Autor
Manu Sánchez (Dos Hermanas, 1985). Payaso, juntaletras, actor, empresario e icono sexual. En cada una de sus múltiples facetas es firme defensor de su tierra, Andalucia, y así lo demuestra en la mayoría de sus intervenciones. Vinculado desde muy joven al mundo de la televisión, Sánchez ha sido durante años uno de los rostros más conocidos de Canal Sur, gracias a sus 10 años al frente del late night de la cadena andaluza. Su paso por TVE, Antena 3, La Sexta y Telecinco le permitieron darse a conocer a nivel nacional. Compagina su trabajo en televisión con el de director y guionista en 16 Escalones, articulista en Cadena Ser y actor de teatro. En los últimos años se ha podido ver a Manu Sánchez sobre las tablas de numerosos teatros con sus comedias teatrales: El Rey Solo, El Último Santo y El Buen Dictador.
Amante del carnaval, bético hasta la médula y manchonero de nacimiento. Muy activo en redes sociales, a Manu Sánchez le gusta decir lo que piensa, ser crítico y molestar a los «malos». Bastante comprometido con la situación social y política internacional, comparte a menudo con sus seguidores sus apreciación sobre los «asuntos de Estado», sin pelos en la lengua, con el humor que le caracteriza y sin cansarse de resaltar su patología, de la que se siente infinitamente orgulloso: ser surnomal profundo.
Manu Sánchez (Dos Hermanas, 1985). Payaso, juntaletras, actor, empresario e icono sexual. En cada una de sus múltiples facetas es firme defensor de su tierra, Andalucia, y así lo demuestra en la mayoría de sus intervenciones. Vinculado desde muy joven al mundo de la televisión, Sánchez ha sido durante años uno de los rostros más conocidos de Canal Sur, gracias a sus 10 años al frente del late night de la cadena andaluza. Su paso por TVE, Antena 3, La Sexta y Telecinco le permitieron darse a conocer a nivel nacional. Compagina su trabajo en televisión con el de director y guionista en 16 Escalones, articulista en Cadena Ser y actor de teatro. En los últimos años se ha podido ver a Manu Sánchez sobre las tablas de numerosos teatros con sus comedias teatrales: El Rey Solo, El Último Santo y El Buen Dictador.
Amante del carnaval, bético hasta la médula y manchonero de nacimiento. Muy activo en redes sociales, a Manu Sánchez le gusta decir lo que piensa, ser crítico y molestar a los «malos». Bastante comprometido con la situación social y política internacional, comparte a menudo con sus seguidores sus apreciación sobre los «asuntos de Estado», sin pelos en la lengua, con el humor que le caracteriza y sin cansarse de resaltar su patología, de la que se siente infinitamente orgulloso: ser surnomal profundo.
Sinopsis
Como yo te hablo,
como yo te hablo,
convéncete, escolta nen,
nadie te hablará,
ningú et parlarà,
nadie porque yo... Te hablo en un idioma sobrehumano,
yo, te cambio «to» las eses por las zetas,
yo, me como los finales y las letras,
yo, no cambio un «qué teh´quiero» por «t´estimo molt»,
no pruebo el espetec habiendo salchichón,
te digo «quillo», «pisha», «polla», «miarma »,
yo, te hablo pero tú no entiendes nada,
yo, que llevo ya 3.000 años hablando,
yo, lo mío es como lo tuyo sin malaje,
yo, me quedo....
Etc, etc... Y es que la sinopsis es mucho mejor escucharla que leerla.
Etc, etc... Y es que la sinopsis es mucho mejor escucharla que leerla.
[Biografía y sinopsis tomadas directamente del ejemplar]
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Manuel Sánchez Vázquez nace en Dos Hermanas (Sevilla) el 5 de septiembre de 1985. Veinte años después ya era una cara conocida. Inició su trayectoria como humorista en la televisión autonómica andaluza, Canal Sur, con el programa Hagamos el humor, de la mano de la familia Summers. Desde entonces no ha parado, como presentador de otros programas de humor, presentador en las retransmisiones de los Carnavales de Cádiz, colaborador en otras cadenas, teatro, radio,... Solo le queda probar con el cine, el cante -ah, esto también lo ha hecho-, o la papiroflexia. Hombre que se reinventa así mismo y se amolda a los tiempos, Manu Sánchez llega ahora con un libro, Surnormal Profundo, en el que dice desnudarse por completo y exponer, como siempre hace en sus intervenciones radiofónicas en Cadena SER, lo que opina sobre lo divino y lo humano, analizando la actualidad sin pelos en la lengua y a la que le pone su toque personal con el humor.
