Editorial: Edhasa.
Fecha publicación: Abril, 2009.
Nº Páginas: 276
Precio: 22,90 €
Género: Narrativa.
Edición: Tapa dura con sobrecubierta.
ISBN: 978-84-350-0512-8
Autora
Marguerite Yourcenar (1903-1987). Cultivó los más diversos géneros literarios. En su amplia producción destacan, con Memorias de Adriano, Alexis o El tratado del inútil combate (1929), El tiro de gracia (1939), Cuentos Orientales (1963) y Opus Nigrum
(1968). En 1984 fue la primera mujer que entró en la Academia Francesa,
y en 1986 recibió la Legión de Honor.
Sinopsis
La primera novela postmoderna. La conjunción de la más importante novela
histórica de los últimos tiempos y de la versión castellana del gran
narrador argentino hacen de este volumen un verdadero acontecimiento
literario. Ni más ni menos que un hombre enfrentado a su destino.
La mayoría de los hombres gusta resumir su vida en una fórmula, a veces jactanciosa o quejumbrosa, casi siempre recriminatoria; el recuerdo les fabrica, complaciente, una existencia explicable y clara. Mi vida tiene contornos menos definidos. Como suele suceder, lo que no fui es quizá lo que más ajustadamente la define: buen soldado pero en modo alguno hombre de guerra; aficionado al arte pero no ese artista que Nerón creyó ser al morir; capaz de cometer crímenes, pero no abrumado por ellos. Pienso a veces que los grandes hombres se caracterizan precisamente por su posición extrema; su heroísmo está en mantenerse en ella toda la vida. Son nuestros polos o nuestros antípodas. Yo ocupé sucesivamente todas las posiciones extremas, pero no me mantuve en ellas; la vida me hizo resbalar siempre. Y sin embargo no puedo jactarme, como un agricultor o un mozo de cordel virtuosos, de una existencia situada en el justo medio.
[Biografía y sinopsis tomadas directamente del ejemplar]
************************************
Curiosidad es lo que sentía por la autora Marguerite Yourcenar. En más de una ocasión me he visto tentada a tomar en préstamo de la biblioteca alguna de sus muchas obras pero, creo haber comentado ya por aquí, que hay autores a los que les tengo tremendo respeto. Sin embargo, la ocasión se ha presentado en el club de lecturas. La última propuesta ha sido Memorias de Adriano, en una estupendísima traducción de Julio Cortázar.
Inicialmente la novela impone mucho. Nada más con ojearla un poco te das cuenta de su densidad. Páginas y páginas llenas de párrafos casi sin respiro en los que el diálogo brilla por su ausencia. Y realmente es densa no, lo siguiente pero aún así a mí me ha parecido una maravilla. Os cuento.
Memorias de Adriano, como su propio nombre indica, recoge las vivencias del emperador romano Publio Elio Adriano. Se trata de una extensísima carta que Adriano le remite al que sería un futuro sucesor suyo pero no el inmediato, Marco Aurelio, para relatarle su vida, sus años de gobierno, sus logros y sus errores. Parece que quiere así advertir al futuro emperador de los posibles problemas con los que se puede encontrar y orientarlo para que sepa manejarlos bien. Pero, para mí, al margen de aleccionar a Marco Aurelio, parece que Adriano quiere ajustar cuentas consigo mismo, analizar su proceder y evaluar su actitud a los largo de sus sesenta años.
«Te ofrezco, como correctivo, un relato libre de ideas preconcebidas y principios abstractos extraídos de la experiencia de un solo hombre -yo mismo-. Ignoro las conclusiones a que me arrastrará mi narración. Cuento con este examen de hechos para definirme, quizá para juzgarme, o por lo menos para conocerme mejor antes de morir». [Pág. 30]
La narración es cíclica pues todo se inicia en el momento en el que Adriano siente cerca la muerte, a la edad de sesenta años, tan cíclica que comienza y termina con un poema.
