Autora
Nerea Riesco es escritora y periodista. Nacida en Bilbao, creció en Valladolid y con dieciocho años se instaló en Sevilla, ciudad en la que se licenció en periodismo, actividad que compagina con su trabajo en diferentes medios de comunicación. En la actualidad continúa colaborando en prensa y radio, e imparte talleres de creación literaria.
En 2002 publicó su primer libro de relatos, Ladrona de almas y, dos años más tarde, ganó el IX Premio Ateneo Joven de Novela de Sevilla con El país de las mariposas. Su siguiente novela, Ars magica (Grijalbo, 2007), finalista del prestigioso Premio Espartaco 2008, y luego El elefante de marfil (Grijalbo, 2010) se han traducido al alemán, italiano, finlandés, ruso, portugués, polaco, checo, danés, serbio, eslovaco, rumano y holandés, y la han convertido en una de las voces más personales de la narración histórica tanto para el público como para la crítica especializada.
Su última novela, Las puertas del paraíso, supone la consagración definitiva de la autora en el terreno de la novela histórica.
www.nereariesco.com
Sinopsis
La fascinante historia de un hombre y una mujer que se amaron por encima de credos y fronteras en una época marcada por la intolerancia y el afán de conquista.
Finales del siglo XV. El cristianismo avanza implacable contra los llamados infieles, dispuesto a reconquistar Granada. Yago, el joven músico ciego que acompaña a la Corte de los Reyes Católicos, aprende a percibir la realidad con los ojos del corazón y descubre que el camino hacia el paraíso sólo puede partir del verdadero amor.
Con la sensibilidad de los grandes autores, Nerea Riesco nos introduce en los remotos escenarios de la Historia y nos lleva de la austeridad recia de los palacios castellanos a la sensualidad poética del harén granadino. Su escritura ágil y hermosa da color al pasado, y convierte a sus personajes, históricos y ficticios, en fascinantes protagonistas de carne y hueso.
Nunca había leído nada de Nerea Riesco pero descubrirla en este libro ha sido un hallazgo espectacular. No sé si será por la historia en sí. A juzgar por los comentarios de personas cercanas que sí la han leído anteriormente, mucho me temo que la historia es lo de menos y que esta bilbaína afincada en Sevilla tiene un sello muy particular, que gusta, que agrada a esta lectora. En cualquier caso, la historia tendrá también algo que ver porque en Las puertas del paraíso, Riesco me traslada a mi propia ciudad, pero muchos siglos atrás, para presentarme al joven Yago con el que haremos un viaje de diez años.
No voy a esperarme a la publicación de la reseña. Desde este mismo momento os invito a leer esta novela con un argumento que cautiva tras cruzar el umbral de la cubierta. Con su autora tuve la oportunidad de sentarme a charlar hace un par de semanas. No os perdáis detalle de esta entrevista. Os aseguro que una vez lleguéis al final, os entrarán unas terribles ganas de conocer a Yago. Esto es lo que Nerea Riesco nos contó.
Marisa G.- Nerea, no te imaginas lo mucho que me está gustando tu libro. Llevo muy poquito pero la historia me está pareciendo tan bonita, es preciosa la verdad, y encima eres tan elegante escribiendo.
Nerea Riesco es escritora y periodista. Nacida en Bilbao, creció en Valladolid y con dieciocho años se instaló en Sevilla, ciudad en la que se licenció en periodismo, actividad que compagina con su trabajo en diferentes medios de comunicación. En la actualidad continúa colaborando en prensa y radio, e imparte talleres de creación literaria.
En 2002 publicó su primer libro de relatos, Ladrona de almas y, dos años más tarde, ganó el IX Premio Ateneo Joven de Novela de Sevilla con El país de las mariposas. Su siguiente novela, Ars magica (Grijalbo, 2007), finalista del prestigioso Premio Espartaco 2008, y luego El elefante de marfil (Grijalbo, 2010) se han traducido al alemán, italiano, finlandés, ruso, portugués, polaco, checo, danés, serbio, eslovaco, rumano y holandés, y la han convertido en una de las voces más personales de la narración histórica tanto para el público como para la crítica especializada.
Su última novela, Las puertas del paraíso, supone la consagración definitiva de la autora en el terreno de la novela histórica.
www.nereariesco.com
Sinopsis
La fascinante historia de un hombre y una mujer que se amaron por encima de credos y fronteras en una época marcada por la intolerancia y el afán de conquista.
