Editorial: Tusquets.
Fecha publicación: septiembre, 2016
Precio: 22,90 €
Género: Narrativa.
Nª Páginas: 320
Edición: Rústica con solapas.
Nª Páginas: 320
Edición: Rústica con solapas.
ISBN: 9788490663196
[Disponible en eBook]
[Disponible en eBook]
Autor
Fernando Aramburu
(San Sebastián, 1959) es licenciado en filología hispánica por la
Universidad de Zaragoza y desde 1985 reside en Alemania. Narrador
destacado, es autor de tres volúmenes de relatos y de las novelas Fuegos
con limón, Los ojos vacíos, El trompetista del Utopía, Bami sin sombra,
Viaje con Clara por Alemania, Años lentos, La Gran Marivián, Ávidas
pretensiones y Las letras entornadas. Ha merecido, entre otros, el
Premio Euskadi, el Premio Mario Vargas Llosa, el Premio Real Academia
Española, el Premio Tusquets Editores de Novela y el Premio Biblioteca
Breve.
Sinopsis
El día en que ETA anuncia el abandono de las armas, Bittori se dirige al
cementerio para contarle a la tumba de su marido el Txato, asesinado
por los terroristas, que ha decidido volver a la casa donde vivieron.
¿Podrá convivir con quienes la acosaron antes y después del atentado que
trastocó su vida y la de su familia? ¿Podrá saber quién fue el
encapuchado que un día lluvioso mató a su marido, cuando volvía de su
empresa de transportes? Por más que llegue a escondidas, la presencia de
Bittori alterará la falsa tranquilidad del pueblo, sobre todo de su
vecina Miren, amiga íntima en otro tiempo, y madre de Joxe Mari, un
terrorista encarcelado y sospechoso de los peores temores de Bittori.
¿Qué pasó entre esas dos mujeres? ¿Qué ha envenenado la vida de sus
hijos y sus maridos tan unidos en el pasado? Con sus desgarros
disimulados y sus convicciones inquebrantables, con sus heridas y sus
valentías, la historia incandescente de sus vidas antes y después del
cráter que fue la muerte del Txato, nos habla de la imposibilidad de
olvidar y de la necesidad de perdón en una comunidad rota por el
fanatismo político.
[Biografía y sinopsis tomadas directamente del ejemplar]
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Así suena Patria:
[Lectura de las páginas 17 y 18 - Capítulo 2;
Música: Aurresku]
Ayer estuve pensando en hacer una video-reseña. De hecho lo llevo pensando desde hace bastante tiempo, aunque eso suponga vencer mi timidez y colocarme delante de una cámara, adoptando una pose natural que estoy segura me costaría conseguir. Pero es que hay novelas, como la que os traigo hoy, que requieren de un acercamiento mucho más directo. Necesitan de la voz, del gesto, del movimiento para haceros entender lo que su lectura ha supuesto, algo que, con las reseñas convencionales difícilmente se puede llegar a alcanzar.
Patria, la nueva novela de Fernando Aramburu, quedará en mi memoria para siempre y por eso, a riesgo de parecer cansina, no cejaré en recomendarla. Sinceramente creo que es una de las mejores novelas que he leído en los últimos tiempos y sin embargo, tengo tantas cosas que contar de esta novela, que no sé ni por dónde empezar. Comenzaré diciendo que, en esta ocasión no puedo estar más de acuerdo con la descripción que la editorial nos ofrece en la faja de la novela.
Realmente Patria es una novela conmovedora sin recurrir al dramatismo patético o al abuso del sentimentalismo que en el fondo solo busca engatusar al lector. No. Patria es sobria, certera y sincera sin más pretensiones que contar una realidad, sin tratar de ganarse al lector con grandes alharacas pero consiguiéndolo precisamente por su humildad y su honestidad. Y por supuesto será difícil de olvidar. Esto lo tengo más que claro.
Fernando Aramburu vuelve a hablarnos del terrorismo en el País Vasco en esta, su novena novela, habiéndolo hecho anteriormente en otras de sus publicaciones. Una temática tan peliagudo como esta puede hacer pensar erróneamente al lector que la novela aborda la cuestión desde un enfoque político lo que, quizá, podría provocar un ligero rechazo en un sector de la comunidad lectora. No obstante, y esto es lo que realmente la coloca en una posición de sumo interés, Patria nos habla de ETA desde un punto de vista humano y personal, presentándonos a dos familias que serán los ejes principales del argumento.
Bittori vive una vida tranquila con su marido, el Txato. Cuida del hogar y de los dos hijos del matrimonio, Xabier y Nerea. Es una familia sencilla aunque algo más acomodada que el resto de su vecindad pues el Txato es un hombre emprendedor, que busca el bienestar de su familia arriesgando y levantando de la nada una empresa de transportes que se ha ido consolidando con los años.
Por su parte, Miren también se encargará de velar por su familia. Su marido, Joxian, trabaja en una fundición, un trabajo duro y difícil de sobrellevar pero es lo que hay, mientras ella vigila a su camada, a Joxe Mari, a Arantxa y a Gorka. Tres hijos y tres trayectorias, algunas dibujadas con demasiadas revueltas.
