Editorial: Plaza & Janés.
Fecha publicación: marzo, 2016
Precio: 21,90 €
Género: Narrativa.
Nª Páginas: 528
Edición: Tapa dura con sobrecubierta.
ISBN: 9788401016776
[Disponible en eBook;
puedes leer las primeras páginas aquí]
Autor
Jorge Díaz nació en Alicante en 1962. Es escritor, periodista y guionista de televisión. Ha participado en multitud de series de televisión como Hospital Central, Víctor Ros, El don de Alba, Cita a ciegas o Acacias 38, series con las que ha cosechado todos los grandes éxitos de la profesión, como el TP y el Ondas entre otros muchos. Tras un año sabático en Brasil, regresó con su primera novela bajo el brazo, Los números del elefante, que ahora recupera DeBolsillo. La justicia de los Errantes, en la que novelaba el viaje latinoamericano de los anarquistas españoles Francisco Ascaso y Buenaventura Durruti en los años veinte del pasado siglo, fue su primera incursión en el género histórico, a la que siguió Cartas a Palacio, ambientada en la desconocida Oficina Pro-Cautivos creada por Alfonso XIII durante la Gran Guerra.
Tengo en mí todos los sueños del mundo es su cuarta novela.
Sinopsis
Gabriela sueña con Enriq, pero acaba de casarse con Nicolau, un hombre al que aún no conoce. Ni siquiera le han preguntado su opinión; entre su madre y el párroco han orquestado el matrimonio y entregado a Gabriela a un destino lejos de su hogar.
Giulio ha visto morir a todos sus compañeros en el frente austrohúngaro y, si ha logrado sobrevivir, es tan sólo por la esperanza de regresar a su pueblo en la Toscana y estrechar de nuevo a Francesca entre sus brazos.
Raquel, por el contrario, ha conocido a muchos hombres, pero jamás ha estado enamorada. No es lo más conveniente para una artista de variedades como ella, que triunfa cada noche en el Japonés.
La afilada pluma de Gaspar en el Heraldo de Madrid hace temblar a los poderosos. Lo bueno de su viaje a Buenos Aires es que le alejará de sus enemigos por un tiempo y, quién sabe, una gran historia podría cruzarse en su camino...
La guerra ha dejado viuda a Sara que, harta de vivir el largo invierno ucraniano sorteando el hambre y los pogromos, ha decidido creer en las promesas de un atractivo judío llegado de Argentina. Para empezar una nueva vida, sólo tiene que dejar de creer a los agoreros que le advierten de que Max no es trigo limpio.
El capitán José Lotina es un auténtico lobo de mar, un enamorado de su trabajo que se siente más seguro a merced de las olas que en tierra firme. Pero la guerra ha conseguido que nadie se sienta a salvo y, por primera vez en su carrera, le abruma la responsabilidad de llevar a bordo del Príncipe de Asturias todos los sueños del mundo.
[Biografía y sinopsis tomadas directamente del ejemplar]
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Empecé a leer esta novela a finales de marzo con la vista puesta en la entrevista que tenía concertada con Jorge Díaz para el día 1 de abril, sin embargo no pude terminarla entonces pues, tras la entrevista, tuve que dejarla apartada para atender otros requerimientos. Desde esas fechas la idea de sentarme a terminar de leerla no dejaba de rondarme y la ocasión se ha presentado durante este mes de julio.
Tengo en mí todos los sueños del mundo es una novela coral que se disfruta mucho. Tanto es así que, aunque tenía casi la mitad de la novela leída, empecé de nuevo por el capítulo uno y no me ha pesado en absoluto. Como podéis ver en la sinopsis son múltiples los personajes que pululan por las páginas de esta novela, y todavía habrá otros tantos que no se mencionan en la síntesis. Pero, para no alargarme mucho con el argumento, os diré que todos los personajes proceden de puntos dispares y de un sector de la sociedad distinta pero todos tendrán un destino común, el puerto de Barcelona y el vapor de lujo Príncipe de Asturias que los conducirá hacia una nueva vida.