Enfermo de hidropesía de corazón, y teniendo que renunciar a numerosas actividades a causa de su enfermedad y su edad, cree conveniente echar la vista atrás y hacernos partícipe de lo que ha sido su vida. Adriano nos hablará de su infancia, pasando ligeramente por su nacimiento en Itálica, una ciudad romana de la que aún hoy se conservan importantes restos, situada dentro de los límites de Santiponce, un pueblo de la provincia de Sevilla (muy recomendable su visita). Recibió educación en Roma, batalló junto a Trajano, fue nombrado emperador, se casó con Sabina, realizó frecuentes viajes por los territorios del imperio, recalando en muchas ocasiones en Grecia, cuya cultura consideraba por encima de la romana, amó con pasión, gobernó con justicia y trató de mantener la paz en las fronteras y construir una clase media seria e instruida.
De la época que pasó con Trajano, parece que aprendió más lo que no se debía hacer que lo que sí. Fue muy contrario al sistema político de su predecesor, siempre en pugna por ampliar los límites del imperio mientras que Adriano prefirió siempre mantener lo que tenía, y además, mantenerlo en un estado de armonía y paz. Pero aún así también tuvo enemigos, incluso dentro de su propio círculo familiar, y por ello tuvo que adoptar medidas que pasaban por la violencia.
Son muchos los aspectos que hacen de Memorias de Adriano una lectura más que recomendable, a pesar de lo arduo que resulta a veces. Por un lado, todo el libro está repleto de buenísimas reflexiones de temática muy variada. Dan ganas de ir subrayando frases y frases, meditarlas, pensarlas y asimilarlas. En las páginas de este libro se hace mucho hincapié en la naturaleza humana, en la muerte, ensalzando su capacidad igualatoria, en el amor y las alteraciones que produce en nuestra razón, en la hipocresía, en el conocimiento que el hombre tiene sobre sí mismo, en la política, en la poesía... Creo que no deja tema sin tocar. Y entre una cuestión y otra, siempre flota la cuestión de la homosexualidad representada en su relación con el joven griego Antínoo, quizá una de las partes más bonitas de todo el libro. El amor que mantuvieron Adriano y Antínoo estaba basado en la lealtad, en la franqueza, en la ternura, un amor entregado y a la vez sacrificado que permitió al emperador vivir los momentos más dulces de su vida y también los más amargos.
De todos las cuestiones que toca hay algunas sumamente interesantes como la, ya por entonces vigente, lucha entre árabes y judíos. Adriano quiso conseguir que distintas razas y culturas convivieran en el mismo territorio imponiendo el sentido común y peleando contra el fanatismo. No le salió muy bien. Otro tema atractivo es el declive de Trajano, las intrigas que surgían en torno al posible sucesor, un pasaje que cuenta con su punto de intriga y suspense, pues la elección de los sucesores era un asunto que tenía en vilo a muchos posibles candidatos. Y más allá, anécdotas o curiosidades que me han parecido muy llamativas. Nacido en el sur de España, tomó lecciones de elocución para difuminar su acento andaluz.
«Animula vagula, blandula,
Hospes comesque corporis,
Quae nunc abibis in loca
Pallidula, rigida, nudula,
Nec, ut solis, dabis iocos...».
P. Aelius Hadrianus, Imp.
[Mínima alma mía, tierna y flotante,
Huésped y compañera del cuerpo
Que ahora te preparas a bajar
Por lugares descoloridos, rígidos y desnudos
Ya no esperarás tus acostumbrados juegos…]
Enfermo de hidropesía de corazón, y teniendo que renunciar a numerosas actividades a causa de su enfermedad y su edad, cree conveniente echar la vista atrás y hacernos partícipe de lo que ha sido su vida. Adriano nos hablará de su infancia, pasando ligeramente por su nacimiento en Itálica, una ciudad romana de la que aún hoy se conservan importantes restos, situada dentro de los límites de Santiponce, un pueblo de la provincia de Sevilla (muy recomendable su visita). Recibió educación en Roma, batalló junto a Trajano, fue nombrado emperador, se casó con Sabina, realizó frecuentes viajes por los territorios del imperio, recalando en muchas ocasiones en Grecia, cuya cultura consideraba por encima de la romana, amó con pasión, gobernó con justicia y trató de mantener la paz en las fronteras y construir una clase media seria e instruida.
De la época que pasó con Trajano, parece que aprendió más lo que no se debía hacer que lo que sí. Fue muy contrario al sistema político de su predecesor, siempre en pugna por ampliar los límites del imperio mientras que Adriano prefirió siempre mantener lo que tenía, y además, mantenerlo en un estado de armonía y paz. Pero aún así también tuvo enemigos, incluso dentro de su propio círculo familiar, y por ello tuvo que adoptar medidas que pasaban por la violencia.
