Manuel
Sánchez-Sevilla (Sevilla, 1974) es un escritor que se caracteriza por
narraciones sencillas y que nos transporta en el tiempo con sus novelas.
Su debut literario, Como la vida misma, fue un compendio de relatos cortos donde la humanidad caracterizaba cada historia. Gaia Augusta (2011) fue su primera novela histórica y con la que ha cosechado éxitos de críticas tanto en España como en Sudamérica. En El Enigma de las Seis Copas (2013) nos traslada a la Al-Andalus profunda, donde misterio y ciencia se dan la mano.
Sevilla,
1809. Las tropas de Napoleón han entrado en España y por todas partes
resuenan noticias de saqueos y pillajes. Los representantes de las
principales familias de la ciudad, reunidas en la iglesia de San
Francisco, deciden ocultar las riquezas al invasor; maese Rodrigo de
Vega, notario de la ciudad, será el único que conozca el destino de tan
fabuloso tesoro.
En
los meses siguientes sólo Cádiz logrará resistir el empuje del ejército
francés. La ciudad de Sevilla es ocupada y José Bonaparte, hermano de
Napoleón y rey de España, quiere dar normalidad a su gobierno, por lo
que decide celebrar un baile en el Alcázar de Sevilla.
En
esos mismos días, el capitán Guillot ya está sobre la pista del tesoro y
dispuesto a hacerse con él. Pero la muerte de maese Rodrigo cuando los
soldados franceses entran en su casa puede sepultar para siempre el
paradero de las riquezas... a no ser que una muchacha que fue vista por
allí poco tiempo antes sepa algo. Esa mujer será a partir de entonces el
objetivo de todas las tropas francesas acantonadas en la ciudad.
[Biografía y sinopsis tomadas directamente del ejemplar]
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Antes de terminar el año 2016 pudimos sentarnos con Manuel Sánchez-Sevilla, seudónimo de este autor sevillano, para hablar de Sevilla, el Alcázar y su última novela, publicada bajo el sello de Algaida y titulada El tesoro del Alcázar, una novela que ya fue reseñada en este blog y que puedes leer . Fue un encuentro que tuvo lugar lindando el mes de diciembre pero debido a que mi último mes del año fue tortuoso y además se cruzaron las fiestas navideñas, la publicación de la entrevista quedó un tanto relegada hasta el día de hoy, en el que ve la luz.
Mis impresiones sobre El tesoro del Alcázar podéis conocerlas en la reseña que publiqué en su día (puedes leerla aquí). Sin duda leer sobre tu ciudad conlleva un interés adicional que a todo lector nos gusta encontrar. Si a ello se une que se trata de una novela en la que asoma el misterio, con un tesoro escondido, y que además retrata una época, creo que el disfrute está servido. Pues bien, aquí os dejo la conversación que mantuvimos con Manuel Sánchez-Sevilla. En realidad las preguntas las formuló mi colaborador ocasional, Juan S, al que doy las gracias por su labor. Esto es lo que nos contó.
Juan S.- Manuel, ¿es cierto que tu novela está basada en hechos reales?
M. Sánchez.- Sí, es cierto. Al menos, la génesis del libro sí es real, con la llegada de los franceses y las familias acomodadas que escondieron sus objetos de valor para evitar que se los arrebataran. A partir de ahí, ya surgió la idea del tesoro en el Alcázar.
J.S.- Tras leer tu novela, si uno sustituye el Alcázar por una isla, nos encontramos con una auténtica novela de aventuras, casi que hasta con sus piratas que engancha desde las primeras páginas. ¿Esto va surgiendo poco a poco o está premeditado?
M.S.- Para mí, enganchar al lector desde el principio es una obsesión. Mis anteriores novelas tienen el mismo corte. Para mí el mejor premio que puedo recibir es saber que cuando un lector se termina de leer mi libro se lo ha pasado de escándalo y, además, como son novelas históricas, me parece fundamental que también conozcan algo más de nuestro pasado, como en este caso, que el lector aprenda sobre Sevilla en el siglo XIX. Eso es lo que a mí me interesa, que los lectores tengan ganas de que publique la siguiente novela porque saben que van a pasar un buen rato de lectura. Por eso intento que mis historias sean trepidantes desde la primera página.
J.S.- No está tan lejana esta novela de aquellas otras que cuentan historias de piratas porque en El tesoro del Alcázar también vemos expolios y robos, en este caso, de obras de arte, como por ejemplo la Inmaculada de Murillo.
M.S.- Efectivamente. Fue tan famoso aquel robo que dejó de llamarse la Inmaculada de Murillo para llamarse la Inmaculada de Soult y acabó en el Louvre.
J.S.- Algo curioso que he detectado en tu novela es que la población no veía con tan malos ojos a los franceses. La economía iba bien, había trabajo,... ¿Podemos pensar que había más afrancesados de lo que se suponía?
