martes, 17 de octubre de 2017

ENTREVISTA a JUAN DEL VAL (Parece mentira).

Autor


Juan del Val (Madrid, 1970) ha trabajado en muchos sitios: en obras (de construcción, no de teatro), en periódicos, en revistas, en radio, en televisión... Ha sido copresentador de Lo mejor que te puede pasar, el despertador de Melodía FM. Junto a su mujer, Nuria Roca, ha firmado las novelas Para Ana, de tu muerto y Lo inevitable del amor.



Sinopsis

Esta es la historia de un chico de barrio que, desde la distancia de sus 46 años, sale al encuentro del adolescente problemático, el joven perdido y el hombre en busca de destino que fue. A partir de capítulos muy cortos e intensos, que demuestran una capacidad de autoanálisis y de observación muy poco comunes y un sentido del humor sobresaliente, Juan del Val nos va contando cómo ha sido «madurar», nos relata sin tapujos las veces que se ha perdido, y compartimos su alegría y su asombro cada vez que siente que ha aprendido una lección.

Desinhibido y audaz, su relato va desde cómo fue crecer en un barrio humilde madrileño, buscarse la vida en el periodismo de principios de los noventa sin estudios, ir triunfando en su profesión y, sobre todo, nos cuenta lo que ha aprendido de las mujeres, su auténtica vocación. 


[Biografía y sinopsis tomadas directamente de la web de la editorial]

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No podemos prejuzgar a la ligera. Ni siquiera dejarnos llevar por opiniones ajenas. La vida, en toda su extensión, me ha demostrado que hay que catar las cosas por uno mismo para saber si te gustan o no, aunque yo siga cayendo en la misma trampa. Por eso, cuando me llegó la nueva novela de Juan del Val, escrita esta vez en solitario sin la colaboración de su mujer Nuria Roca, pensé sinceramente que estaba ante una historia de paso, con una trama ligera. Ojo, esto no lo digo en tono despectivo. Me encantan esas novelas que me hacen pasar un rato de entretenimiento sin más pretensiones pero confieso que Parece mentira me ha ofrecido mucho más de lo que yo esperaba, me ha regalado vida, reflexiones y experiencias, las de un personaje -Claudio, escritor de profesión-, que se parece muchísimo a su creador -Juan del Val-. 

Parece mentira la devoré en cuatro horas y no porque fuera una novela de corta extensión o que el argumento fuera tan insustancial que no me aportara nada. No fue por eso. Bastó con entender qué era lo que tenía entre manos para dejarme atrapar por su protagonista y compartir con él parte de un recorrido vital en el que le han ocurrido muchas cosas interesantes. 

Con Juan del Val estuvimos la semana pasada, charlando sobre su novela, sobre Claudio, su personaje, sobre sí mismo. Un rato ameno, lleno de sinceridad y sonrisas. Esto es lo que Juan del Val nos contó.


Marisa G.- Juan, te voy a ser sincera. No esperaba mucho de esta novela pero me ha sorprendido una barbaridad.

Juan del V.- Pero, ¿para bien?

M.G.- Sí, para muy bien. Si no, no me la leo en cuatro horas.

J.d.V.- Ya. Bueno me da un poco de rubor pero es lo que la gente me está diciendo, que les ha sorprendido para bien. 

M.G.- Me enganché a la historia de Claudio y ya no pude parar leer. Es más, es que llegué al final y me enfadé porque cortaste muy pronto.

J.d.V.- No la podía hacer más larga. Sinceramente, en esto de los libros o de la comunicación, hay gente que se pasa de metraje. Me parece que este tipo de novelas, con todo lo que cuenta Claudio y toda la verdad que arrastra, sale tan de las tripas que no se puede sostener por mucho tiempo esa intensidad. Si la hubiera alargado no hubiera causado el mismo efecto. Además, si la alargo más, me hubiera muerto escribiéndola.

