lunes, 26 de marzo de 2018

DESCANSO COFRADE

 


Enfrentarse a la Semana Santa en Sevilla, madrugar para acudir al trabajo, con el sueño colgando de mis pestañas, y atender el blog es una combinación apta únicamente para equilibristas y yo confieso que tengo mucho vértigo. Así que, todo lo que estaba pendiente para esta semana -reseñas y entrevistas-, quedarán postergadas para la próxima. 

Espero que los cofrades disfrutéis mucho de las procesiones en vuestra ciudad y los que optéis por otros planes paséis unos días maravillosos, con muchas risas y diversión.

Nos vemos pronto.








[Fuente: Cubierta del libro '40 Cuentos de Semana Santa para 40 Noches de Cuaresma'; Autores: Antonio Puente Mayor y María Bullón; Editorial: Babidibú.]

viernes, 23 de marzo de 2018

FRANKENSTEIN O EL MODERNO PROMETEO de Mary Shelley

Libro Frankenstein o el moderno Prometeo



Autora

Novelista inglesa. En 1818, con sólo 20 años, publicó la primera y más importante de sus obras: Frankenstein o el moderno Prometeo. La obra se convirtió de inmediato en un éxito de crítica y público. Ninguno de sus siguientes libros (otras novelas, varios libros de viajes, relatos y poesía) alcanzó la popularidad del primero.

Sinopsis


La pasión del Dr. Frankenstein por lo oculto y su obsesión por dar vida a un ser confluyen en la creación de un engendro.

Hecho de carne humana pero sin alma, ingenuo a la vez que dotado de una fuerza asombrosa se trata de un monstruo aterrador, pero digno de compasión.

Se ha convertido ya en leyenda que la idea de este libro surgió una noche lluviosa del 16 de junio de 1816. Se encontraban alrededor de una fogata, conversando y bebiendo vino, Percy Bysshe Shelley (marido de Mary Shelley), Lord Byron, Claire Clairmont (la mujer del poeta) y John W. Polidori, médico y escritor. Al parecer, en algún punto de ese encuentro, cada uno de los concurrentes asumió el compromiso de escribir una historia de terror. Fieles al acuerdo, cada cual inició la suya. Sin embargo, los únicos que la terminaron fueron Mary Shelley y Polidori, quien publicó el cuento El vampiro.

Se dice también que, esa noche, Mary Shelley tuvo una pesadilla en la que un estudiante obsesionado con la creación de vida artificial despierta y contempla horrorizado a su espantoso engendro. A partir de esta horrible visión, la autora se abocó a la construcción de la prometida narración de terror.

Para algunos, Frankenstein o el moderno Prometeo es la primera obra de ciencia ficción; para otros, es una de las grandes novelas góticas. Están también quienes ven en ella un relato de riqueza filosófica, cargada de profundos planteos acerca de la naturaleza del hombre, de la frontera entre la vida y la muerte, y de las posibilidades del conocimiento. Más allá de la perspectiva de juicio, todos comparten que se trata de una obra maestra, de un clásico que no puede dejar de leerse.

[Información tomada directamente de la web]


 
  

Ahora que estamos celebrando el bicentenario de la primera publicación de Frankenstein o el moderno Prometeo, obra insigne de Mary Shelley, he creído oportuno, no solo hablar de esta novela en este espacio, sino también leerla porque, hasta la fecha, solo conocía la historia por las diversas adaptaciones cinematográficas. Y sobre las adaptaciones habría que decir que las hay de toda índole y condición. Por un lado, tenemos las que son más fieles al texto, o más libres, que se centran en el relato de Víctor Frankenstein y obvian otros puntos de vista con los que el texto también cuenta, y por otro lado, hay versiones más dramáticas e incluso algunas cómicas.

Precisamente una de las cuestiones que más me han impresionado a la hora de leer esta novela ha sido lo distorsionada que está la historia a raíz de las diversas películas que podemos encontrar. Frankenstein o el moderno Prometeo ha sido la última propuesta del club de lectura y todos los asistentes al mismo hemos coincidido en descubrir una historia algo distinta a la que ya conocíamos por el cine.

