miércoles, 27 de febrero de 2019

MEMORIAS DE ÁFRICA (DRAMA - 1985)

Resultado de imagen de memorias de africaAño: 1985

Nacionalidad: EE.UU

Director: Sydey Pollack.

Reparto: Meryl Streep, Robert Redford, Klaus Maria Brandauer, Michael Kitchen, Malick Bowens, Michael Gough, Suzanna Hamilton, Rachel Kempson, Stephen Kinyanjui, Joseph Thiaka, Leslie Phillips, Graham Crowden, Shane Rimmer, Donal McCann, Tristam Jellinek, Keith Pearson, Allaudin Qureshi, Benny Young, Niven Boyd,..

Género: Drama. Romance. Biopic

Sinopsis: Libremente inspirada en la obra homónima de la escritora danesa Isak Dinesen. A principios del siglo XX, Karen contrae matrimonio de conveniencia con el barón Blixen, un mujeriego empedernido. Ambos se establecen en Kenia con el propósito de explotar una plantación de café. En Karen Blixen nace un apasionado amor por la tierra y por las gentes de Kenia. Pero también se enamora pérdidamente de Denys Finch-Hatton, un personaje aventurero y romántico a la antigua usanza , que ama la libertad por encima de todas las cosas.

[Fuente: Filmaffinity]


Yo tenía una granja en África, a los pies de las colinas de Ngong.

¿Quién no ha escuchado esta frase alguna vez? ¿Quién no la ha declamado en voz alta? ¿Quién no ha escuchado los primeros acordes de esa melodía dulce y cadenciosa que nos traslada a los rojos atardeceres de Kenia?

Memorias de África es uno de esos largometrajes que se quedan en la retina, de la que puedes revivir escenas concretas sin que se diluyan en el tiempo. Es una película del año 1985 cuando el formato VHS era el único soporte por entonces. Fue una época en la que los periódicos, en un intento de captar adeptos y aumentar las ventas -lo siguen haciendo-, ofrecían junto a los diarios artículos a bajo coste. Aficionada al cine, fueron unos años en los que me hice con una importante colección de películas que hoy ya no puedo ver porque mi viejo reproductor de VHS pasó a mejor vida hace tiempo. ¿Pero cómo deshacerse de títulos como El Padrino, El graduado, Lo que el viento se llevó, Forrest Gump, La vida de Brian y tantas otras...? Regalarlas, donarlas, cederlas... en definitiva, desprenderme de ellas no entraba en mis planes, así que opté por convertirlas de VHS a DVD. Por eso hoy traigo Memorias de África, porque en ese proceso de transformación me han entrado muchas ganas de ver películas tan antiguas y tan deliciosas como esta.

Probablemente la mayoría de las personas que asomen a este post habrán visto la película. Quizá hasta más de una vez. Pero puede darse el caso de que a ti, lector, por tu juventud, simplemente te suene el título y poco más. En tal caso, aquí vengo a hablarte un poco de las impresiones que provoca el visionado de esta película que, a mi juicio, envejece perfectamente. 

Memorias de África está inspirado en la novela que la escritora Isak Dinesen publicó en 1937 donde recogía los años que vivió en Kenia. En realidad, su verdadero nombre era Karen Blixen, una danesa de buena familia que, despechada por los desplantes de su amante, decide marcharse a Kenia en 1913 donde contraerá matrimonio con el hermano de este. Por entonces, la zona era una colonia británica y no era extraño ver a las damas con tules y largos vestidos y a los caballeros con salacot, casacas y botas de montar convivir entre nativos a los que intentaban domesticar. A su llegada al continente africano ocurrirán dos cosas: por un lado, se topará por primera vez con Denys, un comerciante de marfil; por otro lado, se oficiará su matrimonio entre desconocidos que intentan arropar a la recién llegada. Karen y su recién estrenado marido fundan una granja para cultivar café. Al tratarse de un matrimonio de conveniencia, las relaciones afectivas no estaban muy consolidadas por lo que el barón, mujeriego por naturaleza, continua con su vida de libertinaje. Mientras tanto, Karen intenta adaptarse al continente africano y tomar las riendas de una granja en la que su familia ha invertido mucho dinero a la vez que su marido pasa largas temporadas de caza fuera del hogar familiar. Durante esos años se hará gran amiga de Y esos años se hará gran amiga de otro comerciante, Bekerley. Y volverá a aparecer Denys. Y ahí dejo la historia.

Memorias de África es el relato de un gran amor sin que en ningún momento exista un excedente de azúcar. El cineasta Sidney Pollack consigue construir una bella y elegante historia partiendo lo que seguramente es una hermosa historia literaria y autobiográfica -ahora me han entrado ganas de leer la novela también-. Pero, este largometraje también  retrata la dureza de una vida en un continente al que los británicos querían acotar y repartir. Para la reina Victoria una parte. Para su nieto el Kaiser Guillermo, la otra. Y los nativos sin saber muy bien dónde asentarse. La película nos mostrará parcialmente la vida colonial pues casi toda la acción se centra en la actividad de la granja mientras que la ciudad asoma en momentos muy puntuales. Sinceramente a una le dan ganas de viajar a África para tomarse un café bajo un cielo estrellado, servido en porcelana fina, con la mantelería y las servilletas impecables. Son escenas que chocan un poco teniendo en cuenta que se desarrollan en medio de la nada, pero entiendo que eso forma parte del romanticismo de esta historia y francamente, poco me importa. 

Karen, una mujer tan delicada como una figurita de porcelana, llegará al continente africano con su porcelana y su cristalería de Limoges pero pronto aprenderá que allí las cosas son bien distintas. Una mujer sola al frente de una granja tendrá que dejar sus remilgos y remangarse la falda y eso hará la protagonista de esta historia que pasa sus noches extrañando al marido ausente. África es otro mundo y la granja, un submundo. Ella mostrará valor y coraje, aprenderá a amar la tierra, a dejarse inundar por la belleza de la naturaleza, la respetará, comprenderá que no se puede luchar contra lo que ocupaba aquel espacio antes de la llegada del hombre blanco y se preocupará por los nativos, sus kikuyus, a los que los europeos arrebataron sus tierras. 

Por su parte Denys es un hombre libre. Su amor es puro pero rehúye de todo tipo de ataduras. Aunque Karen es independiente sigue siendo una mujer convencional que necesita tener a un hombre a su lado, de manera oficial. Pero es una mera ilusión pues ella misma saca adelante la granja sin ayuda de nadie. En algún momento, la relación entre ambos pasará por algún bache, como consecuencia de la europeización del amor.

Tanto Mery Streep en el papel de Karen como Robert Redford como Denys están impecables. Las interpretaciones de ambos van más allá de lo que se recoge en un guion. Uno y otro se creen ese amor que lo inunda todo y nos llega a través de la pantalla con fuerza. Sin duda, la conexión entre ambos es uno de los puntos fuertes de esta película que, una vez vista, difícilmente olvidas.  

