te encantan las viñetas, vuelves a releerlo. Yo quería  que mi novela se pudiera releer constantemente y que te diera otros momentos de satisfacción. He cuidado muchísimo el estilo y la sonoridad. Casi parece que está escrita en endecasílabos, para que uno vaya respirando con ritmo. He cuidado mucho los instantes en planos, -hay plano general, primer plano, plano detalle-, y esa mirada la he aprendido del cómic, por eso hay mucho color, mucha luz, muchos cambios de textura o mucha profundidad de personaje en esta novela. Y todo eso, nos lo da el cómic.

M.G.- En El mapa de los afectos hay crimen, hay pasión, amor, bondad, dolor, pero también hay mucha enfermedad: muerte súbita, demencia senil, infartos.

A.M.- ¡Qué buena observación! Yo soy epiléptica y crecí con ausencias. Con tu pregunta me estás haciendo reflexionar sobre algo que no había pensado. Cuando convives con una enfermedad que te acompaña, te cambia el carácter. Me encanta el teatro y hacía mucho teatro en el colegio pero claro, cuando empiezas a tener ataques, te cambia el mundo. Hace veintitantos años la medicina no era la misma y la realidad tampoco. Durante toda mi vida he vivido con las limitaciones que tiene un epiléptico porque, aunque me he cuidado mucho, tenemos limitaciones. 

Sobre la enfermedad también reflexiono en algunos poemarios como Curación o Compañera de celdaLas limitaciones de una enfermedad crónica como una epilepsia te hacen reflexionar mucho sobre tu lugar en el mundo, tus instantes, el deterioro, la vida, lo súbito y lo doloroso. Lo mismo, todo eso también asoma en la novela. 

M.G.- Debe ser que lo tienes interiorizado y te sale naturalmente.

A.M.- Sí, es posible. Y convivir con ello me haga observar a los demás, empatizar con los demás, y conectar enseguida con las enfermedades de otro.

M.G.- A lo largo de las entrevistas que has ido concediendo con motivo del Nadal, se ha hecho mucho hincapié en la bondad, en la bondad de la novela, de los personajes, pero también hay personajes tremendos y a los que les ocurren cosas terribles por acudir a lugares que no deberían.

A.M.- Se habla de la bondad como sustrato, como materia prima literaria. Me interesa hacer una introspección en el ser humano y descubrir que, cuando nos metemos de lleno en el ser humano, nuestro fondo es bondadoso y es el que permite la supervivencia.

Una persona malvada, por muy inteligente que sea, si se aísla del mundo, hará mucho daño. No va a avanzar, no va a pensar nunca en buscar la cura de una enfermedad, ni a adelantar en tecnología. Me interesa la mente de la gente buena y cómo actúa. 

Pero sí, en esta novela aparece el mal, y además aparece de dos formas. Por un lado, una mujer se obsesiona de repente y comete un crimen terrible. Saca conclusiones muy absurdas, vive aislada y no verbaliza su rabia. Encima, en la casa hay armas, lo cual es una crítica porque el aislamiento unido a las armas, puede llegar a generar un criminal. 

Luego vemos el caso de un depredador, que se enzarsa con los más débiles, con una mujer inmigrante, que sabe que no va a denunciarlo porque no se va a atrever. Me interesaba mucho reflexionar sobre eso pero desde el lugar de las víctimas que lo sufren y son parte  de ese drama.

M.G.- El retrato psicológico que se hace de los personajes es muy profundo. Me gustaría saber cómo te has enfrentado a la construcción de los personajes.

A.M.- Con un fondo de empatía, de reflexión psicológica que viene de la literatura, con mucha observación,... Por eso digo que he llegado a esta novela desde la madurez, porque he aprendido a escuchar.

M.G.- Quizá conocemos muy bien a los personajes porque los dejas pensar. El narrador, más que describir actos, describe pensamientos. Los personajes están constantemente pensando.

A.M.- Sí, igual que nosotros. Siempre estamos pensando, aunque no seamos consciente de ello. No nos damos cuenta de lo mucho que pensamos. Por eso, hay una parte en la novela en la que hago un homenaje a ese antes de dormir, a través de dos personajes: Rita y Samuel. En esta novela hay mucha condensación de pensamiento porque la vida son nuestros pensamientos y somos lo que pensamos.

