Año: 1998
Nacionalidad: EE.UU.
Director: Michael Apted.
Reparto: Sigourney Weaver, John Omirah Miluwi, Bryan Brown, Julie Harris, Iain Cuthbertson, Iain Glen, Constantin Alexandrov.
Género: Drama.
Premios: Varias nominaciones a los Oscar. Dos Globos de Oro (Mejor Actriz Principal y Banda Sonora Original), entre otros.
Sinopsis: Dian Fossey llega a África para confeccionar un censo sobre una especie en peligro de extinción: el gorila de montaña. Acompañada por un rastreador nativo comienza su trabajo y queda fascinada por la vida de esos animales, a los que no teme acercarse para estudiar su comportamiento. Entre Dian y los gorilas llega a establecerse una especie de extraña relación afectiva. En su afán por proteger la especie, la Doctora Fossey tendrá serios problemas con las autoridades y los cazadores furtivos, que venden las crías a los zoológicos y matan a los adultos para la fabricación de souvenirs.
Reparto: Sigourney Weaver, John Omirah Miluwi, Bryan Brown, Julie Harris, Iain Cuthbertson, Iain Glen, Constantin Alexandrov.
Género: Drama.
Premios: Varias nominaciones a los Oscar. Dos Globos de Oro (Mejor Actriz Principal y Banda Sonora Original), entre otros.
Sinopsis: Dian Fossey llega a África para confeccionar un censo sobre una especie en peligro de extinción: el gorila de montaña. Acompañada por un rastreador nativo comienza su trabajo y queda fascinada por la vida de esos animales, a los que no teme acercarse para estudiar su comportamiento. Entre Dian y los gorilas llega a establecerse una especie de extraña relación afectiva. En su afán por proteger la especie, la Doctora Fossey tendrá serios problemas con las autoridades y los cazadores furtivos, que venden las crías a los zoológicos y matan a los adultos para la fabricación de souvenirs.
[Información facilitada por Filmaffinity]
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El domingo pasado viendo los informativos de Telecinco me topé con un reportaje que hablaba de la sensibilidad de los animales. El titular decía: "Una manada de burros llora desconsoladamente al despedir a uno de ellos que ha fallecido".
El reportaje hablaba de los sentimientos de los animales, de cómo se cuidan los unos a los otros, de lo agradecidos que están con aquellas personas que los han cuidado desde el nacimiento.
Las imágenes me llevaron a pensar en el amor incondicional que muchos sentimos por los animales y siendo este un blog literario, también recordé a todos esos autores que suelen manifestar su amor por los que ellos consideran un miembro más de la familia. Me acordé de Rulfo, de Mowgli, de Héctor,.... Y de todos esos amigos cercanos o lejanos que han sido felices juntos sus perros, gatos, loros, tortugas, patos, y demás... y de todos esos que han llorado su pérdida.
Dado que el reportaje hacía referencia a Dian Fossey y a la película que retrata buena parte su vida, me entraron muchísimas ganas de volver a ver Gorilas en la niebla, una película que en su día me pareció una maravilla por su valor antropológico y zoológico, que refleja y narra la vida de esta mujer que encontró la muerte en África, luchando hasta el último momento por la protección y la salvaguarda de los gorilas de montaña.
Gorilas en la niebla comienza presentándonos a una joven Dian Fossey (Sigourney Weaver) que asiste a una conferencia sobre gorilas del profesor Louis Leakey en Louisville, Kentuky. Por entonces, contando con algo más de treinta años de edad, anhelaba dejar su trabajo actual en un hospital de la localidad para trasladarse a estudiar a los gorilas de montaña en África, animada por todo lo que había leído en los estudios del destacado zoólogo americano George Schaller. Su cabezonería la llevó a las montañas del África Central. Inicialmente se instala en las montañas de Kabara en el Congo para realizar un censo sobre los gorilas. Junto con Sembagare (John Omirah Miluwi), el rastreador que se convirtió en su mano derecha, exploraba la selva en busca de grupos de gorilas de montaña, el mayor de todos los primates que por entonces estaba en peligro de extinción pues los cazadores furtivos los apresaban para venderlos en el mercado negro.
