Nacionalidad: España.
Director: Alexis Morante.
Reparto: --
Género: Documental.
Sinopsis: Documental sobre una de las figuras más apasionantes que ha dado la música en el siglo XX, un homenaje en el 25 aniversario de la muerte de Camarón y una retrospectiva sobre su vida y su arte. Un retrato íntimo en el que sus creadores han tenido acceso al archivo inédito de la familia y donde se muestran vídeos, fotografías y documentos del artista que nos aproximan al interior de la leyenda. Una experiencia inmersiva narrada por el actor Juan Diego. Camarón universalizó el Flamenco, un arte que no tiene fronteras y que ahora, con esta película, quiere abrirse un poco más al mundo.
El flamenco, un arte que no todo el mundo comparte o entiende. Sin embargo, a mí me estremece una soleá, unos tangos, una alegría, una bulería... bien cantá. Llevo escuchando flamenco desde que era pequeña, desde que, siendo una niña, mi padre se afanaba en sus cosas, mientras encadenaba un fandango tras otro. No lo hacía mal, el hombre. Aficionado al cante jondo desde su adolescencia, se pasaba las horas escuchando a El Cabrero y yo, a su vez, me quedaba embelesada oyéndolo a él cantar. Así fue mi infancia, entre las copillas que entonaba mi madre, con aquellos Ojos verdes entre Torres de Arena, mientras mi padre se afeitaba en el baño, o arreglaba cualquier cacharro de casa pregonando: No te vas a llevar ná, el día que tú te mueras. Mira si eres inocente que crees que te va a librar, el dinero de la muerte. Nadie se libra. Ni Camarón tampoco.
Camarón: Flamenco y Revolución es una obra de arte que quita el sentío. El director Alexis Morante, responsable del guion de esta preciosa historia, junto con Raúl Santos, desgrana la vida del que fue la estrella más brillante del flamenco. Con una narración circular, que se inicia con la llegada del féretro de Camarón al aeropuerto de Sevilla el día 2 de julio de 1992, y se cierra con las mismas imágenes, a las que se añade todo un pueblo, el de San Fernando, volcado en el sepelio de este cantaor.
José Monje Cruz nace un 5 de diciembre de 1950 en San Fernando (Cádiz), conocida coloquialmente como La isla, una tierra marinera, de astilleros y barcos hasta la que el mismísimo Generalísimo se trasladó para ver a su España más naviera. Pero San Fernando tenía dos caras, la de las avenidas coloniales y la de la miseria. Allí, entre la pobreza, huérfano de padre en la adolescencia y con siete hermanos más, en una vecindad en la que la vida y la muerte era de todos y afectaba a todos por igual, creció y vivió Camarón.
El flamenco siempre fue el arte de la calle, un arte que mamó Camarón de los senos de su madre Juana, que también se arrancaba a cantar en las reuniones familiares y lo hacía como los ángeles porque 'algunos cantaban pa' matarlos y otros cantaban pa' morirse'. Ya desde pequeño, el niño apuntaba maneras. El documental recorrerá su vida desde sus inicios en la Venta de Vargas, a la que acudía gente de toda España largando 'propinas que eran sueldos'. Y allí lo escuchó Manolo Caracol, que mostró indiferencia ante el quejío del chaval. Pero este gitanito no cejó en su empeño. Llegarían más tarde los festivales, las actuaciones en la Feria de Abril de Sevilla. Antonio Mairena tampoco pareció impresionado pero Camarón siguió su camino, no sé si trazado por las estrellas o por alguno de esos conjuros de su gente. No fueron inicios fáciles. Recibió abucheos antes de ganar confianza en sí mismo. Y en 1968, lo esperaba Madrid y el tablao Torres Bermejas, donde conoció a un padre y a un hijo, a Antonio Sánchez Pecino y a Paco de Lucía. Se formó el tangai.