M.G.- Las coordenadas temporales fluctúan en la novela. 

A.M.- Arrancamos en un 2004 y acabamos en un 2019, pero no en sentido lineal.

M.G.- Y en cuanto a los escenarios, el Medio Oeste americano frente a España. ¿Somos tan distintos unos de otros?

A.M.- Creo que no, pero la novela muestra la mirada de alguien que está en Estados Unidos, que se mete en la psicología emocional y se apropia del pasaje americano del Medio Oeste, porque es el que está a mi lado y el que me ha hecho evocar esta novela.

M.G.- Pero los espacios rurales dan tanto juego. Son microcosmos en el que parece que todo el mundo se conoce pero, en realidad, no es así.

A.M.- El espacio rural nos permite acotar muy bien a los personajes, mientras que las metrópolis generan muchos conflictos con las distancias. Me resultaba muy natural contar esta historia desde un lugar tan parecido a los que he conocido y en los que he vivido. 

M.G.- Dices en la nota de prensa que Cumbres borrascosas te dio la serenidad necesaria para terminar la novela. ¿Cómo es esto?

A.M.- Es una simple anécdota. Pasé un mes de agosto en San José, Almería, en la casa de mis padres. Allí intenté avanzar con la novela pero me pasó una cosa. Los epilépticos, con la edad, dejamos de tener ataques pero los cambios hormonales y la pre-menopausia nos afecta mucho. Empecé a tener unos vértigos terribles, pero vértigos de caer redonda. Aquello me provocó mucha ansiedad. Por la noche me despertaba, me sentía mareada. Fue algo que me obsesionó pero yo procuraba tranquilizarme, decirme que no me iba a pasar nada. Son los límites de mi organismo. Entonces, vi que mis padres tenían un ejemplar de Cumbres borrascosas. Lo cogí para releerlo y procuré concentrarme en la lectura. Conseguí meterme de lleno en la novela y esta me devolvió la serenidad que necesitaba. Leía un par de capítulos, respiraba y lograba alcanzar el sueño. A la mañana siguiente me levantaba normal porque los mareos y el malestar me venían al caer la tarde y durante la noche. Cumbres borrascosas tuvo un efecto terapéutico y a la vez, me ayudó a resolver mis dudas sobre mi novela. 

M.G.- La literatura sirve para todo. En el discurso que diste cuando ganaste el Nadal, dijiste que crees en la literatura con el mismo fervor con el que de niña creías en los Reyes Magos. 

A.M.- Creo mucho en la literatura porque la literatura siempre me ha salvado.

M.G.- Ana, ¿vas a volver a escribir para adultos?

A.M.- Sí, estoy escribiendo otra. Ya tengo apuntes, y he decidido situarla entre España y la Nueva Inglaterra, que también me la conozco muy bien. 

M.G.- Estupendo, pues lo dejamos aquí. Muchas felicidades por el premio.

A.M.- Muchísimas gracias. 


Sinopsis: Valeria, una joven maestra de escuela que tiene una relación secreta con Tom, que le lleva treinta años, se enfrenta al dilema de los sentimientos y quiere entender el significado del amor. En el pueblo donde enseña, Lilian desaparece sin motivo aparente mientras su marido está en la otra punta del mundo. Greg, un hombre a quien le pierden las mujeres, frecuenta un club de alterne de los alrededores para ahuyentar su descontento, hasta que un día se ve descubierto de la peor manera posible.

A partir de momentos como estos en el transcurrir de una pequeña comunidad rural, nos adentramos en los misterios cotidianos de sus habitantes. Las vidas de todos ellos no solamente se irán cruzando a lo largo de más de dos décadas, sino que estarán condicionadas por la fuerza magnética de los afectos, la aleatoriedad del azar o por la justicia poética que a veces nos traen los acontecimientos más inesperados.

El mapa de los afectos persigue el rastro de las personas que construyen las historias escondidas de los lugares; sitios donde se evocan ausencias, sucesos extraños, donde ocurren crímenes inexplicables, se convive con las tensiones personales y familiares y donde solo la pulsión del bien sedimenta el poso necesario para seguir viviendo.

miércoles, 26 de febrero de 2020

LAURA (INTRIGA - 1944)


Año: 1944

Nacionalidad: EE.UU.