Técnicamente, bueno al largometraje se le notan sus años. No podría ser de otro modo. En este último visionado he percibido un par de escenas con croma en las que no me había fijado antes. Pero aún así, ¡qué hermoso ese paseo por avioneta contemplando la belleza del continente africano, ese contraste de color que termina por hechizarnos! Sin duda, y al margen de esa historia de amor entre dos personas, que también es una historia de amor por la tierra, por una cultura, lo más destacable de este largometraje es la absolutamente maravillosa fotografía que junto a la banda sonora de John Barry la convierten en una verdadera joya. Tan solo le pondría una pequeñísima pega, la duración. A mí me han sobrado unos diez minutos hacia la mitad. 

No me cansaré de asomarme a la historia de amor de Karen y Denys. No me cansaré de viajar cinematográficamente a África aunque no se muestre el lado más árido del continente. No me cansaré de ver a las damas británicas luciendo hermosos vestidos abotonados hasta el cuello cuando las altas temperaturas seguro que hacían imposible soportarlos. Y no me cansaré de repetirme una y otra vez 'Yo tenía una granja en África, a los pies de las colinas de Ngong' mientras una dulce melodía suena en mi cabeza. 

Memorias de África para verla cada cierto tiempo. Para descubrirla si todavía no la has visto.


Tráiler:



Puedes adquirirla aquí:

                                   


martes, 26 de febrero de 2019

FEDE DURÁN: 'He contado una historia que se desarrolla en España pero en la que, ni judíos ni musulmanes fueron expulsados'

Conocí al periodista Federico Durán hace unos días cuando, en plena promoción de su segunda novela, La familia Berlín (Reservoir Books), concretamos una cita para conversar sobre su nueva publicación. Siendo lo primero que leía de su autoría, me he llevado una gran sorpresa al encontrarme con una novela distinta a lo que habitualmente leo, no ya por esa mezcla de géneros que nos ofrece, pues la propuesta de Durán podría pasar por una crónica social, una novela intimista e incluso de índole aventurera. La peculiaridad de esta novela pasa también por ubicar la historia en unos escenarios particulares, que se mueven entre Estados Unidos y España, surgiendo estos últimos del imaginario del autor. Y todo ello, coronado por un personaje principal, Sansón Berlín, que nace en los niveles sociales más bajos para encumbrarse a las alturas, y estará rodeado por una cohorte de personajes tan singulares como él. 

De todo ello conversamos hace unos días y de todo ello os doy debida cuenta en estos momentos. 

Marisa G.- Fede eres periodista de profesión, has escrito artículos de economía, política,... para importantes periódicos, al igual que has entrevistado a autores. Me resulta divertido cuando os cambiáis de posición. ¿Cómo se encaja dejar de formular preguntas para responderlas?

Fede D.- Sí que es una posición curiosa pero creo que he perdido la sensibilidad y me adapto a cada rol sin problemas. La ventaja que puedes tener al tratar con otros periodistas es que, al conocer el oficio, sabes cómo hacer para que la otra persona esté a gusto. Es importante que la persona entrevistada no tenga miedo.

M.G.- Es verdad. Yo también he notado alguna vez que se asustan. Al principio están un poco tensos porque no sabes por dónde les vas a salir y luego, cuando ven el curso que toma la entrevista, se relajan algo más.

F.D.- Exacto. Es que los periodistas desde fuera tienen muy mala fama pero no es para tanto. Hay de todo, buenos y malos profesionales.

M.G.- Pues sí. Bueno, pues, al margen de tu labor de periodista, empezaste a publicar con relatos - 'Guantes negros' en 2009 - , luego vino 'La mirada de Mónica Vitti' (2012), a la que, por cierto, haces un pequeño guiño en esta novela y recientemente, aparte de 'La familia Berlín', has participado en una antología que me parece interesante.

F.D.- Sí, para celebrar que mi actual editorial, Reservoir Books, cumplía dieciocho años. Fue un poco el comienzo de mi regreso a la literatura porque 'La mirada de Mónica Vitti' es un libro publicado en 2012 pero terminado en 2009. Así que, desde 2009 a 2017, únicamente me he dedicado a escribir relatos. 

Recibí una llamada de Jaume Bonfill, mi editor, y me cuenta la idea que han tenido. Querían hacer una pre-selección de veinticinco autores en lengua castellana para hacer una antología de relatos. De esos veinticinco solo iban a elegir definitivamente a nueve. Me preguntó si quería participar y por supuesto dije que sí. Al final, me eligieron. La suerte no solo fue esa, sino también tener a tiro de piedra la posibilidad de plantearle al editor una idea más ambiciosa. Retomar la prosa de novela y presentarle en un plazo relativamente corto 'La familia Berlín'.

M.G.- 'La familia Berlín' sobre la que la nota de prensa dice que es 'una fábula sobre el regreso al hogar en época de ambición e impostura'. Una frase muy seria, aunque la ambición siempre ha convivido con el ser humano.

F.D.- Y la impostura también.

M.G.- Cierto, aunque está mucho más acentuada ahora por las redes sociales. ¿Qué es eso de la fábula?

F.D.- Bueno, son frases editoriales pero, aunque es difícil, podríamos intentar catalogar la novela. No quiero decir que sea buena o mala pero sí creo que es original y muy coral, con muchos saltos y muchos personajes, y un  pueblo en el que todo transcurre y que se mueve como una especie de gusano de seda. Todo está coordinado. Pasarán muchas cosas, contiene elementos del surrealismo mágico más que del realismo mágico. A la vez es una novela de aventuras, como esas que leíamos cuando éramos pequeños y, al mismo tiempo, es casi un 'thriller'. Todo ello mezclado con una trama político-periodística que es muy loca y muy ácida. Así que, no sé si será buena o no pero original creo que sí. 

M.G.- A mí también me lo parece y estoy totalmente de acuerdo contigo en que tiene elementos de novela de aventuras. Esos capítulos en los que el protagonista, Sansón, corretea con sus amigos de infancia, y luego hay un tesoro del que no vamos a desvelar. 

De todos modos, también se dice en la nota de prensa que los personajes de tu novela son 'herederos andalusíes de las familias de Saul Bellow y Gabriel García Márquez y también son primos por parte de madre de Wes Anderson y por parte de padre de José Luis Cuerda y Los Planeta'. Hay una mezcla muy extraña de hombres...

F.D.- Sí, pero es que todos somos productos de nuestras lecturas y nuestros gustos. Uno de los problemas fundamentales que afronta la gente que empieza escribir es que no lee. Si tú no lees, por mucho don que tengas, no vas a mejorar y todos tenemos mucho margen de mejora. Mis lecturas se reflejan un poco en esa frase editorial porque, por un lado la literatura norteamericana ha sido muy importante para mí desde pequeño. En general, también lo ha sido la literatura alemana, la japonesa y la italiana. Luego, con respecto a 'Los Planetas' nos es más que mi huella musical, una huella que aparece igualmente en la novela a través de Elsa, la madre de Sansón, amante del jazz y del swing. Aparecerán nombres como Sinatra o Tony Bennett en algún capítulo. En cuando a Cuerda, es el responsable de esa parte surrealista de la que  hablábamos antes. 


