Autora
Silvia Nanclares (Madrid, 1975) es licenciada en Dramaturgia por la Real Escuela de Arte Dramático. Desde el ámbito de la escritura desarrolla proyectos teatrales, audiovisuales, literarios y de formación artística. Ha intervenido en la creación de contenidos para diferentes centros culturales, así como en investigaciones colectivas como #bookcamping. Desde 2012 colabora con eldiario.es y Periódico Diagonal con piezas de periodismo narrativo. Es guionista y locutora en el espacio radiofónico Carne Cruda. Actualmente forma parte de Pandora Mirabilia-Género y Comunicación, donde participa en proyectos como Un cuento propio. Es autora de los álbumes ilustrados infantiles La siesta y Al final, en colaboración con Miguel Brieva, y del libro de narrativa breve El Sur, instrucciones de uso. También ha publicado relatos en Revista Eñe, Sibila y Quimera. Quién quiere ser madre es su primera novela.
Blog personal: Entorno de posibilidades
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Sinopsis
Dicen que detrás de toda mujer sin hijos hay una historia. ¿También detrás de las que los tienen la hay?
Justo antes de cumplir los cuarenta años, Silvia se enamora y poco después pierde a su padre. Es entonces cuando decide quedarse embarazada. Siente que la vida le debe otra vida.
Esta valiente novela autobiográfica va desgranando los hitos iniciáticos que atraviesa toda mujer cuyo deseo de embarazo se ve frustrado mes a mes: la urgencia biológica, la incertidumbre, el fantasma de la infertilidad, las reacciones de los seres queridos, el sexo mecánico, el desgaste de la pareja, los miedos y la reproducción asistida como horizonte. Pero no olvida lo bueno: el amor, la familia, los amigos y la pasión.
Quién quiere ser madre es la historia de un deseo, del ahora y del nunca, de decisiones y renuncias, de un profundo aprendizaje sobre la propia experiencia. Una novela íntima sobre lo que ocurre cuando nuestros sueños nos retan: nadie sabe lo que viene después porque los acontecimientos se suceden sin pedirnos permiso y es ahí donde se puede crecer con fuerza y sin drama.
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La maternidad es un tema que siempre ha dado mucho qué hablar. En los últimos tiempos han sido varias las polémicas que han girado alrededor de la concepción y la crianza de los hijos. Del patrón tradicional de mujer que se convierte primero en esposa y posteriormente en madre, concibiendo sus hijos y casi pariéndolos en el hogar familiar, se ha pasado a otros totalmente diferentes e inconcebibles en los tiempos de nuestros abuelos o de nuestras propias madres. Madres solteras, madres que tienen una relación con otra mujer y constituyen una familia, núcleos familiares compuestos por hombres e hijos, técnicas de reproducción, vientres de alquiler, ovodonación o empresas que te sirven esperma a la carta. Bajo todo eso, subyace un deseo indestructible, el deseo de dar vida a otro ser, el deseo de tener descendencia, de proteger y cuidar a un ser humano.
Silvia Nanclares es una de esas mujeres que siente el deseo irrefrenable de convertirse en madre, un deseo que experimentó siendo muy pequeña. En Quién quiere ser madre nos cuenta su experiencia vital, los procesos por los que va pasando para alcanzar su meta, que llegue el día en el que pueda tener a su hijo en brazos. No sabría explicar muy bien lo que fue hablar con esta mujer, de voz dulce y melosa, oírla hablar de sus emociones, ser receptora de sus ilusiones o de sus ya desengaños y sentir cómo te transmite todo lo que circula por su interior. Esto es lo que nos contó.
Marisa G.- Silvia esta no es tu primera publicación aunque sí tu primera novela. Pero, aparte de por tu trabajo, ya has publicado anteriormente libros infantiles y un libro de relatos, con lo cual tú ya tienes experiencia con la literatura.
Silvia N.- Sí ya tengo experiencia en tener lectores, que es lo más importante cuando una escribe.
M.G.- ¿Y qué tal? Porque escribir una novela no es lo mismo que escribir un libro infantil o un relato.
