Fernando de Rojas fue el autor de La Celestina. Hasta ahí debe llegar nuestra cultura general, pero sobre su vida, ¿qué se sabe? Luis García Jambrina fabula con la vida del creador de Calisto y Melibea, y compone para él una serie de aventuras, en las que podremos ver a Rojas en situaciones dispares.
El manuscrito de aire es la cuarta entrega de esta saga que nos conducirá hasta la isla de La Española, donde Fernando de Rojas tendrá que llevar a cabo una investigación como pesquisidor real, tras el asesinato de toda una aldea de indios tahínos. Sobre la novela, y sobre las verdades de la colonización de América, hablamos con su autor hace una semana.
Marisa G.- Luis, esta es la cuarta entrega de una saga que tiene como protagonista a Fernando de Rojas y que cuenta con títulos tan curiosos como 'El manuscrito de piedra', 'El manuscrito de nieve' o 'El manuscrito de fuego'. ¿Estos títulos corresponden a una cuestión de ornamento o verdaderamente tienen alguna conexión con las tramas?
Luis G.- Tienen relación, sí. Todo surgió con la primera novela, cuando se me ocurrió el título de 'El manuscrito de piedra', sin saber si la iba a terminar o no. Pero viendo que el personaje daba mucho juego y tenía muchas posibilidades, opté por hacer una tetralogía. Las primeras novelas se sitúan a finales del siglo XV, todavía con un pie en la Edad Media, cuando aún estaba vigente esa teoría de los cuatro elementos básicos del mundo.
M.G.- Dos preguntas obligadas. Al tratarse de la cuarta entrega, ¿es necesario leer las anteriores?
L.G.- No, no. Siempre las concebí como novelas autónomas. Da igual empezar por la cuarta, que hacerlo por la primera. De hecho, entre ellas hay un salto cronológico importante. La tercera entrega se sitúa tiempo después de esta. No es necesario seguir un orden. Lo verdaderamente importante es engancharse con el personaje y con toda esa atmósfera que lo rodea.
M.G.- ¿Y por qué fijarse en la figura de Fernando de Rojas, precisamente?
L.G.- Antes de escribir novelas, publiqué un par de libros de cuentos. En uno de ellos, construí varias tramas relacionadas con enigmas de la literatura española o con figuras como el autor del Lazarillo, Cervantes, Unamuno,... Me sorprendió que, siendo clásicos, terminaran por gustar a los lectores. La verdad es que intenté hacer algo atractivo, mezclando los enigmas con intrigas de carácter policíaco o elementos fantásticos. Fue entonces cuando me planteé seguir por esa línea y me fijé en Fernando de Rojas porque era una figura que siempre me había fascinado. Rojas escribió 'La Celestina' y, a pesar del éxito que tuvo en su día, no escribió nada más. Era un hombre que, en sí mismo, era todo un enigma. La mayor parte de su vida es absolutamente desconocida. No hay documentación, no existe una biografía de Rojas y además es imposible hacerla porque lo único que se conoce a ciencia cierta son sus últimos años en Talavera de la Reina, cuando ya llevaba una vida muy monótona y rutinaria, dedicada a su trabajo de jurista y de Alcalde Mayor, con su mujer, sus hijos, sus negocios. Procuraba pasar muy desapercibido porque era converso y además no ostentaba riqueza por temor al Santo Oficio. Eso fue un poco lo que me movió a convertirlo en personaje, primero de una novela, y luego de otras tres. A lo mejor, dentro de unos años escribo otras cuatro porque es un personaje que tira de mí, que quiere vida y desarrollo.
M.G.- Al traspasar un personaje real a una novela de ficción, y más en este caso, en el que hay tantas lagunas, ¿sintió usted, en algún momento, temor por colocarlo en ciertas situaciones delicadas?
L.G.- Sí, claro. En la primera novela, dudé muchísimo porque me planteaba si a los lectores iba a interesar encontrarse a Fernando de Rojas en el papel de detective. A pocos lectores les interesa los clásicos, ¿cómo le iban a interesar mis novelas?
