Editorial: Punto de Vista.
Fecha publicación: 2018.
Precio: 23,90 €
Género: Ensayo.
Nº Páginas: 410
Encuadernación: Rústica con solapas.
ISBN: 978-84-16876-44-0
[Disponible en eBook;
puedes empezar a leer aquí]
Autor
Alfonso Domingo (Turégano, Segovia, 1955) es periodista, escritor y cineasta. Ha trabajado en prensa escrita, radio y televisión. La selva y el desierto son dos de sus grandes pasiones. Entre sus trabajos, figuran la serie documental La memoria recobrada (2006); la codirección de Almas sin Fronteras (2006); Sahel, nuestra ribera (2009); Bajo todas las banderas (2009), Domíamos, despertamos (2012); la codirección de Héroes invisibles, afroamericanos en la guerra de España (2015) y Melchor Rodríguez, el ángel rojo (2016). Ha escrito y dirigido el documental La serpiente líquida: cuadernos amazónicos (Producciones Nueva Argonauta, 2018) basado en el libro que aquí se presenta.
Es autor de varios ensayos sobre la historia reciente de España como El canto del búho (2003), Retaguardia (2004), Historia de los españoles en la Segunda Guerra Mundial (2009), así como la novela biográfica El ángel rojo (2009). Su primera novela, La madre de la voz en el oído, ambientada en la selva amazónica, ganó el Premio Feria del Libro de Madrid en 1991. La estrella solitaria (2003), que cuenta la creación de un estado independiente en Acre (Brasil) por el español Luis Gálvez, obtuvo el VII Premio de Novela Ciudad de Salamanca. Con El espejo negro obtuvo el Premio Ateneo de Sevilla en 2011 y con El enigma de Tina logró el Premio Ateneo Ciudad de Valladolid de Novela en 2012. En 2014, publicó La balada de Billy el Niño.
Sinopsis
Los chamanes del Amazonas tienen razón: todos los grandes ríos son viajes iniciáticos. A través de la cuenta del río Amazonas -serpiente líquida que atraviesa Ecuador, Perú, Colombia y Brasil- se pueden realizar múltiples viajes. Mientras se desciende por el río más largo y caudaloso del planeta, se escucha la sabiduría selvática de chamanes y curanderos, que diagnostican y sanan enfermedades del cuerpo y del alma. Reino del agua en el que se siente el poder de las plantas, el Amazonas es un mundo cambiante donde nada es lo que parece. Los hitos los marcan los chamanes y las plantas maestras, sobre todo la Ayahuasca, "la soga de los muertos".
Este libro es un repaso por los sueños que estar tierras míticas han producido siempre en el ser humano: desde las indias guerreras del Amazonas y el oro en la época de la conquista española hasta las fiebres del proceso extractivo de los metales preciosos, el caucho, el petróleo o la incidencia el narcotráfico.
Gracias al contacto con los habitantes del Amazonas se toma el pulso a la realidad diaria y a las bondades y problemas derivados de vivir en el almacén de agua dulce más grande del mundo, un ecosistema único y prodigioso.
Así como no me gusta hacer siempre lo mismo, ni visitar las mismas ciudades, ni ir a los mismos bares o restaurantes, ni comer o beber siempre lo mismo, o vestir con la misma ropa, tampoco me gusta leer siempre lo mismo, es decir, no me gusta limitarme al mismo género. Alejarse de la narrativa de ficción, de la novela histórica, de los thrillers, de las novelas policíacas o de la poesía es casi un ejercicio de desintoxicación que me permito de vez en cuando y aunque no acostumbro a asomarme con frecuencia a los ensayos -catalogado así por la editorial, aunque yo discrepo-, confieso que, el que os traigo hoy, tan enraizado en culturas milenarias, llamó mi atención.
El nombre de Alfonso Domingo llegó a mis oídos por primera vez precisamente con un thriller de tintes históricos. Con El espejo negro ganó Premio Ateneo de Sevilla en 2011 y a partir de ahí le he seguido la pista muy de cerca. Tuve el placer de conocerlo personalmente cuando publicó La balada de Billy el Niño y ya por entonces intuí que era un hombre al que el mundo se le quedaba pequeño. No pude más que reírme de mí misma cuando, tras aquella entrevista, pretendí enseñarle algunos rincones de mi ciudad sin saber que él la conocía mucho mejor que yo. Supe entonces que era un hombre viajado, cargado de anécdotas y vivencias. Sabía de su pasión por los lugares más remotos del planeta, de sus viajes aventureros, de sus interés por descubrir y sacar a la luz esas personas de importantes hitos cuyas vidas han quedado sepultadas por el paso de los tiempos. No hay más que echar un vistazo a su biografía, cargada de documentales y de libros. Y entre estos últimos, La serpiente líquida, su última publicación.
