Editorial: Círculo Rojo.
Autor
José Vicente Alfaro (Huelva, 1976), licenciado en Derecho por la Universidad de Sevilla, retoma ahora su vocación por la escritura, desarrollada durante su juventud pero aparcada después por los avatares de la vida y las obligaciones del trabajo.
Obsesionado con recuperar el tiempo perdido y empeñado en establecer una clara línea divisoria con el mundo adulto, se afana en escribir absolutamente convencido de que con cada nueva historia que brote de su imaginación, estará un poco más cerca de conservar intacto al niño que todos llevamos dentro.
Sinopsis
El Tíbet, siglo XIII. El llamado «Pais de las Nieves» ha recogido el testigo del legado budista dejado por la India. Los monasterios se multiplican y los lamas ensalzan la meditación y predican una filosofía pacifista que condena la destrucción de la vida.
En semejante contexto, el Imperio mongol comandado por Gengis Kan, el más grande y sanguinario conocido hasta la fecha, alcanza sus fronteras y tras un periodo de tregua se lanza a saquear aldeas, monasterios y todo cuanto se va encontrando a su paso...
La esperanza del Tíbet conjuga con maestría realidad y ficción para narrar un momento clave en la historia del país en el que se hallaban en juego tanto el futuro del budismo como la identidad de los propios tibetanos, y en el que los líderes espirituales de la época tan solo podían hacer frente al invasor mediante las palabras y a través de la magia de sus creencias.
Una novela vibrante y emotiva que sumerge al lector en un entorno de leyenda donde el fervor de las gentes y la crudeza del paisaje se armonizan para conformar una sola piel.
[Información facilitada por la editorial]
La esperanza del Tíbet se bifurca en varios hilos argumentales pero abre sus puertas con una introducción que nos desvela detalles del nacimiento del Tíbet, del budismo, de la construcción de los monasterios, de la proliferación del culto, la invasión de Gengis Kan,... Información toda ella muy interesante y que prácticamente desconocía por completo.
Centrándonos en la trama, uno de los hilos argumentales afecta a la familia Norgay, compuesta por padre, madre y dos hijos. Debido a un grave accidente, los dos hijos quedan huérfanos y ambos, aún siendo muy pequeños, recorrerán un camino distinto en solitario, cada uno pensando que el otro ha muerto. Con uno, Thupten, viviremos una historia dura en la que el pequeño será humillado y maltratado a manos de un pastor, un hombre dado a la bebida, proscrito y ladrón que utilizará al pequeño para robar y mendigar. Con el otro, Chögyam, la vida no será mucho más benevolente aunque al menos el trato que reciba será más cálido y agradable pues quedará a cargo de un ermitaño que le enseñará a meditar y a vivir en comunión con la naturaleza.
En el monasterio de Batang asistiremos a un conflicto entre su abad Lobsang Geshe y Dechen, un monje lleno de resentimiento y amargura que trata siempre de crear conflicto entre sus hermanos. Dechen es la oveja negra del rebaño, aquel que rompe sus votos e infringe las normas frecuentemente, un personaje que me ha parecido muy llamativo a juzgar por su comportamiento dentro de la comunidad a la que pertenece.
A su vez, en el monasterio de Tsurpu, los monjes llevan seis años buscando la reencarnación del antiguo Karmapa ya fallecido. Todo lo que se narra en la novela sobre este proceso me ha parecido muy curioso pues describe los pasos que los monjes siguen a la hora de buscar la reencarnación o tulku de un monje anterior, a qué pruebas someten a los pequeños y cómo analizan la reacción del niño ante los objetos del monje en cuestión.