M.G.- Pero no solamente fabula con el trabajo que desempeña sino que le construye toda una personalidad, con una vis cómica muy interesante.
L.G.- Del carácter, solo podemos deducir algunos datos de 'La Celestina, donde podemos encontrar humor, incluso del negro. También podemos hacer algunas suposiciones por su condición de converso, en el caso de que lo fuera realmente porque es algo que no está absolutamente demostrado. A partir de ciertas cuestiones, he ido tirando un poco del hilo y he procurado construir un personaje que sea atractivo. He intentado humanizarlo, que tenga dudas, ambigüedades,... como todo el mundo.
M.G.- En esta última novela, Fernando de Rojas tendrá que volver a desempeñar el papel de pesquisidor, empeño que ya ejerció en una novela anterior. ¿Qué es esto de pesquisidor?
L.G.- Eso pertenece a la ficción, pero no es algo descabellado. Rojas era jurista y, por lo tanto, solía hacer pesquisas. De hecho, cuando trabajaba en Talavera de la Reina, es lo que hacía, resolver casos y litigios, aunque eran cosas menores, como problemas de lindes entre fincas. Lo convertí en pesquisidor real, enviado por los Reyes Católicos a la isla La Española, para investigar determinados asuntos que habían sucedido lejos de la Corte y sobre los que querían tener una visión.
M.G.- Es decir que el pesquisidor de entonces correspondería hoy al investigador privado, ¿no?
L.G.- Sí, exacto. El oficio existía y la palabra también que, por cierto, es bastante bonita, y se debería seguir usando.
M.G.- Nunca la había escuchado pero sí, es bonita. Pero Luis, esta novela es una mezcla de géneros. Tiene un poco de todo, de histórica, de aventura, de novela negra, de romance. Es un compendio.
L.G.- Sí, siempre me ha gustado mezclar géneros, pero en este caso, creo que he llegado más lejos. Me parece que mezclar géneros es una forma de añadir atractivos a una trama.
En este caso, el tema de fondo de la novela es más serio y más complejo que en las anteriores. En 'El manuscrito de aire' no se investiga el asesinato de una persona particular, sino de toda una aldea de tahínos, un asunto muy vinculado a un tema de actualidad, como es la colonización de América. Es una cuestión que suscita debate y he querido profundizar en este asunto pero ofreciendo al lector otros elementos añadidos, como por ejemplo, una intriga policiaca y una trama amorosa, factores con los que intento atrapar al lector. La trama amorosa está justificada en la novela porque, a través de ella, puedo mostrar el mundo de los tahínos. Rojas queda prendado de Higüemota, una mujer tahína que existió realmente, y es ella la encargada de mostrarle su cultura, tan desconocida y que, desgraciadamente, ha desaparecido al igual que la lengua.
M.G.- En la época en la que transcurre esta novela, Rojas ya había escrito 'La Celestina', libro sobre el que se hacen diversas referencias. Creo que usted acostumbra a hacer guiños literarios.
L.G.- Sí, muchos. Y era algo que también me preocupaba porque pensé que no se iba a entender. Todo lo que huela a clásico, el lector común lo suele rechazar. En mis novelas, siempre hay mucho trasfondo literario. En la primera, aparecía la Celestina y había mucha referencia a la literatura de la época. En la segunda, salía el Lazarillo. Y en esta, he jugado con el hecho de que, el autor de la Celestina, acabe enamorado.
M.G.- La historia se desarrolla principalmente en la isla La Española, poco después de que Colón llegara a aquellas tierras. Vemos en la novela la relación que existía entre los tahínos y los españoles, que no era precisamente muy cordial.