S.N.- No. Es muy laborioso y muy intenso pero también apasionante. Es como un viaje subterráneo. Escribir relatos o artículos es muy breve en el tiempo pero muy intenso y esto es muy dilatado pero igualmente intenso. Te exige mucha resistencia. Es duro porque yo tengo mi trabajo asalariado y ha sido más de un año dedicándome a escribir todas las tardes, dejar de ver a amigos y a amigas, no estar con la familia,...
M.G.- Es como otro trabajo más.
S.N.- Ya te digo.
M.G.- Silvia, esta novela es autobiográfica pero, ¿hasta qué punto?
S.N.- Pues mira, los dos procesos vitales que se cuentan, el duelo por la muerte de mi padre y la búsqueda del embarazo, son completamente reales. Lo que pasa es que sobre esos dos pilares yo he construido tanto historias como situaciones que no lo son. Por ejemplo, no trabajo en la redacción de un periódico, mis tres amigas que son como una especie de coro que siempre me acompañan no son reales. Esas tres amigas son solo tres personajes que aglutinan las características de muchas amigas mías. Hay un montón de recursos literarios y dramáticos que son totalmente ficcionados pero lo más importante, el duelo, la toma de conciencia del paso del tiempo y el embarazo... todo eso es verdad. Así como mi madre y mi pareja, que también lo son. Ellos han sido muy generosos al prestarse a esto.
M.G.- ¿Cómo le contarías a un lector que se acerque a tu libro de qué trata?
S.N.- Diría que es un libro de aprendizaje de una mujer que al poco de cumplir los cuarenta años, por un lado pierde a su padre y por otro desea quedarse embarazada. Es un encuentro entre la vida y la muerte en esa frontera tan clave de la vida que son los cuarenta. Sería o pretendía que fuera una novela de paso hacia la madurez.
M.G.- Para mí el libro es una moneda con sus dos caras. Tú has mencionado la vida y la muerte. El deseo de la maternidad que debe conllevar ilusión y alegría frente al duelo por la muerte de tu padre que implica tristeza y dolor. Tu libro es la cara y la cruz de la propia vida.
S.N.- Totalmente. Son dos fuerzas que se tensionan y de esa tensión sale la novela. Ese antagonismo, los contrastes, siempre funcionan en literatura.
M.G.- Bajo mi punto de vista no hay una cuestión que resalte por encima de la otro. Creo que has construido una historia con mucho equilibrio.
S.N.- Me alegra que me lo digas porque he buscado precisamente eso. He intentado transmitir la zozobra que te produce el duelo y también la toma de conciencia de lo que es la vida, el paso del tiempo... Si eso está tan equilibrado como el tema de la maternidad me das una alegría.
M.G.- Es que además, el fallecimiento de tu padre no es algo que ocurre y punto sino que es un suceso que ocurre y acompaña.
S.N.- Exacto. Y también acompaña al lector
M.G.- El deseo de ser madre se manifiesta en ti, y en la protagonista de la novela que también se llama Silvia, desde muy temprana edad. Me llama mucho la atención ese momento que tú describes a los siete años. No sé si será verdad o no.
S.N.- Bueno es uno de los muchos y es totalmente real.
M.G.- Esa Silvia de siete años ve un parto en Barrio Sésamo.
S.N.- Bueno, no sé si era en Barrio Sésamo pero vamos dentro de la franja infantil seguro. Y ver aquello y de repente que te broten las lágrimas y no sepas qué te pasa y de dónde viene esa emoción es muy fuerte. Sentir que quieres ser madre a esa edad...Eso es lo que me pasó.
M.G.- Yo no soy madre y nunca he sentido eso que se llama insisto maternal, entre otras cosas porque no sé qué es... ¿Cómo lo defines tú?
S.N.- Para empezar creo que eso, como insisto, no existe. En mi caso creo que todo viene por las circunstancias en las que me he criado, en una familia con muchos hombres pero también como muchos niños alrededor. Me encanta el mundo infantil. A mí se me ha fomentado mucho la idea de cuidar a los demás... De todos modos, creo que la mujer por ser mujer no tiene que tener ese insisto a la fuerza.
M.G.- A pesar de que socialmente....
S.N.- Sí, a pesar de que todo el mundo te lo está recordando desde pequeña, regalándote muñecos bebés,... Pero no me parece que mujer y madre sean sinónimos.