Lo primero que habría que destacar es que estamos ante una novela de carácter epistolar y que cuenta con una estructura de anillos concéntricos o dicho de otro modo, de una historia dentro de otra, hasta un total de tres. En primer lugar conoceremos a Robert Walton, un joven inglés de veintiocho años, aventurero que, desde bien joven, tiene un sueño, llegar al Polo Norte con la intención de saciar 'mi ardiente curiosidad viendo una parte del mundo jamás hasta ahora visitada y pisaré una tierra donde nunca antes ha dejado su huella el hombre'. Su propósito es encontrar una ruta nueva, alternativa, que permita llegar a esos países para los que hay que dar un enorme rodeo. Es una expedición que le llena de ilusión desde que era un niño y que por fin, dado que ha recibido una herencia, puede poner en práctica. La preparación del viaje en barco, así como el desarrollo del mismo se lo irá relatando a su hermana Margaret Saville a través de una serie de cartas. Las tres primeras serán meramente informativas, con detalles banales sobre el tiempo -partirá de San Petersburgo-, la tripulación, lo solo que se encuentra en un lugar tan remoto de su país natal o el inicio del viaje. 

No obstante, la cuarta carta será la portadora de la verdadera historia que encierra esta novela. Datada el 5 de agosto de 17... (nunca se lleva a especificar el año), Walton le relata a su hermana la extraña visión de un viajero solitario, de enorme estatura, que llegan a divisar a los lejos desde la cubierta del navío. Parece que la extraña figura viaja en un trineo sobre las grandes placas de hielo y se aleja a gran velocidad. A este extraño suceso se une otro más al día siguiente, la llegada de otro viajero, que también parece desplazarse en trineo, y al que  Walton decide subir a bordo pues el hombre parece a punto de expirar. Este desconocido no será otro más que Víctor Frankenstein. Lo que ocurre en el barco dejo que los descubráis vosotros, solo os comentaré que la narración de Walton encerrará la historia de Frankenstein y esta, a su vez, encerrará otra más, de la que no os quiero desvelar detalles. 

Los protagonistas indiscutibles en la novela serán Víctor Frankenstein y la criatura a la que él da vida. Robert Walton no es más que un maestro de ceremonias, un artífice que sirve de introducción a lo que realmente Mary Shelley quería escribir, una historia que muchos no consideran de terror, sino de ciencia ficción. Lo cierto es que el texto no produce pavor en absoluto pues la imagen preconcebida que tenemos de la criatura se romperá totalmente cuando ahondemos en la lectura. La criatura nos va a despertar unas emociones que, a priori, os parecerían muy contrarias a su condición pero es que Mary Shelley pretende hacernos reflexionar por medio de un monstruo de enorme estatura, rostro desfigurado y aspecto siniestro. 

Sobre Víctor Frankenstein conoceremos de su propia voz sus orígenes, su vida de infancia y juventud, su familia,... De estirpe noble y procedente de Ginebra, Víctor se crió en un ambiente de felicidad, rodeado de unos padres que fomentaban sus estudios en diversas instituciones, un joven con un acusado interés por la filosofía y la ciencia, que lo llevó a estudiar en la universidad de Ingolstadt. De siempre mostró deseo de conocer cuál era el origen de la vida y por eso se forjó un objetivo: '...me lance con enorme diligencia a la búsqueda de la piedra filosofal y el elixir de la vida'. Busca el éxito, la fama, la gloria y en eso se parece al primer narrador de la historia, a Robert Walton, y empleará unos cuantos años de su vida en un proyecto que le devora la vida.

La narración nos permitirá conocer los progresos científicos de Víctor hasta el momento crucial de la creación de su criatura. Y precisamente será la criatura el otro gran personaje de la novela, pero sobre él no quiero desvelaros mucho.  Ya os he comentado que os va a despertar sentimientos que probablemente no esperáis. Me gustaría que, aquellos que no hayáis leído la novela, os acerquéis in albis a la historia, para descubrir su verdadera naturaleza. Sinceramente creo que, una vez leída, vuestra imagen sobre Víctor y su creación cambiará radicalmente.

