lunes, 29 de febrero de 2016

CARTA A D. HISTORIA DE UN AMOR de André Gorz.


Editorial: Paidós.
Colección: El arco de Ulises.
Fecha publicación: 2008.
Nº Páginas: 110
Precio: 15,00 €
Género: Pensamiento.
Edición: Tapa dura con sobrecubiertas.
ISBN: 9788449321023



Autor y sinopsis

André Gorz, cuyo verdadero nombre era Gérard Horst, nació en Viena en 1923. Filósofo y periodista, fue cofundador de Le Nouvel Observateur y su pensamiento se sitúa entre la teoría política y la crítica social. De formación marxista, a partir de los años 70 Gorz se convirtió en unos de los principales teóricos de la ecología política.

Carta a D. es una larga carta de amor que el filósofo escribió a su esposa poco después de descubrir que estaba enferma. Un testimonio conmovedor por su sensibilidad y su ternura, por su coherencia y honestidad.

En 2007 André Gorz se suicidó junto con su esposa en su casa de Vosnon, en Francia.

[Biografía y sinopsis tomadas directamente del ejemplar]



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«Acabas de cumplir ochenta y dos años. Has encogido seis centímetros, sólo pesas cuarenta y cinco kilos y sigues siendo bella, elegante y deseable. Hace cincuenta y ocho años que vivimos juntos y te amo más que nunca. Te escribo para comprender lo que he vivido, lo que hemos vivido juntos».

Estas palabras, que figuran en la contraportada de Carta a D. Historia de un amor, fueron las que me impulsaron a llevarme este libro a casa. Me parecieron de una belleza extrema y, nada más leerlas, se me vino a la mente una imagen que me obsesiona. No sé si alguna vez os ha pasado pero yo, con cierta frecuencia veo a una pareja de ancianos que viven cerca de mi casa. La peculiaridad de ese hombre y esa mujer no es un caminar despacio y renqueante, no es un rostro lleno de arrugas o una cabellera plateada. No, eso es lo común, lo habitual, lo esperado. Lo que no es tan usual es verlos siempre, siempre, cogidos de la mano. Cada vez que me cruzo con ellos por la calle no veo a dos octogenarios sino a dos jóvenes que han sido capaces de mantener la esencia de un amor de juventud en el transcurso de los años. En ese simple gesto, en esas dos manos entrelazadas, hay todo un universo de sentimientos.



Todo esto es lo que pensé cuando leí las palabras con las que además se inicia este pequeño libro, pequeño no solo porque abarque unas cien páginas sino también por su formato que, por paradójico que parezca, tiene el tamaño de un misal.

Carta a D. Historia de un amor es efectivamente una carta de amor pero no lo es al uso. Si te paras a analizarlo un poco parece más bien un ajuste de cuentas, un intento de hacer justicia, cuando uno viene de vuelta de todo y tiene capacidad suficiente como para evaluar qué es lo que realmente merece la pena en la vida. 

Bajo el seudónimo de André Gorz se esconde Gerhard Hirsch, un periodista y filósofo de origen judío, gran pensador y cofundador de Le Nouvel Observateur, destacó por sus teorías marxistas y la publicación de varios libros y ensayos que le granjearon bastante reputación, obras en las que siempre tuvo el apoyo de su esposa Dorine Keir, de la que vivió enamorado toda su vida. No me paro a daros más datos sobre su biografía pero sí es importante destacar que el matrimonio decidió poner fin a sus días el 22 de septiembre de 2007. La vida los había unido y no se separarían ni siquiera en la muerte. 

Carta a D. Historia de un amor nace en el momento en el que Gorz conoce una terrible noticia, la de la enfermedad degenerativa que padecía su esposa y que le provocaba fuertes migrañas y dolores. Es entonces cuando echa la vista atrás y descubre con horror lo poco presente que su esposa ha estado en su obra, cuando probablemente, él no hubiera sido lo que es de no ser por ella. Gorz llega así al descubrimiento de una verdad universal, aquella que hace tambalear  nuestra existencia, cuando advertimos lo poco que hemos valorado lo que teníamos a nuestro lado hasta que estamos a punto de perderlo. Qué necios parecemos entonces, cuánto arrepentimiento. Es justo en ese momento en el que se encuentra André Gorz cuando, la noticia de la enfermedad de su esposa, le obliga a repasar su vida junto a ella. Solo así, reflexionando y poniéndolo por escrito, entenderá lo importante que ella ha sido en su vida y lo mucho que la ha amado siempre. 