M.G.-  Juan estamos ante una novela con importantes tintes autobiográficos, porque tú sueltas aquí buena parte de tu vida pero, ¿por qué la necesidad de contar todo esto ahora?

J.d.V.- Mira no lo sé. De cara a la promoción, me podía haber preparado cinco o seis frases para dejar satisfecho a mi interlocutor pero solo te puedo decir que no tengo ni la más mínima idea. No sé qué necesidad me ha movido a escribir este libro. Supongo que habrá muchos motivos y entre todos juntos me han empujado a contar una historia que simplemente es verdad.

M.G.- Aunque parezca mentira, de ahí el título.

J.d.V.- Exactamente.

M.G.- Bueno, y hablando de verdad y de mentira. Esto te lo habrán preguntado constantemente pero, ¿qué es verdad y qué es mentira en este libro? Imagino que algo de ficción habrá, ¿no? Dímelo tú.




J.d.V.- Sí, claro porque entonces sería una autobiografía o unas memorias. En esta novela hay personajes cambiados, hay situaciones cambiadas, pero qué más da lo que sea realidad o lo que sea ficción siendo verdad la novela. De todos modos, sí te diré que prácticamente casi todo está calcado de la realidad, ocurrieron tal y como lo cuento. En ese sentido a mí me gusta bromear y decir que es una novela de vago porque no he tenido que documentarme, ni preguntarle a nadie,...

M.G.- (Risas) Tú te lo guisas, tú te lo comes.

J.d.V.- Sí, algo así. Lo tenía todo tan a mano que para qué buscar otra historia. En cualquier caso, no dejo de reivindicar que esto es una novela. Cuando escribo pienso mucho en el lector y siempre me he preguntado que por qué le iba a interesar a alguien mi vida. Así que, sí, es una novela en la que estoy yo.

M.G.- Vale, es una novela y estás tú en ella, pero has optado por camuflarte tras un personaje ficticio y no sé si es una idea que tuviste desde primer momento o no.

J.d.V.- Sí, al igual que los demás personajes. Prácticamente todos están cambiados. Creo que de haber llamado al personaje Juan, de haberme identificado como el protagonista, me hubiera aburrido. Por otra parte, también era importante jugar y Claudio tenía que llamarse Claudio aunque tenga mucho de Juan.

M.G.- Tiene mucho de Juan, efectivamente. A poco que indagues un poco sobre tu vida te das cuenta que sois muy parecidos. De todos modos, Claudio me ha parecido un personaje muy humano y muy valiente porque ha tomado decisiones arriesgadas, a la vez que es un personaje entrañable y algo cabroncete, ¿no? ¿Cómo lo ves tú?

J.d.V.- Pues muy parecido. Claudio no es un personaje simple, ni lineal, no se le puede definir con un solo adjetivo. No me interesaba eso. Creo que Claudio es una buena persona, muy sensible que no cursi y con respecto a lo de cabroncete, no sé yo. No creo que lo sea aunque sí que es verdad que a lo largo de su vida ha causado dolor a otras personas. Eso es algo que él asume y le duele también pero ¿quién no ha hecho daño alguna vez? Esto es algo que nos ha pasado a todos. Además creo que estamos más preparados para recibir dolor que para causarlo aunque parezca lo contrario. Cuando eres consciente de que has causado dolor también sufres muchísimo, salvo que seas un psicópata. Claudio es consciente de que ha hecho daño, no es un personaje ejemplar.

M.G.- Claro y además te digo que es humano porque le asaltan las dudas como a cualquier mortal. De entre las muchas que le surgen tiene un par de ellas que son muy divertidas como por ejemplo cuando se pregunta si tendrá Síndrome de Down.

