Editorial: Megustaescribir
Fecha publicación: junio, 2015.
Nº Páginas:99
Precio: 14,90 €
Género: Microrrelatos.
Edición: Tapa blanda.
Autor
Ángel Fabregat Morera nació en Belianes, Lleida, un viernes 13 de agosto de 1965. Empezó a escribir a los diecisiete años. Su escasa obra, en catalán, se centra en la poesía y el relato corto, con los que ha cosechado más de ochenta premios literarios. En el verano de 2012 puso en marcha un proyecto de literatura breve en castellano a través de una página en Facebook que actualmente tiene más de 14.000 seguidores. Algunos de sus microrrelatos publicados en dicho espacio forman parte de este libro.
Sinopsis
Un anciano que escribe una carta a los Reyes Magos, un viudo que pasa las horas con las cenizas de su mujer, una señora madura que redescubre el erotismo a bordo del autobús que la lleva al trabajo: son algunos de los personajes que nos miran desde los relatos en miniatura de "El cielo en ruinas".
A lo largo de sus páginas, el autor nos somete en una mirada implacable a las heridas y cicatrices a las que nos enfrentamos cada día, pero no deja de tener un guiño cómplice y una palabra de aliento para todos los que las padecemos. Cada relato nos traslada a este mundo caótico que hace tiempo dejó de ser el paraíso, pero en el que, como destellos, siguen vislumbrándose el amor, el perdón y la solidaridad, el anhelo de querer y ser queridos.
La ilusión más allá de la muerte, los desengaños del deseo, esas sutiles ironías del destino que hacen que la vida valga la pena... Ángel Fabregat nos invita a recomponer nuestro propio cielo en ruinas a través de estas páginas que son también puertas a la risa y a la felicidad. Con sus reflexiones agridulces y la belleza destilada de las palabras justas, este libro está destinado a ser un amigo del que nunca querremos despedirnos.
[Biografía y sinopsis tomadas directamente del ejemplar]
Noventa son los microrrelatos que componen este pequeño volumen de apenas cien páginas escritos por Ángel Fabregat Morera. Muchos sabéis que me gustan los relatos, que es un género al que asomo con regularidad pero no he frecuentado tanto los microrrelatos, quizás por temor a que tanta síntesis me deje un regusto a insatisfacción. No obstante, he de decir que muchos de los microrrelatos que contiene este libro construyen una historia inmensa en apenas una decena de palabras. ¡Qué digo decena! Seis son suficientes para descubrir toda una realidad.
«Hospital. Cama. Muerte. Llanto. Llovizna. Accidente».
[El significado de las palabras, pág. 31]
Como bien dice la sinopsis, son múltiples los personajes que «nos miran desde los relatos en miniatura de "El cielo en ruinas"» y al margen de los que se destacan, a mí me gustaría hablaros de ese niño que juega a la guerra con una escoba en mano a modo de fusil con consecuencias extraordinarias, o de ese Robinson que anhela compañía en su isla desierta, o de esa estatua de piedra que tiene sentimientos,... Ya veis que los personajes son dispares y peculiares.
En El cielo en ruinas, habrá historias que nos advierten sobre el poder de lo que deseamos, que a veces se puede volver en nuestra contra. O bien nos desvelarán el origen de esa enigmática sonrisa que engalana los labios de una de las mujeres más famosas que ha dado el mundo de la pintura, o la bofetada que a veces nos da la vida aunque huyamos de la realidad, las locuras que alguien pude llegar a hacer por amor, la alegría de la infancia incluso cuando está sesgada, el dolor que causa las ilusiones rotas o la crueldad del niño unido al arrepentimiento adulto,... Noventa microrrelatos dan para mucho, para ahondar en la naturaleza humana, bracear en el corazón del hombre, sacar lo mejor y lo peor que habita en nuestro interior,...
Los microrrelatos de Ángel Fabregat son minúsculas historias, micro escenas de vidas a las que nos asomamos en sus quehaceres diarios y que, en ocasiones, tocan temas tan mundanos e importantes como el amor, la muerte, la ilusión, la esperanza... Otros tantos vienen cargados de la actualidad de nuestros días, esas noticias de desahucios, de violencia de género, del periplo de los refugiados,... Y entre todos ellos hay algunos, muchos, que me han parecido bastante buenos, ya sea por un personaje, una reflexión, un hecho o una circunstancia. Fabregat tira de ingenio, de emoción, de humor, de sarcasmo en La lámpara aladina, tan divertido y ocurrente, o en El toro de Osborne que nos arranca una sonrisa como lo hace un chiste simplón.