Lo que sí me gustaría comentar es que, al margen de que no se dan apenas detalles sobre la forma en la que Víctor crea a su 'hijo', esta novela no solamente trata la cuestión del creador y sus obligaciones con su obra -amparar, proteger, cuidar y velar por su bienestar-, o la usurpación del papel de Dios como único creador de vida. Mary Shelley también quiere enfatizar el poder de la sabiduría y el conocimiento, recalcando que a veces saber mucho es contraproducente y puede acarrear nefastas consecuencias. Una reflexión en la que Víctor cae constantemente.


Y no solamente eso, sino que además se puede apreciar otro tipo de pensamientos sobre los que la que autora pretende que el lector medite. Por ejemplo, el valor que le damos al aspecto exterior, al aspecto físico, por el que siempre tendemos a juzgar a las personas, sin pararnos a pensar en el valor interior del individuo. A la criatura todo el mundo lo rechaza, lo insulta, lo menosprecia pero, ¿cómo es realmente la criatura?, ¿cuáles son sus valores? Tienes que leer la novela para, como decía antes, entender la verdadera naturaleza de la criatura y valorar quién es el malvado en esta historia. Porque, ¿cabe la posibilidad de que alguien se vuelva perverso como fruto de las influencias de su entorno? ¿Hasta qué punto uno no es más que víctima de sus circunstancias? Todo ello queda debidamente respondido en la novela.

Y más aún, Shelley hace un pequeño retrato de la sociedad de la época. Critica el sistema judicial, establece las diferencias esenciales entres los nobles y las clases sociales más desfavorecidas o dibuja a una parte de la humanidad por medio de sus actos o sus deseos, como por ejemplo el anhelo por la fama o el éxito, muy por encima incluso de la riqueza. Frankenstein no es solo la historia de un monstruo. Subyacen demasiadas cuestiones de interés, muestra matices que nos conducen a plantearnos unas cuantas dudas, aunque me atrevería a decir que es una novela distinta para cada lector. Cada uno verá algo diferente en este texto. 

Pero, indudablemente, y aunque no sea una novela de terror propiamente, sí cuenta con su toque de suspense -unos pocos capítulos terminan en un punto álgido de intriga-. Frankenstein es una novela sobre la compasión, la súplica, el despecho, la venganza, el remordimiento o los dilemas morales,...  donde abunda la narración sobre el diálogo y es en esa narración donde hay que buscar lo más valioso de la novela, ese acercamiento objetivo al ser humano, a su verdadera identidad.

No quiero contar mucho más. Solo quisiera remitiros a su lectura para que os sorprendáis con esta historia alejada de la simpleza, fruto de una mente inteligente que, a través de la historia de Víctor y la criatura, nos plantea varias cuestiones. No dejo de pensar que Mary Shelley tenía tan solo 19 años cuando la escribió y que ya por entonces demostraba tener una percepción muy nítida del mundo. Pero, además de su lectura, os animo a indagar también sobre la forma en la que se gestó esta obra aquel verano de 1816, junto al lago Leman en Suiza. 

Hoy en día existen muchísimas ediciones de Frankenstein, algunas sencillas, otras ilustradas, otras además anotadas e incluso puedes encontrar el texto en Internet de manera libre y gratuita. Sea como fuere, te animo a no dejar pasar esta lectura en este 2018 cuando celebramos que hace 200 años a una jovencita se le ocurrió escribir una historia que ha traspasado los límites del tiempo.










miércoles, 21 de marzo de 2018

REMANDO AL VIENTO (DRAMA - 1988)

Año: 1988

Nacionalidad: Española.

Director: Gonzalo Suárez.

Género: Drama.

Reparto: Hugh Grant, Lizzy McInnerny, Valentine Pelka, Elizabeth Hurley, José Luis Gómez, Virginia Mataix, Bibiana Fernández, Josep Maria Pou, Miguel Picazo, José Carlos Rivs, Aitana Sánchez-Gijón.

Premios: Goya

Sinopsis: Dos poetas ingleses, Mary Shelley y Lord Byron, se ven obligados a huir de Inglaterra. Durante el viaje, Mary recuerda cómo conoció en casa de su padre adoptivo al joven y apasionado poeta Shelley, cómo lo amó y cómo se fugó con él. También evoca una cita de Byron en Suiza. Pero, sobre todo, rememora una noche de noviembre de 1816 durante la cual, mientras sus amigos contaban historias de terror, ella daba a luz al legendario monstruo de Frankenstein.


