Eric Jiménez es el batería de Los Planetas y Lagartija Nick, con quienes grabó junto a Enrique Morente el mítico disco Omega.
Durante veinte años consecutivos ha recibido el premio al mejor batería
alternativo español. Su historia es la de un hombre que ha estado
siempre en la cuerda floja, entre ganar y perder, entre la vida y la
muerte, entre la música y la locura.
Con seis años mi padre me encañonó con una pistola. Ni siquiera recuerdo su nombre.
Con
diez ingresé en la Falange porque quería tocar el tambor. Mis mayores
influencias musicales han sido la Semana Santa y mi primera hostia, la
que me dieron al nacer, quizá la más artística y la menos dolorosa.
Me casé a los dieciséis.
Más tarde empecé a consumir drogas para evadirme.
Debería haber muerto antes de los treinta.
Durante estos cuarenta años he golpeado la batería como la vida me ha golpeado a mí, con todas sus fuerzas.
Pero juro que este no es un libro triste. Os prometo que al leerlo os reiréis y amaréis la música casi tanto como yo.
[Biografía y sinopsis tomadas directamente del ejemplar]
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Hace algunas semanas os conté mis impresiones sobre el libro Cuatro millones de golpes de Eric Jiménez (puedes leer la reseña aquí), batería de grupos musicales tan míticos con Lagartija Nick o Los Planetas y precisamente a finales de noviembre recibimos la visita de este músico granadino para contarnos en directo y a capella todo lo concerniente a esta publicación.
El acto tuvo lugar en Fnac y estuvo conducido por el escritor Salvador Gutiérrez Solís. Tras los agradecimientos oportunos, Salvador hizo un repaso a la trayectoria musical de Eric Jiménez, mencionado todos los grupos en los que había tocado la batería. Confesó igualmente que para él era un placer presentar este libro, una correspondencia que le debía a Eric pues hace dos años Gutiérrez Solís presentó su novela Biografía Autorizada en Granada, en el bar de Eric Jiménez y de la mano del propio músico.
Salvador se considera un apasionado de la música, un melómano coleccionista de todo libro de rock que se publique y en ellos siempre ha buscado lo que hasta ahora, con Cuatro millones de golpes, no ha encontrado. Para el presentador lo más interesante en este tipo de publicaciones es conocer los entresijos de la música, el concepto de creación, cómo se compone una canción, todos esos secretos que jamás se cuentan. «Esto es algo que siempre he echado en falta en todos los libros de rock que he leído, sin embargo, buena parte del libro de Eric Jiménez se centra precisamente en eso». Por eso comentó Salvador Gutiérrez que este libro es muy sincero porque desvela muchos detalles como por ejemplo de qué manera Eric conecta con la música, cómo vivió la movida madrileña o cómo se gestó el disco Omega junto a Enrique Morente, «un momento muy lúcido del libro y donde Eric se pasa de sincero pues cuenta sus secretos y desvela que su batería no es ni rock ni flamenca sino un encaje de bolillos, para lo que se fijó mucho en el taconeo de los bailaores», afirmó Salvador.
Pero la sinceridad no solo atañe a su faceta musical, también en lo personal es un libro muy honesto. «En los libros de rock, cuando el artista habla de su infancia lo hace de manera triunfalista, sin embargo Eric cuenta una infancia muy terrible, tanto que a veces se te corta el cuerpo al leerlo. Aun así, no hay venganza, ni rencor y a pesar de haberlo pasado mal también tuvo sus momentos de felicidad», comentó el escritor.
Comentando lo divertido que a veces puede llegar a ser esta lectura y la cantidad de anécdotas que podemos encontrar en este libro, finalizó Salvador su intervención recomendándonos esta joya porque «no solo vais a conocer la interiores del mejor batería de este país y de los grupos de los que ha formado parte sino que también te ayuda a comprender como es la vida de un rock star».