Y por supuesto habrá otros tantos, los menos, que me han resultado más insulsos, como si les faltara algo, como si la historia en la que se sustentan exigirá un desarrollo más amplio, por lo que me he quedado algo a medias. No obstante, se respira tanta emotividad en muchos de ellos, hay tanta ternura que al lector le darán ganas de dar un largo y cálido abrazo al protagonista, como en Diario de invierno, o bien sentiremos una punzada justo en el esternón cuando leamos La abuela, una historia de búsqueda y olvido que araña el alma. O El suceso, que será uno de mis favoritos, tan triste y bonito a la vez, o El hombre invisible cuyo breve argumento refleja la realidad que algún hombre pueda estar viviendo hoy o la crueldad y la dureza de la que a veces hace gala el mundo como en Desespero.
Es difícil hablar de estos brevísimos relatos en conjunto. Resulta mucho más interesante leerlos, uno a uno, y sentir cómo todos tienen algo en común, una prosa hermosa, cuidada y elegante, ya estén narrados en primera como en tercera persona.
Los relatos, y más aún los microrrelatos, son para un consumo pausado, para ir tomando poco a poco, de aperitivo o de sobremesa, como el vermú que te puedes tomar antes de comer o el café después del almuerzo.
Por lo tanto, si quieres una lectura de entremés, los relatos siempre serán una buena opción y estas historias en miniaturas te sacarán a veces una sonrisa o bien, conmoverán tu corazón. En cualquier caso, pequeñas historias vibrantes.
Agradezco al autor el envío del ejemplar.
Y por supuesto habrá otros tantos, los menos, que me han resultado más insulsos, como si les faltara algo, como si la historia en la que se sustentan exigirá un desarrollo más amplio, por lo que me he quedado algo a medias. No obstante, se respira tanta emotividad en muchos de ellos, hay tanta ternura que al lector le darán ganas de dar un largo y cálido abrazo al protagonista, como en Diario de invierno, o bien sentiremos una punzada justo en el esternón cuando leamos La abuela, una historia de búsqueda y olvido que araña el alma. O El suceso, que será uno de mis favoritos, tan triste y bonito a la vez, o El hombre invisible cuyo breve argumento refleja la realidad que algún hombre pueda estar viviendo hoy o la crueldad y la dureza de la que a veces hace gala el mundo como en Desespero.
Es difícil hablar de estos brevísimos relatos en conjunto. Resulta mucho más interesante leerlos, uno a uno, y sentir cómo todos tienen algo en común, una prosa hermosa, cuidada y elegante, ya estén narrados en primera como en tercera persona.
Los relatos, y más aún los microrrelatos, son para un consumo pausado, para ir tomando poco a poco, de aperitivo o de sobremesa, como el vermú que te puedes tomar antes de comer o el café después del almuerzo.
Por lo tanto, si quieres una lectura de entremés, los relatos siempre serán una buena opción y estas historias en miniaturas te sacarán a veces una sonrisa o bien, conmoverán tu corazón. En cualquier caso, pequeñas historias vibrantes.
«Una mañana estival en el Prater de Viena, cielo arriba, un globo estalló de rabia al perder de vista al niño que lo sujetaba». [Revés, pág. 83]
Agradezco al autor el envío del ejemplar.
En principio no me llaman mucho.
ResponderEliminarLos relatos me cuestan muchísimo, lo voy a dejar pasar.
ResponderEliminarBesos.
No conocía, pero no me apetece mucho.
ResponderEliminarUn beso.
Me lo apunto, una lectura diferente siempre viene bien
ResponderEliminarUn beso!
No sé, a mí tampoco me atrae demasiado. Un beso.
ResponderEliminarCon los microrrelatos no me llevo y eso que es cierto que algunos aciertan de pleno con la emoción con tan pocas palabras. Con este no voy.
ResponderEliminarBesos
Los tendré en cuenta ya que me gustan los microrelatos, besotes
ResponderEliminarParece que está bien pero no me llama especialmente
ResponderEliminarde momento a ver si consigo aligerar la lista de pendientes
un besote
El último libro de microrrelatos que leí fue uno de Bernhardt y la verdad es que me cuesta, tengo que leer o un relato o un mini relato al día, los leo más que nada combinados con algo más denso, la verdad es que no pinta mal, le echo un vistazo :) Besos :)
ResponderEliminarEsta vez lo dejo pasar, el género no me apetece mucho
ResponderEliminarBesos
Me gusta este género, esa capacidad para contar tanto con tan pocas palabras. Así que me lo llevo.
ResponderEliminarBesotes!!!
Me encanta el género, así que me lo llevo =)
ResponderEliminarBesotes
No me acerco mucho a ellos, pero sí que los leo cuando caen en mis manos. Muy bueno el del significado de las palabras. Un besote!
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