Autor
Soy un ferrolano de Pantín que trata de mimar la memoria y la palabra. Muy de los suyos en este estado de permanente morriña. Amo la música por encima de todo. Todavía me excita. He grabado siete discos, creo, estoy sumamente vivo. Escribo por primera vez lo que nunca antes me atreví a cantar. Tal vez este sea un homenaje a aquellos que nunca me han pedido ser canción.
Más allá de las canciones hay una historia, un momento, una sensación... Aquella tarde que se escapó, el tren que no llegaba nunca o la noche infinita en la que nos sentimos eternos.
En este libro Andrés Suárez relata, con una prosa poética, una sensibilidad y una crudeza que tocan directamente las entrañas, la intrahistoria de algunos de sus temas más hermosos, personales e icónicos. Quince letras de canciones y los relatos de las semillas que las inspiraron. Y tres canciones inéditas que, además, incluirán un código QR exclusivo con la canción expresamente grabada para ti, lector o lectora.
[Biografía y sinopsis tomadas directamente de la web de la editorial]
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Siempre hay un universo al que asomarse. Algunos producen vértigo y otros cosquillas en el corazón. De esto último sabe mucho Andrés Suárez, cantautor gallego, nacido en Ferrol, a mucha honra, y afincado en Pantín, ese lugar en el que el Atlántico empieza a mezclarse con el Cantábrico.
Andrés Suárez dejó su Galicia natal, con la mochila de sus canciones a cuestas, para compartir con el mundo sus vivencias acompañadas de guitarra y voz. Comenzó desde cero, como los grandes, hasta que su ahínco, su amor por la música, por los suyos y por la vida le regalaron el cariño de un público entregado, que vibra con sus letras y con su voz cadenciosa y nunca lo deja solo.
Hace unas semanas Suárez visitó Sevilla y pudimos compartir unos minutos con él. No es la primera vez que lo hacía, pero esta vez venía con un libro bajo el brazo, Más allá de mis canciones, un regalo lleno del color que la ilustradora Marta Bellvehí ha volcado en cada una de estas páginas y en las que, además, podemos encontrar el calor de las letras de Andrés y el amor de los que le rodean y lo admiran. Esto es lo que Andrés Suárez nos contó.
Marisa G.- Andrés, llevo dos días contigo y cuando digo dos días contigo me refiero a que he estado sumergida en tu libro y además he visto muchísimos vídeos de tus actuaciones.
Andrés S.- (Risas) Pues lo siento y gracias.
M.G.- No, no, de sentirlo nada, al revés. Ha sido un descubrimiento estupendo para mí, así que tenía muchas ganas de conocerte y sentarme a hablar contigo.
A.S.- Un placer.
M.G.- Como suelo decir, hay preguntas obligadas. ¿Por qué este libro?
A.S.- Pues porque quién dice que una canción no debe ser explicada no tiene razón. No diré que una historia jamás contada a un oyente sea un regalo pero sí puede ser como mínimo interesante. Por ponerte un ejemplo, Tengo 26 es una canción que todo el mundo ha entendido como una canción de amor a mis padres, algo que me encanta porque a mis padres los amo, sin embargo en esa canción se cita a un niño que se llama Carlos al que conocí, nos abrazamos, nos contamos cosas,... Nadie conocía la historia que había detrás de esa canción pero ahora, en este momento luminoso, me apetece contarlo y cantarlo. Creo
que mi timidez necesitaba desahogarse y contarle a la gente
determinados cuentos reales y sinceros, hacer público mi diario. He mostrado una faceta distinta.
M.G.- Entiendo. Este es un libro que, de entrada, entra por los ojos. El trabajo de edición ha sido bestial.
A.S.- Sí, sí. Estoy muy agradecido a Gonzalo Albert, mi editor, y quiero dejar claro que casi es coautor silente porque ha trabajado conmigo mano a mano, muchos días, sin horario...