Hace unos días pudimos sentarnos a charlar con él. Reflexiones y anécdotas estuvieron aderezadas con mucha risa, sonrisa y carcajada. Esto es lo que nos contó.
Hace unos días pudimos sentarnos a charlar con él. Reflexiones y anécdotas estuvieron aderezadas con mucha risa, sonrisa y carcajada. Esto es lo que nos contó.
Marisa G.- Lo mismo sirves para un roto que para un descosido. Haces de todo Manu.
Manu S.- (Risas) Bueno todo se parece mucho. Soy contador de historias. Me gusta echarle un vistazo a lo que tengo a mi alrededor y contarlo tal y como yo lo entiendo. Eso a veces cristaliza en forma de teatro, o de intervención en la radio, en la tele y esta vez ha cristalizado en forma de libro.
M.G.- ¿Y por qué recopilar estas intervenciones en la radio?
M.S.- La idea empieza precisamente por la radio. Llevo dos años colaborando en la radio con estas reflexiones a las que le he dado la vuelta. Desde siempre he ofrecido a los espectadores humor con un poquito de hacer pensar, meter el dedito en la llaga, incomodar un poco al poder y en la radio me atreví a darle la vuelta. En estos artículos de opinión intento hacer pensar pero utilizando un poco de humor como arma. Fue algo arriesgado porque podía ocurrir que la gente no comprara la nueva receta, que prefirieran el arroz con pollo pero no el pollo con arroz. Al final, todo ha ido bien.
En cuanto al libro, todo surgió porque la editorial nos propuso recopilar todas estas reflexiones de la radio y lo acepté pero con matices. No me importaba repetir lo que ya había dicho en la radio pero aportando reflexiones nuevas sobre cuestiones que, en algunas ocasiones, me han censurado en algunos medios,... En este libro, un 40% son reflexiones que ya son conocidas pero luego hay un 60% que son nuevas. Ha sido una nueva excusa para poder desnudarme.
M.G.- Mira, en vez de leer tus reflexiones, las emitidas en radio, directamente me he ido a escucharlas. Me apetecía ponerle tu voz. ¿A la editorial no se le ocurrió añadir un CD con esas grabaciones?
M.S.- Pues estamos a tiempo. En esas reflexiones hay muchos juegos de palabra porque me gusta retorcer el lenguaje y buscar conceptos nuevos, como ocurre con el término «surnormalidad» que aparece en el título. Es verdad que hay algunos juegos que están escritos para ser escuchados y tienen más sentido cuando se escuchan pero también te digo que, después de tanto tiempo en la radio, hay muchos lectores que me dicen que al leer el libro parece que me están escuchando. Así que, de alguna manera, mi voz está ahí pero oye, ¡que nos apuntamos tu propuesta! Quizá esto lo que requiera es un audiolibro.
M.G.- ¿Y por qué Risto Mejide para hacerte el prólogo? ¿Por qué él y no otro?
M.S.- Risto es muy amigo mío y me gusta mucho cómo escribe. Lo admiro mucho y además es un tipo brillante. Risto me quiere bien y la gente que me quiere bien es crítica conmigo. De hecho, el prólogo empieza diciendo algo así como «Me la pela casi todo lo que escribe Manu», una forma poco habitual de empezar un prólogo pero que a mí me encanta y que además te anima a seguir leyendo.
Por otra parte, me gustaba la idea que fuera un catalán, especialmente, en estos momentos en los que parece que cuando uno reivindica y quiere su tierra es contra otra tierra, algo que me parece una barbaridad, porque querer algo y a alguien como arma arrojadiza no es amor, eso es otra cosa. El amor es generosidad. Yo amo Cataluña, me encanta Barcelona, una de mis ciudades favoritas, sin duda.
