Cada vez me gusta más hablar con gente joven, empaparme de su forma de vida, de su corriente de pensamiento y de su punto de vista. En ocasiones, me he encontrado con declaraciones y reflexiones de adolescentes, jóvenes en transición, que han sido como un fogonazo, como un rayo fulminante que tambalea mis propios criterios y me coloca en otro ángulo desde el que contemplar la vida bajo otro prisma. Son mujeres y hombres que hace tiempo salieron del huevo, con pensamiento propio y algo que decir. Me ocurre con frecuencia y me ha ocurrido también con Elisa Levi, la joven de la que la solapa de Por qué lloran las ciudades, dice que 'nació en Madrid en junio del 94 y ese mes fue muy frío para ser verano. Ha peleado con su cuerpo, ha tomado prozac ha bebido y ha fumado. Ha escrito poesía y teatro. Ha abandonado un curso becado y ha cambiado su apellido para tomar las riendas de su identidad. Le gustaría haber sido amante de Isabel I, pero nació en la época que no era y a cambio ha escrito sobre su generación'. La autora de Por qué lloran las ciudades nos visitó hace unos días para presentar su primera novela.
Elisa L.- Porque, ¿hasta qué punto se tiene que saber de mí o hasta qué punto debe primar más el relato? Invierto tanto tiempo en la creación de la historia y de los personajes que prefiero que lo que se cuente de mí sea algo liviano.
M.G.- Pero tienes que reconocerme que hay datos muy curiosos.
E.L.- Sí, lo son pero con ellos nos llegas a saber nada de mí.
M.G.- Bueno, que te gustaría ser amante de Isabel I, sí (Risas).
E.L.- Es un dato que le di a mis editores, algo muy anecdótico. Decidieron ponerlo y me ha hecho gracia pero hasta ahí
M.G.- En principio, tu primera incursión en la literatura fue con poesía y con teatro. Me gustaría saber si tu poesía sigue la misma línea de la poesía que hace la gente joven actualmente, muy cercana, melódica, muy accesible.
E.L.- No tanto. La gente de mi generación que ahora mismo está haciendo poesía también está muy vinculada con las redes sociales, con la crítica social y en mi caso, no parto tanto de la crítica social cuando hago poesía, sino que parto de un sentimiento propio para llegar a lo general. Ellos lo hacen al revés, parten de algo general para llegar a lo más íntimo. En ese sentido, no encajo tanto dentro del mundo de la poesía actual y por eso decidí retirarme un poco. Como poeta ahora mismo no tengo mucho más que decir. La poesía llega en momentos puntuales de la vida y ahora mismo estoy en otra cosa.
M.G.- ¿De ahí tu decisión de saltar a la narrativa?
E.L.- Sí. Aunque también se debe a que necesitaba otro formato para lo que quería contar. Un poema se me quedaba demasiado corto. Necesitaba narrar una historia y adentrarme en la vida de unos personajes, y para eso, la poesía no me servía. El salto fue muy natural.
M.G.- En cualquier caso, este libro sí contiene poesía.
E.L.- Sí. Para mí ha sido un reto porque he trasladado un sentimiento muy personal a la voz de un personaje. He tenido que adaptar mi poesía a la línea de pensamiento de un personaje concreto.
M.G.- Lo que haces en esta novela es contar la historia de Ada, una joven de veintiocho años que tiene que viajar urgentemente a Tokio porque su mejor amigo se ha suicidado. Abordas temas tan profundos como la amistad, la muerte, el amor,... ¿qué otras cuestiones planteas en el libro?
E.L.- Aparte del amor, la amistad y la muerte, temas todos ellos muy relacionados porque el amor lo engloba todo, también hablo del paso hacia la madurez. Esto prima mucho en el libro porque la protagonista se va haciendo preguntas, se va cuestionando su pasado, su futuro o su presente, a través de ese viaje que hace a Tokio. Es el momento en el que Ada deja de ser una niña o una mujer joven para convertirse en una adulta a través de un golpe fuerte como es el suicidio de una persona tan cercana a ella.