Para mí es muy importante dejarte claro que yo no soy poeta, que este libro puede tener un determinado lenguaje poético, el mío, solo eso. Es un libro muy fiel a mi memoria, a mi verdad, a mis vivencias.
Cuando mi amigo Víctor Manuel me llamó para escribir el prólogo de su libro de memorias, yo nunca había escrito nada que no fueran canciones. Una canción es muy sencilla de escribir, tan solo tienes tres o cuatro minutos, salvo Extremoduro que escribió una de treinta y dos, pero un libro es infinito, es eterno. La idea me abrumó. Había que cuidar el oficio, escribir como ejercicio y no esperar a que vinieran la musas que es lo que hacemos los cantantes... Fue un trabajo muy delicado. Era un universo nuevo para mí. Por un lado, tenía que escribir un libro con una importante carga poética sin ser poeta en absoluto y luego tenía que enfrentarme al tratamiento de un libro, sin rima, venciendo el folio en blanco. Era algo que me parecía imposible.
M.G.- Y la colaboración con Marta Bellvehí, la ilustradora, ¿cómo ha sido?
A.S.- Pues no la conocía. Fue Gonzalo el que me presentó su trabajo y me quedé muy asombrado por su luminosidad, su color, su optimismo. Tiene 24 años, me parece hipersensible. Me encanta el contraste entre mi pasado oscuro y esa alegría que ella tiene. Ojalá hubiera tenido esa alegría en mi pasado.
M.G.- ¿La ilustración de la cubierta es el acantilado de Loiba?
A.S.- Es mi casa. Bueno, justo al lado de mi casa. Conozco ese mar desde dentro, dado la vuelta. Es el mar que más remé con mi padre, casi diariamente, durante mi infancia y por eso es la portada. Son las vistas de mi niñez.
M.G.- Pero es ese acantilado que te comento, ¿no?
A.S.- Sí, sí, exacto. Me encanta que lo conozcas. Cuando alguien me habla de Loiba o de Pantín, aquí en Sevilla, me quedo alucinado.
M.G.- Bueno, es que viendo uno de tus muchos vídeos hay una canción que está grabado justamente en ese lugar.
A.S.- Sí, Pequeña Historia de Marina. Es uno de mis lugares preferidos. Hasta en eso el libro muestra partes de mi infancia y de mi vida y por supuesto mis rincones. Aparece Loiba, Baleo, la Torre del Oro aquí en Sevilla, la Caleta en Cádiz. Son lugares besados y cantados.
M.G.- Pues qué maravilla vivir en ese lugar... Por cierto, ¿tú te identificas con el término «cantautor» o como dice Carles Francine en el prólogo eres un «druida del sentimiento»?
A.S.- Ojalá fuese tanto pero lo que sí soy es cantautor. En primer lugar soy un tipo que ha compuesto toda su música y todas sus letras pero hay algo que me jode un montón. Cuando uno coge un avión y se tira doce horas de viaje para llegar a Argentina y allí le hablan de Ruibal, de Víctor Manuel, de Serrat, de Sabina, de Ismael Serrano como auténtico dioses, que llenan estadios de fútbol, que son amados, con bares y calles que llevan sus nombres, me da mucha rabia lo que pasa en España. No digo que aquí no sean queridos pero tienes que viajar 12 horas en avión para encontrar cómo allí se idolatra la palabra, la trova española como ellos dicen. Sin embargo, aquí mencionas la palabra «cantautor» y la gente enseguida te pone cara rara. Sabes perfectamente que están pensando que eres un coñazo, piensan que eres un tío depresivo, que maldices el futuro y la vida. No, por favor. Lo único que pido es un mínimo de respeto por aquellos que han hecho tanto social y artísticamente por este país, gente que se ha jugado el tipo literalmente y que han dejado un importante legado artístico. No hay país en el mundo con una trova como esta. Y sí, digo que soy cantautor, y lo digo a mucha honra.