J.d.V.- Bueno es que toda esa anécdota que cuento en el libro es tal que así. Mi madre estaba muy obsesionada con el tema. Yo era el más pequeño de mis hermanos y cuando nací mi madre no hacía más que preguntarle al médico si yo estaba bien... He querido jugar con esa anécdota porque además me parecía bonita. Desde pequeño yo siempre he tenido cierta tendencia a acercarme a los niños que no estaban bien, era algo que me llamaba mucho la atención y en algún momento hasta lo reflexioné. ¿Será que yo tampoco estoy bien y por eso me encanta acercarme a ellos? ¿Será que nadie me lo ha contado? Sí que es verdad que ese capítulo tiene su gracia, por supuesto con todo el respeto y espero no haber ofendido a nadie.

M.G.- No Juan, no te preocupes. Mi hermana pequeña tiene Síndrome de Down y en ningún momento me he sentido ofendida. Al revés.

J.d.V.- Ah, bien... Me alegro. Yo creo que la novela en general es bastante respetuosa con todo el mundo.

M.G.- Pero es un libro arriesgado, ¿no te parece? Publicar una novela así... Al fin y al cabo, la gente de tu entorno se va a reconocer y, como tú dices al final, seguro que habrá gente que te conoce y cambian la opinión que tienen de ti tras leer el libro.

J.d.V.- Pero eso les pasará a los que no me conozcan bien. Cuando yo decidí escribir la novela, con la única persona con la que consulté fue con Nuria, pero no en plan de pedirle permiso sino consejo. Ella me animó mucho. 

En todos los personajes que salen, con alguna excepción más bien anecdótica, hay mucho amor. Yo los quiero mucho a todos  y creo que eso, en el libro, transciende. Además también te voy a decir que soy una persona muy querida, algo de lo que me he dado cuenta a medida que escribía el libro. Eso es lo realmente importante. Por supuesto, no niego que pueda haber cosa que a algunas personas no les haya sentado bien pero no puedes ponerte a escribir pensando eso porque si no, no escribirías nada.

M.G.- De todos modos, tú asumes los posibles «riesgos».

J.d.V.- Evidentemente. No soy ningún inconsciente. Sé que esta novela es un ejercicio arriesgado, una novela en la que puedo caer peor por los pensamientos del personaje pero eso también me da igual y no lo digo desde la prepotencia.

Me gustaría recalcar que esta novela está llena de amor aunque en las entrevistas, si no se han leído la novela, solo se centran en el sexo y en las infidelidades. Vale, yo entiendo que todo el mundo está muy ocupado y que el trabajo en los medios es difícil, pero quiero recalcar esto, es una novela en la que hay mucho amor, como también hay mucho sufrimiento y mucha búsqueda.

M.G.- Sí, hay sexo e infidelidades pero a mí me interesan otras cuestiones. Por ejemplo, de todos los episodios vitales que narras hay uno en concreto que me ha parecido sumamente interesante y es la estancia de Claudio en un manicomio cuando era joven.

J.d.V.- Sobre ese tema, te diré que hay una cosa en la novela que no sé si me ha salido bien. Dentro de que no es una novela pretenciosa que nace con el objetivo de lanzar mensajes, sí que hay algunos que me interesaba mandar. 

Yo he tenido problemas, digamos muy serios, y he estado seis años en tratamiento psiquiátrico. Me apetecía desposeer a la locura del supuesto atractivo que pueda tener. La locura es muy literaria y se le dota muchas veces de aspectos positivos, que si este es un genio, que si aquel tiene una mente brillante,... No. Siempre que escucho manifestaciones así experimento algo de rechazo porque la gente que dice algo así no tiene ni puta idea de lo que es la locura. La locura es sufrimiento, siempre y en todos los casos, sufrimiento sin razón, que padece el que está mal, aunque el sujeto a veces no se da ni cuenta, y sobre todo el entorno. No hay nada de poético en la locura. Esto es algo que me apetecía decir. No hay ningún mérito, ni es bonito, ni aporta nada positivo estar loco ni haber estado interno en un centro.