Finales del siglo XV. El cristianismo avanza implacable contra los llamados infieles, dispuesto a reconquistar Granada. Yago, el joven músico ciego que acompaña a la Corte de los Reyes Católicos, aprende a percibir la realidad con los ojos del corazón y descubre que el camino hacia el paraíso sólo puede partir del verdadero amor.
Con la sensibilidad de los grandes autores, Nerea Riesco nos introduce en los remotos escenarios de la Historia y nos lleva de la austeridad recia de los palacios castellanos a la sensualidad poética del harén granadino. Su escritura ágil y hermosa da color al pasado, y convierte a sus personajes, históricos y ficticios, en fascinantes protagonistas de carne y hueso.
[Biografía y sinopsis tomadas directamente del ejemplar]
Nunca había leído nada de Nerea Riesco pero descubrirla en este libro ha sido un hallazgo espectacular. No sé si será por la historia en sí. A juzgar por los comentarios de personas cercanas que sí la han leído anteriormente, mucho me temo que la historia es lo de menos y que esta bilbaína afincada en Sevilla tiene un sello muy particular, que gusta, que agrada a esta lectora. En cualquier caso, la historia tendrá también algo que ver porque en Las puertas del paraíso, Riesco me traslada a mi propia ciudad, pero muchos siglos atrás, para presentarme al joven Yago con el que haremos un viaje de diez años.
No voy a esperarme a la publicación de la reseña. Desde este mismo momento os invito a leer esta novela con un argumento que cautiva tras cruzar el umbral de la cubierta. Con su autora tuve la oportunidad de sentarme a charlar hace un par de semanas. No os perdáis detalle de esta entrevista. Os aseguro que una vez lleguéis al final, os entrarán unas terribles ganas de conocer a Yago. Esto es lo que Nerea Riesco nos contó.
Marisa G.- Nerea, no te imaginas lo mucho que me está gustando tu libro. Llevo muy poquito pero la historia me está pareciendo tan bonita, es preciosa la verdad, y encima eres tan elegante escribiendo.
Nerea R.- ¡Ay, muchas gracias! ¡Qué bonito lo que me dices!
M.G.- Yo no quisiera que esto sonara a exceso de adulación pero tengo que decirlo. Me parece que tienes un estilo muy refinado o, como decimos aquí, eres muy fina escribiendo.
N.R.- No te imaginas lo que gusta oírte decir eso. Muchas gracias, de verdad.
M.G.- Mira, aunque yo no he leído nada tuyo hasta ahora, sí que es verdad que he seguido tu trayectoria como en la sombra. Siempre me has parecido una autora que, poco a poco, a tu aire, sin levantar tanto revuelo como otros autores, has ido dado grandes pasos. No sé si tú estás satisfecha con tu carrera como escritora y si, echando la vista atrás, hubieras cambiado algo.
N.R.- Yo he sido una persona muy afortunada dentro del mundo de la literatura. Estudié periodismo pensando que esa iba a ser mi profesión y que la literatura iba a ser un hobby. Pero me presenté a un premio, lo gané y a partir de ahí todo cambió. Ahora me dedico profesionalmente a escribir y el periodismo es un hobby. Hago un programa de radio pero como hobby, escribo artículos como hobby. Así que hoy pienso que presentarme a aquel premio fue una idea maravillosa y luego, sí que es verdad que mi carrera es como dices, con cada novela crezco un poco más, aprendo un poco más, mi mundo se amplía y además me voy reafirmando en esas historias y en esos personajes que se van quedando en mí y que me enriquecen. A mí realmente sí me gusta cómo se va desarrollando mi carrera y no creo que cambiara nada.
M.G.- Entonces, ¿más escritora que periodista?
N.R.- Sí, sí... Bueno, yo siempre digo que soy comunicadora. A mí me gusta ver la novela como un mensaje. Cuando escucho a otros autores decir que ellos escribirían aunque nadie los leyera, yo siempre digo que no. Eso no lo entiendo. Es como decir que pintaría un cuadro para colgarlo del revés. Con mis novelas, yo lanzo un mensaje para que alguien lo lea y de hecho, la parte más emocionante de escribir, es cuando te encuentras con los lectores, cuando alguien lo ha leído y te dice cómo lo ha leído. A mí me encanta ese feedback, creo que heredado del periodismo.