Director: Otto Preminger.

Reparto: Gene Tierney, Dana Andrews, Clifton Webb, Judith Anderson, Vincent Price, Dorothy Adams.

Género: Intriga

Sinopsis: El detective Mark McPherson investiga el asesinato de Laura Hunt, una elegante y seductora mujer que aparece muerta en su apartamento. McPherson elabora un retrato mental de la joven a partir de las declaraciones de sus allegados. El sugestivo retrato de Laura, que cuelga de la aprede su apartamento, también le ayuda en esta tarea.

[Fuente: Filmaffinity]



Nunca olvidaré el día en que murió Laura. Con esta frase, pronunciada por una voz masculina en off, comienza Laura, película dirigida por Otto Preminger en 1944, en plena Segunda Guerra Mundial. Del director americano pero de origen judeo-austriaco, que tiene casi un total de cuarenta largometrajes en su haber, habré visto una pequeñísima cantidad, pero me consta que es un cineasta alabado y muy reconocido. Laura cayó en mis manos casi de casualidad, cuando haciendo zapping por una plataforma, la pillé a medias. Tenía poco tiempo por delante, pero lo que vi me pareció interesante, así que postergué el visionado completo para una ocasión más propicia.

Laura es una mujer joven y hermosa que ha aparecido asesinada en su apartamento, con un disparo a quemarropa que le ha destrozado el rostro. La película aborda toda la investigación policiaca, al frente de la cual está el inspector Mark McPherson. Él será el encargado de interrogar a todos los amigos y familiares de la víctima, comenzando por Waldo Lydecker, un escritor y periodista, cuyos artículos están tan afiliados con la hoja de un cuchillo.

La voz en off de la que hablaba al principio pertenece exactamente a Waldo.  Él será el encargado de relatar parte de los hechos, cuando la película requiera una narración en tercera persona. A través de este personaje conoceremos un poco más a Laura, cómo se conocieron ambos o qué relación mantenían. Waldo pondrá a PcPherson al corriente de la vida de Laura, le hablará de la relación sentimental que la joven mantenía con Shelby Carpenter, un guaperas que no tenía dónde caerse muerto. También está su tía Ann Treadwell, una señora con un pasión prohibida, y Bessy, la doncella, que hace todo lo posible por limpiar la imagen de su señora. McPherson empleará toda esa información para hacer preguntas insidiosas a todos los implicados en el caso, y la investigación sacará a la luz los posibles motivos que todos y cada uno de ellos tenían para asesinar a Laura. 

¿Quién es el asesino de Laura? Bueno, eso dejo que lo descubráis si os animáis a ver la película.

Estamos ante cine negro auténtico, cine policíaco, criminal, posiblemente el origen de tanta novela negra de hoy en día, pero también es un película de amor, celos y vengazas. Laura es un largometraje clásico que cumple con los preceptos mínimos para mantener la intriga del espectador. Me ha parecido una película que empieza muy bien, con una trama sólida y unos personajes interesantes pero, debo decir que, en ocasiones, el guion me ha dejado algo fría. McPherson es un inspector curioso, tan involucrado en el caso que, para atrapar al asesino casi se instala en casa de la víctima y se dedica a reflexionar, mientras se ventila el whisky de la muerta. Es poli, es la ley, y puede hacer lo que le dé la gana, incluso utilizar métodos poco ortodoxos, pero lo que le ocurre realmente es una cuestión de otra índole. A mí, su actitud me ha parecido algo inverosímil pero, lo mismo es que lo estoy mirando con ojos del siglo XXI. Sea como fuere, hay ciertos detalles de guion que no me han convencido. De hecho, el desenlace me ha parecido precipitado pero juega a su favor que no es excesivamente predecible. 

Laura es un personaje que encandila a los hombres. Es guapa, tiene talento, iniciativa y un encanto innato. Encaja en el perfil de chica atractiva por el que los hombres son capaces de hacer cualquier cosa. La interpretación corre a cargo de Gene Tierney, una actriz de la que sé poco, pero creo que lo hace bien, sin llegar a ser una interpretación inolvidable. No para mí.  