[Fuente: Filmaffinity]


En 11 de marzo de 1818 se publicó la primera edición de Frankenstein o el moderno Prometeo. Se cumple pues el bicentenario de su publicación. Hoy en día sabemos que la obra fue escrita por Mary Shelley pero aquella primera edición vio la luz de manera anónima. No obstante, parece ser que muchos suponían que Percy Bysshe Shelley, marido de Mary, era el autor. Aún así, Percy contribuyó a una revisión del texto, suavizándolo en cierta modo, y que dio lugar a la segunda edición y por último hubo una tercera en 1831, fruto de la reescritura. 

Esta pequeña introducción sirve como base para hablaros de la película de hoy. Remando al viento ha sido un título recomendado con frecuencia y sin embargo hasta ahora no me había sentado a verla. Por la poca información que tenía del largometraje me imaginaba que abordaría la famosa noche veraniega de 1816, conocido como el año sin verano, consecuencia de un tiempo invernal inusual y la erupción del volcán Tambora que cubrió los cielos de una densa nube de cenizas, verano que pasaron juntos Lord Byron, John William Polidori, Mary Shelley, Percy Shelley y Claire Clairmont. El constante tiempo desapacible obligaba a resguardarse y fue así cuando, aburridos, cansados de ver llover y alentados por Byron, surgió la idea de escribir cuentos de terror. Ya sabéis que fue así como nació Frankenstein. Pero, lo cierto es que Remando al viento pasa muy de puntillas sobre la creación de una de las obras más universales de la Literatura, con lo que la sinopsis que nos aporta Filmaffinity no es muy acertada.

Remando al viento se inicia con una paisaje gélido y desolador, en un viaje en barco por el Polo Norte, mientras la voz de Mary rememora un tiempo pasado, cuando conoció al que posteriormente sería su marido, Percy B. Shelley. El flahsback nos lleva a una conversación entre Percy y William Goldwing -el padre de Mary Shelley-. Percy goza de buena posición social y contribuye económicamente a la labor del que sería su suegro. Sin embargo, a cambio pide permiso para mantener una relación formal con Mary. Por supuesto, y teniendo en cuenta que Percy ya estaba casado, el padre se niega en rotundo rompiendo su habitual propensión a luchar contra los convencionalismos sociales ingleses. Las cosas cambian cuando se trata de tu propia hija. Pero el amor entre el poeta y Mary es tan intenso que deciden fugarse junto a Claire Clairmont, su hermanastra, y viajar a Ginebra donde residía Lord Byron junto a su médico y secretario personal, Polidori.

Prácticamente la mayor parte del metraje transcurre en Villa Diodati, junto al lago Leman, la residencia de Lord Byron, donde pasaban las veladas navegando, conversación, reflexionando o debatiendo sobre la vida, la muerte, el amor, el hombre,... La película nos muestra que en aquel verano tuvo lugar la muerte del muy querido perro de Byron al que le construyó su propio mausoleo. Polidori, autor del poema 'El vampiro', acaba con su vida de manera trágica. Parecía un lugar maldito pero las desgracias continuaron persiguiendo al matrimonio Shelley tras abandonar Suiza, regresar a Londres y volver a reunirse con Byron en Venecia

Mary estaba convencida que tanta tragedia era como un castigo. Achacaba al monstruo literario que había creado todo el mal que ocurría a su alrededor y tanto es así que la criatura, de costurones difusos y apenas perceptibles, se le aparece con cierta regularidad a todos los personajes de la película, asustándolos más por su estatura que por otro motivo. Esta criatura no es tan horrible. Pero da la sensación que semejantes apariciones no son más que un símbolo, el reflejo de los temores propios de cada uno. ¿Qué repercusión tiene su obra en un creador? ¿De qué manera afecta y cambia su vida? Mary llega a decir que la criatura es como la voz de su conciencia que 'se encarga de llevar a cabo mis más oscuros presagios'.