Dian Fossey se acercó a los gorilas para estudiarlos en su hábitat natural y aprender de su comportamiento mediante técnicas de imitación hasta el punto de emprender acercamientos temerarios que podían costarle la vida. Sin embargo, ella nunca se amedrantó y sus estudios se consideraron de vital importancia, una ayuda esencial para comprender incluso la evolución del ser humano. Los años convirtieron su curiosidad en un amor incondicional y su afán por protegerlos la impulsó a luchar contra la matanza que se estaba produciendo, llegando a enfrentarse a las autoridades gubernamentales, y a remover cielo y tierra para acabar contra las injusticias perpetradas contra los animales. A todo ello había que añadir que en el país se estaba levantando una guerra civil y que el ejército pretendía expulsar a todos los blancos del territorio. Su campamento fue arrasado y ella expulsada a Ruanda.
Gorilas en la niebla narra los problemas a los que tuvo que enfrentarse la zoóloga en una tierra a la que le costó inicialmente adaptarse pero donde vivió las experiencias más maravillosas de su vida, incluida el amor con el fotógrafo Bob Campell (Bryan Brown). Igualmente desvelará la fascinante relación que llegó a mantener con los primates, quienes la aceptaron como un miembro familiar y conocido. Esa relación tan estrecha que llegó a mantener con ellos la obsesionó de tal modo que se volvió un enemigo cruel contra los que quisieran hacer daño a sus gorilas, como ella los llamaba. Su actitud defensiva y fanática le granjeó más de un enemigo y en aquellas montañas verdes, cerca de sus gorilas, encontró la muerte, un hecho que, a día de hoy, sigue sin esclarecerse totalmente.
Fue enterrada en Karisoke, el que fue su lugar de estudio. Junto a su tumba, está enterrado Digit, un gran gorila macho muerto a manos de los furtivos, y otros tantos a los que ella amó y fallecieron como consecuencia de la barbarie humana. En su lápida figura la inscripción «Nyiramacibili» que significa «la mujer sola que los bosques».
No cabe duda que esta película narra una hermosa historia que prima por encima de todo lo demás, incluso de las interpretaciones, la labor de dirección o las localizaciones y por eso no me voy a parar excesivamente en esas cuestiones. Conocer lo que fue la vida de esta zoóloga es fascinante y, al tratarse de una película, es obvio que se haya eliminado mucha información. Para conocer toda la verdad, sería imprescindible leer alguna biografía autorizada de la zoóloga, en caso de haberla, y especialmente el libro que ella publicó en 1983 y que también lleva por título Gorilas en la niebla. Me parece que Dian Fossey hizo una labor encomiable y que debe reconocerse. Según se nos cuenta en el desenlace, la lucha emprendida por esta mujer que tuvo tan trágicas consecuencias para sí misma, supuso el final de la caza furtiva y la supervivencia de la especie. A día de hoy la población de gorilas sigue multiplicándose.
Y como digo no me voy a parar excesivamente en otras cuestiones más allá de la historia. La interpretación de Weaver es muy buena tanto en los momentos de felicidad como en los más angustiosos. Sí destaco especialmente el feeling que se siente entre ella y el actor John Omirah Miluwi que interpreta a Sembagare. Con la mirada se lo dicen todo.
La fotografía es muy bella, así como los paisajes que muestra la exuberancia de la vegetación africana. Tratándose de una película del año 88, se entiende que no contaban con los recursos de hoy. Seguramente si hubiera sido rodada en los últimos tiempos su calidad y definición hubiera mejorado mucho. Y en cuanto a la ambientación también es muy buena. Tampoco es que hayan tenido que hacer grandes recreaciones. La película se rueda en Ruanda unos cuantos años después de la muerte de la protagonista por lo que la zona no habría cambiado mucho.
Pero una de las cosas que más curiosidad me ha producido al volver a ver la película es saber cómo se rodó. Por un lado los escenarios principales pertenecen a Ruanda pero lo que más llamativo me resultaba era conocer cómo se habían filmado esas imágenes en las que vemos a la actriz rodeada por los primates y abrazada a ellos. Por lo que he podido leer, durante el rodaje se hizo uso de gorilas reales que se mezclaban con personas perfectamente maquilladas y disfrazadas. En algunas escenas sí se puede distinguir que no es oro todo lo que reluce.
E indagando un poco he encontrado un magnífico reportaje de National Geographic emitido en La 2, con imágenes reales y testimonios del verdadero Bob Campell. Creo que, escuchar a uno de los protagonistas de esta historia, es una de las mejores maneras de conocer a Dian Fossey y el trabajo que desarrolló en las montañas del África central con los gorilas.
