Año: 2013.
Nacionalidad: Española.
Director: Patxi Amezcua.
Reparto: Ricardo Darín, Belén Rueda, Luis Ziembrowski, Osvaldo Santoro, Guillermo Arengo, Jorge D'Elía, Andrea Carballo.
Género: Thriller.
Sinopsis: Un padre y sus dos hijos juegan a ver quién llega primero a la calle desde su séptimo piso: si el padre en el ascensor o los niños por las escaleras. Cuando el padre llega a la planta baja, resulta que los niños no aparecen, no hay rastro de ellos. Empieza entonces una búsqueda frenética por parte de los padres.
[Información facilitada por Filmaffinity]
¡Cuántas ganas tenía de ver esta película! Las perspectivas no podían ser mejores. Un actor que me gusta mucho. Una actriz a la que he visto brillar en algunos registros. Un argumento que, a priori, resulta atractivo. Pero, una vez más se olvidan de que el espectador no es tonto. No lo somos, no. Somos observadores, tenemos criterio, nos hacemos preguntas y nos gusta obtener respuestas al final. Entonces, ¿por qué engañarnos?
Séptimo narra una historia de desesperación, la que sienten unos padres al comprobar que sus hijos han desaparecido de la forma más tonta posible. Sebastián (Ricardo Darín) y Delia (Belén Rueda) conforman un matrimonio separado y en vías de divorcio por las infidelidades del marido. Tienen dos hijos, Luca y Luna, a los que adoran y por los que darían la vida.
Como cada día Sebas, un abogado que trabaja para un prestigioso bufete de Buenos Aires, recoge a sus hijos para llevarlos al colegio y como cada mañana juegan al juego de las escaleras. ¿Quién llega más rápido hasta la planta baja? ¿El padre por el ascensor? ¿Los niños por las escaleras? Ese día, el descenso de los pequeños conlleva la desaparición de los mismos, sin dejar huella ni rastro. ¿A dónde han ido? ¿Qué les ha ocurrido? ¿Han salido a la calle o siguen dentro del edificio? Los minutos dan paso a las horas y Sebastián está cada vez más desesperado. No entiende qué es lo que ha podido ocurrir. La tensión que siente se ve aumentada por su entorno laboral. Sebas tiene un importante juicio de cuyo veredicto depende el prestigio y la economía del bufete para el que trabaja. Mientras intenta localizar a Luca y Luna recibe insistentes llamadas de teléfono instándolo a acudir a los juzgados cuanto antes, pero los niños no aparecen y la teoría de un secuestro se hace cada vez más evidente.
¿Por qué parece que han secuestrado a los niños? ¿Quiénes son los secuestradores? Se barajan varias teorías y todas son creíbles, y aunque algunas son más inverosímiles que otras, considero que están bien argumentadas. Puede que la vecina que los ha cuidado alguna vez y esté obsesionada por tener hijos tenga algo que ver. O bien, el portero, un tipo al que no le vendría mal un buen puñado de billetes. O ese vecino loco del 5º que siempre se está quejando... Hay más sospechosos. Todos podrían tener un motivo para hacer algo así. ¿Quién habrá sido?
Me gustan los planos que se ofrecen, como las vistas superiores e inferiores de los huecos de escalera o del mismo hueco del ascensor que Sebastián coge una y otra vez recorriendo todas las plantas del inmueble. Los movimientos giratorios de la cámara alrededor del padre desesperado en plena búsqueda incrementan la tensión y el agobio. Y la banda sonora, elemento tan importante en un largometraje y que, en este caso, encaja perfectamente con la tensión del momento.
La interpretación no es, a mi juicio, el punto fuerte la película. Tanto Ricardo Darín como Belén Rueda son buenos actores, al menos, a mí me suelen gustar pero el primero fuerza mucho su desesperación, exagera en ocasiones y eso le resta naturalidad a su actitud. Belén Rueda es quizás un poco más creíble pero no es para tirar cohete. No sé si es que el guión no da más de sí y eso traba el desarrollo de los personajes o que ni ellos mismos se creen lo que nos están contando.