M.G.- Pero 'La familia Berlín' no solamente se narra la historia de Sansón Berlín, un chico que nace en una familia humilde, con un padre contable, una madre, y que llega a convertirse en ministro, ¿verdad?

F.D.- La novela es más que eso. 'La familia Berlín' es también la historia de un pueblo, Luna Creciente, y de un tiempo, que ya está desapareciendo. Esto lo podemos confrontar si comparamos nuestros recuerdos de los sitios de dónde venimos, da igual que sea Sevilla, Cádiz o cualquier otro lugar, con lo que son ahora. Antes era todo mucho más artesanal y ahora todo está mucho más digitalizado, aunque no digo que eso implique necesariamente ventajas. 

Lo que se va viendo a lo largo de la novela es cómo se va decantando esa confrontación en el tiempo, cómo va evolucionando cada personaje. Sansón parte de una ambición muy grande por pura inocencia, aunque puede llegar a tener un puntito cabroncete... Ocurre que luego la vida te va colocando en tu sitio y va redactando de nuevo el guion que tenías en tu cabeza. Por eso, luego vienen los sinsabores, las penas, las traiciones aunque también algunas cosas buenas como el amor, la madurez,...

M.G.- Y una pregunta que me genera mucha curiosidad. ¿Por qué construir una familia judía? ¿Por qué son judíos y se apellidan Berlín? En mi imaginación se empezaron a formar conexiones.

F.D.- Es interesante que comentes esto porque me impuse un ejercicio a la hora de escribir la novela. He contado una historia que se desarrolla en España pero en la que, ni judíos ni musulmanes fueron expulsados. He cambiado sustancialmente el curso de la Historia. Por eso, en Luna Creciente, y en todo el país podemos encontrar apellidos sefarditas, musulmanes, cristianos, catalanes,... Es la misma mezcla que tenemos ahora pero oficializada. 

Los Berlín son judíos porque mi familia es de origen sefardita y he querido rescatar eso de una manera más interesante.

M.G.- Y Sansón que llega a convertirse en ministro, ¿tiene similitudes con los políticos que sufrimos ahora?

F.D.- (Risas) Ayer venía de Madrid pensando en esto mismo. Si nuestros políticos reales supieran lo que se parecen a mis políticos de mentira en este libro,... Los políticos de mi libro son totalmente grotescos y no, no veo ninguna diferencia entre unos y otros. En la novela, he intentado que toda la parte política sea especialmente grotesca pero no me ha salido suficientemente grotesca porque realmente es así. 

M.G.- Te ha salido realista más bien.

F.D.- Muy realista hasta el punto de que mi políticos se llevarían muy bien con los reales. (Risas)

M.G.- ¡Seguro! Y antes has comentado que es una novela coral, y efectivamente así es, pero fíjate que para mí, el personaje que cobra más protagonismo después de Sansón es el padre, Ángel Berlín. Me parece que el lector puede conectar muy bien con él.

F.D.- Está muy bien que pienses eso porque otros lectores me hablan de Elsa, otros de Fátima,... pero sí, Ángel es muy importante y más importante será a medida que se avance en la lectura porque se irán desvelando cosas. 

Sobre Ángel Berlín se podría decir que contrasta mucho con su mujer Elsa. Ella es luminosa, con cultura, inteligente y con clase, una mujer que ama el jazz, que intenta inculcarles a sus hijos el amor por la cultura, por la música, por las letras. En cambio Ángel es una tormenta en pleno invierno, una persona que vive muy atada a las costumbres, a las manías, a la estructura, a la propia lógica de las matemáticas y de los números, ya que es un contable. De ese contraste surgen dos hijos que, sin tener mucho que ver uno con otro, creo que se parecen más a Elsa que a Ángel, lo que ocurre es que la aflicción que tienen con Ángel, les perturba, especialmente a Sansón.

M.G.- Creo que indagas mucho en el yo interior de los personajes y eso me lleva a preguntarte si, a través de tus novelas, intentas responder a todas esas preguntas existenciales del ser humano. Lo digo por lo que compruebo en esta novela, en la que veo mucha introspección, y por lo que decía la sinopsis de 'La mirada de Mónica Vitti': una lúcida reflexión sobre la existencia humana. ¿Te preocupa la esencia del ser humano?

F.D.- Sí, digamos que en todas la novelas me gusta combinar las situaciones con las reflexiones y aunque hay partes muy claras de acción en esta novela, al igual que las había en 'La mirada de Mónica Vitti', también tiene que haber parte de reflexión. Es muy interesante cómo te metes en la piel de los personajes, tan distintos unos de otros, y a partir de ahí hacer el ejercicio de intentar replicar cómo responderían a las preguntas que muchas veces todos nos hacemos. No las va a responder igual Ángel Berlín que su hermano Abraham, ni tampoco Elsa que Fátima.

M.G.- Y pregunta obligatoria, los escenarios. Luna Creciente es la población donde nace Sansón y los pueblos más cercanos son San Rufián y Chillida. Gracias a unos mapas que incorporas como apertura estructural de las diferentes partes de la novela, sabemos que son pueblos que están ubicados en la provincia de Cádiz pero son ficticios. Yo he intentado localizar qué punto exacto de nuestra geografía ocupan y me sale Roche o Conil. ¿Tengo razón?




F.D.- Dejaremos el secreto flotando pero no vas mal encaminada.

M.G.- (Risas) Pero, ¿por qué hacerlo así? Imagino que será porque tiene que haber una cohesión entre la historia y los lugares en la que transcurre.

F.D.- Mira, con respecto a los escenarios, se produce una contradicción. Toda la parte que no se desarrolla en España conserva su nombre original pero, ya que parto de un desvío de la historia de España, quería aplicar esa desviación a todo, incluso a los nombres de los lugares. Por eso les pongo nombres a los pueblos que me resulten evocadores. Espero que ningún lector piense que es vecino de San Rufián y eso puede significar algo malo Es una manera de reinterpretar nuestra tierra andaluza con más libertad. Me sentí muy cómodo haciéndolo así. No responde a ningún tipo de complejo, a no querer decir los nombres reales. Es un poco para seguir dándole cuerda a la fantasía. 

M.G.- En San Rufián precisamente nace un personaje, Nicolás al que conoceremos con el sobrenombre de Billy Zoom. La historia de su vida queda reflejada en un capítulo. Me desconcertó un poco ese capítulo porque, al no haber llegado al final del libro todavía, no sé cómo encaja esa historia en el global de la novela. Quiero entender que luego me encontraré con una explicación.

F.D.- En primer lugar, te diré que esta novela forma parte de un proyecto con otras dos novelas más, que no sé si se llegarán a publicar algún día porque todavía no hay nada en firme. Así que, son tres historias. La segunda está prácticamente terminada, quizá me queda medio año de correcciones y se desarrolla en San Rufián. Con respecto a la tercera, tendrá lugar en Chillida y todavía no tengo ni idea de lo que tratará. Por eso, en 'La familia Berlín' encuentras ventanas hacia esas otras dos novelas. 