M.G.- Me has comentado que haces un programa de radio, en Radio Guadalquivir creo, algo que he descubierto hace poquito y el otro día en una entrevista que diste en Canal Sur, comentaste que impartías un máster sobre la creación del best-seller. Y yo me pregunto, ¿existen pautas para que una novela se convierta en un best-seller? ¿No es algo que reduce a la ventolera que nos da a los lectores?
N.R.- Mi tesis doctoral va sobre ese tema y realmente puede haber unas pautas o mejor dicho, una predisposición del autor para gustar. Hay una frase muy buena de Félix J. Palma que dice «Hay escritores que hacen pensar y otros escritores que hacen soñar». Yo creo que el escritor de best-seller es el escritor que hace soñar. Con Las puertas del paraíso quiero creer que hace pensar pero también te hace soñar y mucho. Creo que tengo un compromiso con el lector y si una persona se va a pasar siete u ocho horas de su vida conmigo, abrazada a mi libro, quiero que se lo pase bien. No soy de los autores que escribe una novela sobre cómo envejece un queso.
M.G.- (Risas)
Vamos a centrarnos en la novela. Las puertas del paraíso es una novela de amor que tu enclavas en 1482, una época con mucho movimiento. Dado que yo llevo muy poquito leído, me gustaría que me contaras con qué me voy a encontrar.
N.R.- Pues te vas a encontrar con diez años en los que cambia no ya la historia de España sino la historia del mundo, se pasa de la Edad Media a la Edad Moderna, con una mujer impresionante a la cabeza, la reina, que junto con su marido cambiaron las formas de guerrear que habían existido hasta el momento, introduciendo esas intrigas palaciegas para que sus propios enemigos se peleen entre ellos para beneficio propio. Y luego también tenemos a Cristóbal Colón, atravesando el Atlántico para llegar a ese nuevo mundo, y la expulsión de judíos, la expulsión de los musulmanes,... Y en medio de todo esto, tenemos al protagonista, a Yago, que es un músico ciego, algo que me gusta muchísimo porque me permite jugar con el resto de los sentidos, con los sabores, los olores, el tacto,... Yago es un personaje muy atractivo para mí. Cuando se inicia la novela tiene trece años y nos contará desde el futuro cómo fueron esos diez años, del 1482 al 1492, donde todo cambia y esos cambios los plasmará en los romances que él toca con su laúd.
Creo que el lector de Las puertas del paraíso se va a encontrar con un personaje que tiene muchos sueños por cumplir y que está dispuesto a crecer. Él nace para no ser nadie, no va a pasar a los libros de historia, y de pronto consigue que eso cambie y va luchando por sus sueños sin destruir los sueños de los demás, algo que se suele hacer.
M.G.- Él se enamora de una musulmana, Nur. Esta relación de amor se me antoja un tanto atípica. No sé si tú, que has indagado en la Historia, has encontrado en la realidad amores de este tipo o esto es una ficción que en la realidad sería una idea descabellada.
N.R.- No, no... De hecho había una especie de normativa para estos casos que yo también recojo en la novela. La normativa era distinta si se trataba de un musulmán que se enamoraba de cristiana o musulmana que se enamoraba de cristiano. La cosa cambiaba según el caso. Yago y Nur lo tendrán complicado, y no solo porque ella es musulmana y él cristiano, si no porque él no es nadie y ella es la hermana de Boabdil.
M.G.- ¡Qué interesante!
¿Ves? Es que el libro es bonito, y lo es incluso desde la dedicatoria, preciosa también, con referencia a Las mil y una noches, porque tu novela tiene un poco de la magia de ese otro libro, ¿verdad?
N.R.- Pues sí,...
M.G.- Le dedicas el libro a Charito, tu abuela.
N.R.- Mi abuela tiene 102 años que cumple este año y ella cuando ha visto la dedicatoria, me ha dicho que se lo va a leer. Le dije que se leyera solo la dedicatoria pero me respondió que no, que se la leería entera que para eso se la había dedicado. (Risas)
M.G.- (Risas). ¡Pues qué mérito!
N.R.- Sí, sí,... es tremenda. Ya te enseñaré alguna foto.