«Necesito reconstruir la historia de nuestro amor para captar todo su sentido. Gracias a ella, somos los que somos, uno por el otro y uno para el otro. Te escribo para comprender lo que he vivido, lo que hemos vivido juntos». [pág. 9]

Pero para llegar al amor y entender la magnitud del mismo, Gorz hace un repaso a su vida y nos narrará cómo conoció a su mujer, dónde se vieron por primera vez, cómo fue la infancia de ella y de qué forma y manera llegaron al matrimonio. Poco a poco va desgranando de manera breve los acontecimientos a lo largo del siglo XX y la evolución de su pensamiento. Quizá es esta, la puesta en escena de su ideario político y social, la que se me ha hecho más cuesta arriba, en la que se pierde de vista el amor para dar paso a otras cuestiones escritas en un tono más gélido, más aséptico, sin el calor de esos otros pasajes en los que el amor es el centro neurálgico.


Pero entre sus reflexiones también vamos a encontrar otras de otra índole que me han parecido sumamente interesantes. Medita Gorz sobre la práctica de escribir como una necesidad vital tan necesaria como alimentarse, respirar o dormir y en esa obsesión de encerrarse en sus trabajos. apartándose de todo lo demás, siempre encontró el apoyo de su mujer que le diría «Si tu vida es escribir, entonces escribe».


André Gorz y Dorine
En cualquier caso, Carta a D. Historia de un amor termina como empieza, como una oda al amor, cerrándose así el círculo que Gorz ha trazado en este libro, concluyendo que lo realmente importante que ha tenido en su vida es su mujer y el amor que ambos han sentido el uno por el otro. El final es tan bello como el principio y para no romper la magia de este canto al corazón lo dejaré en el aire, a la espera de que vosotros mismos lo descubráis.

viernes, 26 de febrero de 2016

LA FUENTE DE ORO de Juan Pedro Cosano.


Editorial: Espasa.
Fecha publicación: febrero, 2016.
Nº Páginas: 600
Precio: 19,90 €
Género: Novela.
Edición: Tapa dura con sobrecubiertas.
ISBN: 978-84-670-4600-7
[Disponible en formato digital;
puedes leer las primeras páginas aquí]

Autor

Juan Pedro Cosano Alarcón (Jerez, 1960) es titular del bufete jurídico Cosano y Asociados, S. L. P., en Jerez de la Frontera, aunque desarrolla su actividad en todo el territorio nacional.

Es autor de las novelas Hispania y Las muertes pequeñas y del poemario La noche calma y otros poemas. En 2014 recibió el Premio Abogados de Novela por El abogado de pobres. En 2015 publicó Llamé al cielo y no me oyó, nueva entrega de las peripecias de su personaje Pedro de Alemán y Camacho, abogado de pobres.

Está casado y tiene dos hijos, ambos estudiantes de Derecho.

Sinopsis


Una sociedad a punto de cambiar para siempre. 

Jerez de la Frontera, años treinta: Beltrán de la Cueva, carismático y ambicioso, heredero de una de las sagas bodegueras más importantes de la ciudad está comprometido con una joven de su clase. Pero en su camino se interpone una pasión inesperada: la que siente por la bellísima Lele Gavilán, una de sus empleadas. 

El destino siempre tiene la última palabra. 

Lo que podría ser la historia banal del aristócrata que seduce a la joven inocente tiene una deriva que dejará sin aliento al lector: el curso de los acontecimientos dará un giro extraordinario, movido por el viento de la historia y sus dramáticas circunstancias pero, sobre todo, por causa del carácter indomable de Lele. 

Un Downton Abbey a la española.

[Biografía y sinopsis tomadas directamente del ejemplar]


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A Juan Pedro Cosano lo conocí el año pasado cuando vino a Sevilla a presentar su novela Llamé al cielo y no me oyó, segunda parte de las aventuras del abogado Pedro de Alemán, al que ya conocimos con El abogado de pobres. Hasta hace una semana, no había leído nada de lo escrito por este autor. No por falta de ganas, quede constancia, sino simplemente porque son tantas las lecturas pendientes que resulta difícil abarcarlas todas. No obstante, cuando llegó a mis manos La fuente de oro, con una cubierta tan hermosa y una sinopsis tan sugerente, no quise dejar de la lado esta lectura, máxime cuando cabía la posibilidad de un nuevo encuentro con el autor que lamentablemente no llegó a forjarse. 