M.G.-  Desde luego es un tema serio y me parece muy honesto y humilde hablar de estas cuestiones, pro retomemos la sinceridad de Claudio. Fíjate que el personaje, siendo escritor, se arriesga a confesar que no lee.

J.d.V.- Otro tema del que me apetecía  hablar. Mira, en literatura, entre libros y escritores, hay tanta pose y tanto engaño que era un reto crear un personaje, escritor de profesión, y que no leyera casi nada. 

M.G.- Un libro al año, dice.

J.d.V.- No llega ni a eso. Creo que la lectura está muy bien pero no deja de ser un entretenimiento más. Sin embargo, hay personas que valoran la inteligencia o la cultura del prójimo por el número de libros que lee al año y eso me parece un error garrafal. Hay muchísimas maneras de cultivarse y hay libros que deforman el pensamiento. Pero en el mundo literario, hay un montón de escritores y de lectores que tienen muchos complejos y prejuicios. Mi personaje no, y por eso lo he caracterizado así.

En mi caso, te diré que yo leo un poquito más que Claudio. (Risas).

M.G.- (Risas) Ahí quería yo llegar.

J.d.V.- Sí, sí, leo un poquito más que Claudio pero no soy un gran lector. Mi manera de informarme o de crecer es a través de otros caminos. Por ejemplo, veo muchísimo cine, muchas series, y por ahí me llega mucha cultura, mucho talento,...  Quería luchar contra esa idea preconcebida. La gente interesante no tiene nada que ver con la cantidad de libros que se lee.

M.G.- De lo que deduzco que la opinión que tiene Claudio sobre el mundo editorial, el ego del escritor, esos libros escritos supuestamente por artistas,... ¿Todo esto es tu opinión Juan?

J.d.V.- Opino muy parecido a Claudio. Creo que, entre los escritores, hay personas interesantes como las puede haber entre los camareros. Esa especie de élite de pensamiento que mucha gente cree que tiene porque es capaz de escribir una novela aun siendo mala, a mí me saca bastante de quicio. Y que un lector piense que es más interesante porque lee más libros, libros que seguramente ni entiende, me parece una tontería. Yo conozco, y esto también lo dice Claudio, a personas en absoluto interesantes y que leen muchísimo y personas que no leen nunca y son la leche. Y por supuesto también conozco gente que lee mucho y que son muy interesantes pero no es una regla que siempre se cumpla. De todos modos, y como no soy un inconsciente, sé que todas estas declaraciones provocarán mucha urticaria. Pero insisto, me da igual.

M.G.- Pasemos a hablar ahora del entorno familiar de Claudio. Yo me he sentido muy identificada con él en este terreno. Su madre es una mujer que da mucho pero que también mantiene las distancias. En cuanto al padre, Claudio sabe que lo ha decepcionado mucho. ¿Tiene el personaje tiene muchas heridas por cerrar aún?

J.d.V.- No, Claudio tiene las heridas bastante cerradas pero tiene muchas cicatrices. Es una persona que ha sufrido mucho, que todo le ha afectado porque es muy sensible. La madre de Claudio, como la mía, es una mujer tremendamente potente y con una capacidad para dar descomunal pero luego también es una persona, digamos, no muy simpática.

Me resulta muy interesante que me digas que te has sentido identificada con Claudio. Es algo que me han dicho muchas personas, mujeres y hombres de diversas y dispares edades, ya estén casados o no, tengan hijos o no, sean gays o lesbianas. Es pura magia. Creo que Claudio toca las cosas que son bastante universales porque en realidad todos nos parecemos. Podrás pensar diferente a mí, tu vida puede ser distinta a la mía, tener inquietudes totalmente diferentes a las mías pero seguramente tus miedos y los míos son casi idénticos, lo que a ti te genera sufrimiento también me lo genera a mí. Creo que ahí radica el motivo por el que los lectores se sienten identificados.

M.G.- Es que Claudio ha vivido cosas y le han pasado cosas, aunque sean raras, que a mí también me han ocurrido.

