Conocí al periodista Federico Durán hace unos días cuando, en plena promoción de su segunda novela, La familia Berlín (Reservoir Books), concretamos una cita para conversar sobre su nueva publicación. Siendo lo primero que leía de su autoría, me he llevado una gran sorpresa al encontrarme con una novela distinta a lo que habitualmente leo, no ya por esa mezcla de géneros que nos ofrece, pues la propuesta de Durán podría pasar por una crónica social, una novela intimista e incluso de índole aventurera. La peculiaridad de esta novela pasa también por ubicar la historia en unos escenarios particulares, que se mueven entre Estados Unidos y España, surgiendo estos últimos del imaginario del autor. Y todo ello, coronado por un personaje principal, Sansón Berlín, que nace en los niveles sociales más bajos para encumbrarse a las alturas, y estará rodeado por una cohorte de personajes tan singulares como él.
De todo ello conversamos hace unos días y de todo ello os doy debida cuenta en estos momentos.
Marisa G.- Fede eres periodista de profesión, has escrito artículos de economía, política,... para importantes periódicos, al igual que has entrevistado a autores. Me resulta divertido cuando os cambiáis de posición. ¿Cómo se encaja dejar de formular preguntas para responderlas?
Fede D.- Sí que es una posición curiosa pero creo que he perdido la sensibilidad y me adapto a cada rol sin problemas. La ventaja que puedes tener al tratar con otros periodistas es que, al conocer el oficio, sabes cómo hacer para que la otra persona esté a gusto. Es importante que la persona entrevistada no tenga miedo.
M.G.- Es verdad. Yo también he notado alguna vez que se asustan. Al principio están un poco tensos porque no sabes por dónde les vas a salir y luego, cuando ven el curso que toma la entrevista, se relajan algo más.
F.D.- Exacto. Es que los periodistas desde fuera tienen muy mala fama pero no es para tanto. Hay de todo, buenos y malos profesionales.
M.G.- Pues sí. Bueno, pues, al margen de tu labor de periodista, empezaste a publicar con relatos - 'Guantes negros' en 2009 - , luego vino 'La mirada de Mónica Vitti' (2012), a la que, por cierto, haces un pequeño guiño en esta novela y recientemente, aparte de 'La familia Berlín', has participado en una antología que me parece interesante.
F.D.- Sí, para celebrar que mi actual editorial, Reservoir Books, cumplía dieciocho años. Fue un poco el comienzo de mi regreso a la literatura porque 'La mirada de Mónica Vitti' es un libro publicado en 2012 pero terminado en 2009. Así que, desde 2009 a 2017, únicamente me he dedicado a escribir relatos.
Recibí una llamada de Jaume Bonfill, mi editor, y me cuenta la idea que han tenido. Querían hacer una pre-selección de veinticinco autores en lengua castellana para hacer una antología de relatos. De esos veinticinco solo iban a elegir definitivamente a nueve. Me preguntó si quería participar y por supuesto dije que sí. Al final, me eligieron. La suerte no solo fue esa, sino también tener a tiro de piedra la posibilidad de plantearle al editor una idea más ambiciosa. Retomar la prosa de novela y presentarle en un plazo relativamente corto 'La familia Berlín'.
M.G.- 'La familia Berlín' sobre la que la nota de prensa dice que es 'una fábula sobre el regreso al hogar en época de ambición e impostura'. Una frase muy seria, aunque la ambición siempre ha convivido con el ser humano.
F.D.- Y la impostura también.
M.G.- Cierto, aunque está mucho más acentuada ahora por las redes sociales. ¿Qué es eso de la fábula?
F.D.- Bueno, son frases editoriales pero, aunque es difícil, podríamos intentar catalogar la novela. No quiero decir que sea buena o mala pero sí creo que es original y muy coral, con muchos saltos y muchos personajes, y un pueblo en el que todo transcurre y que se mueve como una especie de gusano de seda. Todo está coordinado. Pasarán muchas cosas, contiene elementos del surrealismo mágico más que del realismo mágico. A la vez es una novela de aventuras, como esas que leíamos cuando éramos pequeños y, al mismo tiempo, es casi un 'thriller'. Todo ello mezclado con una trama político-periodística que es muy loca y muy ácida. Así que, no sé si será buena o no pero original creo que sí.
M.G.- A mí también me lo parece y estoy totalmente de acuerdo contigo en que tiene elementos de novela de aventuras. Esos capítulos en los que el protagonista, Sansón, corretea con sus amigos de infancia, y luego hay un tesoro del que no vamos a desvelar.
De todos modos, también se dice en la nota de prensa que los personajes de tu novela son 'herederos andalusíes de las familias de Saul Bellow y Gabriel
García Márquez y también son primos por parte de madre de Wes Anderson y por
parte de padre de José Luis Cuerda y Los Planeta'. Hay una mezcla muy extraña de hombres...