La editorial ha llegado a comparar el argumento de esta novela con el de la serie británica Downton Abbey, una confrontación muy tentadora pero, en honor a la verdad, y tras la lectura de la novela, he de decir que no encuentro equiparación posible, más allá de que ambas tramas giran alrededor de una familia, digamos, de rancio abolengo. Para ser justos, La fuente de oro tiene empaque suficiente por sí sola como para no necesitar de parangones de ningún tipo. Yo he disfrutado mucho con esta lectura, la he paladeado y me ha dejado un gratísimo  sabor de boca.
La fuente de oro nos hace viajar al Jerez de los años 30, donde conoceremos como principal foco neurálgico a la familia De la Cueva, dueños de las bodegas Beaumont. Tras el fallecimiento del cabeza de familia, el joven Beltrán de la Cueva tendrá que abandonar sus estudios en Madrid para hacerse cargo de las bodegas familiares, no sin antes negociar, empleando malas artes, con el resto de los miembros del Consejo de Administración. Casado con Sonsoles Domecq se convertirá en un importante hombre de negocios.
Por otra lado, conoceremos a Mercedes Gavilán, una joven de familia humilde, que trabaja como doncella en casa de una viuda. Enamorada de un joven lechero, Antonio Barea, se verá injustamente acusada de un robo. Pero un hecho tan denigrante como este dará paso a un cruce de caminos en el que se encontrará con Beltrán de la Cueva. 

Con esta escasa información seguro que os hacéis una idea de por dónde van los tiros pero he de advertiros que La fuente de oro no es una novela más de amores prohibidos pero poderosos, que lucharán por salir a la luz a pesar de las convicciones sociales. En esta novela hay todo un universo que no solo se centrará en el amor, sino que tocará otras cuestiones con las que el lector podrá conformar en su mente una imagen bastante realista de una época y un lugar, donde una relación entre Beltrán de la Cueva y Mercedes Gavilán podía ser perfectamente factible.

Juan Pedro Cosano construye así una historia en la que no faltará por supuesto el amor que vendrá acompañado de puñaladas traicioneras, chantajes, venganzas, conspiraciones, amenazas, tragedias o penas, más unas cartas con remitente desconocido cuya resolución no me llegó a convencer por completo. La fuente de oro es una novela muy completa que se volverá adictiva en muchos pasajes, con episodios sumamente palpitantes y un desenlace que aunque esperado, no ha supuesto ninguna decepción, más bien lo contrario. Tanto es así que me he quedado con ganas de más, de saber de la vida de los personajes una vez llegados al punto y final.

jueves, 25 de febrero de 2016

ENTREVISTA a MIGUEL DE LEÓN (Los amores perdidos).

Autor

No puedo aportar como currículo más que la rebeldía de un niño que no quiso dejarse abatir por la adversidad. Nací a finales de 1986 en La Laguna, Tenerife, y me crié en el seno de una familia muy humilde en Valle de Guerra, una zona rural de la costa norte de la isla. Con once años empecé a trabajar para ayudar en casa con mis hermanos pequeños: repartí periódicos, colaboré en una procuraduría y fui aprendiz administrativo en unas oficinas mientras estudiaba con los adultos del turno de noche. Cuando tenía quince años, sin haber terminado del todo el último curso de bachillerato, tuve que desistir de la asistencia a las clases. Fui peón albañil, freganchín, pinche de cocina, camarero, ferrallista, operador de guillotina, fotomontador en una litografía y, por último, administrativo en una empresa importadora, hasta el ingreso en el servicio militar. A su término, ejercí de vigilante jurado y me hice programador informático estudiando por mi cuenta. Trabajé como ejecutivo comercial de una importante firma nacional hasta que en 1992 establecí una pequeña empresa, que ha sido mi sustento hasta hoy.