A continuación Eric Jiménez dio las gracias a Gutiérrez Solís por sus palabras y por su puesto también agradeció la presencia de los asistentes al acto, e inició su intervención hablando de su infancia. «Nací en un familia humilde de Granada. Soy
hijo de madre soltera; mi padre era un terrateniente que siempre estuvo
prometiendo a mi madre que se iría con ella pero eso nunca ocurrió. De hecho, y dado que era la época de Franco, nosotros no teníamos libro de familia sino libro de afiliación». Toda aquella situación generó mucha inseguridad en el Eric niño. Comentó que siempre sentía miedo de ser rechazado por otros niños, que no era bien recibido en otras casas. «Sin embargo, tampoco lo pasé tan mal porque realmente yo no era consciente de muchas cosas. Ha sido ahora, cuando soy adulto, con la perspectiva del tiempo, y siendo ya padre cuando me he dado cuenta de la soledad que viví en mi infancia». Por eso cree que la música fue su refugio y a través del público, que ha llegado a admirarlo, a aplaudirlo es como ha ido recuperando la confianza en sí mismo y «por eso digo que la música no me ha salvado. A mí me ha salvado el público». En este sentido, considera que Cuatro millones de golpes es un homenaje a su público, un regalo que ha querido hacer a todos sus seguidores aunque también hace un retrato social de España en diversas épocas.
Cargado de emociones, en este libro también se puede encontrar las partes más oscuras del batería. «Tuve una adolescencia casi como la de Courtney Love y Kurt Cobain y aunque muchos amigos se han quedado en el camino, por suerte yo nunca he sufrido adicción a las drogas. No voy a negar que he coqueteado con ellas porque me han servido para eliminar mi timidez y sacar el humor que tenía dentro. Siempre me ha costado relacionarme», confesó.
El acto estuvo plagado de anécdotas y vivencias. Nos explicó por qué se metió en la OJE y la razón no puede ser más sencilla. «Esa gente tenía tambores y yo quería tocarlos. Solo eso. No tenía ni idea de qué significaba esas siglas en realidad», dijo entre risas. Además nos reímos también muchísimo cuando confesó que en su casa se oía todo tipo de música porque por la pensión que regentaba su madre pasaba mucha gente. «Los artistas siempre dicen que de pequeño oían muy buena música en su casa. En la mía no. En la mía se oía Georgie Dann e incluso El conejo de la Loles. Discos patéticos porque mi casa era como la casa de todo el mundo». Y precisamente sobre la pensión Penibética tuvo unas palabras muy emotivas, recordando su infancia, la gente que pasaba por allí. No era más que un niño cualquiera de una ciudad cualquiera.
Confiesa que aún siente pavor a la hora de salir al escenario pero «la batería es una burbuja para mí y dentro de ella no me afecta nada». Influenciado por la Semana Santa, -«me encanta, laicamente»-, comentó que las marchas procesionales le han ayudado a construir nuevos ritmos como le pasó con el disco Omega «que no es una fusión sino un choque de caracteres», alegó.
Y llegado el turno de preguntas, la más evidente era el porqué de este libro justo ahora. Responde en este vídeo.
A mí me interesaba saber cómo se había escrito el libro porque yo también considero que Cuatro millones de golpes es pura sinceridad y está narrado con mucha naturalidad, sin filtro. Eric nos contó que no había existido proceso de escritura sino proceso de grabación. Dado que no tenía tiempo para ponerse a escribir y tampoco se considera con capacidad suficiente para la literatura, «empecé a hacer grabaciones que le enviaba a Holden Centeno. Él se encargaba de escribir los capítulos que luego yo corregía. Hicimos un tándem y si honesto te parece el libro, honestamente te digo que no es un libro escrito sino un libro grabado porque lo que mejor se me da es grabar», desveló.
Reconoce que le hubiera gustado tocar en The Cure, que ha huido del manido Sexo, drogas y Rock&Roll, -«He preferido quedarme con las drogas y el rockn'roll. Si no hablo de sexo es porque es algo de dos y se debe quedar entre dos. En su lugar, hablo del amor»- y que se siente enamorado de Andalucía más concretamente de su Granada natal, lejos de la cual no podría vivir.
Y tras comentar las canciones que más le gustaba tocar se dio por finalizado el acto. Allí dejamos a Eric Jiménez, rodeado de su público que ahora no solo pude escucharlo tocar la batería sino que también puede conocer buena parte de su intimidad con la lectura de este libro.
Y tras comentar las canciones que más le gustaba tocar se dio por finalizado el acto. Allí dejamos a Eric Jiménez, rodeado de su público que ahora no solo pude escucharlo tocar la batería sino que también puede conocer buena parte de su intimidad con la lectura de este libro.
[Iustraciones e imágenes tomadas de Google]
Gracias por la crónica y por sacarme del desconocimiento. Ni idea de que este hombre tuviese libro , vamos.
ResponderEliminarBesos.
Gracias por contarnoslo y por la info.
ResponderEliminarEstupenda crónica. ¡Gracias!
ResponderEliminarBesos.
Muchísimas gracias por la estupenda crónica!
ResponderEliminarBesotes!!!