M.G.- El paso de una etapa a otra está muy idealizado, ¿verdad?
E.L.- Sí, sí,... Y parece que tiene que ser muy fácil y muy rápido, y realmente te encuentras que tienes que asumir la vida, que eres adulto, que en realidad estás solo, que tienes que tener un criterio, unas ideas claras,... Es una transición que te puede llevar mucho tiempo. El hecho de que la sociedad te imponga que tienes que ser adulta de hoy a mañana, que hoy tienes diecisiete pero mañana tienes dieciocho, que ya eres mayor,... todo eso genera mucha ansiedad e incertidumbre.
M.G.- La homosexualidad está presente también en tu novela. Mucha gente de mi generación sigue sin entender que cada uno puede tener la identidad sexual que quiera. Me gustaría soñar que en tu generación no existen ya ningún tipo de prejuicios. ¿Es así?
E.L.- En el entorno en el que me muevo hay bastante libertad sexual. Poco a poco vamos quitando las etiquetas y no importa si te atraen las personas de un sexo u otro. Siento que es como un paso muy grande que estamos dando hacia la libertad y agradezco mucho que mi generación esté avanzando en ese sentido. En la novela, trato la homosexualidad de manera independiente a los juicios de valor.
M.G.- ¿Y la familia, Elisa? ¿Os consideráis más individualizados y no como parte de un núcleo familiar?
E.L.- Conozco mucha gente de mi generación que ha tenido que irse fuera a trabajar o a estudiar, así que nos hemos visto un poco obligados a generar nuestra propia familia, en torno a gente que íbamos conociendo en el camino. El núcleo familiar ha ido cambiando. Creo que ahora prima mucho eso que se suele decir sobre que la familia no la eliges sino que viene impuesta y que los amigos son la familia que eliges. Yo realmente lo siento así. Siento que mis amigos son casi mis hermanos, son la familia que he elegido, y los quiero más que a muchos miembros de mi propia familia. Esto es un nuevo concepto de familia que se está gestando desde hace mucho tiempo, que ahora está aflorando, y que me parece muy sano.
M.G.- Tu novela se puede entender como una ventana que se asoma a tu generación. ¿Has querido hablar de vosotros desde diferentes ángulos a través de la historia?
E.L.- No lo he hecho conscientemente pero creo que, sin querer, he mostrado la actualidad en la que yo vivo, que es la actualidad de mi generación, con todo lo bueno y todo lo malo.
M.G.- ¿Y qué es lo malo de tu generación?
E.L.- En mi generación se valora demasiado el estar bien. Las redes sociales han conseguido que el aparentar sea una cosa muy natural, muy habitual. Hay que mostrar que somos muy felices. Por ello, se han generado más juicios de valor alrededor de la tristeza, de la ansiedad, de la depresión, a la par que esos temas se han ido desarrollando más. La ansiedad sigue siendo un estigma y se sigue señalando a las personas que tiene ansiedad. Lo malo de mi generación es la crítica continua.
M.G.- Las redes sociales tienen mucha culpa. Son un escaparate en el que todos nos exponemos y sacamos nuestra mejor cara.
E.L.- Claro. Y te expones a una opinión pública sin filtros donde todo el mundo puede decir lo que sea. Esto está muy bien pero esa libertad a veces genera mucho dolor y ese dolor no se gestiona todavía.
M.G.- El personaje principal es Ada. Me gustaría que me hablaras un poco de ella. ¿Cómo es?
E.L- Ada es una mujer española que reside en Dinamarca. Ha tenido problemas en el núcleo familiar. No se siente identificada con la forma de pensar que tiene su familia. Ha buscado una nueva familia fuera, incluso fuera de España. Es una persona que está intentado afrontar la vida, asumiendo sus problemas, que tiene ansiedad porque la vida se la genera, y que tiene dificultades para encontrar el placer, quizá por las vivencias que ha tenido en el pasado. Ahora se encuentra en un punto de la vida en el que está asumiendo ese pasado, intentando andar hacia adelante, y lo hace, por suerte o por desgracia, a través del duelo por la muerte de su amigo, que era el pilar de su vida.