Durante ese largo camino, me acompañó aquel niño enfurruñado que quería escribir, resuelto a forcejear en cada decisión que yo tomaba si a él lo alejaba en su empeño. En la soledad de muchas tardes y en muchas madrugadas insomnes, dejé que me ganara algunas partidas. Pero llegó el día en que tuve la noticia de que Plaza & Janés publicaría mi primera novela, resultado de aquellas vigilias. Quedé tan aturdido que necesité refrescarme la cara. Al levantar la cabeza, encontré a ese niño en el espejo, sonriéndome con malicia. «¿Lo ves?», me dijo, no has hecho sino dar tumbos para llegar renqueando hasta aquí, donde yo te había dicho que estaba tu sitio. Me había ganado la batalla final. «No me lo reproches», le repliqué, «mientras daba esos tumbos te he ido llenando las alforjas de historias para contar». Aceptó la respuesta. Hemos vuelto a ser una sola persona. Tal vez nos alcance el tiempo para escribir otra bonita historia más.



Sinopsis


Los amores perdidos es la historia de los jóvenes Arturo Quíner y Alejandra Minéo, de su relación imposible y de lo que tuvieron que sacrificar por ella. Y de dos familias, los Quíner y los Bernal, enemigas eternas. Y es también la historia de un pueblo canario, El Terrero, de héroes anónimos y caciques ambiciosos, donde las pasiones son arrebatadas, los secretos se desvelan entre susurros y las venganzas se cobran con sangre.

Los amores perdidos es el poderío de Dolores Bernal, la matriarca despótica que controla el pueblo con mano de hierro; la bondad de Alfonso Santos, el honorable y firme médico que conoce el punto débil de todos sus vecinos; el valor de Rita Cortés, la chica rebelde y excesiva, que huye a la Península para encontrar algo muy diferente a lo que esperaba; o la tenacidad de Ismael Quíner, el noble enamorado que lo ofrecerá todo por la supervivencia de su estirpe.

Los amores perdidos es un épico y colosal tapiz tejido con estas y otras muchas historias, que afectarán a la pasión de Arturo y Alejandra a lo largo de los años y que les llevará del Terrero a Nueva York, del enamoramiento al desencanto, de la separación al reencuentro para finalmente enfrentarse a un destino incierto.

 
[Biografía y sinopsis tomadas directamente del ejemplar]




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A Miguel de León le rebosa alma por los ojos. Si las emociones tuvieran color, en las fotografías que se tomaron durante el encuentro podríamos distinguir con absoluta claridad un halo de distintas tonalidades flotando sobre entrevistadora y entrevistado porque si algo hubo en esa entrevista, fue emoción, y en algunos momentos, muy contenida.

Desprende la biografía del autor la certeza de haber sido un hombre ávido por aprender aunque la vida no se lo pusiera fácil. Autodidacta y hecho amismo, nunca dejó de ser aquel niño que soñaba con convertirse en escritor. 

De Miguel de León te gana su honestidad y sinceridad, su mirada franca y limpia, su humildad y su modestia, cualidades que ha sabido transmitir a algunos personajes de esta novela, de estos amores perdidos que lleva días cautivándome y de la que os daré debida cuenta cuando llegue a su fin. Permitidme que me demore, para que pueda prolongar el disfrute del camino. De momento, os dejo con la entrevista. Esto es lo que Miguel de León nos contó.

 


Marisa G.- Miguel, Los amores perdidos encierra una historia preciosa pero sé, por la nota de prensa que nos ha hecho llegar la editorial, que este libro también tiene una bella historia detrás que nos habla de cómo usted comenzó a escribir, de su pasión por la lectura, de cómo encontró editorial. Cuéntenos un poco.

Miguel de L.- Siempre quise escribir, desde que era un adolescente con quince años. Me gustaba mucho leer porque además, tampoco tenía posibilidad de otras cosas. No había televisión, no tenía dinero para el cine,... Mi único entretenimiento era leer y leí sobre ciencia, filosofía y política. Sé un poco de todo eso gracias a la lectura. Precisamente lo que menos leí entonces fue literatura, algo que me hubiera gustado mucho. Pero yo tenía que trabajar porque mi situación familiar era muy complicada. Era el mayor de cinco hermanos y tuve que abandonar los estudios, bueno, abandonarlos no, simplemente dejé de ir a clase. Me busqué trabajo de lo que fuera. Por eso en la biografía que aparece en el libro figura que he hecho tantas cosas.

M.G.- Muchísimas Miguel.