Como os comento, dice la editorial que La serpiente líquida, en referencia al río Amazonas, el más largo y el mayor almacén de agua dulce del mundo, es un ensayo pero yo no lo veo así. Creo que estamos ante un libro de viaje, un diario aventurero, que nos habla del Amazonas, de su espíritu, de su historia, de sus pueblos, de sus chamanes, de sus plantas, de sus riquezas,... de 'un universo frágil, a pesar de su aparente dureza, que cada día desaparece un poco más, lo que empobrece la Tierra, su hábitat y nuestra vida'. Según nos cuenta en el prólogo, la primera vez que Alfonso Domingo visitó la selva fue 1986 y fue entonces cuando 'pensé que debía recorrer toda la cuenca amazónica y aunar así la visión de los diversos territorios de Ecuador, Colombia, Perú y Brasil'. Añade que ese pensamiento fue el que dio forma al libro del que os hablo hoy. Fue recopilando notas a partir de aquel viaje, y de otros muchos que fueron sucediéndose a lo largo de treinta años, meses y meses inmerso en la selva y descendiendo el río Amazonas, no siempre en las mejores condiciones ni precisamente con comodidad.
Toda esa información que ya vio la luz en 2005 vuelve a ser revisada ahora y actualizada en el libro que acaba de publicar el autor, de la mano de Punto de Vista Editores. A lo largo de quince capítulos, Domingo nos hace partícipe de sus vivencias, de los lugares que visitó en sus viajes, de la gente que fue conociendo a lo largo de un río y a lo ancho de una selva que ya por 2005 presentaba grandes problemas y que se han ido agudizando con el paso del tiempo. El autor nos habla en estas páginas de rincones casi intactos como Madre de Dios, con una extensión que ocupa la mitad de Andalucía y donde la fiebre del oro ha hecho múltiples estragos, fomentando el contrabando por el ejercicio no reglado de casi treinta mil mineros 'informales' o nos permitirá surcar el Amazonas, visitando viejos asentamientos como Leimebamba o Kuelap en Perú, este último con cuevas excavadas en las paredes verticales de las grandes montañas que lo rodean a modo de tumbas.
Leer este libro es como emprender una gran aventura. Siempre hemos dicho que la literatura, en cualquiera de sus formas, es una manera de aprender y recorrer lugares alejados de nuestro alcance. Sin duda, La serpiente líquida nos traslada a un lugar mágico en el que todo sorprende. Me ha gustado mucho aprender sobre las tribus que habitan la selva amazónica como las que viven en el Parque Nacional de Manu, 'un territorio virgen de casi dos millones de hectáreas' y que llevan por nombre los mashcos-piros, los yoras y los amahuacas. Sin embargo, no todas acogen al hombre blanco de buen grado. Es mala señal si encuentras lanzas clavadas en los árboles que rodean la tribu. Por otra parte, resulta fascinante todo la información que nos facilita Alfonso sobre los chamanes y los rituales que llevan a cabo, al que acuden gente de diversa índole y condición.
En esas ceremonias se emplean sustancias que permiten conectar con nuestro 'yo' más profundo porque no solamente basta con curar el cuerpo sino también la mente y el espíritu. La ayahuasca es uno de los brebajes empleados, resultado de una cocción de hojas de chacruna que contiene DMT y lianas. El DMT 'entra en el torrente sanguíneo para causar la alteración psicológica que se requiere exactamente para curar'. Y como ocurre en todos los ámbitos y esferas, en este mundo de rituales ancestrales también hay intrusismo. En el libro y en algunas entrevistas concedidas por el autor se habla de neochamanes, gente sin preparación ni experiencia que induce a una especie de trance tras el consumo de ayahuasca con terribles consecuencias como la locura o la violencia. Estas ceremonias solo son efectivas y posibles a través de un guía experimentado que entona cantos y ayuda a los no iniciados por un mundo de introspección personal o de nuevas realidades. A pesar de los terribles casos que se han dado al consumir este brebaje como el que toma cualquier otra droga actual, la ayahuasca se comercializa habitualmente y se pone a disposición de cualquiera, incluso de los desaprensivos que la emplean con malas artes. Brujos, les llaman.
Con vivo interés he leído la parte en la que el propio autor nos explica lo que experimentó la primera vez que tomó esta sustancia. Dice que se liberó de sus miedos y fortaleció su espíritu y sé que no hay banalidad en sus palabras pues otorga gran importancia a este rito milenario en el que no falta el humor porque 'El pueblo amazónico cura a través de la alegría y el amor'. Leer este capítulo me ha hecho plantearme muchas cuestiones, pensar si no tendremos una visión distorsionada del mundo en el que vivimos y de nosotros mismos.
La serpiente líquida está llena de anécdotas, de gente singular que poseen nombres curiosos como aquel jardinero que se llamaba Hitler. Al Amazonas llegan nombres como Homero, Stalin o John Kennedy, que solo sirven para 'bautizar' a los recién nacidos sin importar si esas personas hicieron tal o cual. Allí importa solo lo que realmente tiene importancia. Alfonso Domingo pone también a nuestro alcance leyendas, historias míticas que nos hablan de monos cotudos y miel de tacado, aporta algo de historia universal al narrar el descubrimiento del Amazonas por los españoles, e incluye entre las páginas del libro alguna fotografía para ilustrar lo que nos cuenta.
