Editorial: Martínez Roca.
Fecha publicación: febrero, 2017
Precio: 16,90 €
Género: Humor.
Nª Páginas: 240
Edición: Rústica sin solapas.
Nª Páginas: 240
Edición: Rústica sin solapas.
ISBN: 978-84-270-4281-0
[Disponible en ePub;
puedes empezar a leer aquí]
Julio Muñoz Gijón (Sevilla, 1981) es periodista,
guionista, escritor y hace un salmorejo que mejora al de la Thermomix. Ha escrito cinco novelas: El asesino de la regañá, El crimen del palodú, El prisionero de Sevilla Este, El misterio del perro, la mermelada y el cantante y Un hombre-lobo en El Rocío.
Como Superman, cuando se quita el traje de escritor en una cabina de teléfono, se pone el de redactor jefe de los medios digitales de la RFEF y la Selección Española de Fútbol.
Avisa que no tiene nunca entradas para partidos, pero una cerveza se toma con cualquiera. Si se le ocurre alguna buena idea no es por talento, es porque siempre tiene la lavadora de su cabeza en marcha y tiene claras pocas cosas, pero una de ellas es que «la alegría nos hace invulnerables».
Sinopsis
Megías, un caradura abogado sevillano, repeinado con gomina y rizos en la nuca, acepta el encargo de una famosa pareja de cantantes
de sevillanas de encontrar un antiguo disco. Para ello viaja a Madrid
donde tratará de recuperar el valioso vinilo. Mientras, Pichi, un
camarero madrileño, recibe la noticia de que sus dos hermanos heavies han sido secuestrados. Dos personajes muy distintos separados por más de quinientos kilómetros y, ahora, unidos por una misión: Operación chotis en adobo.
Vuelve Julio Muñoz con su humor fresco y desenfadado, con esas historias que emergen de su cabeza siempre en servicio y que rozan lo absurdo y lo caricaturesco. Operación chotis en adobo supone un punto y seguido en la trayectoria de este periodista y escritor. Cierto es que deja atrás a Villanueva y Jiménez, los personajes de sus novelas anteriores, -aunque habrá cameo-, para crear un equipo nuevo, el formado por Megías y Pichi.
El argumento se inicia con Fali y Juan Luis, dos hermanos gemelos, heavies para más señas, que negocian con unos paramilitares el robo y su posterior entrega de un disco de vinilo. La cosa sale mal y los señores de uniforme no le ven la gracia a que los hermanos quieran darle gato por liebre, así que los secuestran y los encierran en un zulo. Desaparecidos y sin que nadie sepa dónde están, Paquito el hijo de uno de los heavies da la voz de alarma y contacta con su tío Pichi, hermano de los secuestrados, e inician la búsqueda.
Por otro lado, Megías, un abogado sevillano, recibe el encargo por parte del grupo de sevillanas Los de la Charca de encontrar un antiguo disco que al parecer contiene un canción muy parecida a su famosa Micaela y que por tanto podrían ser denunciados por plagio. Megías tendrá que trasladarse a Madrid pues, al parecer, el disco es propiedad de un coleccionista madrileño de nombre Manuel Palomino.
Como veis, la trama gira alrededor de ese disco, del cantante, Rufino Acosta que en los años 20 lanzó el hit La Miguelona. El vinilo será el nexo común de ambos hilos argumentales que terminarán por convertirse en uno solo. Megías y Pichi correrán diversas aventuras tanto juntos como en solitario y al final..., bueno, el final dejo que lo descubráis vosotros. Lo que sí os garantizo son las risas y un argumento lleno de locuras a cuál más rocambolesca, donde lo mismo acabamos en un concierto como que asistimos a una salida procesional.
Como viene siendo habitual en los libros de Julio Muñoz, los personajes son muy caricaturescos. Megías es un truhán, un individuo muy estereotipado cuya personalidad coincide con la de un caradura. No obstante, este personaje arrastra también una historia personal que sacará a la luz su parte más sensible.
Por su parte, Pichi encarna a ese chulo madrileño, dicho con todos mis respetos, porque además lo representa incluso desde el nombre. Tanto Megías como Pichi formarán un equipo tan divertido como hacían Jiménez y Villanueva.
En cuanto a los heavies también estarán muy bien definidos aunque en algún momento veremos cómo dejan de ser los tipos duros que imaginamos para suplicar misericordia. Claro está que los pobres van a ser sometidos a una tortura infernal de la que os daré detalles más adelante.
A su vez también aparecerán otros personajes más secundarios pero que cobran protagonismo al avanzar la trama. Paquito, Rocío y Cristina aportan un toque a la novela de índole romántico pero muy light pues lo que más predomina es el humor.