M.L.- Sí, todas esas cosas fueron de niño. Luego de mayor, tras el servicio militar, me hice informático pero estudiando por mi cuenta, y conseguí trabajo. Estuve una temporada haciendo programación, luego empecé a trabajar para El Corte Inglés, pero vendedor de calle, a puerta fría... Todo esto transcurrió en Gran Canarias. Luego nos mudamos a Tenerife, monté una empresa, me fue muy bien durante muchos años pero llegó la crisis y todo se vino abajo. En aquel desánimo comencé a recuperar las antiguas  historias que tenía, entre ellas un esbozo de novela, que decidí acabar, darle forma y aquí está.

M.G.- Siendo usted un escritor novel, ¿soñó alguna vez con que una editorial importante lo respaldara en su primera novela?

M.L.- No. Nunca llegué a soñar eso. Yo lo suelo decir de broma pero es verdad, para mí es esto ha sido como tocar en la puerta del cielo y que salga a recibirme San Pedro. Plaza & Janés de Penguin Random House,... algo inimaginable. Llevo tocando el cielo desde hace dos años. 

M.G.- Miguel, yo soy de las que leen los libros desde el principio hasta el final, desde la biografía del autor hasta los agradecimientos.

M.L.- Todo es novela.

M.G.- Sí, y siempre hay detalles interesantes. En su novela, al margen del argumento, hay dos cuestiones que me han resultado sumamente curiosas. Por un lado, la nota de prensa comenta que su autor de cabecera es Gabriel García Márquez. No sé si usted estará de acuerdo conmigo en que se puede notar esa influencia de Gabo en Los amores perdidos.

M.L.- Claro, claro y además no renuncio a ello, no me ofende para nada. Estuve veinte años aprendiendo a escribir con, y no como, el maestro y ahora llevo otros veinte años intentando que no se me note pero bueno...

M.G.- Se le nota un poquito (risas), pero es muy bonito. 

M.L.- Pero no me importa. Si me parezco un poquito al maestro, bien, ya está, no pasa nada, está todo dicho.

M.G.- No, no, claro que no pasa nada, a mí me ha gustado mucho encontrar ese rastro. Y por otro lado, en la biografía que figura en el libro aparece una frase preciosa que dice así:


«Durante este largo camino, me acompañó aquel niñeo enfurruñado que quería escribir, resuelto a forcejear en cada decisión que yo tomaba si a él lo alejaba de su empeño».

¿Se podría decir que hoy podemos leer Los amores perdidos gracias a aquel niño en lugar de dar las gracias al adulto?

M.L.- Sí, es indudable. Él fue el que venció. El adulto se topó en su camino con una crisis tremenda, que lo obligó a cerrar su empresa. Todo se vino abajo pero, por suerte, se cerraba una puerta para abrirse otra. En un momento muy duro para mí, recibí la llamada de la editorial para confirmarme que publicarían mi novela y entonces me acordé de aquel niño, de aquel niño de dieciséis años del que se reían todos cuando decía que quería ser escritor.

M.G.- Algunos sueños se cumplen. Usted lo ha conseguido.

M.L.- Sí, se me ha cumplido un sueño.

M.G.- Pues entremos en materia. La sinopsis que aporta la editorial permite al lector hacerse una idea del argumento pero me gustaría que fuera usted mismo, con sus palabras, el que nos explicara qué nos vamos a encontrar en Los amores perdidos.

M.L.-  Yo espero que los lectores se encuentren con una novela llena de momentos de emoción. Sé que es muy arriesgado, que soy como un funambulista sobre un cable y que, en cualquier momento, me pudo caer pero prefiero vivir el riesgo, correr el riesgo de intentar emocionar. Si consigo emocionar a dos o tres personas, me va a dar igual que luego venga un crítico y me diga que soy un desastre de escritor. Si consigo emocionar a un lector, habré alcanzado mi objetivo. Yo disfruto con un libro que me emociona y me gustaría que mi libro emocionara a los lectores. ¿Cómo creo que se consigue eso? Pues escribiendo sobre personas que te las podrías encontrar cuando vas a comprar el pan, escribiendo sobre aquellas cosas que nos hacen ser lo que somos, humanos, hablar de las emociones del corazón,... Creo que eso es lo que hacía García Márquez también. Es lo que yo intento.

De los sesenta o setenta personajes que aparecen, hay como veinte que son muy rotundos e inequívocos, con un extenso desarrollo, y tienen mucho de psicología. Es muy trabajoso pero el resultado merece la pena.