El personaje que más me ha gustado es Waldo. Me parece un tipo frío, desafiante, arrogante, un snob que se mueve con altanería y que cree que todo el mundo le debe devoción. Es maravilloso verlo metido en la bañera mientras teclea en su vieja máquina de escribir esos artículos con los que arremete contra todo aquel que se cruza en su camino. Hay una escena entre él y McPherson que no tiene desperdicio. Clifton Webb es el que da vida al personaje. A veces, ocupa un segundo plano en una escena pero su interpretación es tan magnética que yo no podía dejar de mirarlo a él, en vez de a los protagonistas de la secuencia.  

Basada en la novela de Vera Caspary, poco más voy a añadir en relación a esta película. Ni siquiera me he sentido atraída por la fotografía -galardonada con un Oscar-, ni por la banda sonora que cuenta con algún tema bastante conocido. Bajo mi punto de vista, y aunque las notas de los espectadores no bajan prácticamente del 9, no es la mejor película de Otto Preminger, ni tampoco la mejor película de cine negro que he visto. Generalmente, con este tipo de películas siempre me entran ganas de visionarla de nuevo pasado un tiempo pero, en este caso no lo siento así. Sin embargo, mis impresiones no deben conducir a descartar el visionado de esta película. Que hay cuestiones que no me han convencido y que no me he sentido fascinada por la trama, todo eso es cierto pero es una película que me ha entretenido. Como suelo decir, y máxime teniendo en cuenta lo que opinan otros muchos espectadores, esta no es más que mi opinión, así que, si te gusta el género, dale una oportunidad.  




Tráiler:

          Puedes adquirirla aquí:

              




martes, 25 de febrero de 2020

MARI PAU DOMÍNGUEZ: 'Era el momento de dar voz a tantas personas que vivieron como mis padres'

La propuesta no podía ser más interesante. La idea de hacer una ruta literaria por la villa ducal de Osuna, un municipio de la campiña sevillana, en compañía de la autora Mari Pau Domínguez, y algunos medios de comunicación, se me antojaba del todo irresistible. No podía faltar a ese encuentro con la literatura para festejar, en cierto modo, la publicación de la nueva novela de esta autora catalana que posee importantes raíces andaluzas. 

La nostalgia del limonero ha sido una lectura entrañable, cálida y reconfortante, llena de vida con todo lo que ello implica: alegrías y, en el caso de Diego y Concha, los dos protagonistas principales de esta historia, muchísimas penalidades. La nostalgia del limonero rinde homenaje a todas esas personajes que en los años 50 y 60 dejaron sus lugares de nacimiento en busca de un paraíso. Eran años de miseria y hambre, años en los que había que tomar una decisión. O te quedabas anclado a la tierra que te vio nacer, donde no existía ninguna posibilidad, o dabas un paso al frente en busca de un futuro mejor. Es lo que hicieron Diego y Concha, que optaron por abandonar Osuna y emigraron a Cataluña con la esperanza de mejorar su vida. Pero lo que allí encontraron no fue precisamente un paraíso. Aún así, la pareja consigue establecerse en Barcelona, ciudad que recibió el nacimiento de su hija Paz. 

Inspirada en hechos reales, regada con multitud de anécdotas familiares y recuerdos de infancia de la misma Mari Pau Domínguez, La nostalgia del limonero es una novela que rezuma el aroma de otros tiempos. Y hasta Osuna nos desplazamos, para recorrer junto con la autora  las calles, las plazas y los rincones de este pueblo, donde Diego y Concha pasaron parte de su vida, y a donde volvieron durante las vacaciones estivales. Pero Barcelona ya era su hogar.



Marisa G.- Mari Pau, hoy hemos pasado un día fabuloso. Hemos hecho un recorrido estupendo por muchos de los lugares de Osuna que aparecen en la novela. Casi he visto a Diego y a Concha paseando por estas calles.

Mari Pau D.- A mí también me ha parecido un paseo precioso. La verdad es que estoy muy contenta.

M.G.- Llevas unas ocho o nueve novelas publicadas, muchas de ellas de corte histórico. Me pregunto por qué has decidido publicar ahora la historia de tu familia.