Remando al viento tiene un áurea especial, con brumas que envuelven y un ambiente onírico, de ensoñación. Es como esa obra pictórica que, a priori, no dice mucho pero que sin embargo puede llegar a cautivar. Creo que es una película que se mueve entre los dos extremos, o bien te gusta muchísimo o bien la aborreces, y es que no creo que sea apta para todo tipo de espectador. En mi caso particular, me decanto por posicionarme en una zona más neutral. La cinta me ha permitido conocer cómo era la vida de aquel grupo pintoresco y de los diversos avatares que vivieron -Percy se ahogó y Byron murió en Grecia- pero me hubiera gustado que se centrara en aquella noche de 1816, que contara con detalles cómo fue aquella propuesta, de qué manera se enfrentó cada uno al reto planteado y si, una vez finalizado el proceso de escritura, se leyeron los textos unos a otros. De igual modo, me hubiera gustado saber cómo se llegó a publicar y qué efecto causó entre los lectores.

En cuanto al reparto, la película parece más una producción extranjera que española. En los papeles principales nombres tan conocidos como Hugh Grant (Lord Byron), Liz Hurley (Claire Clairmont), ambos muy jóvenes y con un trayectoria todavía breve. Por la parte española, José Luis Gómez (Polidori) con bastante protagonismo, mientras que el resto de la presencia española queda relegada a un muy segundo plano con José Mª Pou haciendo de oficial de aduana, Bibi Andersen de Fornarina y Aitana Sánchez-Gijón como Teresa Guiccioli, tres papeles muy breves. Ninguna interpretación me ha llegado a impactar especialmente aunque si me decantara por alguno sería por José Luis Gómez. Me parece un alma atormentada que el actor interpreta muy bien. Y también el punto excéntrico que Grant le otorga a su Lord Byron me ha resultado divertido.

En cambio la banda sonora es absolutamente preciosa. A cargo de Alejandro Massó, se engarza un tema tras otro, todos ellos delicados, muy melódicos y dramáticos que enfatizan los distintos dramas que se van sucediendo en la historia. Desconozco si hay piezas de composición propia pero Massó sí adaptó obras de Mozart o Beethoven, entre otras tantas. 

Y lo mismo ocurre con la fotografía. Antes comentaba que la película es como una pintura y es que realmente hay escenas que evocan hermosos cuadros.

En definitiva, dicen que es una película de culto aunque he leído muchas opiniones de espectadores que consideran que es aburrida y lenta. A mí me ha resultado interesante en parte pero, como dije antes, me ha dado rabia que se mencione de pasada la famosa noble en la que nació Frankenstein. Reitero que no es una película para todo el mundo pero también es una manera de asomarse a aquel año sin verano.

[Nota: Esta semana y la próxima estará dedicada, de un modo un otro, a Mary Shelley y a su Frankenstein. Así rindo homenaje a su bicentenario] 


Tráiler:


   Puedes adquirirla aquí:










[Fuente imágenes: Filmaffinity ]

martes, 20 de marzo de 2018

JOSÉ OVEJERO: 'Jugar con la fantasía del lector es mucho más interesante que verter toda mi fantasía'

En el diccionario de la Real Academia de la Lengua, bajo el concepto 'cuento' se recogen varias acepciones entre las que figuran: 1. Narración breve de ficción, 2. Relato, generalmente indiscreto, de un suceso y 3. Relación, de palabra o por escrito, de un suceso falso o de pura invención. En todas ellas encaja perfectamente el nuevo volumen de cuentos de José Ovejero pues existe brevedad, ficción, invención y, según qué caso, hasta indiscreción. Mundo extraño nace tras diez años de sequía en el género del cuento, y llega, como se puede intuir a raíz de su título, para proponernos una realidad distinta a lo cotidiano, a lo común, a la que habitualmente manejamos, en la que cualquier cosa es posible. 

La semana pasada nos visitó el autor y tuvimos la ocasión de conversar con este escritor madrileño que se atreve absolutamente con todo, dejando fluir su imaginación. Al final y cabo, no somos tan distintos a los personajes que Ovejero nos muestras en estas historias. 