Volver a reencontrarme con este largometraje ha sido estupendo. Me he vuelto a emocionar con la lucha de esta mujer y su repentina muerte. Sigo pensando que la especie humana deja mucho que desear y que, aquello de que somos seres racionales no es tan acertado como se supondría. Soy de las que piensa que los animales nos dan unas lecciones que el nombre no termina de aprender.
Gorilas en la niebla es una película que todos deberían ver, simplemente por la historia que narra. No hace falta fijarse en nada más. Pienso que si eres amante de los animales podrás entender lo que sentía Dian Fossey.
Trailer [en inglés]:
[Imágenes e ilustraciones tomadas de Google]
El reportaje hablaba de los sentimientos de los animales, de cómo se cuidan los unos a los otros, de lo agradecidos que están con aquellas personas que los han cuidado desde el nacimiento.
Las imágenes me llevaron a pensar en el amor incondicional que muchos sentimos por los animales y siendo este un blog literario, también recordé a todos esos autores que suelen manifestar su amor por los que ellos consideran un miembro más de la familia. Me acordé de Rulfo, de Mowgli, de Héctor,.... Y de todos esos amigos cercanos o lejanos que han sido felices juntos sus perros, gatos, loros, tortugas, patos, y demás... y de todos esos que han llorado su pérdida.
Dado que el reportaje hacía referencia a Dian Fossey y a la película que retrata buena parte su vida, me entraron muchísimas ganas de volver a ver Gorilas en la niebla, una película que en su día me pareció una maravilla por su valor antropológico y zoológico, que refleja y narra la vida de esta mujer que encontró la muerte en África, luchando hasta el último momento por la protección y la salvaguarda de los gorilas de montaña.
Gorilas en la niebla comienza presentándonos a una joven Dian Fossey (Sigourney Weaver) que asiste a una conferencia sobre gorilas del profesor Louis Leakey en Louisville, Kentuky. Por entonces, contando con algo más de treinta años de edad, anhelaba dejar su trabajo actual en un hospital de la localidad para trasladarse a estudiar a los gorilas de montaña en África, animada por todo lo que había leído en los estudios del destacado zoólogo americano George Schaller. Su cabezonería la llevó a las montañas del África Central. Inicialmente se instala en las montañas de Kabara en el Congo para realizar un censo sobre los gorilas. Junto con Sembagare (John Omirah Miluwi), el rastreador que se convirtió en su mano derecha, exploraba la selva en busca de grupos de gorilas de montaña, el mayor de todos los primates que por entonces estaba en peligro de extinción pues los cazadores furtivos los apresaban para venderlos en el mercado negro.
Dian Fossey se acercó a los gorilas para estudiarlos en su hábitat natural y aprender de su comportamiento mediante técnicas de imitación hasta el punto de emprender acercamientos temerarios que podían costarle la vida. Sin embargo, ella nunca se amedrantó y sus estudios se consideraron de vital importancia, una ayuda esencial para comprender incluso la evolución del ser humano. Los años convirtieron su curiosidad en un amor incondicional y su afán por protegerlos la impulsó a luchar contra la matanza que se estaba produciendo, llegando a enfrentarse a las autoridades gubernamentales, y a remover cielo y tierra para acabar contra las injusticias perpetradas contra los animales. A todo ello había que añadir que en el país se estaba levantando una guerra civil y que el ejército pretendía expulsar a todos los blancos del territorio. Su campamento fue arrasado y ella expulsada a Ruanda.
Gorilas en la niebla narra los problemas a los que tuvo que enfrentarse la zoóloga en una tierra a la que le costó inicialmente adaptarse pero donde vivió las experiencias más maravillosas de su vida, incluida el amor con el fotógrafo Bob Campell (Bryan Brown). Igualmente desvelará la fascinante relación que llegó a mantener con los primates, quienes la aceptaron como un miembro familiar y conocido. Esa relación tan estrecha que llegó a mantener con ellos la obsesionó de tal modo que se volvió un enemigo cruel contra los que quisieran hacer daño a sus gorilas, como ella los llamaba. Su actitud defensiva y fanática le granjeó más de un enemigo y en aquellas montañas verdes, cerca de sus gorilas, encontró la muerte, un hecho que, a día de hoy, sigue sin esclarecerse totalmente.