Y te diré más. Incluso la gente de la industria discográfica me recomendó que no dijera que soy cantautor porque no iba a vender discos porque los cantautores son cansautores... No por favor, un respeto.
M.G.- De todas formas, escuchando tus canciones entiendo que hay una mezcla de estilos. Hay canciones que tienen mucho más ritmo, casi son «poperas».
A.S.- Absolutamente pero es que un cantautor, a día de hoy, es un tipo que puede hacer hardcore, rock... Esto es algo que la sociedad todavía no ha entendido. Yo llevo una banda de rock en mis conciertos. Comencé a los catorce años cantando rock, temas de Extremoduro, Reincidentes, Los suaves, Leño,... y luego fue la canción de autor. ¿Qué tiene que ver una cosa con la otra? Pues todo. Tiene que ver la palabra, la música,... Un cantautor es Roberto Iniesta de Extremoduo, es James Taylor, es John Meyer, Iván Ferreiro, Javier Ruibal,... Un cantautor es un tipo que compone su música y su letra y lo ejecuta a su manera. De hecho la historia de la música se rige por los cantautores, excepto The Beatles, que eran dos.
M.G.- ¿Y en tus temas hay mucha influencia de toda esa música que escuchabas con tu padre como cuentas en el libro?
A.S.- Muchísima. En mi casa siempre ha habido mucha tradición musical y mucha tradición marinera por parte de padre. Siempre digo de manera jocosa que mi madre y mi hermana cantan como los ángeles y mi hermano y mi padre escuchan muy bien. Mi padre es un melómano, adicto a la música, a los cassettes, a las cintas. Crecí escuchando esas cintas en el coche porque el trayecto de Ferrol a Pantín son 24 kilómetros y lo hacía seis veces al día, para ir al colegio, al conservatorio,... Mi padre ponía a José Alfonso, luego a Milladoiro, pasaba por Beethoven y luego le tocaba a Los Suaves. Otras veces le tocaba a Juan Luis Guerra, Javier Ruibal, se paraba en Antonio Vega. En el fondo todo es música.
M.G.- Sí, la verdad es que sí.
A.S.- Yo no tengo ni idea de qué estilo de música hago. Solo sé que hago música. No le pongo barreras.
M.G.- ¿Y qué te inspira a la hora de componer esas canciones?
A.S.- Pues esta conversación, el sonido de esa fuente, la humedad en la calle, el olor de un cuerpo que recuerdo, la lectura, el cine, el teatro, viajar, el buen vino y el buen sexo. En todo lo que nos rodea hay canción. Hay que ser muy torpe para no darse cuenta que estamos rodeados de canciones.
M.G.- Por eso dices en el libro que lo vivido forja la palabra.
A.S.- Claro. Todo lo que yo he escrito ha sucedido, aunque haya gente que no me crea. De hecho, y esto es tirar piedras sobre mi propio tejado, quisiera ser guionista como muchos compañeros míos. Algunos amigos han hecho talleres de composición, se sientan en una mesa y se plantean hacer una canción que hable de una chica que tropieza en la calle y un chico la rescata y tal, por ponerte un ejemplo. Yo no soy capaz de hacer eso. Yo canto al Alzheimer de mis abuelos que viví de niños, canto a los abrazos de mi padre, al sonido de la risa de mi hermano o a un beso en Cádiz o en Sevilla, o a un amor que no pudo ser. Todo lo viví y me encanta viajar para buscar canciones. Hay veces que ni siquiera las buscas sino que simplemente aparecen.
M.G.- Y como plasmas lo vivido, por eso en tus canciones está la familia, los amores, los amigos...
A.S.- Más allá de mis canciones es el resultado de una frase de Enrique Urquijo, uno de mis maestros y desaparecido por desgracia, que dice «cómo explicar que me vuelvo vulgar al bajarme de cada escenario». Es una de las mejores frases que he escuchado en mi vida y en esa vulgaridad es donde reside Más allá de mis canciones, donde hablo de mi mejor amiga Tamy, o de mis hermanos, de mis abuelos, de mis padres,... Hablo de lo que no se ve en el escenario. Es un homenaje en vida a la gente maravillosa que me he cruzado y que normalmente son los míos, que me aguardan en Loiba, en Ortigueira,...
