Año: 2012.
Nacionalidad: Francesa.
Director: Gilles Bourdos.
Reparto: Michel Bouquet, Christa Theret, Vincent Rottiers, Thomas Doret, Michèle Gleizer, Romane Bohringer, Laurent Poitrenaux.
Género: Drama
Sinopsis: La Costa Azul 1915. Auguste Renoir, en el ocaso de su vida, está atormentado por la pérdida de su esposa, los dolores artríticos y la noticia de que su hijo Jean ha sido herido en la guerra. Sin embargo, cuando una joven entra en su mundo, el pintor se siente dueño de una nueva energía. Radiante de vida, bellísima, Andrée se convertirá en su última modelo. Jean regresa a casa para reponerse y también cae bajo el encanto de la estrella pelirroja que brilla en el firmamento de la casona de los Renoir. A la vez que se enamora de la joven, empieza así mismo a desarrollarse el célebre cineasta que más tarde fue.
[Información facilitada por Filmaffinity]
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Por las redes sociales, muchos sabréis que he andado por Madrid estos últimos días. Tenía ganas de hacer una nueva visita a la ciudad para centrarme única y exclusivamente en sus museos casi en horario continuo. Así que he regresado a Sevilla con los ojos llenos de pintura, de colores, de escenas y paisajes que adornan las paredes del Museo Reina Sofía, del Museo del Prado o del Museo Thyssen-Bornemisza.
Precisamente en este último se puede visitar hasta el 22 de enero, una exposición que recoge una gran cantidad de cuadros de Pierre-Auguste Renoir, bajo el título de Intimidad, con los que se pretende acercar al visitante a esas obras que muestran escenas íntimas o muy personales y que están muy vinculadas con el contacto físico. Fue precisamente en ese recorrido que realicé ayer cuando recordé la existencia de esta película que os traigo hoy.
Renoir, como bien se menciona en la sinopsis, abarca los últimos años del pintor francés pero sin llegar a su fallecimiento. Corre el año 1915, con una guerra que tiene a Europa en vilo, parece que los problemas y las contiendas no llegan a la Costa Azul donde reside Renoir, y mucho menos a su casona familiar. Rodeado de mujeres, algunas más jóvenes y otras de más edad, que de un modo u otro han terminado por convertirse alguna vez en musas y modelos del pintor, Renoir vive aquejado de nostalgia por la muerte de su esposa, de pesadumbre por la ausencia de sus hijos mayores, Jean y Pierre, ambos en el frente, y por los dolores que la artritis provoca rigidez en sus articulaciones, afectando especialmente a sus manos. Sin embargo, no hay dolor ni pena que le impida coger sus pinceles y retratar una realidad llena de color y aromas de la naturaleza.
A la casa de los Renoir llegará la joven Andrée Heuschling, una hermosa pelirroja de piel blanca y sedosa que se convertirá en su nueva modelo. Junto a ella, el pintor coloreará sus lienzos con imágenes en los que la luz y el color son predominantes. Pero la vida rutinaria de Renoir se interrumpirá cuando llega Jean, herido en combate y mandado a casa para reponerse de sus heridas.
La película no puede comenzar con mejor pie. Como espectadores nos asomamos al ocaso de Renoir y seremos testigos de cómo transcurrían sus días envueltos en trementina y óleos. Nada sabremos de sus inicios, tan solo alguna pequeña referencia. Tampoco conoceremos el destino de sus cuadros aunque es de suponer que a esas alturas de su vida, cuando ya contaba con más de setenta años, muchas de sus obras se venderían o se expondrían en alguna galería. No obstante, nada de esto se menciona como tampoco la opinión de la crítica. Aún así, la trama no disgusta. Resulta agradable ver cómo el pintor dispone escenas al aire libre, en una etapa de su vida en la que se volcaba en los desnudos. Sin embargo, la aparición de su hijo Jean en la casa familiar desvía considerablemente el foco de atención. Será a partir de ese retorno cuando la pintura queda en un segundo plano en favor de la relación amorosa entre Jean y la joven Andrée, que se inicia de manera clandestina, ella intentando convertirse en alguien y él encandilado por la belleza de la joven. Aficionado al cine y animado por la muchacha, cruzarán por la mente de Jean el deseo de convertirse en cineasta, cosa que finalmente ocurrió, falleciendo muchos años después con gran prestigio en Hollywood. De hecho, Andrée fue su actriz fetiche pero cuando el matrimonio se rompió la carrera cinematográfica de ella finalizó.