Marisa G.- José, leyendo tu biografía eres como un hombre orquesta y no solo porque escribas todo tipo de género -novela, poesía, teatro, cuento, ensayo e incluso libros de viajes-, sino porque eres actor e incluso has dirigido algún documental.

José O.- Es lo que tiene no ver la tele. Tengo un par de horas más que al resto de los mortales. Siento mucha curiosidad por todo, me gusta hacer mil cosas y siempre pongo mucho entusiasmo en lo que hago.

M.G.- Hace un tiempo conocí a un autor que también era muy versátil y me comentaba que la historia que surge en la cabeza del escritor es la que decide el género. ¿En tu caso también es así?

J.O.- En general, sí. Cuando se me ocurre alguna idea, inmediatamente se empieza a orientar, si va a ser novela, un cuento, un artículo,... pero es verdad que hay épocas que son propiamente de cuentos, se me van ocurriendo uno tras otro y cuando ya tengo unos cuantos es cuando opto por agruparlos todos en un libro.

M.G.- He observado que durante la promoción se ha hecho mucho hincapié en el tiempo que ha transcurrido entre el anterior libro de cuentos y este. A mí más que los diez años que han pasado me llama la atención el motivo. Creo que has comentado que casi se te había olvidado cómo se escribían los cuentos.

J.O.- No es que se me hubiera olvidado sino más bien que estaba estancado. En mis novelas he ido ampliando mi registro, mi manera de escribir, he ido llegando a sitios a los que antes no llegaba pero con el cuento tenía la impresión de que estaba moviéndome en la misma zona. No quería escribir el mismo tipo de libro que el anterior, quería encontrar otra forma y hasta que no la he encontrado no me he puesto a ello.

M.G.- 'Mundo extraño' es un conjunto de catorce cuentos más cinco microrrelatos. Dices en la Nota de Autor: '... me gusta imaginar un hilo conductor que los trenza y creo que aquí lo hay pero no seré yo quien lo explique'. ¿Se podría decir que el hilo conductor consiste en la deformación de la realidad?

J.O.- Sí, creo que va por ahí, una deformación de la realidad que no nos aleja de ella sino que nos acerca. Es como una caricatura donde se ve que no eres exactamente tú pero te ves identificado con los rasgos que se exageran. A lo mejor ese mundo extraño que funciona en las historias del libro no es realmente tan extraño, como puede parecer a primera vista.

M.G.- En estos cuentos no hay filtro de ningún tipo, puede ocurrir de todo y encontramos todo tipo de personajes. Creo que has querido escarbar en la parte más oscura del ser humano, hurgar en esos rincones inconfesables y dar a los personajes libertad absoluta.

J.O.- Sí, esto es algo que ya he hecho otras veces, indagar en esa parte de los personajes que uno normalmente no mostraría a los demás. No sé si te has dado cuenta que a veces la narración nos introduce en lo que el personaje está pensando, en lo que está sintiendo. En nuestro día a día hacemos un montón de cosas pero, a menudo, lo que somos reside realmente en lo que no decimos o en lo que no mostramos, en todo eso que vamos pensando, sintiendo o deseando. Estas historias son un acercamiento a toda esa parte que generalmente no exteriorizamos.

M.G.- En ese sentido somos unos hipócritas. Tendemos a ocultar parte de nuestro verdadero ser. 

J.O.- Bueno, en realidad es una estrategia de supervivencia que me parece razonable. No hay que moralizarlo. No es más que una manera de defendernos. Eso de ser totalmente sincero es un horror. Cada uno necesita una protección a sus fragilidades, a sus miedos, a sus debilidades,... lo que pasa es que si esa parte se vuelve demasiado poderosa se convierte en un problema.

M.G.- Para mí estos cuentos son valientes, a veces presentan situaciones absurdas y unos personajes con tintes algo inhumanos. ¿Crees que estos cuentos requieren también un tipo de lector valiente que se deje llevar por el experimento que tú nos propones?