M.G.- ¿Pero cómo se maneja a tanto personaje? 

M.L.- Intento trabajar la psicología de los personajes, aunque realmente no tengo una técnica. Digamos que cobran cuerpo delante de mí. Algunos se dejan llevar con docilidad y otros se oponen totalmente a lo que yo pretendo de ellos y, al final, terminan ganándome la partida.

M.G.- Adquieren vida propia.

M.L.- Sí. Mira, Rita Cortés es un personaje que asume su libertad de tal manera que no nos esperamos nunca que sea como es. Ella parece una mujer muy contradictoria. Por un lado está lo que persigue y por otro lo que desea. El lector quizá no entienda por qué actúa así pero ella tiene una razón que además es contundente.

Cuando creé el personaje de Rita quise hacerla de un modo y es como si ella se hubiera negado al papel que le tenía preparado. Al final, hizo lo que quiso.

miércoles, 24 de febrero de 2016

LA CHICA DANESA (DRAMA - 2015).


Año: 2015.

Nacionalidad: Reino Unido.

Director: Tom Hooper.

Reparto: Eddie Redmayne, Alicia Vikander, Matthias Schoenaerts, Amber Heard, Ben Whishaw, Sebastian Koch, Victoria Emslie, Adrian Schiller, Richard Dixon, Paul Kerry, Helen Evans, Michael Gade Thomsen, Alicia Woodhouse.

Género: Drama (Basado en hechos reales).

Sinopsis: Drama basado en la verdadera historia de una pareja de artistas daneses, Einar y Gerda Wegener. La vida de este matrimonio dio un giro cuando Einar sustituyó a la modelo femenina que su mujer, Gerda, tenía que pintar. Cuando los retratos resultan ser un éxito, ella anima a su marido a adoptar una apariencia femenina. Lo que comenzó como un juego llevó a Einar a una metamorfosis inesperada.

[Información facilitada por Filmaffinity]



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Los biopics siempre funcionan conmigo. Gracias a películas como esta he conseguido conocer a personajes muy interesantes, con una vida apasionante o muy dramática, héroes y heroínas anónimas a las que se les debe un reconocimiento o simplemente hombres y mujeres que se han significado por algún motivo con el paso de los años. Todas ellas personas que, de otro modo, aún seguirían siendo grandes desconocidos para mí.

Einar Wegener fue un artista danés nacido en Vejle (1882). Pintor paisajista con un gran reconocimiento en su país, conoció a su mujer Gerda, también pintora, en la Escuela de Arte y se casaron muy jóvenes. No obstante, la vida conyugal feliz y bien avenida de la que disfrutaban se tornó  en un calvario cuando Einar descubre de manera azarosa su lado más femenino, su transexualidad. Comienza así un viacrucis, incapaz de vislumbrar su verdadera identidad sexual, una cuestión que lo atormentó a lo largo de los años y que pudo capear vistiéndose como una mujer, maquillándose y haciéndose pasar por Lili Elbe, la prima de Einar. Pero nada era suficiente. Einar necesitaba sentirse mujer y en 1930 tomó una decisión irreversible.  

La chica danesa narra parte de la vida de Einar Wegener, sus primeros años de matrimonio,  su trayectoria artística y el descubrimiento de su identidad femenina. En el largometraje veremos a la pareja disfrutando de los éxitos de él como pintor, mientras ella no tiene tanta suerte. Aún así, eran felices y se amaban profundamente. Los problemas surgen cuando, como si de un juego se tratara, Einar y Gerda deciden que él se disfrace de mujer por mera diversión para asistir a un baile de artistas. Lo que se inicia como una simple broma se tornará en un torrente de emociones contra las que el pintor no podrá luchar. Lo intentará, pedirá ayuda médica, será diagnosticado de múltiples enfermedades absurdas e incluso lo someterán a un tratamiento que bien pudo generarle más perjuicios que beneficios. El desenlace me dejó sin habla, me cautivó y me dejó flotando en un mar de desolación y compasión. 

