Editorial: Seix Barral.
Fecha publicación: octubre, 2018.
Precio: 18,50 €
Género: Novela.
Nº Páginas: 344
Encuadernación: Rústica con solapas.
ISBN: 978-84-322-3410-1
[Disponible en eBook;
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Autor
Isaac Rosa nació en Sevilla en 1974. Es autor de las novelas La malamemoria (1999), posteriormente reelaborada en ¡Otra maldita novela sobre la guerra civil! (2007), El vano ayer (2004), que fue galardonada en 2005 con el Premio Rómulos Gallegos, el Premio Ojo Crítico y el Premio Andalucía de la Crítica; El país del miedo (2008), reconocida por los editores con el Premio Fundación J.M. Lara como mejor novela del año, La mano invisible (2011) y La habitación oscura (2013), todas ellas publicadas en Seix Barral. Columnista de prensa, es también autor de varios libros de relatos y guiones de cómic. Su obra ha sido traducida a varios idiomas y llevada al cine en tres ocasiones. Colabora habitualmente en eldiario.es y La Marea.
Sinopsis
Esta novela reconstruye un gran amor empezando por su final, la historia de una pareja que, como tantas, se enamoró, vivió una ilusión, tuvo hijos, y peleó contra todo -contra ellos mismos y contra los elementos adversos: la incertidumbre, la precariedad, los celos-, luchó para no rendirse, y cayó varias veces. Cuando el amor se acaba, surge la pregunta: ¿dónde se torció todo?, ¿cómo hemos acabado así?
Todo amor es un relato de disputa, y los protagonistas de este cruzan voces, confrontan recuerdos, discrepan en las causas, intentan acercarse. Feliz final es una autopsia implacable de sus deseos, expectativas y errores, donde afloran rencores sedimentados, mentiras y desencuentros, pero también muchos momentos felices.
Isaac Rosa aborda en esta novela un tema universal, el amor, desde las muchas interferencias que hoy lo dificultan: las condiciones materiales, la insatisfacción vital, el mercado del deseo, el imaginario del amor en la ficción... Porque es posible que el amor, tal y como nos lo contaron, sea un lujo que no siempre podemos permitirnos.
[Información tomada directamente del ejemplar]
Así suena Feliz final:
Es bien sabido que cada novela provoca en cada lector un cúmulo de emociones y sensaciones, con mayor o menor intensidad. Por nuestras manos pueden pasar historias que nos dejan indiferentes y que pronto pasarán a ese baúl en el que se amontonan las vidas de unos personajes a los que raramente recordaremos. Sin embargo, un reducido número de relatos nos zarandea, nos trastorna, nos vuelve tarumba, se pega a nuestra alma y nos trasforma de tal manera que, tras la lectura, no volvemos a ser los mismos. Y son precisamente estas novelas, estas que tanto nos han gustado, de las que más nos cuesta hablar. Uno intenta ser vehículo de las mismas emociones que ha sentido durante la lectura, se enreda en mil explicaciones y rompe con frecuencia el hilo discursivo pero en ese caos dialéctico, el otro interlocutor queda contagiado de un entusiasmo desmedido. Aún así, ¿por dónde empiezo? ¿Qué os puedo contar de Feliz final si todo en ella me ha maravillado?
A grandes rasgos la nueva publicación de Isaac Rosa nos habla de una ruptura, de un matrimonio que se desmigaja con el paso de los años, cuando la convivencia se ha vuelto tediosa, cuando se ha perdido la pasión y la ilusión, cuando terceras personas surgen en nuestro camino. Con estos mimbres, el lector puede llegar a pensar que es un argumento conocido y frecuentemente tratado, un melodrama en el que el dolor se instala en el epicentro del relato, una vez que el amor ha dado pie al desamor, arrasando todo a su paso, hundiendo a sus protagonistas en una profunda melancolía que avivan a base de recuerdos. Y efectivamente es así pero realmente, no del todo. Isaac Rosa es un mago, un prestidigitador reconocido al que no le hace falta una chistera para encandilar a su público. Le bastan las palabras, le bastan las emociones y especialmente esa mirada suya, transparente, sincera, objetiva, con la que retrata todo lo que se propone. La belleza de esta historia radica más en la forma que en el fondo porque lo que realmente hechiza de Feliz final es la manera en la que la historia se cuenta, la veracidad de las emociones, la conexión electrizante que se establece entre el lector y los personajes.