M.S.- Sí, sí,... Lo que pasa es que ganamos la guerra y cuando eso ocurre, la gente que ha abrazado al que ha venido de fuera deja de estar bien vista y por eso desapareció mucha documentación que podía, en un momento dado, comprometer a muchos. La ciudadanía se llevaba bien con los franceses porque no tenían para comer y cuando ellos llegaron resurgió la economía y a todos les fue mejor.
En los años que los franceses estuvieron aquí se celebraba el Día del Emperador en la ribera del Guadalquivir, una fiesta total... Y afrancesados eran también los que hicieron La Pepa porque muchas de las ideas que se recogen son ideas francesas. La Pepa es tan afrancesada que cuando llegó Fernando VII la abolió porque lo dejaba sin poderes.
J.S.- ¿Qué hubiera pasado si no echamos a los franceses de aquí?
M.S.- Pues que estaríamos mucho mejor de lo que estamos. No me cabe la menor duda. Es verdad que tenemos una idiosincrasia diferente a los franceses en muchos sentidos pero hubiéramos asimilado muchas de sus ideas, la revolución industrial hubiera llegado antes de lo que llegó, más cultura,... Estaríamos mucho mejor de lo que estamos ahora pero bueno esta es nuestra Historia, es lo que hemos vivido y tampoco podemos renegar de ella. No solo hay cosas malas en nuestra Historia.
J.S.- Manuel, a través de tu novela se advierte que tienes un dominio del Alcázar absolutamente bestial, no solamente en relación a su historia sino también en lo que se refiere a las estancias. ¿Cómo te has documentado?
M.S.- El Alcázar siempre me ha llamado la atención. Es un edificio impresionante que atrae a todo el mundo. Fíjate que hasta los de Juego de Tronos han rodado en su interior. En relación a la distribución de las estancias no es algo difícil. En muchas guías encuentras información pero sí que es verdad que me adentré un poco más profundamente en la historia de cada una de las salas y descubres datos tan curiosos como la sala donde los Reyes Católicos dan la autorización para ir a las Américas, conoces un poco más sobre el Patio de las Doncellas o sobre los jardines exteriores, quizá lo que menos se conoce... Pero escarbando un poco más te enteras que debajo del Alcázar hay otro, o que hay pasadizos y demás donde se podría haber guardado un tesoro, ¿por qué no?
De todos modos te cuento que sí me he permitido alguna licencia. Por ejemplo, yo soy un enamorado de la pastelería Ocho en La Campana y tenía que salir en mi novela, aunque no cuadraran las fechas. De todos modos, la sociedad sevillana de la época está retratada como era, la animadversión y a la vez el agradecimiento a los franceses estaba en el ambiente, las traiciones,... Todo eso, que es verdad, queda plasmado en el libro más allá de las licencias.
J.S. ¿Y no te parece que el Alcázar está eclipsado a nivel turístico en Sevilla? ¿Queda oculto detrás de otros monumentos? Te lo comento porque creo que fuera de Sevilla, no tiene tanto renombre.
M.S.- En Sevilla tenemos un problema. Tenemos tantas cosas y todas tan bonitas o especiales, que resulta muy difícil que todo tenga la misma consideración. De todos modos, el hecho de que se haya rodado Juego de Tronos en el interior del Alcázar le va a dar un repunte tremendo. El Alcázar es una de nuestras joyas y tiene que ser explotada al máximo. A mí me parece un acierto todas las actividades culturales que se hagan a su alrededor como las visitas nocturnas y otras tantas.
J.S.- Bueno, tú has puesto tu granito de arena con tu novela, ¿no?
M.S.- Pues mira, si alguien de fuera se lee la novela y a raíz de eso le apetece viajar a Sevilla y visitar el Alcázar se va a alegrar y yo más todavía. Los mejores embajadores no son los anuncios publicitarios sino somos los propios sevillanos.
J.S.- En cuanto a los personajes, hay que decir que la galería es inmensa.
M.S.- Eso es una de las cosas que más me costó, manejar tanto personaje.
J.S.- No es una novela coral pero tampoco tengo tan claro quiénes son los protagonistas.
M.S.- Hay una protagonista que es Clara pero he intentado que todos los personajes, incluso los secundarios, tengan su trasfondo, su importancia. Por otro lado, Francisca de Arteche es un personaje que tiene su magia, que además surgió por necesidad pero sin que yo me imaginara que pudiera alcanzar tanto protagonismo.
J.S.- Llegué a pensar que de cualquiera de los personajes podía surgir un spin off.
M.S.- Sí es verdad, lo que ocurre que yo no soy muy dado ni a segundas partes ni a spin off. Tan solo con El enigma de las seis copas me planteé algo así, de hecho estoy escribiendo otra aventura, pero esto es algo que yo tenía pensado hacerlo así antes. Sin embargo, de las demás, nada porque con las segundas partes corres el riesgo de no llegar a la altura de la primera.