De lectura amena, no solamente por la pasión que el autor transmite a la hora de narrar lo que vivió sino también porque, entre sus reflexiones y anotaciones va insertando diálogos con la gente del lugar, a esta serpiente líquida no le falta el humor cuando su autor, por poner uno de los muchos ejemplos, se imagina a aquellos españoles llegando a aquellas tierras cubiertos de armaduras y pesadas vestimentas en un lugar de humedad extrema y calor infernal.
La serpiente líquida no solo pretende mostrarnos este pulmón del mundo sino también dejar patente que el Amazonas sufre. El hombre blanco, el supuestamente civilizado, está haciendo de las suyas en una zona rica en recursos naturales que cada vez están más esquilmados. El equilibrio del Amazonas y la tranquilidad de sus tribus se ve roto y violentado por la construcción de carreteras u oleoductos que generan terribles consecuencias para un hábitat que debería ser preservado. Quizá un libro como este consiga concienciar al hombre, hacerle entender que la naturaleza debe ser respetada y venerada. Si fuésemos inteligentes...
Sobre estos viajes de Alfonso Domingo también existe un documental que completa y complementa el libro, y que lleva por título La serpiente líquida: cuadernos amazónicos. Sé que recientemente se ha podido ver en Madrid, con motivo de la Feria del Libro y desconozco si se emitirá de nuevo en alguna otra ciudad. Pero os diré que, ya que lo he podido ver, el documental es sumamente interesante pues te acerca a un lugar del mundo que muy pocos tienen la suerte de visitar, así que no te lo pierdas si tienes ocasión. Para abrir boca, os dejo el tráiler:
TRAILER LA SERPIENTE LÍQUIDA from Alfonso Domingo on Vimeo.
[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]
Como dije al principio no acostumbro a leer libros de este tipo por la materia y el estilo, pero en este caso me ha sorprendido tanto el contenido como la forma. Al preguntarle a Alfonso por qué escribir un libro así me responde: 'Tenía que devolver a la selva algo de todo lo que me ha había dado a raíz de los numerosos viajes que había hecho por ella. Es uno de los últimos territorios que quedan más o menos vírgenes, y pasar por ellos es como caminar por el pasado de la humanidad'.
La serpiente líquida es un homenaje del hombre a la naturaleza, de Alfonso Domingo al Amazonas, y creo que, para todos aquellos que sientan inquietud viajera, que necesiten saber qué hay más allá de las cuatro paredes de nuestra casa, del reducto espacio de nuestra oficina, de la pequeñez de nuestra ciudad, este libro es una puerta a otro mundo, a otra realidad. No hará falta coger ni uno solo de los quince medios de transporte distintos que el autor ha tenido que emplear para llegar a todos los lugares que nos cuenta en el libro. Será suficiente con tomar el libro entre nuestras manos, sentarnos plácidamente y teñir nuestra mente del verde amazónico.
[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]
Puedes adquirirlo aquí:
El último libro de viajes que recuerdo fue uno de África de Javier Reverte y la verdad es que admiro muchísimo esa forma de viajar. Yo de mochilera y aventurera tengo poco, porque me da miedo y voy a lo seguro y cómodo.
ResponderEliminarAsí que para aventuras me conformo con los libros. Este podía ser una buena opción.
Besos
Pues tendré que hacer este viaje, Marisa, que me has dejado con ganas. Apunto bien este título.
ResponderEliminarBesotes!!
Yo fui de aquellas jóvenes intrépidas que recorrió Europa y España con mochila a cuestas...quien me ha visto y quién me ve...🙄😏 Ahora me canso hasta de ver docus en la tele 😅
ResponderEliminarLo anoto por si acaso.
Besitos carinyet 💋💋💋
Me cuesta mucho decidirme por este tipo de libros, la verdad. Igual si le diese una oportunidad me gustaría pero así, de primeras, no me motiva lo suficiente
ResponderEliminarBesos
Hola!! Una lectura muy aventurera, me la apunto. ¡Estupenda reseña! Besos!!
ResponderEliminarHola!
ResponderEliminarYo tampoco soy asidua de los ensayo a pesar de que, como a ti, también me gusta variar. Este título que nos traes tiene buena pinta porque a pesar de ser no ficción parece ameno, una lectura de la aprender cositas y disfrutar con las anécdotas.
Me lo pensaré jeje
Un besín
Te ha quedado una reseña estupenda pero a mí la verdad es que no me atrae esta lectura. La dejo pasar.
ResponderEliminarBesos
Pues pese a tu reseña, este lo dejo pasar (que también se agradece a veces, jeje). Un beso!
ResponderEliminar