M.G.- Totalmente de acuerdo. Yo a tu edad sentí una presión... Menos mal que me lo tomaba con mucha calma y pasaba del tema pero la familia, las amigas,... Venga preguntar.
S.N.- Y tú siempre lo has tenido clarísimo, ¿no?
M.G.- Yo sí. Es que jamás he sentido el deseo, ni a día de hoy me pesa esa decisión.
S.N.- Y has tenido que estar dando explicaciones, claro.
M.G.- No tantas como me pedían, pero sí. Ya me bastaba con ver la cara de los demás, que no me entendían. Me he sentido en alguna ocasión como una paria. Pero bueno... Y fíjate qué debate se ha levantado recientemente a raíz de las declaraciones de la periodista Samanta Villar. ¿Qué opinión tienes al respecto?
S.N.- Me parece fatal el linchamiento al que se le ha sometido. No hay una maternidad, sino muchas, y cada mujer tiene derecho a vivir la suya o a no vivir ninguna. Creo que Samanta Villar es una maestra del marketing y lanzó unas declaraciones que sabía que iban a levantar esa ola porque luego te lees el libro, que yo me lo he leído, y no va de eso. El libro acaba cuando ella ve a sus bebés y se derrite de amor. Ella es muy lista, como ya nos ha demostrado, es una profesional de la comunicación y supo cómo encender la polémica. ¿Y qué hicimos todos? Pues hablar de ella, de su libro,...
M.G.- No lo he leído pero sí he visto como una horda de mujeres la han atacado por todos los frentes.
S.N.- Me parece fatal. ¿Cuántas veces me habrá dicho mi madre «Ahí os quedabais, estoy harta»? Pero esto de la maternidad rosa..., por favor. Me parece muy bien lo que ha dicho esta mujer, aunque lo haya dicho en el contexto en el que lo ha dicho. Lo que pasa es que la expresión «perder calidad de vida» es muy desafortunada. Perder calidad de vida es tener una enfermedad degenerativa, es quedarte sin trabajo,... Tener dos hijos que además te has buscado no es perder calidad de vida. Creo que es una expresión un tanto frívola.
M.G.- Hay tantas perspectivas como madres hay en el mundo. Sí que es cierto que hay madres que dicen que la maternidad es tremendamente dura pero otro sector parece como que camufla la realidad, la parte negativa. Ojo, que me ha pasado, que me han vendido que la maternidad solo tiene una parte maravillosa.
S.N.- Claro pero la libertad que tú tienes eso no se tiene cuando se es madre por lo tanto no todo es tan positivo. O como dice mi madre en la novela, ¿no?
M.G.- Sí. «Me encanta tu vida», eso te dice.
S.N.- Y a mí también me encanta mi vida y no siento que me falte nada pero, de todos modos, me gustaría tener un hijo. Si no lo tengo, tendré mi duelo y mi heridita para toda la vida, pero yo y mi pareja tenemos una vida muy plena.
M.G.- Y aunque no es tu caso, te confieso que he oído algunos argumentos para tener hijos que me han dejado muy perpleja. El hecho de que tu círculo de amistades empiece a tener hijos, para arreglar una relación que no funciona,... No siempre es válido tener un hijo.
S.N.- He visto los dos casos. Gente que no le gustan para nada los niños y se quedan embarazadas. Y luego lo de arreglar parejas o matrimonios,... Eso es una locura. Se hace y se sigue haciendo. Creo que en algunos casos hay mucha irresponsabilidad y luego hay que apechugar.
M.G.- Entre los personajes, tu madre es fantástica. Es una mujer maravillosa. Me encanta su forma de pensar. Cuando se planta y dice "Hasta aquí he llegado"... Me parece muy inteligente. ¿Es tan real esta madre?
S.N.- Pues sí. Tengo una madre empoderada y de lo más inspiradora. Mi madre es una mujer estupenda y con lo del duelo me está enseñando mucho... Ella ha tenido una pareja maravillosa que se la ha ido pero no se deja hundir. Tiene sus amigas, se van de viaje y dice que es una abuela de guardia pero que no quiere que le endosen a los niños durante tres meses. Es una mujer que me enseña muchísimo.
M.G.- Yo es que de mayor quiero ser como tu madre.
S.N.- (Risas) Y yo también.