L.G.- No, no... Y eso es rigurosamente cierto. Quería mostrar la situación de los tahínos en esos primeros años de la conquista y colonización. Cuentan muchos cronistas, algunos cargando las tintas más que otros, que los españoles utilizaron las encomiendas para explotar y prácticamente esclavizar a los indios tahínos. Pero las encomiendas no se crearon para eso, sino que eran sesiones de indios a españoles para que los cuidaran, los civilizaran y los cristianizaran. Debían darle algún trabajo remunerado y proporcionarles buenas condiciones. La reina Isabel, cuando vivía, hizo mucho hincapié en esto, pero la práctica fue muy distinta. Como digo, los españoles utilizaron las encomiendas para someterlos a unos condiciones de trabajo tremendas, para emplearlos en las minas de donde extraían el oro, algo que no era fácil.
Hay muchos historiadores actuales que aseguran que la mayor parte de las muertes de los tahínos fue por enfermedades. Sí, es verdad pero es una verdad a medias, porque esas enfermedades no hubieran sido mortales si no hubieran sido obligados a trabajar de sol a sol, si no los hubieran desarraigados, algo tremendo para ellos, hasta el punto que la vida dejaba de tener sentido. Los alimentaban poco y mal, no los cuidaban,... Así que es normal que murieran de enfermedad.
M.G.- Pero esta realidad está muy camuflada en los libros de textos cuando se estudia la colonización de América, ¿no?
L.G.- Es una parte muy desconocida pero muy importante. Fue en esa isla y en esos años, donde comenzó todo y luego, todo lo que se ensayó ahí, se trasladó a otras islas y al continente americano.
En esta novela, he intentado contar la historia desde la mentalidad de la época. Si lees cartas, crónicas de indios o los escritos de Bartolomé de las Casas, te darás cuenta que era así. También decían que Bartolomé de las Casas era muy exagerado pero algo de verdad habría en lo que decía. Había mucha crueldad y todo era por la codicia. No es que los españoles quisieran acabar con los indios, no era un genocidio, sino una explotación, que incumplía las leyes de la época. Los indios eran súbditos del rey y, teóricamente, eran hombres libres.
M.G.- Claro, pero había un océano de por medio.
L.G.- Sí, había mucha agua de por medio, así que actuaban de una manera impune. Y luego estaba la ambigüedad del rey y de los que llevaban la política de Indias. El rey daba instrucciones para que se respetara a los tahínos. Como consecuencia de la actividad de los dominicos -la parte buena de esta historia-, que siempre se estaban quejando de cómo se trataba a los tahínos, se hicieron unas leyes que rara vez se respetaban.
M.G.- Es interesante también la opinión que tenían los descendientes de Colón sobre Fernando el Católico. Hablan de él como un hombre interesado.
L.G.- Es que fue así. No respetó las Capitulaciones de Santa Fé y privó al hijo de Colón de todos los derechos. María Álvarez de Toledo, la esposa de Diego Colón, es la que saca las castañas del fuego y la que pleitea contra el rey. Gracias a ella, se le reconocieron algunos derechos.
M.G.- Diego Colón ostentaba el cargo de Gobernador pero realmente la que llevaba las riendas era su esposa María.
L.G.- Sí, eso se dice, que ella era un poder en la sombra porque tenía más carácter que el propio Diego Colon. De él, se decía que era muy pusilánime y bastante ambiguo, con respecto al tratamiento de los tahínos. En ese sentido, no era mucho mejor que otros gobernadores anteriores o que la mayor parte de los españoles. María Álvarez de Toledo parece que era una mujer muy inteligente y muy luchadora, y además es la que va a transformar la vida en Santo Domingo, al llevarse a muchas damas de acompañamiento. Fue la que fundó la vida social de la isla, hasta tal punto que una de las calles más conocidas de la ciudad colonial de Santo Domingo es la Calle de las Damas, porque era por donde paseaban estas mujeres, un poco para exhibirse y encontrar marido entre los ricos
M.G.- Habría que verlas con esos vestidos, paseando por allí y con tanto calor.
L.G.- (Risas) Pues sí.
M.G.- Entre los temas, aparte del racismo, la política y el poder, en la novela también se trata la cuestión del medio-ambiente y la destrucción de la naturaleza en favor del progreso.