De todos modos, la historia de Billy Zoom es una historia dentro de otra. Es una excusa porque realmente es ahí donde damos a conocer al Sansón escritor. Sin embargo, no lo hacemos a través de un texto directamente redactado por él, sino como metiéndonos un poco en el propio libro e interpretándolo como narradores independientes. Creo que esto le da una pausa a la novela, un punto de locura a toda la trama político-periodística y deja puertas abiertas para lo que vendrá más adelante, si todo sale bien con las siguientes novelas.

M.G.- Espero que así sea. Antes hablábamos de tus lecturas, de las que han influido en esta historia, en la que, además, hay muchas referencias literarias, algunas implícitas y otras explícitas. 

F.D.- Sí, hay algunas. Lo que me gusta es que desde el minuto uno, desde el momento en el que Sansón tiene la capacidad de largarse de su casa siendo muy pequeño, se dirige, como todo el resto del pueblo, al ambigú. Es un punto de encuentro al que todo el mundo acude porque allí está la abeja reina, el aguardiente de Rute. Por cierto, Rute es el único nombre real de España que aparece. Bueno, pues en el ambigú, Sansón conoce a Jacinto Caravante quien, al principio y con mucha simpatía, se ofrece a leerle algo al niño. Pero Sansón no se cansa. Caravante termina por considerarlo un tirano porque no deja de exigirle que le lea fragmentos de 'El maestro y Margarita', la novela de Bulgakóv. Será este un libro que inspire mucho a Sansón. 

M.G.- Y si la historia transcurre en los años 80, ¿por qué tengo la sensación de que todos los acontecimientos que ocurren en Luna Creciente ocurrieron mucho tiempo atrás? ¿Tiene algo que ver con esa magia que rezuma del libro?

F.D.- Es muy curioso que menciones eso porque eres la segunda persona que me lo dice hoy y no lo había pensado.

M.G.- Pues te juro que tuve que volver atrás para comprobar realmente que la historia transcurre en los 80. No podría ponerle una fecha concreta pero la sensación que tengo es que todo es mucho más antiguo.

F.D.- Creo que en parte es una ola nostálgica y romántica que te arrastra a un espacio sin tiempo, lo que ocurre es que realmente ese espacio sí existió en los años 80 y existía más claramente en los pueblos que en las ciudades, donde había menos coches, donde no había turistas, donde las playas eran prácticamente un zoológico sin jaulas porque te encontrabas en la misma orilla todo tipo de bichos. Para mí es una imagen muy poderosa porque lo he vivido. Ahora pienso en los niños que van a la playa y no ven nada porque ya no hay peces, ni moluscos vivos, ni camarones, ni pepinos de mar, ni estrellas... Ese canto de sirenas es muy potente para mí.

M.G.- Has mencionado el tema del turismo y he recordado una crítica que hace Useín, el señor que regenta el ambigú del pueblo.

F.D.- En España siempre hemos tenido inclinación hacia el dinero fácil que supone el ladrillo y el turismo, partiendo de una base privilegiada que es nuestro clima. Esto nos ha hecho destrozar nuestro entorno, un drama que se debe reflejar. Es una denuncia, como otras muchas que figuran en el libro, sin caer en un pesimismo excesivo. Con el turismo lo que ha ocurrido es que primero ha colonizado los sitios más pintorescos de nuestro país, y después el resto de sitios de nuestro país. Cada vez es más difícil vivir en los centros de las ciudades y todo el mundo acaba mudándose a la periferia. No sé qué va a ocurrir. Al final, los nativos terminaremos viviendo en la mitad de la autopista y el resto será un parque temático. 

M.G.- Se está hablando mucho de eso últimamente. Ya veremos cómo sigue la cosa. Y sin obviar tu labor de creador, me ha parecido que la novela se ha ido gestando sola, es decir, son los personajes los que han ido eligiendo ellos mismos su destino. ¿Puede ser?

F.D.- Estoy muy de acuerdo con lo que dices. Una de las grandes maravillas de la literatura, e imagino que de todo el proceso creativo, es ver cómo te sorprende la fuerza que toma por sí sola la trama y los personajes, aunque suene un poco fantástico para el lector. Sin embargo, es así, son los personajes los que muchas veces te empujan en una dirección u otra porque van cogiendo cuerpo y hay situaciones por las que nunca van a pasar porque no son realistas. Es cierto que van creciendo solos y en una dirección que yo no siempre tenía clara.

M.G.- Es que se percibe perfectamente. Son los personajes los que te dictan por dónde quieren ir.


F.D.- Ese punto imprevisible es muy bueno.


M.G.- Y sin que me desveles nada... ¿qué me espera en ese desenlace?


F.D.- Te puedo decir que la familia Berlín guarda un secreto y que ese secreto, al ser desvelado, explica muchísimas cosas. De alguna manera hace que Sansón recupere el lugar que le corresponde en el tablero de este parchís que es Luna Creciente.


M.G.- En cualquier caso, y retomando lo que nos desvelaste antes, que tienes en un cabeza un proyecto compuesto por tres novelas, son historias independientes o comparten personaje, como Billy Zoom, ¿no?


F.D.- Sí, son totalmente independientes. Si todo sale bien, aunque va a ser muy difícil porque hay que ser realista, mi propósito es que sean novelas que se puedan leer de manera independiente, en el orden que el lector quiera. 


M.G.- De acuerdo Fede. Pues yo ya estoy deseando saber cuál es ese secreto que me depara en el desenlace. Espero poder verte más adelante con la segunda novela y luego con la tercera. Muchas gracias y suerte.

F.D.- Gracias a ti.

La familia Berlín, como decía al principio, se caracteriza por su originalidad a distintos niveles pero de todo ello os hablaré dentro de muy poco. 




Ficha novela

Editorial: Reservoir Books.
Encuadernación: Tapa dura con sobrecubierta.
Nº Páginas: 288
Publicación: Febrero, 2019
Precio: 20,90€
ISBN: 9788417511234
Disponible en e-Book
Puedes empezar a leer aquí.
Ficha completa aquí.



lunes, 25 de febrero de 2019

DOÑA ROSITA LA SOLTERA de Federico García Lorca

Resultado de imagen de doña rosita la soltera

Editorial: Austral.
Fecha publicación: noviembre, 2011.
Precio: 7,95 €
Género: Teatro.
Nº Páginas: 176
Encuadernación: Rústica sin solapas.
ISBN: 978-84-670-3630-5
[Disponible en eBook
]

Autor

Federico García Lorca, hijo de un rico propietario y de una maestra, vivió una infancia rural a la que sumó una completa formación. Se trasladó a Madrid, donde se alojó en la Residencia de Estudiantes y conoció a sus compañeros de generación y a muchas figuras del panorama artístico. En este ambiente conoce las Vanguardias, pero su personal sensibilidad sobrepasa las modas y triunfa definitivamente con su emblemático Romancero gitano. Tras vivir una enriquecedora temporada en Cuba y Nueva York (el impacto de esta ciudad da lugar a Poeta en Nueva York), vuelve a España. Durante la República, dirige la compañía La Barraca, grupo teatral universitario con el que llevó el teatro clásico por todos los rincones de España. En 1933 visita Buenos Aires, donde sus dramas obtienen gran éxito. De regreso, Lorca, que es ya poeta de éxito, manifiesta públicamente sus ideas de izquierdas; este hecho lo lo pone en el punto de mira de los nacionales que lo asesinan nada más estallar la guerra civil, dos meses después de terminar La casa de Bernarda Alba. Otras obras destacadas del autor son Poema del cante jondo, La zapatera prodigiosa, Bodas de sangre, Yerma, Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores, Mariana Pineda y El público, todas ellas publicadas por Austral.