M.G.- Bueno Silvia. Hablemos de los lectores del libro. Es verdad que la maternidad también debe afectar a los hombres. ¿Hasta qué punto un hombre se puede embarcar en una lectura como esta?
S.N.- Creo que lo van a leer un poco a escondidas.
M.G.- ¿Sí?
S.N.- Yo creo que sí. Ya hay hombres que lo han leído y me han dicho que han comprendido muchas cosas, incluso de relaciones pasadas. Han hecho un ejercicio de empatía y se han puesto en nuestro lugar. Luego también es verdad que el libro plantea una interpelación al hombre y eso es importante para ellos.
M.G.- El libro es muy instructivo, tanto a nivel emocional como socialmente. Creo que los hombres pueden encontrar aquí como un manual de instrucciones.
S.N.- Exacto. Sí, también tiene ese punto de manual y de autoayuda a veces. Los hombres que lo lean van a ser valientes y lo van a leer mucho más de lo que podamos pensar. O eso espero.
M.G.- Algunos datos que mencionas en el libro me han parecido muy curiosos. Me he quedado de piedra con esa empresa danesa que te manda esperma a casa.
S.N.- Y que encima se llama Cryos. Sí es verdad, te mandan esperma en un tanque con nitrógeno líquido para que tú te hagas la inseminación casera y te puedes quedar embarazada de tu tío de Dinamarca.
M.G.- (Risas) He entrado en la web y me he quedado alucinada. Esto es una maternidad a la carta.
S.N.- Tal cual porque además puedes ver una foto de bebé del donante, puedes ver cómo escribe, conocer sus hobbies. Todo depende la tarifa que pagues. Está todo mercantilizado.
M.G.- Y Facebook y Apple financian la congelación de los óvulos de sus empleadas para no interrumpir su carrera profesional. Por un lado está muy bien pero por otro, ¿no es un poco frívolo esto?
S.N.- A ver, mala idea no pero eso se tendría que combinar con políticas propias para que una mujer sea madre y puede seguir con su trabajo. Es decir, proteger su trabajo aunque estén de baja por maternidad y no penalizarlas en la promoción, algo que ya sabemos que es un hecho. Por lo tanto, es un caramelo envenenado.
M.G.- Claro. No deja de ser una ayuda pero...
S.N.- Sí porque, en otras empresas, eso se lo tiene que financiar la propia mujer pero a lo mejor yo preferiría que me dieras un año de baja y cuando volviera siguiera teniendo mi trabajo, asegurado y con las mismas condiciones.
M.G.- Bueno a mi hermana la despidieron por quedarse embarazada. De esto hace muchos años ya, desde luego.
S.N.- Ya pero ahora con la ley actual no es tanto despedir como no renovar. Con lo cual las mujeres lo pasamos mal. La que tiene trabajo estable no lo quiere poner en peligro. Esto es algo que las mujeres lo llevamos muy silenciado cuando no debería ser así. Hay países en los que está prohibido preguntar si tienes hijos o piensas tenerlos cuando te hacen una entrevista laboral. Aquí en cambio, es lo primero que preguntan.
M.G.- Silvia en el libro se comenta los diferentes medios que existen al alcance de las mujeres o de las parejas para tener hijos cuando no se puede procrear de manera natural, procesos en los que tú estás inmersa. ¿Escribir el libro te ha ayudado a digerir todos esos obstáculos que te has ido encontrado?
S.N.- Sí, por supuesto. Este libro me ha ayudado a mí y a mi proceso, desde luego que sí.
M.G.- También hablas de los foros en los que todo el mundo cuenta sus penas y experiencias que mal de mucho será consuelo de tontos pero digo yo que algo consolará.
S.N.- Sí que consuela pero a veces te preguntas por qué hay mujeres que cuentan sus historias en los foros y no se lo cuentan ni siquiera a su hermana. Hay casos así. Hay mujeres que están en proceso de reproducción asistida y no lo comparten con nadie y resulta muy triste que se tenga que camuflar en el anonimato y no poder ir a una amiga para que te coja la mano... Por un lado está muy bien porque se comparte mucha información pero por otro lado... Eso existe porque en la vida real no hay espacio para hablar de esto. Yo me he visto en cenas familiares en las que nadie te pregunta, cuando todos saben que llevo un año queriendo quedarme embarazada. Es incómodo, te preguntan a hurtadillas.... La gente acaba refugiándose en esos espacios. Con el libro he querido romper esos tabús, esos silencios y quitarle hierro al asunto.