Por otra parte, me gustaba la idea que fuera un catalán, especialmente, en estos momentos en los que parece que cuando uno reivindica y quiere su tierra es contra otra tierra, algo que me parece una barbaridad, porque querer algo y a alguien como arma arrojadiza no es amor, eso es otra cosa. El amor es generosidad. Yo amo Cataluña, me encanta Barcelona, una de mis ciudades favoritas, sin duda.
Este libro va un poco de molestar, de tocar los huevecillos, de meter el dedito en la llaga. Creo que hay que ser bueno con los buenos y malos con los malos y Risto eso lo hace bien. Es un tío justo que da caña a los que se lo merecen.
M.G.- Tú también das mucha caña en este libro.
M.S.- Sí, sí. Creo que más de uno se va a molestar con este libro y si no es así, prometo seguir intentándolo en el próximo. El humor molesta gracias a Dios. Si el humor no molestara yo me dedicaría a otra cosa. A la gente que la entretenga su puñetera madre. El humor está para hacer reír y pasarlo bien pero también para molestar.
Cuando escribo una reflexión sobre el Daesh, quiero que si El niño la Tomasa lo lee, que se moleste. Otro ejemplo, si hago un reflexión sobre Aznar, sobre una guerra inventada, donde además perdí a gente muy cercana, y luego sale el informe Chilcot en el que se recoge que allí no había armas ninguna, y Blair sale a dar explicaciones y a asumir su vergüenza y su culpa en Reino Unido y sin embargo, aquí Aznar sale en un programa de la tele pública donde le hacen un mamazo en directo, pues tú me dirás. Si Aznar lee lo que yo digo de él quiero que se moleste. Es más, en este libro digo que ojalá se sienta tan ofendido como para que me lleve a los tribunales porque me encantaría explicar en sede judicial si creo que Aznar es un mierda o no lo creo.
En definitiva, en este libro hay momentos de cal y de arena. Momentos para alabar y subir a todos los altares a José María Pérez Orozco, con las hablas andaluzas, a Chiquito con su humor, a Rosa de España con su forma de hablar que tanto han querido corregirle como a tantos han querido corregirnos, al sabio Tarifa, a gente que admiro de verdad y que aparecen como los mayores exponentes de esa «surnormalidad» que a mí me parece perfecta. Aquí, con un buen chiste damos una bofetada sin mano de manera extraordinaria. Por eso una de las frases del libro que más me gustan no es ni mía sino de una asociación feminista en Chiclana, Asocum, a la que le hicieron una pintada en la sede hace treinta años. Le pusieron algo así como ustedes las feministas nada más que queréis mandar y follar y la presidenta, en vez de borrarla, pintó debajo «Po sí, cabrones». Fue la respuesta perfecta, le dio de su propia medicina, quedó por encima y cuando alguien hace eso es indestructible. Esa es la fórmula.
M.G.- Y de todos los temas que hablas en el libro, ¿cuál es el que más te ha crispado? A mí me ha tocado mucho la moral las palabras de Antonio Burgos con la muerte de Bimba Bosé y aquel reportaje de la Sexta sobre nuestra Semana Santa.
M.S.- A mí me gusta escribir desde lo que pienso y no desde lo que siento. Las tripas no son buenas compañeras de escritura. Es mucho mejor escribir con la cabeza, lo que pasa es que algunas veces la cabeza está de acuerdo con las tripas y así no hay arrepentimiento posible.
Lo de Antonio Burgos fue curioso. Intenté responderle aplicando la fórmula del propio Antonio Burgos. Es la única vez que me han llamado de la SER para decirme que me había pasado y que era muy desagradable lo que había escrito, aunque en ningún momento me dijeron que no se fuera a emitir. Me dio igual. Yo quería hacer un Antonio Burgos para Antonio Burgos, para que él se vea desde el otro lado.