Sinopsis

'La vida mansa por fuera y requemada por dentro de una doncella granadina que poco a poco se va convirtiendo en esa cosa grotesca y conmovedora que es una solterona en España'.

Así describía Federico García Lorca al personaje de esta obra. Cada jornada transcurre en una época distinta, desde fines del siglo pasado hasta los felices años veinte. Mientras el tiempo huye irremediablemente, son los otros los que hacen solterona a una mujer que se pregunta de manera abierta si es que no tiene derecho a respirar con libertad.

Aunque se presenta y articula como una comedia es, en realidad, un drama, el drama de la cursilería española, de la mojigatería española, del ansia de gozar de las mujeres que han de reprimir por fuerza en lo más hondo de su entraña enfebrecida.


[Información tomada directamente del ejemplar]


Ciertas actividades culturales en las que estoy envuelta estas últimas semanas me están acercando a autores, obras y géneros que tenía muy abandonados. Aunque el teatro ha asomado por este rincón en alguna otra ocasión (La Dama Duende de Calderón de la Barca y algún post sobre los hermanos Álvarez Quintero), lo cierto es que el granadino Federico García Lorca no había pisado esta casa hasta este mismo instante. En realidad es un autor que, a pesar de su importancia nacional e internacional, he visto poco por la blogosfera. Siempre estamos envueltos en las novedades editoriales con novelistas contemporáneos y yo, que soy de naturaleza reivindicativa, pensé que sería justo que nos acordáramos de él. No será la única vez que haga algo así. Es probable que el próximo lunes venga con otro autor clásico.

Hablar de la vida de Lorca es hablar de un universo de luces y sombras. Muchos sabemos a grandes rasgos quién era este hombre, oriundo de Fuente Vaquero, un pequeño pueblo granadino en el que el autor vio la luz en 1898. Escritor de poemas y dramaturgo, nos suenan muchas de sus obras por las diversas adaptaciones al cine y teatro. Que yo recuerde la última fue La novia de Paula Ortiz, una versión de Bodas de sangre interpretada por Inma Cuesta de la que algún miércoles cercano os hablaré. Lorca nació en el seno de una familia bien, lo que le permitió recibir una educación que no estaba al alcance de todos y viajar. En sus viajes conoció a importantes nombres de la cultura. Declarado homosexual, mantuvo alguna relación algo más intensa que fraternal con algún nombre conocido. Hombre implicado en el mundo que le tocó vivir, no solo en lo literario y cultural, nunca escondió sus ideas políticas lo que le colocó frente a un pelotón de fusilamiento. Todavía se especula mucho sobre los restos del poeta. ¿Dónde está enterrado Federico García Lorca? Daros una vuelta por Internet. Lo último que se conoce figura publicado en este artículo

Pero vamos a centrarnos en la obra de la que quiero hablaros hoy, titulada Doña Rosita la soltera o El lenguaje de las flores. Poema granadino del novecientos dividido en varios jardines con escenas de canto y baile. Estamos ante una obra de teatro que narra la historia de una joven casadera. Huérfana de padre y madre, Rosita vive con sus tíos quienes la cuidan como si fuera hija propia. La obra se inicia de manera feliz. La muchacha está enamorada de su primo. Parece que el casamiento es inminente pero una carta llegada desde Tucumán en Argentina, reclama inmediatamente la presencia del joven al otro lado del charco. Allí residen sus padres quienes necesitan su ayuda. Con mucha pena en el corazón, los jóvenes tendrán que separarse, no sin antes prometerle él que se forjará un futuro en aquellas tierras y volverá por ella. No sin antes prometerle ella que lo esperará siempre. Pero quien espera, desespera. Creo que os podéis imaginar qué es lo que ocurre con Rosita una vez que el primo parte para tierras lejanas. De soltera pasará a solterona, un término que siempre ha tenido connotaciones muy negativas.

Pero, ¿por qué se titula El lenguaje de las flores? Bueno, las flores tendrán mucho que ver en el texto. El tío de Rosita es jardinero. Parece que la familia vive de ello pues al hombre no se le conoce otra profesión. Él se jacta de tener un invernadero primorosamente cuidado y conseguir unas variedades de rosas muy complejas de cuidar. De hecho, el primer acto comienza con el tío regañando a las mujeres de la casa por no cuidar sus flores y sus semillas. Pero la cosa va mucho más allá. El tío cultiva una rosa especial denominada 'rosa mutabile', es decir mudable, una variedad muy particular porque por la mañana goza de un espléndido color rojo, por la tarde se torna blanca y por la noche se deshoja. Alrededor de esta flor gira un poema que figura varias veces en el texto, en su totalidad o de manera fragmentada, y que tiene una función de suma importancia, será una premonición de lo que le ocurrirá a Rosita, siendo la mañana el primer acto, cuando la joven luce esplendorosa y feliz, la tarde el segundo acto, cuando todavía mantiene la esperanza de un casamiento tras la recepción de una carta que la llena de nuevo de ilusión, mientras que el tercer acto representa la noche, momento en que la desgracia de Rosita es más que palpable, así como la pérdida de su lozanía, de su juventud y de su esperanza. Todo ello desembocará en un final trágico. 

¿Y por qué el subtitulo  Poema granadino del novecientos dividido en varios jardines con escenas de canto y baile. Hay mucha poesía pero también piezas líricas que a veces se interpretan al piano, lo que otorga mucho dinamismo al texto. 

La obra no solo es una crítica a esa soltería recalcitrante a la que muchas mujeres se veían relegadas y a la crueldad con la que la sociedad las miraba, también se abordan otras cuestiones como el qué dirán, asunto que  hoy en día sigue teniendo su aquel. No tener recursos económicos era una desdicha y había que aparentar lo indecible, aunque te quedaras sin comer. También es un problema el qué dirán para Rosita y su familia que, en una situación delicada, buscarán el amparo de la noche para evitar las miradas indiscretas. 

Y sigue habiendo crítica contra las familias ricas, esas representadas por un grupo de mujeres que visitan a Rosita en su hogar, que no tienen consideración, ni respeto, que se muestran altaneras y ácidas con las que no están en su misma situación. Y es que hay familias bien situadas cuyos hijos dejan mucho que desear. Que se lo digan a uno de los personajes que tiene que aguantar las chanzas de sus alumnos.