F.D.- Sí, pero es que todos somos productos de nuestras lecturas y nuestros gustos. Uno de los problemas fundamentales que afronta la gente que empieza escribir es que no lee. Si tú no lees, por mucho don que tengas, no vas a mejorar y todos tenemos mucho margen de mejora. Mis lecturas se reflejan un poco en esa frase editorial porque, por un lado la literatura norteamericana ha sido muy importante para mí desde pequeño. En general, también lo ha sido la literatura alemana, la japonesa y la italiana. Luego, con respecto a 'Los Planetas' nos es más que mi huella musical, una huella que aparece igualmente en la novela a través de Elsa, la madre de Sansón, amante del jazz y del swing. Aparecerán nombres como Sinatra o Tony Bennett en algún capítulo. En cuando a Cuerda, es el responsable de esa parte surrealista de la que hablábamos antes.
M.G.- Pero 'La familia Berlín' no solamente se narra la historia de Sansón Berlín, un chico que nace en una familia humilde, con un padre contable, una madre, y que llega a convertirse en ministro, ¿verdad?
F.D.- La novela es más que eso. 'La familia Berlín' es también la historia de un pueblo, Luna Creciente, y de un tiempo, que ya está desapareciendo. Esto lo podemos confrontar si comparamos nuestros recuerdos de los sitios de dónde venimos, da igual que sea Sevilla, Cádiz o cualquier otro lugar, con lo que son ahora. Antes era todo mucho más artesanal y ahora todo está mucho más digitalizado, aunque no digo que eso implique necesariamente ventajas.
Lo que se va viendo a lo largo de la novela es cómo se va decantando esa confrontación en el tiempo, cómo va evolucionando cada personaje. Sansón parte de una ambición muy grande por pura inocencia, aunque puede llegar a tener un puntito cabroncete... Ocurre que luego la vida te va colocando en tu sitio y va redactando de nuevo el guion que tenías en tu cabeza. Por eso, luego vienen los sinsabores, las penas, las traiciones aunque también algunas cosas buenas como el amor, la madurez,...
M.G.- Y una pregunta que me genera mucha curiosidad. ¿Por qué construir una familia judía? ¿Por qué son judíos y se apellidan Berlín? En mi imaginación se empezaron a formar conexiones.
F.D.- Es interesante que comentes esto porque me impuse un ejercicio a la hora de escribir la novela. He contado una historia que se desarrolla en España pero en la que, ni judíos ni musulmanes fueron expulsados. He cambiado sustancialmente el curso de la Historia. Por eso, en Luna Creciente, y en todo el país podemos encontrar apellidos sefarditas, musulmanes, cristianos, catalanes,... Es la misma mezcla que tenemos ahora pero oficializada.
Los Berlín son judíos porque mi familia es de origen sefardita y he querido rescatar eso de una manera más interesante.
M.G.- Y Sansón que llega a convertirse en ministro, ¿tiene similitudes con los políticos que sufrimos ahora?
F.D.- (Risas) Ayer venía de Madrid pensando en esto mismo. Si nuestros políticos reales supieran lo que se parecen a mis políticos de mentira en este libro,... Los políticos de mi libro son totalmente grotescos y no, no veo ninguna diferencia entre unos y otros. En la novela, he intentado que toda la parte política sea especialmente grotesca pero no me ha salido suficientemente grotesca porque realmente es así.
M.G.- Te ha salido realista más bien.
F.D.- Muy realista hasta el punto de que mi políticos se llevarían muy bien con los reales. (Risas)
M.G.- ¡Seguro! Y antes has comentado que es una novela coral, y efectivamente así es, pero fíjate que para mí, el personaje que cobra más protagonismo después de Sansón es el padre, Ángel Berlín. Me parece que el lector puede conectar muy bien con él.
F.D.- Está muy bien que pienses eso porque otros lectores me hablan de Elsa, otros de Fátima,... pero sí, Ángel es muy importante y más importante será a medida que se avance en la lectura porque se irán desvelando cosas.
Sobre Ángel Berlín se podría decir que contrasta mucho con su mujer Elsa. Ella es luminosa, con cultura, inteligente y con clase, una mujer que ama el jazz, que intenta inculcarles a sus hijos el amor por la cultura, por la música, por las letras. En cambio Ángel es una tormenta en pleno invierno, una persona que vive muy atada a las costumbres, a las manías, a la estructura, a la propia lógica de las matemáticas y de los números, ya que es un contable. De ese contraste surgen dos hijos que, sin tener mucho que ver uno con otro, creo que se parecen más a Elsa que a Ángel, lo que ocurre es que la aflicción que tienen con Ángel, les perturba, especialmente a Sansón.