Visto así, La esperanza del Tíbet se construye sobre cuatro hilos, todo un entramado que, a priori, parece contener historias independientes sin puntos de unión pero todas se irán uniendo con las otras hasta llegar a un punto común. Reconozco que me ha gustado la manera en la que José Vicente ha tejido esta trama y la forma en la que va enlazando una historia con otra, para llegar a un final con un giro inesperado que vuelve del revés todo el argumento. Y sobre el desenlace me gustaría pronunciarme pues creo que el autor se ha acelerado a la hora de poner el punto y final a la novela. En escasos dos párrafos José Vicente cierra la historia, sin dejar cabos sueltos, eso sí, pero quizás hubiera estado mejor que desarrollara más ese desenlace con la inclusión de algún diálogo o bien con la descripción de unos hechos que supusieran un broche más brillante. En cualquier caso, es una mera observación personal que no han trastocado mis impresiones finales.
De todos los personajes que transitan por esta novela, me gustaría destacar a Thupten. Es el que peor parado sale pues tiene la mala fortuna de topar con un individuo despiadado que lo engaña nada más conocerlo. A veces, por sus desventuras, me recordaba un poco al Lazarillo de Tormes, ese maravilloso personaje de la novela picaresca española que también tuvo que pasar lo suyo para poder sobrevivir. En cualquier caso, tanto el personaje de un hermano como el del otro se ganan el corazón de los lectores pues uno, desde nuestra cómoda posición, contempla las vicisitudes por las que José Vicente hace pasar a estos dos pequeños y no puede evitar enternecerse.
Algo importante a destacar, al margen de su trama, es que con La esperanza del Tíbet aprenderemos mucho sobre el budismo, la vida monacal, las costumbres, ritos, ofrendas y castigos. Sorprende el dominio que su autor tiene de una religión que hay día de hoy parece tan compleja y tan desconocida para el mundo occidental. Se nota que José Vicente ha hecho una gran labor de documentación, empapándose de todo tipo de información para recrear un ambiente que nos resulta tan lejano. Tanto es así, que el lector tiende a pensar que su autor ha viajado al Tíbet para beber en primera persona de las fuentes del budismo, pero según nos comentó en la entrevista que nos concedió (puedes leerla aquí), ni a viajado al Tíbet ni tiene intención de hacerlo de momento. «Me atrae muchísimo más la Isla de Pascua», -nos comentó, punto geográfico en el que ubica su segunda novela, El llanto de la Isla de Pascua.
Centrándonos en la trama, uno de los hilos argumentales afecta a la familia Norgay, compuesta por padre, madre y dos hijos. Debido a un grave accidente, los dos hijos quedan huérfanos y ambos, aún siendo muy pequeños, recorrerán un camino distinto en solitario, cada uno pensando que el otro ha muerto. Con uno, Thupten, viviremos una historia dura en la que el pequeño será humillado y maltratado a manos de un pastor, un hombre dado a la bebida, proscrito y ladrón que utilizará al pequeño para robar y mendigar. Con el otro, Chögyam, la vida no será mucho más benevolente aunque al menos el trato que reciba será más cálido y agradable pues quedará a cargo de un ermitaño que le enseñará a meditar y a vivir en comunión con la naturaleza.
En el monasterio de Batang asistiremos a un conflicto entre su abad Lobsang Geshe y Dechen, un monje lleno de resentimiento y amargura que trata siempre de crear conflicto entre sus hermanos. Dechen es la oveja negra del rebaño, aquel que rompe sus votos e infringe las normas frecuentemente, un personaje que me ha parecido muy llamativo a juzgar por su comportamiento dentro de la comunidad a la que pertenece.
A su vez, en el monasterio de Tsurpu, los monjes llevan seis años buscando la reencarnación del antiguo Karmapa ya fallecido. Todo lo que se narra en la novela sobre este proceso me ha parecido muy curioso pues describe los pasos que los monjes siguen a la hora de buscar la reencarnación o tulku de un monje anterior, a qué pruebas someten a los pequeños y cómo analizan la reacción del niño ante los objetos del monje en cuestión.