J.d.V.- Pero es que ni siquiera son cosas tan raras. Estoy convencido que a la mayoría de las personas que nos rodea les ha pasado las mismas cosas que a Claudio.

M.G.- Pues sí. Juan, no quiero robarte más tiempo pero me gustaría hacerte las últimas preguntas. En la novela, el padre de Claudio fallece. Es un hombre que lo ha pasado mal porque su hijo era un poco trasto cuando era adolescente.  ¿Qué pensaría ese padre del Claudio adulto?

J.d.V.- Te puedo decir lo que piensa mi padre de mí porque mi padre, a diferencia del de Claudio, sí está vivo. Yo decidí matarlo al principio de la novela aunque el mío sigue en este mundo, es una de esas situaciones ficticias que antes te comentaba. 

Creo que el padre de Claudio siente un orgullo íntimo hacia lo que su hijo se ha convertido. En esa relación, radica una historia no contada. Por supuesto, Claudio también siente orgullo y admiración por su padre. Prácticamente todo lo que se cuenta de la relación entre Claudio y su padre es un calco de mi vida. Mi padre me ha dado tres o cuatro cosas gloriosas y una de ellas es el sentido del humor a la hora de poderte reír de todo, empezando por uno mismo.

M.G.- Pues para cerrar la entrevista. ¿Vas a volver a escribir con Nuria?

J.d.V.- Ni idea, de verdad. Sé que voy a seguir escribiendo, eso lo tengo claro. ¿Con Nuria? Pues no lo sé porque no sé lo que va a pasar el año que viene, ni mañana, ni cómo voy a estar profesionalmente. Descartarlo no lo descarto pero no será algo de manera inmediata. Solo te puedo decir que estoy muy orgulloso de esta novela y estoy disfrutando del momento.

M.G.- Pues nada, lo dejamos aquí. Yo te agradezco muchísimo este rato que hemos estado charlando. Insisto, la novela me ha gustado mucho más de lo que esperaba y espero poder verte con la próxima.

J.d.V.- Encantado. Gracias a ti.



Y hasta aquí la entrevista con Juan del Val. Si algo me gusta, me gusta, así como Lo inevitable el amor no me hizo mucho tilín, creo que Parece mentira es una novela valiente y que sorprende, con la que he disfrutado, por lo tanto os adelanto que la reseña tendrá muchos puntos positivos.

 


[Algunas ilustraciones e imágenes tomadas de Google]



8 comentarios:

  1. Muy buena entrevista, gracias. Besos

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  2. Me encanta este matrimonio aunque en esta ocasión el libro solo sea de uno de los dos. Lo cierto es que sí, si solo echas un vistazo a la sinopsis da la sensación precisamente de ser algo ligero, y me alegra que hayas dejado los prejuicios que tanto nos caracterizan a los lectores y mira, hayas descubierto algo mucho mejor de lo que esperabas.
    Así que gracias por la entrevista. Esperaré a la reseña.
    BEsos.

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  3. Genial entrevista! Y desde luego me has dejado con curiosidad por este último libro del autor. Atenta estaré a tu reseña.
    Besotes!!!

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  4. Pues mira cuando he visto la novela he pensando en que no me apetecía nada pero tras tu entrevista no me importaría darle una oportunidad.

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  5. Tengo que reconocer qué como a ti el libro en un principio no me pareció que lo iba a disfrutar todo lo que lo disfrute. Me gustó mucho el Juan que nos encontramos, un tío interesante y muy simpático.

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  6. Muchas gracias por la entrevista, después de escuchar/leer las respuestas del autor la novela me parece mucho más atractiva.
    Un beso

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  7. Leí el que escribieron entre los dos y con este no me decidía, pero creo que caerá en algún momento.
    Un beso ;)

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  8. Una entrevista muy currada, aunque sigo teniendo mis dudas con este libro pese a lo que comentas. Un besote!

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