En todos los libros de Julio Muñoz aparece un arma homicida o un elemento de tortura de lo más irrisorio. Desde la regañá o el palodú, ahora nos viene con las canciones de raegeton o la de perreo que traerán a los heavies por la calle de la amargura. El autor introduce algunas letras inventadas pero otras tantas son reales, existen de verdad, y no sinceramente, no me extrañan que supongan una verdadera tortura para los personajes.
El libro está lleno de chistes y chascarrillos, algunos con mayor fortuna que otros pero tengo que reconocer que me he tenido que reír a carcajadas con alguna salida de los personajes.
Sevilla sale brevemente en este libro donde el argumento transcurre prácticamente en Madrid y alrededores, que permitirá al autor retratar aquellos lugares que más le gustan como el Rastro, o comentar anécdotas como la de los empujoncitos en la escalera del Metro, o mostrar personalidades como esos dos heavies que realmente existen y es fácil encontrarlos por la Gran Via. En cualquier caso, siempre flotará Sevilla a lo largo de todo el libro pues Megías se empeña en enlazar una comparación tras otra entre ambas ciudades.
Algunos capítulos son minúsculos y contarán ocasionalmente con alguna referencia cronológica. La estética también ha variado de los libros anteriores. Ya no tenemos esas manchas de aceite o esos surcos dejados por el culo de un botellín ni tampoco habrá ilustraciones. Sin embargo nada de eso resta gracejo al libro. Además, lo que no podía faltar ese anexo final que recoge las aportaciones de algunos tuiteros en la cuenta @rancio. La gente tiene un ingenio espectacular.
Operación chotis en adobo es un libro de corte similar a los anteriores de Julio Muñoz. Son para echar el rato y divertirnos durante un par de días porque esa es su única finalidad, entretener sin más y en este sentido lo cumple a la perfección. Pero, ¿qué pasaría si el autor se adentra en otros registros? Pues, tal y como os comentó en la entrevista que puedes leer aquí, anda preparando un libro de otro estilo, de carácter más reflexivo, y la verdad es que yo siento mucha curiosidad por ver como se mueve en ese nuevo terreno. De momento, yo os voy a recomendar la lectura de esta Operación chotis en adobo y por supuesto también os recomiendo la lectura de sus anteriores libros sin tenéis ganas de echar un rato divertido sin más pretensiones.
Retos:
- Autores de la A a la Z
- 25 Españoles
- 100 libros
Como Superman, cuando se quita el traje de escritor en una cabina de teléfono, se pone el de redactor jefe de los medios digitales de la RFEF y la Selección Española de Fútbol.
Avisa que no tiene nunca entradas para partidos, pero una cerveza se toma con cualquiera. Si se le ocurre alguna buena idea no es por talento, es porque siempre tiene la lavadora de su cabeza en marcha y tiene claras pocas cosas, pero una de ellas es que «la alegría nos hace invulnerables».
Sinopsis
[Biografía y sinopsis tomadas directamente del ejemplar]
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Vuelve Julio Muñoz con su humor fresco y desenfadado, con esas historias que emergen de su cabeza siempre en servicio y que rozan lo absurdo y lo caricaturesco. Operación chotis en adobo supone un punto y seguido en la trayectoria de este periodista y escritor. Cierto es que deja atrás a Villanueva y Jiménez, los personajes de sus novelas anteriores, -aunque habrá cameo-, para crear un equipo nuevo, el formado por Megías y Pichi.
El argumento se inicia con Fali y Juan Luis, dos hermanos gemelos, heavies para más señas, que negocian con unos paramilitares el robo y su posterior entrega de un disco de vinilo. La cosa sale mal y los señores de uniforme no le ven la gracia a que los hermanos quieran darle gato por liebre, así que los secuestran y los encierran en un zulo. Desaparecidos y sin que nadie sepa dónde están, Paquito el hijo de uno de los heavies da la voz de alarma y contacta con su tío Pichi, hermano de los secuestrados, e inician la búsqueda.
Por otro lado, Megías, un abogado sevillano, recibe el encargo por parte del grupo de sevillanas Los de la Charca de encontrar un antiguo disco que al parecer contiene un canción muy parecida a su famosa Micaela y que por tanto podrían ser denunciados por plagio. Megías tendrá que trasladarse a Madrid pues, al parecer, el disco es propiedad de un coleccionista madrileño de nombre Manuel Palomino.
Como veis, la trama gira alrededor de ese disco, del cantante, Rufino Acosta que en los años 20 lanzó el hit La Miguelona. El vinilo será el nexo común de ambos hilos argumentales que terminarán por convertirse en uno solo. Megías y Pichi correrán diversas aventuras tanto juntos como en solitario y al final..., bueno, el final dejo que lo descubráis vosotros. Lo que sí os garantizo son las risas y un argumento lleno de locuras a cuál más rocambolesca, donde lo mismo acabamos en un concierto como que asistimos a una salida procesional.