Desde los primeros minutos, la cinta nos muestra la curiosidad y admiración que Einar sentía por los exornos femeninos. La delicadeza de las medias de seda, la suavidad de los lazos y encajes, la belleza de unos zapatos de tacón hacían al pintor soñar con una identidad de la que la naturaleza lo había privado. En la mirada del pintor, hay un brillo casi de envidia cuando contempla los camisones o la ropa interior de su esposa. Y Gerda comprenderá asustada y con temor lo que su marido esconde en su interior. Le costará digerir la verdad pero el amor será mucho más fuerte pero al final asumirá la realidad y supondrá un enorme apoyo para Einar.

La chica danesa tiene una duración de ciento veinte minutos. Al respecto he decir que hasta algo más de la mitad se me hizo un tanto ardua pues los hechos se desarrollaban a un compás demasiado lento. La felicidad inicial da paso rápidamente al meollo del asunto y en ese dilema moral, en ese descubrirse y aceptarse, el guion se dilata excesivamente. Alcancé un sutil punto de aburrimiento que, tras más de hora y cuarto, se volvió en emoción. Cuando el pintor toma la decisión que cambiará su vida, la cinta coge más ritmo y es a partir de ese momento en el que volví a meterme en la película. Como dije antes, me hizo llegar a un desenlace que me dejó bastante tocada.  

A mi juicio, la homosexualidad y la transexualidad son temas que se tratan con mucho cariño y respeto. No hay sordidez ni mal gusto en la presentación de un tema tan espinoso como este y que tanto afecta a la psicología de los afectados.  

lunes, 22 de febrero de 2016

UN SUSURRO EN LA OSCURIDAD de Louisa May Alcott.


Editorial: Hermida Editores.
Fecha publicación: febrero, 2016.
Nº Páginas: 84
Precio: 13,90 €
Género: Novela.
Edición: Tapa blanda con solapas.
ISBN: 9788494454936
[Puedes leer las primeras páginas aquí]

Autora

Louisa May Alcott (Germantown, Pensilvania 1832 - Boston, 1888) era hija del reformista y pedagogo Amos Bronson Alcott, de quien recibió una esmerada educación. Su infancia y adolescencia transcurrió en los círculos trascendentalistas de Boston y de Concord (Massachusetts), siendo alumna de Emerson y de Thoreau, cuyas enseñanzas humanistas ejercieron un gran influencia en su pensamiento y en su obra literaria. Tras el fracaso de su padre en la fundación de una comunidad utópica en Harvard, Louisa se vio obligada a impartir clases y trabajar de costurera y asistenta.

Su primera novela, Estado de ánimo (Moods), apareció en 1864. En 1965 viajó a Europa. Dos años después dirigió la revista para niños Merry's Museum.

En 1868 publica su gran éxito Mujercitas, lo que le permitió saldar sus deudas y devolver la tranquilidad económica a la familia. Posteriormente publicó dos novelas que pueden considerarse secuelas de Mujercitas: Hombrecitos (1871), donde recreó el ambiente de la escuela innovadora creada por su padre, y Los muchachos de Jo (1886).

En 1877 publicó bajo pseudónimo la novela gótica Un moderno Mefistófeles, la historia de un poeta que firma un pacto fáustico. Además escribió con el pseudónimo de A.M. Barnard cuentos y novelas apasionadas, en una línea muy distinta de Mujercitas, como A Long Fatal Love Chase y Pauline's Passion and Punishment. También publicó historias morales para niños.

Murió en Boston, donde pasó los últimos años de su vida escribiendo. Su obra literaria abarca más de trescientos títulos.

Sinopsis

La publicación de Un susurro en la oscuridad, novela inédita en castellano de la autora de Mujercitas, Louisa May Alcott, descubrirá al lector español una nueva faceta suya. Enmarcada en el corpus de los thrillers góticos, sus motivos principales se inscriben en la vertiente más popular del género: la salvación personal a través del esfuerzo, la vida modesta y las dificultades en las relaciones amorosas.

En medio de una realidad desconcertante, producto de una relación amorosa con intereses enfrentados en la que intervienen varias personas, la protagonista se encuentra encerrada en una habitación bajo el control médico y mental de un doctor. Una sensación  de terror continua acompaña desde el comienzo de la trama al lector, y hace que pase las páginas frenéticamente en busca del incierto desenlace.

En Un susurro en la oscuridad Louisa May Alcott introdujo temas que resultaron especialmente novedosos en la literatura de su época, tales como el consumo de drogas, la locura y el control mental, y que, sin embargo, se alejan bastante de los habituales en su obra y también de su conocido estilo, normalmente luminoso y puro.