De ahí a los discos un paso. Camarón: Flamenco y Revolución mostrará al Camarón artista pero también al hijo, al esposo, al amigo y al padre de familia. Todos sabemos que las drogas y el alcohol estuvieron presentes, pero no es necesario meter el dedo en la llaga. Sin obviar su lado más oscuro, este documental nos muestra al hombre enamorado de su Chispa, al genio acompañado a la guitarra por Tomatito, al cantaor que quiso remover los cimientos del flamenco, con un disco que no caló entre el público pero claro, es que había que escucharlo más de una vez para entender La leyenda del tiempo. Y llegaron las actuaciones de París y Londres, donde cantó aquello de 'Soy gitano y vengo a tu casamiento', según dicen, uno de los discos más vendidos de la historia del flamenco. La lío tan gorda que hasta Elton John y Mick Jagger se fijaron en él, que hasta el mismo Quincy Jones se arrimó a aquel gitano de rizos rubio, piel clara y tan menuillo que su tío se preguntaba que qué clase de gitano era este, si más que gitano parecía un camarón. Y ahí se le quedó el nombre. Pero la vida gira y gira, y llega el dolor, la enfermedad y la muerte. El flamenco se viste de luto un 2 de julio de 1992 mientras todo San Fernando grita '¡Camarón!, ¡Camarón!'
Más de una vez dijo que su cante no era comprendido. Eran fandangos, alegrías, bulerías, martinetes y soleá que retrataban su vida, su amor por la tierra, por su madre, por los suyos. Parecía como si ni él mismo se creyera lo que le estaba pasando, respondiendo a los elogios con la mirada gacha, azorado, tímido y apocado. No conocía la arrogancia. Así lo vemos en este documental, que muestra imágenes inéditas, fotografías, vídeos familiares, intervenciones en programas, actuaciones y declaraciones de los que lo conocieron. No vamos a encontrar a la Chispa hablando de su marido, ni a Luis, Gema, Rocío, José o María José, sus hijos, hablando de su padre. No hace falta.
Y todo ello contado a través de una voz tan potente como la del propio Camarón. El actor Juan Diego pone palabras a las imágenes, relata con un lenguaje de la calle y acertado los grandes momentos en la vida del cantaor, los buenos, los malos y los regulares. Uno puede imaginarse al actor, sobre un escenario, 'cantando' la vida del gitano.
Camarón: Flamenco y Revolución me ha parecido un documental espectacular, hecho con respeto y cariño. Una historia con garra, bien dirigida, bien montada y excepcionalmente bien declamada. Y un desenlace, ese que te imaginas, conmovedor y emotivo.
Tanto si eres payo como gitano, tanto si eres un erudito o un aficionado, tanto si te gusta el flamenco como si no, Camarón: Flamenco y Revolución es un documental que no te debes perder, porque narra la vida de un hombre. Solo eso. La vida de un hombre que nunca supo lo importante que fue.
[Fuente: Filmaffinity]
Camarón: Flamenco y Revolución es una obra de arte que quita el sentío. El director Alexis Morante, responsable del guion de esta preciosa historia, junto con Raúl Santos, desgrana la vida del que fue la estrella más brillante del flamenco. Con una narración circular, que se inicia con la llegada del féretro de Camarón al aeropuerto de Sevilla el día 2 de julio de 1992, y se cierra con las mismas imágenes, a las que se añade todo un pueblo, el de San Fernando, volcado en el sepelio de este cantaor.
José Monje Cruz nace un 5 de diciembre de 1950 en San Fernando (Cádiz), conocida coloquialmente como La isla, una tierra marinera, de astilleros y barcos hasta la que el mismísimo Generalísimo se trasladó para ver a su España más naviera. Pero San Fernando tenía dos caras, la de las avenidas coloniales y la de la miseria. Allí, entre la pobreza, huérfano de padre en la adolescencia y con siete hermanos más, en una vecindad en la que la vida y la muerte era de todos y afectaba a todos por igual, creció y vivió Camarón.
El flamenco siempre fue el arte de la calle, un arte que mamó Camarón de los senos de su madre Juana, que también se arrancaba a cantar en las reuniones familiares y lo hacía como los ángeles porque 'algunos cantaban pa' matarlos y otros cantaban pa' morirse'. Ya desde pequeño, el niño apuntaba maneras. El documental recorrerá su vida desde sus inicios en la Venta de Vargas, a la que acudía gente de toda España largando 'propinas que eran sueldos'. Y allí lo escuchó Manolo Caracol, que mostró indiferencia ante el quejío del chaval. Pero este gitanito no cejó en su empeño. Llegarían más tarde los festivales, las actuaciones en la Feria de Abril de Sevilla. Antonio Mairena tampoco pareció impresionado pero Camarón siguió su camino, no sé si trazado por las estrellas o por alguno de esos conjuros de su gente. No fueron inicios fáciles. Recibió abucheos antes de ganar confianza en sí mismo. Y en 1968, lo esperaba Madrid y el tablao Torres Bermejas, donde conoció a un padre y a un hijo, a Antonio Sánchez Pecino y a Paco de Lucía. Se formó el tangai.