J.O.- Creo que estos cuentos requieren de un lector dispuesto a jugar porque habrás visto que los cuentos tienen estilos diferentes, voces diferentes, concepciones del cuento propiamente muy distintas,... Si eres un un lector muy rígido, que quiere una cosa muy concreta, entonces a lo mejor este no es tu libro. Pero una vez que estás dispuesto a jugar, no creo que tengas que ser especialmente valiente. Precisamente la literatura es ese espacio protegido en el que podemos asomarnos a un montón de cosas inusuales. 

M.G.- Pero, ¿crees realmente que el lector se puede llegar a identificar con estos personajes?

J.O.- Sí, sí, incluso en los cuentos más disparatados. Por ejemplo, en el primero una madre se suicida en Nochebuena. Llega la hija y su primera preocupación es cocinar el pavo porque están esperando visita y hay que darles de cenar. Tan normal. Y dices: '¡qué disparate!' Pero en realidad, ¿qué hacemos en todas nuestras cenas navideñas? No deja de ser un rito, una celebración, poner buena cara aunque por debajo haya rencillas, los cuñados se llevan fatal y se hace la vista gorda, el hijo tiene problemas de drogas y nadie dice nada. En todas las familias hay un montón de dramas que en Nochebuena es como si no existiesen. El cuento es exagerado y un poco disparatado pero no es tan extraño.

M.G.- Sí que es cierto que hay algunas historias que descolocan un poquito. Por ejemplo, 'Mens sana' tiene un narrador que va saltando de un tema a otro sin orden ni concierto o en 'Fucking Vincent' realmente no ocurre gran cosa.

J.O.- Sí, hay historias en las que el lector puede tener la impresión de que no está pasando nada de particular pero es como en nuestras propias vidas y también al revés. A veces tenemos la impresión de que en nuestra vida no ocurre nada pero luego si te fijas, pasan un montón de cosas. Y así nos va. No nos damos cuenta de las maravillas que suceden a nuestro alrededor para bien o para mal.

M.G.- Esto que mencionas viene recogido en el cuento que se llama, precisamente, 'Nunca me pasa nada'. Pero luego hay otros tantos que son muy inquietantes como por ejemplo 'Venta segura' u otros que rozan el terror como en 'La casa de Armagedón'.

J.O.- Sí. En 'Venta segura' solo se narra el momento en el que un tipo pretende vender un seguro a dos ancianos y él se siente incómodo. Te llegas a preguntar si ese ambiente asfixiante es realmente así o si simplemente él se está montando todo ese terror en su cabeza. A mí ese cuento me gusta porque no sucede nada realmente pero tenemos esa sensación de amenaza, de inminencia constante,...

M.G.- En ese cuento en concreto juega un papel muy importante la imaginación del lector. Hay unos bocadillos que los ancianos le ofrecen al narrador y yo sinceramente me empecé a imaginar que contenían algo muy, muy extraño. Es muy psicológico.

J.O.- Y eso es muy bonito, por eso digo que me gustan los lectores dispuestos a jugar. El lector completa lo que no está. En el fondo es un prodigio. El lector está continuamente añadiendo cosas a lo que tú estás escribiendo. Jugar con la fantasía del lector es mucho más interesante que verter toda mi fantasía.



M.G.- La gente que es muy clásica en esto de los cuentos, consideran que deben seguir unas pautas concretas. Poniéndonos en ese caso, ¿qué pautas debería seguir el microrrelato?

J.O.- Precisamente en este volumen lo que pretendo es no atenerme a las pautas clásicas del cuento. Existen decálogos de lo que debe ser un buen cuento pero un cuento puede ser un montón de cosas distintas. En relación al microrrelato sucede lo mismo, aunque sea algo tremendamente comprimido. Con el microrrelato se cae fácilmente en la banalidad, en la sorpresa final, en el aforismo. He leído pocos microrrelatos que se me hayan quedado dando vueltas en la cabeza, algo que sí me ocurre con un buen relato. Lo que yo quería con el microrrelato era intentar que dejara el mismo eco en el lector que puede dejar un relato largo. Ese era mi único objeto.

M.G.- Algo que me parece peculiar pero a la vez me gusta, la mezcla de drama y humor dentro de la misma historia...

J.O.- Efectivamente, lo dramático y lo cómico están muy unidos en este libro y la mezcla funciona muy bien. Es el fruto de las reacciones de unos personajes que se escapan de lo habitual.