M.G.- Creo que indagas mucho en el yo interior de los personajes y eso me lleva a preguntarte si, a través de tus novelas, intentas responder a todas esas preguntas existenciales del ser humano. Lo digo por lo que compruebo en esta novela, en la que veo mucha introspección, y por lo que decía la sinopsis de 'La mirada de Mónica Vitti': una lúcida reflexión sobre la existencia humana. ¿Te preocupa la esencia del ser humano?
F.D.- Sí, digamos que en todas la novelas me gusta combinar las situaciones con las reflexiones y aunque hay partes muy claras de acción en esta novela, al igual que las había en 'La mirada de Mónica Vitti', también tiene que haber parte de reflexión. Es muy interesante cómo te metes en la piel de los personajes, tan distintos unos de otros, y a partir de ahí hacer el ejercicio de intentar replicar cómo responderían a las preguntas que muchas veces todos nos hacemos. No las va a responder igual Ángel Berlín que su hermano Abraham, ni tampoco Elsa que Fátima.
M.G.- Y pregunta obligatoria, los escenarios. Luna Creciente es la población donde nace Sansón y los pueblos más cercanos son San Rufián y Chillida. Gracias a unos mapas que incorporas como apertura estructural de las diferentes partes de la novela, sabemos que son pueblos que están ubicados en la provincia de Cádiz pero son ficticios. Yo he intentado localizar qué punto exacto de nuestra geografía ocupan y me sale Roche o Conil. ¿Tengo razón?
F.D.- Dejaremos el secreto flotando pero no vas mal encaminada.
M.G.- (Risas) Pero, ¿por qué hacerlo así? Imagino que será porque tiene que haber una cohesión entre la historia y los lugares en la que transcurre.
F.D.- Mira, con respecto a los escenarios, se produce una contradicción. Toda la parte que no se desarrolla en España conserva su nombre original pero, ya que parto de un desvío de la historia de España, quería aplicar esa desviación a todo, incluso a los nombres de los lugares. Por eso les pongo nombres a los pueblos que me resulten evocadores. Espero que ningún lector piense que es vecino de San Rufián y eso puede significar algo malo Es una manera de reinterpretar nuestra tierra andaluza con más libertad. Me sentí muy cómodo haciéndolo así. No responde a ningún tipo de complejo, a no querer decir los nombres reales. Es un poco para seguir dándole cuerda a la fantasía.
M.G.- En San Rufián precisamente nace un personaje, Nicolás al que conoceremos con el sobrenombre de Billy Zoom. La historia de su vida queda reflejada en un capítulo. Me desconcertó un poco ese capítulo porque, al no haber llegado al final del libro todavía, no sé cómo encaja esa historia en el global de la novela. Quiero entender que luego me encontraré con una explicación.
F.D.- En primer lugar, te diré que esta novela forma parte de un proyecto con otras dos novelas más, que no sé si se llegarán a publicar algún día porque todavía no hay nada en firme. Así que, son tres historias. La segunda está prácticamente terminada, quizá me queda medio año de correcciones y se desarrolla en San Rufián. Con respecto a la tercera, tendrá lugar en Chillida y todavía no tengo ni idea de lo que tratará. Por eso, en 'La familia Berlín' encuentras ventanas hacia esas otras dos novelas.
De todos modos, la historia de Billy Zoom es una historia dentro de otra. Es una excusa porque realmente es ahí donde damos a conocer al Sansón escritor. Sin embargo, no lo hacemos a través de un texto directamente redactado por él, sino como metiéndonos un poco en el propio libro e interpretándolo como narradores independientes. Creo que esto le da una pausa a la novela, un punto de locura a toda la trama político-periodística y deja puertas abiertas para lo que vendrá más adelante, si todo sale bien con las siguientes novelas.
M.G.- Espero que así sea. Antes hablábamos de tus lecturas, de las que han influido en esta historia, en la que, además, hay muchas referencias literarias, algunas implícitas y otras explícitas.
F.D.- Sí, hay algunas. Lo que me gusta es que desde el minuto uno, desde el momento en el que Sansón tiene la capacidad de largarse de su casa siendo muy pequeño, se dirige, como todo el resto del pueblo, al ambigú. Es un punto de encuentro al que todo el mundo acude porque allí está la abeja reina, el aguardiente de Rute. Por cierto, Rute es el único nombre real de España que aparece. Bueno, pues en el ambigú, Sansón conoce a Jacinto Caravante quien, al principio y con mucha simpatía, se ofrece a leerle algo al niño. Pero Sansón no se cansa. Caravante termina por considerarlo un tirano porque no deja de exigirle que le lea fragmentos de 'El maestro y Margarita', la novela de Bulgakóv. Será este un libro que inspire mucho a Sansón.