Un total de diecinueve personajes entrarán y saldrán de escena aunque los principales serán Rosita, el primo de esta, los tíos y el ama. El resto servirán para reforzar o matizar el argumento de la obra. De entre todos ellos, sobresale la joven, alrededor de la cual girarán los demás. Rosita es un auténtico torbellino de vivacidad. Es una joven impetuosa, viva, alegre. Está feliz y la vida le sonríe. Al menos, en el primer acto. Al ser huérfana, está muy consentida y se le permiten todos los caprichos. Ella representa ese tipo de joven que tiene la ilusión -la única- de contraer matrimonio y formar su hogar, esas mujeres que depositaban todas sus esperanzas en un hombre y que, con el paso del tiempo, ven frustrados todos sus deseos, no alcanzando su principal meta, casarse, y convirtiéndose en una solterona, que generalmente eran caracterizadas por mujeres agrias, resentidas, mal encaradas y tristes. Rosita, mujer de palabra, irá cambiando acto tras acto, a medida que su tragedia se materialice.

El tío tiene menos protagonismo que el resto de los personajes por una cuestión que no voy a desvelar. Será un hombre bastante pacífico que siempre media en las trifulcas entre la tía y el ama. Con el desarrollo de la obra conoceremos más detalles de su personalidad. Un hombre bondadoso que ayudaba a los más desfavorecidos e hizo todo lo posible por ayudar a su sobrina en su noviazgo, algo que repercutirá muy negativamente en la familia.

La tía es afable. Su afán será cuidar a su sobrina y procurarle un buen casamiento. No estaba muy conforme con el noviazgo de los primos e intuirá una desgracia cuando sepa que el novio tiene que marchar de viaje. En realidad, ella es un obstáculo en la felicidad de su sobrina porque, en su nombre, toma una decisión que, a la larga, será el desencadenante de la tragedia. Cuando intenta solucionar el problema, ya no hay remedio porque Rosita, como dije antes, es una mujer de palabra. 

El ama es una mujer lenguaraz, picarona y muy supersticiosa, algo que percibiremos más de una vez en el texto cuando trata de impedir que Rosita abra su sombrilla bajo techo y formula un conjuro contra la mala suerte. Quiero percibir aquí esa visión que se tenía sobre las personas de clase baja propicias a la superchería, en contraposición con los de clase alta, con educación y estudios, mucho más inteligente, que no creían en este tipo de cosas.  El ama también es una mujer entregada, servicial, desinteresada, práctica, realista y bondadosa. Lleva muchos años al servicio de la familia y a veces no cree recibir el reconocimiento que se merece. Ella lo ha dejado todo por cuidar a la niña, su Rosita, por la que siente absoluta devoción. Me parece un personaje muy bien trazado pues, además de las características que he señalado, también es una mujer cotilla -otra peculiaridad de su condición social-, que siempre dice lo que piensa. Para mí es el personaje mejor definido al que se le coge cariño.

El primo ocupa su parcela de protagonismo más por ausencia que por presencia. Tan solo le veremos en el primer acto pero sabremos cómo es su vida en Argentina por las referencias que de él hacen el resto de los personajes en el segundo y en el tercer acto. El primo representa a ese tipo de hombre que olvidan sus promesas de amor y encima siguen jugando con las ilusiones de las mujeres. Su comportamiento será criticado por la tía y por el ama, mientras que en Rosita, enamorada irremediablemente, parece no querer pensar en la vileza de su enamorado

Entre los secundarios destacan las Manolas, esas amigas con las que Rosita pasea. La joven se siente halagada por ellas y mantienen divertidas conversaciones sobre pretendientes. Luego están las solteronas, mujeres que tienen un futuro muy complicado pues su economía es muy precaria. Tienen asumido su situación pero intentan guardar las apariencias ante los ojos de los demás, por eso no dejan de acudir a reuniones con otras damas. Rosita se siente por encima de ellas, lo mismo que le ocurre a las Ayalas, hijas del fotógrafo del rey, que representan todo lo que el resto de mujeres de la obra no son. Ellas, amparadas por una buena situación económica, se burlan de las desgracias de las demás. 

A través de los personajes accedemos a sus distintos valores, a la generosidad del tío, a la buena disposición del ama, a la bondad de la tía, a la cursilería de las Ayala, a la resignación de las solteronas,... Todos ellos juegan su papel en este teatro de la vida. 

Estructurada en tres actos que perfectamente corresponden al esquema clásico de planteamiento, nudo y desenlace, en cada uno de ellos ocurre un hecho significativo que marcará el avance del argumento. La primera parte acaba con la separación de los novios, la segunda parte con la llegada de una carta que renovará la ilusión de Rosita, y la última parte,... bueno, esto mejor no os lo cuento. Pero a lo largo de estas tres piezas, el lector irá advirtiendo el paso del tiempo. Veinticinco años en total es el lapso de tiempo que compone la acción de la trama, aunque Lorca se centra únicamente en los momentos cruciales de la vida de Rosita. La historia transcurre entre finales del siglo XIX y principios del XX. Es en el segundo acto cuando se produce ese cambio de siglo y podríamos centrar la acción hacia 1903, un dato que conocemos por las referencias a algunos sucesos del momento como los accidentes que tuvieron lugar durante una carrera automovilística entre París y Madrid organizada por el Automobile Club de France y el Automóvil Club de España en la que fallecieron siete personas, entre ellas Marcel Renault, hermano de Louis Renault, fundador de la famosa marca de vehículos. Y es que los automóviles comenzaban a despuntar y era una época que vivía ciertos avances tecnológicos con coches que llegaban a alcanzar la supersónica velocidad de treinta kilómetros por hora. En este acto, también existirán otras referencias a cuestiones religiosas.

Pero el tiempo lo veremos transcurrir también gracias a los diálogos de los personajes que hacen referencia a momentos de su infancia. Indiciosas al máximo son las Ayala, que le recuerdan a Rosita que ellas eran unas niñas cuando su noviazgo comenzó. Y la moda también servirá para demostrarnos que los años han ido pasando. Las acotaciones, tan importantes en las piezas teatrales porque aportarán las indicaciones necesarias para la representación, se centrarán con frecuencia en las modas del momento. Aquellas mangas de jamón que lucía los vestidos de la joven quedarán desfasadas aunque para ella era una moda bonita que le inspira mucha nostalgia -le recuerda tiempos mejores-. Los vestidos serán bien distintos a aquellos que ella usaba cuando se ennovió con su primo y aunque las hechuras van cambiando, Rosita sigue luciendo el color rosa, al menos, hasta las últimas escenas del tercer acto, cuando la evidencia ya no da lugar a duda, cuando la ilusión y la esperanza ya no tiene cabida. Entonces vestirá un vestido blanco, como blanco serán ya sus cabellos, tan blanca como la luna que iluminará la última escena, tan blanco como unas cortinas que cerrarán la obra como si fueran el velo de una novia.

En cuanto al escenario, la historia transcurre en Granada. Esto es algo que sabremos por boca del tío en los primeros compases de la obra. Sobre la ciudad también hallaremos un fragmento en verso que describe un poco la ciudad. 

