Editorial: Planeta.
Colección: Lectura+
Fecha publicación: noviembre, 2010.
Colección: Lectura+
Fecha publicación: noviembre, 2010.
Nº Páginas: 320
Precio: 14,95 €
Género: Novela.
Edición: Rústica sin solapas.
ISBN: 978-84-08-09687-0
Autor
Yasunari Kawabata nació en Osaka en 1899. Huérfano a los tres años, insomne perpetuo, cineasta en su juventud, lector voraz tanto de los clásicos como de las vanguardias europeas, fue un solitario empedernido. Escribió más de doce mil páginas de novelas, cuentos y artículos, y es uno de los escritores japoneses más populares dentro y fuera de su país. Mantuvo una profunda amistad con el escritor Yukio Mishima, del que fue su mentor y difusor. Recibió el Premio Nobel de Literatura en el año 1968. Entre sus obras, muchas de ellas marcadas por la soledad y el erotismo, destacan La bailarina de Izu, El maestro de Go, Lo bello y lo triste, Mil grullas, País de nieve, El rumor de la montaña e Historias de la palma de la mano. Kawabata se suicidió a los setenta y dos años.
Sinopsis
Impulsado por la nostalgia, Oki Toshio, un escritor casado, decide viajar a Kioto para oír las campanas del templo en el Año Nuevo. Pero además quiere ve a Otoko, antigua amante a la que había humillado. Todavía hermosa, Otoko, ahora pintora, vive con su protegida Keiko, una joven amoral, sensual y apasionada de apenas veinte años. Y lo que comienza como un reencuentro sentimental entre el maduro Oki y la discreta Otoko se convertirá, por voluntad de Keiko, decidida a vengar a su mentora, en un cruel drama de amor y destrucción.
[Biografía y sinopsis tomadas directamente del ejemplar]
Lo bello y lo triste del japonés Yasunari Kawabata es la primera lectura que hemos afrontado en este nuevo curso del club de lectura. Ya el año pasado nos dieron la oportunidad de leer El rumor de la montaña pero a mí se me complicó tanto la cosa que al final no pude ni abrir la cubierta. Así que, este es mi primer acercamiento a la literatura de este autor.
Adentrarse en la literatura japonesa, o simplemente en novelas ubicada en esos lares, es una experiencia diferente. Lo primero que nos va a impactar es el enorme choque cultural que experimentamos, algo de lo que hablaré más adelante. Pero primero, ¿de qué trata Lo bello y lo triste?
Oki Toshio es un hombre de cincuenta años, escritor, casado y padre de dos hijos, que decide emprender un viaje en solitario desde Tokio a Kioto. Su intención es asistir al ritual de las campanadas cuyo sonido da paso al nuevo año. Pero en realidad, su auténtica intención va mucho más allá de oír las campanadas. Lo que verdaderamente quiere Oki es reencontrarse con Ueno Otoko, una joven pintora de treinta y nueve años, bastante reconocida, con la que Oki mantuvo una relación veinticuatro años atrás, cuando él ya estaba casado y era padre de su hijo Taichiro. Fruto de aquella relación, Otoko, que entonces tenía dieciséis años, dio a luz a una niña que nació muerta. Los acontecimientos se precipitaron. La relación se rompió y Otoko paso por un momento muy delicado en el que puso en jaque su propia vida. Dicen que el tiempo lo cura todo. De cara a la galería parece que Oki y Otoko terminaron de sanar sus heridas pero el reencuentro demostrará que no todo resulta tan fácil.
A una trama en la que parece que el renacimiento de un antiguo amor es el pilar fundamental, se unen otros personajes que provocarán un giro en el argumento. Otoko convive con una joven discípula de nombre Keiko a la que no le hace nada de gracia la aparición de Oki tantos años después. La relación entre ambas es algo peculiar o, al menos, a mí me lo parece. A este respecto no todos los asistentes al club estábamos de acuerdo. Muchos veíamos un nexo mucho más intenso que el que se puede establecer entre maestro y discípulo, aunque la forma de narrar de Kawabata es tan sutil, que lo máximo que podemos hacer es suponer. En cualquier caso, yo he visto entre estas dos mujeres un comportamiento íntimo que viene desvelado por las miradas, los gestos, los roces,...
A su vez, Taichiro, el joven hijo de Oki, llega a formar parte de un entremado en el que los celos están a flor de piel. Él será la pieza clave en la venganza que, según nos cuenta la sinopsis, Keiko quiere llevar a cabo.
No desvelo más. Solo os diré que el argumento de Lo bello y lo triste se mueve en dos planos temporales. El presente de la novela enmarcado por la visita de Oki a Kioto y el reencuentro de este con la joven Otoko, lo que dará pie a que ambos personajes retornen a su pasado y nos descubran lo que ocurrió veinticuatro años atrás cuando tuvieron una relación.
Y decía al principio de la reseña que lo primero que nos impacta de esta novela es el choque cultural al que tenemos que hacer frente. Cuando leemos sobre la cultura china o japonesa, todo nos resulta llamativo. Arraigados a sus tradiciones y rituales a lo largo de los milenios, resulta del todo inevitable indagar más en todos esos aspectos culturales que la literatura nos descubre. En Lo bello y lo triste se nos habla de templos, jardines, cementerios, colinas, montes,... y ese ritual que aparentemente mueve a Oki a viajar a Kioto, ciudad en la que ciento ocho campanadas suenan para dar la bienvenida al año nuevo.
El argumento de Lo bello y lo triste no puede leerse con los ojos occidentales. Hay que entender su cultura, y más aún su forma de pensar, de encarar el mundo y especialmente las relaciones que se establecen entre las personas, entre los hombres y las mujeres, el tratamiento de la infidelidad, el amor, los celos,... De otro modo, habrá escenas que nos resulten inverosímiles y que nos cueste trabajo entender.
Porque esta novela abarca asuntos de hondo calado. Los principales temas serán el amor y la venganza, siendo esta última una cuestión que deriva de los celos o del miedo a perder aquello que uno considera propio. El amor viene a representarse en forma de triángulo aunque más tarde se convertirá en una figura geométrica mucho más compleja.
En la novela de Kawabata, el amor asoma en más de una vertiente. Existe el amor puro, intenso, fiel y duradero que, con el paso de los años se ha vuelto muy idealizado. Ese es el que siente Oki y Otoko, un amor anclado en el pasado y al que los personajes se aferran como símbolo de una felicidad perdida. Por otro lado, tendremos el amor de Keiko, un amor enfermizo, obsesivo, insano y que solo arrastra a sus protagonistas a la destrucción más absoluta. Y quizás habría que precisar que existe un tercer tipo de amor, pero lo dejo ahí.
Y junto al amor y a la venganza, también tendrán cabida en la novela otras cuestiones como los celos que sienten Fumiko y Keiko, sobrellevados de manera distinta por cada una de ella. Y la soledad que tanto experimenta Oki, habiendo recorrido ya la mitad de su vida. Y la muerte, un tema muy recurrente y que nos recordará constantamente esa niña que Otoko perdió siendo adolescente. La muerte y su aceptación, lo que conlleva y lo que significa en la cultura japonesa dista mucho de la concepción que tenemos en la cultura occidental. Todos estos temas quedarán patentes en una novela que nos conduce a un desenlace lleno de matices. ¿Cuántas interpretaciones podemos extraer del punto y final que Kawabata pone a su novela? Se me ocurren tres distintas y todas factibles.