J.S.- En tu novela hay amores, algunos más impúdicos que otros, hay honor, odio,... emociones muy humanas. ¿Tienes especial facilidad de bucear en el alma humana?
M.S.- Creo que me resulta fácil ponerme en la piel de otra persona. Por ejemplo, con Francisca de Arteche, ¿cómo se tiene que sentir una chica joven a la que van a casar con un hombre mayor? Eso me lo puedo imaginar sin ningún problema, no me cuesta trabajo empatizar.
J.S.- La sociedad sevillana la retratas muy bien porque es verdad que solemos hablar alto, somos un tanto alcahuetes,... pero ¿crees realmente que los sevillanos nos dejamos gobernar?
M.S.- Para ciertas cosas sí. En el fútbol y en la Semana Santa que nadie meta mano pero en otras cuestiones sí nos dejamos gobernar totalmente. Pero yo creo que no es un problema solo de los sevillanos sino de los andaluces en general porque, en Sevilla, al menos se protesta pero en otros lugares ni eso. Nos gusta mucho aparentar, somos así, qué le vamos a hacer pero también tenemos muchas cosas buenas. El sevillano es un enamorado de su ciudad y como tal lo transmite.
J.S.- Antes nos has comentado que tú te esfuerzas mucho por enganchar al lector. No sé si encasillar tu novela simplemente como histórica es suficiente. ¿Podríamos hablar de thriller histórico?
M.S.- Sí, yo siempre intento tocar el thriller histórico por lo que te decía antes, porque pretendo que el lector se lo pase bien. La novela histórica tiene dos grandes géneros, lo que es la novela histórica pura y dura, que mucha gente considera que es aburrida porque se parece a un ensayo, y luego está el thriller histórico que parece que vive un repunte ya que los lectores se han dado cuenta de que pueden aprender Historia pasándoselo bien. Yo pretendo no solo que la novela enganche sino que también sea muy sencilla de leer, que la pueda leer cualquiera sin diccionario porque creo que así llegamos a más personas.
J.S.- Te confieso que yo estoy enganchado aunque aún no me la terminé. Me quedan una veinte páginas. ¿Qué me voy a encontrar en el desenlace?
M.S.- Sin destripártelo. Mira, cuando uno escribe una novela sobre un robo solo caben dos finales, o bien los pillan o bien se libran. Claro eso es un problema porque el lector sabe que va a ocurrir o una cosa u otra y no cabe la sorpresa. Solo hay una forma de sorprender al lector y es el cómo, o cómo cogen a los ladrones o cómo se escapan. Pues bien, un día de estos en los que se alinean los planetas y se va todo el mundo a la cama, me quedé viendo en la tele una película, -cuyo título no vamos a desvelar-, que me dio la clave para el final de la novela. El problema estaba en que esa película está ambientada en el siglo XXI y yo tenía que trasladar ese final a principios del siglo XIX. Pues bien, ahí está, en el final de la novela. Tendrás que descubrirlo.
J.S.- En un rato me pongo a ello, te lo aseguro. Y Manuel, ya para terminar, ¿estás trabajando en algo nuevo?
M.S.- Sí, tengo una novela ya terminada, también ambientada en Sevilla pero en la época de la posguerra y cuyo inicio escribí hace muchos años. Aunque soy sevillano, tengo un 25% de Extremadura. Mi abuela fue una de esas niñas que vinieron en la posguerra a servir en las casas de los señoritos en régimen casi de semi esclavitud. El germen de la novela es la llegada de una niña como mi abuela que vino a Sevilla a servir pero me planteé el reto de empezar la novela encuadrada en un género y terminarla encuadrada en otro, sin que el lector se diera cuenta del cambio. Por lo tanto, esta nueva novela se inicia como costumbrista pero finaliza como novela negra. Es una novela muy especial para mí, es muy intimista, y estoy pensando presentarla a algún premio. Si surge bien, y si no, pues ya se publicará en el 2017.
J.S.- Pues estaré esperándola. Manuel, muchas gracias por este encuentro. Te deseo lo mejor y mucha suerte.
M.S.- Gracias a vosotros. Un placer.
Y así fue el encuentro con este autor sevillano. Espero que os haya resultado interesante. Reitero mi agradecimiento a Juan S. por prestarse a realizar la entrevista.
Muy pero que muy interesante esta entrevista. Y habiendo visto el Alcázar hace muy poquito hace que más ganas le tenga a esta novela. Y sí, también soy de las que opina que fue una pena que echáramos a los franceses...
ResponderEliminarBesotes!!!
Gracias por la entrevista. No conocía la novela ni al autor.
ResponderEliminarFantástica entrevista, Marisa. Gracias.
ResponderEliminarBesos.
Buena entrevista, no me importaría conocer Sevilla y el Alcazar de la mano de Manuel,
ResponderEliminarbesucus
A su entera disposicion, señor..
EliminarLe tengo ganas desde que la ví y ahora mucho más
ResponderEliminarHe leido todas las novelas de este gran escritor y esperando la proxima
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