M.G.- (Risas). Y hablemos de los personajes. Yo a Yago le cojo cariño desde el minuto uno y no ya porque sea invidente sino porque destila una inocencia y una dulzura que cautiva. No sé si el personaje va a seguir manteniendo esa candidez o, si por el contrario, va a evolucionar mucho.
N.R.- A Yago le pasan muchas cosas. Mi idea germinal con esta novela era hablar sobre la venganza y él, desde el minuto uno, padece muchas trabas y empiezan a surgir una serie de circunstancias que hacen que quiera vengarse. El deseo de venganza que en muchas ocasiones es muy humano se va instalando en él y en casi todos los personajes de la novela. Casi todos tienen una razón para vengarse de otras personas, ya sean motivos más lícitos o menos lícitos pero quieren vengarse de alguien o de algo. Y Yago sí, tiene esa evolución porque se va haciendo mayor. Es que es una novela de crecimiento.
M.G.- Digamos que Yago es el personaje que inicialmente es todo bondad y luego, hasta donde yo he llegado, hay otro personaje que encarna la maldad, que se llama Orestes. Es terrible y me tiene totalmente intrigada porque no sé por qué tiene tanta tirria a Yago.
N.R.- Mis malos suelen ser muy malos, de esos que cuando llegas a los club de lecturas me reprochan que no los castigue más por ser tan malvados (Risas). Se indignan mucho. Pero a mí me gustan mi personajes malos, me producen ternura. Los malos son malos por algo pero con Orestes Olivoni, tengo que reconocer que me cae realmente mal.
M.G.- (Risas). Es perverso.
N.R.- Sí, si, es perverso, muy malo.
M.G.- ¿Y se mantiene a lo largo de la novela?
N.R.- Sí que se mantiene, sí. (Risas)
M.G.- Mejor, más interesante me lo pones (Risas).
Y la reina Isabel me ha sorprendido mucho. Yo no la conocía en esa faceta que tú nos muestras en la novela. Ella no es mujer de quedarse en la Corte sino que tira hacia delante y se coloca en primera línea de batalla para dar ejemplo.
N.R.- Y es más. Cuando te pones en el proceso de documentación de las novelas de repente empiezas a encontrar perlitas impresionantes y te das cuenta de muchas cosas. Hay un pasaje al que todavía no has llegado que es la toma de Málaga en la que atentaron contra la vida de los Reyes Católicos. Ellos estaban asediando la ciudad de Málaga y hubo un atentado contra dos personas pensando que eran los Reyes Católicos, claro entonces no había revistas del corazón ni fotografías, y se equivocaron. Algo muy curioso que yo no sabía. Siempre digo que la novela histórica retoma cosas que se han quedado fuera de los libros de Historia y esas es una de ellas. Y en cuanto a la reina, sí era una persona con mucha fuerza. De hecho, una de las cosas más tiernas de Las puertas del paraíso que ya llegarás a ella, es cuando se quedaron con un hijo de Boabdil durante siete años. Boabdil estuvo retenido durante mucho tiempo y a cambio de su libertad, los Reyes se quedaron con uno de sus hijos y cuando se hicieron las Capitulaciones de Santa Fe, tuvieron que devolver a ese niño que para la reina era como suyo y en unas cartas, la reina menciona la pena que siente por tener que devolver al Infantito, como le llamaban. Me pareció tan tierno pensar que a ella le conmoviera tener que devolver al niño.
N.R.- No, no... De hecho había una especie de normativa para estos casos que yo también recojo en la novela. La normativa era distinta si se trataba de un musulmán que se enamoraba de cristiana o musulmana que se enamoraba de cristiano. La cosa cambiaba según el caso. Yago y Nur lo tendrán complicado, y no solo porque ella es musulmana y él cristiano, si no porque él no es nadie y ella es la hermana de Boabdil.
M.G.- ¡Qué interesante!
¿Ves? Es que el libro es bonito, y lo es incluso desde la dedicatoria, preciosa también, con referencia a Las mil y una noches, porque tu novela tiene un poco de la magia de ese otro libro, ¿verdad?
N.R.- Pues sí,...
M.G.- Le dedicas el libro a Charito, tu abuela.