Como viene siendo habitual en los libros de Julio Muñoz, los personajes son muy caricaturescos. Megías es un truhán, un individuo muy estereotipado cuya personalidad coincide con la de un caradura. No obstante, este personaje arrastra también una historia personal que sacará a la luz su parte más sensible.
Por su parte, Pichi encarna a ese chulo madrileño, dicho con todos mis respetos, porque además lo representa incluso desde el nombre. Tanto Megías como Pichi formarán un equipo tan divertido como hacían Jiménez y Villanueva.
En cuanto a los heavies también estarán muy bien definidos aunque en algún momento veremos cómo dejan de ser los tipos duros que imaginamos para suplicar misericordia. Claro está que los pobres van a ser sometidos a una tortura infernal de la que os daré detalles más adelante.
A su vez también aparecerán otros personajes más secundarios pero que cobran protagonismo al avanzar la trama. Paquito, Rocío y Cristina aportan un toque a la novela de índole romántico pero muy light pues lo que más predomina es el humor.
En todos los libros de Julio Muñoz aparece un arma homicida o un elemento de tortura de lo más irrisorio. Desde la regañá o el palodú, ahora nos viene con las canciones de raegeton o la de perreo que traerán a los heavies por la calle de la amargura. El autor introduce algunas letras inventadas pero otras tantas son reales, existen de verdad, y no sinceramente, no me extrañan que supongan una verdadera tortura para los personajes.
El libro está lleno de chistes y chascarrillos, algunos con mayor fortuna que otros pero tengo que reconocer que me he tenido que reír a carcajadas con alguna salida de los personajes.
Sevilla sale brevemente en este libro donde el argumento transcurre prácticamente en Madrid y alrededores, que permitirá al autor retratar aquellos lugares que más le gustan como el Rastro, o comentar anécdotas como la de los empujoncitos en la escalera del Metro, o mostrar personalidades como esos dos heavies que realmente existen y es fácil encontrarlos por la Gran Via. En cualquier caso, siempre flotará Sevilla a lo largo de todo el libro pues Megías se empeña en enlazar una comparación tras otra entre ambas ciudades.
Algunos capítulos son minúsculos y contarán ocasionalmente con alguna referencia cronológica. La estética también ha variado de los libros anteriores. Ya no tenemos esas manchas de aceite o esos surcos dejados por el culo de un botellín ni tampoco habrá ilustraciones. Sin embargo nada de eso resta gracejo al libro. Además, lo que no podía faltar ese anexo final que recoge las aportaciones de algunos tuiteros en la cuenta @rancio. La gente tiene un ingenio espectacular.
Operación chotis en adobo es un libro de corte similar a los anteriores de Julio Muñoz. Son para echar el rato y divertirnos durante un par de días porque esa es su única finalidad, entretener sin más y en este sentido lo cumple a la perfección. Pero, ¿qué pasaría si el autor se adentra en otros registros? Pues, tal y como os comentó en la entrevista que puedes leer aquí, anda preparando un libro de otro estilo, de carácter más reflexivo, y la verdad es que yo siento mucha curiosidad por ver como se mueve en ese nuevo terreno. De momento, yo os voy a recomendar la lectura de esta Operación chotis en adobo y por supuesto también os recomiendo la lectura de sus anteriores libros sin tenéis ganas de echar un rato divertido sin más pretensiones.
Retos:
- Autores de la A a la Z
- 25 Españoles
- 100 libros
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No he leído ningún libro de este autor y no será por falta de ganas. De vez en cuando viene de lujo desconectar con unas risas y estoy segura de que este es el libro ideal para ello. Besos
ResponderEliminarNo es mi estilo. Creo que no la disfrutaría
ResponderEliminarTe haré caso, os haré caso, alguno leeré para probar. Un besote!
ResponderEliminarYo es que me llevo tan mal con el humor en literatura a Marisa que lo voy a dejar pasar. Besos
ResponderEliminarMe pasa un poco como a Manuela. Además,el título ya me echa para atrás. Seguro que me pierdo algo interesante, pero no de momento, no me atrae. Un beso.
ResponderEliminarEste lo dejo pasar, el género no es de los míos
ResponderEliminarBesos
A mí este me ha gustado mucho, incluso creo que es el más universal con respecto al humor de todos.
ResponderEliminarNo he leído nada del autor pero no es un tipo de libros que me llamen mucho
ResponderEliminarBesos
Me imaginaba la tortura aunque había pensado en Bisbal o algo así, lo del reggaeton ya me parece de crueldad infinita.
ResponderEliminarDe todas formas y aunque se atisba que tiene que tener buenos golpes de humor creo que igual es demasiado para mí que no me entiendo muy bien con el género.
Besos
Ains, Marisa: es un autor del que me apetece leer alguna de sus novelas. Me la apunto. Besos.
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