En cuanto al lenguaje, aunque se utilizan términos ya desfasados, no resulta complicado seguir el hilo de los diálogos. Es importante destacar que el lenguaje de cada personaje sintoniza con su escala social, por lo tanto la forma de hablar del ama distará mucho de la de los tíos. Además, son numerosos los términos que hacen referencia a prendas de vestir, como la chapona (blusita o jersey) o a diferentes flores y arbustos. También se emplean refranes y dichos populares pero nada que sea complejo. Quizá la mayor dificultad radica en los fragmentos en versos. A mí es que me cuesta especialmente extraer el jugo a los poemas pero, por regla general, en esta obra se entiende bastante bien su significado y qué papel juegan en el texto.

Acercarse al teatro de vez en cuando es un ejercicio que deberíamos practicar. Leer teatro es bien distinto a leer una novela pero no menos gratificante. Al igual que ocurre con la narrativa, el teatro escrito y representado nos enseña el mundo y si encima son obras de escasa longitud, como es el caso, la lectura vuela debido al formato que presentan. Todo esto por no hablar de Federico García Lorca, un autor al que, no solo podemos acercarnos a través de sus obras, sino también a través de las películas que se han hecho sobre su vida como Muerte en Granada de Marcos Zurinaga e interpretada por Andy García en 1996. Al margen de los libros escritos por Lorca, de las biografías -alguna en formato de novela gráfica-, existen infinitud de representaciones teatrales o adaptaciones al cine de sus obras. Incluso en Internet puedes encontrar alguna representación como la que os dejo aquí.




Me ha gustado mucho leer Doña Rosita la soltera. Me encanta el teatro y creo que ha sido la mejor forma de acercarme a Lorca, autor del que no había leído nada, más allá de algún que otro poema en época estudiantil. Me propongo seguir en esta línea. Retomar autores de otros tiempos no tan lejanos y leer alguna de sus escritos. Y a vosotros, nos animo a leer esta obra que, sin bien os hará reír en algún momento -principalmente por el papel del ama-, es muy dramática y cuenta con un desenlace muy trágico.  









 

[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]

Puedes adquirirlo aquí:

viernes, 22 de febrero de 2019

EL AÑO DE LOS DELFINES de Sarah Lark

Resultado de imagen de el año de los delfines

Editorial: Ediciones B.
Fecha publicación: febrero, 2019.
Precio: 21,90 €
Género: Narrativa.
Nº Páginas: 416 
Encuadernación: Tapa dura con sobrecubiertas.
ISBN: 9788466664707
[Disponible en eBook;
puedes empezar a leer aquí]


Autora

Sarah Lark nació en 1958 en Bochum, Alemania, y trabajó como guía turística, gracias a lo cual recorrió el mundo entero y descubrió su amor por Nueva Zelanda. Desde hace años vive en una granja en el sur de España, donde puede ocuparse de su otra gran pasión además de la literatura: los animales, especialmente los caballos.

Es una autora superventas en más de veinte países gracias a sus conmovedoras  apasionantes sagas familiares ambientadas en países exóticos, todas ellas publicadas por Ediciones B. Su anterior novela, Bajo cielos lejanos, se ha ganado una vez más el favor del público y de la crítica.

Sinopsis

El año de los delfines, la nueva novela de la superventas Sarah Lark, que en esta ocasión nos relata la gran aventura vital de Laura, una madre de familia todavía joven que quiere cumplir su sueño de convertirse en bióloga marina. Para ello no duda en emprender un apasionante viaje, desde Alemania hasta el país de la nube blanca, como guía de una empresa turística especializada en cruceros para atisbar ballenas y delfines. En Nueva Zelanda, Laura no solo descubrirá la inmensidad de la naturaleza marina y la cara oculta del turismo, sino que, sobre todo, se encontrará a sí misma.

[Información tomada directamente del ejemplar]


Me maravilla la capacidad productiva de Sarah Lark. Según nos contó en una entrevista anterior, escribe muy rápida y el ejercicio de la escritura le resulta muy fácil. De hecho, es habitual que, cuando publica una novela, ya tenga dos o incluso tres a la espera de ver la luz. Y generalmente, todas las que firma como Sarah Lark -recordad que es un seudónimo y publica también bajo otros nombres- siguen un mismo patrón, sagas familiares en las que se mezclan el pasado y el presente y que se desarrollan en Nueva Zelanda, un escenario a través del cual nos acerca a la cultura maorí.

Sin embargo, en esta ocasión, la autora ha optado por introducir ciertos cambios. El año de los delfines, si bien sigue desarrollándose en Nueva Zelanda, deja de lado el componente histórico para adentrarse en una novela de corte mucho más romántico. Además, toda la acción transcurre en el presente, con lo que no hay alternancia de capítulos ni tampoco los típicos flashbacks que nos llevan a épocas remotas. Pero hablemos un poco sobre el argumento.

Laura es una joven alemana de 31 años. Está casada con Tobías, con quien contrajo matrimonio siendo muy joven tras quedarse embarazada de su primera hija Kathi. Más tarde llegaría Jonas. Los niños ya son adolescentes y Laura siente que ha llegado el momento de retomar aquellos sueños que dejó aparcados al convertirse en madre. Como amante de los animales, siempre deseó ser bióloga marina, ha cursado estudios nocturnos que le permitirán acceder a la  universidad y ahora parece que se le presenta una oportunidad única que no podrá rechazar. La empresa Eco-Adventures busca guías turísticos en Nueva Zelanda. El trabajo consistiría en atender a los turistas que deseen realizar excursiones en barco para avistar ballenas y delfines. La idea, que entusiasma a Kathi y Jonas, no parece agradar a su marido y a sus padres. Siendo estos últimos muy conservadores, no ven con buenos ojos que una mujer deje sola al marido con sus dos hijos, que él se tenga que ocupar de todo. A la madre le asusta especialmente que Tobías encuentre la ocasión perfecta para adentrarse en el mundo de la infidelidad. Sin embargo, Laura se mostrará firme, hará las maletas y se marchará a Nueva Zelanda, donde emprenderá una aventura que cambiará radicalmente no solo su vida, sino la de toda la familia. Junto a otros muchos personajes como Kiki, Ben, Steve, Karen, Ralph,... la protagonista conocerá la libertad pues El año de los delfines, además de contar con un toque de suspense, también será una novela de auto-búsqueda. 

Pero como decía al inicio de la reseña, esta nueva novela rompe ligeramente con el patrón de las anteriores publicaciones de Lark. El año de los delfines no me parece una novela que se pueda encuadrar tanto en el subgénero de landscape, aunque Nueva Zelanda sigue teniendo mucho protagonismo. A mí me ha resultado una novela eminentemente romántica y también aventurera, pero creo que el amor, presente siempre en las novelas de la autora alemana, ocupa en este título un espacio mucho mayor que en el resto de sus libros. Y es que, aunque Laura es la protagonista principal, son muchos los personajes que entran y salen del argumento. Hay mucha interactuación entre ellos, la mayoría son jóvenes, están en un lugar paradisíaco y ya se sabe que el roce hace el cariño. El lector será testigo de varias relaciones románticas, algunos simples escarceos y otras con un poso mucho más profundo.