[Biografía y sinopsis tomadas directamente del ejemplar]


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«Su obra literaria abarca más de trescientos títulos». Esta es la última línea de la biografía de Louisa May Alcott que Hermida editores nos ofrece en la solapa de la novela de la que quiero hablaros hoy. La referida frase me deja atónita pues no tenía ni idea de que la autora de Mujercitas hubiera sido tan prolija en su carrera literaria, y es que nos quedamos con demasiada frecuencia en los umbrales. Es algo que nunca me ha gustado, ceñirme tanto a lo conocido, de ahí que cuando recibí un correo de la editorial, comentándome la inminente publicación de Un susurro en la oscuridad, una novela inédita en castellano, pensé que era una buena oportunidad para cruzar al otro lado de Mujercitas.

Sinceramente me ha sorprendido muchísimo esta lectura. Nunca me hubiera imagino que Louisa May Alcott pudiera escribir una historia como esta que navega entre un ambiente bucólico inicial para transformarse posteriormente en un thriller gótico, cargado de misterio y suspense, con un secreto por desvelar. Y resulta que no es la única novela de la autora con estos mimbres.

Un susurro en la oscuridad narra la terrible experiencia que vivirá la adolescente Sybil, tras ser apartada del amparo de madame Bernard, quien la ha cuidado desde que tenía seis años de edad, tras quedarse huérfana siendo muy pequeña. Será reclamada por su tío con el objeto de llevar a cabo los términos de un acuerdo del que hipotéticamente la joven no sabe nada. Regresará entonces a las tierras que le pertenecen por nacimiento y conocerá a su primo Guy. El transcurrir de los días desencadenará una serie de acontecimientos que se irán tornando cada vez más oscuros, más peligrosos.

Si te contara el argumento en detalle comprobarías que no hay nada nuevo bajo el sol porque realmente la trama se vislumbra, se vuelve previsible pero eso será lo de menos porque tras los acontecimientos primarios hay un transfondo que sustenta la verdadera historia, aquella que pone en evidencia la ambición, la desesperación por enmendar errores y salvar nuestro pellejo e incluso lo peligroso que puede resultar iniciar un juego del que no sabremos sus consecuencias. Por otro lado, la libertad es un concepto en el que se hace especial hincapié en la novela.

Pero Un susurro en la oscuridad pasa por otros temas, quizá no tratados con gran profundidad. Algunos hechos nos harán pensar en narcóticos, en técnicas para controlar la mente o la manipulación del individuo hasta hacerle perder la razón. Son cuestiones que me han resultado muy llamativas pues en ningún momento se me ha pasado por la mente que la autora pudiera abarcar tales asuntos en sus obras.

Lo mismo me ha ocurrido con los personajes. Una recuerda a aquellas cuatro hermanas bondadosas, compresivas y afables, una madre piadosa y sacrificada por el bien familiar, un padre que lucha por sus ideales y a una tía cascarrabias que provocaba más risa que pavor. No obstante, en Un susurro en la oscuridad, los personajes tienen otro perfil. Sybil es una joven rebelde y resuelta, acostumbrada a manejar los hilos con sutileza y amabilidad para salirse con la suya. Lamentablemente su astucia le jugará una mala pasada y desembocará en una experiencia terrible que hará peligrar su vida. 

En cuanto al tío, el lector irá descubriendo, a través de los ojos de la protagonista, que su fachada afable y sus palabras amables esconden algo incierto y extraño. Sybil intuye que su tío no es tan encantador y cortés como cabía esperar aunque en un principio lo achaca a suposiciones suyas. No obstante, los gestos hablarán por sí solos. El tío orquesta un plan de cuya resolución dependerá su bienestar pero las cosas se tuercen sobremanera y todo se precipatahacia un deselance trágico. 

Y por último estará su primo Guy. La relación entre padre e hijo parece fría y distante. En un principio podemos imaginar que todo se debe a diferencias generacionales pero la cosa va más allá. Guy no deja de ser un muchacho con buena voluntad, enredado en una estrategia por la supuesta obediencia que le debe a su progenitor, lo que le provoca sentimientos encontrados.

Pero habrá unos cuantos personajes más, entre los que destacan un doctor y una enfermera que acrecientan ese lado gótico que tiene la historia, y una desconocida que pone el toque de suspense y misterio. 

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