L.G.- Y eso es algo que no me lo he sacado de la manga. Leyendo a Fernando González de Oviedo, uno de los cronistas de Indias más importante, descubro que, con la llegada de los españoles, el mundo se transformó completamente. Ten en cuenta que a los indios se les traslada de un lugar a otro y abandonan sus cultivos. Se podría decir que se produce una especie de cambio climático.
Aunque parezca un tópico, los tahínos llevaban una vida muy integrada con la naturaleza. Cultivaban solamente lo que necesitaban, nunca hacían acopio de provisiones, y además de recolectar, podían cazar y pescar. Por otra parte, tenían mucho tiempo de ocio. En la novela retrato las fiestas y los juegos de pelota. Todo eso es real. En cuanto a sus creencias, tenían una relación muy especial con sus dioses a través de unas figuras que llamaban cemíes. En definitiva, su vida era parecida a la paradisiaca, aunque también tenían que sufrir los ataques de los caribes, que vivían en las Antillas menores y eran caníbales. A estos no les interesaba las tierras, sino que hacían prisioneros, se los llevaban y se los comían. A las mujeres se las llevaban a una isla, donde las tenían cautivas y las usaban para la reproducción. A las niñas las dejaban en la isla, a los niños se los llevaban, los engordaban y se los comían. Eso era lo infernal de sus vidas.
M.G.- En cuanto a los escenarios, las otras tres novelas transcurren en Salamanca. En este caso, cruzamos el charco. Imagino que el proceso de documentación habrá sido más complicado.
L.G.- Sí, por eso es la novela que dejé para el final porque el proceso de documentación ha sido largo y me ha tomado varios años. Luego, la escritura ha sido mucho más rápida porque tenía la historia en la cabeza. En estas novelas es tan importante la documentación como la escritura y yo me divierto mucho con ambos procesos. Además suelo escribir sobre temas o cuestiones que me interesan. De esta manera, me obligo a buscar e investigar sobre algún detalle.
Para documentarme, he tenido que viajar a Santo Domingo y ver lo que queda de aquellos años. Aún hay partes de la isla que se conservan muy bien.
M.G.- Para finalizar, y aprovechando lo que comentó al principio, ¿quinta aventura o nueva tetralogía?
L.G.- Bueno, estoy escribiendo la quinta novela de la serie. Pero también estoy pensando en hacer otra tetralogía, aunque no tengo claro en torno a qué. El personaje de Fernando de Rojas da mucho juego, por él mismo y por la época en la que vivió. Para bien o para mal, es la época más importante en la historia de España y Rojas es un buen testigo de todo lo que acontenció.
M.G.- Perfecto Luis. Pues esperaremos otras aventuras. Muchas gracias por este encuentro.
L.G.- Gracias ti.
Sinopsis: La Española, día de la Epifanía de 1515. Una aldea de indios tahínos cercana a la ciudad de Santo Domingo sufre un devastador incendio, en el que mueren sus habitantes poco después de ser bautizados. Los frailes dominicos le piden al rey Fernando el Católico que envíe a Fernando de Rojas para que lleve a cabo las pesquisas del caso e informe sobre la situación de los nativos de la isla.
Así comienza una compleja trama en la que se mezclan la intriga detectivesca y la pasión amorosa, la búsqueda de la justicia y el descubrimiento del otro. A lo largo de su investigación, Rojas se encontrará con un Nuevo Mundo, repleto de misterio y de belleza, en el que tendrá que afrontar numerosas dificultades, hasta adentrarse en lo más recóndito y tenebroso de la isla, allí donde se oculta una verdad incómoda y difícil de asimilar.
Novela histórica, policíaca, de aventuras..., 'El manuscrito de aire' nos trasladas a los primeros años de la colonización de América, un tiempo de luces y sombras, ambiciones y sueños, horrores y contradicciones, que marcará un antes y un después en la vida de la Historia de España y de Occidente.
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