Con respecto al escenario, el país de la nube blanca será de nuevo el lugar en el que la autora enclave su historia. Al margen de ciudades como Auckland o Glenorchy, la acción transcurrirá principalmente en Paihia y la Bahía de las Islas, lugares exóticos sobre los que he buscado información en Internet y cuyas imágenes me han dejado totalmente impresionada. Serán enclaves que podremos fácilmente ubicar en los mapas que figuran en las gualdas del libro, un recurso habitual en las novelas de Lark. No obstante, y respecto a tales ilustraciones, tengo que decir que no todos los lugares que se mencionan en el texto figuran en el mapa. Quizá os parezca una solemne tontería pero soy de esas lectoras que aprovecha todos los recursos que un libro pone a mi alcance, desde los índices, pasando por las ilustraciones, los anexos o los dramatis personae. Por eso, cuando en la novela se hablaba de algún lugar en concreto, me dirigía inmediatamente a la gualda para buscar el punto exacto en el mapa y no todos figuran situados en el mismo. Sé que esto es una nimiedad pero quiero entender que, si incluyes un mapa para que el lector se ubique, deberían figurar todos los lugares que se mencionan en la trama. 

En cualquier caso, en Paihia y en la Bahía de las Islas, Laura vivirá y desarrollará su trabajo de guía turista en los avistamientos de ballenas y delfines, y precisamente por esto, el lector podrá aprender muchísimo sobre estos mamíferos marinos, cómo se comportan las ballenas y los delfines, a qué problemática se pueden enfrentar y qué supone el turismo para su hábitat. Esta temática se impone, esta vez, a todo lo relacionado con la cultura maorí que vimos en sus trabajos anteriores. Si bien es cierto que hay personajes muy importantes que pertenecen a esta cultura, la autora no se adentra en esta ocasión con tanta profundidad en sus tradiciones y ritos pues, según nos explicó en la entrevista que pudimos hacerle (puedes leerla aquí), hay zonas de Nueva Zelanda donde la cultura maorí queda relegada más a un segundo plano. 

Pero El año de los delfines también sacará a la luz otras cuestiones que afectan a Nueva Zelanda y que son un auténtico problema. Por un lado, la superpoblación del ganado en un territorio de poca extensión. El hecho de que exista mucha ganadería repercute en el medio ambiente y se impone el uso de pesticidas que contaminan las cristalinas aguas de los ríos y los lagos. Son cuestiones en las que la autora no ha ficcionado. Ha querido reflejar una problemática que afecta a este entorno, exótico y paradisíaco. No obstante, y aunque en la novela vamos a ver un movimiento ecologista en contra de los avistamientos de ballenas y delfines, la autora nos explicó que la fauna marina no se está viendo afectada por estas actividades turísticas como sí está ocurriendo en algunos puntos de nuestro país, como Tenerife, por lo que esa parte es fruto de la imaginación de la autora. 

'...quizá no deberíamos olvidar que el avistamiento de ballenas es una de las ramas más lucrativas de la industria turística mundial, con unas tasas de crecimiento hasta el doscientos cuenta por ciento en determinados países'. [Pág. 114]

En relación a los personajes, he comentado que Laura será la protagonista principal aunque otros tantos personajes también tendrán su pequeña o gran parte de protagonismo. Laura representa a esas mujeres que tuvieron que renunciar a sus sueños en favor de la familia. Mientras sus hijos han sido pequeños, se ha mantenido ocupada y útil, sin embargo, ahora que son más mayores y serán cada vez más independientes, se siente algo frustrada, lo que repercute en la relación con su marido. Laura es una mujer que busca alcanzar lo que desea, siente que es su derecho, que ha dado todo de sí misma y ahora que tiene un proyecto en mente, no piensa tirar la toalla, a pesar de que no encuentra comprensión en su entorno cercano. Más bien todo el mundo se compadece de su marido por tener una esposa tan díscola. Para ella, su aventura en Nueva Zelanda es una segunda oportunidad que le da la vida para sentirse realizada. Allí llegará a conocerse a sí misma pues el destino la colocó en un puesto de mucha responsabilidad cuando, siendo aún muy joven, se quedó embarazada a los 18 años y tuvo que renunciar a su juventud, poniéndola al frente de una familia, junto a un marido que no se ajustaba precisamente a su ideal de compañero. 

Por su parte, Tobías es muy diferente a su esposa. Panadero de profesión desde muy joven, es un hombre que se conforma con una vida sencilla y no tiene grandes aspiraciones. Para él es suficiente con tener un trabajo que les permita vivir y mantener a su familia cerca, por eso no entiende la actitud de Laura, que quiera viajar tan lejos, estar apartada de él y de sus hijos durante un año, para desempeñar un puesto de trabajo más idóneo para gente joven y sin responsabilidades, donde tendrá que trabajar muchas horas y por una miseria de sueldo. Sin embargo, y a la larga, a Tobías no le vendrá mal la escapada de Laura. Probablemente él también siente que no ha vivido grandes aventuras de juventud por su pronta paternidad y la ausencia de su esposa le deje ver que él también sentía carencias que no había detectado.

Otros muchos personajes pasearán por las algo más de cuatrocientas páginas que tiene la novela. A colación habría que señalar que El año de los delfines es una novela menos voluminosa que las anteriores aunque, todo hay que decirlo, tratándose de las historias de Sarah Lark, nunca me ha afectado el número de páginas. La lectura de sus novelas siempre han fluido a una velocidad muy agradable y con buen ritmo, quizá porque son relatos muy entretenidos, con suspense y misterio, amor, historia y alguna reflexión no excesivamente sesuda. Pero de esos personajes más secundarios -algunos se convertirán también en principales- mejor no os desvelo nada para que podáis disfrutar de la lectura sin conocer muchos detalles.

Estructurada en siete partes tituladas, a lo largo de las cuales se distribuyen capítulos de media extensión, la novela culmina con un epílogo en el que la autora nos desvela en primera persona algunos detalles pues ciertos acontecimientos que transcurren en la trama tienen un trasfondo real. La novela cuenta además con una prosa directa y sencilla, y unas ilustraciones realizadas a carboncillo, no muy abundantes, pero que resultan bonitas y nos permiten poner cara a algunos de los personajes. 

Sin ser la novela que más me gusta de Sarah Lark, -reconozco que Bajo cielos lejanos me impactó más y me pareció más instructiva- la propuesta que la autora nos hace en El año de los delfines me ha parecido entretenida. No soy especialmente proclive al romanticismo en literatura y, para ser sincera, sí he echado en falta ese componente histórico al que la autora nos tenía acostumbrados en sus anteriores libros. Una novela entretenida siempre viene bien pero yo prefiero que tenga algo más, que me enseñe cosas que no sepa y aunque he aprendido sobre ballenas y delfines, me faltó esa parte de cultura maorí que tanto me gustaba descubrir en sus libros. En cualquier caso, y como he comentado, El año de los delfines aúna amor, una pizca de suspense, un lugar bellísimo y aventuras, así que si te gustan estos componentes, te animo a zambullirte en la nueva novela de Sarah Lark.



[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]

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