M.G.- Y en cuanto a los narradores me llama la atención que hay mucho equilibrio entre las voces masculinas y femeninas. Casi la mitad de los cuentos están narrados por mujeres. No sé si esto responde a un motivo concreto.

J.O.- Las voces femeninas siempre me han gustado. De hecho en otros libros anteriores la voz femenina está muy presente. Si me preguntas si hay algún motivo para ello no sabría responderte muy bien. Creo que la voz femenina tiene para mí la ventaja de que yo soy un hombre y por tanto ya hay una distancia inmediata entre mi persona y el narrador. Hacerlo así me ayuda a darle una voz propia al narrador que no sea la mía prestada. Pero también hay un punto de curiosidad, por ese juego de ventriloquía que te permite la literatura.

M.G.- Y hablando de los narradores hay un cuento en el que la voz pertenece a un adolescente. Me refiero a 'Papá es un perro'. Me vas a perdonar si lo que te voy a decir es una barbaridad pero yo juraría que ese adolescente tiene síndrome de Asperger.

J.O.- Es posible, sí. De hecho yo lo pensé también. No lo planteé así exactamente. Quería un niño listo pero también extraño, muy poco empático, muy cerrado en su propio mundo y por lo tanto sí que podría ser un niño con Asperger, sí.

M.G.- Te lo comento por la sensación que me producía su percepción de la realidad, su forma de interpretar el mundo.

J.O.- No fue deliberado pero sí, hay algo de lo que comentas.

M.G.- En cuanto a los temas, se habla de la familia, del éxito,... ¿Qué otros temas se abordan?

J.O.- Las relaciones de pareja y las relaciones familiares, la necesidad de aceptación, la necesidad de proyectar tu imagen a través de las redes sociales y luego en 'Venta segura' se habla de una manera encubierta de esta sociedad competitiva en la que tienes que vender olvidándote de la ética.

M.G.- Tienen un toque de crítica social, ¿no?

J.O.- Sí, y de reflexión sobre la sociedad en la que vivimos.

M.G.- Te he leído decir que aconsejas leer los cuentos en orden, ¿por qué?

J.O.- Pues aparte de porque he pasado horas pensando en qué orden ponerlos (risas) también porque creo que hay un ritmo. Los primeros son un poco delirantes y nos muestran mundos que comparar con el nuestro. Luego aparecen otros más intimistas y por último vamos hacia un final donde podemos encontrar una especie de resumen de todo lo que he hecho en el libro. Al final el lector los leerá como quiera, claro (risas).

M.G.- Bueno, yo los he leído en orden. Pero qué imaginación más fabulosa tienes que tener para inventarte estas historias. ¿Cómo se te ocurre la idea de escribir un cuento de una señora que se suicida en Nochebuena, de la manera que lo hace y la reacción de sus familiares?

J.O.- Si te digo que espontáneamente suena un poco raro pero es así. Me siento y de repente se me ocurre. Me viene la voz del narrador. Lo fundamental es ese punto de partida. Una vez que tengo la voz, el cuento empieza a fluir solo. El problema esencial de un cuento no es encontrar el final ni la estructura sino la voz y que la voz pueda llevar el peso de la historia.

M.G.- José yo los he disfrutado muchísimo. Soy lectora que suelo entrar al trapo y me ofrezco voluntaria en todo tipo de historias. Me he divertido, las cosas como son, no te lo voy a negar,...

J.O.- Sí, claro. El libro es brutal a ratos pero también es divertido.

M.G.- Lo dejamos aquí y espero que sean muchos los lectores que se presten a leerlo. Gracias por esta entrevista y hasta la próxima.

J.O.- Muchas gracias a ti.

Y hasta aquí la entrevista. Anímate a probar cosas nuevas, a zambullirte en lecturas distintas y acércate a estos cuentos de José Ovejero, sin miedo. 

Ficha novela

Editorial: Páginas de Espuma.
Encuadernación: Tapa blanda con solapas
Nº Páginas: 192
Publicación: enero, 2018
Precio: 17,00€
ISBN: 978-84-8393-231-5
Disponible en eBook
Puedes empezar a leer aquí

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