Algo que no se menciona en la sinopsis es el lapso temporal en el que se desarrollan los múltiples hechos. La novela arranca a finales de 1915, cuando a la mallorquina Gabriela Roselló le comunican que tiene que casarse con un hombre mayor que ella y marcharse a vivir a Buenos Aires. Cuando el capitán José Lotina está llegando con su barco a Cádiz tras un viaje transoceánico. Cuando Paula Amaral, la camarera de un buque se está recuperando de una operación de apendicitis y toma la decisión de cambiar de vida. Cuando Raquel, la cupletista del Japonés, presiente que su buena suerte se acaba y en breve será suplantada como primera artista por una muchacha más joven. Cuando Sara, la judía ucraniana, intenta encontrar marido gracias a la shadjente, la casamentera, y salir de una vida llena de frío y hambre. Cuando el periodista Gaspar Medina, temiendo por su vida tras recibir varios avisos de amenazas, solicita a su periódico que lo envíe lejos de España. Cuando el italiano Giulio Bovenzi se encuentra en las trincheras y recibe una carta de sus padres comunicándole que su prometida Francesca se va a casar con otro. Cuando Nicolau Estévez, el futuro y rico esposo de Gabriela que vive en Argentina, se mete en turbios negocios con Meishe Benjamín, uno de los cabecillas de la Varsovia, una organización que traía mujeres de Europa del Este con falsas promesas para prostituirlas en Argentina o Brasil. O cuando el diplomático Eduardo Sagarmín recibe el encargo por parte del rey Alfonso XIII de acompañar unas estatuas que el gobierno español regala a Argentina.
Durante unos meses sabremos de la vida de todos y cada uno de estos personajes, conoceremos cuáles son los motivos que los impulsa a abandonar España para establecerse en Argentina y los acompañaremos hasta Barcelona porque, todos, de un modo o de otro, con pasaje legal o como polizón embarcarán en el Príncipe de Asturias, un vapor de lujo de la naviera gaditana Pinillos que naufragó el 5 de marzo de 1916 frente a las costas de Brasil. Existen diversas teorías sobre el hundimiento y todas ellas se recogen someramente en la novela aunque uno de los motivos que se alegan es la presencia de unas estatuas malditas que viajaban en la bodega del barco. Se trataba de unas esculturas que el gobierno español quería regalar a Argentina para conmemorar el centenario de la república pero infinidad de contratiempos se produjeron que hicieron pensar que sobre aquellas tallas recaía una maldición.
En cualquier caso, Tengo en mí todos los sueños del mundo no es una novela que verse sobre el naufragio propiamente. Realmente, y aunque se dan suficientes detalles sobre el vapor, su construcción, sus interiores, las escalas que realizó, el trayecto en sí y su hundimiento, esta novela tiene como epicentro los sueños de sus personajes, esas ilusiones que casi se convierten en necesidad, por emprender una nueva vida y empezar de cero. Pero, como un añadido, el autor nos permite hacer un recorrido por la sociedad de la época, por las costumbres, no solo españoles sino también de otros puntos más allá de nuestras fronteras y lo más importante, dibujar a España dentro del conflicto bélico que se estaba gestando.
Con tantos personajes y a los que les ocurren tantísimas cosas, felices o desdichadas, tal que la vida misma, el lector difícilmente se aburrirá. Entre todos los hombres y mujeres que asoman por estas páginas, sin duda me quedo con los personajes femeninos. Por ejemplo, Gabriela me ha gustado mucho. Creo que se trata de una
joven encerrada en un cuerpo de mujer con poco margen de maniobra. Su
destino está más que definido por terceras personas, algo que a ella le cuesta aceptar. No deja de ser una joven romántica que cree que la vida es de color de rosa pero verá como esas tonalidades se tornan gris oscuro cuando la familia pretende mejorar su economía casándola con quién ella no quiere.
Raquel también es una mujer fascinante. A sus treinta años sabe que aquel sueño que tenía de hacerse famosa como cantante ha quedado en el olvido. Ahora solo aspira a encontrar a un hombre, aunque sea casado, que la mantenga mientras ella pasa las noches cantando tonadas picantes en una sala de variedades. Pero la vida le ofrece una segunda oportunidad y no está dispuesta a dejarla marchar. Con pies de plomo verá en otro de los personajes su posible salvación.
Y por encima de estas, Sara, la judía ucraniana, la que espera salir de su pueblo lleno de miserias, me ha conquistado. Creo que es el personaje más soñador de toda la novela. Me ha parecido una joven muy inteligente que sabe qué teclas tocar para evitar un futuro al que no quiere mirar de frente. Con una meta clara en la mente, hará todo lo posible por salirse con la suya pero la vamos a ver tan vulnerable, tan ingenua, que inevitablemente sentiremos lástima y compasión por ella. Nosotros sabemos cuál va a ser su destino y es posible que sus sueños no se cumplan.
Y alrededor de todos estos personajes tan principales, algunos tan reales como el propio José Lotina o el mosén Josep Pastor, giran otros tantos con mayor o menor importancia, como por ejemplo Roberto y Susan, los amigos de Raquel, Max Scholomo, el individuo del que Sara se enamora, Mercedes la patrona de Gaspar Medina o Neus Moya, la ex de Nicolau, una mujer que me ha gustado especialmente porque es capaz de invertir la situación que vive y sacarle el máximo partido. Si todos ellos llegarán a cumplir su sueño o no es algo que tendrás que averiguar con la lectura. De entrada, ya sabes que el barco en el que viajaban naufragó pero, ¿salvaron la vida? ¿Qué fue de ellos?