N.R.- Mi abuela tiene 102 años que cumple este año y ella cuando ha visto la dedicatoria, me ha dicho que se lo va a leer. Le dije que se leyera solo la dedicatoria pero me respondió que no, que se la leería entera que para eso se la había dedicado. (Risas)
M.G.- (Risas). ¡Pues qué mérito!
N.R.- Sí, sí,... es tremenda. Ya te enseñaré alguna foto.
M.G.- (Risas). Y hablemos de los personajes. Yo a Yago le cojo cariño desde el minuto uno y no ya porque sea invidente sino porque destila una inocencia y una dulzura que cautiva. No sé si el personaje va a seguir manteniendo esa candidez o, si por el contrario, va a evolucionar mucho.
N.R.- A Yago le pasan muchas cosas. Mi idea germinal con esta novela era hablar sobre la venganza y él, desde el minuto uno, padece muchas trabas y empiezan a surgir una serie de circunstancias que hacen que quiera vengarse. El deseo de venganza que en muchas ocasiones es muy humano se va instalando en él y en casi todos los personajes de la novela. Casi todos tienen una razón para vengarse de otras personas, ya sean motivos más lícitos o menos lícitos pero quieren vengarse de alguien o de algo. Y Yago sí, tiene esa evolución porque se va haciendo mayor. Es que es una novela de crecimiento.
M.G.- Digamos que Yago es el personaje que inicialmente es todo bondad y luego, hasta donde yo he llegado, hay otro personaje que encarna la maldad, que se llama Orestes. Es terrible y me tiene totalmente intrigada porque no sé por qué tiene tanta tirria a Yago.
N.R.- Mis malos suelen ser muy malos, de esos que cuando llegas a los club de lecturas me reprochan que no los castigue más por ser tan malvados (Risas). Se indignan mucho. Pero a mí me gustan mi personajes malos, me producen ternura. Los malos son malos por algo pero con Orestes Olivoni, tengo que reconocer que me cae realmente mal.
M.G.- (Risas). Es perverso.
N.R.- Sí, si, es perverso, muy malo.
M.G.- ¿Y se mantiene a lo largo de la novela?
N.R.- Sí que se mantiene, sí. (Risas)
M.G.- Mejor, más interesante me lo pones (Risas).
Y la reina Isabel me ha sorprendido mucho. Yo no la conocía en esa faceta que tú nos muestras en la novela. Ella no es mujer de quedarse en la Corte sino que tira hacia delante y se coloca en primera línea de batalla para dar ejemplo.
N.R.- Y es más. Cuando te pones en el proceso de documentación de las novelas de repente empiezas a encontrar perlitas impresionantes y te das cuenta de muchas cosas. Hay un pasaje al que todavía no has llegado que es la toma de Málaga en la que atentaron contra la vida de los Reyes Católicos. Ellos estaban asediando la ciudad de Málaga y hubo un atentado contra dos personas pensando que eran los Reyes Católicos, claro entonces no había revistas del corazón ni fotografías, y se equivocaron. Algo muy curioso que yo no sabía. Siempre digo que la novela histórica retoma cosas que se han quedado fuera de los libros de Historia y esas es una de ellas. Y en cuanto a la reina, sí era una persona con mucha fuerza. De hecho, una de las cosas más tiernas de Las puertas del paraíso que ya llegarás a ella, es cuando se quedaron con un hijo de Boabdil durante siete años. Boabdil estuvo retenido durante mucho tiempo y a cambio de su libertad, los Reyes se quedaron con uno de sus hijos y cuando se hicieron las Capitulaciones de Santa Fe, tuvieron que devolver a ese niño que para la reina era como suyo y en unas cartas, la reina menciona la pena que siente por tener que devolver al Infantito, como le llamaban. Me pareció tan tierno pensar que a ella le conmoviera tener que devolver al niño.
M.G.- Los sentimientos por encima de todo lo demás. No sabía nada de todo esto.
Creo que esta novela va a gustar a muchísima gente pero los sevillanos la vamos a disfrutar especialmente porque tú haces un recorrido por la Sevilla de la época y ubicas buena parte de la trama, o por lo menos hasta donde yo he leído, en los Reales Alcázares.
N.R.- Sí.
M.G.- Es una preciosidad la descripción tan detallada que haces de los Alcázares. Vamos que perfectamente podrías trabajar con guía turística. (Risas).