Y así nos topamos con la historia de Antonio y Ángela, un matrimonio como otro cualquiera, como otros muchos que llevan más de una década en común, que unieron sus vidas un día para formar una familia, que concibieron dos hijas -Ana y Sofía-, y que ahora pasan por el trago de una separación. Será la ruptura el eje de toda la novela, alrededor de la cual orbitan los recuerdos, los momentos vividos, la tristeza, la melancolía, la añoranza y también los reproches. En un alarde de originalidad, Isaac Rosa opta por cambiar el curso normal de la narración. En Feliz final nada comienza por el principio sino por el desenlace. De este modo, y a través de mensajes que el matrimonio se intercambia -los de él en redonda; los de ella en cursiva-, el lector irá conociendo las distintas etapas por las que ha ido pasando el matrimonio, pero siempre de atrás hacia delante, desde el momento de la separación hacia esa conversación mantenida diez días atrás para analizar la relación, pasando por el descubrimiento de una infidelidad, hasta llegar a ese primer encuentro con el que todo empezó.
Feliz final es la crónica de una luz que se apaga, son los estertores de una muerte anunciada. Y aunque de entrada conoces el final, lo que mueve al lector a continuar con la lectura es la sensación de ser parte de la historia, de querer mirarse en el espejo para asentir con la cabeza y confirmar con tal gesto que él también ha sentido el mismo dolor de Ángela o la misma frustración de Antonio. Ambos personajes son tan reales, tan humanos que a veces incomodan, pues sus reacciones, sus actitudes y comportamientos corresponden a un universo cercano, a esa esencia del ser humano, al 'yo' más interno, de tal modo que, al verlos moverse en un terreno que se vuelve conocido, entiendes por qué el uno pretende que el otro sea consciente del sufrimiento que padece, aunque para ello tenga que recurrir a tretas infantiles, y comprendes porque el otro se sienta en el filo de la cama, 'con las manos sobre las rodillas y la cabeza agachada', representando la viva imagen del dolor.
[Lectura de las páginas 11 a 13;
Música: Gnossienne de Satie]
Es bien sabido que cada novela provoca en cada lector un cúmulo de emociones y sensaciones, con mayor o menor intensidad. Por nuestras manos pueden pasar historias que nos dejan indiferentes y que pronto pasarán a ese baúl en el que se amontonan las vidas de unos personajes a los que raramente recordaremos. Sin embargo, un reducido número de relatos nos zarandea, nos trastorna, nos vuelve tarumba, se pega a nuestra alma y nos trasforma de tal manera que, tras la lectura, no volvemos a ser los mismos. Y son precisamente estas novelas, estas que tanto nos han gustado, de las que más nos cuesta hablar. Uno intenta ser vehículo de las mismas emociones que ha sentido durante la lectura, se enreda en mil explicaciones y rompe con frecuencia el hilo discursivo pero en ese caos dialéctico, el otro interlocutor queda contagiado de un entusiasmo desmedido. Aún así, ¿por dónde empiezo? ¿Qué os puedo contar de Feliz final si todo en ella me ha maravillado?
A grandes rasgos la nueva publicación de Isaac Rosa nos habla de una ruptura, de un matrimonio que se desmigaja con el paso de los años, cuando la convivencia se ha vuelto tediosa, cuando se ha perdido la pasión y la ilusión, cuando terceras personas surgen en nuestro camino. Con estos mimbres, el lector puede llegar a pensar que es un argumento conocido y frecuentemente tratado, un melodrama en el que el dolor se instala en el epicentro del relato, una vez que el amor ha dado pie al desamor, arrasando todo a su paso, hundiendo a sus protagonistas en una profunda melancolía que avivan a base de recuerdos. Y efectivamente es así pero realmente, no del todo. Isaac Rosa es un mago, un prestidigitador reconocido al que no le hace falta una chistera para encandilar a su público. Le bastan las palabras, le bastan las emociones y especialmente esa mirada suya, transparente, sincera, objetiva, con la que retrata todo lo que se propone. La belleza de esta historia radica más en la forma que en el fondo porque lo que realmente hechiza de Feliz final es la manera en la que la historia se cuenta, la veracidad de las emociones, la conexión electrizante que se establece entre el lector y los personajes.
Y así nos topamos con la historia de Antonio y Ángela, un matrimonio como otro cualquiera, como otros muchos que llevan más de una década en común, que unieron sus vidas un día para formar una familia, que concibieron dos hijas -Ana y Sofía-, y que ahora pasan por el trago de una separación. Será la ruptura el eje de toda la novela, alrededor de la cual orbitan los recuerdos, los momentos vividos, la tristeza, la melancolía, la añoranza y también los reproches. En un alarde de originalidad, Isaac Rosa opta por cambiar el curso normal de la narración. En Feliz final nada comienza por el principio sino por el desenlace. De este modo, y a través de mensajes que el matrimonio se intercambia -los de él en redonda; los de ella en cursiva-, el lector irá conociendo las distintas etapas por las que ha ido pasando el matrimonio, pero siempre de atrás hacia delante, desde el momento de la separación hacia esa conversación mantenida diez días atrás para analizar la relación, pasando por el descubrimiento de una infidelidad, hasta llegar a ese primer encuentro con el que todo empezó.
Feliz final es la crónica de una luz que se apaga, son los estertores de una muerte anunciada. Y aunque de entrada conoces el final, lo que mueve al lector a continuar con la lectura es la sensación de ser parte de la historia, de querer mirarse en el espejo para asentir con la cabeza y confirmar con tal gesto que él también ha sentido el mismo dolor de Ángela o la misma frustración de Antonio. Ambos personajes son tan reales, tan humanos que a veces incomodan, pues sus reacciones, sus actitudes y comportamientos corresponden a un universo cercano, a esa esencia del ser humano, al 'yo' más interno, de tal modo que, al verlos moverse en un terreno que se vuelve conocido, entiendes por qué el uno pretende que el otro sea consciente del sufrimiento que padece, aunque para ello tenga que recurrir a tretas infantiles, y comprendes porque el otro se sienta en el filo de la cama, 'con las manos sobre las rodillas y la cabeza agachada', representando la viva imagen del dolor.
Y dado que hay dos personajes protagonistas, ¿con cuál de los dos se empatiza más? Suele ser frecuente que cada lector, partiendo de sus propias circunstancias, conecta más con un personaje que con otro pero creo que en esta novela vamos a nadar constantemente de una orilla a otra. A priori me sentí más cerca de Antonio, un hombre al que le gusta el orden y la rigidez de los horarios. Pensé que él tenía una visión más realista y práctica de la relación, formulando reflexiones con las que me sentía muy afín. Sin embargo, posteriormente entendí que a Ángela no le faltaba su pizca de razón, como más adelante recalcaré. Ella recrimina a Antonio una dejadez, un abandono que perfectamente se convierte en el fruto maduro de la rutina. Así que, es posible que en las actitudes, emociones, sentimientos o actuaciones de uno y otro te veas reflejado o incluso podrás percibir a tu pareja, a un ex-, a un familiar, a un amigo,... a cualquiera que te rodee porque todo en esta novela es vida, es convivencia, es relación, es apego, es amor, es reproche, es dolor y es adiós.
Feliz final es puro gozo, de esas novelas en las que uno va marcando párrafo tras párrafo, tocado y hundido por un puñado de reflexiones que no engañan a nadie, que quieren quitarnos la venda de los ojos, para obligarnos a dejar de ser hipócritas, no solo ante los demás, sino ante uno mismo. Así que ya no vale que uno se escude en los hijos para seguir aguantando en una relación de aguas turbulentas que ahogan, ya no importa si la pareja lleva muchos años conviviendo porque en verdad siguen sin conocerse y nunca conseguirán saber con quién se comparte cama, ya no hay quien se crea que el amor puede ser eterno. Ya no más mentiras. Antonio y Ángela se dirán tantas cosas y tantas tan ciertas que no cabe mirar hacia otro lado y ahí te verás, lector, en medio de este campo de confidencias, dándole la razón a uno hoy y al otro mañana, porque en esto de las parejas y los matrimonios, en esto de las rupturas y las separaciones, generalmente nadie tiene la razón sino que la tienen todos, y todos acostumbramos a reaccionar del mismo modo.
Feliz final es puro gozo, de esas novelas en las que uno va marcando párrafo tras párrafo, tocado y hundido por un puñado de reflexiones que no engañan a nadie, que quieren quitarnos la venda de los ojos, para obligarnos a dejar de ser hipócritas, no solo ante los demás, sino ante uno mismo. Así que ya no vale que uno se escude en los hijos para seguir aguantando en una relación de aguas turbulentas que ahogan, ya no importa si la pareja lleva muchos años conviviendo porque en verdad siguen sin conocerse y nunca conseguirán saber con quién se comparte cama, ya no hay quien se crea que el amor puede ser eterno. Ya no más mentiras. Antonio y Ángela se dirán tantas cosas y tantas tan ciertas que no cabe mirar hacia otro lado y ahí te verás, lector, en medio de este campo de confidencias, dándole la razón a uno hoy y al otro mañana, porque en esto de las parejas y los matrimonios, en esto de las rupturas y las separaciones, generalmente nadie tiene la razón sino que la tienen todos, y todos acostumbramos a reaccionar del mismo modo.
Y contando la historia del revés, la estructura de la novela, viva y dinámica, no puede ser más que a la inversa, así que la abres y lo primero que encuentras es un epílogo al que le sigue el capítulo 8 y descendiendo, hasta llegar a un prólogo que cierra el texto como si de una broma macabra se tratara, como un trampantojo o una alucinación. Lejos de incomodar y perturbar, el lector transita por esta historia de espaldas y, ayudado por la maestría narrativa de Rosa, consigue ir pegando las piezas de un matrimonio roto. Tengo que decir que el autor hace fácil lo difícil. Y no me refiero a radiografiar una relación de pareja y su declive. Ni siquiera, a narrar del revés. La cosa va mucho más allá porque, cuando sientes que todo fluye, que te has adentrado en la vida de Antonio y Ángela sin estrecheces, uno cree que esto puede hacerlo cualquiera y piensas en tomar lápiz y papel para intentarlo. Ya os podéis imaginar el resultado.
En definitiva, Feliz final ha supuesto una lectura brutal, original dentro de la temática que aborda, llena de matices, luces y sombras, reflejos en un espejo hecho añicos y que, página a página, se va recomponiendo. De la prosa de Isaac Rosa solo se puede decir que es soberbia y que, esta novela, con ese título desde el que el autor también quiere hacernos un guiño, debe ser una lectura imprescindible.
[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]
Puedes adquirirlo aquí:
Ya es la segunda opinión buenísima que leo sobre esta novela y a pesar de se que me voy a perder algo bueno no acaba de atraerme y lanzarme a una lectura reacia creo que no es buena idea.
ResponderEliminarUn beso
Hola! No conocía este libro pero la verdad es que parece entretenido así que me lo apunto. Excelente reseña.
ResponderEliminarUn saludo!
Vaya, Marisa...
ResponderEliminarDe verdad...un libro que ya de por sí no me llamaba la atención (no soy fan de las novelas sobre parejas, rupturas, chico conoce a chica, etc)... Pero tengo que reconocer que al ser mas intimista y el formato "al revés" del que se vale el autor, me han convencido... ¿Lo leeré? No lo sé... Pero has conseguido que vea o considere el libro con "otros ojos"... ;)
Como me liáis, tocaya! La apunto.