M.G.- Y no solo hablas de ellos en tus canciones sino que también los muestras en fotografías, en las páginas interiores del libro. Esta foto de tus padres es preciosa.
A.S.- Mis padres de novios, gracias. Incluí las fotos sin permiso de nadie y no sabes la que se lió. Imagínate. Mi mejor amiga Tamy, Graciela, la Flaca, mi pareja, mis amigos Javi, Brais, Miguel... Sale la gente de la cual presumo y por los que, casi literalmente, estoy en pie. Nadie sabía que se iban a incluir esas fotos y por eso cuando se publicó el libro y se dieron cuenta no te imaginas las que se lió.
M.G.- (Risas) ¿Has perdido amigos?
A.S.- No, he perdido la batalla de sobremesa que me impusieron porque tenían razón. He sido un poco capullo pero me he quedado a gusto. Yo quería mostrarle al mundo la gente más maravillosa que hay en mí.
M.G.- Qué bonito.
Andrés, ¿este libro es para leer o para escuchar? Porque en mi caso, he ido directamente a oír las canciones y luego he leído el resto.
A.S.- Mira yo soy un gallego de aldea y a mucha honra. Cuando mi editor me explica que una página puede sonar con un código QR, no lo entendía. Estuvo tres horas contándome cómo iba la cosa. Bueno, es broma y no. Me parece maravilloso que algo así se pueda hacer. Ha sido genial poder grabar tres temas que no están en ningún disco, a guitarra y voz, y que la gente lo pueda escuchar en cualquier lugar del mundo. Es un regalo para mí. Bendita sea la tecnología. Y me parece genial que hayas acudido a las canciones porque, en definitiva, este es un libro de canciones y eso soy yo, canciones, desde los catorce años y ya tengo treinta y cuatro.
M.G.- ¿Y es un libro para tus seguidores o para que te descubramos los que no te conocíamos?
A.S.- Me gustaría que fuera la suma de ambas cosas. El otro día estuvo un crítico musical en uno de mis conciertos, el 4 de noviembre en el Palacio de los Deportes. Es un amigo, un tipo que está de vuelta y media de la música y de la vida, algo que se dice pronto. Y este crítico estuvo paseando por todo el recinto, entre los diez mil asistentes, buscando información y lo que encontró fue a gente de extrema izquierda y de extrema derecha, a gente de diez años y a gente de ochenta,... Es algo que me alucinó. Tener un público tan dispar. Este libro es exactamente lo mismo. No sé a manos de qué lector va a parar ni por qué, no sé si va a conseguir que venga más gente a mis conciertos, o que vengan menos,... De cualquier manera, no he hecho nunca una canción, ni una obra para agradar, en todo caso, lo he hecho para agradarme, porque estoy orgulloso de ese trabajo.
M.G.- La estructura está muy definida. Por decirlo de algún modo cada capítulo se inicia con una ilustración, sigue la letra de la canción, la idea que te inspiró esa canción, una coda y cierra otra ilustración. Para las codas has elegido a varios artistas, para que te dediquen unas palabras.
A.S.- Es un honor leer a Javier Ruibal, a Juan José Téllez, a Luis García Montero, a Víctor Manuel,... todos en un mismo saco. Es alucinante, un auto-regalo de vida. En algunos casos son amigos o compañeros de viaje, lo cual no quiere decir que no los admire, todo lo contrario, y en otras pues son personas a las que admiro también desde hace mucho tiempo, a los que sigo, en los que creo y necesitaba que dieran su punto de vista sobre la canción. Lo más hermoso es que me demostraron que la canción es de quién escucha y no de quién la crea. Estoy muy contento con estas colaboraciones porque creo que mejoran el libro.