Ambas familias mantienen fuertes lazos de amistad aunque económicamente existen ciertas diferencias. Sin embargo, eso nunca ha sido obstáculo para que ellos, los hombres, compartan unos vinos y unas partidas de mus en el bar después del trabajo o salgan a hacer rutas en bici. No es impedimento para que ellas, las mujeres, salgan de compras juntas o paseen por el pueblo o la ciudad mientras charlan de sus cosas. No es inconveniente para que los hijos, de unos y otros, se diviertan juntos. No son más que vidas comunes en un lugar común, con sus alegrías y sus preocupaciones cotidianas, hasta que el Txato queda tirado en el suelo, sobre un charco de sangre, tras haber sido asesinado de un par de tiros por algún miembro de la banda terrorista. ¿Qué miembro? Eso es lo que a Bittori le gustaría saber, quién ha empuñado el arma y ha decidido cercenar la vida de un buen hombre. Este será el punto de inflexión, el abismo que se abrirá entre las dos familias, el agujero negro que se tragará tantos años de amistad, de encuentros, de risas y hermandad pero, ¿por qué? ¿Acaso tiene algo que ver el hecho de que Joxe Mari, el hijo de Miren, forme parte de ETA? ¿Ha sido él quién ha matado al Txato?
Esta novela nos contará la vida de estas dos familias antes, durante y después del terrible asesinato. No lo hará de una manera lineal ni cronológica sino que Fernando Aramburu decide mezclar pasado y presente. Lo hará con elegancia, sin necesidad de explicitar coordenadas temporales, difuminando la frontera que separa ambos tiempos pero, a su vez, consiguiendo que el lector jamás se desoriente. Y así, pasaremos del presente de la novela, momento en el que la banda terrorista ha anunciado el cese definitivo de la actividad armada, tiempo después de que el Txato haya sido asesinado y haya quedado enterrado en el cementerio de Polloe al que Bittori acude con regularidad, pasaremos digo, al pasado, cuando las familias eran bien avenidas, cuando disfrutaban de la tranquilidad de una vida sencilla, cuando descubrieron que Joxe Mari emprendía un camino tenebroso.
La trama cuenta con momentos de auténtica tensión. Aún sabiendo lo que está por venir, más de una vez me he quedado sin aliento esperando escuchar ese disparo que resuene bajo la lluvia. Quizá en algún momento te podrá parecer que no hay necesidad de narrar ciertos episodios del pasado de algunos personajes, ¿por qué contar aquel viaje de Arantxa o aquel otro de Xabier? Sin duda, hay un antes y un después en sus vidas y eso queda perfectamente reflejado al contrastar cómo eran los personajes antes y cómo son ahora, por eso se hace indispensable narrar ciertos momentos del pasado. Y sin embargo, Aramburu no se demora sin motivo, no divaga innecesariamente, más bien al contrario, nos ofrece la información exacta para hacernos una precisa composición de tiempo y lugar.
La trama cuenta con momentos de auténtica tensión. Aún sabiendo lo que está por venir, más de una vez me he quedado sin aliento esperando escuchar ese disparo que resuene bajo la lluvia. Quizá en algún momento te podrá parecer que no hay necesidad de narrar ciertos episodios del pasado de algunos personajes, ¿por qué contar aquel viaje de Arantxa o aquel otro de Xabier? Sin duda, hay un antes y un después en sus vidas y eso queda perfectamente reflejado al contrastar cómo eran los personajes antes y cómo son ahora, por eso se hace indispensable narrar ciertos momentos del pasado. Y sin embargo, Aramburu no se demora sin motivo, no divaga innecesariamente, más bien al contrario, nos ofrece la información exacta para hacernos una precisa composición de tiempo y lugar.
La novela posee numerosos puntos que la hacen realmente atractiva. No solo cuenta con un argumento hipnótico que te impedirá separarte de sus páginas, avanzando en la lectura con un ritmo cadencioso pero seguro, sino que además ofrece otros muchos elementos que la enriquecen. Para empezar, uno de los puntales más destacables de la novela son los personajes, perfilados con gran realismo, investidos de alma y corazón con lo que conseguirán ser muy humanos y cercanos. Bittori y Miren serán como los faros de la tormenta que plantea la novela, un haz de luz que incidirá sobre los restantes miembros de sus familias, influyendo en un sentido u otro, matizando la forma de pensar de los demás.
Entender a Bittori es fácil para el lector. Ella forma parte de las víctimas, de los sufridores, de los que han sido brutalmente atacados y por eso ha perdido las ganas de vivir. Por la herida que le abrieron el día de la muerte del Txato se le escapa la vida pero también la fe. Aún así, siente que más pronto que tarde se reunirá con su marido y para entonces tendrá que haber conseguido un bálsamo, un ungüento que calme el ardor de sus entrañas, que mitigue su dolor. Bittori solo necesita una palabra, una sola pronunciada por la boca del ofensor: «Perdóname».
En cuanto a Miren, desconozco lo que habrán sentido otros lectores pero, en mi caso, ha sido uno de los personajes que más me han impactado. En Miren se levanta todo un universo de contradicciones que sin duda afectarán al lector. Como madre de un terrorista solo caben dos posturas, como casi con todo en la vida, a favor o en contra pero, ¿qué clase de madre estaría a favor de la muerte, del asesinato vil y cruel? No seré yo quien la juzgue porque ni siquiera lo hace el autor. Desde fuera de su piel es muy fácil posicionarse pero ¿qué ocurre si estuvieras en su lugar? Yo he intentado meterme en su alma, he intentando entender por qué piensa como piensa o por qué dice lo que dice y creedme que no resulta complicado aunque por supuesto, no la justifico.