M.P.D.- Creo que era el momento de dar voz a tantas personas que vivieron como mis padres. El momento político y social por el que pasa Cataluña me hizo comprender que una novela como esta tenía que ver la luz. Es algo que jamás me había planteado, contar las vivencias de mis padres, pero resulta necesario hablar de todas esas personas que, como mis padres, marcharon a Cataluña entre los años 50 y 60 para trabajar, para deslomarse y dejarse casi la vida, en sentido prácticamente literal, como ocurrió a tantos que sufrieron las riadas de Barcelona en el año 1962. Todos esos hombres y mujeres que dejaron atrás su lugar de origen y emigraron a Cataluña contribuyeron con un grandísimo esfuerzo, con renuncia y muchas dificultades a construir, mejorar y a hacer más próspera una parte de España. Tenía que contar esta historia, y no por mi familia, sin por reflejar la vida tan dura de tantos miles de personas. Ahora era el momento, ahora que hay muchos dirigentes políticos, algunos de ellos en prisión, que creyeron tener el derecho de segregar una parte de España, saltándose la ley, incluso. ¿Pero qué derecho? Con toda esta situación convulsa, mi madre me decía que, ahora que ya se sentía catalana, ¿qué iba a pasar?, si ahora iba a tener que decir que tenía al resto de su familia en el extranjero, en otro país. Y encima, escuchas a ciertos políticos decir que los catalanes no tienen nada que ver con los andaluces, como si vinieran de otro planeta. Es demencial, cuando resulta que hasta aquí han llegado tantas y tantas personas de fuera, cuando somos catalanes mezclados. Precisamente esa mezcla es lo que enriquece.  

Esta novela está teniendo mucha repercusión. Hay muchos hijos de emigrantes, gente que me ha escrito o me ha llamado para darme las gracias, porque se ven reflejados en la historia, o son capaces de ver a sus propios padres en Diego y en Concha. 

M.G.- Cuentas la historia de tus padres como un reflejo de todos esos andaluces, extremeños, murcianos que se marcharon a Cataluña. Casi se puede definir esta novela como la historia de un éxodo.

M.P.D.- Puede ser sí. Además era muy curioso porque, generalmente un miembro de la familia marchaba a Cataluña, en plan avanzadilla, a comprobar si realmente aquel era el paraíso que le habían contado. Y una vez que ese primer emigrante se asentaba, entonces llegaban los demás. Obviamente, Cataluña no era un paraíso. Allí pasaban muchas dificultades pero, desde luego, estaban mucho mejor que en el pueblo. 

Los emigrantes solían vivir todos agrupados en la periferia. Era su manera de protegerse, de cuidarse y ayudarse los unos a los otros. Eran como guetos en los que resultaba más fácil sobrevivir porque, además, era la parte más económica de Barcelona. Así se forjó el Cinturón Rojo, formado por los pueblos de la periferia, donde era fácil conseguir el voto socialista, de ahí lo de Cinturón Rojo.

M.G.- La novela la construyes con dos hilos narrativos. Por un lado está el pasado, la historia de Concha y Diego, pero también hay un presente más reciente con un toque de suspense. Las dos líneas van avanzando de forma paralela.

M.P.D.- Así es, ha sido una estructura compleja pero a la vez apasionante porque esto, o te sale bien o es un pastiche. Procuré emplearme a fondo para que todo casara bien. 

Efectivamente, hay una trama sentimental de suspense con la que invito al lector a acompañar a Paz, la hija de Diego y Concha. Es un viaje que tiene muchos caminos y muchas posibilidades de desembocar en una cosa o en otra, un viaje hacia el pasado en el que Paz, sin habérselo planteado hasta ese momento, decide emprender una búsqueda. He procurado que el lector se identifique con ella y, conociendo su historia, emita sus propias reflexiones.

M.G.- Estamos ante una novela y, como tal, hay ficción pero, escuchándote a lo largo del día de hoy, me doy cuenta de que gran parte de la novela es real. Hay muchos episodios sacados de la realidad.

M.P.D.- Es una novela muy real. Y las cosas que no pasaron, que son invención literaria, están tan al hilo de todo lo que aconteció que también parecen reales. En esta novela me he esforzado mucho para que los personajes parezcan de carne y hueso, para que los puedas imaginar perfectamente, caminando por la calle. 