M.G.- Es un personaje que acostumbra a hacer un gesto de manera inconsciente y habitual. Tiene un tic. Imagino que eso será fruto de la ansiedad que siente.
E.L.- Es así. Ese gesto es un símbolo de su ansiedad, la manera de hacerla evidente pero creo que también lo hace para recordarse a sí misma que está aquí y está ahora, y que se tiene a sí misma. Creo que es un tic frenético que le conecta consigo misma y por eso se niega a erradicarlo de su vida.
M.G.- Has mencionado el placer. El sexo, ¿qué papel juega en la vida de Ada?
E.L.- El sexo juega un papel de huida y de búsqueda, es una dicotomía rara. Ella lo utiliza para huir de la realidad, como usa los lexatines, pero también lo usa como vehículo para sentir placer de manera rápida. Es su manera de comprobar que todavía puede sentir algo. Tiene tanto que gestionar en su interior que usa el sexo como una herramienta para sentirse presente.
M.G.- El suicidio es un tema duro hasta tal punto que los medios de comunicación evitar dar noticias al respecto. ¿Cómo lo has gestionado en la novela?
E.L.- Es algo que me planteé mucho. Cuando me puse a escribir tuve muy en cuenta que el lector no empatiza con el suicidio ni con el suicida. Hablar del suicidio, tratarlo de una manera tan presente o tratar la ausencia de una persona de una forma tan presente, siendo Denis un personaje que no está en la historia pero sí en la vida de Ada, me ha servido como búsqueda de mi propio criterio y de mi propio pensamiento sobre el suicidio. Decidí ser valiente. Es mi primera novela, no tengo nada que perder realmente, no tengo una carrera detrás. Es mi momento para arriesgarme.
M.G.- ¿Pero tú considerarías tu novela triste o pesimista?
E.L.- Para nada. Es verdad que se trata la tristeza, que los personajes tienen un lastre que superar pero también creo que dentro de la búsqueda de la felicidad, cabe toda esa tristeza. Ada se encuentra en ese viaje, en el reflexionar sobre la tristeza. Para llegar a la felicidad hay un proceso de tristeza que superar. La vida de la gente está llena de decepciones y la felicidad son solo momentos puntuales. Creo que es una novela valiente porque Ada es valiente. Ella asume la vida y su propia tristeza.
M.G.- ¿Escribir esta novela te ha servido para madurar?
E.L.- Por supuesto. Además, mi trabajo madura conmigo. El trabajo artístico madura según el artista va madurando. Aunque yo odio usar el término 'artista' porque va más vinculado a elitismos sociales que no me gustan. En su lugar, prefiero el término 'creador'. Así que, el trabajo del creador va ligado a la madurez que va adquiriendo ese creador. La escritura me sirve para conocerme a mí misma, conocer mis criterios y mis puntos de vista.
M.G.- ¿La elección de Tokio como escenario corresponde a alguna motivación?
E.L.- Sí, quería situar al personaje en un lugar del mapa donde tuviera problemas para comunicarse y que ese problema de comunicación la ayudase a gestionar su propio problema comunicación consigo misma. A la vez, también suponía un reto para mí como escritora. Mi economía no me permitía viajar a Tokio y vivir allí durante un mes para empaparme de su cultura, así que tuve que investigar desde mi casa de Madrid. Buscar información sobre Tokio, sobre Japón, sobre las costumbres, y no quedarme en la superficie, en lo que sabe todo el mundo. Fue algo muy motivador.
M.G.- Algo que evidencia que es una novela generacional, escrita por una persona joven, es la inclusión de las herramientas típicas con las que os habéis criado. Habéis nacido en la era de las nuevas tecnologías y todo eso se ve en la novela.
E.L.- Es una parte de mi realidad, muy presente, y obviamente tenía que salir en algún momento. Ada tiene veintiocho años, tenía que tener las nuevas tecnologías integradas en su vida, tanto como lo tengo yo, de ahí que figuren 'whatsapp' como parte del texto.