En cualquier caso, son cuestiones a las que tampoco he dado mucha importancia porque lo que más me ha fastidiado de todo en esta película han sido los flecos sueltos y las incongruencias. Si nos paramos a ver la película sin más, resulta entretenida y amena pero a poco que empecemos a preguntarnos por qué se actúa de este modo y no de otro, por qué ocurre esto y no lo otro, surgen dudas que al final no son resueltas. Será que yo necesito tenerlo todo muy mascado pero es que no soporto la carencia de información. Ojo que no hablo de finales abiertos, eso es otra cosa. Hablo de que las posibles incógnitas que emergen se quedan flotando en el limbo sin que nadie nos de la más mínima explicación, la respuesta a mis por qués. Y luego están los tópicos. En pocos minutos, un móvil sin batería, un coche que no arranca, un atasco y un ascensor que no llega a su destino. Todo seguido, pam, pam, pam, una cosa tras otra, pam, pam, pam. Y todo esto, obviamente, cuando más prisa tienes. No.
En definitiva, Séptimo pudo ser lo que al final no fue. Una idea buena con un guión que no cumple. Una película que se deja ver, pero que no cala en el espectador, no en mi caso, precisamente porque no me gusta que me tomen por tonta y que al final me dejen con la eterna pregunta en los labios de ¿pero por qué?
Mi puntuación escasa:
Trailer:
¿Por qué parece que han secuestrado a los niños? ¿Quiénes son los secuestradores? Se barajan varias teorías y todas son creíbles, y aunque algunas son más inverosímiles que otras, considero que están bien argumentadas. Puede que la vecina que los ha cuidado alguna vez y esté obsesionada por tener hijos tenga algo que ver. O bien, el portero, un tipo al que no le vendría mal un buen puñado de billetes. O ese vecino loco del 5º que siempre se está quejando... Hay más sospechosos. Todos podrían tener un motivo para hacer algo así. ¿Quién habrá sido?
Me gustan los planos que se ofrecen, como las vistas superiores e inferiores de los huecos de escalera o del mismo hueco del ascensor que Sebastián coge una y otra vez recorriendo todas las plantas del inmueble. Los movimientos giratorios de la cámara alrededor del padre desesperado en plena búsqueda incrementan la tensión y el agobio. Y la banda sonora, elemento tan importante en un largometraje y que, en este caso, encaja perfectamente con la tensión del momento.
La interpretación no es, a mi juicio, el punto fuerte la película. Tanto Ricardo Darín como Belén Rueda son buenos actores, al menos, a mí me suelen gustar pero el primero fuerza mucho su desesperación, exagera en ocasiones y eso le resta naturalidad a su actitud. Belén Rueda es quizás un poco más creíble pero no es para tirar cohete. No sé si es que el guión no da más de sí y eso traba el desarrollo de los personajes o que ni ellos mismos se creen lo que nos están contando.
En cualquier caso, son cuestiones a las que tampoco he dado mucha importancia porque lo que más me ha fastidiado de todo en esta película han sido los flecos sueltos y las incongruencias. Si nos paramos a ver la película sin más, resulta entretenida y amena pero a poco que empecemos a preguntarnos por qué se actúa de este modo y no de otro, por qué ocurre esto y no lo otro, surgen dudas que al final no son resueltas. Será que yo necesito tenerlo todo muy mascado pero es que no soporto la carencia de información. Ojo que no hablo de finales abiertos, eso es otra cosa. Hablo de que las posibles incógnitas que emergen se quedan flotando en el limbo sin que nadie nos de la más mínima explicación, la respuesta a mis por qués. Y luego están los tópicos. En pocos minutos, un móvil sin batería, un coche que no arranca, un atasco y un ascensor que no llega a su destino. Todo seguido, pam, pam, pam, una cosa tras otra, pam, pam, pam. Y todo esto, obviamente, cuando más prisa tienes. No.
En definitiva, Séptimo pudo ser lo que al final no fue. Una idea buena con un guión que no cumple. Una película que se deja ver, pero que no cala en el espectador, no en mi caso, precisamente porque no me gusta que me tomen por tonta y que al final me dejen con la eterna pregunta en los labios de ¿pero por qué?
Mi puntuación escasa:
Trailer: