viernes, 30 de noviembre de 2018

VAHO de María Iglesias e Irene Mala

Resultado de imagen de vaho de María iglesias
Editorial: Mackein y Parker
Colección: Clemátide.
Fecha publicación:  octubre, 2018.
Precio: 14,50 €
Género: Infantil.

Nº Páginas:  44
Encuadernación: Tapa dura.
ISBN: 978-84-948261-7-7
[Disponible en eBook; 
puedes empezar a leer aquí]

Autoras


María Iglesias (Sevilla, 1976) es periodista y escritora. Autora de la novela Lazos de humo, escribe en eldiario.es y Público.es, ha sido enviada especial de la SER en Lesbos (2018), y coescrito el guion del documental Contramarea. XXV Premio de la Comunicación de la Asociación de la Prensa de Sevilla (2016), empezó en la agencia EFE y el Diario de Sevilla. De 2004 a 2008 trabajó en Nuevos cómicos y Noche sin tregua de Paramount. Luego, hasta 2012, fue redactora y presentadora de reportajes de El público lee, programa de literatura de Canal Sur 2 TV. En 2013 se incorporó a eldiario.es y desde 2015 colabora con el canal de TV franco-alemán ARTE. Es DEA en Literatura y Comunicación (2006) y cuenta con su web: www.periodista-freelance.com


Irene Mala (Sevilla, 1978). Licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla, es autora de numerosos libros infantiles, siendo los más recientes Una de zombis (Thule, 2018), Los siete chivitos y el lobo (Algaida, 2016), La chistera del Dr. Petrov (Thule, 2015) y Diario de un despecho. Tragicomedia del olvido (Thule, 2015). Asimismo, es autora del cartel y la viñeta de la campaña 5 Millones de pasos, de la asociación Andalucía Acoge (2017), de ilustraciones para la publicación El Asombrario (2017) y del cartel de la Feria del Libro de Sevilla 2018. Ha participado en numerosas exposiciones individuales y colectivas a nivel nacional e internacional. www.irenemala.com


Sinopsis

Ada se hace mayor y papá y mamá ya la dejan ducharse sola, aunque no le hace gracia. Sin esperarlo, descubrirá en el baño un superpoder fantástico que se activa gracias al vaho.

[Información tomada directamente de la web de la editorial]



Cuando yo era pequeña, el día de Reyes tenía una magia especial que hoy ha perdido algo de brillo. Recuerdo que, desde muy temprano, los niños de cada casa tomábamos las calles para enseñar a nuestros amigos lo que sus Majestades nos habían traído. Ellas, con sus carritos y sus muñecos. Ellos, con sus balones y camiones. El mundo era así de estereotipado y vivíamos encorsetados y clasificados. Sinceramente, tampoco es que nos ocurriera nada malo pero por suerte hemos avanzado y este sería un tema del que podríamos hablar largo y tendido. Será en otra ocasión. La cuestión era que las calles y las plazas de los barrios se llenaban de bullicio y movimiento desde primeras horas y los padres se unían a aquella fiesta. Hoy las cosas son bien distintas. Es muy raro que ese día especial te encuentres con algún niño jugando en la calle. Y si el día está nublado y hace frío, ni te cuento. Y es que las costumbres y los usos, unido a otras cuestiones de índole social, han cambiado los hábitos de los más pequeños. En lo que se refiere al entretenimiento, hoy existe mucha tecnología al alcance de los hijos, que no digo que esté mal, porque esa realidad virtual también activará una parte importante del cerebro, pero creo que se han quedado muy atrás otro tipo de juegos, más manuales, más creativos, más de interacción con otro ser humano. ¿Dónde quedan los juegos en la calle? Y lo que es más importante, ¿dónde quedan los libros? En nuestros tiempos, ver a un niño leer es un mirlo blanco. Muchas veces lo he comentado con lectores y autores y encuentro opiniones para todos los gustos. Algunos opinan que los niños leen y otros que las estadísticas cuentan otra historia. Lo cierto es que yo no hago más que mirar a mi alrededor y solo veo niños absortos contemplando una pantalla.  Niños y padres, todo hay que decirlo. Y de verdad, me da mucha pena. No será porque no existen libros infantiles, no será porque no existen editoriales que apuestan fuerte por esos pequeños lectores que serán la promesa del futuro. No sé. Creo que estamos haciendo algo mal, por eso me parece fantástico que se publiquen libros como el que os traigo hoy.

En Vaho vamos a conocer a Ada, una niña a la que no le gustan las obligaciones ni que le impongan lo que debe hacer. ¡Y es que nunca la dejan jugar! Es comprensible. Su madre insiste en llevarla al colegio, en llevarla a hacer la compra, ¡incluso que se bañe todos los días! ¡Y encima, sola! Una auténtica lata. Sin embargo, y a pesar de sus reticencias, descubrirá que el cuarto de baño esconde un mundo lleno de fantasía donde Ada puede dejar volar su imaginación. Allí, y a través el vapor de agua, la pequeña viajará a otros lugares y las gotas de agua al caer le contarán emocionantes historias. Sus ensoñaciones serán a veces interrumpidas por la voz de su madre, una mujer que vive en ese mundo de adultos tan estresante, con tantas preocupaciones y agobios, algo que termina por saturar a la pequeña. Por suerte, la madre termina por entender las necesidades de su hija y llegan a un acuerdo. 

Vaho | María Iglesias e Irene Mala | Maclein y Parker | Editorial de libros independiente | Venta de libros online
[Imagen tomada de la web de la editorial]

Vaho es un libro que quiere potenciar la importancia de la imaginación en los más pequeños. ¿Quién no se ha imaginado alguna vez siendo niño que viajaba a la Luna? ¿O navegaba en un barco pirata? Yo solía jugar a indios y vaqueros con mi hermana pequeña, simplemente enganchando una sábana al somier de muelles de la cama superior de una litera. Así conseguía hacerme una tienda de campaña. Otras veces, mi hermana y yo nos mudábamos a la cama de mis padres y usábamos la larga almohada como canoa. Nos montábamos en ella a horcajadas y simulábamos que descendíamos por un río turbulento, volcando y cayendo al agua-colchón. ¿Qué sería de nosotros sin la imaginación? Incluso de mayores no dejamos de soñar con toda clase de sortilegios.

Pero Vaho no solamente pretende hacer un alegato en favor de la imaginación, la fantasía y los sueños. Este volumen infantil quiere llegar más lejos haciendo hincapié en la necesidad de unir lazos entre padres e hijos. Los adultos viven en un mundo de locos, donde todo son prisas y aceleración. Nunca tenemos tiempo para nada, ni siquiera para nuestros hijos, quienes se ven relegados a hacer sus deberes en solitario, a jugar sin compañía, a refugiarse en el mundo de las 'maquinitas'. Vaho quiere transmitir un mensaje a los padres. Debemos llegar a un acuerdo con los hijos, por el bien de ellos, de su educación y desarrollo, pero también por nuestro propio bien. Necesitan parte de nuestro tiempo y los padres los necesitan a ellos. Y es que esto lo habré escuchado mil veces: 'Mis hijos se están criando solos'. ¿No tenéis esa sensación? Conciliar la vida laboral y familiar es muy complicado hoy en día pero algo habrá que hacer, aunque sea apartar el cansancio diario al llegar a casa y sentarnos con nuestros hijos, jugar con ellos, leerles un cuento,... En definitiva, convivir. Claro que todo esto lo dice alguien que no tiene hijos pero me pongo en vuestro pellejo.

Con poco texto, lo que más llama la atención en Vaho son las ilustraciones de Irene Mala. Sus dibujos nos muestran personajes algo desproporcionados, de cabeza grande y pies pequeños. Me gusta fijarme en los detalles más mínimos, y encuentro que son ilustraciones muy cuidadas donde vamos a ver a la madre de Ada, una mujer trabajadora y con conciencia social, portando una bolsa reutilizable para la compra. Hay que educar desde pequeñitos. Por otra parte, y en cuanto a la paleta cromática, los dibujos generalmente muestras tonos pastel que en ocasiones se vuelven más oscuros, cuando Ada comienza a soñar y se mete en mundos llenos de magia.

Ha sido divertido conocer a Ada. También ha sido muy instructivo conocer a sus padres y verlos compaginar el trabajo y la familia. Estamos ante un cuestión de largo desarrollo pero en unas pocas páginas, Iglesias y Mala, lanzan un par de mensajes de interés: imaginación y conciliación.

Ahora toca ponerlo en práctica. Comencemos regalando libros a los hijos y pasando tiempo con ellos, mientras los leemos juntos. 

Cierro esta reseña con el anuncio de la presentación de este libro. Será mañana en Botica de Lectores, Sevilla. 









 

[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]
Puedes adquirirlo aquí:

jueves, 29 de noviembre de 2018

PATRICIA BENITO: 'Me hace mucha ilusión saber que los lectores se sienten reflejados en mis poemas'

A Patricia Benito la conocí a principios de este año, cuando acudió a Sevilla para presentar su primer volumen Primero de Poeta. Fue entonces cuando me explicó de qué manera había llegado a este mundo de la publicación, sin premeditación, sin alevosía aunque probablemente sí con mucha nocturnidad, pues dicen los que escriben que suelen preferir el silencio nocturno para conectar con las musas.

En aquel entonces me topé con una joven entusiasta que vivía su sueño particular. Me contó que la poesía no era precisamente un género al que acudiera con frecuencia pero que todo se desató durante un recital. Fue así cómo entendió que la poesía y ella tenían muchas cosas que contarse y se lanzó a la aventura. El resultado fue un aluvión de lectores que le han reclamado más y por eso, Patricia regresa ahora con Tu lado del sofá, un segundo volumen en el que confiesa sentirse más madura y estable. 

Marisa G.- Patricia, 'Primero de poeta' desató una locura en tu vida. Despegaste con mucha fuerza. ¿Qué ha pasado desde entonces? Imagino que, con un despegue como el tuyo, en algún momento hay que poner los pies en la tierra, ¿no?

Patricia B.- Bueno, yo diría ¿qué no ha pasado desde entonces? Ni siquiera me ha dado tiempo todavía a parar, a asimilarlo. Ha sido todo muy acelerado. Ya sabes que el libro lo autoedité primero y luego llegó la editorial. Desde entonces he vivido experiencias muy nuevas y muy bonitas, entrevistas en radio y televisión, he acudido a eventos donde me han invitado para recitar y sobre todo, he conocido a mucha gente. Es como si estuviera en una nube. La verdad es que no quiero que se acabe. 

M.G.- Con aquel primer volumen no sabías cómo iban a reaccionar los lectores pero ahora que ya has tenido un feedback, imagino que este segundo volumen, 'Tu lado del sofá', te provocará cierto vértigo. Seguro que te has preguntado si vas a estar a la altura del anterior o no.

P.B.- Claro. Escribir este ha sido más difícil. Como el primero no pensaba publicarlo sino que simplemente lo compuse para aprender a maquetar y regalarlo a mi familia, lo escribí con total libertad. Sin embargo, con este segundo ha sido distinto. Sabía que algún lector iba a tener, no sabía si muchos o pocos, pero alguno sí que tendría y tenía que estar constantemente desconectándome del mundo. Quería escribir lo que necesitaba, lo que me hacía falta contar a mí y no lo que los demás querían escuchar. Por eso ha sido más difícil pero por suerte la respuesta de los lectores está siendo buenísima, así que ya respiro mucho más tranquila. 

M.G.- Me alegro mucho. Pero Patricia, ¿estos poemas son nuevos o los tenías guardado en ese cajón del que hablábamos en la ocasión anterior?

P.B.- No, estos son nuevos porque todos proceden de experiencias nuevas. Ninguno de ellos son anteriores a 'Primero de poeta' y creo que eso se nota. En el primero me sentía más inestable, estaba en un proceso de adaptación a la nueva vida y en este creo que se nota que estoy más asentada, después de aquella etapa. 'Tu lado del sofá' contiene poemas mucho más maduros.

M.G.- Acabas de comentar que necesitas sacar lo que tienes dentro. Creo que tu mejor baza es precisamente tu naturalidad algo que, como te dije en la ocasión anterior, el lector intuye ya desde la biografía que podemos leer en la solapa del libro. Me gusta esa exposición tan sincera que haces de ti misma. Creo que es la mejor manera de conectar con el lector.

P.B.- Para mí es muy importante ser sincera y no solo en lo que escribo sino en la vida en general. También es importante hacer las cosas con muchas ganas. Esto es algo que igualmente percibe el lector. Por eso para mí es vital no perder de vista en ningún momento el proceso del libro, desde el diseño, elegir la portada, escribir la biografía,... Es que esto es algo tan mío que soy yo la que tiene que defenderlo.

M.G.- Tus versos no solo conquistan a lectores anónimos sino que también otras voces literarias muy conocidas por todos se han hecho eco de tus poemas. 

P.B.- Me hace mucha ilusión saber que los lectores se sienten reflejados en mis poemas y que además esas voces que tú mencionas se acuerden de mis versos... Es un sueño. Recuerdo una vez que Benjamín Prado, al que admiro un montón, escribió un artículo sobre política en el que iba intercalando versos de 'Primero de poeta'. Ese día llegué a casa montada en una nube. El artículo es precioso y son estas cosas las que te dan ganas de seguir adelante.

M.G.- Tu primer volumen estaba prologado por Escandar Algeet y en este segundo recurres a Zahara.

P.B.- Zahara es maravillosa, una auténtica todoterreno porque es cantante y también ha escrito una novela preciosa,... Hace de todo. La conocí cuando llegué a Madrid en clase de yoga y a partir de ahí nos hicimos muy buenas amigas. Luego también ha publicado en Verso & Cuento y este verano hemos estado trabajando juntas. Ella con su disco 'Astronauta', que acaba de salir, y yo con mis versos. Al final hemos colaborado haciendo un poema en mi libro. El prólogo es muy bonito. A mí me ha encantado.

M.G.-La última vez que hablamos me dijiste que aquellos poemas hablaban de aprovechar el momento, de auto-analizarse... Los versos de 'Tu lado del sofá ' ¿siguen esa misma línea?

P.B.- No hay tanto Carpe Diem pero sí hay más de auto-perdón. Concretamente hay uno que se llama 'La chica del espejo', que refleja el trabajo que he estado realizando este año, el mirarme al espejo y no apartar la mirada. Tenemos que aprender a asimilar lo que tenemos y lo que no, pero siempre disfrutando. Es importante que descubramos lo que tenemos por dentro, saber lo que somos capaces y saber que realmente somos muy fuertes, aunque generalmente se nos olvida. Luego también hay que saber perdonar y dejar ir.

M.G.- Tú mencionas en la nota de autora que 'Tu lado del sofá' es una despedida y creo que el título no puede ser más certero porque huele a ausencia.

P.B.- Sí, sí, totalmente. Me parece algo muy visual. Cuando estás en pareja sabes cuál es tu lado del sofá pero cuando esa pareja ya no está, no te atreves a sentarte en su sitio. 

El título también está muy relacionado con tu lado del mundo. Pero sí estos poemas hablan mucho de ausencia, que si no estás te voy a echar de menos pero ya está. Hay que seguir.

M.G.- Pero muchos de tus poemas son casi micropoemas. En dos o tres versos llegas a decir mucho. Son reflexiones universales y por eso, como te digo, es muy fácil reflejarnos en tus versos.

P.B.- Últimamente estoy aprendiendo a resumir mucho lo que escribo. En este segundo volumen los estoy trabajando mucho para dejar el esqueleto de lo que necesito decir y a veces, ese esqueleto, no es más que una frase y media. 

M.G.- Hay una sección hacia el final que se llama 'Doce lunas'. Me gustaría que nos hablaras de ella porque ahí cambias el hilo de los poemas anteriores. Ya no figuran con nombre sino con números. ¿Qué es esto?

P.B.- Al principio 'Doce lunas' iba a ser solo un poema. Una historia muy bonita que sabes que va a acabar pronto. Ese enamoramiento en un tren o al cruzar un paso de cebra. Sin embargo, el muso dio para más, cundió bastante y salieron doce poemas. Me gustaba la idea de ponerlos aparte. Los primeros hablan del inicio, luego me centro en el desarrollo y los últimos hablan de la despedida. No sé por qué pero tengo una pasión enorme por las despedidas (risas),... Es la parte que más me gusta escribir. Me gusta mucho el romanticismo del adiós. Los poemas finales creo que son los más bonitos, con esa pena que da el despedirse

M.G.- (Risas) Bueno, yo siempre digo que la tristeza es un sentimiento más bonito o más noble que la alegría.

P.B.- Igual es porque le hacemos más caso. No sé, la pena tiene algo romántico aunque a ninguno nos guste. De todos modos, yo necesito de tanto en tanto estar triste, meterme en la burbuja y esconderme. También se puede disfrutar de ese momento.

M.G.- Pues sí. Hay una foto maravillosa en el libro, de una niña pequeña en brazos de un hombre. Esa instantánea acompaña un poema a tu padre, un homenaje precioso. ¿Qué me puedes contar?

P.B.- Pues que se lo debía. Mis padres han sido un parte fundamental para poder hacer todo esto. Cuando salió el primer libro lo dejé todo, incluso el curro y me vine a Madrid. Sin el apoyo de ellos no hubiera podido. Luego todo lo que me está ocurriendo lo están disfrutando muchísimo, casi más que yo, porque no pierden detalle y cada vez que hay un recital intentan venir. Es algo que necesitaba decirle a mi padre. Ahora le tocaba a él porque en el anterior hay un poema para mi madre aunque a ella me cuesta menos decirle ciertas cosas. Sin embargo, con mi padre es distinto. Es un amor pero somos los dos muy cerrados. Mi padre es mi pulmón y se lo debía. Es un poema cortito porque no se le puede decir más, que se pone a llorar (Risas).

M.G.- (Risas) ¡Ay, esos padres tan sensibles!

P.B.- Sí, pero es muy buena gente. El poema habla de la forma en la que me han educado, que no me han impuesto un camino por el que ir. Ellos me han explicado todos los caminos y me han dejado elegir el que yo quería. Me han enseñado a pensar y a decidir. Y siempre he podido contar con ellos aunque me haya equivocado. Creo que eso es muy importante, dar a los hijos la libertad de equivocarse para aprender.

M.G.- Patricia, en la nota de prensa te denominan como una poeta rebelde. ¿Tú te ves así? A mí, sinceramente, no me lo pareces. Diría más bien que eres una poeta auténtica.

P.B.- No soy rebelde. Creo que sí estoy concienciada con algunas causas pero suelo ser muy sutil en las batallas. Me gusta ir con el más débil y hacer lo que creo.

M.G.- ¿Y poeta o poetisa? Es que últimamente, las mujeres que escribís poemas parece que renegáis de esa palabra. No sé si es tendencia o se me escapa algo. ¿Tú cómo lo ves? 

P.B.- A mí me gusta más la palabra poeta pero todo depende del tono. De todos modos, no es una cuestión que me preocupe mucho.




M.G.- Bien. Pues este lado del sofá sigue la misma estética que el volumen anterior. Pequeño formato, fotos en blanco y negro,... Parece que has creado  un estilo muy personal.

P.B.- Era muy difícil superar la portada anterior pero me gustan mucho los collages y tenía claro que quería que fuera algo así. El diseño anterior también quería mantenerlo porque, como tú dices, es un sello personal.

M.G.- No te robo más tiempo. ¿Qué nos depara Patricia en el futuro?

P.B.- No lo sé. Cuando acabe la promo en febrero quiero hacer un parón y ver hacia dónde tirar. Me apetece hacer algún cambio. Intentar escribir otras cosas que igual con la poesía se te quedan cortas.

M.G.- ¿Estamos hablando de un cambio de género?

P.B.- Bueno, voy a ver si soy capaz. De todos modos, seguiré escribiendo poemas porque lo necesito pero si se van a quedar en el cajón o van a publicarse, eso ya lo veremos.

M.G.- Oh, pues estaré expectante. A ver con qué nos sorprendes. 

P.B.- De momento te digo que vamos a sacar audiolibro. Esto no lo he contado todavía.

M.G.- ¿En serio? Pues cuéntame.

P.B.- Sí. Creo que saldrá antes de finales de año. De momento hemos estado con las grabaciones estas últimas semanas y ha sido muy divertido. El equipo es fantástico. Contará con cinco poemas musicados. Creo que va a ser muy bonito. Hay muchos lectores que piensan que al oír recitar los poemas, adquieren otro sentido, así que espero que el audiolibro tenga buena aceptación. 

M.G.- Patricia pues mucha suerte con todo, con el libro, con el audiolibro, con lo que vayas a hacer el futuro. Seguro que tus lectores seguiremos al pie, esperando.

P.B.- Muchas gracias.

Y hasta aquí la entrevista con Patricia Benito, honestidad y sinceridad, allá por donde va, dos cualidades que se reflejan mucho en sus poemas. No hay nada mejor para conectar con el lector que ser transparente y entregarse y creo que Patricia lo consigue en cada poema.



Ficha del libro

Editorial: Aguilar
Colección: Verso & Cuento.
Encuadernación: Tapa blanda con solapas.
Nº Páginas: 120
Publicación: marzo, 2018
Precio: 13,90€
ISBN 9788403519213







miércoles, 28 de noviembre de 2018

UN MONSTRUO VIENE A VERME (FANTÁSTICO - 2016)

Imagen relacionadaAño: 2016

Nacionalidad: Española.

Director: J.A. Bayona.

Reparto: Lewis MacDougall, Sigourney Weaver, Felicity Jones, Liam Neeson, Toby Kebbell, Geraldine Chaplin, James Melville, Garry Marriott, Max Gabbay, Ben Moor.

Género: Fantástico. Drama.

Sinopsis: Tras la separación de sus padres, Connor (Lewis MacDougall), un chico de 12 años, tendrá que ocuparse de llevar las riendas de la casa, pues su madre (Felicity Jones) está enferma de cáncer. Así las cosas, el niño intentará superar sus miedos y fobias con la ayuda de un monstruo (Liam Neeson), pero sus fantasías tendrán que enfrentarse no sólo con la realidad, sino con su fría y calculadora abuela (Sigourney Weaver). Con este nuevo trabajo J.A. Bayona cierra su trilogía sobre las relaciones maternofiliales, que inició con "El orfanato" y continuó con "Lo imposible".

[Fuente: Filmaffinity]


Probablemente, a estas alturas ya todos sabéis que Un monstruo viene a verme, largometraje de Juan Antonio Bayona, es una adaptación de la novela homónima de Patrick Ness, una novela dirigida eminentemente al público más joven, aunque la propia editorial la cataloga como literatura de adulto. En verdad, no hay que hacer tantos distingos. Me consta que muchos de considerable edad la han leído y la han disfrutado y eso es lo que verdaderamente importa, más allá de cualquier etiqueta.

Sabéis que yo no suelo asomarme a la literatura juvenil nada más que en contadas ocasiones pero leí tantas opiniones positivas que me entraron muchas ganas de acercarme a esta historia. Luego llegó la película y todo el boom mediático que se originó a su alrededor. Quizá fue aquel revuelo el que me hizo alejarme un poco de la historia porque, al final, la intención de leer el libro quedó sepultada por otras lecturas y la película no la he visto hasta hace unos días. 

Todo surgió por puro azar. En estas últimas semanas que he vivido, con el monotema del fallecimiento de mi madre, he hablado con multitud de personas y siempre rondando las mismas cuestiones. Al exponer a mis amigos lo que me bullía por dentro, los sentimientos que me colapsaban, cada uno me iba dando su opinión y fue uno de esos amigos -no recuerdo quién, ni dónde, ni cuándo (perdóname)-, el que me preguntó: '¿Has visto Un monstruo viene a verme?' Le respondí que no y fue entonces cuando me soltó: 'Es que te ha pasado lo mismo que a Conor'. Aquello me dejó con la intriga. ¿Sería cierto que el protagonista de esta historia había sentido lo mismo que yo? Quise comprobarlo y aquí estoy.


Conor O'Malley sufre pesadillas recurrentes desde que su madre enfermó. Siempre sueña que está en medio del cementerio cercano a su casa y que de repente comienza a temblar el suelo. La iglesia de la localidad se derrumba, la tierra se abre bajo sus pies y él pierde el equilibrio. Alguien a su lado resbala hacia un abismo profundo y oscuro. A duras penas consigue aferrarse a la mano de Conor pero el peso es excesivo. Esa mano termina por desaparecer en las profundidades de la tierra mientras el pequeño grita de impotencia. La pesadilla le provoca un terror horrible, un pánico atroz que lo despierta con el corazón desbocado. Pero un nuevo día llega y la vida sigue.

Conor tiene doce años y debe encargarse de todas las tareas de la casa. Su madre está enferma y débil. Necesita reposo absoluto pues el tratamiento al que se somete la deja exhausta. El niño se encargará de sus propias necesidades y acudirá al colegio donde no le espera precisamente comprensión y cariño. Allí, sufre las humillaciones del típico abusón. El joven, se siente solo y perdido. No tiene el refugio que supone una madre y para llenar sus carencias afectivas se encierra en su mundo, una esfera en la que solo el dibujo lo calma y en el que la imaginación lo evade de la dura realidad que vive. Y una noche, justo a las 12.07, oirá un ruido. Algo se mueve en el exterior de su casa. Algo se acerca a su ventana. Un árbol enorme, de ojos incandescentes y largos dedos viene a verle. ¿Con qué propósito? Desea contarle tres historias a cambio de la verdad que esconde el muchacho. Las historias del monstruo son fábulas que encierran una lección. Nada es lo que parece porque 'muchas cosas ciertas parecen falsas'. No se puede ser lo que no se es. Nuestras creencias, sean las que sean, deben ser auténticas. Pero, ¿qué secreto esconde el niño? ¿Cuál es esa cuarta historia que el monstruo quiere conocer?

Conor debería preocuparse únicamente por sus estudios y por divertirse pero a él le ha tocado la cruz de la moneda. Una madre enferma, acoso escolar, un padre ausente y una abuela que llega para cuestionarlo todo. Ningún hijo quiere que su madre enferme y mucho menos que fallezca pero lo que me ha hecho temblar en esta película de pies a cabeza es lo que hay detrás de ese deseo. Cuando el sufrimiento propio y ajeno se vuelve tan venenoso, cuando sentimos la mordedura de la serpiente, las emociones giran en una dirección que jamás hubiéramos imaginado. ¿Cómo es posible que se nos pase por la cabeza ciertos pensamientos? Solo un hijo desnaturalizado puede pensar de ese modo. Por eso Conor se siente culpable. Por eso intenta engañarse aunque en el fondo de su corazón conoce la auténtica verdad y desea con todos su fuerzas algo que le horroriza. Conor nos duele tanto como a él le duele su dolor. 

Muchos han tachado esta película como un largometraje sensiblero que apela al lado más débil del espectador, en busca de la lágrima fácil. Otros han comentado que la acción es lenta y alcanza cotas de aburrimiento importantes. En mi caso, tengo que decir que, tratándose de la relación de un hijo con su madre enferma, tratándose de un drama de este calibre, del sufrimiento de un niño y teniendo en cuenta mis circunstancias personales, me había preparado para el trago más amargo pero confieso que, hasta más allá del ecuador de la cinta, no sentí gran cosa. No obstante, todo cambió de repente, justo cuando el guion desvela la verdad que oculta Conor. Fue ahí cuando me reconocí. Fue justo ahí cuando comprendí por qué mi amigo me había recomendado esta película. Efectivamente Conor sentía lo mismo que yo. Mi dolor había sido tan insoportable como el suyo, mi angustia me había estrujado el corazón con la misma fuerza que a él. Conor era yo misma. Sucumbí y me hundí con su 'Ojalá tuviera cien años para dedicarte'. Ojalá las madres no murieran nunca, añadiría yo. Ni los padres. Ni los hijos. Ni siquiera los abuelos. Ni..., porque la pérdida de un ser querido es igual que si te amputaran un brazo. Sigues sintiéndolo pero ya no está. 


El monstruo de Conor es un vehículo de salvación. Es su rabia, su furia, su impotencia transformada en un árbol gigante que le grita y le hace reproches pero solo así Conor superará el momento más difícil de su vida. El adiós. Lo maravilloso de este joven es su falta de egoísmo, así como la valentía con la que se enfrenta a la realidad a pesar de tener tanto miedo. Cuando a uno le toca vivir lo que a él, hay que dejar de lado todo lo superfluo, incluyéndonos a nosotros mismos. Así que no creo que Un monstruo viene a verme sea sensiblera, ni tampoco que sea aburrida. Creo que todo dependerá de los ojos con los que la miras, de tu capacidad de conectar con el protagonista, de tus circunstancias y de tu propio dolor, de ese que has sentido recientemente, como me ha pasado a mí, o de ese otro que sigue pegado a tu piel a pesar del paso del tiempo.   

En cuanto al reparto,  Lewis MacDougall en el papel de Connor convence. Nada más ver los primeros minutos de película, cuando el joven contempla a su madre desde el umbral de la puerta, mirando por una rendija sin atreverse a entrar -esto también me suena-, sentí que Bayona se rodea siempre de un equipo de casting que acierta de pleno, especialmente cuando hay que elegir a jóvenes actores. Ya me pasó con Lo imposible. Interpretar no es fácil. Hay que saber fingir o más bien creerse que uno es otra persona y luego, exteriorizar esa creencia para convencer a los demás. Hay niños que lo saben hacer realmente bien y MacDougall es uno de ellos. Por otra parte, tenemos a una Sigourney Weaver como abuela a la que se le podría haber sacado más partido y una Felicity Jones muy bien caracterizada en su enfermedad. 

Así, a un guion que quiere retratar una realidad, la manera en la que un hijo debe enfrentarse a la muerte de una madre, y a unas buenas interpretaciones, hay que unirle una banda sonora magistral -¡qué belleza musical nos ofrece el cine a veces!-, y una factura técnica impecable. La combinación de acción real y animación funciona muy bien, consiguiendo que la realidad y la imaginación se fundan a la perfección. 

Por lo tanto, en lo que a mí respecta, Un monstruo viene a verme es una película que me ha satisfecho. Cierto es, como dije antes, que pensaba experimentar más dolor y que el mazazo no ha llegado hasta el final de la película pero, ¿quién quiere sufrir más de la cuenta? El pozo en el que me he hundido en el desenlace ha sido lo suficientemente profundo como para compensar el resto del metraje. Y creo que la historia es bonita y está bien ejecutada, y que es un gustazo ver como la tecnología puede obrar tantos milagros. En definitiva, no puedo decir más que esta película me ha gustado. Ha conseguido que regresara junto a mi madre, para dejar de ser egoísta y para entender que yo también tenía que dejarla ir. 




Tráiler:

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martes, 27 de noviembre de 2018

ISASAWEIS: 'Mis recetas salen siempre a la primera'

Desde hace ya bastante tiempo, el mundo culinario ha ido adquiriendo cada vez más protagonismo y buena prueba de ello son los programas que se emiten en televisión. Todas las cadenas, desde las nacionales a las locales, tienen su propio espacio culinario. Lo interesante es que ya no se trata de una disciplina restringida únicamente a los profesionales sino que, por suerte, ha abierto sus puertas y ha acogido a todo aquel que quiera mostrar sus pinitos entre fogones. Por eso hay programas dirigidos por grandes chefs pero también por simples amantes de la cocina que nos muestran sus habilidades.  

Esta tendencia de acercar la cocina al público llega también al sector editorial. Libros de cocina se han publicado desde tiempos inmemoriales. ¿Quién no recuerda Las 1.001 recetas de Simone Ortega? Es extraño no encontrar en cualquier casa, una edición antigua de este libro, o alguna de las muchas reediciones que se han hecho. Pero creo que, lo que verdaderamente está revolucionando el mundo de la cocina son esos libros que recopilan recetas sencillas, de fácil elaboración, que nos permiten cocinar un plato suculento, sano y rico al paladar. Algo así es lo que nos trae Isabel Llano, o Isasaweis como se la conoce en el mundo Youtuber, en su último libro de cocina porque, efectivamente, uno está deseando llegar a casa después de una difícil y complicada jornada laboral y lo que menos se le apetece es complicarse la existencia. ¿Qué hago de cena? Isasaweis nos lo pone muy fácil con ¡No te compliques con la cena!

Hace unos días la 'influencers' visitó Sevilla y tuve la oportunidad de conversar con ella de su canal de Youtube y, por supuesto, de sus recetas. Esto es lo que nos contó.


Marisa G.- Isabel, veo tus vídeos desde hace muchísimo tiempo. Han pasado muchos años desde que inauguraste el canal con aquel primer vídeo del moño y han ocurrido muchas cosas en tu vida que nos has ido contando. Pero yo me pregunto, si volvieras atrás, sabiendo lo que sabes hoy, ¿volverías a elegir este camino? ¿Optarías por seguir con la docencia? ¿Por trabajar de informática en una empresa?

Isabel LL.- Sí, volvería a elegir este mismo camino porque soy muy feliz con lo que hago. Pero lo volvería a elegir tal y como lo hice en su día, es decir, no saldría del instituto y me dedicaría a esto, sino que haría mi carrera, ejercería de docente y luego me embarcaría en este mundo. Tengo la seguridad de saber que es el camino que tenía que elegir.

M.G.- Te lo pregunto porque sé que hay muchas chicas con un canal en Youtube a las que este mundillo les ha provocado algún que otro sinsabor. Es más, alguna ha cerrado temporalmente el canal o lo ha abandonado definitivamente. 

I.LL.- Es que no es un mundo fácil. Estar de cara a la galería constantemente, expuesta siempre, implica tener un nivel emocional muy fuerte. Es algo que en  cualquier otra profesión, que no sea pública, no ocurre. Es algo que comento con muchos amigos, los que son 'influencers' y tienen un canal y los que son artistas como cantautores o actrices. Todos tenemos esa sensación de vivir en una montaña rusa emocional. Es difícil tener una tranquilidad emocional si te dedicas a algo así pero, por otra parte, también es muy bonito lo que hacemos. Al menos, a mí me lo parece y yo lo disfruto mucho. 

M.G.- También sé que se han producido rencillas entre algunos 'influencers'.

I.LL.- Mira, tengo entendido que sí pero yo jamás lo he vivido. A mí nunca me ha pasado nada similar, no he tenido problemas con nadie y, hasta donde yo sé, nadie los ha tenido conmigo, pero sí que es verdad que algo hay. De todos modos, esto ocurre en todos los sectores. Cuando uno trabaja en una oficina siempre hay alguien con quien no te llevas bien, ¿o no?

M.G.- Sí, sí, ahí te tengo que dar la razón. ¿Y cómo se vive de un canal de Youtube? Porque en tu caso, bueno has publicado varios libros pero hay personas que sólo cuelgan vídeos en su canal.

I.LL.- Pues ayer mismo se lo comentaba a una autora de poesía de la editorial. Ella me decía que mi experiencia era muy interesante. Yo empecé con el canal hace diez años. Por entonces éramos poquísimos los que nos dedicábamos a esto. Con el tiempo empezamos a colaborar con las empresas. Para mí era algo impensable. Jamás se me hubiera ocurrido que algo así pudiera suceder pero sucedió. Lo que pasa es que a mí me producía todo esto mucho pudor. A todo el mundo le parecía muy extraño que me dedicara a algo así y poder, de alguna manera, ganarme la vida. En fin, todo era cuestión de trabajo. Hoy, todo esto ha cambiado. Hay muchísimos canales en Youtube, está todo muy normalizado y resulta más normal. En cualquier caso, como te digo, todo se reduce a trabajo y trabajo. No es cuestión de subir un vídeo y ya está. Hay mucha preparación detrás. 

M.G.- Pero tú no solo te centras en hablar de belleza, también haces otro tipo de vídeos. En esto de Internet, ¿también hay que renovarse o morir?

I.LL.- No realmente. Es igual que en otras profesiones. Es importante renovarse y hacer cosas nuevas pero también te digo que, al igual que hay empresas que se dedican a comercializar un producto en concreto, hay canales que se centran en un único tipo de vídeos y les va bien. En mi caso, yo he optado por hacer vídeos de belleza, cocina, manualidades, he contado mi experiencia con el embarazo,... Creo que cada uno debe elegir su camino y, lo más importante, estar satisfecho con lo que hace. 

M.G.- ¿Pero todo vale? Porque, por ejemplo, hay personas que muestran en un vídeo cómo limpian su casa, cómo desayunan, si van de compras... Son los conocidos videovlogs.

I.LL.- Sí, los videovlogs es una tendencia que está ahora muy de moda. En mi caso, yo no soy partidaria de hacerlo, más que nada porque no me veo capacitada y por otro lado, porque no sé hasta qué punto la gente va a mostrar interés en saber qué hago durante mi día a día. Mi vida diaria es muy normal, como la de todo el mundo con hijos, te levantas, les das el desayuno, los vistes y los llevas al colegio. Prefiero invertir ese tiempo en trabajar, en gestionar ideas y en sacarlas adelante.

En cuanto a las redes sociales, Instagram es para mí la red social por excelencia. Sin embargo, ya no es lo que era. Creo que, de aquí a poco, va a surgir algo nuevo, algo que nos va a coger a todos por sorpresa y se va a convertir en lo más innovador.

M.G.- Bueno, centrémonos en el libro. En '¡No te compliques con la cena!' recoges recetas que sirven igualmente para el almuerzo, ¿no?

I.LL.- Claro, estas recetas también sirven para los almuerzos. Las enfocamos hacia la cena porque requieren muy poco tiempo de elaboración y la gente generalmente llega a casa por la tarde-noche, muy cansada, sin ganas de cocinar ni hacer nada pero tampoco quieren renunciar a cenar bien, con platos apetecibles y sanos. 

M.G.- ¿Y son recetas familiares, las que hacían las abuelas?

I.LL.- No. Las recetas familiares se recogen principalmente en 'La cocina de Isasaweis'. Las de este libro son recetas que suelo hacer en mi casa para cenar, alguna otra que me ha comentado alguna amiga, otras que son experimentos, como el calabapizza.

Son recetas que se preparan en cinco minutos y que requieren muy poco tiempo de cocinado.

M.G.- En las páginas iniciales das mucha información. Nos hablas de los utensilios que debemos tener en la cocina, nos ofreces algunos trucos para comprar, nos comentas lo que no debe faltar en nuestra despensa. Es información muy útil.

I.LL.- Creo que es algo que me viene por mi vena de profesora. Me gusta explicar las cosas de manera muy desmigada, como si no tuvieras ni idea de nada. En realidad, hay personas que leen en una receta que hay que pochar cebolla y no saben qué es eso. Por eso, trato de contar las cosas y explicarlas para personas que no saben nada de cocina. De ahí que también comente cuáles son las cosas imprescindibles que debemos tener, como por ejemplo, el pela-verduras. No es que con un cuchillo que no podamos pelar las verduras,  -se ha hecho así toda la vida-, sino que es algo muy barato y que nos facilita mucho la labor. Siempre, siempre hablo de utensilios básicos y baratos. ¡Jamás se me va a ocurrir proponerte que te compres un robot de cocina que vale un dineral!

M.G.- Hay una sección que me gusta mucho. Nos hablas de nuestros hábitos alimenticios y de nuestro deseo de perder peso y cuidarnos. Haces una reflexión muy interesante. Nos ponemos a dieta estricta y eso funciona durante un tiempo pero realmente lo que debemos hacer es cambiar nuestra alimentación.

I.LL.- Si tú te impones algo que no va con tu estilo de vida, con tu forma de ser... eso te dura una semana. Hay que ser honesto y no prohibirnos cosas que sabemos que no vamos a cumplir. Debemos pensar y analizar lo que comemos y cuáles son nuestros gustos. También es importante controlar la cantidad de comida que ingerimos. Por regla general, comemos más de la cuenta. La idea es equilibrar la cantidad, con nuestros gustos y ser constantes. De nada sirve no comer nada de lunes a viernes hasta el mediodía y luego comer de todo el fin de semana. 

M.G.- ¡Ay, que yo hago eso!

I.LL.- Tú, yo y todo el mundo. Eso no es bueno. Hay que llevar hábitos saludables siempre y con cabeza.

M.G.-  Pero, ¿hay que saber algo de nutrición para controlar esos hábitos?

I.LL.- En mi caso, sé mucho de nutrición porque me gusta informarme y he leído mucho, pero no es necesario hacer un máster en nutrición. Hay cosas básicas, que incluso deberían enseñarse en el colegio. No es posible que haya gente que no sepa lo que son las proteínas o que piensen que solo las podemos encontrar en la carne. No saber lo que comemos, con lo importante que es eso, resulta alarmante.

M.G.- En el libro, hay muchas recetas, la variedad es muy amplia. ¿En qué te has basado para hacer esta selección concreta?

I.LL.- Pues empecé poniendo lo que hago a mis hijos para cenar, por  ejemplo, las hamburguesinas de pollo y espinacas. Fui recopilando recetas de sopas, de carne, de pescado, de verduras,... Intenté encontrar un equilibrio y que hubiera de todo. 

M.G.- Me gustan las recetas porque sueles incluir ideas, sugerencias, variantes, ... de tal modo que si a alguien no le gusta un ingrediente lo puede sustituir por otro.

I.LL.- Esto lo hago en todos mis libros. Siempre intento dar alguna idea que nos permita ahorrar tiempo, o adaptar la receta a todo tipo de paladar. Si hay alguien que no le gusta o no puede tomar un ingrediente pues eso, lo que tú dices, ofrecer una variante. La idea es que todo el mundo pueda sacar partido de estas recetas. 

M.G.- Isabel, ¿tú crees que estos libros son más cercanos al público que los libros de los grandes cocineros?

I.LL.- Son enfoques diferentes. A mí me encantan todos los libros de cocina y tengo muchísimos. Lo que creo que tienen mis libros, al menos es lo que me  dice todo el mundo, es que gustan porque mis recetas salen siempre a la primera, porque se entienden y no dejan lugar a dudas. Esto es algo muy motivador para seguir adelante. 

M.G.- Sé que has hecho presentaciones con otros cocineros, concretamente con otro autor de Oberon, Gonzalo D'Ambrosio... ¿hay buen rollo entre los profesionales y los que sois cocineros de casa, por decirlo de algún modo?

I.LL.- Sí, sí. Conozco a muchos profesionales, Urrechu, Marcos Morán,... y me llevo genial con ellos. No tiene que ver una cosa con la otra. Cada uno juega en su liga. En el caso de Gonzalo somos amigos íntimos de antes y nos encanta hacer cosas juntos.

M.G.- ¿Quedan muchas recetas todavía en tu recámara para escribir más libros?

I.LL.- Sí que quedan. Un día lo hablaba con Oberon. Tengo tantas ideas que tendría infinitos libros para escribir, como libros para peques, recetas para elaborar con conservas, recetas para fiestas,... Se me van a ocurriendo muchas cosas. 

M.G.- Pero ¿estás embarcada en algún proyecto inmediato?

I.LL.- En varios. Estoy escribiendo una novela que no tiene nada que ver con lo que he hecho hasta ahora. Luego vamos a sacar un libro muy chulo con mis mejores recetas y mis trucos. Y para el 2020 hay otro libro en proyecto. 

M.G.- ¡A toda máquina! (Risas) Pues Isabel, no te robo más tiempo. Prometo poner en práctica las recetas de este libro que seguro me sacan de algún apuro. Muchas gracias.

I.LL.- Eso espero. Gracias a ti.

Pues hasta aquí la entrevista con Isabel Llano, o con Isasaweis. La idea es mostraros el libro de manera dinámica, así que, ¿y si preparamos algo? Ya os contaré.



Ficha novela

Editorial: Oberon
Encuadernación:Tapa blanda con solapas.
Nº Páginas: 207
Publicación: Abril, 2018
Precio: 15,95 €
ISBN: 978-84-415-3952-5
Ficha completa aquí






lunes, 26 de noviembre de 2018

FELIZ FINAL de Isaac Rosa


Editorial: Seix Barral.
Fecha publicación: octubre, 2018.
Precio: 18,50 €
Género: Novela.
Nº Páginas: 344
Encuadernación: Rústica con solapas.
ISBN: 978-84-322-3410-1
[Disponible en eBook;
puedes empezar a leer aquí]


Autor

Isaac Rosa nació en Sevilla en 1974. Es autor de las novelas La malamemoria (1999), posteriormente reelaborada en ¡Otra maldita novela sobre la guerra civil! (2007), El vano ayer (2004), que fue galardonada en 2005 con el Premio Rómulos Gallegos, el Premio Ojo Crítico y el Premio Andalucía de la Crítica; El país del miedo (2008), reconocida por los editores con el Premio Fundación J.M. Lara como mejor novela del año, La mano invisible (2011) y La habitación oscura (2013), todas ellas publicadas en Seix Barral. Columnista de prensa, es también autor de varios libros de relatos y guiones de cómic. Su obra ha sido traducida a varios idiomas y llevada al cine en tres ocasiones. Colabora habitualmente en eldiario.es y La Marea.

Sinopsis

Esta novela reconstruye un gran amor empezando por su final, la historia de una pareja que, como tantas, se enamoró, vivió una ilusión, tuvo hijos, y peleó contra todo -contra ellos mismos y contra los elementos adversos: la incertidumbre, la precariedad, los celos-, luchó para no rendirse, y cayó varias veces. Cuando el amor se acaba, surge la pregunta: ¿dónde se torció todo?, ¿cómo hemos acabado así?

Todo amor es un relato de disputa, y los protagonistas de este cruzan voces, confrontan recuerdos, discrepan en las causas, intentan acercarse. Feliz final es una autopsia implacable de sus deseos, expectativas y errores, donde afloran rencores sedimentados, mentiras y desencuentros, pero también muchos momentos felices. 

Isaac Rosa aborda en esta novela un tema universal, el amor, desde las muchas interferencias que hoy lo dificultan: las condiciones materiales, la insatisfacción vital, el mercado del deseo, el imaginario del amor en la ficción... Porque es posible que el amor, tal y como nos lo contaron, sea un lujo que no siempre podemos permitirnos.

[Información tomada directamente del ejemplar]


Así suena Feliz final:



[Lectura de las páginas 11 a 13;
Música: Gnossienne de Satie]


Es bien sabido que cada novela provoca en cada lector un cúmulo de emociones y sensaciones, con mayor o menor intensidad. Por nuestras manos pueden pasar historias que nos dejan indiferentes y que pronto pasarán a ese baúl en el que se amontonan las vidas de unos personajes a los que raramente recordaremos. Sin embargo, un reducido número de relatos nos zarandea, nos trastorna, nos vuelve tarumba, se pega a nuestra alma y nos trasforma de tal manera que, tras la lectura, no volvemos a ser los mismos. Y son precisamente estas novelas, estas que tanto nos han gustado, de las que más nos cuesta hablar. Uno intenta ser vehículo de las mismas emociones que ha sentido durante la lectura, se enreda en mil explicaciones y rompe con frecuencia el hilo discursivo pero en ese caos dialéctico, el otro interlocutor queda contagiado de un entusiasmo desmedido. Aún así, ¿por dónde empiezo? ¿Qué os puedo contar de Feliz final si todo en ella me ha maravillado? 

A grandes rasgos la nueva publicación de Isaac Rosa nos habla de una ruptura, de un matrimonio que se desmigaja con el paso de los años, cuando la convivencia se ha vuelto tediosa, cuando se ha perdido la pasión y la ilusión, cuando terceras personas surgen en nuestro camino. Con estos mimbres, el lector puede llegar a pensar que es un argumento conocido y frecuentemente tratado, un melodrama en el que el dolor se instala en el epicentro del relato, una vez que el amor ha dado pie al desamor, arrasando todo a su paso, hundiendo a sus protagonistas en una profunda melancolía que avivan a base de recuerdos. Y efectivamente es así pero realmente, no del todo. Isaac Rosa es un mago, un prestidigitador reconocido al que no le hace falta una chistera para encandilar a su público. Le bastan las palabras, le bastan las emociones y especialmente esa mirada suya, transparente, sincera, objetiva, con la que retrata todo lo que se propone. La belleza de esta historia radica más en la forma que en el fondo porque lo que realmente hechiza de Feliz final es la manera en la que la historia se cuenta, la veracidad de las emociones, la conexión electrizante que se establece entre el lector y los personajes. 

Y así nos topamos con la historia de Antonio y Ángela, un matrimonio como otro cualquiera, como otros muchos que llevan más de una década en común, que unieron sus vidas un día para formar una familia, que concibieron dos hijas -Ana y Sofía-, y que ahora pasan por el trago de una separación. Será la ruptura el eje de toda la novela, alrededor de la cual orbitan los recuerdos, los momentos vividos, la tristeza, la melancolía, la añoranza y también los reproches. En un alarde de originalidad, Isaac Rosa opta por cambiar el curso normal de la narración. En Feliz final nada comienza por el principio sino por el desenlace. De este modo, y a través de mensajes que el matrimonio se intercambia -los de él en redonda; los de ella en cursiva-, el lector irá conociendo las distintas etapas por las que ha ido pasando el matrimonio, pero siempre de atrás hacia delante, desde el momento de la separación hacia esa conversación mantenida diez días atrás para analizar la relación, pasando por el descubrimiento de una infidelidad, hasta llegar a ese primer encuentro con el que todo empezó. 

Feliz final es la crónica de una luz que se apaga, son los estertores de una muerte anunciada. Y aunque de entrada conoces el final, lo que mueve al lector a continuar con la lectura es la sensación de ser parte de la historia, de querer mirarse en el espejo para asentir con la cabeza y confirmar con tal gesto que él también ha sentido el mismo dolor de Ángela o la misma frustración de Antonio. Ambos personajes son tan reales, tan humanos que a veces incomodan, pues sus reacciones, sus actitudes y comportamientos corresponden a un universo cercano, a esa esencia del ser humano, al 'yo' más interno, de tal modo que, al verlos moverse en un terreno que se vuelve conocido, entiendes por qué el uno pretende que el otro sea consciente del sufrimiento que padece, aunque para ello tenga que recurrir a tretas infantiles, y comprendes porque el otro se sienta en el filo de la cama, 'con las manos sobre las rodillas y la cabeza agachada', representando la viva imagen del dolor.  


Y dado que hay dos personajes protagonistas, ¿con cuál de los dos se empatiza más? Suele ser frecuente que cada lector, partiendo de sus propias circunstancias, conecta más con un personaje que con otro pero creo que en esta novela vamos a nadar constantemente de una orilla a otra. A priori me sentí más cerca de Antonio, un hombre al que le gusta el orden y la rigidez de los horarios. Pensé que él tenía una visión más realista y práctica de la relación, formulando reflexiones con las que me sentía muy afín. Sin embargo, posteriormente entendí que a Ángela no le faltaba su pizca de razón, como más adelante recalcaré. Ella recrimina a Antonio una dejadez, un abandono que perfectamente se convierte en el fruto maduro de la rutina. Así que, es posible que en las actitudes, emociones, sentimientos o actuaciones de uno y otro te veas reflejado o incluso podrás percibir a tu pareja, a un ex-, a un familiar, a un amigo,... a cualquiera que te rodee porque todo en esta novela es vida, es convivencia, es relación, es apego, es amor, es reproche, es dolor y es adiós.

Feliz final es puro gozo, de esas novelas en las que uno va marcando párrafo tras párrafo, tocado y hundido por un puñado de reflexiones que no engañan a nadie, que quieren quitarnos la venda de los ojos, para obligarnos a dejar de ser hipócritas, no solo ante los demás, sino ante uno mismo. Así que ya no vale que uno se escude en los hijos para seguir aguantando en una relación de aguas turbulentas que ahogan, ya no importa si la pareja lleva muchos años conviviendo porque en verdad siguen sin conocerse y nunca conseguirán saber con quién se comparte cama, ya no hay quien se crea que el amor puede ser eterno. Ya no más mentiras. Antonio y Ángela se dirán tantas cosas y tantas tan ciertas que no cabe mirar hacia otro lado y ahí te verás, lector, en medio de este campo de confidencias, dándole la razón a uno hoy y al otro mañana, porque en esto de las parejas y los matrimonios, en esto de las rupturas y las separaciones, generalmente nadie tiene la razón sino que la tienen todos, y todos acostumbramos a reaccionar del mismo modo.



Y contando la historia del revés, la estructura de la novela, viva y dinámica, no puede ser más que a la inversa, así que la abres y lo primero que encuentras es un epílogo al que le sigue el capítulo 8 y descendiendo, hasta llegar a un prólogo que cierra el texto como si de una broma macabra se tratara, como un trampantojo o una alucinación. Lejos de incomodar y perturbar, el lector transita por esta historia de espaldas y, ayudado por la maestría narrativa de Rosa, consigue ir pegando las piezas de un matrimonio roto. Tengo que decir que el autor hace fácil lo difícil. Y no me refiero a radiografiar una relación de pareja y su declive. Ni siquiera, a narrar del revés. La cosa va mucho más allá porque, cuando sientes que todo fluye, que te has adentrado en la vida de Antonio y Ángela sin estrecheces, uno cree que esto puede hacerlo cualquiera y piensas en tomar lápiz y papel para intentarlo. Ya os podéis imaginar el resultado.  

En definitiva, Feliz final ha supuesto una lectura brutal, original dentro de la temática que aborda, llena de matices, luces y sombras, reflejos en un espejo hecho añicos y que, página a página, se va recomponiendo. De la prosa de Isaac Rosa solo se puede decir que es soberbia y que, esta novela, con ese título desde el que el autor también quiere hacernos un guiño, debe ser una lectura imprescindible. 









[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]
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