M.G.- Por eso la novela llega tanto al lector porque la sentimos, casi la podemos palpar. Los personajes son extremadamente humanos. 

M.P.D.- Esa era la intención, que fuera una historia y unos personajes con los sentimientos a flor de piel, que fuera una novela que tuviera emoción y emocionara. En el fondo, es como la vida, en la que pasas rachas más emotivas que otras, o en la que a veces estás de vuelta de todo. De una manera u otra, el ser humano necesita sentir y eso es lo que pretendido con esta novela, que el lector sienta.

M.G.- Hablando de los personajes, algunos van a evolucionar más que otros. En su juventud, Diego era una persona muy echada para delante, que podía con todo. Sin embargo, tras vivir las riadas del 62, cambia radicalmente. Y será Concha la tome las riendas de la familia. Son dos personajes que evolucionan pero en direcciones opuestas. 

M.P.D.- A ellos les ocurre como puede ocurrirle a cualquiera en la vida. Concha es una mujer que nunca ha salido de su pueblo, que no la dejaron estudiar, que no le permitieron ser lo que ella quería. Le han cortado tanto las alas que, cuando se ve en Barcelona, en la capital de la modernidad en esa época, tiene mucho más claro que Diego que de ahí no se van a mover. Es verdad que tendrán que pasar por situaciones tremendas pero ella racionaliza la situación y sabe que, por muy mal que estén en Barcelona, en el pueblo estarán aún peor. Concha, como muchas de las mujeres de la época, tenía un sentido práctico de la vida, mucho más que los hombres. Así que, al final se quedan en Barcelona y hacen allí su vida porque es ella la que va a tirar del carro. 

Diego, a partir de las riadas, vivió el resto de su vida con la esperanza y la añoranza de regresar a Osuna, pero Concha sabía que en Osuna no tenían nada que hacer.

De todos modos, hubo mujeres que también tiraron la toalla. Concha tiene una gran amiga, emigrante como ella, que acaba tomando una decisión muy dramática, porque no puede soportar las dificultades, porque todo le sobrepasa, porque no se siente en ningún sitio y porque la vida le pesa. Pero por lo general, las mujeres aguantaron y tiraron del carro. Estoy convencida de que muchos hombres, si hubieran estado solos, se hubieran vuelto a sus pueblos, aunque allí no hubiera habido ni futuro ni presente.

M.G.- Mari Pau es la creadora de Paz. Pau y Paz. Es inevitable preguntarte, ¿qué hay de la autora en el personaje?

M.P.D.- En Paz hay buena parte de mí. Es un personaje en el que se ve perfectamente lo que me inculcaron mis padres, especialmente mi madre. Paz es un personaje que tiene mucho que ver conmigo, en cuanto a la fuerza, a la idea de que en la vida tienes que marcarte un destino, y luchar por él, como sea. Hay que hacerlo y no rendirse nunca. Paz es idéntica a mí en eso. Ni ella ni yo nos rendimos nunca, pase lo que nos pase. Es algo que me inculcó mi madre y me siento muy orgullosa de ello.

M.G.- Es una novela donde hay personajes muy buenos, gente buena que ayuda a los demás, pero también hay villanos.

M.P.D.- Como en la vida misma. Además, en casi todas las familias, si empiezas a rascar un poco, salen unas historias terribles. Envidias y miserias, hay en todas las familias, y en la de Cocha y Diego también. 

M.G.- La novela está colmada de citas. Aparece mucho Juan Marsé con Últimas tardes con Teresa. ¿Por qué la elección de tantas citas?

M.P.D.- Se trataba de contar una crónica sentimental, que tenía mucho que ver conmigo y mi familia, pero quería también hacer un recorrido literario por aquellos autores que han sido tan importantes para mí. La literatura me ha ayudado muchas veces en mi vida. Y a Paz le pasa igual. Si te fijas ella era una niña que, al crear mundos ficticios o leerlos, se abstraía de la vida que llevaba en un barrio que no le acababa de gustar. Sin embargo, era la vida que tenía que llevar. La literatura ayudó a Paz, tanto como me ayudó a mí, de ahí la inclusión de tantas citas. 