ResponderEliminarMadre mía, qué gran reseña. Te ha gustado y te ha dejado tocada. Me has dejado muy intrigada, pero yo sería incapaz de leerla en este momento. Pero obviamente, la tendre en cuenta.
ResponderEliminarBesos
No me puedo resistir, si me lo cuentas así no me puedo resistir. Tomo buena nota!
ResponderEliminarBesotes!!
Estoy viendo buenas opiniones de la novela, así que voy a tener que darle una oportunidad, si el tiempo me lo permite.
ResponderEliminarBesos
¡Hola!
ResponderEliminarLa portada de este libro ya me ha atrapado desde el primer momento, y me encanta lo que cuentas de el. Me lo llevo apuntadísimo :)
Un besote.
Me la apunto, me parece super original ^^
ResponderEliminarLe tengo unas ganas tremendas, es de las que me gustan
ResponderEliminarBesos
No me la llevaría si no fuera por lo que dices de su prosa. Me la anoto para echarle un vistazo.
ResponderEliminarBesos.
Es la primera reseña que leo de esta novela. Me gusta mucho pero son de las que te pellizcan y hay que cogerlas con ganas porque sabes que no te van a ahorrar nada ni a maquillar la realidad, no te permiten soñar.
ResponderEliminarMe llevo esta frase: "seguir aguantando en una relación de aguas turbulentas que ahogan", y por supuesto la novela.
Qué bien que nos vuelvas a leer.
Besos
Hola, Marisa.
ResponderEliminarMe alegro de que estés de vuelta. ¿Cómo estás? Un abrazo, antes de nada.
Sobre este título, me apetece, me apetece y mucho.
Un beso.
Seix Barral siempre trae cosas muy interesantes, por eso me fijé en él cuando salió entre novedades. Lo tenía un poco descartado porque no me quería cargar con pendientes, pero veo que merece mucho la pena. Así que tomo buena nota de tu recomendación, creo que disfrutaría de ese tono intimista.
ResponderEliminarBesitos
Tiene una pinta genial me encanta lo que cuentas, así que me la llevo anotada. Besos
ResponderEliminarNo te niego que sea una lectura apasionante, pero no tengo cuerpo ahora para ella. Y ya sabes que ando de capa caída con las lecturas. Besote
ResponderEliminarEs muy bueno y no es lo único del autor
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo con tus impresiones. Ha sido mi primer acercamiento al autor y me ha conquistado totalmente, la novela me ha parecido impresionante en todos los sentidos. Literalmente me ha dejado conmocionada.
ResponderEliminarBesos.
Me encanta lo que cuentas!
ResponderEliminarLo apunto sin dudarlo!
Besotes
Tal y como lo cuentas Marisa parece difícil resistirse y eso que ya sabes el final porque lo de menos es ya el final sino ese derrumbe de una relación. Me ha gustado ese cambio de empatías que has relatado, tan pronto con uno como la otra, eso me parece interesante y vivo.
ResponderEliminarLa anoto.
Besos
Magnífica reseña, Marisa. Aunque por lo que comentas de esta novela, veo que es de las que hay que elegir el momento adecuado para su lectura. No sabría decirte si darle una oportunidad o no. Besos.
ResponderEliminarEs una novela que no me importaria leer en absoluto
ResponderEliminarSuelo rehuir el género romántico, pero por lo que cuentas percibo que esto es otra cosa, algo a medio camino, una historia sentida y descarnada con unos personajes cercanos y sin ñoñerías. Pinta muy bien, y viendo lo que te ha gustado, indagaré un poco sobre el autor.
ResponderEliminarUn beso ;)
Estoy seguro que me gustará, además llevo mucho tiempo queriendo leer a Isaac Rosa. Aunque esta novela parece diferente a otras suyas de las que he leído reseñas, donde predomina la crítica social. Me parece un enfoque atípico para una historia de amor, a ver estas navidades si le hago un hueco.
ResponderEliminarUn abrazo.