Visto así, La esperanza del Tíbet se construye sobre cuatro hilos, todo un entramado que, a priori, parece contener historias independientes sin puntos de unión pero todas se irán uniendo con las otras hasta llegar a un punto común. Reconozco que me ha gustado la manera en la que José Vicente ha tejido esta trama y la forma en la que va enlazando una historia con otra, para llegar a un final con un giro inesperado que vuelve del revés todo el argumento. Y sobre el desenlace me gustaría pronunciarme pues creo que el autor se ha acelerado a la hora de poner el punto y final a la novela. En escasos dos párrafos José Vicente cierra la historia, sin dejar cabos sueltos, eso sí, pero quizás hubiera estado mejor que desarrollara más ese desenlace con la inclusión de algún diálogo o bien con la descripción de unos hechos que supusieran un broche más brillante. En cualquier caso, es una mera observación personal que no han trastocado mis impresiones finales.
De todos los personajes que transitan por esta novela, me gustaría destacar a Thupten. Es el que peor parado sale pues tiene la mala fortuna de topar con un individuo despiadado que lo engaña nada más conocerlo. A veces, por sus desventuras, me recordaba un poco al Lazarillo de Tormes, ese maravilloso personaje de la novela picaresca española que también tuvo que pasar lo suyo para poder sobrevivir. En cualquier caso, tanto el personaje de un hermano como el del otro se ganan el corazón de los lectores pues uno, desde nuestra cómoda posición, contempla las vicisitudes por las que José Vicente hace pasar a estos dos pequeños y no puede evitar enternecerse.
Algo importante a destacar, al margen de su trama, es que con La esperanza del Tíbet aprenderemos mucho sobre el budismo, la vida monacal, las costumbres, ritos, ofrendas y castigos. Sorprende el dominio que su autor tiene de una religión que hay día de hoy parece tan compleja y tan desconocida para el mundo occidental. Se nota que José Vicente ha hecho una gran labor de documentación, empapándose de todo tipo de información para recrear un ambiente que nos resulta tan lejano. Tanto es así, que el lector tiende a pensar que su autor ha viajado al Tíbet para beber en primera persona de las fuentes del budismo, pero según nos comentó en la entrevista que nos concedió (puedes leerla aquí), ni a viajado al Tíbet ni tiene intención de hacerlo de momento. «Me atrae muchísimo más la Isla de Pascua», -nos comentó, punto geográfico en el que ubica su segunda novela, El llanto de la Isla de Pascua.
Estructurado en seis capítulos numerados de longitud variable y titulados, estos están precedidos por una introducción y cerrados por un epílogo. Cada capítulo se abre con una cita que procede del Vinaya Pitaka, libro sagrado budista, y vienen acompañadas por un mantra que otorga un toque exótico a la novela. José Vicente hace uso de una prosa cadenciosa y elegante e imprime a su novela un ritmo sosegado y agradable, que en muy pocas ocasiones, he deseado que se agilizara, especialmente hacia la segunda mitad, donde la narración se ralentiza ligeramente.
Aparte de ese final un tanto acelerado que antes he comentado, hay algo que he echado en falta y que comenté al autor en su día. A lo largo de la narración aparecen ciertos términos en cursiva de los que desconocía su significado por tratarse de objetos y conceptos budistas. Hubiera estado bien que José Vicente incluyera un glosario o algunas Notas de Autor para que nos aclarara el significado de los mismos. En cualquier caso, si bien no siempre podemos descifrar el significado por el contexto, su desconocimiento tampoco condicionó la lectura.
En definitiva, La esperanza del Tíbet es una novela que me ha sorprendido gratamente porque no esperaba que me fuera a gustar tanto. Creí que la temática y el contexto geo-temporal me iban a aburrir, en cambio he aprendido mucho sobre el budismo y he quedado prendada con la historia de los dos hermanos. Una lectura que, a mi juicio, es recomendable. Ahora toca comprobar si José Vicente ha seguido esta línea en su segunda novela.