M.G.- La horquilla temporal es muy amplia. Abarca de los años 50 hasta prácticamente la actualidad. En ese transcurso, no solo vamos a ver evolucionar a los personajes, como ya henos hablado, sino también vamos a ver cambiar las ciudades. Es algo que se ve especialmente en Barcelona. 

M.P.D.- Es precioso ir viendo la evolución de una ciudad tan grande como Barcelona. Los pueblos no evolucionan tanto aunque, por suerte, Osuna ya no es la que era. Pero en Barcelona sí se ve una evolución importante, especialmente en los años 80, previos a las Olimpiadas.

M.G.- La novela no tiene tintes políticos pero sí me ha llamado la atención la última frase de la Nota Preliminar. Me ha parecido una frase cargadísima de significado.

M.P.D.- Claro, claro. Deliberadamente en la novela no hay de política, pero nada de nada. Sin embargo, sí hay una declaración de intenciones previa. Precisamente empezábamos así esta entrevista, con el por qué de esta historia ahora, pues porque parte de un momento político y social muy determinado y quería dejar claro eso. Cataluña era de todos, es de todos, y esperamos y aspiramos a que Cataluña siga siendo de todos. Pero igual que Galicia, Andalucía o Madrid. Es una declaración de intenciones y con eso es suficiente. No quiero hacer un alegato político con la novela porque, además no es necesario. El lector, cuando terminar de leerla, será capaz de sacar sus propias conclusiones. Es mucho más interesante que el lector haga ese ejercicio, a que se lo de todo mascado. 

M.G.- El título no puede ser más bonito. Ese limonero es todo un símbolo.

M.P.D.- Es un símbolo precioso. Ese limonero simboliza la añoranza y la nostalgia que acompaña a los personajes en muchos momentos. Es un recuerdo que tengo de mi infancia. Cuando acababan las vacaciones, mi padre metía limones gigantes e inmensos en un saco y nos los llevábamos a Barcelona. No sé como aguantaban meses y meses en el frigorífico. Eso ya no ocurre pero, aquellos limones, tenían  una cáscara muy gorda. Es uno de los recuerdos más bonitos que tengo de mi infancia. 

M.G.- Hoy hemos hecho un recorrido por Osuna, ¿qué queda de la Osuna de Concha y de Diego?

M.P.D.- Queda el alma del pueblo, quedan sus calles, como la calle Carrera, San Pedro o Sevilla. Queda el cine San Pedro, aunque se cae a pedazos, pero parece que lo van a rehabilitar, y menos mal que no van quitarlo para poner una hamburguesería como ocurría en Madrid. Quedan sus palacios o, al menos, las fachadas, con esas piedras que tienen alma propia. Yo lo siento así. 

M.G.- Y quedan tus recuerdos, Mari Pau.

M.P.D.- También mis recuerdos, es verdad.

M.G.- Bueno, pues yo te agradezco este paseo tan bonito que hemos dado por el pueblo de tus padres. Te agradezco de corazón esta jornada tan interesante que hemos pasado a tu lado y felicidades por la novela, porque es preciosa.

M.P.D.- Muchas gracias a ti. Me alegro que te haya gustado.


Sinopsis: En las páginas de esta novela al lector le parecerá que se reencuentra con viejos conocidos, casi parientes muy cercanos cuya historia no sólo merece sino que conviene recordar: sus protagonistas son Concha, andaluza emigrada a Cataluña en los años 60, y su hija Paz.

Tras un traumático divorcio que la deja prácticamente en la ruina, económica y también emocional al comprobar que su matrimonio había sido una farsa, Paz regresa a la antigua casa familiar, un lugar del que se fue para no volver. Estaba harta de ser «la catalana» durante los veranos en el pueblo de Sevilla de donde proceden y «la andaluza», el resto del año en su barrio de Barcelona. Vuelve con muchas cuentas pendientes y una amarga sensación de fracaso que cuadra muy bien con la crisis social y política del país.

Paz nunca ha conocido los detalles de la historia de su madre, Concha, una mujer llena de energía y pasión, que va plantando cara a los reveses que se le van presentando: la decepción de su matrimonio, las terribles riadas del 1962, la dureza de los primeros años en Cataluña, la imposibilidad de realizarse a través de una historia de amor en la madurez, y la distancia cada vez mayor con su única hija, en la que proyecta todas sus ilusiones.