Son muchos los aspectos que hacen de Memorias de Adriano una lectura más que recomendable, a pesar de lo arduo que resulta a veces. Por un lado, todo el libro está repleto de buenísimas reflexiones de temática muy variada. Dan ganas de ir subrayando frases y frases, meditarlas, pensarlas y asimilarlas. En las páginas de este libro se hace mucho hincapié en la naturaleza humana, en la muerte, ensalzando su capacidad igualatoria, en el amor y las alteraciones que produce en nuestra razón, en la hipocresía, en el conocimiento que el hombre tiene sobre sí mismo, en la política, en la poesía... Creo que no deja tema sin tocar. Y entre una cuestión y otra, siempre flota la cuestión de la homosexualidad representada en su relación con el joven griego Antínoo, quizá una de las partes más bonitas de todo el libro. El amor que mantuvieron Adriano y Antínoo estaba basado en la lealtad, en la franqueza, en la ternura, un amor entregado y a la vez sacrificado que permitió al emperador vivir los momentos más dulces de su vida y también los más amargos.
De todos las cuestiones que toca hay algunas sumamente interesantes como la, ya por entonces vigente, lucha entre árabes y judíos. Adriano quiso conseguir que distintas razas y culturas convivieran en el mismo territorio imponiendo el sentido común y peleando contra el fanatismo. No le salió muy bien. Otro tema atractivo es el declive de Trajano, las intrigas que surgían en torno al posible sucesor, un pasaje que cuenta con su punto de intriga y suspense, pues la elección de los sucesores era un asunto que tenía en vilo a muchos posibles candidatos. Y más allá, anécdotas o curiosidades que me han parecido muy llamativas. Nacido en el sur de España, tomó lecciones de elocución para difuminar su acento andaluz.
Memorias de Adriano, definida por él mismo como una meditación escrita, se sustenta en una amplísima, dilatada y dura labor de documentación que llevó a Yourcenar a estudiar la vida del emperador durante muchísimos años. En las notas que se acompañan a la novela, la autora nos explica el proceso que ha seguido la escritura de esta obra, de qué manera comenzó a escribirla, los años que tardó en documentarse, así como las veces que abandonó el proyecto pensando que era demasiado ambicioso para ella. De igual modo, nos aclara las licencias que se ha permitido, así como los hechos que encajan con la realidad. Todo lo que se refiere a la parte histórica de la vida del personaje está fantásticamente bien fundamentado y en cierto modo, nos sirve para refrescar nuestros estudios de Historia, sin que, por supuesto, este libro pueda ser considerado como un texto para el estudio. Al margen de que se trata de una carta y por lo tanto se podría catalogar como novela epistolar, para mí, Memorias de Adriano es una ficción histórica con la que la autora fabula sobre la forma de pensar de Adriano. Está claro que todas su reflexiones son fruto de la imaginación de Yourcenar pero a mí me ha encantado el Adriano que la autora perfila. Es un personaje que tiene sus luces y sombras, pues el poder le obligó a adoptar medidas peliagudas, pero por encima de todo me ha parecido un hombre proclive a la simpleza, preocupado por el bienestar de su pueblo, de espíritu conciliador y especialmente justo.
«...tomé por principio no aceptar para el Estado ni para mí ningún legado sobre el cual algún heredero directo pudiera considerarse con derechos. Traté de reducir la exorbitante cantidad de esclavos del palacio imperial,...» [pág. 122]
Y otro punto a favor de la novela es la capacidad de camuflaje de la autora. Me ha fascinado como Marguerite Yourcenar se diluye por completo a lo largo de toda la narración. En ningún momento fui consciente de que, tras las palabras, estaba la mano de la autora sino que, más bien, era el propio Adriano quien me iba narrando su vida de viva voz. Ella misma, en esas notas finales que he mencionado antes, reconoce que lo mejor que podía hacer era mantenerse en silencio. Realmente lo consigue.