No será la única pega que le ponga al guion pues en él encuentro ciertas lagunas y cuestiones que bien hubieran merecido alguna explicación más profunda. Por ejemplo, queda muy en el aire el motivo por el que la joven Andrée llega a la casa del pintor sin haber sido requerida por él. Por otro lado, el hijo pequeño de Renoir, Claude, que vive con él, me parece un personaje desaprovechado. El muchacho se siente solo y prácticamente abandonado por un hombre que solo vive por y para la pintura. Se hace evidente el disgusto del muchacho, mostrando un gran resentimiento hacia su padre y hacia todas las jóvenes que han posado para él. Al principio, se puede pensar que Claude tendrá un protagonismo mayor pero no es así. Se diluye y se pierde en una trama que no tiene como único objetivo contar los últimos años del pintor.
De igual modo veremos a los personajes hablar de otra mujer, de Gabrielle, de la que apenas se nos va a explicar nada. Prácticamente hacia el final de la película sabremos que Gabrielle fue una institutriz convertida en modelo para el pintor y a la que la esposa de Renoir pidió amablemente, por decirlo de algún modo, que abandonara la casa.
Como veis la película tiene escollos y podría haber sido mejor bajo mi punto de vista. En verdad me fastidió mucho que el guion pasara a centrarse en la vida de Jean dejando más en la sombra al propio Renoir. Pero, al margen de que desconozco la fidelidad del argumento con la vida del pintor, no deja de ser una película interesante que nos acerca a sus emociones y a su pensamiento. ¿Por qué Renoir pintaba esas escenas en las que la naturaleza estaba muy presente? ¿ Y por qué a veces apenas hay definición en sus cuadros? En un momento, Renoir confiesa que prefiere pintar lo que está vivo, la suavidad de la piel de una joven, tan real que si no sientes ganas de tocarla es que el pintor no ha hecho un buen trabajo o no eres capaz de entender nada. A su vez, la película intenta explicar la técnica que usaba el pintor. Aunque no siempre lo hacía igual, de tal modo que puedes ver varios cuadros de Renoir casi en los mismos años y pensar que se trata de pintores distintos, él entendía que no había necesidad de complicarse la vida, que la pintura tiene que ser un homenaje al color y no al dibujo, de ahí que muchos de sus cuadros estén trazados con pinceladas sueltas aquí y allá, sin apenas definición de rasgos.
Y mucho color es exactamente lo que tiene este largometraje en el que se despliega todo un abanico de tonalidades ante nuestros ojos. La luz y los reflejos. Los colores de la naturaleza: los verdes, los ocres, los amarillos,... Escenas en un entorno natural y bello adornado simplemente por los sonidos de la naturaleza. Visualmente la película es una preciosidad.
Michel Bouquet es el actor que dará vida a Renoir y creo que ha sido un acierto la elección de este actor que no considero que haya necesitado mucha caracterización. Pero en el reparto, brilla con luz propia la actriz Christa Theret que se mete en la piel de Andrée, una belleza sin artificios y natural, que muestra un cuerpo de piel suave como si de una vestal se tratara. Los momentos en los que ella posa para el pintor son de una gran belleza.
En definitiva, y a pesar de que esperaba más de la película, no puedo dejar de recomendarla aunque no con excesivo fervor. Particularmente me ha gustado acercarme a la vida de este pintor que tanto me impresionó ayer con sus cuadros. Tanto es así, que casi me estoy planteando zambullirme en alguna biografía que me permita aprender más, y no solo sobre la vida de Renoir, sino también sobre la de otros grandes genios de la música, de la literatura,...
En fin, que aquí tenéis este Renoir llevado al cine, aunque también existe un documental titulado Renoir: Admirado y denigrado que yo aún no he visto pero que os puede interesar. Sobre la película, como digo, creo que pierde fuelle con el paso de los minutos pero aún así es agradable de ver.
Y no me marcho sin recomendaros que veáis la exposición en el Thyssen. Una maravilla.
Aunque no sea de diez, me has dejado con ganas de verla y acercarme así a Renoir.
ResponderEliminarBesotes!!!
Me la apunto a pesar de esos fallos. Me gusta el cine francés.
ResponderEliminarCreo que no la había oído. A pesar de esos "peros" que comentas creo que a lo mejor me animo con ella.
ResponderEliminarBesos.
El cine francés en general suele gustarme mucho así que no la descarto.
ResponderEliminarBesos.
Ay, los museos, cómo nos alimentan. A mí me parecen apasionantes. Pues sí la peli se hubiera centrado en el pintor todo el tiempo, no cabe duda de que la vería enseguida pero si se va a centrar en lo inevitable, es decir, la relación entre los jóvenes ya no me llama tanto. Por otro lado, el guion tiene agujeros muy importantes. No me convence, será para una tarde de desidia.
ResponderEliminarBesos
Cómo te envidio... disfrutar de esa exposición!! Ainnsss!! jejeje Besos
ResponderEliminarNo me convences porque me intuyo por donde van los tiros que dices y al final me veo roncando.
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