Aparte de ese final un tanto acelerado que antes he comentado, hay algo que he echado en falta y que comenté al autor en su día. A lo largo de la narración aparecen ciertos términos en cursiva de los que desconocía su significado por tratarse de objetos y conceptos budistas. Hubiera estado bien que José Vicente incluyera un glosario o algunas Notas de Autor para que nos aclarara el significado de los mismos. En cualquier caso, si bien no siempre podemos descifrar el significado por el contexto, su desconocimiento tampoco condicionó la lectura.
En definitiva, La esperanza del Tíbet es una novela que me ha sorprendido gratamente porque no esperaba que me fuera a gustar tanto. Creí que la temática y el contexto geo-temporal me iban a aburrir, en cambio he aprendido mucho sobre el budismo y he quedado prendada con la historia de los dos hermanos. Una lectura que, a mi juicio, es recomendable. Ahora toca comprobar si José Vicente ha seguido esta línea en su segunda novela.
Tengo muchas ganas de leer algo del autor. Todas las reseñas que he leido sobre cualquiera de sus dos obras dicen cosas muy positivas, asi que espero estrenarme pronto con el.
ResponderEliminarUn beso!
A mí lo que más me gusta de este autor es su capacidad de atraerte a cualquier tema, narrando de forma clara, sencilla y atractiva.
ResponderEliminarDebo de ser de los pocos lectores que tuvo que abandonar la lectura de La esperanza del Tíbet porque no me terminaba de enganchar la historia. Besos.
ResponderEliminarFué toda una sorpresa este libro, me gustó y la verdad es que no me esperaba un libro así
ResponderEliminarMe recuerda mucho a El pequeño Buda. Este tipo de libros se me parecen mucho unos a otros así que lo voy a dejar pasar.
ResponderEliminarBesos
Le tengo muchas ganas. La ambientación me vuelve loca. jejj Besos.
ResponderEliminarMe gustó mucho esta novela, es muy entretenida y me permitió ampliar lo poco que sabía sobre budismo y la cultura tibetana aunque coincido contigo en que estaría bien un glosario
ResponderEliminarBesos
Hombre, así de primeras no me llama mucho... mejor lo dejo pasar ^^
ResponderEliminarUn besote guapa!!
Me atrae más "El llanto de la Isla de Pascua", empezaré por esta.
ResponderEliminarUn beso.
Hoy no me llevo tu recomendación, pero me alegra mucho que te haya resultado una lectura sorprendente. 1beso!
ResponderEliminarEste libro me sorprendió muy gratamente, además de resultarme muy instructivo sobre una cultura y una religión casi desconocida para mí, fue realmente entretenido.
ResponderEliminarBesos.
Es un libro que no me importaría leer, que estoy viendo buenas reseñas. Y a pesar de esos pequeños peros que señalas, veo que también la has disfrutado. Así que si tropiezo con ella, caerá seguro.
ResponderEliminarBesotes!!!
Exótico del todo, por ambientación y por época. Me encantaría leerlo. Un beso
ResponderEliminarTengo muchas ganas de leerla, la verdad
ResponderEliminarBesos
Pese a esa trama bien tejida, y pese al Tibet, un entorno muy tentador no acabo de decidirme con este libro, no sé porqué, quizás la parte del budismo no me llama tanto...
ResponderEliminarGracias y besos
Como te dije, es una novela que me atrae por su ambientación más que nada y no descarto en un futuro leerla pero tiempo al tiempo :-)
ResponderEliminarBesos
Está por todas partes últimamente, no sé las reseñas que llevo leídas ya en muy poco tiempo =)
ResponderEliminarBesotes
La leí hace un tiempo y también fue una sorpresa muy agrado.
ResponderEliminarBesos
Disfruté mucho de esta lectura!!!
ResponderEliminarSaludoss
A este libro le tengo muchas ganas desde hace tiempo, a ver si me hago con él. Un beso!
ResponderEliminarNovela pendiente en mi ereader
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