N.R.- (Risas). Es que ¿sabes lo que pasa? Que en El elefante... había mucho de los Reales Alcázares.
M.G.- Ah, claro, como yo no lo he leído.
N.R.- El elefante... es todo Sevilla y concretamente aquí al lado (se refiere a la Plaza Nueva y Plaza de San Francisco). Cuando se publicó esa novela, durante la Feria del Libro, hicimos rutas por donde transcurría la trama y había mucho de los Reales Alcázares.
Mira, yo que no he nacido aquí, cuando vine a Sevilla lo que más me sorprendió fue los Reales Alcázares. Es verdad que la Giralda es bonita, la Catedral, la Torre del Oro,... Todo. Pero los Reales Alcázares con esas yeserías, los colores, las fuentes,... Una auténtica maravilla.
M.G.- Una yesería que en aquella época los cristianos intentaban eliminar a toda costa, destruir todo vestigio de la cultura musulmana, algo que me parece una absoluta aberración. Menos mal que no lo quitaron todo.
N.R.- Pero ¿te das cuenta que no aprendemos nunca? ¿Qué está pasando ahora con los Estados Islámicos? No evolucionamos nada. Cuando la gente te pregunta que por qué escribo histórica con la cantidad de cosas que pasan en la actualidad para poder contar, siempre respondo que son las mismas cosas. Esto es solo es el escenario. En todas mis novelas hay un paralelismo con algo que está aconteciendo en la realidad. No aprendemos nada. Nos movemos por lo mismo, por el deseo de venganza, por el amor,...
M.G.- Por la supremacía también.
N.R.- Por imponernos por encima de los demás.
M.G.- Incluso en este caso, con una cultura como la musulmana tan rica y con unas costumbres tan bonitas y unos hábitos tan higiénicos, todo eso había que destruirlo. Si hasta el Santo Oficio se dedicaba a perseguir a aquellos que se lavaban a diario. ¡Hasta donde llega la estupidez humana!
N.R.- Sí, así es. Si eres muy limpio seguro que eres sospechoso.
M.G.- De lo más absurdo.
Mira, otra cosa que me parece interesante. He estado mirando la bibliografía que aportas al final de la novela y es normal que aparezcan libros sobre la España musulmana, los Reyes Católicos,... pero me hizo gracia encontrar un libro sobre cocina porque el padre de Yago es cocinero y tú explicas la preparación de algunos platos.
N.R.- Claro. Mira en la literatura me gusta mucho la cuestión sensorial y me parecía muy interesante que saliera esa cocina en la que todavía no había llegado el tomate, por ejemplo, porque todavía no se ha descubierto América.
M.G.- Es muy curioso sí, y qué hambre entra viendo al padre de Yago preparar esos guisos. (Risas)
N.R.- ¿Verdad que sí? (Risas)
N.R.- ¿Verdad que sí? (Risas)
M.G.- Totalmente. Bueno, y en tu novela hay leyendas, anécdotas, mucha historia, pero también muchas curiosidades. A mí me ha sorprendido saber que el clero tuviera tabernas en la mancebía.
N.R.- Mira eso también es muy interesante porque no solo ocurría con el clero sino con la gente destacada de la ciudad. Había mucha gente importante que tenía negocios en la mancebía porque funcionaban bien y si había negocio, no importaba que fuera en tal o aquel lugar.
M.G.- Y cambiando de tema, me gusta mucho cómo estructuras la novela y especialmente las voces narrativas que usas. El prólogo está escrito en primera persona y me parece toda una declaración de intenciones, para luego cambiar a la tercera una vez que la novela arranca de verdad.
N.R.- Claro, es que contarlo todo en primera persona desde el punto de vista de Yago, especialmente los primeros años, es muy complicado porque él es ciego y hay cosas que no va a saber, y por eso opté por contarla desde el futuro, cuando es un señor mayor y él sabe lo que ocurrió, qué batallas hubo, quién ganó,... Por eso lo cuenta en tercera persona porque no estuvo en esas batallas ni ha estado en muchas cosas que ocurren esos años. Y de vez en cuando lo dejo aparecer para que el lector no se olvide de que es él quién nos está contando la historia.
M.G.- Involucras al lector porque a veces esa voz se dirige a nosotros.
N.R.- Sí es que me daba miedo que el lector se olvidara de que el narrador real es Yago.