Y además de dichas notas finales, Memorias de Adriano cuenta con una estructura de seis piezas, seis capítulos encabezados por un título en latín -Animula Vágula Blandula, Varius Multiplex Multiformis, Saeculum aureum, Disciplina Augusta y Patientia-, todas ellas con un contenido muy preciso. Y para cerrar la obra, una extensa bibliografía que denota la cantidad de material que Yourcenar manejó para escribir esta novela.
Memorias de Adriano no es una novela fácil de leer. No está hecha para esos momentos en los que se nos apetece despejar nuestra mente y zambullirnos en una historia que nos evada de la realidad. Resulta ser todo lo contrario. La obra de Yourcenar es muy profunda y exige una concentración plena, un ir desmembrando los párrafos para masticarlos, poniendo en ello nuestros seis sentidos si existiera un sexto. Los que hayan leído esta novela no se extrañarán si comento que no he podido seguir la lectura al cien por cien, que mi nivel de comprensión se ha quedado a la mitad de camino y aún así, ¡qué maravilla! Porque hay pasajes que se hacen muy cuesta arriba pero otros muchos da gusto leerlos.
La prosa de Marguerite Yourcenar es rica y exquisita, rozando la poesía en los momentos más vitales. Domina un suculento vocabulario que, independientemente de un tiempo pasado, nos obliga a visitar el diccionario en más de una ocasión. Carece por completo de diálogos, obvio en una carta, pues es un monólogo lleno de sabiduría de la que extraer importantes conocimientos. No importa que sus páginas soporten una carga más pesada de lo habitual en otro tipo de novelas o géneros. El placer de sentarse a leerla es mayor que el temor que podamos sentir. Al menos, a mí me ha ocurrido así. Lejos de atormentarme el momento de reencontrarme con su lectura, me disponía a ella con gran fruición.
No tengo mucho más que aportar. A mí me ha sorprendido mucho que esta novela me haya gustado tanto. Sinceramente cuando nos la dieron en la sesión del club me temí lo peor pero por fortuna, ha sido un estupendo descubrimiento. Además, y no quiero terminar sin comentarlo, creo que la traducción de Julio Cortázar ha influido en gran medida sobre mis impresiones. Tanto es así, que ando pensando en hacerme con un ejemplar pues como digo, es una de esas obras a las que hay que volver con el paso del tiempo.
Sé valiente. No la dejes atrás.
Puedes adquirirlo aquí:
La prosa de Marguerite Yourcenar es rica y exquisita, rozando la poesía en los momentos más vitales. Domina un suculento vocabulario que, independientemente de un tiempo pasado, nos obliga a visitar el diccionario en más de una ocasión. Carece por completo de diálogos, obvio en una carta, pues es un monólogo lleno de sabiduría de la que extraer importantes conocimientos. No importa que sus páginas soporten una carga más pesada de lo habitual en otro tipo de novelas o géneros. El placer de sentarse a leerla es mayor que el temor que podamos sentir. Al menos, a mí me ha ocurrido así. Lejos de atormentarme el momento de reencontrarme con su lectura, me disponía a ella con gran fruición.
No tengo mucho más que aportar. A mí me ha sorprendido mucho que esta novela me haya gustado tanto. Sinceramente cuando nos la dieron en la sesión del club me temí lo peor pero por fortuna, ha sido un estupendo descubrimiento. Además, y no quiero terminar sin comentarlo, creo que la traducción de Julio Cortázar ha influido en gran medida sobre mis impresiones. Tanto es así, que ando pensando en hacerme con un ejemplar pues como digo, es una de esas obras a las que hay que volver con el paso del tiempo.
Sé valiente. No la dejes atrás.
[Ilustraciones e imágenes tomadas de Google]
Retos:
- Autores de la A a la Z.
- 100 libros
Retos:
- Autores de la A a la Z.
- 100 libros
Un clásico que tengo pendiente. Me recuerda, en el tema, que no en el tono al célebre "Yo, Claudio" de Robert Graves. Anotado.
ResponderEliminarGerardo salió esa alución en la reunión del club y efectivamente la coordinadora apuntilló lo que tú dices... Tema sí. Tono no. Gracias por pasar.
EliminarSabes que me gusta mucho la novela histórica pero por lo que cuentas de las Memorias de Adriano, no me veo leyéndola. Besos.
ResponderEliminarLa verdad es que este no me atrae nada.