M.G.- Tengo curiosidad por el título.
E.L.- El título corresponde a una pregunta que Ada se hace frecuentemente en el libro. ¿Por qué lloran las ciudades? Es una reflexión y una metáfora en general encaminada a averiguar por qué a veces llora la vida. Ella misma se acaba respondiendo, bueno Denis, la ayuda a responderse a sí misma. Me parecía una bonita metáfora de ella y de las ciudades que están tan presentes en la novela, como Madrid, Copenhague, Tokio,... Saber por qué lloran las ciudades significa saber por qué la vida llora y cómo afrontamos ese llanto.
M.G.- ¿Y suele llorar Elisa Levi?
E.L.- (Risas) Elisa Levi es muy llorona. Lloro mucho pero también me paso mucho tiempo sin llorar. Me hacen llorar las cosas más tontas.
M.G.- Señal de que eres muy emotiva. Como última pregunta, me gustaría saber a quién lees.
E.L.- Cuando me encierro en un proyecto, únicamente hago lecturas relacionadas con ese proyecto concreto. Por ejemplo, me he enredado ahora con una historia en Tokio, pues leo a Murakami. Pero me gusta mucho el teatro, así que tiendo a leer a Caryl Churchill, a Jazmín Arreza, a Angélica Liddell de la que me declaro su mayor fan. Pero en narrativa no tengo favoritos. Me gusta todo tanto... Soy como muy naïve para elegir lecturas. No tengo un criterio definido.
M.G.- Creo que eres la primera persona de tu edad que me dice que lee teatro.
E.L.- Amo el teatro con todas mis fuerzas. Estudié Artes Escénicas y aspiro a dedicarme al teatro aunque ahora mismo no sea lo más activo culturalmente. El teatro es mi pasión.
M.G.- ¿Pero hay algo planteado para el futuro en ese sentido?
E.L.- Bueno, escribí teatro y tuve un obra en cartel, a pequeña escala, que fue bien. Mi idea es empezar un máster en Londres sobre dramaturgia y escritura teatral y sí, en un futuro a medio plazo me gustaría dedicarme al teatro, sin abandonar la narrativa.
M.G.- Me encanta el teatro, así que espero en el futuro ver una obra tuya algún día.
E.L.- Ojalá.
M.G.- Bueno, Elisa, lo dejamos aquí. Espero que te vaya todo muy bien con esta novela. Seguro que será así.
E.L.- Eso espero. Gracias a ti.
Por qué lloran las ciudades es una novela por la que sentí mucha curiosidad desde que llegó a mis manos. Y ahora, tras conversar con la autora, tengo que confesar que me llama mucho más la atención. Pronto sabréis qué me ha parecido.
Muy buena entrevista la que le haces a esta escritora tan joven. Tomo nota de su nombre, Elisa Levi, y del título de su novela, "Por qué lloran las ciudades". Has hecho que me interesen ambas. Fantástico, Marisa, he quedado encantado
ResponderEliminar.
Besos
De nuevo, entrevistaza al canto, es una señora entrevista, si señor.
ResponderEliminarTomo muy buena nota.
Besitos cielo.
Qué buena entrevista! Me ha gustado mucho conocer a esta joven autora. Y tomo nota de su novela, que me ha llamado la atención. Pendiente estaré de tu opinión.
ResponderEliminarBesotes!!!
Tiene puntos de vista muy interesantes y desde luego aspectos sobre los que reflexionar y que siempre nos ha dado miedo sacar en conversaciones. Una entrevista y una presentación muy interesante.
ResponderEliminarComo siempre estupenda entrevista. Ya me habéis generado curiosidad por otro libro...
ResponderEliminarBesos.
Siempre me lo paso bien con estas entradas de entrevistas, enhorabuena por el trabajo Marisa.
ResponderEliminarBesos
Me encanta la entrevista y me apunto el nombre de la autora para seguir su trayectoria.
ResponderEliminarBesos.
https://milirio.blogspot.com/
Una entrevista de lo más completa.
ResponderEliminar¡Un abrazo!