M.G.- Y de estas primeras páginas que he leído voy a rescatar dos reflexiones. Por un lado Yago habla del secreto de la inmortalidad, nivel que adquieren los pintores cuando pintan, los escultores cuando realizan una talla, los autores cuando escribís un libro...
N.R.- Creo que es una de las grandes preocupaciones del ser humano, la inmortalidad. De hecho, a mí me preocupa mucho y recuerdo que sufrí un trauma terrible cuando en la infancia descubrí que la gente se muere y se muere para siempre. Para mí fue muy duro de comprender siendo una niña y desde entonces le daba vueltas a esa idea de la inmortalidad. Me resultó curioso que con Tempus, una novela de personajes inmortales, me decía la gente que no quería ser inmortal. Les parecía un horror pero no deja de ser una de las preocupaciones de la humanidad desde el principio de los tiempos. A Yago le pasó como a mí. Se dio cuenta que, tal y como había nacido, poco iba a quedar de él tras su muerte, solo a través de los hijos, de las pinturas, de los libros,... es la única manera de perpetuar se en el tiempo.
M.G.- Y un párrafo precioso hacia el final del prólogo dice: «Tomo conciencia de que la fábula que habita dentro de cada narrador es un millón de veces más sublime de lo que alcanzará a contar y que tendré que conformarme con que la historia que plasme en estos pergaminos sea sólo la mitad de hermosa, emocionante y conmovedora que la que nos tocó vivir». ¿Os pasa muchas veces esto a los lectores? Es decir, ¿sentís que os quedáis cortos a la hora de plasmar en papel lo que ocurre en vuestra mente?
N.R.- Yo lo llamo la cárcel de las palabras. Siempre tengo la sensación de que una palabra, por muy adecuada, muy adecuada, muy adecuada que sea al sentimiento, nunca describe totalmente ese sentimiento, que tiene siempre mucha más fuerza. Tú puedes describir un beso, explicar cómo es el sabor, la calidez,... pero nunca será como sentir el beso y claro, lo mismo ocurre cuando te imaginas la novela. En tu cabeza siempre es más bonita que cuando luego la escribes. Y sí que es verdad,
y no voy a mentirte, que hay partes que me han dado mucho trabajo
porque a mí me gusta escribir con subordinadas, con largas subordinadas, pero quiero que el lector lea de corrido. No me gusta pensar que el lector tiene que volver atrás y leerse de nuevo la frase para entender lo que le digo. Así que, lo que hago es darle muchas vueltas a todo.
M.G.- Ayer presentaste el libro en FNAC, un acto conducido por el catedrático Vázquez Medel. ¿Qué tal fue?
N.R.- Maravillosa. Vázquez Medel es el director de mi tesis que, como te digo, trata sobre la creación del best-sellers, y fue genial. Él es muy bueno. Fue mi profesor en Periodismo, me dio Literatura Contemporánea y creo que es uno de los profesores más apasionados que hay en la facultad. Y la presentación fue genial. Me emocioné por todas las cosas que dijo sobre la novela.
M.G.- ¿Y vas a hacer alguna ruta para presentar el libro?
N.R.- Sí, estaré por Madrid, en la Feria del Libro, y luego nos iremos a Bilbao, luego a Huelva, y estamos viendo cuándo nos vamos a Granada.
M.G.- Es fundamental.
N.R.- Sí, claro.
M.G.- Bueno, Nerea pues yo te deseo mucha suerte con esta nueva criatura, tu quinta novela, ya. Yo la estoy disfrutando mucho y seguro que todos los lectores la van a disfrutar igual.
Y hasta aquí la entrevista a Nerea Riesco. La novela es una maravilla, así que si tenéis la oportunidad, no dejéis de leerla.
[Ilustraciones e imágenes tomadas de Google]
Muy, muy interesante la entrevista. Me gusta Nerea Riesco y tengo el libro en casa
ResponderEliminarBesos
Qué bien, desde que visité Granada me parece interesante la época de los Reyes Católicos y la reconquista. Este fin de semana vi este libro, tiene una portada muy llamativa, pero no llegué a leer la sinopsis. Tiene muy buena pinta. Besos!
ResponderEliminarYo también me he estrenado con la autora con Las puertas del paraiso. Me está gustando mucho la novela. Gracias por la entrevista.
ResponderEliminar