ResponderEliminarUn beso :)
No me veo. Si tú dices que has quedado a medio camino (seguro que has llegado mucho más lejos, que ya nos conocemos)..
ResponderEliminarA ver, que lo has vendido muy bien. Que a veces necesitamos también esos libros que nos exigen un esfuerzo porque aumenta el aprendizaje que conlleva una lectura. Y mira, quién iba a decir que mi infancia y la de Adriano tendría un lugar común.
Me ha fascinado eso de que no eras consciente de la voz de la autora sino que parecía que estabas leyendo directamente al propio Adriano.
Quién sabe si algún día...
Besos
Me la voy a apuntar, Roma siempre me ha atraído mucho.
ResponderEliminarUn beso!
No me gusta especialmente la época romana, pero me ha gustado mucho tu reseña y puede ser una novela interesante. No sé si la leeré, pero queda anotada por si acaso. Un saludo!
ResponderEliminarNo me sonaba.. y no será que no tiene tiempo....
ResponderEliminarNo sé, ahora mismo no me apetece algo denso. Soy de histórica, me encanta, pero no me apetece,
BEsos!!
Me gusta muchísimo esta obra de Marguerite Yourcenar por la profundidad en la mirada, no solo sobre la figura de Adriano, sino sobre todo su legado, su herencia, sus dificultades, su política... Como historiadora me molestó un poco una reconstrucción tan minuciosa de la personalidad porque ahí sí que creo que Yourcenar echa mano de sus suposiciones como escritora de ficción, pero por lo demás coincido contigo: la autora sabe desaparecer de sus propias páginas para dejarnos a solas con el protagonista. Muy buena reseña, Marisa. Bss
ResponderEliminarHola! De momento lo dejo pasar, porque no me termina de llamar, pero lo tendré en cuenta si alguna vez busco un libro así. Una vez más, decirte que me encantan tus reseñas, son muy completas :)
ResponderEliminarBesos!
Me lo recomendó una amiga hace un montón y no me he animado por pereza, la verdad...
ResponderEliminarBesotes
Menudo clasicazo que nos traes hoy y sin leerlo aún.
ResponderEliminarBesos.
Si no fuera por tu reseña no sé si me había parado si me la encontrara la verdad
ResponderEliminarUn beso!
Si no fuera por tu reseña no sé si me había parado si me la encontrara la verdad
ResponderEliminarUn beso!
Justo hoy me he acordado de que tengo esta novela desde hace años esperando en la estantería. Pero es que me da pánico leer este libro por lo denso que es...tendré que echarle valor...Besos
ResponderEliminarMe encanta la novela histórica pero he leído tanta durante tantos años que últimamente escapo un poco de ella si es densa. Aún así no la descarto porque me parece una buena lectura. Un besazo!
ResponderEliminarNo conocía a esta autora pero el libro no me llama demasiado y además ahora mismo una lectura así imposible
ResponderEliminarBesos
¡hola!
ResponderEliminarLa verdad es que no me llama mucho esta novela, así que la dejaré pasar.
Un besito!
Dos veces he intentado leerlo y dos veces quedé en el intento en sus primeras paginas.
ResponderEliminarNo creo que llegara a disfrutarla. NO me atrae demasiado.
ResponderEliminarEse libro ha estado siempre en los estantes de mi casa, entre los libros que mi madre ha ido acumulando a lo largo de su vida. Me he cruzado con él millones de veces, pero mi dedo siempre pasaba de largo cuando recorría los lomos buscando lecturas. Nunca me llamó la atención. Ahora tú has hecho que recapacite. Seguiré tu consejo y trataré de ser valiente. Abrazos.
ResponderEliminarTodo un clásico que todavía no he leído. De momento no me animo con el
ResponderEliminarBesos
Una de las lecturas que voy a empezar en breve será Yo, Claudio. Éste que propones tiene buena pinta. Un beso.
ResponderEliminarQuise leerla hace un par de años para conocer a la autora, pero me acabé decantando por otro libro. Este me lo han recomendado mucho y ahora sumo tu opinión, que me deja muchas ganas de leerlo. 1beso!
ResponderEliminarHola, me parece pesada al pensar que no es Adriano quien habla, si no que es la autora. para eso memorias y meditacines del verdadero marco aurelio
ResponderEliminar