M.G.- Estás en pleno proceso y no sabes si llegarás a tener hijos o no. Yo espero que sí pero ¿cómo se cura una de estas heridas que te van saliendo?
S.N.- No lo sé. Yo todavía no estoy en ese punto final aunque tengo un camino andado y me he puesto muchas veces en esa situación. Siempre nos queda la adopción y la acogida que está poco extendida pero hace mucha falta. De momento estoy en el proceso de la in vitro y como todavía no hemos quemado todos los cartuchos pues... En el caso de que no ocurra, como te digo, tendré mi duelo, me echaré mis llantinas pero al final, como me ha demostrado el duelo de mi padre, las heridas se curan y te enseñan otras cosas. A lo mejor me pasan cosas que no me pasarían si fuera madre. Estoy muy por la labor de no venirme abajo. ¡Pero estoy convencida de que me voy a quedar embarazada! (Risas)
M.G.- ¡¡¡Seguro!!! Oye y en la nota final mencionas los libros que has estado leyendo últimamente. Uno de ellos es el de Erika Irusta, Diario de un cuerpo, con quien estuve hablando cuando sacó el libro. ¿Qué te parece el libro, la web y su proyecto?
S.N.- Muy novedoso y muy en esta línea de abrir caminos que están muy silenciados. Me encanta Erika y me encanta además cómo se mueve, todo el lenguaje que se inventa. Me parece muy creativa.
M.G.- Me quedé alucinada cuando empecé a leer el libro, entré en la web, vi la comunidad que había montado,...
S.N.- Es una empresaria nata.
M.G.- Y además sobre un tema del que nadie quiere hablar.
S.N.- Bueno,... es que la regla es algo sucio, huele,... Nadie quiere hablar.
M.G.- Hasta tal punto que en los anuncios la camuflan de azul.
S.N.- Exacto. Es el tabú que viene detrás de esto que yo hablo.
M.G.- Silvia, y además para hablar de este tema, te inspiraste con unos relatos de Margaret Atwood a quien entrevistaste incluso.
S.N.- Síiii...
M.G.- ¿Y qué tal la experiencia?
S.N.- Madre mía, yo estaba muy nerviosa. Es una señora de setenta y siete años, con una lucidez espectacular. Muy luminosa y muy auténtica. El cuento de la criada me parece el libro idóneo para abordar el tema de la maternidad subrogada. Ahora van a hacer una serie en la que ella hace un cameo, aunque no me quiso decir en qué papel, y tengo muchas ganas de verla. Además esta novela la escribió en 1985...
M.G.- Hace muchísimo cuando todo este tema estaba aún muy verde.
S.N.- Cuando acababan de empezar los vientres de alquiler y me pareció muy visionaria.
M.G.- Pues sí. Bueno pues lo vamos a dejar aquí. Mira, yo a todos los autores les deseo mucha suerte con sus libros. A ti te voy a desear suerte doblemente. Espero de corazón que cumplas tu sueño.
S.N.- Muchas gracias. Ojalá.
La conversación con Silvia Nanclares me dejó pensando mucho tiempo después. Admiro a esas mujeres que desean engendrar y procrear y más en un mundo y una sociedad como la que vivimos hoy en día, en la que el tiempo es oro y la conciliación familiar una quimera. Supongo que será duro pasar por un trance de este tipo pero en la mirada de Silvia hay esperanza y eso es lo más importante. Confío y espero que esta entrevista, así como el libro, ayude a muchas mujeres que se encuentran en la misma situación que ella y deseo que todas cumpláis vuestro sueño.
Muy interesante la entrevista de hoy. Es un tema complejo que da mucho juego para hablar. Y como dice Silvia haya tantas experiencias como personas.
ResponderEliminarGracias por la entrevista, no conocía el libro ni a la autora
ResponderEliminarBesos
Muy interesante la entrevista. Yo tampoco pienso que mujer y madre sean sinónimos :-)
ResponderEliminarBesos.
Gracias por la entrevista, Marisa.
ResponderEliminarBesos.