Y eso fue lo mismo que hice con el programa de la Sexta y Anna Simón. Metieron la pata hasta el fondo, -estoy seguro de que se arrepienten-, pero dijeron que aquello era para reírse y siendo humor no se puede enfadar nadie. Así que, con el mismo argumento les respondí. Le hice a Anna Simón un Anna Simón y claro, aquello dejó de tener gracia. La respuesta fue que en el humor no todo vale, que si el humor puede ser muy hiriente,... Claro, claro,... Cuando a Antonio Burgos le molesta que le hables como a Antonio Burgos, y a Anna Simón le molesta que le hables como a Anna Simón, a mí no me provoca ningún problema pero ellos se lo deberían mirar.
M.G.- Bueno, esa es la ley del embudo.
M.S.- Pues coge el embudo y ponlo al revés y mira a ver si lo que vas a decir te molestaría a ti o no.
M.G.- Manu, Andalucía es una de las palabras que más se menciona en el libro. Tú llevas a gala ser andaluz, presumes de acento, de cultura, de historia,... ¿Qué problema tiene España con nuestra forma de hablar?
M.S.- Pues creo que lo he descubierto. El problema es que somos pobres. Por ezo la zeta mía paraze que ez de zembrar alcohol y la ele de Buenafuente, al que admiro mucho, pues es de la cultura catalana, de la empresa del textil. Del textil con el algodón que zembré yo y mi abuelo. Los árabes pobres son esos inmigrantes que tenemos que devolver y ponerle alambre de espino y a los árabes con dinero se les abre las tiendas por la noche en Marbella y lo dejamos en la zona vip. Ese es el problema, que el seseo es de pobres. Si solucionamos lo de ser pobre...
M.G.- Difícil solución.
M.S.- Pues ahí está la cosa. Tenemos que dejar de ser pobres y entonces respetarán nuestra cultura, nuestro lenguaje, nuestro folclore, nuestra forma de ver el mundo,... Lo respetarán todo.
Yo en este libro hablo tanto de Andalucía como Woody Allen habla de Manhattan. Él habla de su tierra y yo de la mía. Estoy seguro que se puede aspirar a lo universal hablando cada uno de lo suyo, yo de Andalucía, Quiñones hablando de Cádiz, García Márquez de su Macondo, Juan Rulfo de su Comala y Woody Allen de su Manhattan.
M.G.- Pero digo yo. ¿Tú no crees que cuando nos atacan nos pasamos con tantas explicaciones y tantas justificaciones?
M.S.- Claro de ahí lo de «surnormal». Si es que no tenemos que justificarnos. «Mire usted, yo no soy ni más ni menos que nadie pero lo que no soy es un error, así que no tengo que corregir nada». A mí me sorprende mucho que en cada feria tengamos que volver a explicarle al mundo entero que el resto del año trabajamos. ¡Hombre es que si no fuera así no sería la semana de feria, sería el año de feria! Y otra cosa te digo, cuidado que parece una tragedia que se vayan a llevar el Congreso de la Feria del Móvil de Barcelona. La Feria de Sevilla produce más dinero en Sevilla que la Feria del Móvil en Barcelona. Tratemos también con el suficiente respeto y la suficiente seriedad lo que supone la Feria. Que sea algo lúdico no significa que no sea cuando más trabaja los taxistas, los hoteleros, los hosteleros, los de seguridad, los grupos de música,... Cuidado porque creo que tenemos que ser muy conscientes de que para nosotros es muy rentable también la fiesta. Pero que tengamos que estar explicando todo el año que el resto del tiempo trabajamos,...
M.G.- Pero no solo el resto del año, sino la misma semana de Feria. Vamos que yo voy a cenar a la Feria y al día siguiente trabajo. O me voy a comer a la Feria después de haber estado trabajando.
M.S.- Claro. Y encima, en Feria de Sevilla se traslada la capital de España porque los tratos, los acuerdos,... se cierran en Sevilla. Es el único momento del año donde todos los directores generales, los grandes dirigentes de las empresas vienen a Andalucía. Aprovechemos eso. Que luego también tenemos que ser números uno en trasplantes, en investigación, en aeronáutica,... por supuesto, eso hay que seguir peleándolo pero no reneguemos tampoco de lo otro, ni nos estemos siempre justificando.