M.G.- Y si la historia transcurre en los años 80, ¿por qué tengo la sensación de que todos los acontecimientos que ocurren en Luna Creciente ocurrieron mucho tiempo atrás? ¿Tiene algo que ver con esa magia que rezuma del libro?
F.D.- Es muy curioso que menciones eso porque eres la segunda persona que me lo dice hoy y no lo había pensado.
M.G.- Pues te juro que tuve que volver atrás para comprobar realmente que la historia transcurre en los 80. No podría ponerle una fecha concreta pero la sensación que tengo es que todo es mucho más antiguo.
F.D.- Creo que en parte es una ola nostálgica y romántica que te arrastra a un espacio sin tiempo, lo que ocurre es que realmente ese espacio sí existió en los años 80 y existía más claramente en los pueblos que en las ciudades, donde había menos coches, donde no había turistas, donde las playas eran prácticamente un zoológico sin jaulas porque te encontrabas en la misma orilla todo tipo de bichos. Para mí es una imagen muy poderosa porque lo he vivido. Ahora pienso en los niños que van a la playa y no ven nada porque ya no hay peces, ni moluscos vivos, ni camarones, ni pepinos de mar, ni estrellas... Ese canto de sirenas es muy potente para mí.
M.G.- Has mencionado el tema del turismo y he recordado una crítica que hace Useín, el señor que regenta el ambigú del pueblo.
F.D.- En España siempre hemos tenido inclinación hacia el dinero fácil que supone el ladrillo y el turismo, partiendo de una base privilegiada que es nuestro clima. Esto nos ha hecho destrozar nuestro entorno, un drama que se debe reflejar. Es una denuncia, como otras muchas que figuran en el libro, sin caer en un pesimismo excesivo. Con el turismo lo que ha ocurrido es que primero ha colonizado los sitios más pintorescos de nuestro país, y después el resto de sitios de nuestro país. Cada vez es más difícil vivir en los centros de las ciudades y todo el mundo acaba mudándose a la periferia. No sé qué va a ocurrir. Al final, los nativos terminaremos viviendo en la mitad de la autopista y el resto será un parque temático.
M.G.- Se está hablando mucho de eso últimamente. Ya veremos cómo sigue la cosa. Y sin obviar tu labor de creador, me ha parecido que la novela se ha ido gestando sola, es decir, son los personajes los que han ido eligiendo ellos mismos su destino. ¿Puede ser?
F.D.- Estoy muy de acuerdo con lo que dices. Una de las grandes maravillas de la literatura, e imagino que de todo el proceso creativo, es ver cómo te sorprende la fuerza que toma por sí sola la trama y los personajes, aunque suene un poco fantástico para el lector. Sin embargo, es así, son los personajes los que muchas veces te empujan en una dirección u otra porque van cogiendo cuerpo y hay situaciones por las que nunca van a pasar porque no son realistas. Es cierto que van creciendo solos y en una dirección que yo no siempre tenía clara.
M.G.- Es que se percibe perfectamente. Son los personajes los que te dictan por dónde quieren ir.
F.D.- Ese punto imprevisible es muy bueno.
M.G.- Y sin que me desveles nada... ¿qué me espera en ese desenlace?
F.D.- Te puedo decir que la familia Berlín guarda un secreto y que ese secreto, al ser desvelado, explica muchísimas cosas. De alguna manera hace que Sansón recupere el lugar que le corresponde en el tablero de este parchís que es Luna Creciente.
M.G.- En cualquier caso, y retomando lo que nos desvelaste antes, que tienes en un cabeza un proyecto compuesto por tres novelas, son historias independientes o comparten personaje, como Billy Zoom, ¿no?
F.D.- Sí, son totalmente independientes. Si todo sale bien, aunque va a ser muy difícil porque hay que ser realista, mi propósito es que sean novelas que se puedan leer de manera independiente, en el orden que el lector quiera.
M.G.- De acuerdo Fede. Pues yo ya estoy deseando saber cuál es ese secreto que me depara en el desenlace. Espero poder verte más adelante con la segunda novela y luego con la tercera. Muchas gracias y suerte.
F.D.- Gracias a ti.
La familia Berlín, como decía al principio, se caracteriza por su originalidad a distintos niveles pero de todo ello os hablaré dentro de muy poco.
Ficha novela
Editorial: Reservoir Books.
Encuadernación: Tapa dura con sobrecubierta.
Nº Páginas: 288
Publicación: Febrero, 2019
Precio: 20,90€
ISBN: 9788417511234
Disponible en e-Book
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Ficha completa aquí.