Fue enterrada en Karisoke, el que fue su lugar de estudio. Junto a su tumba, está enterrado Digit, un gran gorila macho muerto a manos de los furtivos, y otros tantos a los que ella amó y fallecieron como consecuencia de la barbarie humana. En su lápida figura la inscripción «Nyiramacibili» que significa «la mujer sola que los bosques».
No cabe duda que esta película narra una hermosa historia que prima por encima de todo lo demás, incluso de las interpretaciones, la labor de dirección o las localizaciones y por eso no me voy a parar excesivamente en esas cuestiones. Conocer lo que fue la vida de esta zoóloga es fascinante y, al tratarse de una película, es obvio que se haya eliminado mucha información. Para conocer toda la verdad, sería imprescindible leer alguna biografía autorizada de la zoóloga, en caso de haberla, y especialmente el libro que ella publicó en 1983 y que también lleva por título Gorilas en la niebla. Me parece que Dian Fossey hizo una labor encomiable y que debe reconocerse. Según se nos cuenta en el desenlace, la lucha emprendida por esta mujer que tuvo tan trágicas consecuencias para sí misma, supuso el final de la caza furtiva y la supervivencia de la especie. A día de hoy la población de gorilas sigue multiplicándose.
Y como digo no me voy a parar excesivamente en otras cuestiones más allá de la historia. La interpretación de Weaver es muy buena tanto en los momentos de felicidad como en los más angustiosos. Sí destaco especialmente el feeling que se siente entre ella y el actor John Omirah Miluwi que interpreta a Sembagare. Con la mirada se lo dicen todo.
La fotografía es muy bella, así como los paisajes que muestra la exuberancia de la vegetación africana. Tratándose de una película del año 88, se entiende que no contaban con los recursos de hoy. Seguramente si hubiera sido rodada en los últimos tiempos su calidad y definición hubiera mejorado mucho. Y en cuanto a la ambientación también es muy buena. Tampoco es que hayan tenido que hacer grandes recreaciones. La película se rueda en Ruanda unos cuantos años después de la muerte de la protagonista por lo que la zona no habría cambiado mucho.
Pero una de las cosas que más curiosidad me ha producido al volver a ver la película es saber cómo se rodó. Por un lado los escenarios principales pertenecen a Ruanda pero lo que más llamativo me resultaba era conocer cómo se habían filmado esas imágenes en las que vemos a la actriz rodeada por los primates y abrazada a ellos. Por lo que he podido leer, durante el rodaje se hizo uso de gorilas reales que se mezclaban con personas perfectamente maquilladas y disfrazadas. En algunas escenas sí se puede distinguir que no es oro todo lo que reluce.
E indagando un poco he encontrado un magnífico reportaje de National Geographic emitido en La 2, con imágenes reales y testimonios del verdadero Bob Campell. Creo que, escuchar a uno de los protagonistas de esta historia, es una de las mejores maneras de conocer a Dian Fossey y el trabajo que desarrolló en las montañas del África central con los gorilas.
Volver a reencontrarme con este largometraje ha sido estupendo. Me he vuelto a emocionar con la lucha de esta mujer y su repentina muerte. Sigo pensando que la especie humana deja mucho que desear y que, aquello de que somos seres racionales no es tan acertado como se supondría. Soy de las que piensa que los animales nos dan unas lecciones que el nombre no termina de aprender.
Gorilas en la niebla es una película que todos deberían ver, simplemente por la historia que narra. No hace falta fijarse en nada más. Pienso que si eres amante de los animales podrás entender lo que sentía Dian Fossey.
Trailer [en inglés]:
[Imágenes e ilustraciones tomadas de Google]
Hace siglos que vi esta película, en el cine, y me gustó tanto que la compré en DVD. Gracias por recordármela. Besos
ResponderEliminarNo la he visto pero porque nunca me ha llegado a apetecer.
ResponderEliminarOh! Peliculón, pero peliculón peliculón.
ResponderEliminarMe encanta, la he visto un montón de veces y las que me quedan
Besos
La vi en su día cuando se estrenó y me emocionó muchísimo. Me pareció una película preciosa y ella una actriz como la copa de un pino. Cuánto amor transmitía en esas escenas!
ResponderEliminarBesos
Esta sí la he visto, hace bastantes años ya y me gustó mucho, también tengo el libro
ResponderEliminarBesos
Una recomendación fantástica la que nos traes hoy.
ResponderEliminarBesos.
Hace muchos años que la vi y repito cuando me la cruzo porque me encanta.
ResponderEliminarBesos