De ahí a los discos un paso. Camarón: Flamenco y Revolución mostrará al Camarón artista pero también al hijo, al esposo, al amigo y al padre de familia. Todos sabemos que las drogas y el alcohol estuvieron presentes, pero no es necesario meter el dedo en la llaga. Sin obviar su lado más oscuro, este documental nos muestra al hombre enamorado de su Chispa, al genio acompañado a la guitarra por Tomatito, al cantaor que quiso remover los cimientos del flamenco, con un disco que no caló entre el público pero claro, es que había que escucharlo más de una vez para entender La leyenda del tiempo. Y llegaron las actuaciones de París y Londres, donde cantó aquello de 'Soy gitano y vengo a tu casamiento', según dicen, uno de los discos más vendidos de la historia del flamenco. La lío tan gorda que hasta Elton John y Mick Jagger se fijaron en él, que hasta el mismo Quincy Jones se arrimó a aquel gitano de rizos rubio, piel clara y tan menuillo que su tío se preguntaba que qué clase de gitano era este, si más que gitano parecía un camarón. Y ahí se le quedó el nombre. Pero la vida gira y gira, y llega el dolor, la enfermedad y la muerte. El flamenco se viste de luto un 2 de julio de 1992 mientras todo San Fernando grita '¡Camarón!, ¡Camarón!'
Más de una vez dijo que su cante no era comprendido. Eran fandangos, alegrías, bulerías, martinetes y soleá que retrataban su vida, su amor por la tierra, por su madre, por los suyos. Parecía como si ni él mismo se creyera lo que le estaba pasando, respondiendo a los elogios con la mirada gacha, azorado, tímido y apocado. No conocía la arrogancia. Así lo vemos en este documental, que muestra imágenes inéditas, fotografías, vídeos familiares, intervenciones en programas, actuaciones y declaraciones de los que lo conocieron. No vamos a encontrar a la Chispa hablando de su marido, ni a Luis, Gema, Rocío, José o María José, sus hijos, hablando de su padre. No hace falta.
Y todo ello contado a través de una voz tan potente como la del propio Camarón. El actor Juan Diego pone palabras a las imágenes, relata con un lenguaje de la calle y acertado los grandes momentos en la vida del cantaor, los buenos, los malos y los regulares. Uno puede imaginarse al actor, sobre un escenario, 'cantando' la vida del gitano.
Camarón: Flamenco y Revolución me ha parecido un documental espectacular, hecho con respeto y cariño. Una historia con garra, bien dirigida, bien montada y excepcionalmente bien declamada. Y un desenlace, ese que te imaginas, conmovedor y emotivo.
Tanto si eres payo como gitano, tanto si eres un erudito o un aficionado, tanto si te gusta el flamenco como si no, Camarón: Flamenco y Revolución es un documental que no te debes perder, porque narra la vida de un hombre. Solo eso. La vida de un hombre que nunca supo lo importante que fue.
Tráiler:
No sabía de este documental. Lo tengo que ver sí o sí!
ResponderEliminarBesotes!!!
Su vida desde luego que es de todo menos normal. Muy bueno el documental.
ResponderEliminarMe encanta!! Yo era muy purista en el flamenco hasta que le escuché a él, abajo los esquemas.
ResponderEliminarBesitos 💋💋💋
Yo tengo que reconocer que no escucho flamenco, aunque sí muchas artistas más comerciales con ese punto flamenquito. Y a Camarón pues tampoco le he escuchado mucho, aunque sí que conozco su historia personal y la magnitud de todo lo que consiguió.
ResponderEliminarMe lo llevo, para mí y para recomendar a alguien al que le encanta este artista ;)
besitos
Yo tampoco lo conocía y, no me importaría nada verlo.
ResponderEliminarAquí no hay costumbre de escuchar flamenco, en el norte, pero a mí siempre me ha puesto la piel de gallina. Me parece un género en que despuntan muy pocos y los que lo hacen, wow, te traspasan con sus voces desgarradas.
Besos.